jueves, 30 de octubre de 2014

LOS PRIMEROS PASOS DE RAÚL

Buceando en los inicios futbolísticos del legendario delantero

Raúl González Blanco nació en Madrid el 27 de junio de 1977. Creció en el barrio de San Cristóbal de los Ángeles, donde empezó a hacer sus primeros goles antes de recalar en las divisiones inferiores del Atlético de Madrid. Con el club colchonero pronto da muestras de su potencial como delantero y se erige en una de sus perlas a base de goles.

En el año 1992, el Atlético de Madrid prescinde de su fútbol base eliminando las categorías inferiores. En el verano de aquel año, sin equipo, Raúl acaba recalando en el Real Madrid.

La temporada 1992-93, por tanto, es su primera campaña en la cantera del Real Madrid. Juega en el equipo Cadete. Raúl tiene quince años y sigue demostrando una capacidad asombrosa para marcar goles. Es un delantero con un instinto anotador insaciable.

El siguiente ejercicio, el de la temporada 1993-94, lo empieza disputando con los juveniles. Inicia la campaña en el Juvenil B, pero en seguida asciende al Juvenil A. Ni siquiera termina con ellos la temporada. Antes de finalizar el curso, Raúl asciende al Real Madrid Sub-19. Tres equipos en un año.

Arranca la temporada 1994-95. Raúl sigue quemando etapas a una velocidad vertiginosa. Tiene 17 años recién cumplidos y ya está jugando con el Real Madrid C, en Segunda División B, a las órdenes de Toni Grande. Pese a que hay ciertos temores de que, dada su juventud, no se adapte bien a una categoría en la que se va a medir a jugadores veteranos, el madrileño responde de la mejor manera posible. Haciendo goles.

Ya ha llamado la atención de todos los estamentos técnicos de la Ciudad Deportiva. Tienen una joya en la cantera. Y en el primer equipo está Jorge Valdano, que cuenta con los jóvenes. Raúl debuta en Oviedo con el primer equipo y marca un gol. Disputa un segundo amistoso internacional en Alemania.

Antes de llegar al primer equipo, y siendo aún jugador del Real Madrid C, Raúl debuta en la Selección Sub-18 en un partido frente a Finlandia en el que consigue anotar dos goles.

Sábado 22 de octubre de 1994. Justo una semana antes del debut de Zaragoza. Raúl, delantero del Real Madrid C, juega con el Real Madrid B, el Castilla, para que nos entendamos, en Segunda División. Es un partido en el que el Palamós doblega al filial madridista por 2-1. En el equipo de Rafa Benítez, técnico del segundo equipo blanco, Raúl es titular junto a jugadores mayores que él como Fernando Sanz, Jaime, Sandro... Algunos, como Dani y Marcos, incluso ya han jugado algunos partidos con el primer equipo.

Aquel fue su único partido en el Real Madrid B y el único choque que disputó en Segunda División. Siete días después jugaba el partido de Zaragoza y pasaba directamente del Real Madrid C a la primera plantilla del Real Madrid, de la que no se apearía ya durante los siguientes dieciséis años.

El 29 de octubre de 1994 se inició la carrera en el primer equipo del Real Madrid de uno de los mejores jugadores de la historia del club. El resto es de sobra conocido.

miércoles, 29 de octubre de 2014

VEINTE AÑOS CON RAÚL

Hoy se cumplen dos décadas del debut del mítico delantero del Real Madrid

No nos pilló por sorpresa. Jorge Valdano ya había adelantado antes de que el equipo viajara a Zaragoza que el joven Raúl González jugaría como titular en La Romareda. El sábado 29 de octubre de 1994, es decir, tal día como hoy de hace veinte años, jugó su primer partido oficial un futbolista que se acabaría convirtiendo en santo y seña del madridismo durante más de una década y media antes de pasar a ser uno de los mitos legendarios del Real Madrid.

Estaba claro que Emilio Butragueño estaba viviendo la etapa final de su carrera deportiva en el Santiago Bernabéu. Costaba imaginarse un Real Madrid sin Butragueño. Sobre todo a mí, que había seguido todo su trayectoria deportiva. El Buitre empezó a jugar en el Madrid justo cuando yo me aficioné, de niño, al fútbol. El Buitre me había acompañado desde entonces. Toda una vida, podría decirse. Pero era consciente de que algún día tendría que llegar el final. Y por aquel entonces, en 1994, todos pensábamos que el testigo de Butragueño pasaría a las manos de Alfonso, que había sido designado por la prensa durante las anteriores temporadas como el sucesor natural del líder de la Quinta.

Sin embargo, las lesiones se lo estaban poniendo muy difícil al de Getafe. Como ya he llegado a contar en 'Historias del Real Madrid', Alfonso sufrió una gravísima lesión de rodilla en enero de 1994, cuando atravesaba su mejor momento y ya parecía haberse hecho un hueco titular en el equipo entrenado, entonces, por Benito Floro. Hablo de la campaña 1993-94. Se recuperó para iniciar la campaña 1994-95 como titular y como titular jugó el primer partido de Liga en Sevilla, en el que una dura entrada le volvió a dejar en el dique seco. Su ausencia fue aprovechada por José Emilio Amavisca, que se convirtió en uno de los destacados del inicio de campaña actuando en punta junto a Iván Zamorano.

No lo tendría fácil Alfonso para volver a jugar con asiduidad en una plantilla en la que, además de seguir Butragueño, no lo olvidemos, estaban Dani García Lara, canterano que había debutado junto a José Luis Morales durante la anterior campaña 1993-94 y Peter Dubovsky (QEPD).

Sin embargo, iba a irrumpir en escena otro canterano que les iba a quitar el puesto de titular a todos ellos. Raúl González Blanco, de 17 años de edad, estaba cuajando grandes actuaciones con el Real Madrid C y ya había marcado dos goles en dos encuentros amistosos disputados con el primer equipo. Jorge Valdano apostó por él y no se equivocó.

Debut en Zaragoza

Aquel sábado de finales de octubre, Rafael Martín Vázquez era baja por lesión. Valdano decidió suplir su ausencia colocando a José Emilio Amavisca en el centro del campo por la izquierda. Quedaba el hueco de la delantera. El acompañante de Zamorano en punta, vaya. Recordemos que una semana antes Fernando Redondo había vuelto al equipo tras su lesión de dos meses, por lo que el eslovaco Peter Dubovsky se quedaba fuera. Redondo, Laudrup y Zamorano eran los tres extranjeros titulares. Siendo así las cosas, Valdano decide dar la alternativa al canterano Raúl.

El propio Jorge Valdano ha contado muchas veces como, ante la inminencia del debut, y en pleno viaje a Zaragoza, decidió ir a hablar con Raúl para ver cómo se encontraba y qué tal llevaba los nervios lógicos de quien va a jugar su primer partido oficial con el Real Madrid. Al técnico le surgió cierta inquietud de última hora. Quizás era demasiada responsabilidad para un chico de 17 años. Sin embargo, al llegar al asiento de Raúl, el madrileño se encontraba durmiendo como  un bebé. Y en ese instante, al preparador argentino se le disiparon las pocas dudas que le quedaban: Raúl jugaría de titular.

