lunes, 31 de mayo de 2021

ENTREVISTA A RAÚL CANCIO

Fotoperiodista con más de medio siglo de carrera profesional, cubrió durante décadas al Real Madrid y realizó las fotografías oficiales del Club y las postales de los jugadores

"DE NIÑO, VIENDO UN PARTIDO DEL REAL MADRID, SI TOCABAS LA ESPALDA DE DI STÉFANO NO TE LAVABAS LA MANO EN UNA SEMANA"

Raúl Cancio Palacio (Madrid, 31-05-1943) es una leyenda del fotoperiodismo español. Precisamente hoy cumple 78 años, de los cuales ha dedicado casi 60 a inmortalizar personajes y acontecimientos con su cámara. Más de medio siglo siendo testigo directo de la vida política, social, cultural y deportiva de nuestro país. Premio Nacional de Periodismo y Premio Nacional de Fotografía Deportiva, entre otros muchos reconocimientos, sus imágenes han ilustrado las páginas de diarios como Pueblo o El País. También hemos visto sus instantáneas en revistas como Don Balón, en el Diario As o en el antiguo Boletín del Real Madrid. De hecho, el Club blanco ha estado siempre muy presente a lo largo de toda su trayectoria profesional. Durante más de tres décadas Raúl Cancio realizó las fotos oficiales de la plantilla y fotografió a los jugadores para las postales del Club. Cientos de futbolistas del primer equipo, del Castilla y de la Sección de Baloncesto posaron para él. Aunque resulta inevitable terminar hablando de fotografía y de algunas de sus imágenes más emblemáticas, me interesaba también conocer el lado más personal de un profesional que no escondió nunca su madridismo. Dotado de un gran sentido del humor y de una memoria que conserva un sinfín de historias y anécdotas, Raúl Cancio ha sido también un aficionado. Y es que antes de coger la cámara, Raúl fue un niño que jugó al fútbol y que acudía a los partidos del Bernabéu para ver en primera fila a sus ídolos, a los que no mucho tiempo después llegaría a tratar de tú a tú forjando estrechos lazos de amistad. Paco Gento le prestó su casa cuando se casó y Alfredo Di Stéfano le daba dos besos cuando le veía...

Historias del Real Madrid: Entiendo que el fútbol ha tenido que estar muy presente en tu vida desde que eras niño.

Raúl Cancio: Sí, había mucha afición entre los niños. Seguíamos el fútbol por la radio, con Don Matías Prats Cañete y Don Juan De Toro. Yo me veía los partidos por la radio. Me veía, nunca mejor dicho, porque Matías Prats, el abuelo, retransmitía los partidos y los veías. Como te los contaba tan bien... "Tiró desde 20 metros al larguero y lamió el poste". Y yo decía... "¡Bueno! Qué pedazo de tiro ha hecho Kopa". A lo mejor ni había tirado él, pero bueno... La cosa es que te emocionaban. La gente se paraba en Madrid con una radio y rodeando una radio escuchaba los partidos del Madrid, del Atleti o del Barça, como si aquello fuera una televisión, ¿eh?

HDRM: Escuchabais el fútbol, coleccionabais cromos de jugadores... 

RC: ¡Y hacíamos chapas! Y jugábamos partidos de fútbol con ellas. Incluso no con chapas, con tacos que robabas de los que sobraban de las obras. Limpiabas el taco y jugabas al fútbol porque con el taco se daba más efecto a la pelota. Un taco es cuadriculado y si le pegabas en un extremo el balón se iba a un lado o a otro. Los balones eran bolas, canicas de jugar... Yo recuerdo jugar a las bolas y al 'gua'. Teníamos mucha afición por el fútbol y por el ciclismo, que hacíamos carreras con las chapas y las caras de los Berrendero, Bahamontes, Loroño... Hacíamos unas chapas preciosas con nuestro cristal, nuestro arito y nuestra cera. Es que no había otros juguetes, ¿eh? Es que estamos hablando de la postguerra. Había gente que no sabía que un huevo frito tenía yema, algunos pensaban que era todo blanco porque siempre le tocaba al hermano mayor lo amarillo. Son recuerdos entrañables pero duros de cojones. La postguerra en España fue una postguerra muy dura, había hambre y la gente se doblaba los trajes para hacerse otro traje.

HDRM: ¿Y jugabais al fútbol?

RC: ¡Sí, claro! En los años cincuenta yo ya jugaba en campos que eran de tierra. Si jugabas por la mañana en equipos de barrio, federados entre comillas, eran partidos en campos de fútbol en los que materialmente tenías casi que quitar la basura de ellos. Eran campos como el de la Calavera en los que llegabas por la mañana y veías que había latas, botellas... Y tenías que quitarlo para limpiarlo un poco. Eran campos en los que vivía la gente a diez metros, campos que luego desaparecieron. Estaban en Plaza Castilla, en Tetuán, en La Moncloa... Después ya empecé a jugar en campos un poco más dignos como el de la Federación, que estaba en La Moncloa, enfrente del Metropolitano. Y después ya entrené con el Atlético de Madrid en los juveniles. El que tenía suerte e iba a un colegio que tenía campo de fútbol jugaba en el campo del colegio. El que no, pues se tenía que ir a unos descampados que había, como los de Guzmán El Bueno, para jugar al fútbol. Hacías dos porterías, como siempre se hacían, con unas camisetas y dos piedras, y jugabas media horilla pateando y después a casa. Y al colegio otra vez, oliendo a sudor que apestabas. Como monos. Olíamos como monos...

HDRM: ¿Qué representaba el Real Madrid para los niños de aquella época?

RC: Bueno, representaba como el Atlético de Madrid, ¿eh? Yo iba al colegio en Reina Victoria, al lado del Metropolitano. Era una zona del Atleti de Madrid. La Avenida Reina Victoria la llamaban la Avenida de los Elefantes, porque como siempre perdía el Atleti en el Metropolitano iban subiendo todos los socios con la cabeza moviéndola, como un elefante. ¡La senda de los elefantes! Recuerdo que yo me hice del Madrid porque quise hacerme del Madrid, porque me gustó el Madrid. Yo vivía mucho más cerca del Atleti, estudié el Bachiller enfrente del Atleti de Madrid y jugué en el Atleti de Madrid... Y, sin embargo, me hice del Madrid. Un amigo de mi padre me hizo socio con diez u once años. Recuerdo que iba al Bernabéu y había que bajar por la Calle Ávila. Y al acabar la Calle Ávila era un descampado. No existían casas. Aquello era un descampado y estaba La Castellana y el Bernabéu. Y todo era un vacío. No existía la Calle Panamá, no existían el resto de calles, toda esa zona donde llega la Plaza Castilla. Es que estamos hablando de hace 200 años...

HDRM: Curioso que teniendo tan cerca tantos incentivos para ser del Atlético terminaras siendo madridista...

RC: La afición también son los amigos. Si hubiese tenido cinco amigos del Atleti, pues a lo mejor me hubiera hecho socio del Atleti... Pero tenías amigos del Madrid e ibas a ver al Madrid. Los jueves había un partidillo que casi te dejaban entrar gratis, un partido que jugaban los suplentes. Entonces, ese amigo de mi padre me hizo socio. ¡Pues oye, de p... madre! ¡Socio! Al Fondo Norte entraba por la puerta 13, no se me olvidará en la vida. Y siempre íbamos muy deprisa porque como había avalanchas... Cuando venían los jugadores del Madrid, al atacar, había avalanchas. Había una especie de barandillas que la gente se apoyaba, y siempre nos poníamos delante, o muy delante del campo, sobre todo para tocar a los jugadores y verlos de cerca. Y al contrario, insultarle. ¡Claro! Es que al contrario le insultabas porque estabas muy cerca de él, estabas a un metro. Si le decías algo, te oía. 

HDRM: Y para ver de cerca a Don Alfredo Di Stéfano...

RC: Le tocabas si por suerte se escurría. Pero claro, este argentino nunca se caía y nunca se escurría. Pero si se escurría alguna vez y tenía la gran suerte de que yo le tocaba con las manos en el nueve, ese nueve que sigue todavía por el Bernabéu dando vueltas y vueltas, que no había quién parase a ese nueve... Si tocabas la espalda con ese nueve, no te lavabas las manos. ¿Cómo te vas a lavar las manos si has tocado a Alfredo Di Stéfano?

HDRM: En los años cincuenta tú viste jugar a esa generación impresionante de grandes futbolistas. 

RC: Claro. A Molowny, Di Stéfano, Marsal... Paco Gento cuando empezó, que corría tanto que se subía por la grada y le decían "párate, que el campo tiene noventa metros, dónde vas a correr tanto"... Veíamos a grandes jugadores, también de los rivales: Kubala, Villaverde, Luis Suárez... Gente que Dios mío de mi vida... Yo tenía la suerte no de verlos, sino de estar al lado de ellos. Los socios estaban en el fondo norte y en el fondo sur. Yo iba al fondo norte porque me pillaba según venía de casa por la Calle Ávila. La puerta 0 era la central y desde la puerta 13 entraba por el vomitorio al Fondo Norte. Y allí me sentaba una hora antes, con un calor... Una Coca Cola te servía para tres y si la chupabas mucho, para cuatro. Pero bueno, fueron momentos gloriosos y de un Madrid glorioso. Imagínate lo que era ver a ese señor rubio con el número nueve... 

HDRM: Tu carnet del Real Madrid es el que aparecía en la última página del libro 'Historia gráfica del Real Madrid' que publicó el Diario As en 1997.

RC: Sí, sí. Ese carnet lo llevo yo en la cartera. Es mi carnet del Real Madrid que era de cuero, tenía vales mensuales que los ponías en un plástico al lado de la parte izquierda del carnet. El carnet estaba en la derecha. Y está firmado por Don Antonio Calderón que, lo que es la vida, me firma un carnet de niño y luego después le hago fotos de las comuniones de sus nietos. La vida es así...

HDRM: ¿Qué ídolos tenía Raúl Cancio?

RC: Paco Gento. Sí, sí... Paco Gento. Yo tenía una obsesión muy grande con Paco Gento, no sé por qué. Alfredo, yo me pongo de pie para hablar de él. Pero Gento era algo especial. Tan especial que recortaba sus notas de Marca. Y tan especial que cuando yo me caso me siento al lado de él en el vestuario, entonces yo entraba en el vestuario, date cuenta que yo era casi como de la casa, como aquel que dice... Me siento al lado de él y le dije que me casaba. Y él me dejó su casa, que él no había estrenado. En Villamina, Torremolinos, nunca se me olvidará. Mi luna de miel la pasé en casa de Don Francisco Gento. No la había estrenado porque cómo va a ir Paco Gento a Torremolinos... Leches, él lo que quería era ir a su Guarnizo, en Cantabria. Yo lo único que le pedí es que llamara primero al portero para que me diera las llaves y, sobre todo, para que no hubiera ningún santanderino con una vaca allí esperando, claro (Risas). ¡Para que no se llevara un susto mi mujer, sobre todo, que era muy jovencita!

HDRM: Como aficionado, ¿cómo era ver a ese Real Madrid de las Copas de Europa?

