Se cumplen 25 años del triunfo frente al Deportivo que le dio el campeonato liguero al equipo de Jorge Valdano
El sábado 3 de junio 1995, tal día como hoy de hace 25 años, el Real Madrid se adjudicaba el título de Liga de la temporada 1994-95. Fue en la jornada 36 frente al Deportivo de La Coruña, el equipo que se estaba jugando el campeonato con el Real Madrid. Un encuentro que tenía los mimbres para ser considerado una especie de Final por la Liga y que, además, se jugaba en el Santiago Bernabéu. Un partido para sentenciar una Liga muy deseada y por la que se había trabajado muy duro desde hacía meses. Un partido para volver a celebrar una Liga que se resistía desde el año 1990. Los cinco campeonatos del Madrid de la Quinta del Buitre se quedaban ya atrás y había urgencias que saciar. Afortunadamente aquella Historia tuvo final feliz y los madridistas volvieron a festejar una Liga. Lo celebraron en el césped una vez concluido el encuentro y después en Cibeles, donde los jugadores, acompañados por el propio presidente Ramón Mendoza y directivos como Lorenzo Sanz, se subieron a la fuente de la diosa.
Se trata de una de las Ligas más celebradas por los madridistas y una de las que más grato recuerdo me han dejado. En los años noventa el equipo blanco sólo ganó dos Ligas y en ambos casos fueron títulos muy similares. Las Ligas de la temporada 1994-95 y 1996-97 fueron muy deseadas, con el Club teniendo muy claro que el objetivo era ganar el campeonato de la regularidad y habiendo realizado importantes fichajes para la campaña. En el verano de 1994 el Real Madrid se había reforzado a conciencia con la llegada de Laudrup, Redondo, Quique Sánchez Flores, Cañizares y Amavisca. Entre ellos y los jugadores que ya estaban en plantilla, más el grato refuerzo que supuso la entrada de Raúl en el equipo con el ejercicio ya empezado, se conformó un bloque que nos devolvió la ilusión y que nos hizo disfrutar a lo largo de la temporada. Se puso fin a una sequía de cuatro años muy duros en los que dos Supercopas y la Copa del Rey de 1993 resultaron de poco consuelo para un Madrid que perdió dos Ligas en Tenerife y siguió recopilando disgustos en las competiciones europeas.
El conjunto de Jorge Valdano fue el máximo favorito a ganar la Liga desde el principio y jugó muy bien al fútbol. En cuanto pasaron las jornadas y se instaló en el liderato aguantó en lo más alto hasta el final, pero sí que es cierto que en el tramo final de la temporada surgieron algunos nervios lógicos de la presión de llevar varios años fallando en la pelea por la Liga. De hecho, estaban todavía demasiado recientes los reveses sufridos en Tenerife. En aquella ocasión, la por aquella época siempre dolorosa visita a Tenerife se había saldado con un triunfo madridista por 0-1. El inicio del mes de mayo, con la meta a la vista, se complicó un poco con un empate a cero frente a la Real Sociedad en el Bernabéu y una derrota en el Carlos Tartiere frente a un Oviedo que le dio mucha guerra al Madrid en la década de los noventa. Precisamente por todo eso resultó tan importante el triunfo frente al Valladolid con el solitario gol de Chendo. El Real Madrid acudió al Nou Camp con opciones de cantar el alirón pero perdió 1-0. La siguiente oportunidad para cerrar la Liga como Campeones sería una semana más tarde frente al Deportivo de La Coruña, segundo clasificado. El líder, con 51 puntos, recibía a su más inmediato perseguidor, que contaba con 47 puntos. Los de Arsenio Iglesias acudían al Bernabéu obligados a ganar para mantener sus opciones de pelear la Liga poniéndose a 2 puntos del Madrid con dos jornadas por jugarse. Para los madridistas, un empate aplazaba la fiesta aunque dejaba el título en bandeja. La victoria suponía ser Campeones.
El partido
A las nueve de la noche, a plena luz del día con el verano ya tan próximo, echó a rodar el balón. El encuentro se televisó en directo. Pitó el colegiado Antonio Jesús López Nieto. Empujado por el público de un Santiago Bernabéu lleno a reventar el Real Madrid salió muy fuerte y empezó a acumular ocasiones desde el primer minuto, incluyendo un claro penalti no señalado sobre Zamorano. El gol no llegó hasta el tramo final del primer tiempo tras una buena jugada entre Martín Vázquez y Fernando Redondo que finalizó con un magnífico pase al área. José Emilio Amavisca recibió el esférico y disparó con la zurda raso y al palo corto superando a Liaño. Gol del Real Madrid que el cántabro festejó con aquella famosa celebración que tan popular hizo aquel año arrodillándose y señalando al cielo. Gol importantísimo para marcharse al descanso por delante en el marcador. Quedaban otros 45 minutos para ser Campeones, pero la cosa no iba a ser sencilla. Al Súper Dépor no le quedaba más remedio que apretar y en el segundo tiempo dispuso de aproximaciones de peligro hasta que el brasileño Bebeto, de potente disparo, consiguió igualar el marcador 1-1. Era el minuto 68 y los foráneos se habían enganchado al partido. Se percibían los nervios en el campo y en las gradas pero, por fin, en el minuto 85 la angustia se disipó... Michael Laudrup envió el balón a la banda izquierda donde Amavisca recibió para enviar un magnífico pase largo a la derecha, por donde se incorporaba en ataque Iván Zamorano. El chileno tocó con el pecho y el esférico avanzó para botar ya dentro del área. Sin dejar de correr, Zamorano conectó un fortísimo disparo y, aunque el arquero visitante llegó a tocarlo, el esférico pegó en el poste antes de alojarse definitivamente en las redes de la portería. ¡Gol del Real Madrid! El 2-1 fue celebrado como se merecía. El delantero madridista se cercioró bien de que la pelota había entrado antes de empezar a correr y despojarse de la camiseta. Sanchís fue el primer jugador que alcanzó al ariete para fundirse juntos con un abrazo en el suelo antes de que llegara el resto del equipo para hacer la piña.
