El miércoles 4 de abril de 2001, tal día como hoy de hace 20 años, fallecía Ramón Mendoza Fontela, presidente del Real Madrid entre 1985 y 1995. El primer recuerdo que me viene a la cabeza es el de estar hablando de la noticia con mi amigo Jesús, compañero de clase durante tantos años y madridista como yo. Mendoza había sido presidente del Real Madrid durante nuestra infancia, ese periodo de nuestras vidas en el que, como suelo repetir mucho, el fútbol se vive de una manera muy intensa y especial. Y además fueron muchos años, una década larga, lo que nos había dejado esa sensación de que Mendoza había sido presidente del Club durante toda una vida... Al menos las nuestras. Crecimos viéndole siempre ahí, como presidente. Además con un gran protagonismo. Había muchos empleados, trabajadores, técnicos y directivos, sí, pero cuando éramos niños el Real Madrid estaba compuesto por los jugadores, el entrenador y el presidente Ramón Mendoza.
Mendoza disfrutaba con aquel protagonismo que le brindaba el hecho de ser el máximo mandatario del Real Madrid. Incluso tenía una peña que llevaba su nombre cuando lo normal era que las peñas utilizaran nombres de jugadores. De hecho, se puede decir que rivalizaba con los futbolistas y, desde luego, creo que tenía mucha más proyección en los medios de comunicación que los propios entrenadores. Aparecía casi siempre en los reportajes de televisión que se hacían sobre el equipo, ya fuesen resúmenes de partidos, previas, viajes con el equipo, presentaciones... Lo que fuese. El propio Ramón Mendoza solía reconocer que el cargo de presidente del Real Madrid era uno de los más importantes del país, lo que explica la enorme relevancia que tiene dirigir al mejor Club de fútbol del mundo y la exposición mediática que eso supone a todos los niveles. Lo mismo te lo encontrabas en el Estudio Estadio, en el Telediario, en una entrevista para el Marca, en un reportaje de Don Balón, en la portada de la Revista Real Madrid (como vemos al inicio de esta entrada) o en la prensa del corazón. De hecho, yo todavía tengo guardados un montón de recortes que sacaba de las revistas de mi abuela y con los que se puede uno hacer una idea de cómo era la vida social de la época, a la que tan asiduo era el mandatario blanco allá por los ochenta y noventa.
Sí, no lo podía ocultar. Ramón Mendoza disfrutaba con todo aquello. Muchísimo, además. Transmitía la sensación de ser un tipo inteligente y con mucha gracia. Un tipo muy natural que no rehusaba defender a los suyos a cualquier coste. Siempre con aquella ironía. De verdad que no recuerdo a nadie de la vida pública que haya tirado tanto de esa figura retórica como Ramón Mendoza... Fumador empedernido, parece que lo recuerdo ahora mismo con el cigarrillo en la mano y respondiendo con sus chascarrillos a las provocaciones de turno de sus enemigos deportivos de la época. Y no me refiero sólo a José María García. Mendoza se las tuvo tiesas con Núñez y Jesús Gil, aunque a Ramón nunca le vimos gritar y vociferar. Para mi gusto se metía en demasiados charcos, a veces él solito. Sí, tenía esas cosas, pero a su manera. Lo suyo era soltarlas con su gracejo y su tono habitual, sacudiendo leña pero manteniendo el tipo, fiel a sí mismo. En cierto modo agitaba el mundo del espectáculo deportivo en el que participaba y del que tanto provecho también sacaban ya los medios de comunicación. Con razón o sin ella él se sentía muy cómodo con todo aquello. Y su carisma era arrollador, eso no lo puede negar nadie. A personalidad era difícil ganarle.
En lo deportivo su presidencia estuvo marcada por dos etapas completamente diferentes. La primera fue realmente exitosa. Cierto que se encontró con la Quinta del Buitre formada y a punto de caramelo, pero no es menos cierto que el Real Madrid venía de un lustro muy frustrante en cuanto a resultados y él supo apuntalar el equipo con los fichajes necesarios para dar el salto de calidad. Mendoza trajo a Hugo Sánchez, Gordillo y Maceda, los mejores futbolistas del momento para completar una plantilla de ensueño y formar un Real Madrid que nos dejó marcada a toda una generación de aficionados. El Real Madrid de La Quinta del Buitre es el Real Madrid de Ramón Mendoza, presidente que cuidó y mimó a los componentes de aquella generación como si fuesen sus hijos y que consiguió retenerlos en el equipo cuando las ofertas que llegaban desde Italia eran más que suculentas y apetitosas para ellos. Además de mantener la base de la Quinta del Buitre y de haber traído a los que se denominaría como La Quinta de los Machos, bajo el mandato de Mendoza se ficharon otros buenos futbolistas como Paco Buyo o Milan Jankovic. También consiguió traer a Bernd Schuster al Real Madrid, futbolista extraordinario que aunque para muchos era un fichaje innecesario en lo deportivo no dejó de ser una contratación muy sonada en el año 1988. Salvando las distancias fue algo así como el fichaje de Figo años después, quitarle al máximo rival a uno de sus jugadores más emblemáticos. Sólo se le resistió Diego Armando Maradona, como recordaba meses atrás cuando falleció El Pelusa. Siempre me sorprendió la buena relación que mantuvieron Mendoza y el astro argentino. Hubiese sido increíble haber contratado a Maradona para jugar en aquel Real Madrid... Quién sabe si hubiese llegado aquella ansiada Copa de Europa que pasó de largo para Don Ramón. La Séptima que no llegaba nunca y que tantas frustraciones generaron en una afición que quizás no valoró lo suficiente el esplendoroso periodo que estaba firmando su equipo. Aquel Real Madrid que fue un rodillo durante el segundo lustro de los ochenta dominó el fútbol español a base de goles y un gran fútbol. Cinco Ligas consecutivas del tirón, algo que no se ha vuelto a ver desde entonces. Tenía su mérito, pero muchos no lo veían. Y pensando en aquella Copa de Europa que no llegaba empezó a cambiar de entrenadores y empezamos a morir de éxito.
