martes, 30 de septiembre de 2014

RECORDANDO A MÍCHEL

El último de la Quinta dio el salto al primer equipo hace treinta años 

Jorge Valdano, al que recordaba en la última entrada, no fue la única novedad del Real Madrid para la temporada 1984-85. Varios meses después de la llegada de cuatro de los integrantes de la Quinta del Buitre de Julio César Iglesias a la primera plantilla del Real Madrid, el último de los componentes de aquel quinteto llegó por fin al primer equipo.

José Miguel González Martín del Campo, Míchel, que ya había debutado con el Madrid en el partido de la huelga de 1982, se convirtió a todos los efectos en jugador del Real Madrid de la mano del nuevo entrenador del equipo, Amancio Amaro. El técnico gallego, que había dirigido al Castilla campeón de Liga en Segunda División de la anterior campaña 1983-84, tomó las riendas del equipo sustituyendo a Don Alfredo Di Stéfano. Con él, subieron a la primera plantilla Míchel y Ochotorena, guardameta de aquel Castilla de la Quinta del Buitre.
Desde aquel momento se convirtió en uno de los jugadores más emblemáticos del equipo. Era buenísimo. Centrocampista de lujo, se desenvolvía con técnica y precisión desde la banda derecha, desde la que ponía unos centros milimétricos que acabaron en goles y más goles para el Real Madrid. No sólo los daba. Además de asistencias, Míchel promediaba unas elevadas cifras anotadoras. Llegaba a portería con mucha facilidad. Tenía un buen golpeo de balón, era buen lanzador de faltas y tenía un buen disparo.
Titular indiscutible desde su llegada a la primera plantilla, fue uno de los fijos en las alineaciones de todos los entrenadores que le tuvieron a sus órdenes y pieza fundamental del equipo durante el lustro de las cinco Ligas consecutivas que encadenó la escuadra merengue.
Pese a su enorme calidad y al peso importante que tenía en la plantilla, a Míchel le costó ser aceptado por el público del Bernabéu. Es algo que yo no entendía. Michel levantaba la animadversión entre nuestros adversarios y era uno de los jugadores más odiados y criticados en varios campos. Aquello, en cierto modo, lo podía entender. Pero no entendía el rechazo que despertaba en ciertos sectores de la grada de nuestro propio estadio. No termino de comprender si era que se le exigía más que a los demás… No lo sé.
La crítica deportiva fue demasiado dura con los componentes de la Quinta del Buitre a causa de los tropiezos en la Copa de Europa, y Míchel fue uno de los blancos preferidos de ciertos carroñeros de la grada y de los medios de comunicación. El caso es que los silbidos contra él fueron hasta habituales y, en el último encuentro del campeonato liguero 1988-89, Míchel se retiró del terreno de juego en pleno partido. Así, como suena. Pidió y se llegó a plantear su salida del Club, algo que no me entraba en la cabeza siendo, como era, uno de los mejores del equipo.
Las críticas le seguían persiguiendo incluso en la Selección. En Italia, en 1990, dejó para el recuerdo una memorable actuación contra Corea del Sur marcando tres goles que celebró con aquel recordado ‘me lo merezco’ con el que el jugador quería reivindicarse de los palos que recibía por parte de crítica y afición.
La cima de la polémica llegó en 1991 con el famoso capítulo de los toques a Valderrama. Partido contra el Valladolid en el Santiago Bernabéu. Saque de esquina a favor del Real Madrid y dentro del área, de manera disimulada y de espaldas, Míchel le tocó los huevos, literalmente, al colombiano Valderrama, que incrédulo, miraba a Míchel estupefacto. No pasó nada más. Pero claro, la escena fue perfectamente captada por las cámaras de televisión y aquello fue carne de cachondeo para rato. A partir de entonces, Míchel tuvo que soportar en muchos desplazamientos, sobre todo a terrenos de juego manifiestamente antimadridistas, los cánticos en los que se coreaba su nombre poniendo en duda su masculinidad.
El resurgir
Conociendo lo mucho que se tomaba a pecho Míchel las críticas, aquello le podía pasar factura. Pero resultó que no. No sé lo que pasó por su cabeza, pero a partir de aquella temporada Míchel se centró del todo. Fue algo así como la llegada a su madurez como futbolista. Empezó a ‘pasar’, por así decirlo, de las críticas, de los cánticos en su contra… y se centró en lo que mejor sabía hacer: jugar al fútbol.
Muchas veces he contado, y quien siga ‘Historias del Real Madrid’ lo sabrá, que la llegada de la década de los noventa le sentó mal al Real Madrid. Pero al que le sentó bien fue a Míchel. Mientras Butragueño iniciaba la curva descendente de su rendimiento, Míchel se erigió en uno de los mejores del equipo. Es más. Yo diría que incluso mejoró como futbolista.