RC: ¡Más que verle era oírle! Yo le oía fuera. Y en casa, cuando jugaba en casa, iba a verle, claro. Recuerdo una Final que se jugó aquí contra la Fiorentina, en 1957, que metieron los goles Di Stéfano, de penalti, y el segundo Gento. Ese partido lo vi yo sentadito porque me invitó mi padrino a la Tribuna. Imagina lo que era ver a ese Paco Gento con ese gol que marcó, que arrancó desde el centro del campo, empezó a doblar gente y según salió el portero le hizo una vaselina y le metió el gol. El 2-0. Entonces yo era sumamente aficionado. Los jueves acabábamos el colegio y nos íbamos a ver a los suplentes jugando al fútbol. Esos partidillos que jugaban a las siete y media o las ocho... Éramos socios y entrábamos a ver a Marsal o gente que no jugaba pero que sí que jugaba los jueves. Eran muy buenos, ¿eh? Marsal era el suplente de Alfredo. Fue una etapa de mi vida insustituible, vamos. He visto jugar a futbolistas de una categoría increíble, gente que decías: "Pero Dios de mi vida, estos señores qué hacen con la pelota". Era increíble.

HDRM: Pero por encima de todos ellos, imagino, Don Alfredo Di Stéfano...

RC: Alfredo era Alfredo. Alfredo era otra cosa. Alfredo era el Madrid. A partir de ahí, échale lo que quieras... Pero Alfredo era el Madrid. Y mira que tenía a Pancho Puskas, que si había alguien técnico en el fútbol ha sido Pancho, una izquierda que era prodigiosa. Te quitaba un pitillo de la mano de un zapatazo que te pegaba. Tenía a Kopa, que siempre jugó de extremo derecha porque no podía jugar de delantero centro. El delantero centro era el nueve. ¿Y el nueve quién era? Uno rubio. Uno rubio que murió hablando argentino. 

HDRM: Qué privilegio la oportunidad que te brinda la vida de tener esa tan buena relación con él. 

RC: Y siendo además un tío con una mala leche de morirse. ¡Tenía una mala leche que te podías morir! Pero no sé por qué yo le caí bien. No sé... Fíjate cómo era que cuando estuvo entrenando en el Valencia, que fueron Campeones de Liga, un Campeonato de Liga en Sarriá, yo vine con ellos y con Juan Manuel Gozalo, que en paz descanse, hasta Valencia en el autobús. Todos los valencianos cantando y en Valencia, cada vez que entraban en cada pueblo y paraban, venga mascletá. Y Alfredo me miraba y me decía: "¿Pero qué cojones pintamos tú y yo aquí con tanta mascletá y tanto petardo?" (Risas). Alfredo cuando entrenaba no dejaba entrar a los periodistas a los entrenos en Mestalla. Y un día aparecimos Gozalo, que le quería mucho, y yo. Entré con él. Y Alfredo, que estaba apoyado en una de las barandillas, nos llamó. Hicimos el entreno con él. Y claro, al salir, los compañeros preguntaban cómo era posible que nos dejase pasar si a ellos no les dejaba pisar ni el campo... Hablamos de un hombre que dijo esa frase... Don Alfredo, ¿qué es lo que más le gusta de Valencia? Y le contesta el tío, con dos coj..., "La carretera a Madrid". (Risas) ¡Era así de bestia! Nos fuimos a comer a La Petita, un restaurante que hay allí en Valencia en la playa, uno de los más clásicos de la época. Comimos un arroz a banda Gozalito, Alfredo y yo. Y nos invitó Alfredo. Yo le dije, "oye, déjame que te haga una foto porque pagar tú algo...". Porque Alfredo era agarrado, ¿eh? Como decía Luis Suárez, Alfredo sacaba los pitillos encendidos para no repartir tabaco. Le dije que le quería hacer una foto pagando. Y me insultó mucho, claro. (Risas). Pero me quería mucho, me quería mucho. Y yo a él. Yo sentí enormemente que Alfredo muriera. Porque era muy entrañable. Que un personaje de esta categoría, en plena calle, te de dos besos... Y siendo quien era, además...

HDRM: Algo que sorprendería a tus propios compañeros periodistas.

RC: ¿Cómo no les iba a sorprender? Ellos le trataban de usted. Yo iba siempre muy arregladito, siempre con mi traje, con mi corbata, mi blazer... Y Alfredo siempre me decía: "Usted parece un marqués, mirad, mirad. Si es que parece un marqués este tipo" (Reproduce al acento argentino en una perfecta imitación de Di Stéfano). Entonces llegaba y me daba dos besos.  Y claro, Segurola, que le decía: "Don Alfredo, ¿puedo sentarme?". Y Alfredo en plan: "A ver qué me va a preguntar éste, que le voy a dar un corte que le voy a joder". Pero, sin embargo, Alfredo le quería mucho a Segurola. Decía que si no iba al fútbol y quería enterarse de lo que hubiera pasado en el partido sólo tenía que leer a Segurola. Pero, de todas formas, ellos se extrañaban de que a mí Alfredo me diera dos besos cuando normalmente a los demás los sacaba a palos con la garrocha que tenía, que ya andaba con bastón. 

HDRM: Eso demuestra la buena relación que tenía contigo...

RC: Una buena relación de un cariño que me tenía. ¿Por qué? Debía ser porque yo no molestaba en los entrenamientos cuando iba a la Ciudad Deportiva. No era de los que rompía las pelotas. Yo andaba con mi máquina, con mi 300 milímetros, hacía mis fotos... Yo era muy amigo de los jugadores pero no molestaba a nadie. A mí no se me notaba que yo estaba en los laterales del campo. Y Alfredo, que ha sido tan listo como persona y como futbolista, se daba cuenta de todo. Alfredo me pedía cualquier cosa y no hacía falta ni que me lo dijera. Si le hacían falta unas fotos para una cosa de publicidad luego me preguntaba: "¿Qué te debo?". Y yo le decía: "Esta ronda es mía". Y me invitaba después en 'José Luis' a un wiski. 'José Luis' es un bar que está enfrente del Bernabéu, que iba mucho con él y con los entrenadores. Alfredo iba mucho con Luis Aragonés, que eran íntimos amigos, por cierto.

HDRM: Volviendo a los años de tu adolescencia... ¿Cómo era la rivalidad entre Real Madrid y Atlético?

RC: Había rivalidad entre los dos clubes, claro. La ha habido siempre. El Madrid-Atleti ha sido siempre mucho más que un Barcelona-Español. El Atleti de Madrid es un club serio, ¿eh? Con jugadores de categoría. Han tenido un Babá, han tenido un Mendoza, han tenido un Enrique Collar, han tenido un Joaquín Peiró, han tenido un Ufarte, un Luis Aragonés y gente muy importante que ha ido a la Selección nacional. 

HDRM: Te lo pregunto porque, como has dicho antes, tú llegaste a jugar en los juveniles del Atlético, ¿verdad?

RC: Sí. Tendría entre 14 y 17 años.

HDRM: ¿Y cómo es eso de un madridista jugando con los colores del Atlético? 

RC: Primero porque era muy vago y me pillaba cruzando la calle del Buen Consejo. Y segundo, porque había un jugador muy amigo mío que estaba un curso superior, yo estaba en cuarto y él en quinto, que es Jesús Martínez Jayo. Ese llegó arriba y yo me quedé de bombero torero. Pero bueno, pasamos unos años muy divertidos. Recuerdo con gran cariño al entrenador que tuve, que era Burillo, un personaje entrañable. Y fíjate lo que es la vida... Yo me lesiono jugando contra los juveniles del Sporting de Gijón en el Metropolitano. Una lesión fuerte. Y ahí se acaba mi triste historia de futbolista, porque tampoco era Butragueño, vamos, eso estaba claro... En esa época romperte un ligamento era algo muy serio. Pero fíjate lo que es la vida que choqué para romperme el ligamento con Biempica, que era un jugador del Sporting que yo creo que hasta llegó a ser Internacional. Era bajito. Y no tuvo la culpa él, pobrecito mío, pero chocamos rodilla con rodilla y yo la tenía más floja que la de él, estaba claro... Un ligamento en esa época era algo muy complicado, no es como ahora que no es nada. Antes, un ligamento cruzado significaba que tenías que dedicarte a acabar el Bachiller y estudiar algo porque el fútbol se había acabado. Pero bueno, tampoco creo que fuese a comer de eso, ¿eh? Pero me divertí mucho. 

HDRM: ¿Te quedó alguna secuela de esa lesión?

RC: No, no, no. En absoluto. Lo único que ya sabías que no ibas a jugar al fútbol. Después de seis o siete meses recuperándote... Un año después ya me dije que había que acabar el Bachiller y mira, terminé haciendo lo que a lo mejor no pretendía. Dedicarme al periodismo. 

HDRM: Dejas el fútbol  y terminas tus estudios. Y resulta que a esos futbolistas que tú veías jugar les terminas siguiendo en tu nueva faceta profesional como periodista.

RC: No sólo viéndoles. Comiendo con ellos. ¡Y siendo testigo de boda de alguno! Yo fui compañero dos o tres años en el colegio, mesa con mesa, de Pedro De Felipe. Fíjate lo que es la vida, los jueves nos daban permiso en el colegio y Pedro se iba a entrenar al Bernabéu y yo me iba a entrenar al Metropolitano. Lo que es la vida. Éramos de la misma quinta. Y Manolo Velázquez era unos meses mayor. Todos los que ganamos La Sexta, como digo yo, porque yo también estuve allí y creo que el gol de Serena lo metí yo con la mano... Creo que éramos casi todos de la misma quinta. Zoco era un poco mayor. Betancort, Araquistáin, Pachín... Paco está claro que era mayor. Serena era un par de años mayor que nosotros... Todos los que ganamos La Sexta. Éramos los 'yeyés' todos. Fue la primera Final de la Copa de Europa que yo cubrí y la primera vez que yo me fui al extranjero a cubrir una Copa de Europa.

HDRM: Profesionalmente empezaste ahí, por esa época, ¿no?

RC: En Pueblo empecé entre 1963 y 1964, porque en 1964 me fui a Nueva York y estuve allí ocho meses. Pero ya estaba en Pueblo. Llevaría seis o siete meses porque yo entro en Pueblo de Narváez 70, no en Pueblo de Huertas. En el que estaba en Narváez. Casi recién llegado de Huertas me contrataron para la Feria Mundial de Nueva York y estuve siete u ocho meses en Nueva York. Y ahí perdí la retirada de Alfredo, que es cuando Alfredo se va del Madrid. 

HDRM: Es verdad, Di Stéfano sale del Real Madrid en 1964.

RC: Y claro, yo no le hago fotos a Alfredo de jugador en el Madrid nunca. Y, sin embargo, sí que le hago fotos, pocas, cuando jugaba en el Español. Tengo una foto con él, en el Metropolitano, los dos hablando, él vestido con la camiseta del Español, que estaba Kubala de entrenador, que por eso le llevó. Alfredo nunca tenía que haberse ido... Nunca tenía que haberse ido, porque imagínate a Alfredo cuando le tenía que cubrir Griffa, el del Atleti, con 28-29 años, y Alfredo con casi 40. Don Santiago le dijo que hiciera lo que quisiera, que fuera director técnico... Pero fue muy soberbio y quería seguir jugando al fútbol. Y no puede ser, no puede ser... La mente te funciona, pero las piernas no. 

HDRM: Sí que le sacas fotos en su partido homenaje, ¿verdad?

RC: Sí, yo le hago una foto que están con un balón Grosso y él. Él saliendo y Grosso entrando. Está Grosso con el balón en la mano y él está con el 9, Alfredo le está esperando y yo me voy detrás de Grosso a hacerle la foto. Qué historias, ¿eh?

