El jugador eslovaco falleció en un accidente mientras se encontraba de vacaciones
Octubre de 1993. Por primera vez me compraba dos ejemplares iguales de la revista Don Balón. Era el número 936, correspondiente a la semana del 5 al 11 de aquel mes. En portada Predrag Mijatovic, entonces jugador del Valencia y que años después nos daría La Séptima. En páginas centrales la revista regalaba un póster de Peter Dubovsky y ese era el motivo de que adquiriese dos ejemplares, uno para conservarlo intacto en la colección y otro para recortar fotografías y pegar el póster en la pared de la habitación. También recuerdo lo mucho que me costó que su cromo me saliera en los sobres de la colección de Ediciones Este. Era uno de los 'coloca' del álbum de aquel año. Dubovsky jugó en el Real Madrid en ese periodo de nuestras vidas en el que vivimos el fútbol de manera más intensa y especial, cuando estás pasando de la infancia a la adolescencia. Y a veces te encariñas de un jugador no sabes muy bien por qué. No sé por qué, pero yo quería con todas mis ganas que a Dubovsky le salieran bien las cosas en el Real Madrid.
Nacido en Bratislava, Eslovaquia, el 7 de mayo de 1972, Peter Dubovsky había destacado por su calidad técnica y su zurda exquista desde muy temprano. Con 19 años ya era Internacional con Checoslovaquia y jugaba con el Slovan Bratislava. Con el equipo de su ciudad natal se enfrentó al Real Madrid en la primera ronda de la Copa de la UEFA de la temporada 1991-92 y anotó el gol de los locales en el triunfo 1-2 del conjunto de Radomir Antic. Míchel adelantó a los blancos de penalti, Dubovsky de cabeza puso las tablas y Butragueño remachó a la red un balón repelido por el portero tras disparo de Prosinecki. En la vuelta los dos equipos empataron a uno. Alfonso cabeceó un centro de Villarroya para anotar el 1-0 y los foráneos igualaron con un centro chut con el encuentro ya casi terminado. Era el 1 de octubre de 1991 y era la primera vez que Peter Dubovsky, con el dorsal 10 a la espalda, jugaba en el Santiago Bernabéu. Pocos podían pensar, seguramente ni él mismo tampoco, que un par de años después volvería al mismo escenario pero para vestir la camiseta blanca.
Dubovsky aterrizó en el Santiago Bernabéu con 21 años en la temporada 1993-94, es decir, llegó muy joven y en una de las peores temporadas de la Historia del Real Madrid, lo que ya de por sí era un problema para un recién llegado que desconocía el idioma y que tenía que aclimatarse a la ciudad, a sus nuevos compañeros y a un equipo que vivió ese año un terremoto tras otro. Derrotas, críticas continuas al equipo, broncas, cambio de entrenador, más derrotas...
No tuvo mucha suerte, la verdad. Ni siquiera llegó a poder presentarse con el resto de la plantilla el 27 de julio de 1993. Quienes posaron como novedades ese día fueron Rafael Alkorta y Claudemir Vítor, pero el presidente Ramón Mendoza anunció que aún quedaba una "sorpresa". Se trataba de la llegada de Peter Dubovsky, que no fue presentado oficialmente y se incorporó directamente a los entrenamientos de Benito Floro el 4 de agosto. Allí en la Ciudad Deportiva se le realizaron las primeras fotografías como madridista vistiendo la camiseta Hummel de la temporada 1992-93, puesto que no se había estrenado todavía la nueva equipación del equipo. "Quiero ayudar al Madrid a ganar títulos", destacaba la Revista oficial del Club en la entrevista que le realizó al nuevo jugador blanco el periodista Javier Palomino. Una entrevista en la que Dubovsky incidía en su necesidad de aprender el idioma lo antes posible para salvar la barrera idiomática. Llegó sin saber una palabra de español, lógico, y con quien hizo rápidamente buenas migas fue con el chileno Iván Zamorano, que hablaba algo de alemán tras su paso por el St. Gallen suizo. Se le definía como jugador polivalente aunque en aquella entrevista se decantaba por actuar en el centro del campo mejor que en la delantera. Sin embargo, Dubovsky llegaba a España con la vitola de goleador después de haber sido el máximo realizador de Checoslovaquia en las temporadas 1991-92 y 1992-93. De ahí la portada de Don Balón en agosto de 1993 con la que se presentaba al jugador. "El nuevo fichaje del Madrid ha marcado 51 tantos en las dos últimas temporadas... Dugolsky", titulaba el semanario.