Recuerdo perfectamente aquella tarde noche de sábado. El partido no se televisó y tuve que seguir el encuentro por la radio. Allí estaba yo, en la vieja silla de madera 'del fútbol'. La misma silla sobre la que me senté de niño viendo mi primer partido, el España-Malta del 12-1. Allí me sentaba casi todos los sábados y domingos que había partido del Real Madrid y no se televisaba, con la radio en las manos y los auriculares puestos. 

No. Como señalo al principio, no nos pilló por sorpresa. Raúl formó parte del once titular del equipo que, en aquel encuentro, por su condición de visitante, el Real Madrid disputó con la equipación morada de Kelme.

Estaba claro que era la noche de los canteranos madridistas. Precisamente uno de los que jugaba en las filas locales, Juan Eduardo Esnáider, adelantaba a los maños a los siete minutos de partido. El ex madridista firmó el 1-0 con el que se llegó al descanso y, para complicar más las cosas a su antiguo conjunto, anotó el 2-0 para los de Víctor Fernández otra vez a los siete minutos de reanudarse el encuentro tras el descanso. El 2-0 me puso muy nervioso. Veníamos de empatar con el Compostela en casa y ya me temía que el Real Madrid volviera por las andadas de los últimos años y empezara a darme disgustos semana sí y semana también.

Sin embargo, los dos futbolistas más en forma de la plantilla en aquellos momentos, la pareja de moda, encarriló las cosas. Iván Zamorano recortó distancias metiendo de nuevo al Madrid en el partido y Amavisca, en el minuto 78, empataba el encuentro con el 2-2. Después de ir perdiendo 2-0, el empate sabía a gloria y no me hubiera importado que el choque hubiera acabado así. Por desgracia, no fue así. Cuando alcanzábamos las postrimerías, Gustavo Poyet marcaba el 3-2 para el conjunto aragonés, resultado con el que concluiría el duelo.

¿Qué tal Raúl?

Pese a la derrota, los cronistas hablaron bien del debutante. Raúl jugó todo el partido y, pese a ser su primer encuentro oficial, no se arrugó. Puso en apuros a la defensa del Zaragoza y protagonizó acciones de peligro. Falló, curiosamente, en su acción más recordada de aquel encuentro. En un alarde técnico se llegó a deshacer de manera magistral del guardameta Andoni Cedrún, con un regate, y cuando había hecho lo más difícil, el balón se le marchó al lateral en el disparo a puerta. Pudo haber sido su primer gol en Primera División.

Quizás otro jugador se hubiera venido abajo o los errores le hubieran pesado. Pero ni de lejos fue el caso de Raúl. Aquel 29 de octubre de 1994, pese a perder, el Real Madrid había ganado para su causa a un grandísimo jugador. Aquel sólo fue su primer partido. El primero de una grandiosa trayectoria regada de éxitos y goles que acabaron convirtiendo a aquel chaval procedente de la Colonia Marconi en uno de los grandes nombres de la Historia del Real Madrid.

Además, había debutado frente a Andoni Cedrún, como Emilio Butragueño. El guardameta vasco fue quien defendió la portería del Cádiz, cedido por el Athletic Club, el 5 de febrero de 1984, una década antes. Y frente a Cedrún debutó también Alfonso, el 24 de febrero de 1991, en un Real Madrid 2-Zaragoza 0. Sí, es sólo una anécdota, pero parecía que el hijo de Carmelo Cedrún bendecía a los canteranos blancos que debutan frente a él. Aquel sábado de tal día como hoy hace veinte años, el portero le ganó la partida al delantero. Pero daba igual. A aquel muchacho, de nombre Raúl, con el número siete a la espalda, se le veían hechuras de gran delantero.

Y vaya si lo demostró.
Veinte años ya de todo aquello... Y parece que fue ayer.

martes, 28 de octubre de 2014

OCTUBRE DE 1994

Así estaba el Real Madrid cuando debutó Raúl González

Tengo muy frescos mis recuerdos del mes de octubre de 1994. Tan frescos, que me produce cierto vértigo pensar que han transcurrido ya veinte años. A nivel personal y a nivel deportivo recuerdo aquel mes de una manera nítida. Aún así, sabiendo de memoria qué es lo que me iba a encontrar, durante los últimos días he pasado bastante tiempo husmeando entre pilas de ejemplares de la revista Real Madrid, montañas del semanario Don Balón, cientos y cientos de recortes, periódicos de la época... Todo perfectamente ordenado de manera cronológica y meticulosa, de tal manera que resultaba fácil regresar a 1994 y constatar, negro sobre blanco, que la memoria, afortunadamente, me sigue funcionando bastante bien. Ojalá siga así muchos años.

El homenaje a Juanito, los síntomas evidentes de estar viviendo la recta final de la carrera de Butragueño en el Real Madrid, la sorprendente revelación de Amavisca, el debut, por fin, de Fernando Redondo, el lío del partido con el Compostela... El mes de octubre de 1994 fue prolífico en cuanto a datos, apuntes, noticias, anécdotas y curiosidades sobre la historia del conjunto merengue. Basta con echar un vistazo a las últimas entradas que he realizado en 'Historias del Real Madrid' para corroborarlo.

El día 29 de octubre de 1994, en Zaragoza, un chico de 17 años, Raúl González Blanco, delantero del Real Madrid C que entrenaba Toni Grande, debutó con el primer equipo. Entonces no lo sabíamos, pero los aficionados estábamos asistiendo al inicio de la carrera de uno de los mejores jugadores que han pasado por el club.

El equipo era líder en Primera División. Tras cuatro duras temporadas yo ya había aprendido la lección. Ganar no era tan fácil como había terminado creyendo de niño tras cinco años de triunfos ligueros consecutivos. La Quinta del Buitre me terminó malacostumbrando al éxito durante un lustro que recuerdo con mucha felicidad. Pero desde Barcelona, entre 1990 y 1994, me habían dado una buena bofetada de realidad para enseñarme que la vida no es tan bonita como parece cuando eres un crío. Y que las cosas, para conseguirlas, hay que pelearlas a muerte sin tener nunca la garantía de que vayas a conseguir la meta buscada. De todo hay que sacar una lectura positiva. Hasta de lo malo. Y los años de sequía y vacas flacas me enseñaron a valorar muchísimo los años de bonanza.

El Real Madrid de Jorge Valdano había iniciado la campaña 1994-95 con muy buen pie, confirmando las expectativas generadas durante el verano. Y entonces, yo ya era plenamente consciente de que había que disfrutar aquello porque, por desgracia, en el fútbol nunca sabes cuándo la suerte y la fortuna te van a volver a dar la espalda.

Por aquel entonces, yo ya llevaba algo más de dos años recopilando todo tipo de información sobre el Real Madrid que caía en mis manos. Me encantaba bucear en el pasado y descubrir todo lo relacionado con la historia del Madrid. Sus estrellas, sus logros, sus récords... Ya por aquel entonces empezaba a formar mis primeros álbumes de fotografías de jugadores, germen inicial del archivo personal que aún hoy, dos décadas después, sigo completando e incrementando campaña tras campaña.

Prestaba atención al primer equipo, a la sección de baloncesto... a la cantera... Y precisamente de las categorías inferiores surgían los nombres de algunos jugadores que despuntaban y prometían bastante de cara al futuro. Empecé a familiarizarme con ellos. Los recuerdo de memoria a casi todos. Algunos no llegaron a triunfar. Otros sí que lo hicieron. Bastantes llegaron a jugar en el primer equipo durante los siguientes ejercicios, y algunos incluso llegaron a ser importantes e hicieron carrera en el Real Madrid. Entre los García Calvo, Víctor, Álvaro Benito, Guti y unos cuantos más, había un delantero del que hablaban maravillas: Raúl.

