martes, 3 de junio de 2025

30 AÑOS DE LA LIGA DE VALDANO

Se cumplen tres décadas de la consecución del título liguero de la temporada 1994-95

Sábado 3 de junio de 1995. Una fecha inolvidable para toda una generación de madridistas. Para la mía, concretamente. Tal día como hoy de hace 30 años el Real Madrid ganaba 2-1 al Derportivo y se proclamaba Campeón de Liga de la temporada 1994-95. La Liga de Valdano. La Liga de Amavisca y Zamorano. La Liga de Michael Laudrup y Redondo. La Liga en la que descubrimos a Raúl. No sé... Qué se puede contar ya de aquella Liga tan especial que no hayamos rememorado un montón de veces. Aquí en 'Historias del Real Madrid' ya escribí sobre el partido hace 10 años, cuando se cumplieron los veinte años y hace cinco, con motivo del 25 aniversario. Sinceramente, poco se puede añadir a lo que ya hayamos rememorado un montón de veces.

Sí que me gustaría reincidir en la importancia que tuvo aquella Liga para todos los que la vivimos, sobre todo para los que teníamos una edad muy determinada. Yo soy de los que vivió las cinco Ligas consecutivas de la Quinta del Buitre, es decir, la Liga de 1995 fue mi sexta Liga. Pero puedo decir claramente que aquella Liga con Valdano fue la primera que celebré por todo lo alto y de manera consciente. Las cinco Ligas seguidas las viví desde el punto de vista de un niño. Sí, disfruté muchísimo con ellas, pero sin ser consciente de lo difícil que resulta ser Campeón y de lo especial que estaba siendo toda aquella etapa. Llegué a 'acostumbrarme' a que el Madrid ganara la Liga. Era como si fuese algo que se daba por hecho. Era lo normal. Todos los años mi equipo ganaba la Liga. Una rutina, vaya. Pero llegaron los noventa y resultó que no, que la Liga no se ganaba todos los años porque sí. Llegaron los noventa con todas sus desgracias y aquel trauma que me dejó Tenerife. Fue entonces, en 1992, cuando se acabó mi feliz 'infancia futbolística' y me di cuenta de dos cosas, de lo difícil que resultaba ganar en el fútbol y de lo grandiosa que había sido aquella etapa de las 5 Ligas consecutivas. Vaya que si fue grandiosa... Como que no hemos vuelto a vivir nada igual desde entonces. Y eso que acaban de cumplirse 35 años de la Liga de 1990. Desde entonces no hemos vuelto a encadenar Ligas. Sólo una vez hemos conseguido revalidar el título, en las ediciones de 2006-07 y 2007-08. Nada más. Dos Ligas seguidas. Como para pensar en cinco. Menudos años fueron aquellos con Míchel, Butragueño, Martín Vázquez, Hugo Sánchez, Gordillo, Chendo... Buen fútbol todas las semanas y unos recuerdos maravillosos para los niños como yo. Pero no valorábamos todo aquello. Ni lo niños... Ni los mayores. Los mayores tampoco, pendientes y obsesionados como estaban con la dichosa Copa de Europa que nunca llegaba. Creo que, pendientes de aquella Séptima que se resistía, muchos no terminaron de paladear a un equipo que ganaba la Liga todos los años pero al que se encargaban de afear que no ganara la Copa de Europa.

Y así nos plantamos en la década de los noventa. Tiempos de sequía en los que ganar una Copa del Rey se celebraba a lo grande. Y en los que empezamos a echar de menos aquellas Ligas que para algunos debían de parecer tan fácil de ganar en su momento. Fueron cuatro temporadas sin la Liga, dos de ellas perdidas el último día en Tenerife. Cuatro campañas y una temporada completa para ganar la de la temporada 1994-95. Desde abril de 1990 a junio de 1995 pasaron cinco años. Ahora, cinco años me parece poco tiempo. Pasan muy rápido, demasiado rápido. Pero entonces, cuando éramos jóvenes, cinco años eran larguísimos, muchísimo tiempo. Ya no digo cuando eras niño. De niño, cinco años era toda una vida. De ahí que yo creciese pensando que la Liga era algo que se ganaba siempre, todos los años, cuando se acercaba el final del curso en el colegio. Cuando ya eras adolescente el paso del tiempo no era tan exageradamente lento, no, pero sí que se hacía largo. Fue tan larga la espera que, cuando por fin ganamos la Liga el 3 de junio de 1995, la celebramos como si fuera la primera que vivíamos. Tengo esa sensación. Era mi sexta Liga pero aquella de la temporada 1994-95 la celebré como nunca. Como si fuese la primera. Porque, en cierto modo, lo era. Ahí ya sí que le dábamos el valor que tenía, porque veníamos de un periodo muy duro de cuatro temporadas sin ganarla. "Un gol que vale una Liga", recuerdo que grité aquella tarde noche de junio de hace 30 años cuando Iván Zamorano marcó el 2-1.

He contado muchas veces en el blog que, de crío, y no tan crío, llegué a estar convencido de que nunca vería ganar al Real Madrid una Copa de Europa. Afortunadamente estaba muy equivocado. Pero en 1995, con el Síndrome del Transworld Sport más vigente que nunca, estaba convencido de aquello. No ganaríamos la Champions League nunca. Era algo como descartado, por así decirlo. Por ese motivo, ganar la Liga era lo máximo. La tensión de aquel sábado 3 de junio de 1995 era la de una Final. La primera página de Marca ese día estaba ilustrada con una gran foto de un trofeo de Liga. "Vale la pena", titulaba el rotativo. "Casi nueve meses de fútbol para llegar a 90 minutos decisivos. El Real Madrid está a un paso de conquistar su 26 título de Liga frente a un Deportivo que quiere luchar hasta el último minuto por su primer título", escribían en el periódico. "Valdano, como Mendoza, apuestan. Quieren que el Real Madrid salga hoy campeón del Bernabéu". Todos los aficionados lo queríamos. Y por ese motivo nuestra generación celebró tanto aquella Liga de la temporada 1994-95. Y es que, además, ese era el objetivo señalado desde el primer día que se puso a trabajar el equipo. El objetivo era ganar la Liga. Sí, fue durísimo lo de la eliminación en la Copa de la UEFA con el Odense. Y en la Copa del Rey también quedamos apeados. Pero, no sé, parecía algo totalmente secundario. Lo que queríamos era ganar la Liga. Y por eso, cuando se ganó, la explosión de alegría fue tremenda.

Todavía conservo la cinta VHS con el partido y las celebraciones del final. Grabé en una cinta de audio el Carrusel Deportivo de aquella tarde noche. Recuerdo que tenía un reloj de pulsera Casio, de aquellos tan 'modernos' de la época con agenda, en el que memoricé la fecha de ese día para recordar cuándo habíamos ganado la Liga. Compré al día siguiente los periódicos. El Marca y el As, con Zamorano en sus primeras páginas, como no. También aparecía en la portada del Don Balón de aquella semana, en plena celebración con el titular de "alirón blanco". Conseguí hacerme con las portadas de casi todos los periódicos del domingo que recogían el triunfo del Real Madrid. Y varios días después mi amigo Jesús me regaló un cuaderno especial que editó el ABC con el historial de las 26 Ligas ganadas por el Real Madrid y toda la información relativa a esa temporada tan maravillosa. Lo sigo conservando todo. Como la edición especial que sacó la Revista Real Madrid, un número extraordinario dedicado a la Liga. "Número especial Campeonato de Liga 94-95. Campeones. Imágenes inéditas del título, fotos y análisis de los jugadores, los números, los récords. Superpóster de los Campeones". No sé si me quedó algo por coleccionar de aquel triunfo liguero de 1995.