HDRM: Luego ya conoces al Alfredo Di Stéfano entrenador.

RC: Sí. Luego ya fue entrenador, se fue a Argentina y después volvió... Hay una anécdota muy bonita... Alfredo y Don Santiago estuvieron muchos años sin hablarse. Rafael Marichalar era un periodista de Pueblo. Alfredo estaba entrenando al Elche, qué cosas, y fuimos un día Rafael y yo a hacerle una entrevista. Alfredo vivía en un hotel, él solo. Estaba cenando y entramos Rafael Marichalar y yo. Le dio mucha alegría y nos dio unos abrazos enormes, porque se sentía muy solo allí. Estuvimos hablando con él y Marichalar, que era un hombre que conocía muy bien a Alfredo y le tenía cariño, además, le dijo: "Alfredo, ¿nos vamos a ver a Bernabéu?" Alfredo se quedó tenso, pero a los tres minutos dijo: "Vámonos". Nos metimos en el coche de Marichalar y nos fuimos a Santa Pola. Nos fuimos a Santa Pola, llamamos a la puerta, en un chalecito que enfrente tenía una barca. La barca tenía de nombre La Saeta Rubia. Ahí estaba la barca. Y llamamos a la puerta y salió Don Santiago, esa especie de monstruo, ¿no? Yo me dije, "verás tú ahora, nos manda al mar. Nos pega un grito y nos manda al mar a los tres". Se nos quedó mirando... Y dijo, "pasar". Estuvimos tres horas. Salieron cuatro páginas en Pueblo. Yo era un mono, un mono. Un chico muy joven. Y yo sentado allí en el medio, Marichalar, Alfredo, Don Santiago y Doña María, la mujer de Don Santiago, que nos sacaba de vez en cuando alguna limonada o alguna cerveza. Estuvieron hablando tres o cuatro horas y yo haciendo fotos. Hicimos casi un serial en Pueblo. Y ahí fue cuando ellos, por lo menos, volvieron a hablar. Eso es Historia, está en la hemeroteca, ¿eh? 

HDRM: Por aquellos años tienes la oportunidad de cubrir a ese Real Madrid 'yeyé'. Tiene que ser una satisfacción muy grande ver que tus amigos están ganando una Copa de Europa...

RC: Sí. Eran mis amigos. Además, era una época en la que no era como ahora que los futbolistas llevan guardaespaldas. Es que yo entraba al vestuario y Amancio me tiraba los calcetines a la cabeza. Yo me caso y se lo digo a Paco Gento. Llevo unas invitaciones a los jugadores de mi boda en el Arcipreste de Hita, que es donde se concentraba el Madrid. Los jugadores hicieron una colecta. Recuerdo perfectamente que eran 500 pesetas los jugadores y 200 pesetas los utilleros y los masajistas, entre ellos estaba Legido. Imagínate ese sobre en el Arcipreste de Hita y ese Paco Gento dándomelo: "Toma". Yo le decía, "no me des aquí el sobre, que parece que me estás comprando". Fue el regalo que me hizo el Madrid. En el Arcipreste de Hita se concentraban ellos y yo acabé concentrándome con ellos porque estaban todo el año allí. Jugaban Copa de Europa y Liga, Copa de Europa y Liga... Los miércoles Copa de Europa y los domingos Liga. 

HDRM: Las concentraciones darían para un montón de anécdotas porque tú estabas allí conviviendo con ellos...

RC: Sí, vivía con ellos. El dueño del hotel a mí ya me trataba como a uno de ellos. Fue una etapa de muchos años que iban al Arcipreste de Hita, que está a unos cuarenta kilómetros de Madrid. Estaban alejados, tenían cancha de tenis, jugaban a dar paletazos, tenían su piscina y estaban muy alejados, entre comillas, de Madrid. Tenían campo de fútbol abajo en Navacerrada, que era bajar un kilómetro y allí entrenaban. Se lo pasaban bien. Tenían su habitación cada uno. Y Amancio preparaba las ensaladas. Que, por cierto, las preparaba de p... madre. Hombre, yo no comía con ellos, comía en otra parte con el dueño del hotel, Don Antonio Herrero, que me pedía que me sentara con su familia. Después los jugadores se iban a la siesta y yo estaba dando una vuelta. Después salían y montábamos alguna fotografía. Tengo cientos de fotos de ellos en el Arcipreste. Qué te voy a contar de los Pirri, Velázquez... Qué te voy a contar...

HDRM: Al margen de los vínculos que tienes con los jugadores en las concentraciones hay un tema que me parece muy interesante que es el de los reportajes que se hacían para el Boletín Oficial del Real Madrid. Muchos los hacías tú. Para hacer algunos de esos reportajes tenías que pasar un día con los jugadores y sus familias en sus casas...

RC: Sí. Eran los reportajes que me encargaba el director del Boletín, que luego ya se llamó Revista Real Madrid. Me hacía gracia el nombre ese del "Boletín". A ver... No era todo el día, pero sí que es verdad que pasabas mucho tiempo con ellos. Recuerdo un reportaje con Marañón, que estaba estudiando en la Universidad. Hicimos unas fotos en la Universidad suya, nos dieron permiso para hacer una foto en un aula. Y después comí con él. En casa de Manolo Velázquez yo iba y era como mi casa. Y en casa de Pirri, con Sonia, y en casa de Zoco, con María... Recuerdo también estar en casa de Uli Stielike, con su hijo, un chiquillo que tenía unos pelos de punta y era un chiquitín muy gracioso... Como era una revista para el Club, ellos siempre cedían mucho más y no había problemas. Cuando Alfredo estuvo ya aquí como entrenador tampoco hubo ningún problema, yo iba a su casa y le hacía las fotos. Él posaba al lado de un monumento de la pelota, de "La Vieja", como la llamaba él. Éramos todos entrañables. Y te ibas a la boda de Velázquez y los testigos eran Ramón Grosso y Pedro De Felipe.... Mira, de los cuatro quedo yo solo. Es que de la foto del equipo de los 'yeyés' debemos de quedar Amancio, Pirri, Araquistain, Gento y yo. De la plantilla todavía quedará alguno más porque, por ejemplo, Antonio Calpe ha muerto hace poco. Antonio era muy amigo mío...

HDRM: Esos trabajos para el Boletín, ¿los compaginabas con tu trabajo en el periódico? ¿Eras empleado del Club? ¿Cómo funcionaba todo eso?

RC: No, no, no... Yo estaba trabajando en Pueblo. Eso era aparte, reportajes que el Club me pagaba y punto. Igual que cuando hacía el póster, la foto oficial y las postales de los jugadores. Eso era al margen de todo, una cosa entre el Club y yo. Me llamaba Don Antonio Calderón y me decía que al día siguiente tenía que hacer la foto para el póster. "Así que mañana, Raúl, a las 10.00 en el campo". Allí me los ponían como niños y yo empezaba: "Tú, a la derecha, tú, a la izquierda, levantad la cabeza, poned las manos en las rodillas, miradme cuando yo os avise"... (Risas) Se portaban todos bien, menos mal. No me tiraban pelotazos a la máquina. Yo creo que estuve 32 o 33 años haciéndolo, hasta que ya el Club empieza a hacer revistas serias, montan unos laboratorios y empiezan a tener sus fotógrafos... La verdad es que me divertí mucho haciéndolo. Me hacía mucha gracia ver a unos señores que ganaban en esa época tantos millones de pesetas, sentaditos mientras les decía "miradme bien a la cara, sonreíd, ja-ja". Y ellos tan serios... Eso me hacía mucha gracia.

HDRM: Tienes que tener muchísimas fotografías de esa época.

RC: No, todo eso era del Club. Yo hacía las fotos, las cobraba y luego las imágenes y negativos se las quedaba el Club. Hombre, me quedaba con algún negativo, lo que pasa es que ya no sé ni dónde estarán... Pero normalmente se quedaba casi todo en el Club. Dejaba bloques para la prensa, para hacer postales, para hacer los carteles que ponían después en el marcador simultáneo con las fotos de ellos... Date cuenta que lo hacía todos los años, entonces, materialmente, yo era uno más de ellos. No era un tío al que tuviesen que contratar. Yo era uno más. Y me pedía Saporta cualquier favor del baloncesto y no hacía falta hablar con él. "Lo que usted diga, Don Raimundo, lo que usted diga". Y lo hacía y punto pelota, no tenía ningún problema. 

HDRM: ¿Y las fotografías de los periódicos? Las de Pueblo, El País... ¿Tú tienes todos los negativos de las imágenes?

RC: En El País todos los negativos los tienen en el archivo. Entonces yo puedo cogerlos cuando hago libros. Pido los negativos y me los prestan, ¡estaría bueno! Y, sin embargo, los de Pueblo no puedo recogerlos porque es que no sé dónde está el archivo. Está desaparecido. Unos dicen que está en los sótanos de Televisión Española, otros dicen que está en no sé dónde... Pero, bah, tampoco voy a andar ahora ya buscando porque me volvería loco. A parte que deben estar los negativos... Entonces no había archivos digitales ni había nada. Se pierde, se pierde y se pierde... Y punto pelota. No hay más. 

HDRM: Pues qué pena. ¿De cuántas fotografías del Real Madrid estaríamos hablando? Me imagino que miles y miles... Y muchas que no se habrán visto...

RC: Miles, miles de fotografías. Ten en cuenta que en un partido podías tirar cuatro o cinco carretes. Y luego publicabas tres fotos en El País. En Pueblo publicábamos cuatro o cinco fotos nada más, quitando que fuera un acontecimiento como el de la Copa de Europa de 1966, que publicamos un cuadernillo entero. Pero quitando eso, publicábamos cuatro o cinco. El resto se quedaba todo bien archivado y se quedaba ahí. Muchas se quedaban sin ver. Muchas ni las he visto yo.

HDRM: ¿Cómo era tratar con Don Santiago Bernabéu?

RC: Me quería mucho. Don Santiago me quería mucho... ¿Cómo no iba a tener relación con Don Santiago? Íbamos a su casa. Las entrevistas siempre eran en su casa. Me decía "no me saques con la bragueta abierta, que siempre me sacas con la bragueta abierta, ca...". Y yo le respondía: "Bueno, Don Santiago, ¡pues póngase bien la bata!". Suelo colgar de vez en cuando una foto que creo que fue de las últimas entrevistas a Don Santiago, ya andaba mal, y creo que se la hice con Miguel Ors, que en paz descanse también, lo que es la vida... Pues eso, íbamos siempre a su casa a hacerle las entrevistas. Yo le quería mucho. Don Santiago lo que decía iba a misa, tenía un carácter duro. Pero yo le quería mucho y él me quería mucho a mí, eso es muy importante. 

HDRM: Y tenías relación con él...

RC: Tenía relación con él y con Don Raimundo Saporta. Hablaba con ese acento francés... "Raúl, Raúl, urgente, urgente, Raúl. Pongo cheque en blanco, pongo cheque en blanco. Urgente, urgente. Necesito fotos. Cheque en blanco pero quiero las fotos de la Selección Española de Baloncesto. Necesito ya. Cheque en blanco" (Imitando a la perfección el acento francés de Saporta). Siempre me decía eso Don Raimundo Saporta. Lo llevaban todo entre cuatro personas: Don Santiago, Antonio Calderón, Agustín Domínguez y Raimundo Saporta. No hacía falta más. Raimundo Saporta llevaba el baloncesto como nadie en el mundo. Fue el que metió el baloncesto en España, hizo un equipo de baloncesto del Real Madrid alucinante. Seis o siete veces Campeón de Europa... Y después el médico, Don Antonio Calderón, que era médico y era un genio. El sevillano tenía una mala leche que te podías morir, pero era un genio. Y Agustín Domínguez, que era un fenómeno. Y después Santiago De Julián, las secretarias de ellos como Magdalena, que eran fueras de serie... Es que estamos hablando de un club de amigos... Y yo me sentaba en el despacho del presidente...