De su primera entrevista en la Revista Real Madrid hay un pasaje muy importante y es el de las últimas palabras del jugador. Javier Palomino le pregunta qué le diría a la afición madridista y Dubovsky responde que quiere saludarla y agradecer "las muestras continuas de apoyo" recibidas. Pero añade algo más... "Me gustaría pedirles una cosa: Que tengan paciencia al principio, porque los inicios siempre son difíciles. Me gustaría que tuvieran paciencia conmigo, aunque yo intentaré no defraudarles", rogaba el nuevo futbolista del Real Madrid.
Dubovsky pedía "paciencia" y en el Real Madrid eso es muy difícil. Más aún si la situación es complicada. A primeros de octubre de 1993, cuando yo me compraba aquellos dos ejemplares de Don Balón y colocaba el póster de Dubovsky en la pared junto a mi cama, la situación del Real Madrid era terrorífica. En la cuarta jornada liguera el equipo de Benito Floro estaba en puestos de descenso directo y en la quinta conseguimos salir gracias al punto sumado en el empate a cero del derbi con el Atlético. Las críticas contra el juego del equipo en aquel partido disputado en el Calderón fueron feroces. En cinco partidos de Liga sólo habíamos ganado uno, el de la primera jornada en Pamplona por 1-4 frente a Osasuna. A continuación se perdió 1-3 en el Bernabéu con el Valladolid, 4-0 en Riazor frente al Deportivo y 0-1 de nuevo en el Bernabéu con el Oviedo. El inicio de la temporada 1993-94 fue un absoluto desastre que marcaría la trayectoria del equipo para el resto del año. Con sólo un mes de competición oficial a las espaldas uno de los nuevos fichajes, Claudemir Vitor, ya había sido sentenciado y desapareció del mapa señalado como uno de los principales responsables de la mala marcha del equipo. No volvería a jugar y regresaría a Brasil en diciembre con un pobre bagaje de tres partidos jugados con el Real Madrid.
El único respiro en aquel tremendo inicio de campaña llegó en la primera ronda de la Recopa de Europa que se jugó contra el Lugano. En el estreno europeo se ganó 3-0 y Peter Dubovsky fue el encargado de marcar el primer gol del partido, es decir, el eslovaco anotó el primer tanto del Madrid en aquella edición europea. Un gol precioso, por cierto, un centro al área de Míchel buscando a Butragueño que se pasó de largo pero que Peter, jugando de centrocampista con el 11 a la espalda, aprovechó ajustando el balón al primer poste casi sin ángulo. Un golazo. Recuerdo que a través de la televisión se apreciaba la intensidad con la que se celebró en el campo aquel gol. Francamente tengo la impresión de que había muchas ganas de ver al chaval triunfar. Por alguna razón Peter Dubovsky cayó en gracia. Se le veía como a un jugador que trabajaba, que no se metía en líos, no protestaba, no realizaba declaraciones altisonantes... De hecho, yo incluso diría que no realizaba declaraciones. Seguramente tenía mucho que ver la ya mencionada barrera idiomática pero, sobre todo, el carácter del jugador. Todos los que le conocieron y todos los perfiles biográficos que se le han dedicado mencionan a una persona muy tímida e introvertida. Se le achacaba cierta frialdad y quizás eso terminó transmitiéndose también en el campo. Quizás le faltó un poco más de 'mala leche' para triunfar en un Club como el Real Madrid...
