martes, 31 de diciembre de 2019

ADIÓS A 2019

Despedimos el presente año y damos la bienvenida a 2020

Últimas horas de 2019 y, como es tradición, momento para hacer balance de los últimos doce meses. De lo bueno y de lo malo. En mi caso, tengo que admitirlo, no ha sido un año muy bueno en lo personal por diferentes causas y motivos. En lo deportivo, 2019 tampoco ha sido un año que vaya a pasar a la Historia, la verdad. Después de la borrachera de títulos internacionales que hemos vivido estos últimos tiempos nuestro equipo de fútbol no ha podido levantar ningún trofeo. Nuestro último gran triunfo fue el del Mundial de Clubes de 2018 con Solari en el banquillo. Ese fue, además, el único título de la temporada 2018-19, un título que me impide calificar la temporada 2018-19 como la peor de todas las que he vivido como madridista. El mero hecho de ganar ese Mundial de Clubes ya mejora el absoluto desastre de la temporada 1995-96. Pero, de todas formas, lo que está claro es que la temporada 2018-19 ha sido una de las peores campañas de la Historia reciente del Club

Por cierto, hago un pequeño inciso para comentar lo raro que se me ha hecho este mes de diciembre no ver al Real Madrid jugar el Mundial de Clubes. Una vez más aprovecho para reivindicar esta competición. Los rivales no son de gran entidad pero hay que valorar lo que hay que ganar previamente para poder jugar esa competición.

No... No ha sido un buen año 2019. Los últimos meses de la temporada 2018-19 fueron un suplicio. El Real Madrid finalizó la Liga en tercera posición con unos números malísimos que me hicieron recordar mucho la citada temporada 1995-96. 5 empates y 12 derrotas en Liga, es decir, 17 partidos pinchando. Sólo 63 goles a favor y 46 en contra. Cómo se notó la falta de gol y la ausencia de Cristiano Ronaldo. Pero no sólo eso. El equipo terminó roto... Eliminado en febrero de la Copa del Rey, eliminado en marzo de la Champions League siendo apeado por el Ajax en octavos con una derrota 1-4 en el Bernabéu y sin opciones en Liga casi desde antes de Navidades. Un desastre que nos llevó a terminar la campaña con tres entrenadores habiendo pasado por el banquillo. Como sería la cosa que tras Lopetegui y Solari tuvo que volver Zinedine Zidane a coger las riendas del equipo.

No quiero ser tan negativo. Aunque Zidane tuvo dificultades en la recta final del ejercicio anterior y las perspectivas no parecían muy halagüeñas en el comienzo de la presente campaña, las cosas parece que se han ido enderezando. Hasta tal punto que el equipo concluye 2019 con otra cara y otras sensaciones. Podrá gustar más o menos el juego del equipo, pero lo cierto es que se ha vuelto a competir y hay jugadores que están destacando. Benzema sigue siendo el jugador referente pero 2019 ha sido la confirmación del uruguayo Federico Valverde. En estos momentos el joven centrocampista, de sólo 21 años, es el mejor futbolista del equipo y hay que agradecer a Zidane su apuesta por el chaval. En su segunda campaña Thibaut Courtois está demostrando el porterazo que todos sabíamos que era pero al que no le habíamos terminado de ver. Sus paradas están sirviendo para ver a un Real Madrid mucho más seguro de lo que estamos acostumbrados a ver, lo cual también es importantísimo para ganar partidos y luchar por los títulos.

En fútbol las cosas no han ido bien en cuanto a títulos pero, un año más, el baloncesto ha estado ahí para levantarnos el ánimo. El equipo de Pablo Laso una vez más nos ha dado alegrías. La Sección se proclamó campeona de la Liga ACB 2018-19 y fue finalista de una Copa del Rey que prefiero no comentar por lo que pasó en la última jugada con el Instant Replay. El Real Madrid también se clasificó para la Final Four que se disputó en Vitoria aunque cayó 95-90 con el CSKA de Moscú, equipo que se impuso en la Final al Efes Istanbul. En el duelo por el tercer puesto los nuestros ganaron 94-75 al Fenerbahçe. En resumidas cuentas, que el conjunto de basket sigue compitiendo por los títulos y dando la cara. Cerró la temporada 2018-19 con Supercopa y Liga y ha empezado la 2019-20 con otra Supercopa de España, segunda consecutiva y sexta en el palmarés madridista. Los nuestros siguen prolongando esta nueva etapa dorada que estamos disfrutando bajo la batuta de Pablo Laso.

En lo que respecta al blog de 'Historias del Real Madrid' ha sido evidente y notorio que este 2019 no he podido atenderlo como a mí me hubiese gustado. Sintiéndolo mucho, problemas personales me han impedido escribir con asiduidad y dedicarle el tiempo que hubiese deseado. Por desgracia en los primeros meses de 2020 la situación no cambiará mucho, pero espero que poco a poco las cosas vuelvan a la normalidad y pueda recuperar el ritmo que había seguido en años anteriores.

