El Real Madrid celebró por todo lo alto la consecución de la Liga 1989-90
Fue la última Liga de la década de los ochenta y se celebró a lo grande. La ocasión lo merecía, como recordaba ayer aquí en 'Historias del Real Madrid'. Cinco Ligas consecutivas. La fiesta que se vivió aquel sábado 5 de mayo de 1990 fue impresionante. Se buscó incrementar la espectacularidad de lo vivido al término de la campaña 1988-89, en la que también se ganó la Liga. Entonces, con el Santiago Bernabéu a oscuras y el graderío poblado de pequeñas bengalas, los jugadores recibieron el trofeo de Liga para ofrecérselo a su público. Fue algo realmente precioso. Un año después, se elevó el listón.
El encuentro frente al Real Oviedo empezó a las 20:00 horas. En los prolegómenos ya arrancaron los actos de celebración, con la presencia de numerosos niños de la cantera vestidos con el uniforme del Real Madrid sobre el terreno de juego. Desde el centro del campo, tres enormes globos aerostáticos con el escudo madridista se elevaron sobre el cielo de Madrid. Estando ya en el mes de mayo, a la hora de comienzo del choque el sol aún estaba presente.
El encuentro fue una fiesta en sí. Con el título de campeones en el bolsillo desde cuatro jornadas antes, la presión era nula. La única incertidumbre era la de ver si Hugo Sánchez conseguía alcanzar el récord de goles de Telmo Zarra en una sola temporada. El choque, como recordaba ayer, concluyó con un 5-2 favorable al Real Madrid.
El público se lo pasó en grande antes y durante el partido. Pero lo mejor estaba por llegar. Justo después de pitar el árbitro, Sr. Vico Díaz, el final del encuentro, las luces del estadio se fueron apagando hasta quedar el recinto deportivo completamente a oscuras. Las agujas del reloj pasaban ya de las 21.45 horas mientras los presentes cantaban el clásico "campeones-campeones".
Comenzó entonces un espectáculo visual impresionante, con varios cañones de luz iluminando el cielo. En el terreno de juego se personaron varias leyendas de la historia del club como Jacinto Quincoces, Leoncito, Molowny, Di Stéfano, Gento, Grosso, Amancio, Zoco, Pirri, Benito, Camacho, Maceda, Juanito... Por la megafonía, remodelada y potenciada para la ocasión, el periodista Matías Prats (padre) iba narrando la historia de los veinticinco títulos de Liga que había cosechado el Real Madrid hasta aquel momento. Y en las gradas abarrotadas del Bernabéu, el delirio y la euforia de todos los aficionados era más que patente...
El presidente de la Federación Española de Fútbol, Ángel María Villar, entregó el trofeo de Liga en el palco del Santiago Bernabéu a los capitanes Chendo y Agustín. Ambos futbolistas volvieron al terreno de juego, donde sus compañeros les esperaban para fotografiarse con la copa y realizar la vuelta de honor. Portando el trofeo, los jugadores dieron esa vuelta de honor mientras un haz de luz les iluminaba. La música, los rayos láser... Fue algo impresionante...
Y, como no, los fuegos artificiales. Por si los efectos luminosos no fueran suficientes, los fuegos artificiales que se contemplaron completaron una estampa de celebración y alegría inmensa. Además de poner la nota sonora, claro.
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