lunes, 13 de abril de 2020

LA OCTAVA COPA DE EUROPA DE BALONCESTO

Se cumplen 25 años de la Final de Zaragoza ante Olympiacos

El 13 de abril de 1995, Jueves Santo para más señas, el Real Madrid se proclamó Campeón de Europa de basket. Como suelo decir, La Octava de baloncesto llegó tres años antes de La Séptima de fútbol. Para mí fue la primera Copa de Europa que le veía ganar al Club. Había visto las dos Copas de la UEFA así como la Copa Korac de la temporada 1987-88 y las Recopas 1988-89 y 1991-92, con aquella canasta postrera de Rickey Brown, pero no había visto ganar el máximo trofeo continental en ninguno de los dos deportes. La Sección de Baloncesto llevaba 15 años esperando la Copa de Europa, desde la Final de Berlín frente al Maccabi de 1980. Teníamos, además, muy cerca la tremenda desilusión de 1993. El Real Madrid de la temporada 1992-93 había dado un gran salto con la incorporación de Arvydas Sabonis y los de Clifford Luyk consiguieron hacer el doblete de Liga y Copa del Rey. El equipo se clasificó para la Final Four de El Pireo junto al PAOK, Benetton Treviso y Limoges. Los franceses fueron nuestro rival en un partido diputado un 13 de abril, tal día como hoy, que concluyó con victoria de los galos. Fue un golpe muy duro porque las esperanzas estaban por todo lo alto con nuestro equipo, que después incluso perdió el partido por el tercer puesto frente a los griegos. El título se lo llevaría el Limoges, que se impuso al Benetton Treviso.

En la temporada 1994-95 el Real Madrid estuvo dirigido por Zeljko Obradovic, joven técnico que se había retirado como jugador en 1991 y que con sólo 34 años había ganado la Liga Europea con el Partizan de Belgrado en la temporada 1991-92 y con el Joventut de Badalona en la campaña anterior, 1993-94. Al hacerse con sus servicios el Real Madrid tenía muy claro cuál era el objetivo. La Copa de Europa. El equipo, con Sabonis y Joe Arlauckas como principales estrellas, no tuvo su mejor campaña en el ámbito doméstico cayendo en las semifinales del playoff de la Liga ACB y en las semifinales de la Copa del Rey. Pero en Europa las cosas marcharon muchísimo mejor. Los blancos superaron en cuartos de final a la Cibona de Zagreb, a quien vencieron a domicilio 78-82 y en el Palacio de los Deportes por 82-70 en un encuentro que dejó un gran recuerdo entre los aficionados. El Real Madrid estaba en la Final Four, que además ese año se disputaría en 'casa', concretamente en Zaragoza, entre los días 11 y 13 de abril de 1995. El destino quiso que nuestro rival en semifinales fuese, precisamente, el Limoges, nuestro verdugo de 1993. En nuestra plantilla todavía quedaban integrantes de aquella dolorosa semifinal que pudieron desquitarse y el Madrid venció a los franceses con un marcador de 49-62 favorable a los nuestros y habiendo protagonizado un gran partido en el que superó con claridad el entramado defensivo de los de Bozidar Maljkovic. El Madrid estaba en la Final y el rival sería el Olympiacos, que superó 58-52 en la otra semifinal a los también griegos del Panathinaikos.

La Final

El partido decisivo se disputó dos días después, 13 de abril de 1995. En el duelo por el tercer y cuarto puesto el Panathinaikos doblegó 91-77 al Limoges y se llevó la 'medalla de bronce'. Pero lo que importaba era el encuentro por el título. El partido, retransmitido en directo por La 2 de TVE, nos tuvo en vilo a todos los madridistas, pegados a la gran pantalla ante la posibilidad de ver a los nuestros coronándose como campeones. El Real Madrid empezó muy bien el partido escapándose relativamente pronto en el marcador para manejar después con cabeza la ventaja. Santos se encargó del norteamericano Eddie Johnson, la estrella del equipo griego, y los blancos se movieron al son de Sabonis y Joe Arlauckas. Al descanso el equipo ganaba de 10, 38-28. Todo el equipo sumó y aportó, permitiendo a Obradovic manejar con criterio la presencia de Sabonis en la cancha a partir de su tercera falta. Antonio Martín cumplía en su lugar, José Miguel Antúnez dirigía con acierto y acabaría anotando 12 puntos, García Coll se encargaba de anular a Giorgos Sigalas, Ismael Santos aportaba estabilidad a los nuestros, José Lasa también tuvo minutos... Minutos que corrían a favor de los madridistas, que llegaron al tramo final con una ventaja que no podía escaparse. El Club llevaba mucho tiempo esperando aquello y los esfuerzos postreros de los jugadores de Iannis Ioannidis no dieron fruto... Inolvidable aquella última canasta de Pep Cargol colgándose del aro y levantando los brazos en señal de triunfo. Rabia y alegría. 73-61. "Por fin, ya está", señaló Sabonis al micrófono de TVE nada más concluir el choque. Se había conseguido. El Real Madrid, Campeón de Europa. "Es el 14 mejor día de la Historia del Real Madrid. Ocho copas de baloncesto y 6 de fútbol. 14 Copas de Europa", decía el presidente Ramón Mendoza.