La vida sigue. Ojalá podamos disfrutar con el Real Madrid y podamos contemplar éxitos deportivos en este 2020 que estamos a punto de iniciar. Mis mejores deseos a nuestros jugadores de fútbol y baloncesto. Pero, sobre todo, salud. Mucha salud. Que la salud nos respete. Salud para todos y para nuestras familias. Y que nuestros mejores deseos se hagan realidad. FELIZ 2020!!!

lunes, 30 de diciembre de 2019

EL ADIÓS DE SEEDORF

Se cumplen 20 años de la marcha del jugador neerlandés

1999 no fue un buen año en lo deportivo para el Real Madrid. Tras la consecución de la Copa Intercontinental de 1998 el equipo no terminó de funcionar. La temporada 1998-99 no acabó muy bien, de hecho el técnico Guus Hiddink no llegó a terminarla y fue sustituido por John Toshack. El problema fue que con el galés las cosas tampoco marcharon muy bien en los primeros meses de competición de la temporada 1999-00. En resumidas cuentas, que deportivamente hablando el año natural 1999 fue un desastre. Muchas polémicas, muchas derrotas... Los años noventa en todo su esplendor. Lo he dicho muchas veces en el blog... Qué difícil fue ser madridista en los noventa. Para rematar la faena, en los últimos días de diciembre de 1999 conocimos la noticia de la marcha de Clarence Seedorf. Lo que me faltaba. Uno de mis jugadores favoritos dejaba el equipo a media temporada...

No lo entendía. No podía entender que se marchase uno de los mejores futbolistas de la plantilla. Con lo que había costado disponer de futbolistas de primer nivel en el Real Madrid y nos deshacíamos de un jugador extraordinario. El de Surinam, que ya había sido Campeón de Europa con el Ajax en 1995, recaló en Madrid después de una campaña en Italia con la Sampdoria. Clarence Seedorf fue uno de los grandes fichajes de Lorenzo Sanz en aquel extraordinario verano en el que se construyó el Real Madrid de la temporada 1996-97, el 'Madrid de las Estrellas' que dirigió Fabio Capello y que sentaría las bases del conjunto que después ganaría La Séptima en 1998. Se integró desde el primer día y resultó ser un futbolista decisivo desde el primer momento que se enfundó la camiseta blanca. Titular indiscutible desde el primer día y haciendo gala de un poderío arrollador en el centro del campo pese a su juventud. Parecía todo un veterano pese a contar con sólo 20 años de edad...

Clarence Seedorf brilló con luz propia siendo uno de los protagonistas de la Liga 1996-97 que se ganó con Capello. Por supuesto también fue pieza clave en el Madrid de Heynckes que ganó la Champions League y en el de Hiddink que se llevó la Copa Intercontinental. Sin embargo, en 1999, la situación comenzó a torcerse un poco, sobre todo con la llegada de John Toshack, técnico con el que no haría buenas migas. Seedorf  jugó con Toshack pero pareció perder algo de peso, era sustituido más de lo previsto e incluso empezó a sentarse en el banquillo. Eran tiempos algo convulsos para el equipo. No podemos olvidarnos de imágenes como la de aquella tremenda discusión que protagonizó el propio Seedorf con Mijatovic a mitad de partido el día de la derrota en Riazor, aún con Hiddink de entrenador. Fueron meses muy complicados para el equipo con un bajón de rendimiento de todos los componentes de la plantilla. Obviamente, los jugadores de más calidad suelen ser los señalados en estos casos y Seedorf ocupó el punto de mira de las críticas. En agosto de 1999, en plena pretemporada, surgieron los rumores de que en Italia estaban interesados en el regreso de Seedorf y todo aquello coincidió con la decisión de Toshack de dejar fuera del equipo al neerlandés en algunos amistosos. El técnico pedía más implicación y trabajo a su jugador, que además tenía competencia en el centro del campo: Savio, McManaman, Geremi... Seedorf todavía contaba con el apoyo del público en su pulso con el técnico, pero el futuro del jugador no estaba claro. El 21 de agosto de 1999 arrancó la Liga con un triunfo del Real Madrid en Mallorca pero el de Surinam no jugó. Las preguntas de los periodistas se centraban en Seedorf y el presidente Lorenzo Sanz tuvo que salir al paso asegurando que no deseaban la marcha del jugador. Pero no había terminado agosto y ya se hablaba de un acuerdo con el Inter de Milán. En el Trofeo Santiago Bernabéu el centrocampista volvió a la titularidad y cuajó una gran actuación que coronó con un gol y volviendo a recibir el calor del público. ¿Se reconducía la situación? Pues no. Antes de concluir el mes Seedorf cayó lesionado tras recibir en un entrenamiento la entrada de Iván Campo, con el que ya había tenido algún roce meses antes...

Entre unas cosas y otras, Clarence Seedorf no pudo jugar su primer partido oficial de la temporada 1999-00 hasta finales del mes de septiembre, en el tercer partido de la fase de grupos de la Champions League frente al Porto que se ganó 3-1. Seedorf ingresó en el campo en el segundo tiempo sustituyendo a McManaman. Su primera titularidad llegó en el siguiente partido, una derrota en el Bernabéu frente al Valencia. No acabó el partido. Seedorf seguía en el Real Madrid pero las cosas resultaron complicadas. Se tiró en el banquillo como suplente más de lo que deseaba y aquello le incomodaba. Para colmo, los resultados no terminaban de salir. Derrotas, empates... Octubre fue un mes muy complicado y John Toshack aguantó hasta primeros de noviembre siendo cesado, curiosamente, tras un triunfo 2-3 frente al Rayo Vallecano. Una desafortunada frase, aquella del porcino volando por encima del Bernabéu, fue lo que colmó la paciencia de Lorenzo Sanz, que se cargó a su técnico para recurrir a Vicente Del Bosque en su tercera etapa como 'apagafuegos' al más puro estilo Molowny. La relación entre Toshack y Seedorf quizás no fue la más deseable, así que la llegada de un nuevo entrenador podía ser un punto de inflexión para el neerlandés. Con Del Bosque Seedorf jugó de titular salvo en un encuentro de Champions League frente al Rosenborg en el que saltó al terreno de juego en el segundo periodo. A priori la situación personal del futbolista no parecía mala, pero no dejó de haber nunca un 'runrún' entorno a él. Y algunos tropiezos del equipo no ayudaban a que las sensaciones en torno al equipo fueran muy positivas, sobre todo tras las dos derrotas consecutivas en Liga frente al Celta, 1-0, y al Zaragoza, 1-5 en el Bernabéu con una bronca tremenda. Seedorf fue titular en los dos choques. Clarence estuvo ausente dos jornadas de Liga pero jugó el último partido del año 1999, un triunfo 1-3 frente al Alavés en Mendizorroza. Aquel 21 de diciembre de 1999 vistió por última vez la camiseta madridista en competición oficial.