Treinta años después

Han pasado tres décadas de aquello. Treinta años. Esto sí que ha sido toda una vida. Y durante todo este tiempo como aficionado del Real Madrid hemos visto de todo. Y sí, resultó que sí que íbamos a ver ganar la Copa de Europa. Y la cosa no se quedó en La Séptima, no. Después vinieron más. Muchas más. La Octava, La Novena... La Décima se hizo también de rogar lo suyo, doce años nada menos. Y ahí, con La Décima, empezamos un ciclo glorioso que se ha prolongado hasta el año pasado. 15 Copas de Europa. Quién nos lo iba a decir, en aquellos tiempos fastidiados de los noventa, que nuestra generación llegaría a ver tantos éxitos en la Champions. Yo, que pensaba que no vería ninguna. Y ya hemos visto nueve. Nueve. Qué barbaridad. Que inmensa alegría. He disfrutado muchísimo con las Champions League de estos últimos años. Pero, precisamente por eso, quiero reivindicar también la alegría que experimentamos los que hace 30 años vimos ganar aquella Liga de la temporada 1994-95. Los más jóvenes no lo entenderán, acostumbrados a ver ganar tantas Champions League y pensando que eso debe de ser lo normal y a lo único que hay que aspirar. Pero es que hace tres décadas ganar una Liga tenía un valor inmenso. Y así lo celebramos.

Así lo celebramos los que cantamos los tantos de Zamorano, que gol a gol se hizo con el Pichichi de aquella temporada. Iván, que por el canto de un duro no se quedó fuera del equipo antes de empezar porque Valdano no contaba con él. Ni con Amavisca, recién llegado, pero que al final se quedó y resultó ser la gran revelación de la temporada. Cómo olvidarnos de todo lo que pasó aquella campaña que recordamos con tanto aprecio. El debate aquel sobre si tenía que jugar Milla o Fernando Redondo. El debut de aquel chaval de 17 años llamado Raúl. El último gol oficial de Butragueño. Francisco Buyo convirtiéndose en el futbolista que más partidos había jugado en Primera División y el primero que alcanzaba los 500 partidosLuis Enrique, después de recorrer casi todos los puestos del equipo en los últimos años, asentándose en la banda derecha para sustituir al lesionado Míchel. El gol 4000 en Liga. El día del 5-0 al Barcelona. El gol de Mikel Lasa al Sevilla desde 58 metros. La vuelta de Fernando Hierro al centro de la defensa y sus espectaculares incorporaciones desde atrás. El rendimiento de un rejuvenecido Sanchís que volvió a brillar como en sus mejores tiempos. La magia de un Michael Laudrup que nos hizo disfrutar a lo grande con su fútbol. El gol de Chendo al Valladolid para seguir en la carrera por la Liga. El debut con gol de Alberto Rivera, el goleador más joven en Liga de la Historia del Club. La camiseta de Kelme con las garras en las mangas y la publicidad de Teka en el pecho que se ha convertido en un icono de aquel equipo. Son tantos y tantos recuerdos los que me vienen a la cabeza de aquella temporada... 

Tal día como hoy de hace 30 años, a estas horas, estábamos viendo aquel partido tan especial. Todos los títulos que ha ganado el Real Madrid nos han hecho muy felices. Pero tengo muy claro que la Liga 1994-95 ha sido uno de los más especiales. No fue la primera que vimos ganar pero, en cierto modo, fue la primera que celebramos. Y lo hicimos a lo grande, siendo ya perfectamente conscientes de la importancia que tenía aquello. No lo olvidaremos nunca. Y eso que han pasado tres décadas. 30 años de la Liga de Valdano...

REAL MADRID C.F. :  Buyo, Quique Sánchez Flores, Hierro, Sanchís, Lasa, Luis Enrique, Redondo, Laudrup  (Sandro, 88′), Martín Vázquez (Raúl, 64′), Amavisca y Zamorano.  Entrenador: Jorge Valdano

DEPORTIVO DE LA CORUÑA :  Liaño, Boro, Ribera, Djukic, Nando Martínez, Aldana (Alfredo, 59′),  Donato, Fran, López Recarte, Bebeto y Manjarín (José Ramón, 62′).  Entrenador: Arsenio Iglesias

GOLES
1-0 min. 39 Amavisca
1-1 min. 68 Bebeto
2-1 min. 85 Zamorano 

jueves, 22 de mayo de 2025

SE NOS VA LUKA MODRIC

El Real Madrid hace oficial la marcha del centrocampista croata al término de la presente temporada

Ya es oficial. Se acaba el capítulo de Luka Modric como futbolista del Real Madrid. El Club acaba de publicar un comunicado en el que confirma la marcha del centrocampista croata. "El Real Madrid C. F. y nuestro capitán Luka Modric han acordado poner fin a una etapa inolvidable como jugador de nuestro club al término del Mundial de Clubes que nuestro equipo disputará a partir del 18 de junio en Estados Unidos". En el texto se apunta que la entidad quiere mostrarle su agradecimiento y todo su cariño a quien ya es "una de las más grandes leyendas de nuestro Club y del fútbol mundial". También se recogen unas palabras de Florentino Pérez dedicadas al jugador. "Luka Modric permanecerá para siempre en el corazón de todos los madridistas como un futbolista único y ejemplar, que ha representado siempre los valores del Real Madrid. Su fútbol ha enamorado al madridismo y a todos los aficionados en el mundo. Su legado permanecerá para siempre", señala el presidente. La nota termina deseando al futbolista y a su familia "todo lo mejor" en esta nueva etapa de su vida y concluye anunciando un homenaje para este sábado con motivo del último partido de Liga que disputará el equipo. El propio futbolista, en sus redes sociales, también ha confirmado su adiós publicando una bonita fotografía en la que aparece besando el escudo de la camiseta y el texto "Madridistas, os quiero mucho".

Termina así el runrún que venía circulando desde hace varios días en relación al futuro del futbolista. A poco de concluir la Liga no se sabía nada sobre una posible renovación o la finalización de la etapa de Modric como jugador blanco. Extrañaba mucho que no se supiese sobre todo porque, en el caso de no renovar, como así ha sucedido, los aficionados querían saber si se le podría despedir a lo grande, como sucedió con Kroos el año pasado. Había temor a que se terminara el Campeonato, siendo además el último encuentro en casa, y no se resolviera el misterio hasta más adelante. En definitiva, que queríamos saber si el del sábado era el último partido de Luka en el Santiago Bernabéu para, en ese caso, despedirlo como se merece. Bueno, pues ya está. Se acabó el misterio. Tenían razón los que en las últimas horas señalaban que se había filtrado que no renovaba. Luka Modric se nos va...

Lamento muchísimo que así sea. Me hacía ilusión que renovara por un año más y que jugara con 40 años en el Real Madrid de manera oficial. Todavía tiene fútbol y calidad. Y siempre viene bien tener a futbolistas veteranos que ayudan a los jóvenes. Recuerdo con aprecio el papel que ejercieron Juanito, Santillana o Camacho en sus últimas temporadas como futbolistas, cuando los jóvenes de la Quinta del Buitre ya se habían asentado en el equipo y ellos ya jugaban poco. Pero estaban ahí. Para echar una mano cuando hacía falta, para ejercer de líderes o para lo que fuera. ¿De verdad que no se le podía renovar aunque fuese para jugar algunos ratos en las segundas partes? Este año, cuando ha jugado, lo ha seguido haciendo muy bien. Además, pese a la edad, no ha tenido problemas de lesiones. Y mira que las hemos tenido de todos los colores este año, que hemos estado casi toda la temporada con la enfermería hasta los topes de principio a fin. Pero Modric ha estado siempre disponible. Me parece un lujo prescindir de su calidad cuando creo que está todavía para seguir jugando. La hoja de ruta estaba clara, un añito más y, después, quizás, la retirada tras el Mundial de 2026. Similar a lo que hizo Kroos. Pero no. No será así, por las razones que sean. 