En la campaña 1992-93, por ejemplo, Míchel fue para mí el mejor del Real Madrid de largo. Así se le reconoció en una encuesta realizada por la revista Fortuna Sport entre todos los jugadores de Primera División y de la que salió Míchel como el mejor jugador nacional de la Liga Española. Aún guardo el ejemplar, en el que se incluía un artículo titulado El silencio de los sepultureros.
Alcanzada la treintena, su calidad no mermó absolutamente nada. Con 31 años, en la campaña 1994-95, seguía siendo titular indiscutible… hasta que se lesionó. De gravedad, además. Corría el minuto 13 de la jornada 13 del campeonato liguero. Mal número, sin duda. El Real Madrid visitaba el Estadio de Anoeta para medirse a la Real Sociedad y en una jugada Míchel se rompió la rodilla. La peor de las lesiones. Rotura de ligamentos cruzados de la rodilla izquierda. Practicamente decía adiós a la temporada. Se especuló con una posible vuelta de cara a la recta final. Con mucha suerte, a lo mejor le daba tiempo a jugar la última jornada de Liga frente al Betis. Pero no. No llegó a tiempo.
Última campaña
Míchel volvió a jugar en la siguiente temporada 1995-96. Pero con 32 años largos, el parón de los diez meses anteriores le había pasado factura. La temporada 1995-96 fue además muy convulsa en lo institucional y en lo deportivo. Cambio en la presidencia del club, relevos en el banquillo, tropiezos sobre los terrenos de juego… Los malos resultados presagiaban un cambio de ciclo en una plantilla que necesitaba nuevas caras y una buena inyección de calidad. Desde mi punto de vista, Míchel podía haber seguido un par de años más en el equipo. Pero terminaba contrato y meses antes de acabar la Liga ya se sabía que el madrileño no renovaría.
Aún recuerdo su último partido oficial en el Santiago Bernabéu. Fue contra el MéridaButragueño había abandonado el Real Madrid un año antes. Ahora le tocaba el turno a Míchel. No me lo podía creer. Me resultaba durísimo ver a mis ídolos de infancia abandonar el club. Fueron doce temporadas en el primer equipo. Toda una vida para mí. Me costaba imaginarme al Real Madrid sin Míchel, sin Butragueño
Aquel 19 de mayo de 1996, las gradas homenajearon a uno de los futbolistas más grandes que pasaron por el Real Madrid. Y a Michael Laudrup, que también jugaba su último encuentro en el Bernabéu con la camiseta madridista. Lo dicho, un día muy duro. Míchel cuajó una grandísima actuación y marcó dos goles. Uno de ellos, además, un golazo.
En el minuto 83, se produjo el cambio. Rafa Alkorta entraba al terreno de juego por Míchel, que fue despedido por todos sus compañeros. No pudo aguantar las lágrimas. Se arrodilló y besó el césped del Santiago Bernabéu sobre el que tantos éxitos había vivido. Dejó el campo saludando a un estadio que coreaba su nombre y tras abrazarse con su gran amigo Rafa Alkorta, dejó el campo.
La temporada 1995-96 no fue nada buena en lo deportivo. Pero al menos, la despedida de Míchel fue acorde a lo que requería la marcha de uno de los más grandes.
Míchel jugó su último encuentro oficial con el Real Madrid a la semana siguiente, en Zaragoza, en la última jornada de aquel campeonato 1995-96.
Destino, México
Tras abandonar el Real Madrid, jugó una temporada en México enrolado en las filas del Atlético Celaya de Emilio Butragueño. Aquel año también jugó con ellos Hugo Sánchez. La tripleta de ex madridistas jugaron juntos en aquella temporada 1996-97 en la que, en tierras aztecas, rememoraron tantas tardes de buen fútbol de la década de los ochenta con la camiseta blanca.
Al término de aquella campaña, Míchel colgó las botas.
No se desligó del fútbol. Colaboró en diversos medios de comunicación como analista y comentarista y empezó a entrenar.
Entre 1984 y 1996, José Miguel González Míchel disputó 559 partidos oficiales con el Madrid marcando 130 goles. Sólo en Liga, disputó 404 duelos y anotó 97 dianas.
Ganó seis Ligas, dos Copas del Rey, cuatro Supercopas, una Copa de la Liga y dos Copas de la UEFA.
Fue 66 veces internacional con la Selección Española, con la que jugó los Mundiales de México 1986 e Italia 1990 y la Eurocopa de Alemania 1988. Marcó 21 goles con la elástica roja pese a jugar como centrocampista, siendo durante años uno de sus máximos artilleros.
Siempre le recordaré cabalgando por la banda derecha, con el número ocho a la espalda, y lanzando uno de aquellos precisos centros para que Santillana, Hugo, Butragueño o Zamorano convirtiera la asistencia en gol. Así durante doce largos años

