martes, 20 de julio de 2021

LUIS VELERDA, EL MASAJISTA DEL REAL MADRID

Recordando a un empleado ilustre que dedicó varias décadas de trabajo al Club blanco

No metió goles, ni puso centros al área, ni realizó ninguna parada salvadora... Sin embargo su trabajo resultó fundamental para que otros lo hiciesen y el Real Madrid pudiese ganar muchos partidos, levantar trofeos y adjudicarse muchos títulos. Luis Velerda es uno de esos personajes de la Historia del Real Madrid que están un poco eclipsados a la sombra de los grandes futbolistas que han vestido nuestra camiseta. Pero muchos de esos legendarios astros dieron lo mejor de sí mismos gracias a que en la banda estaba él preparado con su maletín para atender cualquier tipo de lesión o percance. Empleado de enorme trayectoria, los aficionados más veteranos seguro que le recuerdan corriendo por el césped cada vez que un jugador del Real Madrid caía lesionado o sufría cualquier contratiempo en el transcurso de un partido. Para el que todavía no le ponga cara o no sepa quién era, él es el primer empleado que saluda a Juan Gómez 'Juanito' cuando, saltando de alegría, consigue llegar a la banda del Bernabéu y se abraza a Martín Vázquez en el famoso cambio del día de la remontada frente al Borussia Monchengladbach. Luis Velerda aparecía también en los posters oficiales del equipo que realizaba Raúl Cancio. Y es que él era un componente más del Real Madrid.

Revisando entrevistas y reportajes publicados en su momento podemos construir, a grandes rasgos, una pequeña biografía suya. Sí que hay que advertir que algunas fechas bailan y no concuerdan, problema más común de lo que se piensa cuando los entrevistados tiran de memoria para repasar sus propias vidas. De todos modos, quiero intentarlo. Sirva esta pequeña aproximación a su figura como un sentido homenaje a "Luisito" Velerda, como le llamaban cariñosamente quienes compartieron su tiempo con él.

Sus inicios

Aunque no he encontrado el dato concreto, se deduce que Luis Velerda Ruiz de Galarreta nació en el año 1933. Sobre sus inicios en el mundillo de los masajistas deportivos habló en el reportaje que le dedicó en su día el coleccionable 'Historia viva del Real Madrid' de ABC. "Yo solía ir asiduamente al local social del Real Madrid en el frontón Fiesta Alegre. Ahí empezó lo que después se convertiría en mi profesión. Me unía una gran amistad con Manuel Benedicto, el masajista del equipo en aquellos años, y fue él quien me animó a decidirme y me introdujo en este trabajo. Con 18 años inicié la carrera de ayudante técnico sanitario y me titulé como practicante y masajista", contaba Velerda a los autores de la obra de ABC. El propio Luis continúa su relato contando que los primeros masajes los practicó a los jugadores de los equipos inferiores y que en 1966 le ascendieron al primer equipo. "Esto representó una gran alegría para mí. Era maravilloso poder trabajar con futbolistas como Di Stéfano o Santamaría. Ahora no me llama tanto la atención, pero en aquellos años era como un sueño", contaba Velerda.

El anterior testimonio nos da pie a pensar que Luis Velerda inició su aprendizaje como masajista entorno al año 1951. Tal y como veremos luego, su ingreso en el Real Madrid debió de producirse poco después, a mediados de los años cincuenta, para atender diversos empleos dentro del Club blanco. A finales de la década de los cincuenta, posteriormente veremos cómo en una entrevista sitúa la fecha concreta en 1958, empieza a ejercer con las categorías inferiores del fútbol antes de dar el salto al primer equipo. Sobre su llegada a la primera plantilla, que él sitúa en 1966, hay que puntualizar que Santamaría deja el equipo ese mismo año y que Di Stéfano había abandonado la disciplina del equipo blanco en 1964. En cualquier caso se puede interpretar que Velerda atendió a estos jugadores una vez retirados, ya fuese coincidiendo con ellos en partidos de veteranos o porque acudían a la Ciudad Deportiva tras haber colgado las botas. Antiguamente debía ser bastante habitual ver a las antiguas leyendas jugando partidillos por allí.

En mayo de 1966 el Boletín Oficial del Real Madrid publicó una famosa fotografía de toda la plantilla de la temporada 1965-66 posando en las inmediaciones del Santiago Bernabéu. Con todos los jugadores aparecen retratados Miguel Muñoz, su segundo Moleiro y los masajistas Legido y Benedicto. No aparece todavía con ellos Velerda. En cualquier caso sí que hay documentos gráficos y fotografías que nos permiten identificar a Luis Velerda con el Real Madrid a finales de los sesenta. Concretamente en la temporada 1967-68 el masajista Luis Velerda ya aparece posando con la primera plantilla en una de las fotografías oficiales del Club. Así que sí parece factible que Velerda pudiese llegar al primer equipo en el año 1966.

Desde entonces pasa a ser un componente más del grupo de trabajo de un cuerpo técnico que dirigen Miguel Muñoz y su segundo Moleiro. El trabajo de Luis Velerda era crucial en aquel fútbol tan vigoroso de los sesenta y los setenta en el que los cuidados relacionados con el aspecto físico cada vez se profesionalizaban más. A lo largo de los años y de las temporadas se encargó de atender torceduras, lesiones, calmar el dolor de los jugadores con su 'agua milagrosa'... Velerda atendió todo tipo de contusiones y vería de todo sobre un terreno de juego. Él era uno más junto al resto de componentes del equipo, trabajando codo con codo con todas las leyendas madridistas de la época: Gento, Amancio, Grosso, De Felipe, Velázquez, Zoco, Pirri, Benito, Miguel Ángel, José Luis, Santillana, Netzer, Breitner, Del Bosque, Camacho, Roberto Martínez, Sol, Jensen, Stielike, Juanito... Y tantos y tantos otros grandes profesionales que pasaron por sus manos, literalmente. Con Miguel Muñoz, con Molowny, con Miljanic, con Boskov... Todos los técnicos que dirigieron al Real Madrid de la época compartieron banquillo con Luis Velerda, siempre dispuesto a saltar al césped con todos sus utensilios cada vez que se producía un contratiempo o algún jugador requería de sus servicios. Partido tras partido, campaña tras campaña, título tras título... Luis Velerda llegó a la década de los ochenta en primera línea y con más de un decenio de experiencia a sus espaldas como masajista del Real Madrid.

En abril de 1982, el número 383 del Boletín oficial del Real Madrid dedicaba un par de páginas al veterano empleado. "Treinta años de masajista", titulaba la publicación. "En el Real Madrid llevo diecisiete años como trabajador en plantilla, pero ya llevaba catorce años cuando se produjo mi ingreso en nómina. Era el encargado de algunas secciones del club, como el beisbol o la piscina. Entre unas cosas y otras, la verdad es que llevo más de treinta años en el Club. Siempre de masajista; aquí ha transcurrido toda mi carrera profesional", explicaba nuestro protagonista a la publicación oficial del Club. El redactor le preguntaba cuándo se produjo su ingreso en la sección de fútbol, a lo que Velerda respondía: "Justo en el momento que entré en nómina, es decir, hace diecisiete años. Entonces estaban Benedicto y Legido. Pasaron dos años y Legido se quedó de responsable y yo, su ayudante. Luego, me llegó mi turno y ya llevo nueve años con el primer equipo. Desde ese momento, no me he perdido ni un sólo partido, bien fuera de Liga, de Copa o de competiciones internacionales. Y, por supuesto, los amistosos. ¿Día libre? Uno está a expensas de las necesidades del equipo. La verdad es que trabajo todos los días de la semana y ya estoy acostumbrado".

En aquella entrevista Velerda hablaba de sus funciones. "Yo estoy a las órdenes de los doctores. Doy masajes, pongo inyecciones... En realidad, las mismas funciones que desempeña cualquier otro ATS, que por lo visto es como se nos llama ahora", explicaba el masajista, que también detallaba los pormenores de su trabajo. Luis contaba que dedicaba "seis o siete minutos" a cada jugador antes de jugar y que había un día a la semana destinado a baño y masaje. Su instrumento de trabajo, lógicamente, eran sus propios dedos. "Hay quien utiliza vaselina, jabón o polvos de talco para que se deslicen mejor los dedos, pero la herramienta fundamental son tus propias manos", aseguraba un Velerda que, por aquellos tiempos, entendía que la técnica de los masajistas no había cambiado mucho con el paso de los años. "Si acaso, ahora hay algunas medicinas que antes no existían. Como el Cloretilo, esto es, hielo en spray para aliviar el dolor. Si la lesión es grave, para eso está el doctor, que también salta al terreno de juego cuando se produce un percance de este tipo", opinaba Velerda. Entrevistando al masajista del equipo no podía faltar la pregunta sobre "la leyenda del agua milagrosa", tan famosa entre los aficionados al fútbol. Obviamente, el ATS madridista respondía con sentido común: "Pues eso, que es una leyenda. Cuando a una persona le echas agua fría después de un golpe, en seguida reacciona. Eso es lo que pasaba con el agua milagrosa, que no tenía absolutamente nada, pues los jugadores la bebían y eso era señal de que era simplemente agua".