HDRM: Don Santiago llevó bien el Club...

RC: ¿Pero cómo que bien? ¡Lo llevó a ser el Club más importante del mundo durante años! En fútbol y en baloncesto. Tenían el pabellón que se llenaba hasta la bandera y reventaba cuando jugaba el Real Madrid. Empezaron a jugar en Vista Alegre, cuando ganaron a los rusos, que fue la primera vez que se colgó la bandera de la hoz y el martillo, con Franco presente... Qué miedo, la bandera ahí colgando... Ganó el Madrid esa Copa de Europa, por cierto.

HDRM: Me hablas de los directivos, pero también supongo que los empleados de la época eran muy especiales.

RC: Eran geniales. Eran todos una familia. Era una familia... Desde la secretaria, la que trabajaba en caja, el cajero... El que mandaba era Don Santiago y después Raimundo Saporta, que era el vicepresidente. Y después Antonio Calderón que era el gerente, que ser gerente en esa época era para que la gente se pusiese firme con él. Pero todos éramos una familia. Y yo entraba por las oficinas y aquello era como tu casa. Era como tu casa... Y ahora te cachean al entrar y te sale una azafata y te da un caramelo. Y espere usted. ¿Ha llamado por teléfono?

HDRM: Van pasando los años y llegan nuevos jugadores al Real Madrid. ¿La relación con ellos era igual que con los de tu generación?

RC: Seguías teniendo relación con los jugadores pero ya no era igual. Esa Ciudad Deportiva del Real Madrid, que te ibas a tomar café con José Luis Peinado mientras se fumaba un Winston para que no le viera nadie, ya no existía. Había educación y estábamos juntos pero ya no nos íbamos a comer juntos, ni nos tomábamos una cerveza. Yo me tomaba más cervezas con Pancho Puskas que con Ronaldo. De hecho, yo a Ronaldo ni le conocía. Era una época distinta.

HDRM: Los jugadores con los que tenías lazos tan estrechos se iban marchando del Real Madrid. Imposible no preguntarte por la famosa fotografía de Pirri. Su último partido en el Bernabéu, con motivo de su homenaje. Qué fotografía...

RC: Todo el mundo le hizo fotos, le pusieron la medalla al mérito deportivo, los abrazos, los llantos... Yo me fui con él bajando las escaleras y él se abrazó a mí, porque es muy amigo mío. Llorando los dos, seguimos abrazados y escuchaba al de la radio diciendo "está abrazado, llorando, con Raúl Cancio". Pero yo seguí andando con él y al llegar al vestuario nos metimos, los dos abrazados, llorando. Y como buen periodista, viejo ya, no bueno sino viejo, cerré la puertecita. No del todo, poquito, pero para que no la abrieran. Y entonces 'pim, pam, pam, pam'. Fue esa intuición que tienes ya de viejo, de sigue con él abrazado, abrazado... Y esa cosa de entrar al vestuario y decir "aquí no entra ni Dios". Y de pie, se quita la camiseta, se sienta, se quita las botas, se las deja en las manos, que es la foto... Estaba hundido. Él mirando las Adidas. Lleno de pelos en el pecho, como un tío, como decía él... Y yo enfrente hago 'pac, pac, pac, pac'. Cuatro fotos. No hice más. Y no le dije ni adiós. Me acerqué, le di un beso, cerré la puerta y me fui. Así fue la historia. Histórico, un momento hermoso. 1981. Fue primera página de El País.

HDRM: Impresionante... Para El País es también la foto del artículo de Julio César Iglesias con La Quinta del Buitre.

RC: ¡Otra histórica! Es que fue el año que el Castilla no subió a Primera porque estaba el Madrid. A Julio César le encantaban los juveniles, veía a los jugadores y nos decía: "Este chaval que tiene dieciséis años va a ser un fenómeno". Le encantaba. Fuimos a hacer el reportaje al Castilla y estaba Amancio de entrenador. Entonces les cojo, les preparo, le digo a Amancio, "Amaro, ponte tú en primer plano y en segundo plano ellos, venga, venga...". Y fíjate la foto... ¡Las vueltas que dio la foto esa! La madre que la parió... ¡Es que están todos! La Quinta del Buitre completa. Esa foto ahí está. Histórica... La suerte que tienes en la vida y que estás ahí, claro... Que estás ahí y que aprietas el dedito. Eso que parece tan fácil, pues mira, aprietas el dedo y para la Historia. Son cosas que pasan, como la desgracia que tuve para toda mi vida, lo de Fernando Martín... La mayor desgracia que me pasó y lo que nunca quisiera repetir. Y fíjate la que se armó... Por ir al Vicente Calderón y por ir pronto, que iba una hora antes para aparcar. Y mira lo que me encontré, a un íntimo amigo muerto. Y no le conocí. Fue terrible, me afectó enormemente. Me afectó y lo sigo recordando y sigo dando vueltas a la cabeza preguntándome por qué no le conocí... ¡Si había comido con él la semana anterior! Era íntimo amigo mío desde los juveniles. La Guardia Civil supo que era Fernando Martín por las fotos que llevaba en el coche. Eran las postales que yo le hacía, que ponían "Fernando Martín. Real Madrid Club de Fútbol. Foto: Raúl Cancio". Acoj... Así es la vida.

HDRM: Las famosas postales de los jugadores del Real Madrid, sí... 

RC: Yo a Hugo Sánchez le hacía las fotos después de los entrenamientos con unas camisetas que él tenía del Madrid, con el escudo bordado, pero sin publicidad, para enviarlas a México. Le regalaba las diapositivas. Por eso me quería tanto, claro... ¡Si le regalaba todo! Yo era íntimo amigo de Hugo. Entonces él se hacía fotografías y las enviaba a México. Un año fuimos el director de El País y yo a hacer una entrevista al Presidente de México, a Salinas, y le decía a Joaquín Estefanía: "Joaquín, ¿te das cuenta de que a Hugo Sánchez le tenemos por todas las tabernas y todos los colmados? En todos los sitios...". ¡Y es que eran fotos mías! Él hacía posters y los ponían allí, pero sin publicidad en las camisetas.

HDRM: Había jugadores como Juanito y Hugo Sánchez que repartían esas postales entre los aficionados. Hugo Sánchez llevaba un taco de ellas y cuando un aficionado se le acercaba para pedirle un autógrafo, él lo que hacía era firmarle una postal y se la regalaba. Me parece un detalle muy bonito de cara a los aficionados.

RC: Sí. Hugo era así. ¡Y también tenía chófer! La gente cogía su cochecito en la Ciudad Deportiva pero él tenía un chófer en la puerta. Y cuando toda la gente se marchaba con los coches él se quedaba media hora más entrenando en el campo, haciendo abdominales. Era un monstruo, un fuera de serie. ¡Que ganó cinco Pichichis en seis años y cinco Ligas seguidas! Después de Alfredo, el que le ha sacado más partido el Madrid por los goles que metía. Pero si metía 40 goles al año, era un fuera de serie...

HDRM: Tú vives como reportero de El País todos aquellos partidos de las remontadas europeas de los años ochenta. Testigo directo de ese ambiente de los partidos europeos...

RC: Sí, aquellas remontadas gordas, muchas de ellas con Amancio de entrenador. Hay una remontada memorable del Madrid en la que yo me abracé a Amancio. No a los jugadores, no, sino a ese jugador al que le vi de chaval, a Amancio, que ya era el entrenador. Y cómo me abracé a él... Y los dos medio llorando sin movernos. Yo hice todos aquellos partidos en el Bernabéu. El de Butragueño con aquella foto en la que sale con los brazos en cruz, en primera página de El País a cuatro columnas. Salió corriendo en un córner y yo detrás de él diciéndome: "¿Pero no se parará? ¿Pero no se parará?". Y también la foto de Santillana volando, volando y volando... Y los abrazos que se daban... 

HDRM: Todas aquellas fotografías son de una expresividad tremenda...

RC: Santillana se volvía loco. Y Juanito, que era un espectáculo... Juanito era un espectáculo. Yo a Juanito le conocí en el Atlético de Madrid, lesionado. Era un chavalín y estaba lesionado. Después ya le ficharía el Real Madrid. Y me quería mucho. Uy, uy, uy... El de Fuengirola cómo me quería... Tuve mucha relación con él. Mucha. ¡Era una persona maravillosa! Entrañable, entrañable y cariñoso. Y besucón... Y era un fuera de serie como jugador. Lo decía Carlos Santillana. "Si es que piensa tres segundos antes que nosotros. Él cuando pasa la pelota yo tenía que estar rematando porque él piensa que yo tenía que estar rematando. Y él no sabe que piensa antes que yo". Eso lo decía Carlos, ¿eh? Como jugador era un fuera de serie. Un fuera de serie, hombre, un fuera de serie... 

HDRM: Y lo fotogénico que era Juanito. Ya sabes que me encanta la fotografía de la celebración de ese gol en el Trofeo Bernabéu. 

RC: Ese cartel lo pusieron en el Bernabéu, en el lateral. Me lo decía mi hijo, que estaba en el abono y me dijo: "Papá, si sale la foto tuya de Juan en todo el cartel". Sí, es la que sale con los brazos en cruz y está el portero con las patas para arriba, un portero ruso, en un partido del Trofeo Bernabéu. Me salió preciosa. Hay otra muy bonita de Juanito, Butragueño y Valdano, que Valdano le está tocando la cabeza a Butragueño. Juanito está con el número 6.

HDRM: Te he preguntado por la Copa de Europa de 1966 pero 32 años después, cuando se gana La Séptima, tú estás ahí todavía haciendo fotografías. De hecho, la famosa portada del Diario As, con la foto de Lorenzo Sanz con la Champions, es tuya.

RC: Que está su hijo Fernando, sí. Esa es la foto que salió a doble página en el As. Esa la tienen en el Bernabéu en una pared como si fuera un póster. Además era otro presidente que me quería mucho. A mí los presidentes me han querido mucho. Lorenzo me tenía un cariño especial. El único al que no he conocido es a Florentino. ¿Pero Lorenzo? He estado en su casa, conocí a Fernando... Lorenzo me quería mucho. Y la foto es entrañable porque es él y lo bonito es que está su hijo llevándole en brazos. Es una foto muy bonita.

HDRM: Pues ahí estás, en Ámsterdam, con el Diario As...

RC: Nos cedieron a cinco y yo estaba de subdirector en As. En el partido de Ámsterdam vamos Juan Carlos Tirado, Aguilar y yo. Y luego de laborante estaba el hijo de Sevillano, que ahora hace fotos, lo que pasa es que en aquella época tenía que tener alguien de laboratorio porque no había digitales, había que revelar. Teníamos que mandar las fotos para que fueran revelando y las fueran transmitiendo por el transmisor. 

HDRM: ¿La de La Octava también la cubres tú?