domingo, 28 de septiembre de 2014

COCINERO ANTES QUE FRAILE

Jorge Valdano jugó en el Real Madrid antes de ser entrenador

Este pasado verano se han cumplido veinte años de la llegada al banquillo del Real Madrid de Jorge Valdano. Pero también se han cumplido treinta de su primer aterrizaje en la casa blanca, en aquella ocasión como futbolista en activo. El argentino fue uno de aquellos jugadores que recuerdo con tanto cariño de mi infancia. Su llegada coincidió con la consecución de los primeros éxitos deportivos que le vi conseguir al Real Madrid.
Jorge Alberto Valdano Castellanos nació en Las Parejas, Argentina, el 4 de octubre de 1955. Se inició en el balompié en el Newell's Old Boys, con el que llega a jugar en su primer equipo antes de dar el salto a Europa. En el año 1975 se inicia su periplo por el fútbol español jugando con el Alavés, en Segunda División. Con los de Vitoria disputa cuatro campañas antes de ser fichado por el Zaragoza, conjunto que le brinda la oportunidad de jugar en Primera División.
Con los aragoneses, Valdano juega cinco campañas completas, entre 1979 y 1984. El argentino, que ya había sido internacional Sub-21 con su país, disputa el Mundial de España del año 1982. Durante su estancia en el Zaragoza, Jorge Valdano dejó muestras de ser un buen jugador de ataque. Anota 46 goles en Liga a lo largo de sus 143 encuentros ligueros con la camiseta maña.
Llega al Real Madrid
En el verano de 1984, con 28 años, el Real Madrid se cruza en su camino y el argentino llega al Santiago Bernabéu. Su llegada coincide con la eclosión definitiva de La Quinta del Buitre. Siempre recuerdo que hasta que no llegó Valdano, no logré ver al Real Madrid ganar títulos. No recuerdo nada de la Copa del Rey de 1982. Era muy pequeño. Los primeros éxitos que pude disfrutar, de manera conscientes, fueron los que cosechó el equipo aquella temporada 1984-85, la primera con Valdano en el equipo. Me refiero a la Copa de la Liga y, sobre todo, a la Copa de la UEFA de aquella edición, que durante los próximos meses voy a recordar con especial cariño desde 'Historias del Real Madrid'.
Precisamente, en la Copa de la UEFA, Jorge Valdano jugó un papel importante con sus goles. Pero también con sus palabras. El argentino fue quien acuñó el ya famoso término del 'miedo escénico'. Como ya tendremos tiempo de recordar, el Real Madrid pareció abonarse al ritual de perder a domicilio el primer encuentro de cada eliminatoria para tener que remontar después en casa. Se inició entonces un ciclo de remontadas históricas que convirtieron en leyenda aquellas noches europeas que Jorge Valdano y compañía vivieron como protagonistas principales.
Jorge Valdano se acopló perfectamente al equipo. Era un gran jugador de equipo. Un delantero de complemento, podría decirse. No jugaba en punta, como el clásico ariete. No era un 'nueve', para entendernos. Era un 'once'. Un delantero que podía jugar más retrasado, en ocasiones incluso como centrocampista, por la banda izquierda, que se sumaba al ataque con mucha facilidad y que veía puerta llegando desde atrás.
No era un jugador muy técnico, al menos como yo le recuerdo. Se trataba de un futbolista de equipo, muy trabajador. Y, sobre todo, con mucho carácter y una fuerte personalidad que le convertía en una especie de líder, por así decirlo. Además, había llegado al Real Madrid a una edad con la que podía presentar una hoja de servicios en la que la veteranía, desde luego, era un grado. Curtido ya en mil batallas, Valdano había pasado por todos los escalafones del fútbol español. Empezó jugando muy joven en la fría Vitoria, viviendo la dureza de la Segunda División de los años setenta, y había llegado a la cúspide de su carrera profesional enrolado en las filas del Real Madrid.
Compartió vestuario y delantera con toda una generación de nombres legendarios de la historia del Real Madrid. Santillana, Juanito, Hugo Sánchez, Butragueño... Con todos ellos compartió éxitos y goles.
Campeón del Mundo
Sin ninguna duda, 1986 fue su gran año. El gran año de Jorge Valdano. Los éxitos que se habían iniciado en 1985 para el Real Madrid se prolongaron en 1986. Con Luis Molowny en el banquillo, el Real Madrid se proclamó campeón de Liga 1985-86 y campeón de la Copa de la UEFA. Segundo éxito consecutivo en Europa para el Madrid y para Valdano, que aquel verano viviría un nuevo éxito internacional.