El reportaje del boletín incluía tres fotografías en blanco y negro, seguramente de aquella misma temporada 1981-82, en las que podemos ver a Luis Velerda atendiendo la pierna de un jugador tumbado en el suelo, posando sonriente en la banda del Santiago Bernabéu en otra y ayudando a caminar a un dolorido Pineda en el transcurso de un partido. En el tramo final del reportaje Luis Velerda cuenta que en algunas ocasiones tuvo que atender a colegiados o que la lesión más aparatosa que había visto fue a Jensen durante un 4-0 al Barcelona. "Con los tacos de la bota le abrieron toda la pierna, llegando hasta el hueso", rememoraba el veterano masajista, que también señalaba la lesión de Camacho, se entiende que la de 1978, como la más grave que había visto. Mencionaba también la de García Remón en Salamanca un año antes, en abril de 1981. "Pero vamos, las fracturas de huesos, salidas de hombros y demás están a la orden del día. Llevo tantos años que, como comprenderás, he visto de todo", sentenciaba Velerda. Obviamente, con tantos años en contacto permanente con los jugadores las anécdotas tenían que dar para un libro. Él contaba una que le había sucedido con los suplentes que jugaban entre semana y que tenía como protagonista a Morollón, jugador fichado del Valladolid, y al que en una ocasión supuestamente se le había salido el abdomen. "Lo estuve mirando durante varios minutos y no encontraba solución alguna. Tampoco podía avisar al médico, porque en aquel desplazamiento no había venido ninguno. Al final, algunos compañeros empezaron a reírse y me explicaron que Morollón podía sacarse el abdomen a voluntad. El susto que me di fue de muerte", rememoraba un Luis Velerda que remataba la entrevista negando que los futbolistas tuviesen manías más allá de que alguno protestara si se saltaban el turno para recibir masaje.

Recuerdos de Velerda

"Luis Velerda, 'Luisito', era el segundo de Legido, que fue luchador. Era encantador. Calvito, muy rico, muy rico... Yo le quería mucho", señala con todo sentimiento el fotógrafo Raúl Cancio. Trabajando para el diario Pueblo, para El País y para el propio Real Madrid realizando las fotografías oficiales, Cancio compartió muchísimas horas con los integrantes del Real Madrid de los setenta y ochenta, por lo que conoció muy bien a Luis Velerda, del que habla maravillas. Las anécdotas eran muchas, pero a Raúl el primer recuerdo de él que le ha venido a la cabeza está relacionado con los partidos que transcurrían en días de lluvia. "Recuerdo cuando llovía y me daba las toallas. 'Dame una toalla, Luis, por Dios', le decía. Le pedía una toalla porque estaba empapado y además tenía la máquina de fotos. Y Luis me la tiraba. "Toma, toma, toma", me decía... Qué tiempos aquellos, Dios mío de mi vida... Luis era muy buena persona, muy buena gente. Era un hombre bueno, un hombre muy bueno", repite una y otra vez el prestigioso fotógrafo.

Luis Velerda era uno más de la familia madridista. Roberto Gómez Mira acudía de niño con su padre Juan Gómez 'Juanito' a las instalaciones del Real Madrid y conoció al masajista. "Yo me acuerdo de él de pequeño. Ellos tenían en el vestuario de la antigua Ciudad Deportiva una especie de bidón enorme, tumbado, con un grifo, donde echaban Redoxon o algo así... Era como naranja. Mi hermano y yo bebimos alguna vez de él. Y quiero recordar que lo echaría él, seguro. Me acuerdo de él, pero vagamente porque yo era muy pequeño", apunta Roberto. El hijo de Juanito menciona las reuniones que realizaban los futbolistas de la época en la Ciudad Deportiva. "Al final, eran solo futbolistas, no tenían compromisos fuera, así que era normal que fuesen una piña. Eran una familia. Cuando no estaban en la Ciudad Deportiva estaban en el Lancaster, es decir, tenían mucho contacto fuera de lo profesional. De vez en cuando se quedaban a comer dentro del vestuario. Supongo que serían celebraciones o algo así. Y seguro que Luis estaría con ellos. Seguro, seguro. El utillero y los masajistas pueden ser más o menos conocidos de cara al público, pero los jugadores les tratan como uno más. No dejan de ser parte del equipo. Aunque desde fuera la gente no lo vea, la plantilla es la plantilla y los masajistas y utilleros forman parte de ella. Siempre ha sido así", argumenta convencido. "Yo no tengo edad para acordarme de Luis pero, a lo mejor, como lo viví desde dentro, sí que tengo ese recuerdo vago de él. Es algo que se me ha quedado de siempre, que Luis Velerda era del equipo. Pero yo creo que la gente que tiene siete, ocho o diez años más que nosotros conoce y se acuerda de Luis Velerda", afirma convencido Roberto Gómez Mira, que conserva fotografías de Luis atendiendo a su padre que amablemente me ha cedido para la elaboración de este artículo.

En la temporada 1986-87 el coleccionable de ABC para la obra 'Historia viva del Real Madrid' también recogió una pequeña pieza sobre el ya veterano masajista del equipo, como ya hemos visto antes. Concretamente fue en el fascículo número 25, páginas 398 y 399. "El hombre del agua milagrosa", como se le calificaba en el encabezamiento del reportaje, aparece en dos fotografías tomadas en la antigua Ciudad Deportiva portando un maletín de Hummel y enseñando sus utensilios de trabajo. Nuestro protagonista también revelaba unos cuantos datos biográficos. El problema es que algunos de ellos no terminan de encajar con los que él mismo había facilitado en su entrevista de abril de 1982. "Tengo cincuenta y tres años y llevo casi treinta como masajista del Real Madrid. Empecé en las categorías inferiores, cuando tenía 25 años, concretamente en 1958. Desde 1966 soy el masajista del primer equipo y debo reconocer que es un orgullo para mí poder decir que he dado masajes a futbolistas como Di Stéfano, Evaristo, Pirri o, en la actualidad, Butragueño", señalaba el propio Velerda.

En el Castilla

El reportaje de ABC para 'Historia viva del Real Madrid' es significativo porque, curiosamente, aquella temporada 1986-87 fue su última campaña como masajista del primer equipo blanco. Con el inicio de la temporada 1987-88 hubo un intercambio de empleados entre el primer equipo del Real Madrid y su filial. Antonio Acedo, hasta ese momento masajista del Castilla, pasó a trabajar con el primer equipo en lugar de Velerda, que se hizo cargo del puesto de masajista del Castilla. Con el segundo equipo madridista el veterano empleado sigue ejerciendo con total profesionalidad y atiende con cuidado y esmero a las jóvenes promesas blancas. Luis aterriza en el filial que dirige Vicente Del Bosque y en el que están presentes los futbolistas de la conocida como "Quinta del Sabio".

Jugadores castillistas de la época como Santi Aragón le recuerdan con cariño. "Yo coincido con él en el Castilla, lo que pasa es que era una persona que llevaba muchísimos años en el primer equipo. Era el masajista de toda la vida del Madrid, siempre con su toalla al cuello. Era de los típicos masajistas, siempre pendiente de ti y calentándote con aceite... Lo recuerdo como una persona muy cariñosa que estaba siempre pendiente de nosotros. Era el que nos contaba en el autobús para saber si estábamos todos. Alguna vez, en alguna broma de estas que hacíamos, les decíamos a los compañeros que se escondieran para que no les contara y empezara a volverse loco. Entonces nos escondíamos... (Risas) La anécdota del autobús era muy famosa porque siempre le pedían que nos contara para saber si estábamos todos y como le faltara alguno se volvía loco. Estas cosas que hacíamos cuando éramos jóvenes. Pero él encajaba bien las bromas y era uno más del grupo. Por eso también le respetábamos", recuerda Aragón con afecto.

Pero si hay un jugador de aquel equipo que le conoció muy bien fue Eduardo Vílchez, que coincidió con él dos temporadas: 1987-88 y 1988-89. Por aquellos tiempos el centrocampista del Castilla se encargaba de llevar en su coche a casa a Luis Velerda cuando volvían de viaje con el equipo, así que se puede decir que llegó a ejercer como 'chófer' de su masajista. Alguna vez incluso llegó a llevar en su coche, un pequeño Austin Rover, al propio entrenador, Vicente Del Bosque. El retrato de Luis Velerda que realiza Eduardo Vílchez es tremendamente afectivo. Le describe como una persona tímida, que no hablaba mal de nadie, muy respetuosa y muy agradecida. "Cuando le dejaba en el coche, si no me decía 'muchas gracias' veinte veces, no me lo decía ninguna", recuerda el ex jugador. "Yo tengo muy buena relación con él desde el principio porque se ofrecía a ayudarme con cualquier cosa cuando subía a entrenar con el primer equipo. Cuando él ya estaba en el Castilla, como yo vivía solo, iba a buscarle y le llevaba al autobús. Luego, cuando volvíamos de viaje del autobús le cogía y le llevaba a su casa. Eso fue así durante el tiempo que coincidimos en el equipo. Yo tenía muy buena relación con él. Era una persona encantadora", señala Vílchez, que se deshace en elogios hacia Velerda. "He conocido a muy pocas personas más prudentes. Era increíble. Era el típico hombre que trabajaba en el Madrid sin levantar la voz, siendo completamente fiel al Club. Como Herrerín, otra persona encantadora. Había unos trabajadores en el Club increíbles... Y Luis Velerda era así. Le podías pedir todo lo que quisieras, todo. Un masaje el día de partido, antes, por la noche... Y te recordaba todo, era un auténtico despertador. Le decías, "Luis, ¿me puedes despertar a tal hora? Mira, que voy a echar la siesta". Y él te respondía: "Sí, sí, no te preocupes. No te preocupes que yo voy y te toco". En los hoteles salía para recordarte que dentro de un cuarto de hora era la cena... Ese tipo de cosas. Y hacía todo encantado. Era increíble, no te lo puedes ni imaginar. Yo ahora lo que echo de menos es tratar con gente así", rememora Eduardo Vílchez.

Luis Velerda vive en el filial la llegada de una nueva década, la cuarta trabajando para el Club. En la temporada 1990-91 el Castilla pasa a denominarse Real Madrid Deportivo y un año después, en la temporada 1991-92, Real Madrid B. Cambian los nombres pero no lo hacen ni el trabajo ni la finalidad del mismo. A las órdenes de Vicente Del Bosque, Mariano García Remón, Rafael Benítez, Francisco García Hernández o Sergio Egea, las promesas de la cantera de la Ciudad Deportiva siguen formándose para tratar de llegar al primer equipo. Urzaiz, Alfonso, Toril, Ramis, Esnáider, Velasco, Sandro, Dani, Morales, Fernando Sanz, Víctor, Álvaro, Guti, Raúl... Todos ellos son atendidos por un masajista que años atrás puso a punto las piernas de los astros más grandes y de los mitos más legendarios del Real Madrid de medio siglo atrás. Y ahí estaba con ellos... Velerda sigue posando sonriente con las jóvenes plantillas del filial del primer lustro de los años noventa. Chavales que son conscientes de que quien les atiende es toda una institución en el Club.