RC: Sí, para El País. Con el As estuve entre 1996 y 1998 y después vuelvo a El País. La Octava la hago ya con El País. Y después seguí haciendo fotos de partidos hasta que me jubilé. Ahora tengo la sección de los lunes, que sale la fotito y me la escribe un alumno mío, Jesús Mantilla, que escribe como los ángeles, por cierto. Yo hago una fotografía por Madrid, se la mando por teléfono y él escribe. Y el lunes tenemos una sección. Y además me hace una ilusión enorme que con 78 años siga publicando en el diario El País y me firmen en una sección con un cuerpo del 14. A través de su Leica, Raúl Cancio. Sobre todo porque me invitó el director adjunto, yo no se lo pedí. Yo cuando me fui de El País me fui para siempre. Pero él me invitó, nos fuimos a comer y me dijo: "Haz algo, haz algo. No pierdas el nombre, haz algo". Le dije: "Te hago eso. Nada más". Y es lo que hago. Y me entretengo, porque de vez en cuando cojo el coche, lo aparco y me voy a Lavapiés a dar una vuelta. Y siempre hay una fotografía que es graciosa. 

HDRM: Fotógrafo hasta el final. 

RC: Hasta que me muera. Ya he dicho que cuando me muera, en lugar de una necrológica, sacarán la última foto que publiqué en El País. 

HDRM: Aunque profesionalmente no estés ya vinculado al fútbol, con el paso de los años, ¿la afición por el fútbol y por el Real Madrid se mantiene?

RC: Sí. Pero ya hay una distancia. Ya no vivo como vivía antes el sudor y el calor de ellos. Y el barro. Actualmente me gusta el fútbol, me gusta ver a los niños jugar al fútbol... Pero ahora, si el Madrid pierde, voy a cenar igual y voy a dormir igual. Y antes no comía ni dormía. Todo cambia. Mira, soy abonado desde hace 50 años. Tengo mi abono y mi hijo tiene su abono, que estamos juntos, y hay veces que ya ni voy porque luego tengo que ir a buscar el coche, esperar un taxi... Entonces, como lo echan todo por televisión, pues lo veo con un gin-tonic, que tampoco está mal. Ya no es la pasión de antes. Ten en cuenta que ya no conozco a ningún jugador. Antes si se lesionaba alguno iba al sanatorio el lunes para ver cómo estaba. Si a alguno le habían operado le llevaba unas flores o un libro... Todo cambia en la vida. Es así.

HDRM: Pero seguimos siendo del Madrid, ¿no?

RC: Sí, sí, sí... ¡Sigo siendo del Madrid! (Risas) Sigo siendo del Madrid, no soy ni del Atleti ni del Barça. Mi hijo es socio desde que nació y yo cuando me saqué el abono tendría 18 o 20 años... Cuando ya no tenía ganas de ponerme de pie en el fútbol, vamos. 

HDRM: Me imagino que Raúl Cancio también tendrá buenos recuerdos de ver fútbol como aficionado...

RC: ¡Hombre, claro! Lo que pasa es que yo de aficionado nunca he ido al campo. He ido muy poquito, muy poquito. Date cuenta de que yo los partidos los he visto cuando he ido al abono, porque durante más de 40 años que he estado cubriendo fútbol no he visto un partido nunca. Viéndolos enteros, quiero decir. Porque con un teleobjetivo de 300 o 400 milímetros no puedes ver un partido de fútbol. Yo, si metían un gol, a veces no sabía quién lo había metido. Sabía que era gol porque el público gritaba. Yo me volvía y decía: "¿Quién ha sido? Ah, Juanito. Ah, bueno". Veía los abrazos pero entre los abrazos estaban cuatro, y me preguntaba quién de los cuatro había metido el gol. Yo, con un teleobjetivo tan grande, no me preocupaba de los goles sino de los gestos, de los llantos, de las alegrías, de las caídas, de los dolores... Entonces no me enteraba del partido nunca. Pasé así mi fútbol toda la vida. 

HDRM: Pero, y las fotografías que salían, ¿eh?

RC: Sí, pero porque eran mis fotos. Han sido las fotos de Raúl. Raúl se jugó su vida a hacer las fotos que, tal vez, en esa época, no las hacía nadie. Iban todos con un objetivo al lado de un poste. Cuando yo empecé, todos. Yo, un chaval de 22 o 23 años, hacía las fotos con un teleobjetivo pequeño, pero un teleobjetivo. No hacía fotos en las que salía la portería, el balón, el marcador simultáneo, cinco jugadores... No. Veía una cara, un gesto, un dolor... Yo creo que la mejor foto que hice en mi vida, que ahí es cuando empieza mi tirón, fue en un partido amistoso de la Selección nacional, que Paco Gento está en el aire con la mano en la ingle de un tirón, y Zoco le está mirando. Esa es la gran foto que yo me dije: "Bueno, es una foto de un tío saltando con la mano en la ingle porque se lesionó". La publicó Emilio Romero a seis columnas en Pueblo. Ahí viene el gran tirón de Raúl Cancio. Que hace las fotos como le sale de los c... He tenido la gran suerte de que mis directores han admitido mis fotos. Porque si mis directores me dicen "eh, eh, eh, no quiero estas fotos", hubiese tenido que hacer otras. Pero directores como Romero, Juan Luis Cebrián o Alfredo Relaño han admitido las fotos que yo les traía, lo cual ha sido un paso muy importante para mí. Pudo haber habido un director que me hubiese dicho "eh, quiero las fotos de los goles y de los penaltis". Eso hubiesen sido otras fotos. Y yo hice las fotos que quería. Ya te digo, en la foto de Paco Gento sólo se ve a Paco Gento con la Selección, con la mano en la ingle. Y ahí está. De esa foto vienen todos los hijos, las caídas, las lesiones, los llantos... Todo. Yo creo que muchas de mis fotos están sin balón. Pero es que en los toros hay muchas fotos sin toro. Hay muchas fotos sin torero. Y sin embargo han sido primera página del periódico. Eso es instinto periodístico y que el director del medio diga "esto nos funciona". Las tiene que admitir el director. Puede ser una fotografía preciosa pero el director te puede decir "quiero el séptimo gol". Y resulta que en el séptimo gol estabas meando... 

HDRM: Qué cosas tiene el oficio... Toda la vida haciendo fotografías de fútbol y no poder ver los partidos...

RC: Ninguno, no me enteraba. Yo no veo fútbol hasta que dejo la cámara y me voy al abono. O si lo veía en la televisión. Pero, lo que es en el campo, nada. No he visto ninguno. 

HDRM: ¿Y qué fútbol preferías? ¿El de la cámara de fotos o el del abono?

Hombre, es que el de la cámara de fotos ya te digo que no lo veía. El otro sí que lo podía ver entero. ¡Incluso lo entendía! Y sabía lo que era un fuera de juego y un penalti... ¿Pero el de la cámara? ¿Cómo vas a saber con la cámara si está en fuera de juego? Cuando he visto el fútbol ha sido en mi casa y en el campo, en el abono, al lado de mi hijo, que es todavía más madridista que yo. Sacando fotos yo no me enteraba de quién metía los goles. Pero fue una vida, una historia muy hermosa. Yo agradezco mucho lo del fútbol...

jueves, 27 de mayo de 2021

40 AÑOS DEL PRIMER PARTIDO CON ADIDAS

El Real Madrid jugó la Final de la Copa de Europa de 1981 vistiendo por primera vez en competición oficial prendas de la marca deportiva alemana

El 27 de mayo de 1981, tal día como hoy de hace 40 años, el Real Madrid jugaba la Final de la Copa de Europa de la temporada 1980-81. En el Parque de Los Príncipes de París la escuadra de Vujadin Boskov se midió al Liverpool en busca de su séptimo título en la máxima competición continental. Cuando el público y los telespectadores, a través de la pequeña pantalla, vieron salir al equipo desde el túnel de vestuarios estaban contemplando una gran novedad. Por primera vez en su historia el Real Madrid no vestía de blanco inmaculado y el uniforme lucía los distintivos de una marca comercial. El Real Madrid afrontaba su primer partido oficial con camisetas de la multinacional alemana Adidas, una marca con mucha presencia y tradición en el mundo del fútbol desde hace más de medio siglo.

Los orígenes de Adidas se remontan a la década de los años veinte cuando los hermanos Adolf y Rudolf Dassler fabricaban calzado, de forma casi artesanal, especializándose con el tiempo en zapatillas dirigidas al mundo del deporte. A lo largo de los años treinta la progresión del negocio fue más que evidente llegando a proporcionar calzado a algunos de los deportistas más famosos de la época, incluyendo al mismísimo Jesse Owens en los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936. La producción de la empresa se disparó hasta cotas muy altas a finales de la década pero el estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939 supuso un frenazo y un cambio de tercio para una firma que, como sucedió con muchísimas compañías alemanas de la época, tuvo que adaptarse a las necesidades del momento pasando a fabricar productos dirigidos a la industria militar. A la conclusión del conflicto bélico los dos hermanos Dassler siguieron caminos separados aunque, en cierto modo, paralelos. En aquella Alemania de posguerra que se levantaba de las ruinas Rudolf fundó su propia empresa, Puma, en 1948. Un año más tarde, en 1949, Adolf registraba la suya con la designación de Adidas, nombre que resultaba ser el compuesto del diminutivo de Adolf, Adi, y la primera sílaba de su apellido Dassler, das. El resultado: Adidas.

El negocio fue creciendo y en los años sesenta ya era muy habitual ver las características tres bandas blancas que se asocian a la marca alemana destacando en las botas negras de muchos futbolistas. Por aquellos tiempos las marcas de ropa habían empezado a adquirir notoriedad vistiendo a Selecciones y clubes de fútbol. Los famosos logotipos de las grandes marcas deportivas empezaron a saltar de las botas de los futbolistas a los chándales, camisetas y pantalones. La alemana Adidas fue una de las pioneras en este campo, y no sólo con la ropa. En 1970 el balón del Mundial de México fue el Telstar de Adidas, marca que desde entonces y a lo largo de los últimos 50 años ha suministrado todos los balones de la Copa del Mundo. Cada vez eran más los productos dirigidos al mundo del fútbol. En 1974, cuando la Selección de Alemania ganó el Mundial, la plantilla posó con el trofeo en una famosa fotografía en la que los logotipos y emblemas de Adidas son omnipresentes. Botas, chándales, chaquetas y bolsas de utilleros estaban suministrados por la famosa empresa deportiva. En el fútbol alemán, además, ya era muy habitual que los equipos de fútbol lucieran prendas con anagramas y logotipos como los de Adidas. No sólo eso, también en la década de los setenta aparecieron los primeros casos de clubes que lucían en sus camisetas marcas comerciales y sponsors publicitarios. Para las grandes marcas suponía un gran incentivo vestir a importantes equipos de fútbol. Gracias a la televisión, que un equipo de fútbol luciera equipaciones de una determinada marca suponía la mejor publicidad posible. No es de extrañar que a una multinacional le interesara esponsorizar a un equipo de fútbol. Surtir a un club de material deportivo suponía garantizar que ese equipo utilizaría tus uniformes y camisetas en partidos de fútbol que iban a ver miles de personas en los estadios y muchísimas más a través de televisión. Cuanto más importante fuese el equipo o más importantes fuesen las competiciones en las que participase, más posibilidad de llegar al gran público. Adidas vestía a grandes selecciones y equipos de clubes en una expansión que ya era imparable.