En cualquier caso la situación del equipo, como acabamos de recordar, no era la más idónea para un futbolista recién llegado. Dubovsky fue titular en tres de los cuatro primeros partidos de Liga por lo que, de alguna manera, fue uno de los que 'pagó el pato' por los resultados del equipo. No le pasó como a Vitor, pero sí que es cierto que le costó un poco más entrar a jugar a partir de entonces. La competencia, además, era muy dura. Zamorano y Butragueño eran titulares fijos pese a que no firmaron su mejor campaña. De hecho, el chileno acabaría atravesando una durísima sequía goleadora que se prolongó durante una vuelta entera y el Buitre dejó síntomas de que sus mejores días ya habían pasado. A eso se sumó la eclosión de Alfonso, que hasta su lesión en enero de 1994 se destapó como el jugador más en forma del equipo. Aun así, a Alfonso le costó un poco ganarse un puesto en el equipo porque Benito Floro era reticente a cambiar de esquema de juego y para no tocar la delantera hacía jugar a Alfonso de centrocampista por el carril izquierdo, es decir, el puesto ideal donde Dubovsky podría destacar con su zurda prodigiosa y su capacidad ofensiva. En resumidas cuentas, tanto en la delantera como el mediocampo había que competir con Zamorano, Butragueño, Alfonso y Martín Vázquez. Contando al eslovaco había cinco jugadores de primer nivel para tres puestos. Había otro problema, además: Dubovsky ocupaba plaza de extranjero en una época en la que sólo podían jugar tres de los cuatro foráneos que había por plantilla.
Al final hubo minutos para todos. El ostracismo de Vitor hasta terminar su cesión en diciembre propició que la limitación de extranjeros no fuese un freno para Dubovsky. Zamorano, Prosinecki y él podrían jugar juntos sin ningún problema. Por otra parte Butragueño perdió la condición de indiscutible que llevaba manteniendo a lo largo de toda su carrera y empezó a visitar el banquillo en algún partido, lo que dejaba una vacante arriba que podía ser cubierta por Alfonso. El caso es que hubo posibilidades de jugar, más aún cuando Alfonso se fastidió la rodilla en Barcelona para todo lo que restaba de temporada, abriendo la puerta también a jugadores del filial como Dani y Morales. El eslovaco participó en el triunfo 3-1 frente al Barcelona de la ida de la Supercopa que se adjudicaría el Real Madrid en el único momento de alegría de aquel complicado ejercicio. Entre unas cosas y otras Dubovsky llegó a participar bastante en su primera campaña como madridista disputando 36 partidos oficiales y marcando 2 goles. El segundo lo anotó en la jornada 30 de Liga, un emocionante encuentro con el Valencia en el Bernabéu en el que hubo que remontar el 0-1 de Mendieta. Dubovsky, que aquella tarde jugó de delantero centro con el 9 a la espalda, marcó el 1-1 con un disparo ajustado al palo. Con la zurda, por supuesto. Después marcaría Prosinecki el 2-1, Álvaro el 2-2 para el Valencia y Butragueño el 3-2 con el que se ganaría el partido. Fue el último triunfo de la temporada en el que participó Dubovsky. Tras el cese de Benito Floro y la llegada de Vicente Del Bosque las cosas no cambiaron mucho y se perdieron tres de los últimos cinco partidos de Liga. Dubovsky no participó en la Copa Iberia.