El madridista llegó a México para disputar el Mundial con su selección. Y allí, en tierras aztecas, Valdano se proclamó Campeón del Mundo. El conjunto de Carlos Bilardo, con Diego Armando Maradona como estrella absoluta, doblegó en la Final al combinado de Alemania por 3-2.
Jorge Valdano, titular de aquel equipo, marcó el 2-0 en la Final. Era su cuarto gol en aquel Mundial, después de haber anotado un doblete frente a Corea del Sur y otro gol frente a Bulgaria.
Con la vitola de Campeón del Mundo, Jorge Valdano inició una nueva campaña con el Real Madrid en la temporada 1986-87. Aún no sabía que no llegaría a terminarla vestido de corto. En marzo de 1987 se le detectó una hepatitis B que le impidió concluir la campaña. No volvería a jugar hasta estar plenamente recuperado. Pero la recuperación se prolongó, se prolongó, se prolongó...
El argentino siguió en la disciplina del conjunto blanco a lo largo de la temporada 1987-88, aunque no llegó a jugar ningún partido al no haber recibido el alta médica. En 1988, camino de cumplir los 33 años, Jorge Alberto Valdano se retiró del fútbol en activo.
Curiosamente, hubo un intento de regresar a los terrenos de juego después de haber colgado las botas. Se habló de la posibilidad de regresar para disputar el Mundial de Italia, del año 1990. Valdano se puso a entrenar de nuevo junto a uno de los filiales del Real Madrid en un intento de volverse a poner en forma. Sin embargo, la propuesta no fructificó.
Jorge Valdano disputó su último encuentro oficial con el Real Madrid el 4 de marzo de 1987, en el estadio del Estrella Roja, en Copa de Europa. Aquel día el Madrid cayó 4-2 en una eliminatoria que habría que superar, como no, en el Santiago Bernabéu. 2-0 ganó el Madrid en la vuelta, ya sin Valdano sobre el terreno de juego. Lo más curioso de esta historia es que el que sí que estuvo en el césped del Bernabéu aquel 18 de marzo de 1987 fue el yugoslavo Milan Jankovic, que fue el futbolista que sustituyó a Valdano en la recta final de aquella campaña 1986-87. La ficha vacante de extranjero tras la baja por enfermedad de Valdano fue cubierta con el yugoslavo, que pasó en pocas semanas de enfrentarse al Madrid a vestir la casaca blanca.
En total, Jorge Alberto Valdano disputó un total de 120 encuentros oficiales con el Real Madrid y marcó 56 goles. Ganó tres Ligas, dos Copas de la UEFA y una Copa de la Liga.
Tras la retirada
Una vez retirado, Jorge Valdano no pudo alejarse del fútbol. Hombre culto, formado, de buena presencia y excelente prosa, el argentino pasó a colaborar con los medios de comunicación como analista y comentarista.
También inició su carrera de técnico empezando a dirigir en las categorías inferiores del Real Madrid. En el año 1992, dio el salto a los banquillos de Primera División como técnico del Tenerife. Con los de la isla, ironías de la vida, privó al Real Madrid de ganar dos Ligas que nos dejamos allí en los dos partidos claves disputados en el Heliodoro Rodríguez López para concluir las campañas 1991-92 y 1992-93.
Diez años después de su llegada al club como jugador, en 1994, Jorge Valdano regresó al Real Madrid como entrenador. Dos décadas hace ya de aquello. Lo recordaba el día que se cumplieron los veinte años de la presentación de la plantilla del Real Madrid para la temporada 1994-95.
Como entrenador, Jorge Valdano consiguió la Liga en su primera campaña al frente de la nave blanca. En el siguiente ejercicio, las cosas no marcharon tan bien en Liga y, siguiendo aquella desastrosa política de ceses en cuanto se torcían un poco los resultados, fue destituido mediada la campaña 1995-96.
Jorge Valdano había sido jugador y entrenador del Real Madrid. ¿Qué más le quedaba? El siguiente paso era la directiva. El argentino regresó, una vez más, al Real Madrid en el año 2000 de la mano de Florentino Pérez, que se impuso a Lorenzo Sanz en las elecciones celebradas aquel verano. El nuevo presidente llegó rodeado de varios exjugadores de renombre que pasaron a ocupar diversos puestos en el organigrama del Club. Así, por ejemplo, Don Alfredo Di Stéfano pasó a ser presidente honorífico. Jorge Valdano llegó como Director General Deportivo, cargo que desempeñaría hasta el año 2004.
En 2009, al iniciarse la segunda etapa de Florentino Pérez al frente de la institución, Jorge Valdano volvió a desempeñar un cargo en el Real Madrid, esta vez como Director General de Presidencia, hasta 2011.