La última referencia escrita que encuentro sobre Luis Velerda es de diciembre de 1996 cuando la Revista Real Madrid, en su número 85, publicó un extenso reportaje de Javier Palomino titulado "Los recuperadores de las estrellas" en el que habla de los fisioterapeutas, ATS, recuperadores y masajistas de aquel Real Madrid de la temporada 1996-97. El autor menciona a Luis Velerda, que en aquellos momentos contaba con 63 años, al que presenta como "la institución del Madrid" y apunta que llevaba "la friolera de 32 años" trabajando en el Club. Palomino repasa su trayectoria explicando que en ese tiempo había hecho de todo, "categorías inferiores, piscinas" y que llegó al primer equipo junto a Legido y Benedicto. Detalla que permaneció 22 años en el primer equipo, otros 6 en el Castilla y que en aquellos momentos, a falta de dos años "para su merecida jubilación", se encontraba a cargo de la farmacia del Club: "Es el encargado de controlar todos los medicamentos de que dispone el Centro Médico". La publicación recoge declaraciones del propio Luis Velerda. "Todo ha evolucionado para mejor. Aquí siempre se trabajó con los mejores medios, pero ahora se cuida hasta el más mínimo detalle. El trabajo es mayor, antes se entrenaba mucho menos; en cuanto al trato, sigue siendo el mismo. Los jugadores terminan siendo amigos, a veces incluso como hermanos, como me pasa con gente como Puskas o Di Stéfano. Hemos vivido muchas cosas juntos", declaraba el veterano empleado del Real Madrid.

En esa etapa final suya en el Club, además de su trabajo con la farmacia, Luis Velerda siguió dando masajes en las categorías inferiores. De hecho, el técnico Miguel Ángel Portugal le recuerda junto a él en su primera etapa como entrenador del Castilla, por aquellos tiempos Real Madrid B, en las temporadas 1997-98 y 1998-99. Portugal, que ya le conocía de su etapa como jugador del Real Madrid a finales de los setenta y comienzos de los ochenta, reconoce que siempre le tuvo mucho cariño al masajista. Las palabras de Miguel Ángel Portugal recordando a Luis Velerda son perfectas para cerrar este artículo porque resumen a la perfección la imagen que dejó entre todos los que coincidieron con él en un vestuario del Real Madrid:

"Luisito, como siempre le llamábamos, era un fenómeno. Autodidacta en su oficio a base de practicar porque en aquellos tiempos la fisioterapia estaba abriéndose paso. Lo que él nos imprimía con sus masajes era más que el calentamiento muscular una energía positiva para competir por su sencillez y sus palabras de ánimo. Humilde, con la sonrisa en los labios siempre, era también nuestro guardián que estaba pendiente de todo dentro de los horarios de los entrenamientos y fuera de ellos. Servicial y enamorado de su Real Madrid al máximo. Luisito está en la memoria de los que pudimos disfrutar de él con letras de oro".

domingo, 18 de julio de 2021

ENTREVISTA A FERNANDO LAURA

Fotógrafo deportivo profesional y editor de la Revista Real Madrid entre los años 1991 y 2001

"LA REVISTA REAL MADRID ESTABA HECHA PARA LA GENTE. SU CALIDAD ERA UNA SEÑAL DE AGRADECIMIENTO AL MADRIDISMO"

Aprovechando la efeméride de los 20 años de la llegada a los kioscos del último número de la Revista Real Madrid, en julio de 2001, me dirijo a una de las figuras clave de aquella publicación que los aficionados madridistas seguimos mes a mes durante la década de los noventa. El prestigioso y reconocido fotógrafo Fernando Laura Guzmán (Valparaíso, Chile, 17-08-1959) fue su responsable durante un largo decenio. Muy vinculado al mundo del baloncesto, junto a su gran amigo y compañero de fatigas Sixto Miguel Serrano sacó al mercado la emblemática revista Gigantes, así como otra serie de publicaciones deportivas relacionadas con el mundo de la canasta. En 1989, por mediación de Mariano Jaquotot, aterrizó en la recién creada Revista Real Madrid, sucesora del antiguo Boletín Oficial del Club. Poco a poco, los cometidos de Fernando en la revista se fueron ampliando hasta que en la temporada 1991-92 llegó a convertirse en editor de la misma. Su mano y su buen hacer se reflejaron en el resultado final de una publicación de muchísima calidad que dejó huella entre los lectores madridistas. Gracias a la mediación de Javier Balmaseda, Fernando Laura ha tenido a bien charlar conmigo de aquella etapa de su vida y de aquella revista para conocer los entresijos y detalles de todo el gran trabajo que realizó su redacción. Con gran amabilidad y un trato exquisito, Fernando recuerda y comparte vivencias e historias sobre aquella publicación. Anécdotas las hay de todo tipo. Incluso alguna sorpresa que, quien escribe, sospechó durante muchos años. ¿Recordáis que en la Revista Real Madrid trabajó una fotógrafa que se llamaba Laura Zuñiga?

Historias del Real Madrid: Cuando te he preguntado por tu segundo apellido estaba convencido de que me ibas a responder "Zuñiga" y no "Guzmán". Durante años pensé que las fotografías de Laura Zuñiga eran tuyas y que lo que hacías era firmarlas con tus dos apellidos, puesto que tú ya aparecías reflejado en la mancheta de la revista como editor.

Fernando Laura: Es el tercer apellido. Las fotos eran mías, sí. Quedaba como raro porque estaba editando, haciendo otras labores y además haciendo fotos. Así que fue como una coña.

HDRM: Entonces... Estaba en lo cierto ¡Tú eras Laura Zuñiga!

FL: Era yo, era yo. Nos pasó varias anécdotas con eso porque hubo gente incluso en el Club que bajaba y preguntaba: "Oye, a ver la fotógrafa esa nueva. Quiero conocerla". Y decíamos: "No, hoy no ha venido. Cuando venga, te aviso". La gente se interesaba por la fotógrafa. Mantuvimos la coña un tiempo largo. (Risas). Era una broma que teníamos en la redacción y dentro del Club. Se murió solo, no dijimos nunca nada. No lo aclaramos ni nada. Dejamos que se muriera solo.

HDRM: ¿Cómo fue tu llegada a la revista Real Madrid? ¿Habías trabajado o colaborado con el anterior Boletín? 

FL: No, yo entré directamente en la revista. Yo llego allí por Mariano Jaquotot, por circunstancias de la vida. Yo estaba colaborando con el diario Marca y entonces el Real Madrid saca un primer número y ese primer número es malo. Era una editorial que se llamaba Ediciones Blancas. Ahí el Real Madrid no queda satisfecho con el primer producto porque el primer número que sacan como Revista Real Madrid es malo desde el punto de vista gráfico y de maquetación. Era antiguo, ¿sabes? Si quieres hacer el ejercicio de revisar ese primer número, la foto de portada ya es horrorosa. El diseño no era bueno... El Club se da cuenta de que no quedó bien aquello y no están contentos. Entonces Mariano Jaquotot, que nos conocíamos y teníamos muy buena relación, me dice: "Oye, Fernando, necesitamos ayuda. Esto no va bien. Tenemos un contrato con una editorial pero no va bien. Necesitamos a alguien de confianza que nos eche una mano". Llego yo allí y empecé a trabajar desde el primer momento. El director era un escritor ilustre que es Juancho Armas Marcelo. Hice muy buena relación con Juancho, lo que pasa es que él era un escritor y aquella vorágine del día a día de una revista le pilló un poco retirado. Yo tenía ya mi experiencia y todo mi bagaje con la revista Gigantes y todas las revistas que montamos mi querido hermano Sixto y yo, así que utilicé todo eso para cambiar la revista poco a poco e ir moldeándola. 

HDRM: ¿Cuál era tu cometido en la revista? ¿Eras fotógrafo? 

FL: Era editor gráfico y le ayudaba mucho a Armas Marcelo. En general, el editor gráfico tiene que ver con temas fotográficos, pero yo tenía un poco más de mando en plaza, digamos. Entonces tenía que ver con la longitud de los textos, la elección de temas, un poco más de todo eso...

HDRM: Más o menos como una especie de mano derecha del director. 

FL: Sí, exacto. Parecía exactamente eso. Prácticamente yo estaba haciendo de director de la revista. Por eso luego el club me lo ofrece a mí y me dice "oye, qué te parece llevar esto y tal". Tomo la decisión de aceptar y me fue muy bien, la verdad.

HDRM: Juancho Armas Marcelo aparece como director hasta marzo de 1990. Y, efectivamente, al final acabas llevando tú la revista.

