Leyenda del Real Madrid con la Laureada, ejerció de defensa entre los años 1969 y 1982
Este 2 de abril ha fallecido a los 73 años de edad Gregorio Benito, legendario defensa del Real Madrid entre las temporadas 1969-70 y 1981-82. Nos deja otra leyenda del Club blanco y lo hace, además, en una fecha muy especial para los madridistas, el mismo día en el que se recuerda la muerte de su gran amigo Juan Gómez 'Juanito'. Tras padecer una larga enfermedad los acontecimientos sanitarios de los últimos días han precipitado el fatal desenlace poniendo punto y final a la vida de un deportista muy querido por el gran público blanco. El Real Madrid, a través de sus canales de comunicación, así como ex jugadores y compañeros han publicado por redes sociales mensajes de condolencia.
Gregorio Benito Rubio nació en la localidad de Puente del Arzobispo, Toledo, el 21 de octubre de 1946. Desde muy joven destacó en la práctica deportiva e hizo sus pinitos en el atletismo llegando a proclamarse campeón nacional de jabalina a nivel escolar. Sus comienzos en el mundo del balompié se remontaban a sus años en el equipo del colegio, previos a ingresar en las categorías inferiores del Real Madrid. "Yo estudiaba en los Salesianos de Atocha y jugaba en el equipo de fútbol. Un día nos enfrentamos a los juveniles B del Real e hice un buen marcaje a su delantero centro, se llamaba Aparicio y luego sería un gran jugador. A partir de entonces me ficharon para el equipo juvenil del Madrid", recordaba el propio Benito en un reportaje sobre su figura publicado en la obra 'Historia Viva del Real Madrid' de ABC. Como juvenil alcanza la internacionalidad y posteriormente pasaría por el equipo Amateur. A los 19 años debuta en Segunda División con el Rayo Vallecano en la temporada 1966-67, en calidad de cedido. Con los franjirrojos también disputaría la campaña 1967-68. El servicio militar, en Sidi Ifni, le impidió jugar en la temporada 1968-69. Después, iniciaría una próspera y fructífera carrera en el primer equipo del Real Madrid.
Años de blanco
Benito formó parte de la primera plantilla madridista de la temporada 1969-70. Debutó en partido oficial a finales de septiembre de 1969 en partido de Copa de Europa frente al Olympiakos de Nicosia con victoria blanca por 6-1. Su primer partido de Liga lo jugó el 26 de octubre de 1969 en San Sebastián con victoria 1-2 frente a la Real Sociedad. Esa campaña disputaría 31 partidos oficiales, 20 de Liga, 8 de Copa y 3 de Copa de Europa. Convenció a Miguel Muñoz y se integró en un vestuario en el que brillaban los componentes del Real Madrid de los Ye-yé y en el que todavía estaba una leyenda del calibre de Paco Gento. Esa campaña se culminó con el título de Copa tras vencer en la Final al Valencia por 3-1 con Benito de titular.
Gregorio Benito triunfó y se consolidó como defensa central. A lo largo de la década de los setenta se convirtió en fijo en el eje de la zaga madridista. Adquirió fama de duro. "Se me criticaba mi dureza en el campo, pero un central tiene que ser duro", señalaba en declaraciones recogidas por ABC. En un fútbol físico y contundente, el defensor madridista destacaba por su buen hacer. El 9 de mayo de 1971 debutó con la Selección española en un partido que ganó el combinado de Ladislao Kubala por 0-2 en Nicosia frente a Chipre. Jugó los 90 minutos. Sería el primero de los 22 encuentros que disputaría con el equipo nacional entre 1971 y 1978. Sin duda se trataba de un jugador que encajaba a la perfección en el estereotipo de la "furia roja" que él representaba, el de los jugadores que suplían la falta de técnica con entrega, trabajo y esfuerzo desde el minuto uno hasta el pitido final. No quiere esto decir que se tratara de un mal jugador, ni mucho menos, pero era obvio que destacaba más por su contundencia atrás que por su creatividad o su capacidad para conducir el balón. En cualquier caso, la dureza de la que tanto se habla cuando se recuerda a Benito era algo común en aquel fútbol de los setenta que le tocó vivir. Él no era el único defensa con fama de jugador expeditivo porque todos los futbolistas lo eran por aquella época, sobre todo los zagueros. Temido y respetado por sus adversarios, a Goyo Benito le llamaban 'Hacha Brava' y se suele recordar siempre la famosa anécdota del jugador Biri Biri rogándole aquello de "por favor, señor Benito, no me pegue más".