Fútbol en España

Y mientras tanto, ¿qué sucedía en España? En el fútbol de nuestro país los equipos de fútbol seguían vistiendo de manera más tradicional. En los años setenta las camisetas del Real Madrid eran las clásicas Mont Halt, absolutamente blancas e inmaculadas, con el escudo bordado y sin ningún tipo de logotipo comercial. La única referencia que había del fabricante era la etiqueta interna del cuello. En cualquier caso, entre tanta uniformidad y tanto color blanco sí que llamaba la atención un jugador. Curiosamente, qué casualidad, un jugador alemán... Günter Netzer lucía siempre que podía unas prendas, sobre todo chándales y chaquetas, en las que destacaba de manera ostentosa el logotipo de Puma, su patrocinador personal. En los partidos, lógicamente, los jugadores vestían de blanco inmaculado, pero fuera del campo empezaron a cambiar las cosas. Al igual que a Netzer se le veía con las prendas de Puma, poco a poco fue haciéndose normal ver en los entrenamientos a técnicos y jugadores con chándales de Adidas muy reconocibles por las tres bandas características de la marca recorriendo de arriba abajo las mangas de la ropa de entrenamiento. Al mismo tiempo, a finales de aquella década de los setenta, también era habitual ver a los porteros luciendo camisetas con el logotipo de Puma. Los guardametas iban un poco por libre, al margen del resto del equipo. Algunos arqueros incluso diseñaban y confeccionaban sus propias camisetas.

La entrada de las marcas comerciales en el fútbol español se circunscribía puramente al ámbito deportivo. Los aficionados estaban al margen, todavía. La publicidad de Adidas no estaba dirigida a vender camisetas oficiales de fútbol a los aficionados, y esto es algo que cuesta entender en la actualidad. Aquello no tenía nada que ver con lo que conocemos hoy en día. Adidas no vendía camisetas del Real Madrid a los aficionados como se hace ahora. Los aficionados no acudían a los estadios con camisetas de sus equipos. Vestían normal, de calle. Si observamos imágenes de vídeo o fotografías de las gradas de los estadios de fútbol a finales de los setenta y principios de los ochenta comprobaremos que el público no acudía a los campos con ropas deportivas. Los aficionados lucían sus colores utilizando, en algunos casos, banderas o bufandas. La excepción, quizás, era la de los niños. Los más pequeños eran los más propensos a vestirse con los colores de sus ídolos. Pero claro, no pasaba por la cabeza de ningún padre o madre la idea de adquirir equipaciones originales, entre otras cosas porque todavía no se vendían y no se podían comprar. La solución era bien sencilla. Se trataba de coser o adherir un escudo o un parche del Real Madrid a una camiseta blanca normal y, magia, el pequeño ya podía lucir los colores de su Real Madrid. Sí que llegaron a comercializarse camisetas y uniformes completos de equipos de fútbol, pero eran genéricos, de marca blanca, para que nos entendamos... No eran prendas de marcas deportivas de primera línea. En cualquier caso, gracias a ellas, en ocasiones sí que podía verse en las gradas algún niño luciendo este tipo de camisetas artesanales del Real Madrid. Pero los adultos, no. Los adultos vestían de paisano. Como mucho, lucían los colores blancos en las míticas gorras de chulapo.

Ya en los años ochenta, a las banderas, gorras y bufandas se les fueron añadiendo otro tipo de accesorios como las cintas del pelo o las muñequeras. Los puestos de venta de los alrededores del Bernabéu vendían cada vez más productos a medida que el merchandising sobre fútbol incorporaba más objetos para satisfacer la demanda del público. Pegatinas, pósters, mecheros, postales y todo tipo de objetos... Poco a poco incluso fueron apareciendo camisetas genéricas, de color blanco y con el escudo del Madrid. Sin embargo, las camisetas oficiales no estaban en venta. En los ochenta, insisto, el público no llevaba todavía camisetas de fútbol a los estadios, como sucede en la actualidad. Ese fenómeno, aunque no lo parezca, es mucho más tardío. Con Hummel empezaron a venderse las primeras camisetas a partir de la temporada 1986-87, pero no fue hasta la llegada de Kelme, en 1994, cuando las camisetas de los jugadores empezaron a llegar de verdad al gran público. Ahí fue cuando empezó a normalizarse la práctica de acudir al campo con la camiseta de tu equipo de fútbol. O incluso con el dorsal de tu jugador favorito. Esto se hizo todavía más evidente cuando a partir de la temporada 1995-96 los clubes pasaron a utilizar dorsales personalizados para cada jugador con el mismo número para toda la campaña. A partir de ese momento cada aficionado no sólo contaba con la posibilidad de adquirir la camiseta de su equipo de fútbol, también podía comprar la camiseta de su jugador favorito. Una auténtica réplica similar a la que llevaban los futbolistas sobre el terreno de juego. Pero, insisto, a principios de los ochenta todavía faltaba mucho para ver todo eso. Mucho.

Primera camiseta Adidas

Botas de jugadores, chándales de los futbolistas, sudaderas, ropa de entrenamiento… En 1981 la presencia de Adidas en el Real Madrid era ya notable pero faltaba dar el último paso, el más importante... Equipar al equipo de fútbol con el uniforme completo, es decir, camiseta, pantalones y medias, en los partidos de fútbol. Y ese paso se dio finalmente el 27 de mayo de 1981, tal día como hoy de hace 40 años. La fecha no era casual. La Final de la Copa de Europa es desde hace décadas el partido de fútbol más importante a nivel de clubes. En París se medían el Real Madrid y el Liverpool o, lo que es lo mismo, el equipo con más títulos en la competición hasta ese momento, y el que más éxitos recientes acumulaba. El partido más importante y el mejor marco posible para lucir los nuevos colores. Cuando el Real Madrid saltó al césped del Parque de Los Príncipes entró en una nueva era. Por primera vez su uniforme no era completamente blanco y además del escudo del Real Madrid la camiseta tenía las mangas decoradas con las famosas tres rayas moradas de Adidas. Para los más románticos y puritanos aquello quizás era ir demasiado lejos, pero los tiempos cambian… Todo era tan novedoso que incluso hubo una anécdota que hoy en día llama la atención. Los dos equipos, tanto Real Madrid como Liverpool, tuvieron que jugar la Final tapando con tiras de esparadrapo los logotipos comerciales de las empresas que les suministraban las camisetas, es decir, el Real Madrid jugó con el logotipo de Adidas tapado y el Liverpool con el logotipo de Umbro cubierto. La UEFA entendía que esos logotipos eran publicidad.

Las camisetas de aquella Final de la Copa de Europa de 1981 son muy especiales y únicas. Como no se comercializaban para el gran público las únicas que han podido llegar a nuestros días son las que quedaron en manos de los propios futbolistas que las utilizaron. Roberto Gómez Mira, hijo de Juanito, conserva el material de su padre, titular en París con el Real Madrid. Pero "no está la de la Copa de Europa" en su colección de camisetas, como él mismo puntualiza. "Ya me gustaría tenerla, ya...", suspira. "Yo la que tengo es la del rival, no la del Madrid. En la Final ellos visten de Umbro, pero no sé por qué en todas las fotos del partido ellos tienen la marca tapada con esparadrapo. La camiseta es muy bonita", detalla Roberto. Al término del partido de París, su padre intercambió la camiseta con Phil Neal, el lateral derecho del Liverpool. Por ese motivo Roberto tiene esa camiseta entre las prendas que coleccionaba su padre. Como él mismo recordó en la entrevista que me concedió hace tres años, el propio Phil Neal se interesó en comprar su propia camiseta, pero Roberto no quiso desprenderse de la camiseta que su padre intercambió tal día como hoy de hace 40 años. "Yo tengo una cosa muy clara y lo puedo decir muy orgulloso... Yo nunca he sacado un duro del nombre de mi padre. Nunca lo voy a hacer. Lo que es de mi padre es de mi padre. Lo guardo yo, pero es suyo", recuerda.

Las prendas que se utilizaron en aquel partido de 1981 son auténticas reliquias y piezas de museo. Al estar en manos de los futbolistas que las utilizaron, conseguir alguna de ellas debe ser realmente costoso y complicado. Lo mismo sucede con las prendas Adidas de las siguientes temporadas. Las únicas camisetas del Real Madrid de esos años están en manos de los propios jugadores que las utilizaron, es decir, veteranos del Real Madrid o ex futbolistas que se enfrentaron al Real Madrid e intercambiaron las camisetas al término de un encuentro. Es prácticamente imposible conseguirlas. La única opción que hay de adquirirlas es poniéndote en contacto directamente con ex jugadores o familiares de su entorno cercano y estando dispuesto a pagar una importante suma de dinero. Hay que tener en cuenta que estamos hablando de unidades muy limitadas y que son auténticas joyas, piezas de museo por el valor que tienen.

Una vía más asequible de conseguirlas es la de elaborar tu propia camiseta de forma artesanal. Es lo que ha hecho el periodista y analista de fútbol Alberto López Frau, reconocido coleccionista de camisetas de fútbol que, partiendo de una camiseta Adidas blanca, y observando con detenimiento todos los detalles de la original, ha conseguido hacerse su propia réplica de la camiseta que utilizó el Real Madrid en la Final de la Copa de Europa de 1981 con el Liverpool. "Es una camiseta súper exclusiva, es decir, o te la regala un jugador o es imposible tenerla. Es la primera camiseta que, efectivamente, el Real Madrid llevó las tres bandas de Adidas, pero con la serigrafía que se llevó en la Final tampoco volvieron a jugar más. En la temporada 1981-82 la serigrafía era diferente, con un número morado en lugar del negro. Es una camiseta que ni siquiera pagando yo iba a poder tener, a no ser que me la regalara un jugador que estuviese en la Final", explica López Frau sobre las razones que le llevaron a ponerse manos a la obra para elaborar esa elástica tan especial. "Adidas hace unos años sacó una camiseta genérica blanca y otra morada de los ochenta, conmemorativa de todo el Madrid de los ochenta. Entonces yo, partiendo de esa blanca, lo que hice fue quitar el escudo en color con la corona roja y la llevé a bordar para que me bordaran el escudo bueno de la época. Busqué bien el modelo y en una tienda me bordaron el escudo bueno. La camiseta lleva en las axilas un detallito morado que parte de las axilas y sale por todo el lateral de la camiseta, como una raya morada. Entonces fui a una mercería, compré tela morada, y en una tienda de costurería me metieron la línea morada. Después la serigrafía oficial la encontré en una página a través de internet. Así fue como me la hice", relata con detalle el periodista, que incluso no pasó por alto el detalle de los logotipos ocultos en la Final. "Luego, ya sabes, la UEFA consideraba que había doble patrocinio. El Real Madrid se la coló a la UEFA diciéndole que las rayas no eran publicidad, que formaban parte del diseño de la camiseta. Pero con lo que no coló la UEFA fue con lo del logo. Por eso, para las fotos, le pongo un esparadrapo blanco para tapar el logo de Adidas", apostilla. Alberto tampoco quiso dejar al azar el detalle del dorsal. "Le puse el 4 porque Stielike, para mí, es un jugador importantísimo en la historia del Real Madrid y se habla muy poco de él. Yo la quería con el 4 de Stielike y por eso le puse el 4. Creo que ha quedado bastante bien", sentencia orgulloso por el resultado final. López Frau no se quedó ahí e incluso tuvo la suerte de adquirir la camiseta de los británicos en aquella Final de París. "Sí, conseguí la del Liverpool original con el 7 de Kenny Dalglish hecha por Umbro años después. Esa es una camiseta conmemorativa pero es oficial, con la tela de la Final, la serigrafía de la Final… Es la misma camiseta con el 7 de Dalglish", explica el periodista, que ha colgado en sus redes sociales algunas fotografías en las que podemos contemplar las dos equipaciones