FL: Sí. Dos años después de empezar la revista esa editorial, Ediciones Blancas, desaparece. No le interesa seguir con la revista porque tenía gastos, tenía cosas... Ellos, realmente, tenían una editorial de revistas como de moda y cosas así. La revista estuvo a punto de cerrar. Entonces el Real Madrid me dice: "Oye, ¿ves alguna solución? ¿Qué podemos hacer?". Yo les digo: "Hombre, esta revista es muy viable. La podemos sacar adelante sin problemas y que sea un éxito". Entonces nos cambiamos y de dónde estábamos nos vamos al Bernabéu, nos dan una oficina allí y empezamos a hacer la revista desde dentro. Yo apuesto tanto por el proyecto que la primera opción era que entráramos todos allí, a prensa del Madrid, y que fuéramos parte del club. Pero claro, como yo ya venía con dos años de experiencia me di cuenta de que en el Real Madrid una revista no cotizaba. Imagínate, comprar papel, el día a día de una revista, las máquinas, la distribución... Cuando allí lo que realmente importaba, en aquellos tiempos, era si había goles o no, si ganábamos el fin de semana o no. Entonces llego a un acuerdo con el Club por el cual me convierto en una empresa, una SL, que se llama RM Ediciones. Es una SL que tiene un contrato con el Club. El Club nos da toda la cobertura necesaria de oficina, teléfono, los fax... A cambio, nosotros hacemos la revista y yo soy un colaborador externo. Luego esta idea que, honestamente, fue brillante por mi parte, perdona que lo diga así, me hizo que yo no ganara un sueldo sino que fuera propietario de la revista, con todo lo que arrastra el nombre Real Madrid. Hubo luego otros profesionales que siguieron esa pauta, gente que no era directamente deportista, futbolista o baloncestista sino que hacían otro tipo de trabajo y que hicieron la misma jugada, ejercer como trabajadores externos mediante un contrato con una sociedad. 

HDRM: Esto es a partir de la temporada 1991-92, ¿verdad?

FL: Sí, 1991-92. Ahí es cuando empiezo a aparecer como editor, sí. 

HDRM: ¿Tu trabajo como editor desde 1991 es similar al de un director?

FL: Sí. Hago de editor y de director. Luego nombro a López Soto como director para estructurar un poco la revista, nombro un redactor jefe nuevo, Palomino. Llegan dos o tres fotógrafos más y va entrando gente, gente con calidad periodística. Aparece por allí Navacerrada... La revista despega, empieza a tener éxito, éxito, éxito...

HDRM: Y al mismo tiempo tú sigues como fotógrafo, no dejas la cámara fotográfica.

FL: Al principio sí, hacía las dos cosas. Pero luego ya me doy cuenta de que es un lío. Llevar una revista de ese tipo, sobre todo allí en el Real Madrid, es complicado porque el Madrid todavía no estaba modernizado. Me llevaba mucho tiempo. Muchísimo tiempo. Estaba allí prácticamente doce horas diarias en el Club, para arriba, para abajo... Fui dejando la fotografía y me quedo haciendo de editor. Luego, entre medias, claro, mi amistad con Mariano Jaquotot hace que le ayude mucho en el tema del baloncesto. Me pide Mariano ayuda y yo pasaba mucho tiempo con él para arriba y para abajo... Recuerdo una anécdota con Sabonis. Un día me dice: "Tengo a Sabonis". Yo le digo: "Mariano, tengo información de que está cojo, que no es el jugador que creemos". Y Mariano: "No me digas eso, no me digas eso...". Entonces Mariano habla con Alfonso Del Corral y Alfonso lo examina, lo examina bien y nos dice que para adelante, que estaba muy bien operado, que no era el chaval aquel que vimos en su día pero que adelante... Y mira las alegrías que nos dio. Siempre he hecho coñas con esto y digo que, como asesor, yo soy "el que no quería a Sabonis" (Risas).

HDRM: ¿Qué recuerdo te queda de Mariano Jaquotot en lo personal y en lo profesional? ¿Cómo le definirías?

FL: Es difícil en una palabra, porque además era mi amigo. Hombre, yo creo que cuando murió Mariano murió el futuro presidente del Real Madrid. Era el tipo perfecto para sustituir a Ramón Mendoza. Era un tipo brillante, acostumbrado al éxito, un tipo que lo veía venir muy bien, muy trabajador... Reunía muchas cosas que, honestamente, es difícil encontrarlas en una sola persona. Y Mariano lo tenía todo. Hablaba inglés perfectamente, hablaba francés, estaba muy ilustrado, vestía muy bien... Honestamente, era el futuro presidente del Madrid. Además de un buen tipo, un tipo excelente.

HDRM: Además, con la vinculación que tú tienes con el baloncesto esa relación sería más intensa. Tanto con él como, entiendo, con los jugadores de esa época en el Real Madrid.

FL: Bufff, imagínate, imagínate... Hace poco fue mi aniversario de boda e invité a unos cuantos amigos a cenar a casa y entre ellos estaba Romay, uno de mis amigos del alma. Estuvo en mi boda y ahora que he cumplido 30 años de casado...

HDRM: Oye, aprovecho la ocasión para felicitarte. ¡Enhorabuena por los 30 años!

FL: ¡Muchas gracias! (Risas). Luego, con Chechu Biriukov, con Alfonso Del Corral... Hace nada estuve hablando con él. Alfonso y yo compartimos el 'Marianismo'. El 'Jaquotismo'. (Risas). Alfonso era  muy amigo también de Mariano y también colaboraba mucho con él y le ayudaba. Teníamos muchas conversaciones los tres respecto a la Sección de Baloncesto del Real Madrid. Era una época muy divertida. La relación era muy estrecha con todos ellos. Ya te digo que yo entraba y salía del vestuario. Ahí sí que era como mi casa, ¿sabes? Y estaban todos ellos de bromas, de risas... Y yo, como tenía esa doble función de llevar la revista y ayudar a Mariano, entraba y salía. Para arriba y para abajo. Había risas continuas. Algunos dramas y algunas cosas serias también... La verdad es que fue una experiencia brutal. Brutal. Yo tenía la oferta de Mariano de entrar a formar parte del Club como empleado. Pero yo no quería porque me iba muy bien como editor de la revista. Piensa que luego empezamos a hacer también el programa oficial del estadio. 

HDRM: Los programas oficiales... Y también en los noventa empezasteis a hacer las postales oficiales de los jugadores. Vamos, entiendo que hacíais muchas más cosas a la vez, al margen de la revista.

FL: Para comprender un poco cómo era todo, es difícil entender si lo analizas todo desde un punto de vista muy rígido, ¿no? Me preguntas ¿tú eras el editor? ¿Tú eras el fotógrafo? Mira, la gracia de todo esto es que yo era un poco de todo. Entonces, empecé haciendo fotos, luego era el editor, luego ayudaba a Mariano Jaquotot dentro del baloncesto... De hecho, por ejemplo, Mariano y yo ayudamos en la creación de 'Los Ojos del Tigre', el grupo de animación. Hablamos con uno de los chavales que lo montaron. Si miras mi época en el Real Madrid de una forma rígida, como que no te cuadran cosas... Pero, ¿qué hacía? Yo hacía mucho más de lo que aparece en la revista. Por eso te digo que eran horas y horas ahí. 

HDRM: Sí. En la práctica era como ser un empleado del Club, ¿no?

FL: Sí, sí. Sin la menor duda. Pero nunca llegué a serlo. Con la empresa que tenía, con RM Ediciones, hacía muchas cosas de estas. Y, claro, ¿qué hacíamos? Que la calidad que dábamos era tan distinta a todo lo que había que por eso las fotografías, por ejemplo, fue una innovación hacerlas en un estudio, con un foco, con un fondo... Eran completamente distintas a lo que había habido antes. Fuimos innovando cosas. Yo de baloncesto conozco a mucha gente y había mucho que hacer y Mariano necesitaba mucha ayuda. Y lo íbamos haciendo. Incluso editamos unos dosieres de prensa para una Copa del Rey, tipo americano, muy americano, con fotos, con textos, con esto y con lo otro... La gente estaba encantada.

HDRM: ¿Cubríais vosotros todos los partidos o teníais fotógrafos externos?

FL: No, no. Todo lo hacíamos nosotros. Luego incrustamos ahí un fotógrafo. Durante un tiempo era yo, después ya fue otro, Jorge Iglesias. Eso era una trabajera tremenda porque había que viajar con el equipo a todos los lados. Íbamos con la expedición, teníamos ahí nuestro asiento reservado en el avión... Excepto en el bus del equipo. Pero teníamos espacio para todo. 

HDRM: Era una forma de vivir el día a día con el equipo y con los jugadores. Me imagino que las anécdotas serán muchísimas con todos ellos.

FL: Bufff. Imagínate. Imagínate... Yo aún guardo muy buena relación con Míchel. Míchel, para mí, es uno de los mejores tipos que he conocido. También con Butragueño, con Sanchís, con Hugo Sánchez... Luego, cuando vino Zamorano, como yo había nacido en Chile tenía un rollo con él muy divertido porque sabía lo que él decía cuando decía tacos (Risas). Entonces yo se lo decía a Míchel, digamos que le traducía los tacos, y Míchel le contestaba cosas que yo le decía. Hasta que ya nos pilló y le dijo "a ti alguien te está traduciendo". Y era yo, claro. También hice una amistad magnífica con Iván. Los jugadores se portaban muy bien con nosotros. Ramón Mendoza y Lorenzo Sanz muy bien, también. Nos daban una importancia. Ellos también sabían lo que hacíamos y lo bien que lo hacíamos. Nos sentíamos muy queridos. Fernández Trigo, el gerente, era otro tío que si te cerraba la puerta, ya te podías ir, ¿eh? Pero con nosotros y conmigo siempre se portó fenomenal. Luego, cuando vino Jorge Valdano, también. La relación fue muy buena, excelente. Y con Emilio Butragueño, que a mí me parece un cachondo nato. Ya sé que esto te va a sorprender...

HDRM: Pues sí. No tiene esa imagen, ¿eh?

FL: Tiene un sentido del humor... Es un cachondo nato, con sentido del humor. No estoy hablando de alguien chabacano. No, no, no... Con sentido del humor fino y mucha ironía. Te lo digo de verdad, es de los tipos con los que más me he reído. Sí, sí, sí. Hay mucha gente que te sorprendería.

HDRM: La relación con los jugadores, por lo que cuentas, era extraordinaria. 