Fuera de los terrenos de juego Benito era un hombre campechano y formal, además de contar con un más que evidente sentido del humor, tal y como se desprendía de aquellos reportajes familiares que publicaba el antiguo Boletín Oficial del Real Madrid. En ellos solía aparecer con su esposa Paula, una asturiana con la que contrajo matrimonio en la iglesia de San Pablo de Gijón el 2 de julio de 1970 en una ceremonia en la que actuó de testigo el guardameta blanco Andrés Junquera. Fruto de aquella unión nacerían los tres hijos de la pareja. "Entrenarme todos los días me gusta más que el comer, no hay otro secreto para mantenerse siempre en forma", declaraba en un bonito reportaje publicado en mayo de 1973 con texto de José María García Baro y fotografías de Raúl Cancio en las que le vemos posando con su mujer e hija en el jardín de su hogar o con su automóvil, un Seat 1430 amarillo. Entre las respuestas del entrevistado, que analizaba cómo era su día a día, aparecían algunos datos que nos permiten conocer cómo eran las sesiones de trabajo de la época. "Lo más entretenido es el partidillo, que a veces se transforma en el partidazo... El bueno de Moleiro nos anima a unos y a otros y hasta nos cruzamos algunas apuestillas estimulantes para ponernos en tensión y rendir más", detallaba Benito corroborando la competitividad que se respiraba en unos entrenamientos en los que, no obstante, la sangre no llegaba al río. "Jugamos lo mejor que sabemos y podemos, porque es, además, lo que nos recomienda el 'míster', pero evitamos los encontronazos y como buenos hermanos nos respetamos unos a otros por la cuenta que a todos nos tiene", puntualizaba el defensa, que también confesaba lo mal que lo pasaba en los partidos de baloncesto que organizaba Miguel Muñoz. "Ahí llevo todas las de perder, porque no me ha llamado Dios por ese camino", decía un Benito que destacaba las dotes para ese deporte de los porteros García Remón y Miguel Ángel. "Son como Emiliano, pero algo más bajitos y morenos", sentenciaba.
Más serio se mostraba el jugador, lógicamente, cuando se trataba de hablar de las lesiones. Y es que, pese a su fama de futbolista rudo y contundente, los duelos que protagonizó sobre el césped le llevaron a pasar varias veces por el quirófano. En las semifinales de Copa de 1975, frente al Zaragoza, Benito acabó con fractura de menisco. "Me han quitado el menisco y me han reforzado el ligamento. Me repondré en las vacaciones y estaré en el Bernabéu en la presentación del equipo", contaba al Boletín Oficial del Club. Era la tercera vez que pasaba por camilla después de haber sido intervenido por primera vez de la rodilla siendo jugador del Rayo y posteriormente de la nariz en 1971. En diciembre de 1977, tras jugar lesionado un partido frente al Atlético de Madrid, volvió a pasar por quirófano por cuarta vez. Rotura de menisco externo. Y tenía pendiente una inminente nueva operación de nariz. En febrero de 1978, en plena recuperación tras su última intervención, el Boletín Oficial publicaba una entrevista con el jugador en la que repasaba todos aquellos percances y hablaba de los duelos que mantenía con los delanteros de la época. "Hay que estar a las duras y a las maduras, que el fútbol es para hombres. La verdad es que nunca me ha gustado quejarme cuando me han dado leña a mí... Por eso no me gustan ni los quejicas ni los chivatos, esos que están protestando a los árbitros en todos los partidos, 'que si me ha dado, que si me ha dejado de dar'... ¡Que se preocupen de jugar al fútbol en bien de su equipo, que hay muchos que lo necesitan!", expresaba Goyo Benito. Preguntado sobre qué jugadores se quejaban más de sus entradas, el toledano respondía: "Pues es curioso, pero hay un grupo de hombres, de formidables jugadores, los mejores delanteros centro de España y del mundo, que nunca se han quejado. Tienes el caso de Garate, Quini, Quino... Y fuera de nuestras fronteras, tampoco. Se habrán podido quejar, como Muller y Jordan, por ejemplo a los que anulé siempre, de que en alguna ocasión les empujara. Pero de ser violento, jamás. Y que conste que juego de la misma forma con unos que con otros".