La noticia se confirmó el 24 de diciembre de 1999. Había acuerdo entre las partes para el regreso de Seedorf a Italia. Seedorf era nuevo jugador del Inter, que había vuelto a la carga tras el interés del que se habló en el mes de agosto. Los italianos ofrecían 4.000 millones de pesetas al Real Madrid, una cantidad muy elevada. Desde el Club se pusieron en contacto con el padre del jugador para trasladar la información de que habían recibido tal oferta y el jugador, que se encontraba de vacaciones, entendió que si el Real Madrid se planteaba aceptarla, o no la descartaba ya de entrada, significaba que no se le valoraba lo suficiente y que lo mejor era salir de Madrid. Pese a que jugaba mucho no se sentía titular indiscutible. O eso es lo que se trasladaba... Aparentemente el adiós de Seedorf atendía a razones deportivas. Los argumentos sobre su marcha, en realidad, trascendieron en los medios de comunicación. Al parecer, problemas económicos y de liquidez empujaron al Club a vender al futbolista. Casi todo el mundo desde fuera lo entendió así. La tesorería de la entidad no pasaba por su mejor momento y los 4.000 millones de pesetas resultaban una cantidad muy elevada y difícil de rechazar. Eso sí, como ahora vamos a ver, esa nunca fue la razón oficial y todo se justificó aludiendo a cuestiones deportivas que no estuvieron nunca del todo claras.

Nada más comenzar el nuevo año, en enero de 2000, la revista oficial del Club publicaba una extensa entrevista con el entonces ya ex jugador blanco en la que el propio protagonista argumentaba las razones de su marcha. "Seedorf se explica", rezaba el titular en portada bajo una bonita fotografía en blanco y negro de Jorge Iglesias. "Clarence Seedorf explica su adiós del Real Madrid", titulaba en páginas interiores Francisco Navacerada. "Todo se resolvió en menos de veinticuatro horas. Y en ese espacio de tiempo, Clarence Seedorf dejó de ser jugador del Real Madrid para sellar su compromiso con el Inter de Milán. El conjunto italiano siempre fue uno de los equipos que más pujó por el holandés y ahora llegó con 4.000 millones de pesetas que permiten al centrocampista fichar por el conjunto transalpino. En estas líneas, Clarence explica a los lectores de la Revista Real Madrid las razones que le impulsan a abandonar nuestro Club. Clarence se despide con muestras de cariño hacia los que fueron sus compañeros y seguidores. Se cierra una etapa y se inicia otra, ahora en Milán. Pero siempre nos llevará en el corazón", escribía Navacerrada.

"Las negociaciones han sido rápidas. El acuerdo entre el Inter y el Real Madrid se cerró muy pronto, con mi padre presente en las negociaciones y dando el visto bueno a todo. Creo que era lo mejor para todos", explicaba el futbolista. Francisco Navacerrada preguntaba a Seedorf por qué decidió marcharse. "La situación era complicada para mí. Llegó un momento en el que notaba que no contaba lo suficiente para los entrenadores, y llegado a ese punto lo mejor era iniciar una nueva etapa en otro lugar, donde pudiera desarrollar todo mi juego", respondía el de Surinam. Al menos de manera oficial la marcha de Seedorf respondía a motivaciones de carácter deportivo. ¿Era un adiós sin rencor? "Desde luego. Eso quiero que quede muy claro. Si llegamos a esta situación es porque considero que es lo mejor para todas las partes. Esta decisión no puede hacerme olvidar los buenos años que he vivido en Madrid. Aquí he sido feliz, he compartido grandísimos momentos tanto en lo personal como en lo deportivo. Han sido tres años y medio maravillosos, en los que he disfrutado de la grandeza de este Club", aseguraba en tono conciliador el centrocampista, que sólo tenía buenas palabras para los seguidores madridistas: "A los aficionados quiero agradecerles el apoyo que me han mostrado en todo momento. Gracias a ellos mi adaptación fue fantástica. Ellos me hicieron comprender la grandeza de este club, el mejor de la Historia. Siempre los llevaré en el corazón".

Futbolista legendario

Muchas veces he pensado en lo que podía haber conseguido de haberse quedado con nosotros. Siempre he creído que Clarence Seedorf era un jugador para haberse tirado con nosotros por lo menos una década. Disputó un total de 158 partidos oficiales y marcó 20 goles con la camiseta blanca. Sólo tenía 23 años cuando abandonó el Club y se retiró a los 37. De haber seguido con nosotros en diez años podría haber alcanzado cifras de absoluta leyenda, siempre y cuando las lesiones le hubiesen respetado. En las tres campañas completas que jugó de blanco no bajó nunca de los cuarenta partidos: 42 en la 1996-97, 48 en la 1997-98 y 52 en la 1998-99. Haciendo un cálculo rápido, y tirando por lo bajo, se puede aventurar que Seedorf podría haberse plantado con 30 años y unos números de alrededor de 400 partidos oficiales y entre 60-70 goles. Tras su marcha de Madrid jugaría 3 temporadas en el Inter y 10 en el A.C. Milán, equipo que abandonaría en 2012 con 36 años. Colgó las botas en el Botafogo de Brasil. ¿Podemos imaginarnos a Seedorf jugando en el Real Madrid con 36 años? ¡16 años en el Real Madrid! ¿Cuántos partidos hubiese jugado? ¿Cuántos goles habría marcado? ¿Cuántos títulos hubiese ganado?