1981 fue un punto de inflexión y el punto de partida de la producción de camisetas de fútbol comerciales para los equipos de nuestro fútbol. Adidas fue pionera en el Real Madrid y en el fútbol español. La empresa alemana fue poco a poco introduciéndose en nuestra Liga en los primeros años ochenta de la mano de equipos como el propio Real Madrid o el Athletic Club. Cada vez era más normal ver a las escuadras luciendo emblemas de las marcas comerciales en sus prendas deportivas. En la temporada 1981-82, antes del Mundial de nuestro país, incluso la propia Selección española empezó a utilizar en sus partidos indumentaria de la marca Adidas. La marca de las tres bandas había llegado para quedarse. Para los aficionados del Real Madrid el nombre de Adidas pasó a ser muy presente y era habitual encontrar publicidad a toda página de la empresa alemana en los boletines oficiales del Club o en la prensa generalista. Sin ir más lejos, tras la Final de París, Adidas editó una página publicitaria en la que podíamos ver una fotografía de la plantilla posando con sus nuevas equipaciones y el siguiente texto: "El Real Madrid, Subcampeón de la Copa de Europa. El Real Madrid ha jugado la Copa de Europa con Adidas. Y ha quedado Subcampeón. Que no está nada mal. Por supuesto todos hubiéramos preferido que ganara. Pero en la Final de la Copa de Europa, ya se sabe. A veces se gana y a veces se pierde. Y sólo los grandes equipos como el Real Madrid saben aceptar ambas cosas. ¡Enhorabuena!".

Adidas en el Madrid

El Real Madrid concluyó la temporada 1980-81 jugando en París con Adidas e iniciando una relación que se prolongaría durante los siguientes cinco años. En la presentación del Real Madrid de la temporada 1981-82 los jugadores posaron en el Santiago Bernabéu luciendo las camisetas Adidas que habían llevado en París pero con el logo de Adidas del pecho al descubierto. Sin embargo, con el inicio de la competición oficial, los dorsales de la espalda cambiaron. Los que se utilizaron en París, anchos, de gran grosor y color negro, dejaron paso a unos números más estilizados y finos. El color de esos dorsales era morado claro. La camiseta era completamente blanca y sin publicidad, pero las bandas de Adidas destacaban a la vista. El escudo estaba bordado al lado izquierdo del pecho del jugador mientras que en el derecho, también bordado, estaba el logotipo de Adidas. El cuello era de solapas en punta. Lógicamente hubo dos modelos de camiseta, manga corta y manga larga, y dos equipaciones, la primera color blanco y la segunda, de visitante, color morado. Adidas se encargó de vestir a todas las secciones del Real Madrid, no sólo la de fútbol. A los equipos de baloncesto y voleibol también se les suministró prendas de la marca alemana y los equipos de la cantera madridista también vistieron con las tres bandas en las mangas.

La gran novedad llegó en la temporada 1982-83. El modelo de la camiseta siguió siendo el mismo que el de la temporada 1981-82, es decir camiseta blanca con las tres tiras de rayas moradas en las mangas, cuello de solapas de pico, escudo bordado a la izquierda del jugador, logotipo de Adidas a la derecha... Pero hubo una incorporación muy llamativa. A partir de 1982 el Real Madrid llevó publicidad de una marca comercial en el pecho de la camiseta. La multinacional italiana de electrodomésticos Zanussi pasó a ser el sponsor del Real Madrid. Estas camisetas con la nueva publicidad pudieron verse por primera vez en la presentación del equipo en el Santiago Bernabéu. En las primeras imágenes que hay de estas elásticas de Adidas puede comprobarse que al principio la serigrafía con el nombre de Zanussi en el pecho era muy grande y estaba bastante arriba, muy cerca del escudo del Club y del emblema de Adidas. Posteriormente las dimensiones de la publicidad de Zanussi se reducirían un poco y se estamparían un poco más abajo, en el centro del pecho de la camiseta. En la segunda equipación morada, la publicidad de Zanussi estaba estampada en color amarillo dorado. En la temporada 1982-83 también se cambió la serigrafía de los dorsales. Se prescindió de aquellos números finos de color morado y que costaba un poco distinguir desde la distancia o desde las pantallas de televisión y se pasó a utilizar unos números mucho más llamativos, de color oscuro, y compuestos por tres líneas similares a las que recorrían las mangas de las camisetas. En cierto modo, eran números compuestos por las propias bandas de Adidas, otro elemento más que se relacionaba con la imagen de la marca alemana. En definitiva, la camiseta de la temporada 1982-83 era la misma que la de la temporada 1981-82 en cuanto a diseño se refiere, pero con la publicidad de Zanussi en el pecho y los nuevos dorsales de tres líneas oscuras.

Como el diseño de la camiseta seguía siendo el mismo que el de la temporada anterior, tal y como puede comprobarse en imágenes de la época, muchas camisetas de la temporada 1981-82 se reutilizaron en la 1982-83 simplemente estampando encima la publicidad de Zanussi y cosiendo otra tela encima de la espalda con el nuevo dorsal estampado. A veces incluso la publicidad de Zanussi también estaba estampada en otra tela que se cosía encima del pecho. Era algo muy artesanal y, viéndolo hoy, sorprende muchísimo. Eran camisetas en las que se notaba muchísimo el 'arreglo'. En algunas incluso se traslucía el dorsal de la temporada 1981-82 por debajo del de la 1982-83. "Ten en cuenta que aquellos años, con Luis De Carlos de presidente, el Madrid estaba muy mal económicamente. Al final esas camisetas le venía bien al Club reutilizarlas porque no había pasta", recuerda Alberto López Frau. La reutilización de las camisetas fue algo muy habitual durante aquellas temporadas 1982-83 y 1983-84 porque la camiseta Adidas seguía siendo igual y el esponsor seguía siendo Zanussi. En algunos partidos, por ejemplo en determinados encuentros europeos por razones de normativa UEFA, el Real Madrid tuvo que jugar sin la publicidad de Zanussi. A veces se utilizaban camisetas en blanco sin publicidad y en otras ocasiones el método más fácil de conseguir una camiseta 'limpia' era tapando con parches blancos el nombre de la marca comercial. Encuentros como las finales de la Recopa de Europa o la Copa del Rey de 1983 las jugó el Madrid de blanco, sin publicidad, pero con las bandas de Adidas en las mangas.

Durante las temporadas 1982-83, 1983-84 e incluso 1984-85 las camisetas eran prácticamente idénticas. Teóricamente el diseño era el mismo, aunque si se analiza con lupa fotografías e imágenes de la época podemos comprobar que había, en ocasiones, pequeños matices en los que se encontraban diferencias. En ocasiones las solapas del cuello tenían picos más grandes que en otras, en algunas los remates de la punta del cuello estaban cosidos de manera distinta, otras veces los remates y los ribetes que cruzaban la camiseta a la altura de la axila tenían posiciones diferentes... Desde fuera y a primera vista las camisetas eran siempre las mismas, pero sí que había pequeños matices que las diferenciaban. El problema es que se hace difícil ubicar esos pequeños cambios en temporadas concretas porque, como ya he explicado, muchas veces las camisetas se reutilizaban de unas temporadas a otras, por lo que había equipaciones mezcladas, prendas que se almacenaban de temporadas anteriores se volvían a utilizar tiempo después, de repente se jugaba un partido con camisetas 'arregladas' de forma artesanal... Un detalle que sí que resultaba más llamativo era el del logotipo de Adidas que llevaban las camisetas en el lado derecho del jugador. El logotipo de las tres hojas, bordado, casi siempre aparecía con el nombre de Adidas, en pequeño, formando parte del propio logotipo. En la temporada 1984-85, sin embargo, ese logotipo se modernizó, se hizo más grande y desapareció el nombre escrito de Adidas. Sólo aparecía el emblema de las tres hojas. Se puede decir que fue la gran novedad de aquella última temporada con Zanussi. El 15 de junio de 1985, en partido de Copa de la Liga, el Real Madrid llevó por última vez la publicidad de Zanussi.

Esa camiseta de la temporada 1984-85 es una de las más bonitas y que mejor recuerdo dejó entre los aficionados de la época. Roberto Gómez Mira conserva una equipación completa de esa campaña que perteneció a su padre. "Es Adidas al completo, hasta las espinilleras, porque mi padre las usaba también de Adidas", matiza el hijo del legendario 7 madridista. Curiosamente, es la única que tiene de la marca alemana. "De Adidas sólo tengo una. La mayoría de las que yo guardo son sin marca, una de Adidas y dos de Hummel. La colección que yo tengo pasa de la temporada 1980-81, sin Adidas, a directamente la de la temporada 1984-85. De las camisetas de otros equipos que tengo en la colección casi todas, seguramente, coincidirán con esos años. Por eso hay ese paso de una a otra y por eso no tengo tantas del Real Madrid. Tengo camisetas del Liverpool, Aberdeen, Colonia... Son camisetas que pertenecen a esos años en los que el Madrid llevó Adidas y mi padre las intercambiaba al finalizar los partidos", argumenta Roberto.

En la temporada 1985-86, última de la primera etapa de Adidas con el Real Madrid, la camiseta era la misma de la temporada 1984-85 pero completamente en blanco, sin la publicidad. El Real Madrid se presentó con ella el viernes 19 de julio de 1985 y con este modelo de camiseta jugó sin publicidad durante la pretemporada veraniega y durante los primeros partidos oficiales de la campaña. Esa camiseta Adidas que llevó el equipo en los primeros meses de competición de la temporada 1985-86 era preciosa. Seguramente, si se hiciese una votación, sería la preferida de casi todo el mundo con los ojos cerrados. El diseñó seguía siendo el tradicional de la camiseta original de la temporada 1981-82. Cuello en pico con solapas, tela blanca y las tres bandas de Adidas recorriendo longitudinalmente las mangas en color morado. Logotipo de Adidas en el pecho a la izquierda con el emblema de las tres hojas. A la derecha, el escudo bordado de color amarillo oro. La camiseta, ciertamente, llama mucho la atención por lo llamativo del color blanco, reluciente. Es sobria, contenida y llamativa al mismo tiempo. Los ribetes morados lucen a la perfección.

De aquella camiseta Adidas de la temporada 1985-86 hay que recordar que durante las dos primeras rondas de la Copa de la UEFA el equipo blanco llevó debajo del logotipo de Adidas del pecho otro logotipo de apoyo a la candidatura de Barcelona a los Juegos Olímpicos de 1992. En septiembre de 1985 la Junta Directiva de Ramón Mendoza acordó que las equipos de fútbol y baloncesto del Club llevaran en sus uniformes el anagrama de la candidatura olímpica de cara a la elección de la sede que el Comité Olímpico Internacional realizaría en octubre de ese año. En apoyo a la candidatura el Real Madrid lució el logotipo, formado por los cinco anillos olímpicos entrelazados y dispuestos sobre la leyenda Barcelona'92. Desagraciadamente es muy difícil encontrar imágenes y fotografías de buena calidad en las que se vea cómo quedaba la camiseta. El equipo que dirigía Luis Molowny llevó por primera vez el logotipo olímpico en su camiseta el miércoles 2 de octubre de 1985, en el encuentro de vuelta de los treintaidosavos de final de la Copa de la UEFA frente al AEK de Atenas, con victoria 5-0 para los madridistas. El Real Madrid volvió a portar el anagrama olímpico en la siguiente ronda de la UEFA, frente al Tchrnomorest Odessa. Las camisetas que llevó el Madrid en esos partidos eran las blancas sin publicidad y la única diferencia era ese pequeño logotipo de Barcelona'92 debajo del de Adidas.