Noticia muy triste. Este fin de semana nos despedimos de uno de los mejores futbolistas que han pasado por el Real Madrid. Ha sido un enorme privilegio verle jugar. Han sido trece temporadas de maravilloso fútbol y muchísimos éxitos, tantos que se nos va como el jugador con más títulos conseguidos vistiendo de blanco. La noticia es de una tristeza enorme, insisto. Supongo que el partido del sábado se convertirá en un homenaje por todo lo alto. No será su último partido con el Madrid porque todavía estará presente en el Mundial de Clubes, pero sí que será la última vez que juegue oficialmente en nuestro campo.

martes, 6 de mayo de 2025

EL FÚTBOL QUE SE NOS VA

Los personajes de aquel balompié de nuestra infancia que nos van dejando

Estos últimos días han sido muy duros. Siento mucho que el blog parezca la página de un obituario, pero es que se nos están marchando personajes emblemáticos del mundo del deporte. La muerte de Rafa Rullán el domingo y la de José Ángel de la Casa ayer lunes han sido un auténtico palo. Por cierto, maravillosa la primera página de hoy en Marca, que siempre tiene un ingenio y un tacto especial para las portadas de los días muy señalados, especialmente cuando hay que despedir a algún personaje relevante. (Y no necesariamente deportivo. La del día después de fallecer Francisco Ibáñez fue absolutamente genial). Hoy, con una fotografía de Pablo García y un titular ingenioso y digno de aplauso, Marca despide a José Ángel "de nuestras casas". Sencillamente magnífico.

De la Casa, inolvidable como narrador con la Selección, se ha ido sólo unos pocos días después de que nos dejara Manolo 'el del Bombo', otro personaje del mundo del fútbol que nos llevaba acompañando "toda la vida", como a mí me suele gustar decir. Y todavía está muy reciente el fallecimiento de Leo Beenhakker. O el del ex portero argentino Hugo Gatti. Me acuerdo mucho de aquellas imágenes que tanta gracia me hicieron en su momento de un guardameta al que, en medio de un partido, le lanzaron desde la grada una escoba. Y no se le ocurrió otra cosa que agarrarla y ponerse a limpiar la portería. Buenísimo. Años más tarde descubrí que el protagonista de aquella secuencia fue Gatti, al que muchos aquí en España han conocido por su faceta de tertuliano televisivo. Y otro famoso guardameta de la infancia que recuerdo es el rumano Helmut Duckadam, el portero del Steaua de Bucarest que le paró todos los penaltis al Barcelona en la Final de la Copa de Europa de 1986, un partido con un desenlace alucinante para un niño con aquel carrusel de lanzamientos fallados. Aquello fue increíble. Pocas veces habré visto a mi padre tan fuera de sí gritando con rabia y desesperación frente al televisor. Como para no acordarme de aquello. Duckadam fue el gran protagonista de aquel capítulo futbolístico que recordé con todo detalle el pasado mes de diciembre, cuando trascendió la noticia de su muerte.

Muchas bajas futbolísticas que se unen al elenco de estrellas ya desaparecidas. Recuerdo cuando se citaba a los más grandes y todos estaban vivos todavía. Di Stéfano, Pelé, Cruyff y Maradona. Pues ya no queda ninguno. Están ya todos muertos. Y con ellos otros tantos de los que no estaban en el escalón más alto pero casi, casi... Beckenbauer, Muller, Charlton...

En clave madridista, además de la desaparición de Rullán o Beenhakker tenemos que recordar la reciente marcha de Javier Dorado. Como apunté el día de la triste noticia empiezan a ser unos cuantos los futbolistas que he llegado a ver en acción y que ya han fallecido. Durante muchos años esa lista sólo estuvo conformada por Juanito Dubovsky, pero ahora también están en ella José Antonio Reyes, Freddy Rincón, Miguel Ángel y Javier Dorado. Eso en cuanto a jugadores. Si hablamos de entrenadores la cosa se empieza a complicar también. Con la desaparición de Beenhakker el técnico del Madrid más antiguo que está vivo es John Toshack, cuya primera etapa se inició en 1989. De hecho, él era el técnico que hace ahora 35 años estaba ganando la Liga 1989-90. Si miramos más atrás, ya no queda nadie. Beenhakker, Molowny, Amancio, Di Stéfano, Boskov, Miljanic, Miguel Muñoz... Entre estos nombres hay muchos mitos de la Historia del Club. Aquellos Veteranos a los que no llegamos a ver jugar pero que aparecían siempre en noticias relacionadas con el Club o que participaban de la vida social de la entidad. Gente como Zoco, Pachín, Francisco Gento, Kopa... Eran como los abuelos del Real Madrid. Y ya quedan muy poquitos. Ahora, para los aficionados más jóvenes, los Veteranos y los 'abuelos' son ex jugadores a los que nosotros vimos de niños. Los Santillana, Camacho, Gordillo, Maceda... Hasta los 'chicos' más jóvenes de la Quinta del Buitre se nos están haciendo sexagenarios este 2025... 

Todos vamos ya para 'arriba'. La vida pasa y nos vamos haciendo mayores. Hasta Beckham se hace mayor, aunque no lo parezca. 50 años acaba de cumplir el inglés y parece que hablamos de un futbolista que ha estado jugando hasta hace tres días, como quien dice. Pero, qué va. Medio siglo alcanza David, que se retiró hace ya bastantes temporadas. El fútbol que se nos va...

lunes, 5 de mayo de 2025

ADIÓS A JOSÉ ÁNGEL DE LA CASA

La voz del fútbol para toda una generación de aficionados nos deja a los 74 años 

Otra terrible noticia. Este lunes 5 de mayo de 2025 ha fallecido José Ángel de la Casa a la edad de 74 años por culpa de una neumonía que no ha podido superar. Su estado de salud era muy delicado puesto que desde hace mucho venía batallando contra la enfermedad del Párkinson. Grandísima pérdida para el mundo del deporte y de la comunicación. Se apaga para siempre una de las voces más inconfundibles del periodismo deportivo español.

José Ángel de la Casa Tofiño nació en Los Cerralbos, Toledo, el 1 de diciembre de 1950. Sus primeros contactos con el deporte llegaron con el balón de fútbol. Jugó en Tercera División con el Talavera y cuentan que con opciones de haber fichado por el Rayo, pero una grave lesión de rodilla le impidió progresar dentro de los terrenos de juego, así que terminó fuera de ellos pero con un micrófono. Licenciado en Ciencias de la Información en Periodismo, empezó en la radio y en 1974 ingresó en RNE, donde llegó a colaborar en programas como 'Radiogaceta de los deportes'. En 1977 pasó a TVE, donde seguiría ligado a Deportes participando en espacios como 'Polideportivo', 'Tiempo y marca' o el mítico 'Estudio Estadio', del que fue primero presentador y años más tarde director. Con el tiempo llegaría a ser Director de Producción de Programas Deportivos de TVE entre 1996 y 2005 y en otra breve segunda etapa entre 2006 y 2007, año de su jubilación anticipada por el ERE en TVE. Pero, al margen de programas y puestos de responsabilidad, si por algo ha pasado a la Historia de la televisión José Ángel de la Casa fue por sus clásicas retransmisiones de fútbol y atletismo, disciplina de la que hacía gala de profundos conocimientos. Estuvo presente en siete Juegos Olímpicos, desde Moscú 1980 hasta Atenas 2004, incluyendo, cómo no, los nuestros de Barcelona 1992. Fue él quien narró, por ejemplo, la Medalla de Oro de Fermín Cacho