Durante su estancia en el Club, recuerdo que Jorge Valdano y su cuerpo técnico prestaron especial atención a la cantera de la antigua Ciudad Deportiva. Tenían charlas con los jóvenes que más destacaban y organizaban partidillos y entrenamientos especiales con ellos. Algunos incluso entrenaban con los jugadores de la primera plantilla. Me imagino la enorme ilusión y el ánimo que tendría que insuflar entrenar junto a mitos del madridismo como Butragueño o Michel y estrellas del calibre de Michael Laudrup.

El 29 de octubre de 1994 Raúl González debutó con el Real Madrid en partido oficial. Pero aquel no fue su primer encuentro vistiendo la camiseta del primer equipo. Aquella campaña 1994-95 el Madrid disputó muchos encuentros amistosos con los que los suplentes podían seguir en forma y poniendo en práctica los conceptos que se trabajaban en los entrenamientos y, al mismo tiempo, se integraban jugadores de la cantera.

Así, por ejemplo, el 6 de septiembre de 1994, el Real Madrid jugó frente al Oviedo un encuentro amistoso en el Carlos Tartiere que finalizó con empate a dos. Junto a los Buyo, Chendo, Sanchís, Martín Vázquez o Butragueño actuaron chicos como Gerardo, Jovicevic, Contreras, Santamaría, Luis Martínez, Javi López... y Raúl. Sus cifras le avalaban. Raúl González era uno de los delanteros más prometedores de la cantera y aquel mismo día, fue el encargado de establecer el 2-2 definitivo en el marcador. Primer partido, primer gol.

El madrileño volvió a jugar con el primer equipo sólo unos días antes de producirse su debut oficial. Fue su primer partido 'internacional', por así decirlo. Fue un partido en Alemania, frente al Karlrsruher germano. En aquella ocasión, Raúl fue el único canterano que jugó en un equipo formado por futbolistas del primer equipo. Sustituyó a Emilio Butragueño y, de nuevo, marcó un gol. 1-3 venció el Real Madrid aquel martes 25 de octubre de 1994. El sábado 29, el equipo jugaba partido de Liga en Zaragoza y Jorge Valdano ya tenía decidido hacerle debutar.

lunes, 27 de octubre de 2014

HOMENAJE A RAÚL

El Real Madrid tuvo un detalle con el delantero antes del clásico

Raúl González Blanco, que presenció el partido frente al Barcelona en el palco del Santiago Bernabéu, recibió un homenaje en la sala de trofeos del club con motivo del inminente vigésimo aniversario de su debut. Aprovechando la presencia del jugador, Florentino Pérez le regaló un reloj y una camiseta firmada por toda la plantilla, serigrafiada con su nombre y el dorsal número veinte.

Y es que veinte años se cumplirán este próximo miércoles del día en el que el futbolista jugó su primer partido oficial con la camiseta del Real Madrid. Dos décadas desde el inicio de la carrera deportiva en la elite de un jugador que lo dio todo por la camiseta blanca y que merece todos los reconocimientos  posibles por parte de quienes disfrutamos viéndole jugar.

"No me lo esperaba", comentó el jugador a los micrófonos de Realmadrid TV. "El club ha tenido un detalle hacia mi persona. Quiero dar las gracias a Florentino, al club, a la gente que siempre me ha apoyado. Ha sido una gran sorpresa. Este detalle me hace sentir aún más que esta es mi casa", añadió Raúl agradecido por el gesto de la entidad.

domingo, 26 de octubre de 2014

REMONTADA Y PUDIERON SER MÁS

El Real Madrid se impone en el clásico con un gran segundo tiempo del equipo de Carlo Ancelotti

Victoria por tres goles a uno del Real Madrid frente al Barcelona como colofón a una semana de grandes partidos y excelentes resultados. Tras haberse impuesto al Liverpool en Anfield y con un día menos de descanso, el conjunto blanco doblegó al líder de la Liga metiéndose de lleno en la pelea por un campeonato cuya cabeza de clasificación se encuentra apretadísima. Al evidente logro deportivo, por tanto, hay que añadirle la inyección de moral que supone haber superado con éxito dos encuentros frente a rivales de entidad.

Y eso que las cosas no empezaron nada bien. A los tres minutos de partido se adelantó el cuadro azulgrana por mediación de Neymar y durante algunos compases del primer tiempo me temí lo peor. Fue algo así como si no nos hubiésemos enterado de que el partido había empezado ya. Tuve la sensación de que algunos jugadores no estaban todo lo concentrados que requería la cita y en algunos momentos eché en falta un medio centro defensivo que uniera un poco más a la defensa y al centro del campo.

Afortunadamente, las cosas cambiaron con el paso de los minutos y los futbolistas del Real Madrid se sacudieron de encima el aparente dominio del rival sobre el juego en la media luna.

Era importante igualar el marcador lo antes posible. Si era antes del descanso, mejor que mejor. Y así fue. Piqué, al que ya se le había perdonado un penalti más que claro sobre Benzema, cometió una nueva infracción dentro del área visitante al interceptar con el brazo un balón de Marcelo. Penalti claro no, cristalino. Ejecutó la pena máxima Cristiano Ronaldo, logrando su gol número dieciséis en Liga en ocho encuentros disputados y rompiendo la imbatibilidad de Claudio Bravo, que no había recibido todavía ningún gol en todo lo que llevamos de campeonato. ¿Quién si no podía romper esa marca? Pues el de siempre. Y eso que, esta vez, no fue de los mejores del partido.

La segunda parte empezó bien para los blancos. A los cinco minutos, saque de esquina que bota Toni Kroos y Pepe, que se había sumado al ataque, cabecea a la red con un testarazo inapelable. Delirio en las gradas, el Real Madrid se ponía por delante y el central madridista celebrando por todo lo alto su diana besando el escudo y enseñando las palmas de sus manos indicando el número diez. El espíritu de la Décima. Recordemos que somos los vigentes Campeones de Europa.

Y diez minutos después llegó la sentencia. O el gol de la tranquilidad. El Madrid estaba jugando muy bien, pero yo, por desgracia, soy de esos pesimistas que piensan que las cosas, por muy bien que marchen, se pueden torcer en cualquier momento. Con 2-1 en el marcador, cualquier error, cualquier fallo o, también, cualquier acierto del contrincante, te puede suponer el empate. Por eso es tan importante matar los partidos o al menos cosechar una renta que te permita evitar estar sobre el alambre. Con 3-1, puedes disfrutar un poco más del fútbol y los nervios desaparecen o se mitigan... hasta que te hacen el 3-2.

Pero bueno, el caso es que, diez minutos después, como iba diciendo, llegó el tanto de la tranquilidad. Partimos de un saque de esquina a favor del Barcelona. Rakitic saca raso y mal y James despeja un balón que sale dando botes en dirección al centro del campo. Aparentemente, Iniesta y Mascherano se van a hacer con el control de la pelota, pero entre los dos aparece Isco, que llega corriendo como un perro de presa y... roba el balón que Iniesta no deja salir por el lateral. Isco avanza hacia el área visitante, pasa a Ronaldo, el portugués toca con James por la derecha del ataque blanco mientras Benzema se introduce en el área y el colombiano asiste al francés, que cruza a gol superando a Bravo. ¡Golazo!