Un mes más tarde, en marzo de 1978, la portada del Boletín del Real Madrid tenía como protagonista a Goyo Benito. "Vuelve Benito", titulaba la publicación oficial del Club sobre una imagen del jugador en acción controlando un balón junto al guardameta Miguel Ángel. "Después de dos intervenciones quirúrgicas consecutivas que le han tenido apartado del equipo una larga temporada, Benito vuelve a su puesto de central en la defensa madridista, justo cuando se inicia lo que podemos llamar el 'sprint' final de la Liga. En él puede ser Benito una de las piezas fundamentales del conjunto", podía leerse a pie de foto. Jugador muy profesional, seguía siendo todo un baluarte de aquel Real Madrid de Molowny en el que brillaban con luz propia futbolistas como Juanito, Santillana, Sol o Camacho... Hombres de garra y pundonor. De bigotes, como los que lucían Miguel Ángel, Del Bosque, Stielike o el propio Goyo Benito. De hecho, aquel bigote se había convertido en una de sus señas de identidad. Un sello, una marca de la casa. Igual que su valentía, bravura y entrega. Benito tenía muy claro su objetivo cuando saltaba al campo: "Mi única manía es que no se me escape el hombre a quien marco".
Gol al Porto
Una cosa eran los marcajes al hombre y otra cosa marcar goles. Hizo pocos con la elástica blanca pero uno de ellos siempre ha sido muy recordado. "El más importante de mi vida", como solía reconocer él mismo. Fue el 7 de noviembre de 1979, en la vuelta de los octavos de final de la Copa de Europa de la temporada 1979-80. El Porto había ganado en la ida 2-1. Un gol de falta de Cunningham mantenía vivas las esperanzas para los de Boskov de cara al encuentro del Bernabéu. Aquella noche 120.000 personas abarrotaban las gradas del coliseo blanco. Había que ganar 1-0 para pasar la eliminatoria... Pero los minutos corrían y el gol no llegaba. "Quedaba menos de un cuarto de hora para el final y estaba harto de ver que en los córners siempre agarraban a Santillana y a Roberto y no había manera de marcar de cabeza", contaba Benito en una entrevista al Diario As. El defensa se decidió a subir pese a que el entrenador le instaba a quedarse atrás para no dejar solo al ariete luso Fernando Gomes. "Me acuerdo que Cunningham tiró el córner con ese efecto que sabía poner. Entré como un toro, dispuesto a llevarme por delante a quien fuera. Le di de cabeza con toda mi alma, como si fuera un chutazo con el pie. Y entró... Se me echaron todos mis compañeros encima y formamos un sándwich en el césped que me dejó triturado. De broma le dije a Pirri que nunca más volvería a marcar un gol, porque no merecía la pena acabar hecho fosfatina. También me acerqué a Charly (Santillana) para decirle que aprendiera a marcar de cabeza", rememoraba de aquel histórico momento. Fue su único gol en competiciones europeas. "Marqué otros al Zaragoza y al Recreativo. Suficiente, ¿no? Leche, que yo era defensa", sentenciaba en aquella entrevista para As.