No obstante, para muchos de nosotros, el balón de fútbol es lo primero que nos viene a la cabeza cuando nombramos a José Ángel de la Casa. Según contaba en una entrevista, su primer partido narrado fue un Real Madrid-Argentina que se disputó en el marco de los actos de conmemoración del 75 aniversario de la entidad blanca en 1977. Aquel fue el arranque de treinta años de fútbol televisado con su voz de fondo. En 1979 le llegó el turno a la Selección, con la que 'debutó' en un España-Dinamarca disputado el 14 de noviembre de aquel año. Y desde entonces fueron varios centenares los encuentros de fútbol que narró durante casi tres décadas. Por supuesto, hubo uno que ha quedado grabado para siempre en el imaginario colectivo de todo el país, el mítico encuentro España-Malta del 12-1 y el inolvidable 'gallo' que se le escapó al bueno de José Ángel cuando Juan Señor anotó el definitivo duodécimo gol que le daba a España el billete de clasificación para la Eurocopa de Francia. Pero es injusto que se hable siempre sólo de aquel partido, uno más en su prolífico recorrido como comentarista. José Ángel de la Casa nos narró Mundiales, Eurocopas, partidos amistosos así como todo tipo de competiciones de clubes emitidas en nuestra televisión pública. Le escuchamos viendo partidos de Liga, Copa del Rey, Supercopa, Copa de Europa, Recopa, Copa de la UEFA... Y así hasta el 28 de marzo de 2007. Su último partido en TVE fue un España-Islandia disputado en Palma de Mallorca. "Bueno pues nada más, señoras y señores. España sigue, la clasificación sigue, los partidos seguirán. Esto se ha terminado. Bueno, yo, después de estos treinta años, me permitan un minutito simplemente para decirles que yo he disfrutado mucho, que espero que ustedes también lo hayan hecho durante todo este tiempo. La Selección española sigue aquí en Televisión Española, seguirán los compañeros pero yo les digo adiós. Ha sido un placer estar aquí con todos ustedes, espero que para ustedes también. Y hasta siempre".

Tras su jubilación forzada de TVE y superado el periodo de incompatibilidad con el ERE volvió a narrar partidos de la Champions League para la televisión de Castilla La Mancha y colaboró en diversos medios de comunicación dejando patente su enorme categoría profesional, que ya había sido reconocida al recibir, en el año 1998, un Premio Ondas.

La voz del fútbol

Para muchos de nosotros hoy el fútbol se queda un poco más huérfano. Se va 'la voz del fútbol' para toda una generación de aficionados que crecimos escuchándole en las narraciones de los partidos. Para los que fuimos chavales en los ochenta o los noventa la voz de José Ángel de la Casa vino a ser algo así como lo que pudo significar para nuestros padres y abuelos la de Matías Prats Cañete. Una banda sonora del deporte de nuestras vidas. Cada 21 de diciembre, fecha en la que se jugó el España-Malta de 1983, me gustaba reivindicar su figura. De hecho, en 2017 ya le dediqué una entrada del blog que titulé, precisamente, 'José Ángel de la Casa, la voz del fútbol'. Contaba entonces lo mucho que me había costado acostumbrarme a las retransmisiones de ciclismo de Carlos de Andrés después de tantos años asociando a la bicicleta con la voz de Pedro González Menéndez, que falleció en el año 2000. Y que con el balón me había pasado lo mismo. Desde que era niño y hasta 2007 el fútbol casi siempre llevó la voz de José Ángel de la Casa en el marco de aquel universo televisivo en el que también estuvieron Matías Prats, Jesús Álvarez, Paco Grande o Alfonso Celemín, entre algunos otros... Pero sobre todo José Ángel de la Casa, cuya voz se acabó convirtiendo para mí en un sinónimo de fútbol.

Al margen de la Selección, como aficionado del Real Madrid la voz de José Ángel de la Casa me evoca recuerdos de la niñez, de las remontadas en la Copa de la UEFA, de aquel Madrid de la Quinta del Buitre, de aquellas Ligas que seguíamos jornada a jornada en el Estudio Estadio, las camisetas de Hummel y la publicidad de Parmalat... Tengo la sintonía del Estudio Estadio metida en la cabeza y todo aquello me retrotrae a los tiempos de los álbumes de cromos, las chapas para jugar al fútbol en la calle, los partidos con el equipo del colegio o con los amigos en la calle, las partidas al futbolín... Y todo eso, a su vez, me hace recordar a tantos y tantos amigos que se han ido perdiendo por el camino de la vida. Todo forma un conglomerado de recuerdos que están relacionados unos con otros a través del fútbol. Todo está conectado en nuestras cabezas. Me acuerdo del Mundial de Estados Unidos de 1994 y recuerdo con mucho cariño aquel trío de comentaristas que formó José Ángel con Míchel y con el cineasta José Luis Garci. Con Míchel, después, siguió hasta 2005, once años en los que formaron una magnífica pareja televisiva que, a los madridistas, nos narró y nos puso voz a La Séptima, La Octava o La Novena, entre otros títulos.

Su sello personal era inconfundible. Sin gritos. Una narración pausada, serena y tranquila. Te dejaba seguir el juego con tranquilidad, acompañando las acciones de los futbolistas sin atosigar al telespectador. A veces sólo hacía falta citar el nombre del jugador que llevaba la pelota. No hacía falta más. Se trataba de televisión, no de radio. Quienes estábamos delante de la pantalla ya estábamos viendo lo que sucedía por lo que tampoco tenía mucho sentido que nos explicasen en detalle algo que contemplábamos con nuestros propios ojos. Insisto, la televisión no tiene nada que ver con la radio. Algunos le tachaban de "soso" o "aburrido". A mí siempre me pareció el mejor. Lamenté muchísimo su salida del canal público. Le eché muchísimo de menos en la televisión. Le sigo echando muchísimo de menos en esta televisión actual en la que se narra como si fuese la radio, con gritos, berridos y celebraciones que no soporto. Durante la pasada Eurocopa de 2024 se debatió bastante en las redes sociales sobre los distintos modelos de narración de partidos de la televisión actual. Muchos defendíamos a la pareja formada por Paco Grande y Carlos Marañón, con un estilo muy tranquilo y amable, similar al que practicó José Ángel de la Casa.

Homenajes en vida

A lo largo de los últimos años su estado de salud le había dejado muy lastrado. En 2014 hizo público que padecía el Párkinson, enfermedad a la que dio visibilidad y contra la que luchó con ahínco. Una enfermedad que le fue consumiendo poco a poco y cuyos signos se hicieron muy visibles en los últimos tiempos. Afortunadamente, recibió todos los reconocimientos y homenajes en vida. Paco Grande nos lo recuperó en varias ocasiones en su 'Conexión Vintage' de RTVE, siendo especialmente emotivas sus presencias en el especial por el 50 Aniversario del Estudio Estadio y en el del 40 Aniversario del España-Malta, ocasión para la que se le rindió un tributo muy especial en Sevilla. Me alegro de que se le hiciesen este tipo de reconocimientos a una persona tan especial y que tantos aficionados recordaremos con especial cariño.

Hoy, su voz se ha apagado para siempre. Día muy triste. En las redes todos nos despedimos de él y le recordamos como se merece. Formará, para siempre, parte de nuestras vidas. Cuando recordemos algún partido concreto, por el motivo que sea, quizás nos venga a la memoria su voz en medio de alguna jugada de los nuestros con sus frases habituales. Cómo olvidarse de aquel clásico "insiste el Madrid" que tanto utilizaba cuando narraba a los blancos... Desde 'Historias del Real Madrid' quiero expresar mi más sentido pésame a toda su familia, amigos y compañeros. Sirvan estas pocas líneas a modo de pequeño homenaje. Descanse en paz, José Ángel de la Casa Tofiño.

domingo, 4 de mayo de 2025

ADIÓS A RAFAEL RULLÁN

Histórico pívot español del equipo de Baloncesto del Real Madrid en los años setenta y ochenta, vistió la camiseta blanca durante 18 temporadas

Este domingo 4 de mayo hemos conocido la triste noticia del fallecimiento de Rafael Rullán a los 73 años tras una larga enfermedad. Nombre propio del baloncesto español con un palmarés impresionante, vistió la camiseta del Real Madrid durante 18 temporadas, además de seguir ligado al Club tras su retirada y haber dedicado la mayor parte de su vida a nuestra entidad. Nos deja un jugador histórico. Un hombre de la casa. Desde 'Leyendas Blancas', la asociación de veteranos del básquet del Real Madrid, han hecho público su dolor por la desaparición de una de las mayores leyendas que han pasado por el conjunto blanco. "Desolados por el fallecimiento de nuestro Rafael Rullán, 18 años como jugador del primer equipo, toda una vida al servicio del club y nuestro presidente ocho años. Nos deja una Leyenda en lo deportivo y lo humano. Nuestro apoyo a familiares y amigos. DEP", escribían en su cuenta de X. Por supuesto, el propio Club también ha emitido un comunicado oficial en su memoria. "El Real Madrid C. F., su presidente y su Junta Directiva lamentan profundamente el fallecimiento de Rafael Rullán, una de las grandes leyendas del Real Madrid y del baloncesto europeo", dice la nota. "El Real Madrid quiere expresar sus condolencias y su cariño a sus familiares, a sus compañeros y a todos sus seres queridos", añaden antes de realizar un repaso al palmarés y los logros conseguidos con nuestra camiseta. "El Real Madrid hace extensivas sus condolencias a todo el madridismo".