Llegó el tercero y pudieron ser más. El equipo se creció y según avanzaba el choque fueron llegando más ocasiones que, sin embargo, quedaron desbaratadas en los metros finales por falta de inspiración a la hora de dar el último pase, el último centro o el último disparo.

La sensación general, cuando el colegiado pitó el final del encuentro, era de inmensa alegría por el triunfo frente al cuadro azulgrana. Pero también quedaba la impresión de que se había perdido la ocasión de haber endosado un marcador algo más contundente a nuestro máximo rival.

En cualquier caso, victoria sobre el Barcelona, tres puntos más al casillero, fin a la imbatibilidad liguera del primer clasificado, que se queda sólo un punto por encima en la tabla clasificatoria, un gol más para el Pichichi... Y la satisfacción de haber contemplado un muy buen partido del Real Madrid. Especialmente el segundo tiempo.


En el apartado de individualidades, destacar de nuevo a Isco, que está a un nivel impresionante. También alabar el gran trabajo del centro del campo, exceptuando los primeros compases del encuentro, todo hay que decirlo. Fenomenal James, que sigue dándome motivos para creer en él partido tras partido, al igual que Kroos.

Y mención especial para Karim Benzema. Son muchos los que le critican por su aparente frialdad y por su aparente falta de gol. Para mí, sin embargo, es un jugadorazo. Quizás pesa sobre él la etiqueta del dorsal 9 que lleva a la espalda sin ser el clásico ariete mete goles. Está claro que no es ni Hugo Sánchez ni Van Nistelrooy, pero es un futbolista 'diferente'. Un jugador de ataque al que le sentaría mejor el 10 o el 11 que el 9. Le juzgamos sólo por los goles que se le suponen a un delantero centro, pero es que el francés es algo más, un futbolista de los que juegan y la saben jugar. Anotó el 3-1 pero también envió un balón de cabeza al larguero en el minuto 10 y justo después volvió a enviar el esférico al palo.

Y una cosa más. Espectacular el ambientazo del Bernabéu. Está claro que cuando las cosas van bien el público es más proclive a sumarse a la fiesta. Pero se agradece ver una grada de animación tan volcada con el equipo. Precioso el tifo inicial y qué gran acierto el que se ha marcado el club con el nuevo himno de la Décima. Historia que tu hiciste. Historia por hacer. Historias del Real Madrid.

REAL MADRID: Casillas; Carvajal, Pepe, Sergio Ramos, Marcelo; Kroos, Modric (Arbeloa, 87´), James, Isco (Illarramendi, 83´); Cristiano Ronaldo, Benzema (Khedira, 85´). Entrenador (Carlo Ancelotti)
FC BARCELONA: Bravo; Dani Alves, Mascherano, Piqué, Mathieu; Xavi (Rakitic, 60´), Busquets, Iniesta (Sergi Roberto, 71´); Neymar, Messi, Luis Suárez (Pedro, 68´). Entrenador (Luis Enrique)

GOLES
0-1 min. 3 Neymar
1-1 min. 35 Cristiano Ronaldo (penalti)
2-1 min. 50 Pepe
3-1 min. 60 Benzema

viernes, 24 de octubre de 2014

RECORDANDO A FERNANDO REDONDO

Repaso a la trayectoria del centrocampista argentino

Recordaba ayer, en 'Historias del Real Madrid', el vigésimo aniversario del debut en competición oficial de Fernando Redondo con la camiseta del conjunto blanco. Me centré en los primeros meses de su estancia en la capital, marcados por la lesión de rodilla que padeció a consecuencia de una dura entrada recibida en un torneo veraniego, y en el día en el que jugó su primer partido de competición oficial. Hoy quiero aportar algunos datos más que permitan recordar con justicia a uno de los mejores jugadores que pasaron por el Real Madrid durante la década de los noventa.

Fernando Carlos Redondo Neri nació en Buenos Aires, Argentina, el 6 de junio de 1969. Inicio su carrera en España con 21 años en el Tenerife, club en el que recaló procedente del Argentinos Juniors. Con el conjunto de las islas disputa cuatro temporadas en las que termina destacando como uno de los mejores jugadores que actúan en la Liga.

En el verano de 1994, y esto ya lo he contado varias veces en 'Historias del Real Madrid', el argentino llega al Santiago Bernabéu de la mano de Jorge Valdano y su equipo de colaboradores, también procedentes del Tenerife, donde habían dirigido al cuadro chicharrero desde mediada la campaña 1991-92.

El primer año de Redondo en el Real Madrid no fue un camino de rosas. Tras la reaparición oficial de la que ayer, 23 de octubre, se cumplieron veinte años, Redondo tuvo que superar una nueva lesión. Y de nuevo por la entrada de un rival. Fue en diciembre de 1994, frente al Oviedo, cuando el futbolista cayó tocado de una de sus rodillas, esta vez la derecha. Otros dos meses de parón. Luis Milla volvió a tomar las riendas del centro del campo con acierto y así, entre Milla y Redondo, se repartieron las actuaciones de aquella campaña que concluyó felizmente con la consecución del título de Liga.

Un líder

Fernando Redondo se hizo con los galones de peso pesado del equipo a lo largo de las siguientes temporadas. Todos los entrenadores que pasaron por el Madrid durante el tiempo que vistió la zamarra blanca contaron con los servicios del internacional argentino, como no podía ser de otro modo.

Jugador de modales exquisitos fuera de los terrenos de juego, Redondo era de los que no se arrugaba sobre el césped. Tuvo varios encontronazos frente a futbolistas rivales aunque él siempre rehusó hablar fuera del campo "de lo que pasaba en la cancha". Era un mediocentro espectacular. Robaba balones con facilidad, hacía siempre un trabajo de desgaste encomiable, distribuía con acierto, velocidad e inteligencia. Para mí, de los mejores directores de juego que han pasado por el Real Madrid.

Su posición en el medio campo era más bien atrasada, aunque de vez en cuando se animaba a subir al ataque. Obviamente, no destacó por sus goles, dada su posición natural sobre el terreno de juego. Eso sí, técnica tenía. Y muy buena, además, como se encargó de demostrar aquella fabulosa noche del 19 de abril del año 2000 en Old Trafford. La jugada es más que recordada y quedó para la historia. Redondo, de un taconazo, se deshizo del jugador del Manchester United Berg haciéndole un caño entre las piernas, llegó hasta línea de fondo con el balón y pasó al segundo palo, donde Raúl llegaba como un tiro para finalizar la jugada con el 0-3. ¡Qué gol! ¡Qué jugada de Redondo! ¡Qué partidazo el de la vuelta de aquellos cuartos de final!

Aquella fue quizás su gran temporada, la de la Octava Copa de Europa que se logró en París y en la que la aportación de Fernando Redondo fue clave, como lo había sido a lo largo de las anteriores campañas. El centrocampista fue designado mejor jugador de la UEFA Champions League 1999-00.

En el verano del año 2000, tras la llegada de Florentino Pérez por primera vez a la presidencia del Club, el argentino fue traspasado al Milan italiano por 3.000 millones de las antiguas pesetas. La marcha provocó la indignación de muchos seguidores, algunos de los cuales se llegaron a manifestar a las puertas del Santiago Bernabéu en señal de protesta.