FL: ¡Excelente! Te lo repito, Míchel es un diez total. De los mejores tipos que he conocido. De los mejores. Yo incluso iba a su casa. Bueno, Míchel estuvo también en mi boda. Buena persona, honesto, cercano, siempre preocupado de la gente, de los madridistas, siempre preocupado por los demás, de no poner mala cara cuando le pedían algo... Pero, en general, todos los futbolistas. No había ninguno, ni baloncestero, ni futbolero, que nos diera la espalda.

HDRM: La revista tenía una calidad tremenda por aquellos años.

FL: Mira, sería del género tonto no darse cuenta de que ahí lo que vendía era la cabecera Real Madrid, ¿no? Nosotros hacíamos un buen producto. Creo, y lo creo de verdad, que hacíamos el producto que se merecía el Real Madrid y que se merecía la gente que sigue al Real Madrid. Entonces, dentro de que éramos la revista oficial, huimos del forofismo y nos fuimos a la calidad. Los textos tenían calidad, las fotografías también... Sabíamos que hacíamos una revista mensual y yo me empeñé en que la revista tenía que tener fecha de salida porque cuando llegamos ahí salía un mes el 15, otro mes el 8, otro el 1... Yo lo primero que hice fue decir: "Esta revista va a salir todos los días 28. Los días 28 tiene que estar en la calle". Y eso era a rajatabla. El 28 del mes anterior a la cabecera. Entonces eso lo profesionalicé de tal manera que la gente sabía cuándo podía ir al kiosco. Y luego un empeño personal era humanizar al jugador. Recuerdo que teníamos ahí una sección que se llamaba "24 horas con". Esa era mi favorita porque les convencíamos de ir al mercado, de dejar al hijo, a esto y a lo otro... Mi empeño era un poco humanizarles, porque todo el mundo siempre tenía la sensación de que el jugador de fútbol es un divo que está por encima del bien y del mal, un poco lo que pasa ahora, ¿no?  En cambio, para mí era importante esa parte de humanizar. Por eso siempre buscaba fotos con la familia, con la mujer, con los hijos, en su casa... Eso era lo que a la gente tanto le gustaba, que entrábamos a la casa de los jugadores, con la familia.

HDRM: Te lo pensaba preguntar. ¿Cómo eran ese tipo de entrevistas en las casas de los jugadores? Se hacían cosas muy bonitas. Recuerdo fotografías como las de Gordillo con todos sus hijos, Míchel con su hijo Adrián en brazos... Me imagino que hacer esos reportajes tenía que ser una cosa chula para vosotros.

FL: Sí, claro que lo era, hombre... Además con mucho respeto con los jugadores, porque ellos, ya que estábamos allí, también nos pedían hacer alguna foto concreta o particular. "Pero ésta no la publiques", nos decían. Y jamás publicamos una foto, jamás, sin su consentimiento. Y yo entraba al vestuario, ¿eh? Yo era de esos pocos privilegiados que entraban al vestuario. He estado en el vestuario del Bernabéu varias veces y en el vestuario de la Ciudad Deportiva muchísimas. Y tengo anécdotas que alucinarías, cosas que he vivido. Pero forman parte, precisamente, de eso, del respeto que me llevo yo. Cuando salí del Real Madrid tuve una oferta para ir a trabajar a un periódico deportivo y dije que no porque... ¿Cómo cruzo yo ahora de acera? ¿Cómo paso de saber tantas cosas a mirarlas desde enfrente? Tarde o temprano algo iba a salir. Para mí el respeto al madridismo pasaba porque yo me dedicara a otra cosa. No era justo ni honesto que contara cosas que no debía.

HDRM: ¿Todas aquellas fotografías pertenecen al archivo del Real Madrid o conservas tú los negativos?

FL: Los tienen ellos, sí. Llegamos a un acuerdo cuando yo me fui para vendérselos. Es patrimonio del Club. 

HDRM: ¿De cuantas fotografías estaríamos hablando?

FL: Miles, muchas, muchas. Muchísimas... Entonces se hacía en diapositivas. Una habitación llena de cajas de diapositivas, diapositivas y diapositivas... Ya te digo, una habitación grande llena hasta el techo de cajas. Eso era el archivo.

HDRM: Hasta 1991 los posters en la revista eran ocasionales. En la temporada 1991-92 sí que pasaron a ser más frecuentes. Y a partir del número 60, en septiembre de 1994, todos los meses hubo un póster en la revista. Y a los chavales nos encantaban.

FL: Esas fotografías las hacía sobre todo Jorge Iglesias. Luego, yo también quería hacer unos 'collage', aunque nunca me atreví, con cosas de los jugadores en casa, haciendo cosas cotidianas. Esa era mi gran obsesión porque todos veíamos a los jugadores vestidos de futbolistas y jugando. Pero al final nunca me atreví por aquello de no traspasar esa línea de privacidad. Pero los posters sí que tenían un éxito brutal. De verdad, todo era una sensación de que lo que hacíamos gustaba. Y era porque es el Real Madrid, vuelvo a repetir, no era porque nosotros fuésemos unos genios. Era porque con el esfuerzo y con ese apellido, "Real Madrid", cualquier cosa que hagas con dignidad arrasa o se vende mucho. Ya te digo que la revista era agotar, agotar, agotar números... Era una cosa tremenda.

HDRM: ¿Recuerdas las cifras que manejabais? ¿La tirada total cuál era?

FL: Digamos que la media podía andar en unos 50.000 ejemplares mensuales. Y se agotaba muchas veces. Muchas. Había muy poca devolución. Era un éxito total. Y, vuelvo a repetir, aquello tenía que ver con que nosotros nos esforzábamos porque nos sabíamos leídos, sabíamos que la gente lo estaba esperando, tú entre ellos, y lo disfrutabais. Entonces, ¿cómo no aprovechar esa situación para hacerlo bien y no defraudar? Y luego, una cosa muy importante para mí siempre es que ponía "Real Madrid". Éramos la representación del Club. Y el Club es la gente, ¿sabes? No hay que olvidarse nunca de eso. El Club es la gente. La que está en Australia, en Bilbao, en Málaga, los que aman el Club, que se compran la camiseta y hacen socios a sus hijos... Yo creía que era muy importante hacerlo bien.

HDRM: Lo hacíais muy bien. Todos los aficionados recordamos la revista con cariño por su calidad y por el buen producto que hacíais.

FL: Me consta, ¿eh? Porque ya te digo que yo en esos tiempos lo notaba. Yo me leía las cartas, ¿sabes? A veces me quedaba solo en la redacción y me leía cartas de gente que escribía. Y todos los días aparecían cuatro o cinco personas que venían a vernos. En esos tiempos todavía no estaba ni el tour ni el museo y simplemente venían a conocernos. Claro, teníamos que tener un trato especial con ellos porque venían de todos los lados. Tú veías en la mirada que había cariño, que había afecto, porque la gente notaba que esa revista estaba hecha con todo el respeto y todo el cariño del mundo hacia ellos, hacia la gente. Vuelvo a repetir que era el Real Madrid. Nosotros representábamos al Real Madrid. Tú, cuando comprabas la revista, metías en tu casa al Real Madrid. Entonces, nosotros no podíamos fallar. 

HDRM: A partir del año 1994 empiezo a notar que la revista llega a casi todos los kioscos...

 FL: Crecer, era simplemente ir creciendo. Creciendo con orden. Por esas fechas nos cambiamos a un distribuidor profesional para llegar a dos o tres kioscos, por lo menos, en cada ciudad. No llegar a todos los kioscos de España, porque eso era muy difícil, pero sí que en cada ciudad y en ciudades grandes estuviera en dos o tres kioscos. Íbamos creciendo, nos dábamos cuenta de ello. Y claro, había que ir profesionalizándolo todo cada vez más. Lo primero, todo el mundo contratado, con su nómina y tal. Y gente de calidad. Había ya una estructura dentro de la revista, una estructura importante. Llegamos a ser diez o doce en la redacción. En maquetación, por ejemplo, había dos o tres, había dos fotógrafos, cuatro o cinco periodistas, además de un director, de un corrector... ¡Éramos una banda!

HDRM: Creo que la revista servía de nexo de unión para muchos madridistas y el hecho de aumentar la tirada y distribución era la manera de llegar a más aficionados y dar a conocer toda la información del Club. Los lectores nos acercábamos al Club. ¿Erais conscientes de esa labor tan importante que hacíais con la revista?

FL: Por supuesto, sin duda. Para nosotros era el leitmotiv. Date cuenta de que teníamos una sección que era "Cartas al Director" que tenía cuatro o cinco páginas. Empezó con una y al final acabó con cuatro o cinco páginas y cientos de cartas. ¡Cientos de cartas!

HDRM: Llegasteis a tener una subsección titulada "Pequeños museos madridistas" donde la gente enviaba fotos de sus casas, con las habitaciones empapeladas de posters. Los lectores también enviaban fotografías posando con sus camisetas, con jugadores...

FL: Era increíble. Lo único que yo no quería publicar era animales vestidos del Real Madrid. Me parecía un maltrato, porque llegaban cosas, macho... A ver, lo de los niños, vale. ¿Pero un perro vestido con camiseta y pantalón? ¡Veías que el pobre animal estaba sufriendo! Y lo sigo pensado. Te digo un perro que es lo más fácil, pero había loros y hasta peces, macho. ¡Algo tremendo! Recuerdo una fotografía de uno con un pez en la mano envuelto del Real Madrid. Y yo decía que no, que animales no sacábamos.

HDRM: En los últimos años incluso hubo una sección de correspondencia entre madridistas.

FL: Sí. La gente se ponía en contacto unos con otros. Había mucho madridista, sobre todo de fuera. Piensa que no había la tecnología que hay hoy, así que había que ayudarles. Gente que estaba en Suiza, en Austria, en Australia, Latinoamérica... Entonces les dábamos direcciones de gente y la gente se conocía. Era muy bonito hacer eso, muy bonito.

HDRM: En el fondo los lectores eran protagonistas, ¿verdad?