Pívot de altura

Rafael Rullán Ribera nació en Palma de Mallorca el 8 de enero de 1952 y sus 2,07 de altura tuvieron algo que ver con su llegada al mundo de la canasta. El propio Rullán contaba cómo fueron sus inicios entre las páginas 866 y 867 de la emblemática obra 'Historia viva del Real Madrid' editada por ABC. "Mi iniciación en el baloncesto se debió a que me lo recomendaron los médicos para mejorar mi coordinación de movimientos como consecuencia de mi crecimiento. Comencé a jugar a los trece años en Palma de Mallorca y, tras una 'operación altura' en Segovia, acabé en el Real Madrid tras el visto bueno de Ferrándiz. En el equipo juvenil tuve como entrenador a Alfredo Calleja", relataba Rafa. "A los dieciocho años pasé al primer equipo al mismo tiempo que jugaba con los júniors que dirigía Lolo Sainz. Heredé el número 12 de Miles Aiken y desde entonces han pasado diecisiete años de los que me enorgullezco por haber pertenecido a un club como el Real Madrid", añadía Rullán en 1986, ya cerca del final de su etapa como jugador blanco. "Mi formación como hombre la he tenido en este club y hay que tener en cuenta que he pasado más de la mitad de mi vida en él. la disciplina que siempre ha caracterizado al club me forjó y me ayudó a madurar como persona. Raimundo Saporta fue como mi segundo padre y, por ejemplo, cuando decidí casarme al primero que se lo comuniqué fue a él", confesaba Rullán

Para describirle como jugador no hay nada mejor que recurrir a alguien que jugó con él, que compartió muchos años de vestuario y que le conoció a fondo. Juan Antonio Corbalán, en su libro autobiográfico 'El Baloncesto y la Vida. Recuerdos para el futuro', publicado por Ediciones JC en octubre de 2014, escribía lo siguiente sobre Rullán en la página 227: "Rafa Rullán ha sido, para mí, el mejor pívot español hasta la aparición de Pau Gasol. No tenía la fuerza de Fernando Martín ni la descomunal altura de Romay, pero atesoraba un juego de pies magnífico trabajado desde su edad de júnior, jugaba perfectamente con las dos manos en las bandejas debajo del aro, algo que nunca hicieron los anteriores, podía buscarse sus propias canastas con un tiro a la media vuelta letal y además fue adquiriendo un gran tiro, tanto de cerca como de lejos. Tenía mucha clase. No era un pívot de choque, pero fue una gran suerte tener en nuestro equipo un poste bajo con tanta clase ofensiva y que a la vez fuera un gran taponador. Sabía pasar y lanzaba como un maestro el contraataque. Me conocía perfectamente, casi nos criamos juntos, y sabía buscarme y ponerme el balón en las mejores situaciones de ventaja para salir corriendo. Realmente fue un privilegio para mí compartir equipo con un jugador como él".

Todos los apuntes biográficos le describen como "un pívot moderno para la época que cambió el baloncesto español". En el primer equipo blanco desde 1969, Rafa Rullán desarrolló su carrera en dos etapas en las que coincidió con muchísimos de los grandes nombres que han pasado por la Sección de Baloncesto. Estuvo primero a las órdenes de Pedro Ferrándiz jugando con maestros como Emiliano Rodríguez, Vicente Ramos, Clifford Luyk, Cristóbal Rodríguez, Vicente Paniagua... Acabó en la etapa de Lolo Sáinz compartiendo equipo con Juan Antonio Corbalán, Fernando Romay, Juanma López Iturriaga, Chechu Biriukov, Alfonso del Corral... Por el camino, durante casi dos décadas completas, coincidió con auténticos emblemas de la canasta como Carmelo Cabrera, Walter Szczerbiak, José Luis Llorente, Fernando Martín, Mirza Delibasic, Brian Jackson, Wayne Robinson, Antonio Martín, Linton Townes y tantos otros... Terminó siendo capitán y dio muestras de su profesionalidad y disposición a las necesidades del Club cuando, por poner un ejemplo, en la temporada 1984-85 cedió su plaza para que pudiera jugar Chechu Biriukov tras formalizarse, por fin, los trámites burocráticos de su nacionalización para debutar como jugador español. Rullán, en lo que restó de aquella campaña, sólo disputó la Copa de Europa con el Real Madrid. Rafa regresaría a las competiciones nacionales en la temporada siguiente, 1985-86.

Prolongó su etapa como jugador blanco hasta 1987. Fueron 18 temporadas consecutivas en el equipo de Baloncesto del Real Madrid, un récord que se mantuvo hasta ser superado recientemente por Sergio Llull, que en el presente ejercicio está cumpliendo su campaña número diecinueve como madridista. El balance de Rullán como jugador del Real Madrid dejó unos números apabullantes. En sus 18 años de blanco ganó 14 Ligas, 9 Copas, 3 Copas de Europa, 1 Recopa, 4 Intercontinentales y 1 Supercopa de España. Mito. Leyenda absoluta. Fue Internacional con la Selección española en 161 ocasiones y se colgó la Medalla de Plata en el Campeonato de Europa celebrado en Barcelona en 1973.

En la temporada 1987-88 vistió la camiseta del Bancobao Villalba estirando así un poco más su carrera deportiva como jugador profesional. Fue aquella una campaña dura en la que las lesiones le impidieron ayudar a su escuadra todo lo que le hubiese gustado. Incluso tuvo que ser operado de una hernia discal. Todo aquello precipitó la retirada definitiva. Pero antes tuvo la satisfacción de poder despedirse en un partido homenaje entre la Selección y un combinado de jugadores americanos. Fue, además, en su tierra natal, Palma de Mallorca, delante de todos los suyos, y retirándose junto a su ex compañero Carmelo Cabrera. Siguió vinculado al Bancobao como relaciones públicas y atendió algunos negocios. Pero sus lazos con el Real Madrid seguían siendo muy estrechos y tenía las puertas del Club abiertas para volver...

Vuelta a casa

Regresó al Real Madrid, por supuesto, y en el Club de su vida desempeñó diferentes responsabilidades y facetas. Durante la década de los noventa ejerció como delegado del primer equipo, concretamente entre 1991-92 y 1998-99. Posteriormente ha sido director de las escuelas deportivas de la Fundación Real Madrid y también fue un elemento activo de todas las actividades de la Asociación de Veteranos.