Temporada 1994-95
De cara a la temporada 1994-95 parecía que las cosas mejorarían puesto que el nuevo entrenador, Jorge Valdano, manifestó en varias ocasiones que contaba con el jugador y arrancó la pretemporada jugando. Con el que no contaba era con Zamorano, así que mientras llegaba el fichaje de un nuevo delantero, presumiblemente extranjero, Dubovsky estaba llamado a ser uno de los tres foráneos del equipo junto a los recién llegados Michael Laudrup y Fernando Redondo. Al final Rubén Sosa no llegó, como se había llegado a barajar, pero resultó que Zamorano volvió a encontrar el olfato goleador en los torneos veraniegos y de descartado por Valdano pasó a titularísimo. Junto a Zamorano otro de los teóricos descartes, Amavisca, también encontró su sitio. La nueva lesión de Alfonso en la primera jornada de Liga supuso una oportunidad que el cántabro aprovechó primero jugando como delantero y después como centrocampista por la izquierda. Dubovsky, en cualquier caso, arrancó el mes de septiembre dentro de la dinámica del equipo. Jugó los noventa minutos acompañando a Zamorano en la delantera en el triunfo 2-0 frente al Logroñés de la segunda jornada y también fue titular en la Copa de la UEFA frente al Sporting de Portugal y en la tercera jornada en Albacete. En ese encuentro, sin embargo, la temprana expulsión de Luis Enrique a los 25 minutos obligó a Valdano a modificar al equipo y retiró al eslovaco para dar entrada a Chendo. No tenía suerte un Dubovsky que empezó a perder protagonismo. Dispuso de minutos en Moscú en Copa de la UEFA pero su siguiente aparición como madridista sería una metáfora de lo que fue su segunda temporada en el Real Madrid...
Fue el domingo 23 de octubre de 1994, el día de la vuelta de Fernando Redondo con el Compostela tras la lesión de pretemporada que le había dejado en el dique seco desde que arrancó la campaña oficial. El Madrid alineó de inicio al argentino junto a Zamorano y Laudrup. Como hasta entonces no había habido problema por la ausencia de Redondo el entrenador se olvidó de la limitación de tres extranjeros y cuando en el minuto 80 retiró a Luis Enrique para dar entrada a Dubovsky se dio la circunstancia de que los cuatro extranjeros estaban sobre el terreno de juego. Automáticamente el cuerpo técnico se dio cuenta del error y Valdano retiró de inmediato a Dubovsky, que sólo estuvo un minuto en el césped. El Madrid se quedó con diez al haber agotado los dos cambios y el Compostela sacó un empate a uno del Bernabéu aquella tarde. Definitivamente Dubovsky no tenía suerte. La vuelta de Fernando Redondo y el gran estado de forma de Michael Laudrup y Zamorano relegaron a Dubovsky a la condición de cuarto extranjero. Ahí sí que empezó a tener definitivamente un panorama muy oscuro para jugar. La siguiente aparición de Dubovsky con el Madrid llegaría en otro encuentro de mal recuerdo para la parroquia madridista, puesto que jugó la última media hora del partido contra el Odense. La eliminación de la Copa de la UEFA y la posterior eliminación de la Copa del Rey con el Valencia supusieron otra limitación más para jugar. Centrado en ganar la Liga el Real Madrid confió en un bloque de titulares que se mantendría ya hasta finalizar la campaña. Peter Dubovsky sólo dispondría de unos minutos como suplente en la jornada 28 frente al Zaragoza. Era el domingo 9 de abril de 1995 y ese día nuestro protagonista marcó un gol. Un golazo. Su tercer y último tanto como madridista. Tremendo disparo... ¡con la diestra! desde fuera del área que clavó cerca de la escuadra derecha. En la jornada 30, frente al Valencia, disputó sus últimos quince minutos oficiales como jugador del Real Madrid.
Su paso por el Real Madrid se cerró con 45 partidos oficiales y 3 goles. Una Liga y una Supercopa de España aparecen en su palmarés como jugador blanco. Dejó pinceladas. Hay quien le recuerda por su destreza con el balón en los entrenamientos. Cuentan que en la Ciudad Deportiva los futbolistas jugaban a tratar de colocar el balón encima de la red de la portería y que siempre ganaba Dubovsky con sus lanzamientos con la zurda. Nadie dudaba de la calidad de su pierna izquierda pero le faltó dar algo más para tener éxito en el Bernabéu. No triunfó, pero no fue un jugador maltratado por el exigente público blanco. De hecho, creo que se le tenía cierto aprecio. Y sus compañeros también le tenían en estima. Mantuvo una relación cercana con Zamorano y Amavisca, que le puso de nombre a su perro Dubo en honor a su amigo Dubovsky. Pero en el Real Madrid hacía falta algo más...