En realidad, todas esas preguntas no son más que elucubraciones sin respuesta. Hipótesis. Ciencia ficción. Nadie puede saber qué hubiese pasado de haber seguido con el Real Madrid. En cualquier caso, lo que sí que tengo absolutamente claro es que se marchó antes de tiempo y que perdimos a un jugadorazo que nos hubiera regalado grandes actuaciones. Era un futbolista extraordinario, uno de los mejores centrocampistas que he visto en el Madrid. Él y Fernando Redondo fueron mi debilidad y me alegro de haberles podido ver juntos en el Real Madrid. Eso sí, menos tiempo del que a mí me hubiese gustado...

martes, 24 de diciembre de 2019

FELIZ NAVIDAD Y FELICES FIESTAS!!!

Con mis mejores deseos para todo el mundo

En un día tan señalado como el de hoy, quiero haceros llegar a todos un mensaje de felicitación con mis mejores deseos. Desde 'Historias del Real Madrid' espero que paséis unas jornadas entrañables durante los próximos días con todos vuestros familiares y amigos. Feliz Navidad y felices fiestas. Salud, paz y prosperidad. Y todo lo mejor de cara al 2020 que estamos a punto de comenzar... Que lo podamos disfrutar todos en la mejor compañía posible y con toda la ilusión del mundo. Un fuerte abrazo!!!

domingo, 22 de diciembre de 2019

25 AÑOS DEL GOL 4.000 EN LIGA

Iván Zamorano anotó ese tanto en la goleada con la que el Real Madrid cerró el año 1994

La temporada 1994-95 fue la gran campaña de Iván Zamorano con el Real Madrid. El 'hombre gol' del equipo se lució y protagonizó muchos de los mejores capítulos del conjunto blanco en aquel ejercicio que tan buenos recuerdos dejó entre los aficionados. Hoy recordamos una de aquellas gestas. El Real Madrid fue el primer equipo en alcanzar los 4.000 goles en Liga y el delantero chileno fue el autor de aquella diana tan especial. Fue en Valladolid, en el marco de la jornada 15 del Campeonato Nacional de Liga. Este 22 de diciembre se cumplen 25 años de aquel encuentro que la escuadra de Jorge Valdano resolvió con un contundente 0-5.

Todos tuvimos claro que el gran objetivo era la Liga. Desde el principio. Lo de Odense dolió mucho, pero el equipo tenía que reponerse y centrarse en la gran meta. El Madrid ganó 2-0 en el Bernabéu al Oviedo, equipo que solía darnos algún que otro susto allá por los noventa, y en la siguiente jornada visitaba al Valladolid. El equipo lideraba la tabla empatado a puntos con Deportivo y Zaragoza. Pero, en cualquier caso, y al margen del tropezón en la UEFA, el equipo de Valdano generaba buenas sensaciones tal y como demostró aquella fría noche de sábado en el José Zorrilla. Había que ganar y se ganó. Empezamos muy bien y a los cuatro minutos Luis Enrique abrió la lata con el primer gol de partido. Poco después Iván Zamorano anotaba el 0-2 con el que el cuadro blanco, aquella noche de morado, encarrilaba el choque bien prontito. Y a la media hora llegaría el 0-3, también obra de Zamorano. Ese, precisamente, fue el gol 4.000 del Real Madrid en Liga, un espectacular derechazo del ariete madridista desde el borde del área para fusilar al guardameta González. Con aquel 0-3 se alcanzaría el descanso y tras la reanudación llegarían otros dos tantos más. Raúl materializaría el 0-4 y Alfonso, que saltó al terreno de juego sustituyendo a Zamorano, cerraría la cuenta redondeando el electrónico con el 0-5 final.

Con el gol 4.000 el chileno Iván Zamorano añadía su nombre al listado de los históricos goleadores que habían alcanzado cifras redondas en Liga. Jaime Lazcano, autor del primer gol del Real Madrid en el campeonato, Alday, autor del gol 500, Pahíño, que marcó el gol número 1.000, Mateos, que anotó el 1.500, Gento, que hizo el número 2.000, Santillana, gol 2.500, Juanito, que marcó el gol 3.000 y Butragueño, que puso su firma al gol 3.500

Fueron muchos los grandes recuerdos que nos dejó la temporada 1994-95. En la campaña que más ilusión generó tras los convulsos inicios de la década de los noventa disfrutamos mucho con el equipo. Aquella noche de jueves, día de la Lotería de Navidad, me alegré muchísimo delante de la pantalla de la televisión con un conjunto que me había devuelto la esperanza de volver a ver a los blancos celebrando un título de Liga. Había que olvidar lo del Odense. El Real Madrid despidió el año 1994 con aquella goleada 0-5 en Valladolid y tanto equipo como aficionados nos marchamos de vacaciones con muy buen sabor de boca. Una blanca Navidad, sí señor. A la vuelta, los Reyes Magos nos traerían otra goleada con cinco dianas. Pero eso será otra Historia...

VALLADOLID: González, Ferreras, Albesa (Belodedici, 83'), Ramón, Cuaresma, Chuchi Macón (Pablo, 58'), Quevedo, Gracia, Miguelo, Nilson e Iñaki Hurtado.

REAL MADRID: Buyo, Chendo, Hierro, Sanchís, Lasa, Luis Enrique, Milla (Alkorta, 73'), Martín Vázquez, Amavisca, Raúl y Zamorano (Alfonso, 66').