Estaba enfermo desde hacía un tiempo. Ya me lo habían dicho. Una enfermedad que le ha ido consumiendo poco a poco hasta el fatal desenlace de hoy. "Llevaba tiempo queriendo decirnos adiós pero su Belén que tanto le cuidaba, no sólo en Navidad, no lo dejaba. Una nueva complicación contra la que ya no le quedaban fuerzas para seguir luchando nos lo ha arrebatado. Estuvo intentando meterle otro gancho más a la vida pero llegó fuera de tiempo. Grande de tamaño, más grande como jugador y mucho más como persona", escribe hoy Cristóbal Rodríguez, presidente de la Asociación de Jugadores de Baloncesto del Real Madrid. Muy emotivo también el texto que acabo de leerle a otro de nuestros ex jugadores, Juanma López Iturriaga, en El País. "Es un día triste, pero me queda la esperanza al menos de que su fallecimiento obligará a repasar su figura y palmarés. Espero entonces que mucha gente caiga en la cuenta de que estamos hablando de una figura descomunal, un talento superlativo, un adelantado a su época. Alguien que no ha sido reconocido como desde luego se merece. Aunque sea un poco tarde, es hora de subsanar ese injusto error. Y a ti Rafita, gracias por todo, que fue mucho", concluye el bilbaíno.

Con su muerte desaparece un referente, un pívot esencial en la Historia del Real Madrid de los setenta y de los ochenta. Revisando fotografías de su carrera me he detenido unos segundos en la foto de plantilla que sacó Raúl Cancio en la temporada 1982-83 y me ha dado pena comprobar que ya faltan cuatro jugadores de aquel grupo. A Fernando Martín y Mirza Delibasic se le unieron este año Drazen Dalipagic y ahora Rafa Rullán. Todos antes de tiempo, por accidente o enfermedad. Una absoluta pena. Coincidí con él personalmente varias veces, la última en el año 2018, cuando me acerqué un día a las oficinas de la Fundación para que me firmara unas fotografías. Siempre amable y atento, como muy bien dice todo el mundo. Desde 'Historias del Real Madrid' quiero expresar mi más sentido pésame a toda su familia, amigos y compañeros. Sirvan estas pocas líneas a modo de pequeño homenaje. Descanse en paz, Rafael Rullán Ribera.

domingo, 13 de abril de 2025

30 AÑOS DE LA COPA DE EUROPA DE BALONCESTO 1995

El Real Madrid se adjudicó frente a Olympiacos su octavo título en la máxima competición continental

A las puertas de una nueva Semana Santa me viene a la cabeza aquel Jueves Santo de 1995. El 13 de abril de 1995, para ser exactos. Una fecha muy importante para el Baloncesto del Real Madrid y sus aficionados. Tal día como hoy de hace 30 años el equipo blanco ganaba la Copa de Europa. "Madrid VIII. Rey de Europa", titulaba en primera página el periódico Marca al día siguiente. "Ayer fue coronado en Zaragoza", rezaba el antetítulo, reflejando también el marcador final del encuentro, el 73-61 que dejó sellado Pep Cargol colgándose del aro y levantando los brazos tras la última canasta...

Hace cinco años, con motivo del 25º aniversario de aquel título, escribí aquí sobre aquella Copa de Europa de 1995. Así que me vuelve a pasar como en el pasado mes de enero, cuando mencionaba el 5-0 del fútbol... No tiene mucho sentido volver a repetir todo lo que conté entonces sobre el partido y lo que rodeó aquella victoria en la Final Four de Zaragoza. Pero sí que necesito plasmar unas pocas líneas para conmemorar el 30º aniversario, fecha redonda, y para poner de relieve la inmensa satisfacción que supuso ver al Real Madrid coronado como Campeón de Europa. Para mi generación aquella fue nuestra primera Copa de Europa y llegó en una época en la que parecía imposible alcanzar un logro así. Eso sí que lo vuelvo a repetir una vez más: Hubo un tiempo en el que llegué a estar convencido de que jamás le vería ganar una Copa de Europa al Real Madrid. Sí, habíamos visto 2 Copas de la UEFA en fútbol y en baloncesto habíamos ganado la Korac 1987-88 y las Recopas 1988-89 y 1991-92. Pero hablamos de la Copa de Europa, de la máxima competición continental de clubes. En fútbol no la ganábamos desde 1966 y en baloncesto desde 1980, quince años atrás. Qué curioso, ahora quince años no me parece tanto, pero en 1995 era toda una vida para nosotros, lo que significaba que no habíamos visto nunca ganar un título así a los nuestros. De ahí su importancia.

Si se le pregunta a cualquier aficionado de mi época por la temporada 1994-95 se le dibujará una sonrisa en la cara de inmediato y hablará con pasión de aquella campaña que nos dejó profundamente marcados. El verano de 1994 y todo lo que llegó con Jorge Valdano para ganar una Liga que se celebró con pasión, una de las Ligas más queridas por quienes la vivimos. Pero es que aquella temporada 1994-95 también fue la de la Copa de Europa de Baloncesto. Fue la Copa de Europa de Ramón Mendoza y, sobre todo, especialmente, de Mariano Jaquotot, que por desgracia no pudo disfrutarla en vida. Él, que fue quien construyó aquel equipo, nos dejó por culpa de la maldita enfermedad unos meses antes. Pero el trabajo dio sus frutos. Cerró su brillante gestión contratando a Zeljko Obradovic con el clarísimo propósito de ir a por la Copa de Europa. Y la conseguimos. Aquella satisfacción quedó reflejada en el texto que Fernando Laura, editor de la Revista Real Madrid y hombre muy ligado al equipo de Baloncesto, escribió en la publicación oficial correspondiente a mayo de 1995. "Felices y contentos estamos los madridistas después de la gloriosa actuación de nuestro equipo en la Final Four. El mes pasado ya decíamos que aquello era un punto y seguido, el fin de una etapa. La Era Jaquotot terminó en Zaragoza, llena de recuerdos y momentos tremendamente emotivos. Durante el partido, algunos sólo teníamos en mente la figura de Mariano Jaquotot, al que imaginábamos saltando de felicidad al conseguir "su" sueño europeo. Cuando acabó el partido, todos los que hemos tenido algo que ver con este equipo, sin excepción, levantamos los brazos al cielo queriendo encontrarnos con los rostros sonrientes y felices de Mariano Jaquotot y Fernando Martín. Algunos podríamos jurar que los vimos. A veces las ganas y la ilusión hacen realidad ideas imposibles, aunque sólo tú las ves", contaba Laura en un precioso texto en el que daba las gracias a los jugadores y al cuerpo técnico de la plantilla. Él sentía lo mismo que sentíamos todos los aficionados.

30 años es mucho. Una barbaridad. Básicamente hemos vivido, desde entonces, dos veces el tiempo que había transcurrido entre las Copas de Europa de 1980 y 1995. Todo se empieza a quedar muy, muy atrás. Y como dejaba constancia el pasado mes de enero respecto al 5-0, dado que los aniversarios deben ser redondos, supongo que no volveré a escribir más aquí sobre La Octava Copa de Europa de Baloncesto. Pero que sirva este 30º aniversario para constatar que fue uno de los días más felices para muchos de nosotros como aficionados del Real Madrid. Y que después de aquella Copa de Europa, afortunadamente, vinieron más. En fútbol y también en baloncesto.

miércoles, 19 de marzo de 2025

LOS 500 PARTIDOS DE BUYO

El guardameta del Real Madrid fue el primer futbolista en alcanzar esa cifra de partidos jugados en Primera División

Recuerdo aquellos pequeños libros que regalaba As hace treinta años con la compra del correspondiente ejemplar diario. Seguro que muchos todavía los conservamos en casa. Uno de ellos estaba dedicado a Francisco Buyo. Firmado por Fernando Sotillo Oñoro, se trataba de una biografía del guardameta del Real Madrid que, aquella temporada 1994-95, estaba haciendo Historia en el fútbol español. De ahí el gráfico título del libro: "Buyo. 500 partidos". Y es que, efectivamente, el 19 de marzo de 1995, tal día como hoy de hace 30 años, Francisco Buyo disputaba su partido número 500 en Primera División. Era el primer jugador que conseguía alcanzar esa cifra.