Recuerdo con mucha tristeza la noticia de su partida, aderezada con el clásico culebrón veraniego que suele rodear estos temas y que se prolongó varios días. Había sido uno de mis jugadores favoritos y verle cambiar de equipo era una especie de cierre de etapa. Redondo se marchaba y, para mí, aquello significó, sentimentalmente, el cierre del fútbol de los noventa y el comienzo de una nueva era que capitanearían jugadores como Raúl o el entonces recién llegado Luis Figo.

En total, Fernando Redondo disputó 228 partidos oficiales con el Real Madrid y anotó cinco goles, cuatro en Liga y uno en Copa de la UEFA. Ganó dos Ligas, una Supercopa de España, dos Champions League y una Copa Intercontinental.

Final de carrera

La etapa de Redondo en Italia fue un calvario. La suerte le dio la espalda al jugador argentino, que casi nada más aterrizar en suelo transalpino inició un rosario de lesiones que le tuvieron apartado de la práctica deportiva, atención... ¡dos años!  Redondo llegó a renunciar a cobrar sueldo alguno hasta que su recuperación fuese total. Volvió a jugar, pero poco. La edad y las secuelas de cinco graves lesiones de rodilla fueron marcando el camino del letargo de su carrera profesional.

En 2004, con 35 años y tras cuatro ejercicios en el Milan, los dos primeros sin poder jugar un solo partido, Fernando Carlos Redondo colgó las botas.

Desde 'Historias del Real Madrid', quiero dejar constancia de mi admiración por este grandísimo futbolista que defendió la camiseta blanca entre 1994 y 2000.

jueves, 23 de octubre de 2014

EL PRIMER PARTIDO DE REDONDO

Tal día como hoy de hace veinte años debutaba en partido oficial Fernando Redondo 

Lo hizo un poco tarde, sí. Pero fue por fuerza mayor, como ahora recordaré. El caso es que el domingo 23 de octubre de 1994, es decir, tal día como hoy de hace veinte años, debutaba oficialmente con la camiseta del Real Madrid uno de los grandes de la historia del Club: Fernando Carlos Redondo Neri.

El Real Madrid jugaba en el Santiago Bernabeu frente al Compostela el encuentro correspondiente a la octava jornada de Liga. Llevábamos camino de los dos meses de competición y el argentino Redondo, uno de los fichajes estrella de la campaña para los madridistas, no había jugado en competición oficial. Estaba en el dique seco por una grave lesión de rodilla desde la pretemporada.

Nos remontamos dos meses atrás y nos situamos en Bilbao, el 21 de agosto de aquel 1994. El Real Madrid participaba en la primera edición del Trofeo Euskadi, un triangular veraniego que disputaron Athletic Club, Real Sociedad y Real Madrid durante los años 1994, 1995 y 1996 y que el Madrid se adjudicó en sus tres ediciones. Aquel día, Fernando Redondo recibió una dura y desproporcionada entrada del rojiblanco Ricardo Mendiguren. El resultado, rotura parcial del ligamento interno de la rodilla izquierda. Aún me viene a la cabeza el titular de Marca que rezaba, si mal no recuerdo, “Fernando cayó Redondo”. Hay que reconocer que en ocasiones los titulares periodísticos son ingeniosos. Aunque, la verdad, ni pizca de gracia que me hizo aquello entonces.

El argentino ya me había ganado para su causa cuando jugaba en el Tenerife. Era un jugador extraordinario y al Real Madrid le venía como anillo al dedo un jugador de su calidad, su técnica y su garra para apuntalar el centro del campo en la nueva etapa que se había iniciado con la llegada de Jorge Valdano. Yo tenía una fe ciega en Redondo y estaba seguro de que su participación en el equipo sería clave para iniciar la reconquista del título de Liga que se nos había resistido a lo largo de los anteriores cuatro años.

Durante la pretemporada de aquel verano de 1994 Fernando Redondo ya confirmó el acierto de su fichaje por el Real Madrid. El futbolista, que había sido titular con la Selección de Argentina en el entonces aún reciente Mundial de Estados Unidos, estaba siendo uno de los destacados del equipo que tan buenos resultados estaba cosechando en los diferentes torneos que disputaba. El Trofeo Ciudad de Tenerife, el Teresa Herrera… Yo disfrutaba viendo al argentino dirigir la orquesta y aún me acuerdo de los elogios que salían de la boca de mi padre, atención, seguidor del Barcelona, y de mi tío, seguidor del Atlético (menuda familia la mía, ¿eh?).

El caso es que cuando la pretemporada empezaba a dar sus últimos coletazos y se acercaba el momento de la verdad, es decir, el del comienzo de la competición oficial, llegó la fatídica lesión de San Mamés. 

Fernando Redondo esquivó el quirófano, pero la lesión le tendría apartado de los terrenos de juego dos meses. Con las ganas que yo tenía de verle jugar en los partidos ‘de verdad’... Pero el fútbol era y es así. La lesión nos privó de ver jugar a Redondo pero permitió lucirse a uno que ya estaba. El turolense Luis Milla, que iniciaba su quinta campaña en el Real Madrid, fue el encargado de llevar la batuta del juego durante los primeros compases de la campaña 1994-95. Y lo hizo a la perfección, es justo reconocerlo. Tan bien lo hizo que incluso se generó cierta polémica en los medios de comunicación sobre si era justo o no que la vuelta de Redondo relegase a Milla al banquillo. Milla lo hace Redondo, señalaba otro titular que me acaba de venir a la memoria en relación al buen hacer del de Teruel. Titular de Don Balón, creo recordar.

Vuelve Redondo 

El caso es que Redondo volvió. Dos meses después, clavando los cálculos de los servicios médicos del Club, Fernando Redondo volvió a pisar el césped para jugar. Vuelvo a situarme en el domingo 23 de octubre de 1994, en el Bernabéu, en el día en el que nos enfrentábamos al Compostela de Fernando Castro Santos. A los cuatro minutos de juego, José Emilio Amavisca, que ya se había desatado como una de las revelaciones de la campaña, adelantó al Real Madrid. Se trataba de un partido, a priori, accesible, con todos mis respetos. El tanto madrugador del cántabro presagiaba una posible cómoda victoria. El Compostela acaba de ascender y era debutante en Primera División.

Sin embargo, los compostelanos aguantaron las acometidas del Madrid y se llegó al descanso con el 1-0. En los primeros compases del segundo tiempo, saltó la sorpresa. El nigeriano Ohen, ex jugador del Castilla, por cierto, estableció el empate a uno. Bueno. Había tiempo por delante… Pero el tiempo empezó a pasar muy rápido y el Madrid no era capaz de volver a taladrar la portería del guardameta Iru. Y entonces, se produjo la anécdota del encuentro...

En el minuto 83, viendo que el partido agonizaba y que el Madrid no se imponía, Jorge Valdano realiza un cambio ofensivo. Había que echar toda la carne en el asador. Sale Luis Enrique, lateral izquierdo aquel día, y entra Dubovsky, delantero. El eslovaco Dubovsky, que se suma al ataque junto al chileno Zamorano, esperando algún pase del danés Michael Laudrup, que trata de servir balones desde un centro del campo dirigido por… el argentino Fernando Redondo

Un eslovaco, junto a un chileno, un danés… y un argentino.