Tras la marcha de Pirri a México en 1980 lució el brazalete de capitán. No obstante, su participación fue menguando en sus dos últimas campañas como madridista. Goyo Benito superaba la treintena y el físico empezaba a pasar factura. Tenía la etiqueta de "duro" encima, pero las operaciones quirúrgicas, los golpes, las fracturas, los encontronazos, conmociones... El domingo 28 de diciembre de 1980, en encuentro de Liga frente al Valladolid en el Bernabéu, Benito fue retirado en camilla a la media hora. Otra grave lesión de rodilla que le obligaría a pasar de nuevo por el quirófano, quedando apartado de los terrenos de juego para todo lo que restaba de la temporada 1980-81. No le quedó más remedio que ver desde la barrera cómo aquel Madrid de los García perdía la Final de la Copa de Europa en el Parque de Los Príncipes frente al Liverpool. ¿Quién sabe qué hubiera pasado con Benito en la defensa? Volvió a los entrenamientos de cara a la siguiente campaña, pero su presencia en el equipo no llegó a la decena de apariciones. Disputó su último partido del campeonato liguero el 2 de enero de 1982 ante la Real Sociedad, curiosamente el equipo frente al que había debutado en Liga. Su último partido oficial lo jugó en cuartos de final de la Copa del Rey, en un derbi frente al Atlético. Se retiró al término de aquella temporada 1981-82 que el Real Madrid cerró llevándose precisamente esa Copa, curiosamente igual que en la primera campaña de Benito como jugador del conjunto blanco. Tenía 35 años, pero se le echó muchísimo de menos. Tras su retirada el Real Madrid tardó en encontrar un jugador que se asentara en el eje de la zaga blanca de manera continua. Por unas circunstancias u otras fueron muchos los jugadores que desfilaron por el puesto, unos con más suerte que otros: García Navajas, Fraile, Salguero, Bonet, Metgod, Maceda, Mino...
Goyo Benito disputó un total de 420 partidos oficiales a lo largo de las trece campañas que vistió la camiseta del primer equipo madridista y marcó 3 goles. Consiguió ganar 6 Ligas y 5 Copas. Subcampeón de la Recopa de Europa 1970-71 y Subcampeón de la Copa de Europa 1980-81, los títulos continentales fueron los únicos que se le resistieron durante su etapa en activo. En cualquier caso se ganó el afecto y el reconocimiento de la afición blanca y es uno de los pocos jugadores a los que se les concedió la Laureada del Club.
El Real Madrid le tributó un merecidísimo homenaje el 12 de septiembre de 1984 frente al Tottenham Hotspur, en aquellos momentos vigente Campeón de la Copa de la UEFA. Benito, que llevaba dos años retirado, volvió a entrenar con el primer equipo durante varios días para volver a ponerse a punto junto a sus ex compañeros y participar en el partido. Goyo salió en el once titular y aguantó los primeros 19 minutos en los que le tocó marcar al ariete británico Clive Allen. El encuentro concluyó con victoria para los blancos por 1-0 con gol de Bonet. Al término del choque, el homenajeado, que ejerció aquella noche de capitán, fue izado a hombros por sus compañeros, que le dedicaron multitud de gestos de cariño entre los aplausos del público congregado en el Santiago Bernabéu. Emotiva despedida para toda una leyenda que colgaba las botas de manera definitiva.
Tras su retirada se dedicó a los negocios y regentó un par de locales, uno de ellos el tan citado pub Lancaster que servía de lugar de reuniones para tantos futbolistas. También jugó con el equipo de veteranos del Real Madrid, con cuya asociación colaboraba. Llegó a ejercer de relaciones públicas del Club y trabajó en la secretaría técnica del Rayo Vallecano. En las elecciones del Real Madrid del año 2000 apoyó a Florentino Pérez y ejerció de asesor deportivo del nuevo presidente. Por desgracia, su estado de salud, estos últimos años, no era muy bueno. "El Real Madrid ha estado en todo momento a su lado en su lucha contra la enfermedad que padecía desde hacía más de década", señala el Club en el comunicado oficial emitido a través de su página web. "Hoy el madridismo está de luto en recuerdo de uno de los más grandes defensas de nuestra historia", concluye la nota.
Se nos va otra leyenda. Desde 'Historias del Real Madrid' quiero expresar mi más sentido pésame a toda su familia, amigos y compañeros. Sirvan estas pocas líneas a modo de particular homenaje. Descanse en paz, Gregorio Benito Rubio.
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