FL: Esa revista estaba hecha para la gente. Desde mi punto de vista no podíamos hacer una revista de espaldas a la gente, en plan "vosotros sólo la compráis". No, no, no. Tenían que ser protagonistas de esta historia. Mucha gente se casaba y la novia iba con una bufanda y el novio se abría la camisa y llevaba la camiseta del Real Madrid. Esas fotografías de la boda las publicábamos encantados. Nos llegaban cientos, pero cientos... Recuerdo que hacíamos, por ejemplo, un especial de bodas y poníamos como veinte o treinta bodas. Especial comuniones, y poníamos la fotografía del abuelo que le regalaba al nieto la camiseta del Real Madrid. Especial bebes... Bueno, bueno, bueno, era una cosa... Pero es que esa era la gente que nos compraba la revista.

HDRM: Lectores y madridistas que estábamos por todos los lados.

FL: Mira, te voy a contar una anécdota que tiene cierta gracia. Un día, yo aún estaba soltero, fíjate cómo era el tema, íbamos por Sevilla. Yo no tenía carnet de conducir, estuve un tiempo conduciendo sin carnet. Iba con la que hoy es mi mujer, pero en aquellos tiempos todavía no lo era. Y nos para la Guardia Civil. Mi mujer: "Madre mía, verás ahora, sin carnet". Entonces, me dice el guardia: "Buenas tardes. Deme usted su carnet de conducir". Y yo le digo: "Sí, un segundo... Es que lo tengo aquí detrás". Le pregunto si puedo bajar y el guardia: "Sí, claro, baje". Bajo, saco una cartera donde llevaba varias tarjetas que ponían "Fernando Laura, editor Revista Real Madrid", con el logo del Real Madrid. Entonces hago para que me las vea y le digo: "Perdone, es que hemos venido aquí a una cosa del Real Madrid". Y, entonces, ya veo que le cambia la cara al guardiacivil. Me pregunta si trabajaba en el Real Madrid y yo le contesto que sí. Me pregunta que dónde y yo le explico que en la Revista Real Madrid. "¡No me diga! ¿Es usted de la Revista Real Madrid? ¡Hombre, pero si esa revista yo la compro! Se la compro a mi sobrino". Y yo le digo: "Pues mire, no la compre más. A partir de este mes le va a llegar todos los meses gratis a su casa. Deme la dirección donde quiere que llegue". El guardia me da la de su sobrino y de paso me pregunta si me puede dar la suya también para mandársela a él también. Yo le digo que claro que sí, por supuesto. Total que me da las dos direcciones y me empieza a hablar y a contar unas cosas. Entonces le digo: "Bueno, pues me tengo que marchar". Y el guardiacivil me dice: "Oiga, oiga... ¿Tendrá usted carnet, no?" (Risas). Yo me quedo mirándole y pienso: "Jo, no le puedo mentir, macho, porque ya hemos hecho amistad, ¿no? El tío se ha portado de p... madre". Entonces, sin abrir la boca, hago un gesto con los ojos y los brazos, como diciendo algo pero sin decir ni media palabra, porque no quería mentirle. Y entonces él dice: "Ah, bueno, sí, sí... ¡Por supuesto! Desde luego que tendrá carnet" (Risas). ¡No le mentí! Lo que no quería era mentirle porque me parecía una falta de respeto después de que él me hubiese dado su dirección y tal. Y ojo, que en cuanto llegué a Madrid le empezó a llegar la revista todos los meses. Un suscriptor gratuito. 

HDRM: Me acuerdo de aquella sección de la votación del mejor jugador de cada temporada con las postales de los aficionados. Casi siempre ganaba Míchel y, años después, ya Raúl. La participación de los lectores debía de ser muy alta.

FL: ¡Brutal! Mira, te digo una cosa, había un momento del año que para mí era muy especial. Era el momento en el que a uno de los suscriptores le decíamos que comía con el jugador que quisiera en el Txistu. Cuando le llamabas y se lo decías, macho, de verdad que era emocionante. La gente pegaba gritos. Al principio la mayoría no se lo creía. "No me vaciles y tal"... "No, no, que es verdad. Lo hemos sorteado y te ha tocado". Y venía gente de todos los lados. Nosotros no pagábamos el viaje, sólo pagábamos la comida con el jugador. "Bueno, si no puede usted venir...". Y te respondían: "¿Cómo que no voy a ir? ¿Cómo que no voy a ir? ¡Vamos que voy!". (Risas).

HDRM: Y los sorteos, cada mes, de un balón con las firmas de los jugadores. Todos pendientes, a ver si nos había tocado. Qué recuerdos...

FL: ¿Te das cuenta de cómo era todo muy humano? Muy cercano todo. Con eso, ¿qué conseguías? Pues que la gente fuera madridista como si el Club fuera el de su casa, el de su barrio, el de su calle. Y que los futbolistas no fuesen unos divos sino unos tíos casi de la familia. Tú lo sientes así, como los ves por la tele, te crees que les conoces... 

HDRM: Entiendo que el trabajo que hacíais con la revista era distribuir madridismo entre toda la gente que seguíamos al Club y que estábamos desperdigados hasta en los lugares más insospechados. 

FL: Mira, otra anécdota. Un día fuimos al Nou Camp. Entonces yo llegué un poco tarde porque había una reunión de cosas que nos iban a decir y tal. Los del Real Madrid íbamos a ir todos juntos. Yo, por circunstancias, llegué tarde. Y entonces llego a la puerta y les explico que venía a esa reunión. "Ah, ¿usted también es del Real Madrid? Espere un momentito que le van a traer un bedel". No me trataron mal, de ninguna manera, pero sí que el trato era un poco frío. Distante. Entonces viene un señor con una gorra con el escudo del Barça, con su chaqueta y su ropa. Me dicen que ese señor me iba a acompañar. Entonces me empieza a meter por pasillos de allí del Nou Camp. Por allí, para acá... Yo, para evitar cualquier problema, me pongo como un pasito detrás del señor. El señor tenía cara como de bastante mala leche. Me miró con cara rara. Así que para evitar cualquier cosa, mejor me ponía detrás. Y cuando vamos por mitad de un pasillo, que no había nadie, el tío se para. De pronto, me mira. Mira alrededor, ve que no hay nadie, y me dice: "¿Usted me ve aquí con esto del Barça, no?". Yo pensé: "Ahora me va a dar una leche". Entonces coge, se da la vuelta a la solapa, y saca un escudo del Real Madrid (Risas). Lo llevaba pegado por detrás de la solapa de la chaqueta. Y me dice: "Yo soy más blanco que Bernabéu" (Risas). ¡Me quedé a cuadros, macho, no sabía ni qué decir! Pensé que igual era una broma. Le pregunté cuánto tiempo llevaba trabajando allí y me dijo que veintitantos años. Le pregunté también que cómo hacía para aguantar. "Bueno, hay que trabajar. Pero aquí nadie ni se lo intuye". Le dije lo mismo que al guardiacivil, que si quería que le llegase la revista. "Sí, sí, por supuesto. Pero le voy a dar la dirección de mi nieto". Yo le dije: "No, se la voy a mandar a su nieto y a usted. Que usted se la merece mucho más por estar trabajando aquí". Había madridistas por todos los lados. ¡Por todos los lados! De ahí la sensación de hacer algo bien porque lo que llevábamos ahí y lo que representábamos era muy grande. 

HDRM: La revista os permite cubrir en primera línea los éxitos del equipo de aquella época. Por ponerte un ejemplo, la Final de La Séptima en Ámsterdam.

FL: ¡Sí, claro! ¡Por supuesto! Luego, por la noche, hasta las 6 de la mañana en un garito que conocía Seedorf, celebrándolo todos, la cena de después... Fue un momento inolvidable, de esas cosas que no se te olvidan jamás. Cómo estaba de feliz Lorenzo, cómo se lo había ganado... Íbamos allí de víctimas propiciatorias, macho. La Juve estaba ya vendiendo la camiseta de Campeones por todos los lados, y nosotros íbamos allí como si fuéramos unos maulas. Y se equivocaron. Se equivocaron. Lo viví en primera persona, ya lo creo. Y luego, París.

HDRM: Cierto. De La Séptima y La Octava hicisteis dos números extraordinarios, al margen de la revista mensual. También lo habíais hecho con las Ligas de las temporadas 1994-95 y 1996-97. En total, fueron cuatro números extraordinarios, de coleccionismo.

FL: Sobre todo porque había que dar salida al material fotográfico. Y sobre todo pensando, otra vez, en la gente. Íbamos y vivíamos unas circunstancias que la mayoría no se imaginaba. Las cenas, las celebraciones... Cosas a las que los periódicos tampoco tenían acceso. Entonces eran números de coleccionista, como tú dices, para guardar y disfrutarlos mucho tiempo.

HDRM: Y a finales de los noventa llega internet...

FL: Mi redacción fue la que puso en órbita la página web del Madrid. Eso fue una experiencia brutal porque era lo primero que se hizo como digital y cuando la pusimos en el aire se cayeron los servidores. Nosotros hicimos los contenidos con un trabajazo brutal. Fue sacarla y los servidores al suelo. Y aquí vuelvo a repetir que sería de necios pensar que eso era por el trabajo que hacíamos nosotros. Eso era el Real Madrid, la grandeza del Real Madrid. Imagínate la primera web del Club lo que significó para tanta gente en tantos lugares del mundo.

HDRM: La etapa final es la que empezáis a compatibilizar el trabajo de la revista con el de la web del Real Madrid. ¿Erais una especie de departamento de prensa del Real Madrid en la práctica, por así decirlo?

FL: Bueno, más que de prensa, de publicaciones. Para no herir sentimientos ahí, porque el Real Madrid tenía su jefe de prensa y su gente. Nosotros hacíamos las publicaciones. Hacíamos otra revista de peñas, una revista sólo para las peñas. Era al margen de la revista mensual y también la hacíamos nosotros. Total, que hacíamos la revista de peñas, el programa oficial, llevábamos la web y sus contenidos y la revista. Trabajábamos mucho. Una época de esplendor absoluto.