Sí. Estamos en 1994. Todavía no sabíamos quién era Jean-Marc Bosman y, efectivamente, sólo podían jugar tres extranjeros por equipo.

En el banquillo madridista se dan cuenta del error casi en el mismo momento en el que Dubovsky ha pisado el césped. En menos de un minuto, Valdano y su cuerpo técnico hacen retirarse al eslovaco del terreno de juego y el Madrid afronta la recta final del partido con diez jugadores. “Es el primer cambio en la historia que me hace jugar con uno menos”, llegó a señalar Valdano después del encuentro reconociendo, asumiendo y responsabilizándose del error cometido.

Pese a que el Real Madrid salió perjudicado con el error, al concluir el encuentro con uno menos, y pese al deportivo gesto del cuerpo técnico madridista, que fue quien se percató del fallo y por propia iniciativa retiró al extranjero que acaba de sacar a jugar, se levantó una buena polémica por parte de quienes pedían una sanción ejemplar contra Jorge Valdano. Desde el Comité de Competición se llegó a castigar con la inhabilitación al técnico, lo que en la práctica suponía que ni siquiera podía ejercer su trabajo durante los entrenamientos. La corriente de apoyos que recabó el argentino de todos los estamentos del fútbol, así como los evidentes  gestos atenuantes, hicieron que las aguas volvieran a su cauce y al final el Comité de Apelación redujo la sanción al mínimo. Una multa económica para el entrenador y otra para el Real Madrid.

Hay que ver la que se montó tal día como hoy de hace ya dos décadas… Y todo en el día del debut oficial de Fernando Redondo. La ausencia del argentino había hecho que nos olvidáramos de que teníamos cuatro extranjeros en la plantilla y de que sólo podían actuar al mismo tiempo tres.

El Compostela nos sacó un punto del Santiago Bernabéu, el primero que se escapaba aquella temporada de nuestro estadio. El primer partido oficial de Redondo con el Madrid no concluyó de la mejor manera posible.

Pero aquello sólo fue una anécdota. Con Fernando Redondo sobre el campo, el Real Madrid vivió muchas tardes y muchas noches de gloria. El centrocampista fue todo un referente del equipo durante seis largas campañas en las que dejó una profunda huella. Tal y como yo preveía en el verano de 1994, el argentino triunfó por todo lo alto y protagonizó muchas ‘Historias del Real Madrid’.

miércoles, 22 de octubre de 2014

YOU'LL NEVER WALK ALONE

El Real Madrid protagoniza en Liverpool otra de sus grandes Historias

Ya he comentado alguna vez aquí en ‘Historias del Real Madrid’ que no guardo ningún recuerdo de la Final de la Copa de Europa de 1981 que el equipo blanco perdió frente a los ingleses del Liverpool. Obviamente, por desgracia, sí que recuerdo el doble enfrentamiento de octavos de final del año 2009. Tres derrotas en tres partidos y ningún gol anotado frente a los británicos.

Hoy, afortunadamente, nos hemos quitado una espina. Como siempre, serán muchos los que traten de restar méritos al triunfo alegando que el Liverpool está en horas bajas y que ya no está entre las grandes potencias del fútbol europeo. Sin embargo, el aura de este tipo de clubes no desaparece así como así de la noche a la mañana.

Hay clubes, equipos y estadios que nunca pierden ni perderán la mística que les rodea. Y Anfield es uno de ellos. Ganar allí tiene su mérito, y más aún haciéndolo como lo hemos hecho.

Es cierto que no es lo mismo ganar un partido de una eliminatoria que vencer en un choque de fase de grupos. Pero cuando se miden dos equipos del calibre de Liverpool y Real Madrid, hasta un amistoso cobra importancia y repercusión. Da igual que estemos aún en la fase de grupos. Esto ha sido un partido de competición europea y el Real Madrid, vigente campeón, ha demostrado que se encuentra en estado de gracia.

Abrió el marcador Cristiano Ronaldo. ¿Quién si no? El portugués, acostumbrado ya a romper récords con la camiseta del Real Madrid, no quiso perder la ocasión de convertirse en el primer jugador madridista en hacer un gol al Liverpool en competición oficial. Lo que no pudieron conseguir en su día ni Cunningham, ni Juanito, ni Santillana... Ni Raúl, ni Higuaín… Pues llegó Cristiano Ronaldo y tachó una nueva línea en su lista de asuntos pendientes. El jugador luso, que no le había marcado nunca al conjunto ‘red’, ni siquiera durante su etapa en Manchester, se encargó de inaugurar el marcador en el minuto 22 de partido. Combinación entre el siete blanco y el colombiano James, que se sacó de la manga… perdón, de la chistera, un pase al más puro estilo Michael Laudrup, de primeras y por encima de la línea defensiva local. Ronaldo, que no había dejado de correr para adentrarse en el área, recibió el esférico y, tras un ligero bote, tocó de primeras el balón para cruzarlo a media altura y alojarlo en la red. Golazo de Cristiano Ronaldo.

Benzema, bigoleador

Pero la fiesta no había hecho más que empezar. No habíamos alcanzado la primera media hora cuando el Madrid anotó el segundo. Jugada de toque en las inmediaciones del área del Liverpool y centro de otro de los nuevos de la clase, Toni Kroos, con la pierna derecha, para enviar el balón a la cabeza de Benzema. El balón le iba a la cabeza y Karim, en efecto, la golpeó de cabeza. Pero no de un testarazo, no. Cabeceó con un toque sutil con el que logró superar al guardameta local con una parábola perfecta con la que introdujo el balón por la escuadra de la portería. Otro golazo. 0-2 en Anfield y el Real Madrid bordando su juego.

El francés cerró en el minuto 40 el marcador de un partido que ya estaba finiquitado al descanso con el 0-3. Saque de esquina desde la izquierda, balón de Kroos al área, toque de Pepe, que había subido a rematar, y Benzema en boca de gol empuja a puerta con su pierna derecha. Primer tiempo de lujo del Real Madrid.

Al encuentro le sobró la segunda mitad. El Madrid había hecho los deberes en el primer tiempo y completó un magnífico encuentro en todas sus líneas. Difícil destacar nombres al margen de los goleadores.  Todos estuvieron muy bien. Me gustó mucho el centro del campo en su conjunto. 

Isco está en un estado de forma increíble y James cada partido que juega me convence más y más. Tengo que reconocer que yo era un poco reacio a su llegada. Sólo le conocía del Mundial de Brasil, en el que logró la Bota de Oro, y tenía miedo de que hubiésemos fichado a un nuevo Toto Schillaci. Pero con el tiempo mis temores se han evaporado. El colombiano juega de maravilla, tiene buena técnica y, sobre todo, es de los que trabaja y se mata a correr. Pinta bien este jugador. 

Tampoco me quiero olvidar de Raphaël Varane, mi ojito derecho en la defensa. Tengo una fe ciega en el francés y ayer volvió a demostrar tener un cuajo increíble para jugar en el eje de la zaga pese a su juventud. 

En definitiva, gran encuentro del Real Madrid y triunfo frente a uno de los grandes de Europa y, además, en su casa. Sin duda, uno de esos partidos que vamos a recordar con cariño dentro de muchos años. Al menos yo. Y uno de esos encuentros que seguro que algún día volveré a evocar en ‘Historias del Real Madrid’, cuando pasen unos años, si es que sigo por aquí.