El Real Madrid recibió aquel domingo al Espanyol, dirigido entonces por uno de nuestros ilustres, el gran José Antonio Camacho. Los blancos afrontaban el duelo con algunas bajas y novedades en el once inicial. No estaban ni Hierro ni tampoco Laudrup, dos fijos, así que Valdano alineó el siguiente equipo: Buyo, Quique, Alkorta, Sanchís, Lasa, Luis Enrique, Redondo, Martín Vázquez, Amavisca, Alfonso y Zamorano. "El Madrid salvó un serio obstáculo", fue el titular de la crónica de aquel encuentro en la Revista Real Madrid. Partido muy emocionante y muy igualado en el que los periquitos tuvieron sus oportunidades. De hecho, la primera fue para ellos nada más arrancar el duelo con un tiro de Roberto que salió desviado a la derecha de Buyo. El Madrid la tuvo también con una incorporación al ataque de Quique Flores que el olímpico Toni consiguió desbaratar. Aproximándose al descanso llegó una jugada clave. El visitante Roberto cabeceó a puerta pero Buyo realizó una espectacular estirada para sacar el balón. Los jugadores del Espanyol reclamaron gol y, de hecho, en la crónica de Don Balón afirmaban que el colegiado había "convertido en gol fantasma un gol legal". Sin embargo, recuerdo que en las imágenes de los resúmenes no se apreciaba con claridad que esto fuese así. Hay que recordar que el balón tiene que traspasar completamente la línea de gol y que, por supuesto, la tecnología brillaba por su ausencia hace treinta años. Imposible saberlo. Clarísimo ejemplo de lo que toda la vida conocimos como "gol fantasma". El caso es que muchos fotógrafos captaron aquel momento que quedó como una de las imágenes icónicas de Francisco Buyo, volando en el aire con unos reflejos felinos que parecían increíbles en un jugador de 37 años. Foto de portada en los periódicos. Y del posible 0-1 se pasó al psicológico 1-0 antes del minuto 45. Fue tras un gran pase de Alfonso al hueco que Zamorano aprovechó salvando la salida de Toni y empujando a la red. El chileno estaba viviendo su gran temporada. Aquel era su gol 21 en aquella Liga, peleando por el Pichichi que acabaría llevándose. En el segundo tiempo el Madrid trató de incrementar el marcador. Amavisca lanzó un balón desde la izquierda que Zamorano, cerca del poste derecho, no llegó a rematar en condiciones, acabando el esférico en córner. Raúl se incorporó al terreno de juego sustituyendo a Alfonso y el primer balón que tocó fue para meterle un pase a Zamorano que volvió a superar la salida de Toni y disparó ajustado al palo, sacando un defensa lo que hubiera sido el 2-0. En otra jugada de ataque fue el propio Iván el que se internó en el área y envió un pase atrás directo al centro del área, donde se incorporaba su 'socio' Amavisca. El cántabro, sin embargo, llegaba un poco trastabillado, aunque consiguió tirar a puerta como pudo, de forma poca ortodoxa. El caso es que casi fue gol. Toni salvó con el pie lo que parecía un tanto cantado... En definitiva, que pudieron haber sido más goles para el Madrid. Aunque sólo fue uno el que subió al marcador, el 1-0 de Zamorano con el que se terminó el choque. 

Victoria por la mínima, lo que supuso que cobrara relevancia el papel de Buyo en la portería. La Revista Real Madrid, que en las crónicas de todos los partidos destacaba al mejor jugador blanco de cada encuentro, eligió en aquella ocasión al cancerbero. "Francisco Buyo demostró, una vez más, que a sus 37 años, o quizá por eso mismo, es el mejor portero de la actualidad en el panorama futbolístico español. Su prodigiosa parada a remate de cabeza de Roberto, con el empate en el marcador, evitó males mayores para nuestro equipo. Un prodigio de reflejos y seguridad que le llevan a ser el mejor de la jornada", señalaban en la publicación. Don Balón, por su parte, calificaba con un notable 7 al portero, aunque para el cronista Juan Carlos Casas el mejor del partido había sido Quique Sánchez Flores, que recibió un 8 y fue incluido en el lateral derecho del equipo de la jornada que confeccionaba la revista cada semana.

Portero de Leyenda

El triunfo fue un buen colofón para redondear la gesta de Buyo. El guardameta alcanzaba una cifra de partidos jugados que parecía mítica entonces. 500 partidos en Primera División. Lo que no había conseguido nadie. El guardameta de Betanzos había superado el récord de partidos aquella misma temporada cuando igualó y rebasó los 479 que había disputado Joaquín Alonso con el Sporting de Gijón. El azar y el destino quisieron que, además, los 479 los alcanzara en El Molinón frente al Sporting, lo que propició un amistoso encuentro entre los dos futbolistas, que posaron juntos para los medios gráficos dándose la mano y echando un simbólico pulso que apareció, por ejemplo, en la última página del Diario As, con foto de Macario Muñoz. "Buyo ya es historia en el fútbol español", titulaba Fernando Sotillo Oñoro. Los dos jugadores tenían buena sintonía y ya se conocían de los tiempos de su paso por la Selección Sub-21, la Sub-23 y la Selección olímpica que acudió a Moscú 80. "Lo de Joaquín tiene más mérito, porque fue un jugador de campo y éstos están más predispuestos a ser relevados, a no jugar de forma tan habitual como un portero e incluso a sufrir más lesiones", declaraba Buyo destacando los méritos del sportinguista, que se había retirado de los terrenos de juego al término de la temporada 1991-92. "Joaquín era un monstruo dentro y fuera del terreno de juego. La gente no valora en su justa medida lo que supone que un jugador de campo haya jugado 479 partidos en 15 temporadas", recalcaba Buyo, que concluía afirmando: "Estas marcas son más lógicas en los porteros". Por cierto, el Madrid, que jugó un buen partido, cayó esa jornada en El Molinón encajando su primera derrota en aquella Liga, 1-0, con gol de Velasco. Lo habitual con los 'ex', vaya. Fueron mucho mejor las cosas una semana más tarde, en la sexta jornada liguera disputada el 9 de octubre de 1994. En el Santiago Bernabéu, frente al Racing de Santander, los blancos ganaron 3-1. El marcador con el que concluyó el duelo pasó también a la historia porque el tercer tanto fue el último que marcó Emilio Butragueño en competición oficial con la camiseta del Madrid. Pero el gran protagonista de aquella fecha fue Francisco Buyo, que pudo celebrar con una victoria su partido número 480 quedándose en solitario al frente de la clasificación de futbolistas que más encuentros habían disputado en Primera División. Inolvidable aquella portada de Don Balón con el madridista vestido de portero de la época de Ricardo Zamora y el titular de "Buyo, un portero de leyenda".

Su estado de forma era espectacular. Con 37 años seguía siendo un guardameta con unos reflejos increíbles. Peleaba por la titularidad de la portería con Cañizares, fichado aquella misma temporada cuando el canterano había dado sobradas muestras de su valía en Vigo y había acudido al Mundial de Estados Unidos. Pero Buyo parecía eterno y un año más, el noveno desde que había llegado al Bernabéu en 1986, fue el gallego el que defendió la meta blanca. Parecía estar viviendo una segunda juventud. Llevaba ya varias campañas estando entre los mejores del equipo. La veteranía le había sentado de lujo. Alejado de polémicas se convirtió en un baluarte para el Madrid de los noventa y aquella temporada 1994-95 superó el récord de imbatibilidad en el Real Madrid que ostentaba el 'gato' Miguel Ángel (QEPD) desde la temporada 1984-85. Precisamente en marzo de 1995 la Revista Real Madrid publicó un entrañable reportaje en el que juntó a estas dos leyendas madridistas, una ya retirada y la otra en activo. "Miguel Ángel y Buyo: unidos por un récord", titulaba la publicación oficial del Club. Una curiosidad que pone de manifiesto que las estadísticas no eran una cosa que quitara el sueño a los futbolistas de antaño es que el propio Miguel Ángel reconocía en aquel encuentro que desconocía que él tuviera en su poder ese récord de imbatibilidad en el Madrid. "Lo cierto es que ni sabía que tenía esta marca hasta que Paco tuvo la posibilidad de batirla y me lo leí en la prensa; entonces estaba deseando que la batiera, porque, además de que se lo merece, supondría muchas cosas buenas para el Real Madrid. Y estoy deseando que la siga batiendo por muchos minutos más", declaraba nuestro querido 'gato'. El récord de Miguel Ángel, situado en 596 minutos, en realidad había quedado ya registrado en el momento de la publicación del reportaje. Fueron 631 minutos los que permaneció Buyo sin encajar gol pasando a ostentar el récord de imbatibilidad como portero del Real Madrid desde febrero de 1995. La siguiente marca a batir fue la de los 500 partidos que hoy estamos recordando, meta alcanzada en el duelo con el Espanyol del 19 de marzo de 1995.