No serán muchos los jugadores del Real Madrid que puedan decir que han pasado por casi todos los escalafones del club, como hiciese en su día el gran Don Santiago Bernabéu, que fue jugador, entrenador y presidente de la entidad. Valdano realizó una trayectoria algo similar. Aunque no ha sido presidente, sí que ha defendido la camiseta del Real Madrid desde los terrenos de juego a los despachos, pasando por el banquillo y habiendo logrado éxitos en cada una de las facetas.
Veinte años después de haber estado dirigiendo al Real Madrid como entrenador, me apetecía recordar su etapa anterior como jugador madridista, de la que se cumplen ya treinta años. Jorge Alberto Valdano Castellanos puede presumir de haber sido 'cocinero antes que fraile'.

martes, 23 de septiembre de 2014

AQUELLA GOLEDA DE ZARAGOZA

El 1-7 de la Romareda ha sido durante 27 años el récord goleador a domicilio en Liga

Septiembre de 1987. El Real Madrid de La Quinta del Buitre ha arrancado la Liga como un tiro. La escuadra de Leo Beenhakker funciona como un reloj suizo, con unos jugadores que se conocen de memoria y que están llegando a las cimas de sus respectivas carreras deportivas. Los blancos han ganado 0-4 al Cádiz en el primer partido y en la segunda jornada se imponen al Sporting de Gijón con un rotundo 7-0. Once goles en dos partidos. En la tercera jornada liguera hay que viajar a Zaragoza. Y allí, el equipo vuelve a marcar siete goles.