GOLES
0-1 min. 4 Luis Enrique
0-2 min. 12 Zamorano
0-3 min. 31 Zamorano
0-4 min. 52 Raúl
0-5 min. 74 Alfonso

viernes, 6 de diciembre de 2019

LO DEL ODENSE

Se cumplen 25 años de la derrota en el Bernabéu frente al Odense y la eliminación del Real Madrid de la Copa de la UEFA

El martes 6 de diciembre de 1994 el Real Madrid disputaba la vuelta de los octavos de final de la Copa de la UEFA de la temporada 1994-95. Tras eliminar al Sporting de Lisboa y al Dínamo de Moscú el equipo blanco se midió al modesto Odense BK, sobre el papel y a priori un equipo más que accesible. En el encuentro de ida, jugado el 22 de noviembre de 1994, el Real Madrid ganó pero recuerdo que los daneses dieron más guerra de lo esperado. Se adelantaron los locales, Zamorano y Amavisca dieron la vuelta, empataron los anfitriones y Laudrup consiguió el gol de la victoria en el minuto 90. En cualquier caso, victoria 2-3 y eliminatoria encarrilada y favorable para los madridistas.

Quizás los factores teóricamente favorables hicieron que Valdano alineara, para la vuelta, a un equipo, digamos, exótico. Demasiado exótico, incluso. En parte se trataba de un equipo de circunstancias. Sólo tres días antes, Míchel había caído gravemente lesionado de su rodilla izquierda en el encuentro de Liga de la jornada 13 disputado en Anoeta frente a la Real Sociedad. Rotura de ligamentos cruzados de la rodilla izquierda. El centrocampista, baluarte del Madrid de inicios de los noventa, se encontraba a sus 31 años en el mejor momento de su carrera deportiva pero aquella lesión le apartaría de los terrenos de juego para todo lo que restaba de temporada. Su baja, importantísima, suponía un quebradero de cabeza para Jorge Valdano, que tuvo que improvisar bastante para ocupar esa banda derecha con un sustituto. Hierro y Zamorano también eran baja por sanción. Ya eran tres titulares fuera, a los que se sumaron Buyo y Sanchís por decisión técnica, ya que Valdano decidió darles descanso. Cañizares jugaría su segundo partido oficial como madridista después de haber debutado, también en la UEFA, en Moscú. Nando disputaría su primer partido de aquella campaña. Alfonso, que había vuelto a jugar unos minutos tras su lesión en el primer partido de Liga, sería quien hiciese de Míchel... Entre unas cosas y otras se juntaron muchas novedades, pero había equipo de sobra para ganar: Cañizares, Quique Sánchez Flores, Nando, Alkorta, Luis Enrique, Alfonso, Redondo, Martín Vázquez, Laudrup, Butragueño y Amavisca

El partido

Lo recuerdo como un partido muy extraño. Era diciembre pero se jugó a plena luz del día. Era festivo, día de la Constitución. El choque arrancó a las 17.15 horas de la tarde y se emitió en directo por TVE-1. El Madrid vistió la camiseta blanca de manga larga sin los emblemas de las garras de Kelme, como era habitual en las competiciones europeas. Las gradas del Santiago Bernabéu estaban medio vacías. Ni por asomo pensaba que la cosa iba a terminar como terminó...

Un partido extraño, sí... El juego no fue bueno pero desde un principio se pudo comprobar que el Real Madrid estaba por encima del rival en cuanto a nivel y calidad técnica. Durante la primera media hora se generaron bastantes ocasiones. Pero no salían las cosas, faltaba acertar en los metros finales... El gol del Real Madrid podía llegar en cualquier momento, pero no llegaba. Butragueño no tenía ya la inspiración de sus mejores días. Recuerdo un remate suyo, muy flojo, que el guardameta foráneo atrapó sin problemas. Sería lo que veríamos a lo largo de todo el encuentro. El Madrid atacando sin éxito y un llamativo 0-0 al descanso. Valdano movería el banquillo con un doble cambio, de esos que se hacen cuando las cosas no están saliendo como se esperaba, con Dubovsky y Sandro sustituyendo a Butragueño y Alfonso.

Mediado el segundo tiempo llegó una jugada que pudo haber cambiado el curso del partido y de la Historia. Tras una espectacular jugada de Fernando Redondo el argentino cedió el balón dentro del área a Dubovsky, por la derecha, y un defensor del Odense le hizo un penalti clarísimo. Penalti de libro que se tragó el colegiado y que pudo haber significado el 1-0 para el Real Madrid. Pero no. Y casi de inmediato, del hipotético 1-0 se pasó al 0-1. Saltó la sorpresa. Una acción de ataque del Odense finalizó con el visitante Petersen dentro del área mano a mano con Cañizares. El danés resolvió cruzando la pelota con una media vaselina por encima del guardameta madridista y establecía así el 0-1 en el marcador. Quedaban veinte minutos por delante. El resultado nos valía, puesto que con el 0-1 seguía pasando la eliminatoria el Real Madrid por el valor doble de los goles fuera de casa. Pero claro, ya habíamos gastado la bala de reserva. Ya no había colchón. Otro gol de los foráneos nos dejaría en la cuneta. 

No voy a negar que pasé nervios en lo que restó de partido. Además esos nervios se percibían también en el equipo, demasiado atropellado a la hora de atacar y con sensación de prisas. El cronómetro corría y el 0-1 no se movía. Pero claro, en teoría la presión era para los visitantes... ¿O quizás no? El Odense no tenía nada que perder, venía ya 'eliminado' de Dinamarca. El Real Madrid, quizás por orgullo viéndose detrás en el marcador o empujado por aquella política del fútbol ofensivo tan vigente y azuzada por los medios de comunicación de la época, lo seguía intentando una y otra vez mientras se desordenaban sus líneas y sus jugadores sobre el césped.