En su número 1014 correspondiente a la semana del 20 al 26 de marzo de 1995 la revista Don Balón le dedicó un nuevo reportaje con motivo de aquel logro deportivo. "500 veces Buyo", titulaba la publicación semanal, que destacaba al portero madridista en su sumario. "El guardameta de Betanzos ha batido el récord de la longevidad en el fútbol español: 500 partidos. Son 750 horas de fútbol, 31 días y seis horas y siempre con equipo blanco. Buyo defendió en 199 encuentros el portal del Sevilla y el domingo, ante el Español, jugó su partido 301 en el del Real Madrid. Pletórico de forma, a sus 37 años, sigue en la brecha", contaba la revista, que resaltaba el hecho de que en siete días había cumplido 300 partidos con el Real Madrid y 500 de Liga en Primera División. "El 'yo, sigo' fue una coletilla  que puso de moda un humorista televisivo llamado Joe Rigoli, y que ha hecho suya en nuestro fútbol Francisco Buyo", escribía Juan Carlos Casas para Don Balón, que también ofrecía el dato de que el gallego también poseía "el récord de minutos jugados en Primera" con 44.873. "Mi gran récord es poder vestir la camiseta del Real Madrid una semana tras otra; de esto sí que estoy orgulloso", declaraba un Buyo que aseguraba que todavía le quedaban "cuatro o cinco años al máximo nivel". En aquel reportaje Don Balón incluía a Buyo "en la galería de los grandes porteros blancos" e incluía unas pequeñas biografías de Ricardo Zamora, José Bañón, Juan Alonso, Rogelio Domínguez, José Araquistáin, José Vicente Traín, Antonio Betancort, Mariano García Remón y Miguel Ángel. Por aquellos tiempos casi todos seguían con vida y precisamente uno de ellos, José Vicente Traín, cerraba aquel reportaje a cinco páginas con una columna de opinión en la que ensalzaba la figura de Buyo. "El más perfecto", afirmaba nuestro veterano, que aseguraba que Buyo estaba completando un "ciclo pletórico" en el Real Madrid que según él empezó en la temporada 1992-93. Estoy de acuerdo, pero a mi entender esa etapa tan determinante empezó un año antes, en la 1991-92, en la que además consiguió ganar el Zamora.

En mayo de 1995, en su número 68, la Revista Real Madrid también dedicó otro reportaje al portero del momento. "Paco Buyo, la leyenda más 'joven' del fútbol español", titulaba Javier De la Calle repasando la trayectoria del portero durante aquella campaña y haciendo hincapié en la meta de los "500 partidos inolvidables" que había alcanzado el de Betanzos. "Fue ante el Español, en casa. El marcador electrónico se iluminó con un número, '500', y un nombre, 'Paco Buyo'. Y más de cien mil gargantas homenajearon a su ídolo gallego coreando su nombre", describía el autor en aquel trabajo ilustrado con las habituales fotografías de Jorge Iglesias. "Fue un momento emocionante, uno de los más bonitos de mi vida", declaraba el protagonista, que se encontraba tan en forma que no titubeaba a la hora de señalar que quería jugar "otros 200 partidos, como mínimo". No bromeaba. Buyo siempre manifestó en multitud de entrevistas que su deseo era llegar a los 40 años jugando. Y es que con 37, insisto, estaba en su mejor momento. De momento, tal y como recordaba la revista, el portero había renovado su contrato con el Madrid por una temporada más con opción a otra. "Mi deseo es seguir en esta entidad y terminar mi carrera deportiva en este gran club, mi equipo de toda la vida", contaba el gallego. Y tras romper la barrera de los 500 partidos peleó hasta el último encuentro de Liga por el Trofeo Zamora. Estuvo cerca de conseguirlo aunque, precisamente, en el cierre de campaña contra el Betis, con la Liga ya ganada, el Madrid perdió 0-2 con los verdiblancos y fue el bético Jaro el que se llevó el honorífico galardón al portero menos goleado. Sí, nuestro Jaro, que había estado cuatro años con nosotros y había sido tantas veces suplente de Buyo, fue quien ganó el Zamora justo en su primer año tras dejar la camiseta blanca. Una pena por Buyo, aunque me alegré de que al menos fuera un ex madridista quien consiguió ese trofeo. Con Zamora o sin él, en cualquier caso, la temporada de Francisco Buyo resultó ser magnífica. Magnífica...

Fueron 542 partidos

Buyo siguió jugando más y más partidos... Y en la siguiente temporada, la nefasta 1995-96, siguió incrementando la cifra hasta el día de la lesión con el Albacete, cuando jugó su último partido de blanco. Nos pasó de todo aquella temporada 1995-96. Hasta se nos lesionó Buyo. Y ya no volvió a jugar. Ninguno lo sabíamos, pero resultó que en el momento de la lesión se acabó un ciclo. Su última campaña en el Real Madrid, la 1996-97, se la pasó en blanco. Capello no contó con él y no volvió a jugar más partidos oficiales antes de retirarse con 39 añazos. ¿En cuanto dejó el récord de partidos en Primera División? Pues 542. Una barbaridad. El caso es que tenía por detrás a otro guardameta, Andoni Zubizarreta, y como los porteros suelen contar con carreras longevas, el vasco tenía todas las papeletas para superar a Buyo. Y lo hizo, claro...

Con el paso de los años han sido unos cuantos los futbolistas que cruzaron la barrera de los 500 partidos en Primera. Concretamente, quince. Treinta años después, Buyo sigue estando en el TOP-10 que encabeza Zubizarreta con 622 partidos. Los mismos que el bético Joaquín Sánchez, que cuando se retiró, hace un par de años, se quedó a un partido de ostentar el récord en solitario. Detrás, en tercera posición, Raúl García con 609, cuarto nuestro Raúl González con 550, quinto Eusebio Sacristán con 543 y sexto Francisco Buyo con uno menos, sus 542 partidos. Detrás están Sergio Ramos, Manuel Sanchís, Antoine Griezmann, Dani Parejo (estos dos últimos en activo y escalando posiciones, ojo), Lionel Messi, Jesús Navas, Iker Casillas, Xavi Hernández y Miquel Soler. A un pasito de los 500 se nos quedó Fernando Hierro, que jugó 497 partidos antes de concluir su carrera deportiva en el extranjero. El caso es que, insisto, Buyo sigue entre los diez primeros después de tres décadas. Y además tuvo el enorme privilegio de ser el primero en inaugurar el 'club de los 500'. Francisco Buyo. Leyenda. 30 años ya de todo aquello...

REAL MADRID: Buyo, Quique Flores, Alkorta, Sanchís, Lasa, Luis Enrique, Redondo, Martín Vázquez, Amavisca, Alfonso (Raúl, 67') y Zamorano.

C. D. ESPAÑOL: Toni, Mendiondo (Ayúcar, 59'), Pochettino, Herrera, Torres Mestre, Francisco (Lluis, 75'), Roberto, Arteaga, Brnovic, Lardín y Raducioiu.

GOL
1-0 min. 44 Zamorano