Recuerdo perfectamente la emoción y los nervios de los últimos minutos. No se me olvidará jamás un plano de televisión, a falta de un minuto para alcanzar el 90', cuando el Deportivo se disponía a lanzar un saque de esquina. La cámara enfocó al banquillo y allí estaban, de pie, Jorge Valdano junto a Michael Laudrup y Rafael Martín Vázquez. Los dos jugadores, titulares ese día, habían sido sustituidos pero estaban allí quietos, a pie de campo, siguiendo con atención lo que sucedía en el césped. Deseando de escuchar el pitido final, como estábamos todos. Y, por fin, se acabó. ¡Campeones de Liga! Victoria 2-1 frente al Deportivo y el Real Madrid Campeón de Liga. La pareja de moda fue decisiva un partido más. Precisamente Amavisca y Zamorano, dos futbolistas que en principio no contaban para Valdano, fueron los grandes protagonistas del equipo a lo largo de la temporada. De casi tener que buscarse otro sitio para jugar a ser titulares indiscutibles. La gran revelación de la temporada y el goleador que se acabaría llevando el Pichichi. Y precisamente ellos fueron los dos goleadores frente al Deportivo en un encuentro que fue el perfecto resumen de lo que fue aquella temporada.
Ha pasado un cuarto de siglo y no se me olvida la alegría de aquella noche del sábado 3 de junio de 1995. Mi alegría y la de todos los madridistas. La alegría de los jugadores, que celebraron aquel triunfo dando rienda suelta a sus emociones como Zamorano, que lloró de felicidad culminando una campaña que inició casi con un pie fuera y que acabó siendo el Pichichi de la temporada 1994-95. La alegría de un recién llegado Raúl que, bufanda en mano, correteaba por la hierba junto a sus compañeros. La felicidad de Quique Sánchez Flores, que jugó ese día con dos crespones negros recordando a su primo Antonio Flores y a su tía Lola, recientemente fallecidos. La alegría de los suplentes y los no convocados, que también saltaron al césped vestidos de calle capitaneados por un Míchel todavía inactivo por la lesión que había sufrido medio año antes en Anoeta... La fiesta continuaría después en Cibeles y en la cena de los campeones.
Fue un placer seguir los festejos primero por televisión y después por la radio. Y la satisfacción de comprar los periódicos al día siguiente. Marca sacó dos ediciones, una con un escudo del Real Madrid a toda página y una foto en recuadro de Zamorano despojándose de la camiseta tras marcar el 2-1. "26 veces Campeón. ¡Hala Madrid!", titulaba el rotativo. En su otra edición la foto en grande era también para Zamorano, mirando al cielo. "El Real Madrid, con un gol de Zamorano, alcanza... ¡La gloria!". También hacían un juego de palabras a modo de antetítulo contabilizando las Ligas del Real Madrid y los goles del Pichichi chileno. "Van 26, Iván 28". Esa misma semana, Iván Zamorano también sería portada de la revista Don Balón que, cómo no, se hacía eco del triunfo madridista. "Cinco años después, el Real Madrid Campeón. Alirón blanco", titulaba en su primera página. El mes de junio ya había empezado y desde días antes la revista Real Madrid estaba en los kioscos. El Club editó un número especial monográfico en el que se recogió con detalle todos los pormenores de la Liga recién ganada, numerosas fotografías y un gran póster de la plantilla.
Todos los títulos son muy especiales, y aquellas dos Ligas de los noventa realmente lo fueron. Disfruté muchísimo de niño con los cinco campeonatos consecutivos de la Quinta del Buitre, pero en los noventa entendí lo difícil que resultaba ganarlos y después de cuatro años muy duros, sobre todo con los dos disgustos de Tenerife, ganar la Liga de la temporada 1994-95 resultó ser tremendamente gratificante. Fue un año en el que lo que queríamos era ganar la Liga y se consiguió. Casi lo fiamos todo a esa carta y, afortunadamente, lo conseguimos. Volvíamos a ser Campeones de Liga.
REAL MADRID: Buyo, Quique Flores, Hierro, Sanchís, Lasa, Luis Enrique,
Redondo, Laudrup (Sandro, 88′), Martín Vázquez (Raúl, 64′), Amavisca y Zamorano.
DEPORTIVO DE LA CORUÑA: Liaño,
Boro, Ribera, Djukic, Nando, Aldana (Alfredo, 59′), Donato,
Fran, López Recarte, Bebeto y Manjarín (José Ramón, 62′).
GOLES
1-0 min. 39 Amavisca
1-1 min. 68 Bebeto
2-1 min. 85 Zamorano
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