Estábamos en el descuento, sólo había que aguantar unos minutillos y se acabaría el partido. Una derrota, sí, pero lo importante era pasar de ronda y seguir en Europa. El equipo, sin embargo, parecía empeñado en, por lo menos, tratar de empatar. Ya habíamos superado el minuto 90 y el Madrid seguía atacando. Quique Sánchez Flores, tras una buena incorporación, realizó un disparo a puerta que se fue a las manos del guardameta visitante. Y en la siguiente jugada llegó el cataclismo, lo que nadie se esperaba... El portero sacó de puerta y tras varios toques los daneses entraron por la izquierda y centraron al área. La pelota pasó por debajo de las piernas de un atacante a la altura del punto de penalti pero le llegó a Bisgaard, totalmente solo, en el pico derecho del área pequeña... ¡Estaba solo! Y todos estábamos con el corazón en un puño. Bisgaard cruzó el balón superando a Cañizares. Gol del Odense. 0-2. Increíble.

La gran decepción

Se me cayó el mundo encima. Me vine abajo. No me lo podía creer. Los jugadores del Odense lo celebraron por todo lo alto y en el banquillo visitante se volvieron locos de alegría. Normal. Le habían dado la vuelta a la eliminatoria en el último minuto. No quedaba tiempo, a duras penas se llegó a sacar de centro del campo. No hubo tiempo para nada. Pocos segundos después de cumplirse el minuto 47 el colegiado italiano Loris Stafoggia, (QEPD), decretó el final de la contienda. El Real Madrid estaba eliminado.

Fue muy duro, muy duro. Hasta tal punto fue tan duro que lo recuerdo como mi segundo peor recuerdo como madridista sólo por detrás de la primera Liga de Tenerife. Petrificado delante de la pantalla del televisor, con aquellos rótulos de TVE reflejando el marcador final del partido... 0-2. Recuerdo que me entró un dolor de estómago terrible. Me entraron ganas hasta de vomitar, lo juro. Fue un palo tremendo, sobre todo por la decepción. El equipo había empezado tan bien la temporada, estaba jugando tan bien y había tanta ilusión alrededor de aquel Real Madrid que nadie se esperaba que pasara algo así. Aquello fue muy de los noventa. Sí, otra gran decepción al estilo tan de los noventa. El 'Síndrome del Transworld Sport' volvía a realizar acto de presencia y lo hacía en una temporada en la que se suponía que no tenía que aparecer. Por fin teníamos un gran equipo, había grandes jugadores, teníamos futbolistas como Laudrup y Redondo... ¿Cómo pudo suceder aquello? 

Pues sí. Sucedió. El modesto Odense nos apeó de Europa. Y fue una verdadera pena porque había plantilla y equipo para haber hecho algo importante en aquella Copa de la UEFA. No hubiera sido fácil porque había equipos como el Parma, el Bayern Leverkusen, el Lazio, la Juventus... Qué miedo daban los equipos italianos por aquella época... De hecho, la Final la acabarían jugando el Parma y la Juventus. De todas formas, estoy convencido de que el Real Madrid pudo haber llegado muy lejos y que había equipo para haber peleado por el título. Pero ya no sirve de nada darle vueltas, ¿quién sabe qué hubiera pasado? Es hacer conjeturas. Ciencia ficción. Nunca sabremos qué hubiera pasado de haber seguido en la competición. 

Lo único seguro es que estábamos fuera. Fue el último partido de Emilio Butragueño en Europa y su penúltimo partido oficial con la camiseta blanca. Tampoco Dubovsky (QEPD) volvería a jugar en competiciones europeas. Martín Vázquez, por su parte, también se despedía de las competiciones continentales como madridista, aunque todavía jugaría un partido de la Recopa un año después con el Deportivo. El Real Madrid, fuera de Europa, se centraría en ganar aquella Liga con un bloque de futbolistas muy definido y algunos suplentes jugaron muchísimo menos de lo que podían haber jugado en caso de haber seguido en las dos competiciones. Cañizares y Alkorta eran internacionales con Clemente en aquellos momentos. El portero no volvería a jugar hasta la jornada 37, con la Liga ya ganada. Había sido uno de los grandes fichajes de la temporada pero sólo disputó 3 partidos oficiales. El central bilbaíno, por su parte, alcanzó los 14 partidos. De los presentes el día del Odense el defensa Nando desaparecería del mapa y, al igual que Cañizares, sólo volvería a ser alineado en la jornada 37, en Vigo. Dos partidos oficiales en toda la temporada. Alfonso tampoco encontró su sitio en el equipo y la llegada de Raúl le relegó a un rol muy diferente del que todos pensábamos a comienzos de campaña. Tampoco volvería a vestir la camiseta blanca en competiciones europeas. Fueron algunos damnificados por el tropezón continental.