HDRM: Tal y como está la comunicación, el periodismo, internet o las redes sociales... ¿Sería viable en la actualidad hacer una revista similar?

FL: Yo, dudas sobre si sería viable o no, no tengo ninguna. Más que viable es necesario. Sería muy necesario aún hoy esa misma revista, ¿sabes? Porque los chavales siguen teniendo ratos de ocio. La gente no lee porque no ve cosas absolutamente interesantes para leer, en general. Se acostumbran a leer cortito, cosas pequeñas. Pero si les dieras calidad de la gente que les interesa, por ejemplo, los futbolistas o los deportistas en general, no tengo duda de que la gente lo leería. Pero bien trabajado. Bien trabajado, no una cutrez. Bien trabajado. Yo hablo con chavales que me llaman para hacer el trabajo de fin de grado y esas cosas y les digo: "Qué difícil lo tenéis porque ninguno ha reinventado el periodismo". Todo el mundo hace sota, caballo y rey. Por eso ahora los deportistas se van a hablar con Ibai, ¿no? ¿Por qué? Pues porque la juventud no ha acabado de ver cómo hacer esto nuevo, este nuevo periodismo. Esa calidad tiene que valer para las redes sociales y para el papel. Para leer rápido y para ver en corto, pero que las redes sociales te manden a un sitio a desarrollar eso... No sé. Yo no me lo he planteado porque tengo 62 años y ya tengo todo el pescado vendido, pero si fuera joven estaría dándole vueltas a cómo reinventar la profesión de periodista. Creo que hace falta, sin duda. 

HDRM: Entonces, ¿ves factible que se hiciese ahora un producto similar a la revista que hacíais vosotros entonces?

FL: No tengo duda. Pero desde el Club, ¿eh? Desde el Club. Porque lo que sería inviable ahora sería hacerlo desde fuera. ¿Has visto el poco acceso que dan los deportistas a los periodistas? Ahora hay como un muro en medio. ¿Y eso quién lo paga? Pues lo pagan los aficionados. Hay que humanizar a los jugadores. Acercarlos y que haya vínculo, que es la palabra clave, "vínculo" entre los deportistas y la afición. Y eso se crea humanizándolos. Tanto a los jovencitos como a los veteranos. 

HDRM: Era lo que hacíais vosotros con aquella revista. Todos los recuerdos de aquella publicación tienen que ser buenos y positivos.

FL: Sí, fueron diez años haciendo esa revista y yo te puedo decir que fue un auténtico lujo y un verdadero honor hacerlo, porque yo además soy madridista. Sobre todo la sensación de estar en primera línea con el madridismo, saber que te dirigías a la gente que no cenaba el día que perdía el Real Madrid. La calidad de la revista estaba hecha como una señal de agradecimiento, ¿no? Yo lo entendía de esa manera. A la gente hay que tratarla con respeto y demostrarle que te esfuerzas por hacerlo mejor. Para mí ese ha sido mi leitmotiv toda mi vida. Incluso hoy. "Cuida a quien te cuida". Eso es lo que hacíamos.

lunes, 12 de julio de 2021

ADIÓS A WILSON JONES

Futbolista del Real Madrid en la temporada 1955-56

Hoy lunes 12 de julio de 2021 el Real Madrid ha anunciado en su página web y redes sociales el fallecimiento de Wilson Jones, futbolista "que vistió la camiseta de nuestro Club entre los años 1955 y 1956, en los que ganó 1 Copa de Europa", según reza el comunicado oficial acompañado de una fotografía de archivo de sus años en activo como profesional. "El Real Madrid quiere expresar sus condolencias y su cariño y afecto a todos sus familiares y seres queridos y a todos los clubes en los que jugó durante su carrera", añade la nota de prensa en la que se hace extensivas las condolencias "a todo el madridismo". El ex jugador blanco nos deja a la edad de 87 años.

Wilson Alfredo Jones Rodríguez nació en la localidad de O Barco de Valdeorras, Orense, el 19 de mayo de 1934. Destacó en su juventud como futbolista hasta el punto de ser seguido por el Real Madrid, que le fichó en plena temporada 1952-53 aunque pasó por otros clubes antes de vestirse de blanco. En la campaña 1953-54, con sólo 19 años, actuó en las filas del Lérida en Segunda División. Allí destacó como futbolista ofensivo llegando a marcar 12 goles en 26 partidos ligueros. Los catalanes acabaron terceros en la tabla clasificándose para la promoción de ascenso a Primera. Aunque no se consiguió el premio final el joven Wilson Jones destacó anotando otros 6 goles, lo que supuso acabar ese ejercicio con unos números más que notables: 35 partidos y 18 goles. Un año más tarde, en la temporada 1954-55 recala en el Alavés en lo que será su debut en Primera División. Se estrena en la máxima categoría del fútbol español el 12 de septiembre de 1954 y anota su primer gol el 3 de octubre en partido de Liga frente al Valladolid. Pese a su juventud, 20 años, vuelve a firmar buenas actuaciones disputando un total de 25 partidos oficiales entre Liga y Copa y marcando 19 goles, 17 de ellos en Liga. Tiene madera de buen futbolista y con 21 años llega por fin al Real Madrid, donde coincide con lo más grande de la época dorada de aquel equipo de los cincuenta: Juanito Alonso, Marquitos, Miguel Muñoz, Zarraga, Molowny, Rial, Gento, Di Stéfano... Con semejantes leyendas y en una plantilla en la que también hay jugadores de la talla de Joseíto el contexto no es del todo favorable para triunfar. Wilson Jones sólo pudo jugar un partido oficial con la camiseta madridista. Fue el 9 de octubre de 1955, frente a la Real Sociedad. En vísperas de disputar los blancos su segundo encuentro en la Copa de Europa, la vuelta de octavos de final frente al Servette, José Villalonga desplegó aquel día en Atocha el siguiente equipo: Juan Alonso, Marquitos, Atienza II, Navarro, Wilson, Zárraga, Manolín, Gento, Rial, Di Stéfano y Joseíto. Cayó el Madrid 1-0 y la felicidad del debut como madridista no pudo ser completa. Aunque no volvió a actuar en competición oficial, esa misma campaña sus compañeros ganaron La Primera Copa de Europa en París, por lo que en su palmarés particular aparece ese título. 

Aunque arranca la temporada 1956-57 con el Real Madrid está claro que no hay sitio en los puestos de vanguardia del equipo, ocupados por auténticos mitos de la Historia del Real Madrid. Con el ejercicio ya empezado se traslada a Zaragoza, con los que se estrena el 18 de noviembre de 1956 en un triunfo 2-0 sobre el Barcelona en el que el segundo gol, además, es obra suya. Con el Real Zaragoza disputa cuatro temporadas en la máxima categoría, de la 1956-57 a la 1959-60, en las que deja su impronta como centrocampista con llegada arriba. En las temporadas 1960-61 y 1961-62 juega en Santander, también en Primera, aunque en el segundo ejercicio con los montañeses el equipo desciende a Segunda División. La participación de Wilson Jones había sido más escasa de lo habitual, en total 10 partidos incluyendo los de Copa y la promoción de permanencia. En esta última disputó su último partido oficial con el equipo, despidiéndose además con un gol. El Santander ganó ese duelo 1-0 al Málaga, pero los andaluces habían ganado 3-0 en su campo, lo que los cántabros perdieron la categoría. Con 28 años regresó a su tierra natal para jugar con el Orense, equipo con el que disputaría tres campañas en Segunda División, de la 1962-63 a la 1964-65. Fue su despedida de la élite profesional, a la que ya no regresaría ni como futbolista ni como entrenador, como suele suceder con muchos ex jugadores.

Desde 'Historias del Real Madrid' quiero expresar mi más sentido pésame a toda su familia, amigos y compañeros. Sirvan estas pocas líneas a modo de particular homenaje. Descanse en paz, Wilson Alfredo Jones.

jueves, 1 de julio de 2021

EL ÚLTIMO NÚMERO DE LA REVISTA REAL MADRID

Se cumplen 20 años de la salida al mercado del último ejemplar de la antigua publicación mensual del Club

Julio de 2001, hace ahora 20 años. Los aficionados acudimos a los kioscos para adquirir el ejemplar correspondiente al mes de julio-agosto de la Revista Real Madrid. Con la temporada 2000-01 felizmente terminada con nuestro equipo habiendo ganado la Liga, aquel ejemplar que servía de cierre de la campaña tenía como protagonistas a las dos grandes estrellas del equipo. "Figo & Raúl. Chicos de Oro", titulaba la publicación sobre una fotografía de los dos jugadores posando con un balón dorado, un guiño al Balón de Oro que había ganado el portugués. En aquella portada también se anunciaba lo que encontraríamos en el interior. "Las mejores fotos de los campeones", señalaba sobre una imagen de Raúl, Figo y Fernando Hierro sujetando el trofeo de la Liga que había recibido el equipo al término del último partido de Liga disputado frente al Valladolid y que acabó con victoria 2-1 para los blancos con doblete de Raúl. Aquel partido, el último encuentro oficial de Manolo Sanchís con la camiseta blanca, sirvió para despedir al último integrante de la Quinta del Buitre que seguía en activo. De ahí que también se incluyese en primera página una fotografía de los jugadores blancos manteando al gran capitán. "Sanchís de Leyenda", recitaba la publicación. El faldón inferior de la portada estaba dedicado a la cantera. "Escuela de Campeones". Y es que, como recordarán muchos, los ejemplares de la revista oficial con los que se cerraba cada campaña dedicaban un buen número de páginas a los equipos de las categorías inferiores y al Torneo Social del Real Madrid Club de Fútbol, que en aquella ocasión acababa de culminar su XXXIX Edición

Entrevistas, infinidad de imágenes, las estadísticas finales de la Liga, un póster con la plantilla posando con el trofeo de Campeones... Contenidos, en definitiva, de lo más atractivos para los seguidores madridistas que pagábamos cada mes 500 pesetas para llevarnos a casa la revista, que en su cabecera ya incluía el precio traducido a euros (3). En Canarias, Ceuta y Melilla el precio final era de 525 pesetas. Para muchos ya era una auténtica tradición acudir, cada comienzo de mes, a comprar la Revista Real Madrid. Lo que no sabíamos hace ahora 20 años es que aquella sería la última vez que adquiríamos la revista mensual que con tanto cariño coleccionábamos algunos. A la vuelta del verano, con la llegada del mes de septiembre y el inicio de las competiciones, muchos nos llevamos una sorpresa. En el lugar habitual en el que el kiosquero colocaba la prensa deportiva no estaba nuestra revista. Estaba el Don Balón pero no la Revista Real Madrid. Pasaban los días y la publicación seguía sin llegar. Y no llegaría ya nunca más. Poco después supimos la razón. El Club eliminó la revista mensual para ofrecer a partir de octubre de 2001 una nueva revista trimestral, la revista Hala Madrid, que actualmente se sigue editando y que se envía por correo a los Socios y simpatizantes con Carnet Madridista. En resumidas cuentas, el ejemplar de julio-agosto de 2001, el número 136, fue el último ejemplar que salió al mercado de la Revista Real Madrid. Se terminaba una época que se prolongó durante 12 años.