LIVERPOOL: Mignolet; Johnson, Lovren, Skrtel, Moreno; Gerrard, Allen,
Henderson (Can, 67´), Coutinho (Markovic, 68´); Sterling, Balotelli (Lallana, 46´). (Entrenador: Brendan Rodgers)
REAL MADRID: Casillas; Arbeloa, Varane, Pepe, Marcelo (Nacho, 85´); Modric,
Kroos (Illarramendi, 81´), Isco; James, Benzema, Cristiano Ronaldo  (Khedira, 75´). (Entrenador: Carlo Ancelotti)

GOLES
0-1 min. 22 Cristiano Ronaldo
0-2 min. 29 Benzema
0-3 min. 40 Benzema

domingo, 19 de octubre de 2014

CRISTIANO RONALDO SIGUE HACIENDO HISTORIA

El portugués firma el mejor arranque goleador de un jugador en la historia de la Liga

El Real Madrid se impuso ayer a domicilio por un contundente 0-5 al Levante. Cristiano Ronaldo aportó dos dianas a la goleada que sirvieron, además, para convertirle en el jugador con un mejor arranque goleador de la historia de la Liga.

El portugués acumula ya 15 goles una vez transcurridas las primeras ocho jornadas del campeonato de la regularidad. Y habiendo jugado sólo siete encuentros, ojo, lo que supone una media de más de dos goles por encuentro. Una barbaridad.

El anterior récord se remontaba a la temporada 1943-44. En aquella campaña, el futbolista del Oviedo Esteban Echevarría Olabarrieta acumulaba catorce goles al término de las ocho primeras jornadas de Liga. La marca del jugador vasco se había mantenido a lo largo de los últimos 71 años. Casi nada. Y ayer, Cristiano Ronaldo volvió a hacer historia, una vez más, rompiendo esa complicada barrera y demostrando de nuevo que las cifras anotadoras que maneja son de otra época.

Desde luego, estamos siendo testigos privilegiados de la carrera deportiva de un auténtico fuera de serie. Si dentro de unos cuantos años la salud me permite seguir recordando 'Historias del Real Madrid', seguro que podré contar muchas 'batallitas' sobre el futbolista luso. "Hoy hace tantos años del día que vi a Cristiano Ronaldo romper otro récord vistiendo la camiseta del Real Madrid"...

lunes, 13 de octubre de 2014

RAÚL PIDIÓ SILENCIO

Hoy se cumplen quince años del encuentro en el que el delantero madridista acalló el Camp Nou

Hay fotografías y momentos que se convierten en iconos. Cuando pienso en una leyenda como Ricardo Zamora, la primera imagen que viene a la cabeza es la del arquero lanzándose al suelo para atrapar, en línea de gol, el esférico durante la Final de Copa de 1936 frente al Barcelona. Cada vez que recuerdo a Don Alfredo Di Stefano, lo primero que me viene a la memoria es la famosa fotografía del astro en el aire saltando y celebrando uno de los goles del partido frente al Sport Club Vasas de Budapest, en Copa de Europa.

De Raúl González Blanco, jugador al que he tenido el privilegio de seguir a lo largo de toda su carrera deportiva, podría destacar una buena recopilación de instantáneas, imágenes, secuencias... Pero cuando tuve que escoger una fotografía para hacer la cabecera de 'Historias del Real Madrid' no tuve ninguna duda. Me quedaba con la estampa del delantero madridista llevándose el dedo a la boca para pedir silencio en el Camp Nou.

Hoy se cumplen quince años de aquella imagen.

Fue tal día como hoy, 13 de octubre, pero del año 1999. Era un miércoles y había jornada de Liga entre semana. A las 21.00 horas, el Barcelona y el Real Madrid se veían las caras en el Camp Nou. Retransmitía el partido Canal Plus, no se me olvida. Tuve que ir al bar con mi padre para ver el clásico. El último del siglo, como repitieron de manera errónea todos los medios de comunicación del momento. Casi todos olvidaban que el año 2000 todavía pertenecía al Siglo XX. Pero bueno, eso es otro asunto...

El Barcelona de Louis Van Gaal llegaba a la cita como líder y en el Real Madrid de John Toshack las cosas no transcurrían con mucha tranquilidad, para variar. El equipo no había perdido pero acumulaba quizás algún empate más de lo previsto. La cita de Barcelona se presentaba como un duro escollo (en realidad, siempre lo es, lógico) y cabía la posibilidad de que el conjunto azulgrana se escapara en la clasificación. 

Buen partido blanco 

Sin embargo, el cuadro madridista dio la cara aquel día. Recuerdo aquel encuentro con cariño. Jugamos un muy buen partido. Especialmente en el primer tiempo, que concluyó con empate a uno a pesar de que merecimos mucho más.

El Real Madrid se adelantó en el minuto 27, en una jugada que fabricaron entre Raúl y Savio. El camerunés Geremi envió un balón largo sobre el área local, Raúl realizó un difícil control del esférico y se lo pasó a Savio. El brasileño realizó una gran jugada mientras Raúl corría hacia la portería. Savio centra el balón y el siete blanco cabeceó a gol. 0-1 para el Real Madrid y gol de Raúl, que no había marcado en Liga en el Camp Nou.

La alegría, por desgracia, no duró mucho. Rivaldo empató el encuentro dos minutos después. Una pena. El Real Madrid había sido mejor y había llegado con más claridad a la portería que defendía el holandés Hesp

Antes de anotar el 0-1, el francés Anelka había enviado un balón al palo. Justo después del 1-1, Fernando Morientes estuvo a punto de marcar un gol que, de haberse registrado, hubiera sido recordado como un tanto antológico. El 'moro' desvió un balón de tacón y el esférico se paseó cerca de la línea de gol rozando finalmente uno de los postes. Por centímetros no llegó el 1-2.

Para complicar un poco más las cosas, el colegiado, Manuel Díaz Vega, que había perdonado previamente la segunda tarjeta amarilla a Sergi Barjuan por un clarísimo agarrón a Geremi, se comió una mano clamorosa del propio Sergi bajo palos que hubiese supuesto tarjeta roja para el azulgrana y penalti para el Madrid. Fue en el minuto 33, en un saque de esquina que terminó rematando, en segunda instancia, el defensa Julio César. El zaguero del Barcelona detuvo el balón con el brazo extendido. Desde luego, no estaba siendo la noche del defensa rival, que no llegó al descanso. Louis van Gaal le sustituyó en el minuto 38 por Puyol, que jugaba su primer partido de Liga en el Camp Nou.

Al descanso, el 1-1 no me había dejado muy a gusto. El equipo había merecido más. Pero las cosas siempre pueden empeorar. No habían pasado todavía cinco minutos del segundo periodo cuando el Barcelona se puso por delante. Anotó un golazo Luis Figo, por aquel entonces estrella y estandarte del conjunto catalán. El portugués buscó el hueco y lanzó un latigazo sobre la portería de Illgner. Trallazo ajustado al palo izquierdo del meta alemán y balón adentro.

Si al descanso el empate a uno no había sido justo, el 2-1 era ya demasiado castigo.

Ojo, estábamos en el año 1999. Ya le había visto al Real Madrid ganar en el campo del Barcelona en Copa y Supercopa, pero no ganábamos en Liga allí desde la campaña 1983-84. Demasiados años. Empezaba a tener la sensación de que, jugásemos como jugásemos, no ganaríamos allí.