Fue un accidente, tampoco hay que buscarle más explicaciones. Sí, recuerdo la polémica que se generó tras la eliminación... Creo que fue la primera vez que recuerdo escuchar aquello de las "rotaciones". A Jorge Valdano le cayeron muchos palos por la alineación que sacó aquel día. Pero, sinceramente, creo que no es justo. Teniendo en cuenta la calidad del rival y el resultado que se traía de Dinamarca tenía cierta lógica dar oportunidad a algunos suplentes. ¿Que fueron muchos suplentes de golpe? Pues no lo sé, quizás sí. Pero, de todas formas, el equipo formado aquel día frente al Odense no era malo en absoluto. Insisto, había nivel para ganar el partido más que de sobra. De hecho, sin ser un buen partido de los blancos, que no lo fue, se pudo haber ganado perfectamente. Se mereció ganar. Por ocasiones, por llegadas... Por todo. Fue un partido para haberlo ganado. De ahí el sorpresón del 0-2. Ayer recordaba aquí en 'Historias del Real Madrid' mi vieja teoría sobre 'El día tonto en el Bernabéu', aquella leyenda que mantengo desde hace años de que todas las temporadas el Real Madrid tiene una jornada aciaga jugando en casa. Bueno, pues no hay mejor ejemplo que lo que sucedió tal día como hoy de hace 25 años. 'El día tonto en el Bernabéu' de la temporada 1994-95 se registró en la vuelta de los octavos de final de la Copa de la UEFA. Y ya está.

Fue una gran decepción, el lunar de la temporada 1994-95. El 6 de diciembre de 1994 es una fecha negra para mí como madridista. En la víspera del ataque de Pearl Harbor no fueron los japoneses sino los daneses los que nos reventaron el Bernabéu por sorpresa. Una tarde aciaga para el fútbol español, por cierto, en la Copa de la UEFA. Además del Real Madrid también quedaron apeados el Deportivo de la Coruña, que perdió en Dortmund con el Borussia, y el Athletic Club, que perdió en Italia con el Parma. En cualquier caso, lógico, lo que me dolió fue lo del Real Madrid.

De todas formas, a pesar de aquel varapalo con el Odense, conservo buenísimos recuerdos de aquella temporada 1994-95. Ahora me resulta extraño, pero por aquella época lo principal era la Liga. De hecho, el gran objetivo de aquella temporada era la Liga. El equipo tuvo siempre muy claro que lo que quería era el Campeonato Nacional de Liga, el torneo de la regularidad. Y se consiguió. De hecho, después de cuatro años sin ganarla, adjudicarse aquella Liga resultó una de las mayores alegrías que recordamos muchos madridistas. Le tengo mucho cariño a esa Liga y todos aquellos futbolistas que la ganaron. Fue un buen año, una buena temporada. El único disgusto, lo del Odense...

REAL MADRID: Cañizares, Quique Sánchez Flores, Nando, Alkorta, Luis Enrique, Alfonso (Dubovsky, 60'), Redondo, Martín Vázquez, Laudrup, Butragueño (Sandro, 60') y Amavisca.

ODENSE BK: Hogh, Nedergaard (Bisgaard, 76'), Michael Hemmimgsen, Hansen, Schjonberg, Carsten Hemmimgsen, Melvang, Dethlefsen, Thorup (Hjorth, 65'), Pedersen y Tchami.

GOLES
0-1 min. 71 Pedersen
0-2 min. 91 Bisgaard

jueves, 5 de diciembre de 2019

EL DÍA TONTO EN EL BERNABÉU

Todas las temporadas, incluso en las buenas, el Real Madrid tiene un partido en casa en el que las cosas no salen bien

'El día tonto en el Bernabéu'. Se trata de una expresión que vengo utilizando casi desde que era un crío para definir aquellos partidos en los que el Real Madrid tiene un traspies en casa, especialmente si es inesperado o se produce en el marco de una buena temporada. Tengo que matizar bien todo esto... Me refiero a tropiezos o derrotas totalmente inesperadas por la entidad del rival o las circunstancias. También me vale para partidos desastrosos que se registran de manera aislada en medio de una buena campaña. Para que nos entendamos, quedarían excluidas derrotas en el Santiago Bernabéu como las de la temporada 1995-96 puesto que aquella campaña estuvo plagada de partidos perdidos, muchos de ellos en nuestro propio estadio.

El origen del 'día tonto en el Bernabéu' se remonta a los tiempos de la Quinta del Buitre. Un clarísimo ejemplo sería el empate a uno con el PSV en la Copa de Europa de la temporada 1987-88, unas tablas que terminarían siendo decisivas para que el equipo se quedara en la cuneta en Eindhoven. Sin embargo, de aquella misma campaña, llamó más la atención la derrota 0-4 en Liga frente al Atlético de Madrid en un momento en el que el equipo de Beenhakker se encontraba en racha. Tras un arranque de campeonato casi perfecto, a ritmo de goleadas y tras haber eliminado al Oporto de la Copa de Europa, resultó que la primera derrota llegó en casa y a lo grande. 'El día tonto en el Bernabéu'.

Aquellos años triunfales de la Quinta del Buitre fueron extraordinarios para el equipo. Sobre todo en Liga. Pero fútbol es fútbol, como diría Boskov, y siempre hay algún tropiezo llamativo, algún empate... Aquel 2-2 de la primera jornada de la Liga 1988-89 con el Osasuna, el 3-3 con el Logroñés de la 1989-90... 'El día tonto en el Bernabéu'. Resultados que me sorprendían...

Pero la primera temporada que utilicé a conciencia el término, que lo patenté, para que nos entendamos, fue en la temporada 1992-93. La primera campaña que seguí con la seriedad de un adulto hubo un par de resultados que me fastidiaron bastante. Uno fue el 1-1 en el Bernabéu frente al Rayo Vallecano, con el guardameta Wilfred, QEPD, protagonizando una de sus habituales exhibiciones frente a nosotros. El otro fue el empate 2-2 con el Logroñés en un partido digno del día tonto en el Bernabéu. Se adelantaron los riojanos de penalti, conseguimos dar la vuelta al marcador casi al final con un gol de Esnáider y justo en el 90' el Tato Abadía anotó el definitivo 2-2. Sí. 'El día tonto en el Bernabéu'.