La segunda parte del mandato de Ramón Mendoza no fue muy buena en lo deportivo. Señalaba antes que Mendoza mimó a sus chicos de La Quinta como a sus hijos y que consiguió retenerlos en el equipo. Pero con uno de ellos la relación no fue tan buena. Con Martín Vázquez terminó muy mal y Rafa, el 'patito feo' de La Quinta, sucumbió a los cantos de sirena del Calcio con un divorcio que perjudicó mucho al equipo. Luego, poco más de dos años más tarde, ambos tuvieron que tragarse el orgullo y decir 'dónde dije digo...'. Pero ya era tarde. El Real Madrid había cambiado mucho desde 1990. Se marcharon jugadores que quizás no se tuvieron que haberse marchado y llegaron otros que, siendo buenos, no rindieron de la forma que se esperaba. Fueron años muy duros. A Mendoza ya no le salían las cosas y algunas decisiones fueron malas. Muy malas. La peor de todas, aquel absurdo cese de Radomir Antic del que tantas veces he hablado y del que ya no merece la pena mucho extenderse. Aquello derivó en mi peor recuerdo como madridista: Tenerife. La isla donde se nos escaparon las Ligas. Años muy duros y de una década muy dura la de los noventa. A Mendoza ya no le salían las cosas a pesar de toda la buena voluntad que le ponía. Consiguió traer a Robert Prosinecki, jugador estrella deseado por toda la Europa futbolística. Pero a Robert tampoco le salían las cosas. Años en los que iba a por Cafú y traía a Vitor... Operaciones absurdas como la de Juan Eduardo Esnáider, al que cedimos un año, vendimos al siguiente y recompramos un año después por más dinero del que nos habían dado un año antes. Por un jugador que era nuestro, insisto. Aquello ponía de manifiesto lo que ya se sabía, que el Real Madrid tenía serios apuros económicos y que la falta de liquidez obligaba a adoptar medidas de las que se arrepentían a los cinco minutos. Ese fue el principal problema que, de una manera u otra, terminaría llevándose por delante a Mendoza.
Mendoza había modernizado el Club a su llegada, resultó ser un soplo de aire nuevo tras el periodo de Luis De Carlos, trajo optimismo, formó un gran equipo en lo deportivo, remodeló el Santiago Bernabéu... Incluso, en la etapa final llegó a ganar la Copa de Europa con el equipo de Baloncesto que lideraba el gran Sabonis. Pero en los noventa los problemas de índole económico fueron constantes para el Real Madrid por la falta de recursos y se respiraba un clima de inestabilidad en lo social y en lo institucional. Reelegido en el año 1988, ganó las elecciones presidenciales de los años 1991 y 1995. Sin embargo, pocos meses después, en noviembre de 1995, la situación se hizo insostenible y presentó su dimisión poniendo punto y final a una década como presidente. Para la Historia quedará la rueda de prensa de su despedida: "Comienza, por tanto, el funeral deportivo de 'corpore insepulto' por el alma del que fue presidente del Real Madrid Ramón Mendoza, ahora ya incinerado y en lo sucesivo solamente el socio 772. Yo soy en este funeral el oficiante. Sentaros, queridos representantes de todos los medios de comunicación". Ramón Mendoza puro y duro hasta en el día de su marcha. Antológico.
Ramón Mendoza dejaba el sillón presidencial con un gran palmarés en las vitrinas de 6 Ligas, 1 Copa de la UEFA, 2 Copas del Rey y 4 Supercopas de España en fútbol y 1 Copa de Europa, 3 Ligas ACB, 3 Copas del Rey, 2 Recopas de Europa y 1 Copa Korac en Baloncesto. Mirándolo con perspectiva, fueron buenos años que nos dejaron muchos buenos recuerdos. Hubo títulos, grandes partidos, noches memorables e ídolos para toda una vida. Mereció la pena.
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