El delantero local Patrick Kluivert le dedicó unas palabras al colegiado del encuentro y Díaz Vega le respondió con la consiguiente tarjeta roja. Uno menos en las filas del Barcelona. Era el minuto 56. Quedaban 34 de partido más el descuento. ¿Habría posibilidad de aprovechar la superioridad numérica?

El Real Madrid siguió apretando. De perdidos... Con el marcador en contra no quedaba otra que buscar la portería contraria. Pero, como suele suceder en estos casos, el tiempo empieza a pasar con una rapidez increíble. Increíble. Los cambios realizados por el técnico galés del Real Madrid fueron ofensivos, como no podía ser de otra manera. Clarence Seedorf sustituyó a Karanka y Guti, más tarde, sustituyó a Fernando Morientes.

El gol de Raúl

No lo voy a negar. Recuerdo que durante la recta final del encuentro estaba convencido de que íbamos a perder. Si después del primer tiempo que habíamos hecho y del buen papel que estaban realizando los jugadores íbamos por detrás en el marcador, la cosa no podía acabar bien.

Pero no. Afortunadamente, me equivoqué. En el minuto 86 llegó el recordado gol.

El capitán Fernando Redondo cortó un balón a Zenden y se lo pasó rápidamente a Savio Bortolini. El brasileño, con dos jugadores locales acosándole, envía un pase por el medio en dirección al área, donde Raúl González, tras deshacerse de dos defensas, recoge el balón y de cuchara lo eleva por encima de la salida de Hesp para alojarlo en la red. ¡Gol del Real Madrid! Empate a dos.

Lo que sucedió a continuación lo recuerda todo el mundo. El acto reflejo de Raúl para celebrar el gol fue correr haciendo el gesto de pedir silencio, antes de que sus compañeros comenzaran a agasajarle con abrazos y felicitaciones.

Sin duda, fue una imagen que ha pasado a la historia. La secuencia fue captada por las cámaras de Canal Plus pero también por los fotógrafos y reporteros gráficos que tomaron, sin duda, una de las fotografías más famosas de Raúl González Blanco.

El partido concluyó con el 2-2. Un empate que supo a victoria porque se consiguió en los minutos finales, frente al máximo rival y en su casa. Creo que merecimos el triunfo. Pero, cuando vas perdiendo, las tablas son el mal menor. Y si se consiguen en los compases finales, el sabor de boca es aún mejor. Por cierto, aquella Liga 1999-00 no la ganó ni el Real Madrid ni el Barcelona. La ganó el Deportivo de La Coruña.

F.C. BARCELONA : Hesp; Reiziger, Abelardo, Cocu, Sergi (Puyol, min. 38), Guardiola,  Luis Enrique, Zenden, Figo (Ronald de Boer, min. 90), Kluivert y Rivaldo.  (Entrenador: Louis van Gaal)
REAL MADRID C.F. : Illgner; Michel Salgado, Iván Campo, Julio César, Karanka  (Seedorf, min. 61),  Geremi, Redondo, Raúl, Savio, Morientes (Guti, min. 72) y Anelka.  (Entrenador: John Toshack)

GOLES
0-1 min. 27 Raúl
1-1 min. 29 Rivaldo
2-1 min. 49 Figo
2-2 min. 86 Raúl

domingo, 12 de octubre de 2014

EL HOMENAJE A JUANITO

En octubre de 1994, el Real Madrid recordó a su malogrado ídolo 

La muerte de Juan Gómez, ‘Juanito’, mítico delantero del Real Madrid, el 2 de abril de 1992, causó una gran conmoción en el madridismo. En octubre de 1994, el Real Madrid le rindió un más que merecido homenaje en el Santiago Bernabéu del que recientemente se han cumplido veinte años.

Tres días después del fatídico accidente que acabó con la vida de Juanito, el domingo 5 de abril de 1992, el destino quiso que el partido de Liga correspondiente a la vigesimonovena jornada de Liga enfrentara en el Santiago Bernabéu al Real Madrid y al Burgos. Curiosamente, eran dos de los equipos en los que había militado el malogrado futbolista malagueño. Ese domingo, el estadio Bernabéu en el que tantas tardes y noches de gloria había vivido Juanito recordó con cariño y tristeza al que había sido santo y seña del Madrid.

Aquel 5 de abril de 1992, la camiseta con el número siete no se utilizó, en señal de recuerdo.
Emilio Butragueño, que jugaba con el dorsal número siete, disputó el encuentro frente al Burgos con el dorsal 14 a la espalda. El once inicial del Real Madrid de aquel día posó para los fotógrafos con la camiseta número 7, en memoria de Juan Gómez, sobre el césped delante de los jugadores. Del equipo de aquel día, Chendo, Buyo, Míchel, Butragueño y Sanchís habían compartido vestuario con Juanito. Y en la plantilla figuraban todavía hombres como Gordillo y Hugo Sánchez, que también habían coincidido con el de Fuengirola. El Real Madrid se impuso 2-0 al Burgos con goles de Mikel Lasa y Fernando Hierro.

El madridismo había perdido a uno de sus ídolos, al jugador racial que había marcado una época en el Real Madrid. Uno de los eslabones entre el Madrid de finales de los setenta y el de la llegada de la Quinta del Buitre, en los años ochenta. Faltaba realizar un gran homenaje a Juan Gómez, Juanito.

Y ese gran homenaje se realizó el martes 4 de octubre de 1994. La semana pasada se cumplieron veinte años de aquel día. 

El homenaje 

Se celebró un acto muy emotivo en recuerdo del astro desaparecido. Los veteranos del Real Madrid realizaron un partidillo con la presencia de numerosos ex jugadores blancos y como plato central se jugó un partido amistoso que enfrentó al Real Madrid con el Paris St. Germain. La recaudación se destinó a los hijos del futbolista malagueño.

El Real Madrid contó aquel día con el 'refuerzo' de lujo de Rafael Gordillo, que dos años después volvía a enfundarse la camiseta blanca en la que había sido su casa. La ocasión lo merecía. Rafa no podía faltar en el homenaje a su gran amigo Juan. Gordillo, en la temporada 1994-95 militaba en el Betis, pero aquel día volvió a vestirse la camiseta del Real Madrid. Cuando el colegiado del encuentro decretó un penalti a favor del equipo blanco, Michel cogió el balón, pero el público pidió que Gordillo lanzara la pena máxima. El bético no falló, anotando el primer gol del partido homenaje.

REAL MADRID: Cañizares; Chendo, Gordillo (Lasa 45´), Alkorta, Nando  (F. Hierro 45´); Milla(Luís Martínez 45´), Míchel (Martín Vázquez 45´),  Amavisca, Sandro (Laudrup 45´), Butragueño, Dubovsky (Dani 45´).
PARIS ST. GERMAIN: Fernández (Bats 45´); Llacer, Angan (Cobos 45´), Dieng,  Colleter; Sechet (Nouma 45´), Bravo, Valdo (Guerin 45´),  Murati (Allou 45´); Rai (Ginola 45´), Weah (M´Boma 45´).

GOLES
1-0 min. 16 Gordillo (penalti)
2-0 min. 67 Dani
3-0 min. 79 Butragueño (penalti)
4-0 min. 89 Butragueño