Aquel 12 de septiembre de 1987 el Real Madrid lograba su mayor goleada a domicilio en la historia de la Liga. Esa marca ha estado vigente durante los últimos 27 años hasta que el pasado sábado Cristiano, Bale, James, Chicharito y compañía marcaron ocho goles.

REAL ZARAGOZA C.D. : Cedrún; Fraile, Juanito R., Casuco, Tino V, Güerri, Señor, Lumbreras, Mejías I (Pascual, min. 80), J. Orejuela, Rubén Sosa (Roberto E., min. 80). (Entrenador: Luis Costa)
REAL MADRID C.F. : Buyo; Chendo, Tendillo, Sanchís, Solana; Míchel, Gallego, Martín Vázquez, Gordillo (Jankovic, min. 73); Butragueño, Hugo Sánchez (Santillana, min. 75). (Entrenador: Leo Beenhakker)

GOLES
0-1 min. 30 Gordillo
0-2 min. 35 Lumbreras (p.p.)
0-3 min. 56 Butragueño
0-4 min. 80 Michel
0-5 min. 81 Michel (penalti)
0-6 min. 85 Chendo
0-7 min. 87 Jankovic
1-7 min. 89 Roberto

Lo más curioso de aquel día es que, a pesar de anotar siete goles, el mexicano Hugo Sánchez se quedó sin ver puerta. El que terminaría siendo Pichichi de aquella temporada 1987-88 no marcó ningún gol aquel día. Sin duda, una anécdota curiosa.

Como también queda como curiosidad que en aquel partido nuestro lateral derecho, Miguel Porlan Chendo anotase el que sería su primer gol con el Real Madrid. El de Totana firmó el 0-6 en la recta final del encuentro con un disparo cruzado.

sábado, 20 de septiembre de 2014

GOLEADA PARA LA HISTORIA

El Real Madrid marca por primera vez ocho goles a domicilio en Liga

Hoy hemos vivido un partido que pasa a formar parte de las históricas estadísticas del Real Madrid. El conjunto de Carlo Ancelotti se ha impuesto por 2-8 en Riazor frente al Deportivo de La Coruña con un hat-trick de Cristiano Ronaldo, dobletes de Bale y de Chicharito y un auténtico golazo del colombiano James.

Este 2-8 rompe el anterior récord, que se había establecido en la tercera jornada del Campeonato de Liga 1987-88 en Zaragoza. 1-7 ganó aquel día el Madrid de Leo Beenhakker. Curiosamente, también fue en Zaragoza donde goleamos  con seis tantos de diferencia en la campaña 2011-12, la Liga de los récords de Mourinho. 0-6 nos impusimos en aquella segunda jornada liguera celebrada el 28 de agosto de 2011.

Sin embargo, nunca habíamos llegado a marcar ocho goles fuera de casa en Liga. Por lo tanto el partido de hoy, 20 de septiembre de 2014, ya forma parte de la galería de efemérides especiales de la historia del Real Madrid. Una página más de las 'Historias del Real Madrid'.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

UN ARRANQUE DE LIGA FULGURANTE

Se cumplen veinte años del inicio de la Liga 1994-95

Sábado 3 de septiembre de 1994. Tal día como hoy de hace dos décadas ya. Arranca el campeonato de Liga 1994-95 y se televisa el encuentro con el que el Real Madrid de Jorge Valdano se estrena en el torneo de la regularidad. Es una salida y, además, nada sencilla. Jugamos en el Sánchez Pizjuán del Sevilla.

Recuerdo como si fuera ayer aquel partido. Las ganas que tenía de ver al equipo en acción en competición oficial eran enormes. El desasosiego que me había insuflado el equipo durante la temporada 1993-94 había desaparecido. Durante los últimos meses, la llegada de los refuerzos de lujo y la buena pretemporada me habían generado una renovada ilusión. Aquel Madrid me transmitía buenas sensaciones. Tras cuatro años de sequía liguera, mi mayor deseo era que el equipo volviese a recuperar el cetro de la Liga. Para ello había que trabajar duro, jugar bien y dar un buen puñetazo sobre la mesa. Y aquel 3 de septiembre de 1994 lo dimos. Y por la vía rápida.

