La Séptima cumple veinte años
Hoy es un aniversario muy especial. Desde hace dos décadas cada 20 de mayo es un día especial porque es imposible no acordarse de una fecha tan señalada. La del 20 de mayo de 1998, el día de la Final de Ámsterdam. De hecho, en este mismo blog he recordado ya un par de veces tal fecha. El día en el que La Séptima Copa de Europa cumplía 15 años y el día en el que cumplía 18 con la excusa de que el trofeo alcanzaba la "mayoría de edad". Pero hoy es un aniversario de esos redondos. Una cifra especial. 20 años...
Hasta hace no tanto lo seguía viendo como algo relativamente reciente. Pero hoy se cumplen veinte años de aquella Final frente a la Juventus y la cifra empieza a asustar un poco. Todos los que vivimos y recordamos aquel día somos veinte años más viejos. Es curioso cómo pasa y cómo cambia la percepción del paso del tiempo según transcurren los años y avanzas en la vida. En 1998 habían pasado 12 años desde la última Final europea que había jugado el Real Madrid. Por aquel entonces 12 años me parecían una absoluta eternidad... Toda una vida. Ahora, en la actualidad, 12 años me parecen un suspiro. Han transcurrido 20 años de la Final de Ámsterdam y sin embargo lo tengo todo tan fresco y tan cercano que no me termino de creer que hayan transcurrido dos décadas. ¿Y 12 años me parecían muchos?
Ganar aquella Champions League supuso una alegría enorme. Enorme. De verdad que no hay palabras para explicar la grandeza de lo que significó aquello. Recuerdo que ya entonces no paraba de pensar que sería con el paso de los años cuando realmente nos diésemos cuenta de lo importante que fue ganar aquella Copa de Europa de la temporada 1997-98. Y no me equivocaba. Así ha sido. Han pasado 20 años desde entonces y ahora podemos analizar con perspectiva lo que significó esa Champions League. Supuso cerrar un vacío de 32 años que frustró a muchísimos madridistas entre 1966 y 1998. Para todos los que teníamos menos de 30 años entonces aquel partido en Ámsterdam supuso ver nuestra primera Copa de Europa. Para los más jóvenes, como en mi caso, aquella era nuestra primera Final de la máxima competición continental.
Han pasado 20 años pero sigo recordando aquella noche como si hubiese sido ayer. Y eso pasa con las citas realmente importantes. La Final entre la Juventus y el Real Madrid es uno de esos encuentros que los que lo vivimos no lo olvidaremos nunca. Es uno de esos partidos especiales de los que se recuerda todo. Cómo fueron las horas previas, dónde lo viste, con quién, cómo lo celebraste...
Y una cosa que he podido comprobar a lo largo de todos estos años es que para todos los que vivimos aquella Final este ha sido el partido más importante de nuestras vidas. De hecho, después de aquella Séptima afortunadamente vinieron más Champions League. Pero la de 1998 siempre será la primera, nuestra primera Champions. Siempre será muy especial. Ha sido una satisfacción enorme haber podido celebrar más triunfos en la competición europea. Pero ninguno podrá llenarnos tanto como lo hizo La Séptima. No hay palabras para describirlo. Para entenderlo es necesario haber vivido aquel 20 de mayo de 1998.
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