El propio Logroñés sería otro de los protagonistas del día tonto en el Bernabéu un par de años después, la campaña de la Liga 1996-97 que ganamos con Capello. Un empate a cero sin goles que generó bastantes críticas, sobre todo por parte de los adversarios del técnico italiano que no estaban satisfechos con el fútbol de la escuadra merengue. Un ejercicio más tarde, el año de La Séptima, el Racing de Santander se llevó un 2-2 del Bernabéu con un tanto en las postrimerías que me dejó bastante planchado. 

Con el cambio de siglo hubo un equipo que se hizo asiduo protagonista del día tonto en el Bernabéu. Me refiero al Mallorca, que en la campaña de la Liga 2000-01 se llevó un 0-2 de nuestro estadio. Estaba ya en el equipo nuestro ex Samuel Eto'o. Lo de nuestros 'ex' frente al Real Madrid da para un artículo bien extenso y exhaustivo, por cierto. Bueno, el caso es que el camerunés se aficionó a reivindicarse en nuestro campo en partidos como el 1-5 de mayo de 2003. Aquella Liga la ganó el Real Madrid, pero en el Bernabéu, frente al Mallorca, los de Vicente Del Bosque protagonizaron el 'El día tonto en el Bernabéu' de la temporada 2002-03. Eto'o marcó un gol. Y marcaría otros dos en el triunfo del Mallorca en el Bernabéu por 2-3 de la temporada 2003-04. Este partido no lo incluyo en la categoría del 'día tonto' porque la recta final de campaña con Queiroz fue un puñetero desastre. Todo fueron 'días tontos' y no ganamos nada, así que no lo entra dentro de la categoría.

Hasta nuestros días hemos seguido teniendo ejemplos de todo tipo que encajan dentro de la teoría de 'El día tonto en el Bernabéu'. No se me olvidará nunca el cabreo que agarré el día del 0-1 del Levante, gol de Salva de penalti, de la temporada 2006-07. Campaña en la que ese partido, en realidad, tendría que disputarse el título de día tonto con el del 0-3 frente al Recreativo de Huelva. O el 0-1 con el Getafe de la Liga de Schuster, en la temporada 2007-08. En la temporada 2010-11 el Sporting ganó 0-1 en el Bernabéu en lo que resultó ser la primera derrota de José Mourinho como local tras una racha de nueve años. Recuerdo que fue partido para haberlo ganado sin problemas, pero que acabó con esa derrota 0-1. "Hemos tenido el día tonto en el Bernabéu", repetí varias veces aquel 2 de abril de 2011.

martes, 3 de diciembre de 2019

30 AÑOS SIN FERNANDO MARTÍN

Se cumplen tres décadas de la muerte del legendario jugador de baloncesto del Real Madrid

El 3 de diciembre de 1989 falleció en accidente de tráfico Fernando Martín Espina, jugador de la Sección de Baloncesto del Real Madrid que contaba en aquellos momentos con sólo 27 años de edad. El coche que conducía el pívot antes de dirigirse al Palacio de los Deportes sufrió un aparatoso percance en una curva de la antigua Nacional II... Era domingo, día de partido. El equipo de basket jugaba contra el CB Zaragoza y el de fútbol visitaba Balaidos para medirse al Celta de Vigo en la correspondiente jornada de Liga. Pero todo quedó eclipsado con la triste noticia de la muerte de Fernando.

Todos recuerdan dónde y cómo conocieron la noticia de la pérdida del legendario baloncestista. En mi caso ese momento está ligado, como tantos y tantos recuerdos deportivos de mi infancia, a la radio. Mi padre siempre solía tener puesto el transistor en la cocina los domingos por la tarde para seguir los partidos de fútbol y la información deportiva. Y fue así como me enteré de la muerte de Fernando Martín aquella tarde. La impresión fue tremenda. El fútbol estaba por delante del baloncesto para mí, pero se trataba de toda una institución del Real Madrid, el pionero que había jugado en la NBA, uno de los más grandes jugadores de la Sección de basket... Era algo increíble. La pérdida era irreparable.

La pena fue tremenda por tratarse de quien se trataba. No voy a desglosar nada nuevo ahora sobre su figura, ya por todos conocida. Hace un par de meses publiqué aquí la entrevista que le hice a Javier Balmaseda sobre su libro 'Fernando Martín. Instinto Ganador'. En la obra queda reflejada la dimensión humana y deportiva de esta leyenda que alcanzó logros impresionantes. El primer español que jugó en la NBA fue 86 veces Internacional con España y logró una Medalla de Plata en el Eurobasket de Nantes 83 y otra en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984. Con el Real Madrid, equipo con el que jugó entre las temporadas 1981-82 y 1985-86 en una primer etapa y entre 1987-88 y 1989 en la segunda, ganó 4 Ligas, 3 Copas del Rey, 1 Supercopa, 2 Recopas de Europa, 1 Copa Korac y 1 Copa Mundial de Clubes

¿Qué más hubiera conseguido de haber seguido con vida? Por físico seguramente hubiese podido jugar al baloncesto muchos años más. Por otra parte, como me comentaba el propio Javier Balmaseda, muchos consideran que no hubiese prolongado su carrera demasiado en el tiempo para poder dedicarse a otros menesteres, seguramente lejos del mundo de la canasta. Nunca lo sabremos. Lo único cierto, por desgracia, es que nos dejó a los 27 años.

Como cada 3 de diciembre todos los madridistas recordamos la figura legendaria de Fernando Martín. Pero esta vez será un poco más especial porque se cumplen 30 años de su desaparición. Sirvan estas pocas líneas a modo de homenaje en este aniversario. Fernando siempre estará en el recuerdo. Nunca le olvidaremos.