No siguió en Madrid. Peter Dubovsky se asentó en Oviedo junto a su novia y su segunda etapa en el fútbol español dejó huella entre los aficionados asturianos que le recuerdan con mucho cariño. Allí pasó 5 temporadas consagrándose como uno de los mejores jugadores del Oviedo de la segunda mitad de los noventa. Disputó 131 partidos oficiales y marcó 19 goles con la camiseta de los carbayones. Con sus virtudes y defectos se ganó al público del Carlos Tartiere, donde dio rienda suelta a su talento. A veces irregular, otras genial, Dubovsky era un futbolista distinto y decisivo. Se encontraba además muy a gusto en Oviedo, ciudad más tranquila que Madrid y que le recordaba mucho a su Bratislava.
La
sección '75 preguntas' de la revista Don Balón publicó en una ocasión un formulario a
Dubovsky en el que la penúltima cuestión que le hacían al eslovaco era
¿Prefiere vivir mucho, llegar a edad avanzada en estado precario o morir
antes pero con calidad de vida? "Me gustaría tener buena salud siempre,
y morir a los 100 años", respondía el jugador. No tuvo suerte... La
tragedia se cruzó con él y se quedó en 28 años. Nos dejaba tal día como hoy de hace 20 años. El 23 de junio del año 2000 los espacios deportivos de los informativos comunicaban la noticia de la muerte de Peter Dubovsky, futbolista del Oviedo, en un desgraciado accidente mientras se encontraba de vacaciones en Tailandia.
Impresiona conocer la muerte de un futbolista al que has visto jugar en tu equipo. Dubovsky, junto a Juanito y José Antonio Reyes conforman la nómina de los únicos jugadores a los que he visto jugar en el Real Madrid y que desgraciadamente han fallecido. Sentí muchísimo la muerte de Dubovsky. Tras su salida del Club blanco yo nunca retiré el póster de mi habitación. Estuvo allí colgado un buen puñado de años. Él y Hagi, pese a no triunfar en el Real Madrid, compartieron pared con los pósters de otras figuras de los ochenta y noventa como Juanito, Butragueño, Chendo, Hugo Sánchez, Laudrup, Redondo, Raúl, Suker, Mijatovic, Seedorf... Pero el póster de Dubovsky, realizado con una fotografía de Juan Navarro, no lo quité. Seguí su trayectoria en el Oviedo y me alegré mucho de que las cosas le marcharan bien allí.
Que a Dubovsky se le recuerde con cariño en Oviedo me parece algo normal, pero sí que me ha sorprendido un poco descubrir a lo largo de estos últimos años que no soy el único madridista que le recuerda con aprecio. Los aficionados suelen ser un poco crueles en ocasiones con los futbolistas que no triunfan. Con Dubovsky creo que no fue el caso. No es una leyenda, no ganó grandes títulos y sólo dejó pinceladas con la camiseta blanca de lo que pudo haber sido. Pero quedó el respeto hacia un futbolista que no me cansaré de repetir que no tuvo nada de suerte con nosotros. Y, sobre todo, alguien que transmitía muy buenas sensaciones como persona. "Dicen que soy frío, pero me considero más calculador que frío y soy buena persona, quiero mucho a mis amigos", contaba el malogrado jugador en Don Balón. Hoy, veinte años después de su muerte, son muchos los que le recuerdan a través de las redes sociales con mensajes que demuestran que Peter Dubovsky dejó huella de alguna manera en lo personal y en lo futbolístico.
Desde 'Historias del Real Madrid' quiero tener mi pequeño homenaje para él con motivo de este aniversario. Se te recuerda con cariño, Peter. Descansa en paz.
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