13 segundos tardó el Real Madrid en ponerse por delante en el marcador aquel choque. La primera jugada de la temporada concluyó en gol tras saque de centro. Seis toques de balón entre cinco jugadores bastaron para que Iván Zamorano, que en menos de tres meses había pasado de desahuciado a titular indiscutible, llevase a la red un balón que le había centrado desde la derecha Michel, como no. Se trataba, además, del gol más rápido en un comienzo liguero en la historia de la Liga en España.

Iván Zamorano, que aquella temporada terminó siendo Pichichi, firmó el 0-2 cuando no se había alcanzado todavía el minuto 5 de partido. Una rápida jugada de ataque del Madrid, pase de Laudrup al chileno y el ariete eleva el balón ante la salida de Unzué para anotar el segundo. Qué manera de empezar la Liga.

Antes de llegar al cuarto de hora el Real Madrid anotó el 0-3. Lo marcó Alfonso, a puerta vacía. Sin embargo, recuerdo que en aquella misma acción, el madrileño cayó lesionado al recibir una dura entrada del sevillista Jiménez por detrás en el momento de realizar el disparo a portería. Mala suerte para el de Getafe, que volvía a jugar un partido oficial después de la gravísima lesión de su rodilla a principios de aquel 1994 y que le privó de ir al Mundial de Estados Unidos.

Alfonso Pérez Muñoz llevaba el dorsal siete a la espalda aquel 3 de septiembre. Aquella iba a ser ya la temporada de su consagración definitiva, ya como titular indiscutible del equipo. Aquella nueva lesión que le llegó tal día como hoy de hace veinte años, sin embargo, cambió el rumbo de su carrera deportiva. Le sustituyó aquel día José Emilio Amavisca, que en principio no apuntaba a jugar mucho en su primera temporada en el Madrid. Sin embargo, el cántabro jugó un muy buen partido aquel día en Sevilla y, cosas del destino, acabó siendo fundamental en la consecución de aquella Liga.

Para complicársele más las cosas al pobre Alfonso, a la eclosión de Amavista se unió, semanas más tarde, la aparición de un nuevo delantero de diecisiete años en la cantera. No hace falta ni que diga su nombre. Supongo que cualquiera que esté leyendo estas líneas sabe a quién me refiero. Pero no adelantemos acontecimientos. Ya habrá tiempo para recordar, dentro de unas semanas, a uno de los jugadores más grandes que han pasado por las filas del Real Madrid. Volvamos al partido de Sevilla.

Con un 0-3 al cuarto de hora, las buenas sensaciones que había transmitido el equipo durante la pretemporada se estaban confirmando a lo grande. Recuerdo estar sentado en el sofá viendo el partido cuando mi padre, ferviente seguidor del Barcelona, llegaba a casa. Me preguntó cómo iba el marcador y yo, con una sonrisa de oreja a oreja y una cara de satisfacción enorme, le pude decir aquello de "vamos 0-3 en quince minutos". Madre mía, qué satisfacción sentí en aquel momento. Qué buenos recuerdos...

El partido estaba más que encarrilado, y además pudo haber llegado algún gol más. En la recta final de la primera parte, Jiménez cometió un claro penalti sobre el incorporado Amavisca. Tarjeta roja para el zaguero hispalense y pena máxima a favor del Madrid. Lo ejecutó Michael Laudrup. ¡Con las ganas que tenía de que se estrenara como goleador con la camiseta blanca! Pero no. El guardameta Unzué, en una brillante intervención, detuvo el disparo desde los once metros. El gol de Laudrup con la camiseta blanca no iba a llegar ese día. Aunque, ahora que lo pienso, era imposible que el danés marcase de blanco porque, en nuestra condición de visitantes, vestíamos de morado aquel día. Estrenábamos la equipación de Kelme en partido oficial, por cierto.