En el momento de la victoria resultó muy emotivo acordarse de una persona que ya no estaba con nosotros, del verdadero artífice de aquel logro. "Este trofeo lo hemos ganado para Mariano Jaquotot y para su familia, hombre que toda la vida quería esto y que ha hecho un gran proyecto... Era un hombre impresionante, una excelente persona", señalaba Zeljko Obradovic al periodista de TVE Nacho Calvo. Jaquotot había fallecido meses antes, el 15 de agosto de 1994, víctima de una cruel enfermedad. Su último servicio al Club había sido el de contratar a Obradovic para dirigir al equipo y tratar de ganar una Copa de Europa que desgraciadamente no pudo disfrutar en vida. Todos los integrantes del equipo se acordaron de él aquella noche.

Chechu Biriukov, capitán del equipo, recibió el trofeo. Un trofeo, dicho sea de paso, que no hacía justicia al título conquistado. Aquella escuálida figura de un jugador saltando con el balón siempre me pareció más propia de un torneo de mus que de una Copa de Europa. Con lo bonitos que eran aquellos trofeos que se ganaron en los sesenta y setenta y que tan bien lucían en las vitrinas del Club... No, el de 1995 no fue el trofeo más bonito que hemos visto, pero lo realmente importante era lo que significaba, lo que representaba. La Copa de Europa. Aquel título fue muy especial para una generación de jugadores. El propio Biriukov, por ejemplo, que no llegó a disputar ningún minuto de la Final, pudo retirarse levantando el máximo título del baloncesto continental. Casi todas las grandes leyendas que han pasado por la Sección de Baloncesto del Real Madrid pueden presumir de haber ganado alguna Copa de Europa. Biriukov, por ejemplo, jugó con algunos de ellos: Rullán, Corbalán, Iturriaga, Romay... Pero él no la tenía, Josechu fue víctima de esa larga travesía por el desierto que duró quince años. Era de justicia que una leyenda como él se pudiera marchar con su Liga Europea debajo del brazo. Lo mismo sucedía con el mismísimo Sabonis, que "por fin" lograba ganar la Copa de Europa y lo hacía en su última campaña en España antes de marcharse a la NBA. También era de justicia que un 'monstruo' de su calibre pudiera irse a hacer las Américas con la satisfacción de haber ganado ese título. Aquella Final de Zaragoza permitió sumar una Copa de Europa a jugadores que pasaron bastantes temporadas en el Club y a los que también les tocó vivir otros sinsabores. Los Antonio Martín, Antúnez, Cargol, Santos... Todos pusieron su granito de arena, los que jugaron más y los que jugaron menos.

Lo habían conseguido. Nuestro equipo estaba en lo más alto y seguía liderando el palmarés de la competición. "Madrid VIII. Rey de Europa", tituló el diario Marca en su portada del día siguiente. Con qué orgullo fui a comprar el periódico... No me lo podía creer. No se me olvidará nunca la alegría que sentí aquella noche viendo ganar aquel título. Por aquellos tiempos estaba convencido de que no vería ganar nunca una Copa de Europa a nuestro equipo de fútbol y trataba de imaginarme cómo sería ganar una Champions League. Parecía algo imposible... Precisamente por eso le di tanto valor a lo que acaba de conseguir nuestra Sección de Baloncesto. Gracias a ellos había podido sentir la enorme satisfacción de ver al Real Madrid proclamado como Campeón de Europa.

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