La siguiente variante de camiseta Adidas en el Real Madrid la encontramos también en octubre de 1985, concretamente a partir del 27 de octubre de 1985, fecha en la que el equipo madridista luce por primera vez en su pecho la publicidad de la empresa de productos lácteos Parmalat. Aquel domingo los de Luis Molowny jugaron en el Sánchez Pizjuan frente al Sevilla, así que al vestir de blanco el conjunto local se dio la curiosa circunstancia de que la publicidad de Parmalat apareció por primera vez en la segunda equipación, la camiseta Adidas morada de manga larga. La entrada de Parmalat en la camiseta del Real Madrid generó un problema con la UEFA de cara a los partidos internacionales. El organismo europeo interpretó que el logo de la candidatura olímpica era publicidad. "Lo de la Olimpiada no se puede considerar como algo comercial. Es un empeño de todos ese gran evento y el Madrid está luchando por ello", había argumentado Ramón Mendoza el día de la presentación del acuerdo con Parmalat. El Real Madrid entendía que no habría ningún problema, pero sí que lo hubo. La UEFA siempre ha sido muy meticulosa con estos asuntos y prohibía llevar más de una firma de publicidad en las camisetas, además de no dar permiso para cambiar de marca hasta finalizar la temporada. Como el organismo europeo ya había dado su permiso al Club para llevar el anagrama de las olimpiadas, no daba autorización para poder llevar la publicidad de Parmalat en las camisetas de los partidos de la Copa de la UEFA. El Madrid reclamó puesto que no recibía ninguna compensación económica de la candidatura de Barcelona. Las alegaciones madridistas contaron con el apoyo de la Oficina Olímpica de Barcelona y de la Federación Española de Fútbol. A la espera de respuesta, el Madrid alternó las camisetas con la publicidad de Parmalat en competiciones nacionales con camisetas en blanco y sin publicidad en los choques correspondientes a la Copa de la UEFA. Esa era la razón de que, por ejemplo, en el mítico encuentro de la remontada con el Borussia Mönchengladbach, los blancos no llevaran la publicidad de Parmalat en sus camisetas. El 8 de enero de 1986 la UEFA terminó reconociendo lo evidente y dio su brazo a torcer otorgando luz verde al Real Madrid para poder llevar a su sponsor oficial en sus equipaciones oficiales. De ahí hasta finalizar la temporada 1985-86 el equipo madridista llevó una de las camisetas más recordadas de la época, la clásica elástica de Adidas con las tres bandas moradas y la publicidad de Parmalat en el pecho. Con ella se ganó la Liga y se revalidó la Copa de la UEFA, segundo título consecutivo en esta competición continental.

En mayo de 1986, en la Copa de la Liga, se disputaron los últimos encuentros de la primera etapa de Adidas en el Real Madrid. La empresa alemana y el Club blanco finalizaron su relación y emprendieron caminos por separado. El Real Madrid vistió camisetas de la firma danesa Hummel entre las temporadas 1986-87 y 1993-94. Recogió el testigo la española Kelme, que suministró material deportivo al Real Madrid entre las temporadas 1994-95 y 1997-98. No obstante, en 1998, doce años después, el Real Madrid y Adidas volvieron a unir sus destinos en un reencuentro que generó mucha expectación. El recuerdo que habían dejado sus camisetas entre muchos seguidores era imborrable.

Nostalgia y camisetas 

En la actualidad muchos aficionados buscan réplicas de aquellos modelos primitivos de la década de los ochenta. La misma Adidas, de hecho, sacó en su momento una línea de ropa vintage recuperando diseños y emblemas antiguos de la propia empresa. Se trata de la línea de ropa conocida como Adidas Originals. En el marco de esta colección basada en prendas antiguas Adidas comercializó en el año 2004 una edición limitada de camisetas de fútbol basada en antiguas camisetas de la propia Adidas de diferentes clubes europeos. Uno de los modelos estaba basado en la camiseta del Real Madrid de la Quinta del Buitre. De esa prenda es de la que partió Alberto López Frau para fabricarse su propia camiseta de la Final de 1981, como detallaba antes. Seguramente esa camiseta 'vintage' de la Quinta del Buitre sea la réplica más lograda que se ha hecho de las camisetas Adidas del Real Madrid de los ochenta. El diseño de mangas, cuello y los detalles del logotipo eran prácticamente idénticos a los de la camiseta de la temporada 1985-86. La única diferencia reside en el escudo del Real Madrid, un escudo demasiado moderno que poco tenía que ver con el bordado del primer lustro de los ochenta. El nuevo escudo, bordado y con llamativos colores, tenía poco que ver con el escudo original, un escudo más simple en el que simplemente destacaba el amarillo oro de los hilos y la banda morada del centro. A pesar del moderno escudo, aquella camiseta Adidas Originals es lo más cerca que hemos estado de una réplica exacta de la camiseta de los años ochenta. Un modelo por el que muchos aficionados siguen suspirando.

"A mí, del Real Madrid, las camisetas Adidas de entre 1981 y 1985 son las que más me gustan. Son mis favoritas. Especialmente la de la temporada 1984-85", apunta Alberto López Frau al tiempo que reconoce que la nostalgia juega un papel fundamental a la hora de rememorar los viejos tiempos de estas prendas deportivas tan antiguas. “Yo era pequeño, pero creo que en aquella época no se valoraba tanto el concepto de la camiseta como en la actualidad. La afición asumía que esa camiseta no se podía tener porque no se podía tener, evidentemente. Tú ves en el Bernabéu cualquier remontada de los ochenta y hay muy poca gente con camiseta del Madrid. Con bufanda, todo el mundo, con bandera, todo el mundo, ¿pero con camiseta? Nadie. Absolutamente nadie. La fiebre de las camisetas empieza después. La nostalgia hace mucho", reconoce sin rodeos el periodista.

Con nostalgia o sin ella, lo cierto es que para muchos aquellas camisetas Adidas de los ochenta son unas de las más bonitas que ha vestido el Club a lo largo de su Historia. Ahora bien, entre los nostálgicos de estas camisetas también hay que diferenciar dos bandos distintos. Están los más sentimentales, a los que no les gusta que la camiseta del Club lleve publicidad, y los que por otro lado añoran la elástica con la publicidad de Zanussi. Entre los primeros están quienes admiten el atractivo de la camiseta que diseñó Adidas pero sin publicidad, es decir, la que se utilizó en la Final de la Copa de Europa de 1981, la de la temporada 1981-82 o la de los primeros meses de la temporada 1985-86, antes de la llegada de Parmalat. Entre los segundos están los que directamente citan la camiseta de Zanussi como la más bonita que ha llevado el equipo. En este aspecto hay que volver a insistir en que la nostalgia influye muchísimo. Para quienes conocieron de niños su primer Real Madrid vistiendo esas camisetas no hay ningún problema por la presencia de la publicidad. Lógico. Es lo que han conocido, un Real Madrid con publicidad en sus camisetas. Como no vieron al equipo vistiendo camisetas completamente blancas no tienen las reticencias de los aficionados más veteranos. A quienes sí conocieron al Real Madrid de blanco impoluto las camisetas con marcas comerciales sí que les pueden causar cierto rechazo.

Pero los tiempos mandan. Los equipos de fútbol necesitan ingresos económicos adicionales y con el paso de los años la presencia de sponsors en las camisetas se ha convertido en algo normal y habitual. "A mí las camisetas Adidas me parecen las más bonitas que ha tenido el Madrid con marca. Para mí la camiseta clásica del Real Madrid es sin nada, pero eso es de otra época. Realmente hay que ser consecuentes con lo que tenemos hoy en día. Es imposible jugar sin marcas y es imposible jugar sin publicidad. Estamos los que los asumimos y gente que no lo asume", explica Roberto Gómez Mira. El hijo de Juanito recuerda además que la presencia de Adidas en la ropa de entrenamiento a finales de los setenta ya era, lógicamente, publicidad. "Quiero decir que lo de la publicidad es relativo porque esas sudaderas que utilizaban eran de Adidas. Hay una imagen muy conocida de mi padre en un entrenamiento en la que están soltando las piernas y luego se ponen a hacer abdominales... En la plantilla tenían sudaderas de Adidas con el logo Adidas en grande en el pecho y no tenían ni el escudo del Real Madrid. Ellos entrenaban con esa ropa y llevaban publicidad en el entrenamiento", explica con toda razón.

El recuerdo de aquellas camisetas del Real Madrid de los ochenta siempre sale a la palestra cada vez que se presentan los nuevos modelos de cada temporada. Los gustos personales de cada uno quizás nos hacen ser demasiado duros a la hora de valorar las nuevas equipaciones. "Siempre he identificado a Adidas con el Real Madrid. Siempre, desde pequeño", reconoce Roberto Gómez Mira. "Ahora mucha gente, cada vez que sacan una camiseta nueva la critican, pero es que si todos nos ponemos a elegir lo que nos gusta, al final todos los años vestiríamos las mismas camisetas. Yo entiendo que ellos tienen que innovar y sacar cosas raras. Y nos pueden gustar o no nos pueden gustar, pero los que se juegan el dinero son ellos. Yo no creo que ellos cuando sacan esas camisetas lo hagan para perder dinero. ¿Que posiblemente algunas no nos gusten a la mayoría? bueno, yo lo veo comprensible. Yo puedo añorar muchas cosas de antes y puedo añorar camisetas antiguas. pero, hombre, de tres equipaciones lo que no puede ser es que no te guste ninguna. A lo mejor es que tú ya estás muy predispuesto a que no te gusten", afirma el hijo de Juanito, que en la actualidad tiene cedidas casi todas las camisetas de su padre al Real Madrid y están expuestas en el Tour del Bernabéu.

Como dice Roberto, muchos seguidores identificamos de manera ya casi inconsciente a la firma Adidas con el Real Madrid. Son tantos años y tantas temporadas viendo partidos con sus camisetas... Santillana, Camacho, Juanito, Stielike, Miguel Ángel, Gallego, Chendo, Sanchís, Butragueño, Míchel, Hugo Sánchez, Gordillo, Maceda, Fernando Redondo, Raúl, Guti, Roberto Carlos, Mijatovic, Suker, Seedorf, Panucci, Casillas, Figo, Zidane, Ronaldo, Beckham, Sergio Ramos, Cristiano Ronaldo, Benzema, Modric, Kroos... Son varias generaciones de futbolistas y de equipos los que han jugado con sus uniformes blancos. Tantos partidos, tantos momentos buenos y malos, tantos títulos, tantas victorias... Los más jóvenes sólo habrán visto a nuestro equipo vestido siempre con las ropas de la firma alemana. Desde la temporada 1998-99 hasta la actualidad Adidas ha sido el proveedor oficial de material deportivo del Real Madrid. Son 23 años ininterrumpidos luciendo las camisetas con las famosas tres bandas en las mangas. En total, contabilizando las dos etapas, Adidas ha vestido al Real Madrid en 28 temporadas. Una relación que se inició tal día como hoy de hace 40 años y que sigue vigente.