En los primeros compases de la segunda parte, nuevo penalti a favor del Madrid. Y nuevamente sobre Amavisca que, como ya he apuntado, cuajó un grandísimo partido sorprendiendo a los que no apostábamos por él cuando llegó al club aquel verano de 1994. Esta vez, el encargado de ejecutar el lanzamiento fue el especialista del equipo durante tantos años. Michel no falló y el eterno 'ocho' blanco colocó el 0-4 en el marcador.

Aún hubo tiempo para un penalti más. Esta vez a favor del Sevilla, sin embargo. El ex jugador ovetense Bango firmó el tanto del honor del cuadro local al superar a Buyo con su disparo desde el punto fatídico.

No obstante, la victoria no parecía correr peligro y el Real Madrid, con aquel rotundo 1-4, confirmaba que la Liga era un objetivo prioritario. Había hambre, buenos jugadores y mucha ilusión. Los madridistas habíamos recuperado la ilusión de cara a una temporada en la que viviríamos grandes momentos que recordaré aquí en 'Historias del Real Madrid'.

De momento, habíamos empezado muy bien. Aquel partido en Sevilla, del que hoy se cumplen veinte años, demostró que podíamos confiar en el equipo.

martes, 2 de septiembre de 2014

¿BUSTINGORRI EN EL REAL MADRID?

Un cromo de la Liga 89-90 colocaba a Eugenio Bustingorri en el Santiago Bernabéu

Durante la recta final de la temporada 1988-89 sonaron muchos nombres como futuribles para el Real Madrid. Repasando antiguas revistas Don Balón y recortes de periódicos que conservo veo que se hablaba de cambios para la portería y para la defensa. Se aseguraba que el nuevo técnico, John Toshack, no contaba ni con Buyo ni con otros jugadores de la zaga blanca. Y uno de los nombres que sonó con fuerza para apuntalar la línea defensiva fue el de Eugenio Bustingorri.

El defensa navarro del Osasuna concluía contrato y su llegada al club blanco debió de parecer tan inminente que en la colección Liga 89-90 de Ediciones Este apareció el cromo de Bustingorri como jugador del Real Madrid. Sí. Para asombro de todos los chavales de la época, el cromo se editó gracias al método artesanal al que nos tenía acostumbrados Este. Se cogía una foto del jugador con su anterior equipo, se le pintaban los colores de su futura escuadra y pista, a los kioscos. Después, una vez presentado el nuevo jugador, se utilizaban las fotos para realizar un segundo cromo y de esa manera había dos versiones de un mismo jugador.

Sin embargo, en esa ocasión, el tiro le salió por la culata a Ediciones Este. Habían corrido demasiado. Tanto que se pasaron de frenada. Bustingorri no fichó nunca por el Real Madrid y el cromo quedó para la historia como prueba de una buena metedura de pata. El cromo fue conocido como el del "fichaje fantasma" puesto que no llegó a realizarse nunca.

El Real Madrid acabó fichando a Fernando Hierro, que había estado cerca del Atlético de Madrid y fue el conjunto colchonero el que acabó fichando al ex de Osasuna. Bustingorri finalmente acabó en Madrid, pero para jugar en el Vicente Calderón.

El cromo de Fernando Hierro, por cierto, se realizó siguiendo el mismo método que el de Bustingorri. Se cogió una foto del malagueño en acción con el Valladolid y se le pintó la camiseta de blanco. Sobre la elástica se escribió el sponsor del Real Madrid de la temporada 1988-89, Parmalat. Camiseta que Hierro no llegó a utilizar, por supuesto.

Curiosamente, el cromo de Bustingorri era el Fichaje 11 de la colección y el cromo de Hierro fue justo el siguiente, el Fichaje 12. Obviamente, hubo que editar un Fichaje 11 BIS para corregir la metedura de pata del supuesto ingreso del ex del Osasuna en el Real Madrid.

Como ya he dejado bien claro en las dos últimas entradas de 'Historias del Real Madrid', los fichajes madridistas para aquella temporada 1989-90, de la que ahora se cumplen veinticinco años, fueron Fernando Hierro, Oscar Ruggeri y Joaquín Parra. Por cierto, el cromo de Ruggeri también era pintado sobre una fotografía de su etapa como jugador del Logroñés, como no...