La Revista Real Madrid había llegado a los kioscos por primera vez en abril de 1989 sustituyendo al antiguo Boletín con el que el Club había ofrecido su información corporativa a lo largo de varias décadas. La nueva publicación había supuesto un evidente salto de calidad en cuanto a los contenidos, diseños e imágenes y marcó el estilo visual e informativo que nos acompañaría a lo largo de toda la década de los noventa. En total, hasta su desaparición en julio de 2001, salieron al mercado 136 ejemplares y 4 números extraordinarios, los correspondientes a la consecución de las Ligas de las temporadas 1994-95 y 1996-97 y los dedicados a las 2 Champions League que ganó el Real Madrid durante ese periodo, es decir, La Séptima y La Octava. Contando esos 4 extras fueron un total de 140 los números de la Revista Real Madrid que llegaron a nuestras manos.

Repasar todos aquellos ejemplares es repasar un buen pedazo de la Historia del Real Madrid, seguramente el que más nos marcó a los que éramos más jóvenes. El fútbol y el deporte, en general, se vive con una intensidad muy especial cuando eres adolescente, así que estoy seguro de que quienes seguíamos al equipo con esas edades devorábamos la Revista Real Madrid todos los meses. Seguro que recordábamos aquellas crónicas con los partidos del mes anterior a página completa, leíamos aquellas entrevistas que nos acercaban a un jugador de la plantilla de fútbol y a otro de la de baloncesto o escrutábamos cómo marchaban las votaciones mensuales para elegir al mejor jugador de la temporada con las postales de los lectores y las notas de los diarios deportivos. Votaciones que, casi siempre, ganaban Míchel primero y Raúl después, con la excepción de aquella temporada 1991-92 que se llevó el bueno de Ricardo Rocha. Algunos quizás conserven todavía el balón firmado que se sorteaba entre quienes enviaban sus votos por correo. Gracias a la revista íbamos conociendo a las peñas madridistas que poblaban nuestra geografía. Y los que ya empezábamos a cultivar nuestra particular afición por la Historia del Club estudiábamos con detenimiento secciones como "La gloria blanca" para conocer las biografías de las viejas Leyendas o "Archivo histórico", donde, por ejemplo, se repasaban de forma pormenorizada cada una de las 25 Ligas que había ganado el Real Madrid entre las temporadas 1931-32 y 1989-90. Inolvidables también las fotografías con las que cerraba la revista cada uno de sus ejemplares, "la foto del mes", imágenes que sorprendían por su espectacularidad o por su relevancia. Con el tiempo, la revista pasó a cerrarse con una nueva sección, muy recordada, titulada "Mañana será una estrella" con la que cada mes conocíamos a un destacado jugador de la cantera. Por allí vimos a futbolistas como Fernando Sanz, Guti, Raúl o Iker Casillas cuando todavía no habían llegado al primer equipo. Y es que la cantera siempre ocupó un gran espacio en nuestra revista. Con el comienzo de la temporada se nos presentaba a todas las plantillas de las categorías inferiores y a la conclusión de cada ejercicio, como acabamos de ver con el ejemplar de julio-agosto de 2001, se dedicaba una página a cada equipo para ver cómo les había ido ese año y a los resultados del Torneo Social. Por supuesto, cada mes teníamos todos los resultados de los equipos de la cantera perfectamente recopilados.

Otra de las secciones de la revista que contaban con un enorme atractivo era la titulada "Público blanco", que en sus inicios estaba dedicada a publicar las habituales cartas al director pero que poco a poco terminó siendo un escaparate para que los lectores enviaran sus fotografías vestidos con camisetas del Real Madrid, posando con los jugadores o mostrando sus colecciones particulares con objetos de coleccionismo dedicados al Club: Llaveros, bufandas, libros, postales, revistas... De paso, aquellas imágenes servían para ver cómo decoraban los jóvenes aficionados (y no tan jóvenes) sus habitaciones. De hecho, esas fotografías eran tan espectaculares que la propia sección "Público blanco" pasó a tener una subsección titulada "Pequeños museos madridistas" en las que podíamos ver paredes completamente forradas de fotografías, recortes de prensa y, cómo no, posters. Muchísimos posters. Y ahí jugaba un papel muy importante la propia Revista Real Madrid. Los posters oficiales con las fotografías de Raúl Cancio se podían adquirir en los puestos y tiendas del Club y, entrados los noventa, el propio Real Madrid editaba grandes fotografías de los jugadores. También podíamos conseguir los posters a través de otras revistas de fútbol, principalmente Don Balón y luego, más tarde, Líder, Solo Goles y publicaciones similares... Pero, evidentemente, la principal fuente de posters para los aficionados madridistas fue la Revista Real Madrid. Y eso que al principio fueron un poco reacios... Durante los primeros años, al margen del gran poster a cuatro páginas con la foto oficial de la plantilla, no era habitual que la revista incluyese el póster. Sólo lo hacía de vez en cuando. Recuerdo una alineación de la temporada 1988-89 en el primer número, el de Alfredo Di Stéfano con el Superbalón de Oro o aquellas caricaturas de jugadores como Butragueño o Míchel en la temporada 1990-91. En la temporada 1991-92 sí que empezaron a incluir en las páginas centrales posters patrocinados por las marcas de prendas deportivas que vestían al jugador que aparecía en el mismo. Pero no sería hasta 1994 cuando el póster pasó a ser sagrado en la Revista Real Madrid. A partir del número de septiembre de 1994 el póster de regalo pasó a ser indispensable y mes a mes fuimos engrosando nuestras colecciones particulares al tiempo que las paredes de nuestras habitaciones se iban empapelando con las imágenes de Michael Laudrup, Fernando Redondo, Iván Zamorano, Amavisca, Buyo, Hierro... Y así año tras año hasta la desaparición de la revista en julio de 2001.

El trabajo llevado a cabo por todos los profesionales que pasaron por la Revista Real Madrid es digno de elogio. Desde Juan Jesús Armas Marcelo, su primer director, hasta J.J. López Soto, que dirigía la publicación en su último ejemplar, pasando por todos los componentes que mes a mes escribían los textos, artículos, entrevistas y reportajes que ocupaban sus páginas: Javier Palomino, Antonio Rovira, Javier Echeberría, Pedro de la Calle, Adrián Márquez, Valentín Martín, Gemma Rodríguez, Paula Gutiérrez, Javier de la Calle, Francisco Navacerrada... Profesionales como Fernando Laura, José Luis Reina, Jorge Bala, Vicente Pacheco, Jorge Iglesias y tantos otros dejaron constancia de su buen hacer con la cámara en las páginas de la publicación oficial a lo largo de años y años con sus fotografías. Miles y miles de imágenes que forman parte de la Historia del Real Madrid.

Sí. Se cerraba una época. Y es que fuimos muchos los que crecimos con una revista que dejó huella entre los madridistas de los años noventa, sobre todo entre los que residían fuera de Madrid y podían sentirse un poco más cerca de todo lo que acontecía alrededor de nuestros equipos. En una época sin internet en nuestras casas esa revista era uno de los principales canales para informarnos de la actualidad del Club y para recopilar para la posteridad todos los partidos que disputaba el Real Madrid en fútbol y en baloncesto. Un repaso cronológico, mes a mes, de todo lo que acontecía alrededor de nuestros equipos. Y una recopilación, mes a mes, de todos los acontecimientos que marcaron la infancia y la juventud de muchos de nosotros. Los noventa fueron años durísimos para el Real Madrid con decepciones y derrotas dolorosas. Pero aquellos tropiezos nos hacían aun si cabe más madridistas, un sentimiento por el escudo y la camiseta que seguimos alimentando también, por qué no decirlo, leyendo aquella revista que nos acercaba a nuestros ídolos y que también nos hacía disfrutar con los éxitos, que también los hubo en aquella década de los noventa donde vivimos con una intensidad terrible aquellas dos Ligas o aquella inolvidable Champions League, La Séptima... Estoy seguro de que muchos tenemos grabada en la cabeza la imagen de aquella clásica mancheta azul con el nombre Real Madrid y el escudo resaltando en la portada de la revista. A partir de diciembre de 1999 sería en color negro y con nuevo diseño. Esa revista formó parte de nuestro día a día. Leímos y releímos cada número una y otra vez. Y estoy seguro de que muchos conservamos todavía la colección completa como si fuera un tesoro. Hace ahora justo 20 años caía en nuestras manos el último ejemplar de una publicación que nos acompañó mes a mes durante una década inolvidable de nuestras vidas. La Revista Real Madrid.