Esta semana se han cumplido 25 años de la consecución del vigesimoquinto título de Liga blanco
El sábado 5 de mayo de 1990 el Real Madrid finalizaba el Campeonato Nacional de Liga 1989-90 con un triunfo contundente por 5-2 frente al Real Oviedo. Cerraba así una gran temporada en la que el equipo blanco volvía a proclamarse campeón por quinto año consecutivo. Era la segunda vez en su historia que el Real Madrid conseguía encadenar cinco títulos de la regularidad de manera seguida.
En realidad, el Madrid se había adjudicado el titulo varias semanas antes. El 15 de abril de 1990, en el José Zorrilla de Valladolid, los de John B. Toshack lograron un empate a cero y el punto sumado le daba la Liga ya de manera matemática al Real Madrid. Era la trigésimo cuarta jornada y, a falta de cuatro partidos por jugarse, el título estaba otra vez en el bolsillo.
Muchas veces he escuchado relatar a los jugadores que vivieron aquella gesta cómo los recién llegados al equipo se sorprendían de la poca efusividad con la que se celebró la consecución de aquella Liga al término del encuentro en Valladolid. Para Hierro o Ruggeri, por ejemplo, aquel era el primer título de Liga. Pero para los Butragueño, Michel, Sanchís, Martín Vázquez, Hugo Sánchez, Chendo, Gordillo, Agustín, Solana... sumar un nuevo título de Liga había pasado a ser algo habitual.
Supongo que a los aficionados nos pasó un poco lo mismo. Recuerdo perfectamente la alegría de volver a ver al equipo campeón. Pero, cuando eres niño, los años parece que van tan despacio... Después de ganar cinco Ligas consecutivas, tenía la percepción de que llevaba toda mi vida viendo al Real Madrid ganar Ligas... Y, lo que es peor, tenía la errónea certeza de que seguiría siendo así año tras año en los tiempos venideros. Qué equivocado estaba. La realidad se encargaría en breve de ponerme los pies en la tierra.
Sin embargo, qué felices fueron aquellos años dorados de la década de los ochenta. Bendita infancia y bendito Real Madrid. Las alegrías que me dio. No me importaba lo que decían los mayores, amargados con la Copa de Europa. Futbolísticamente hablado, fui muy feliz. Creo que fueron buenos años. Aquella generación de futbolistas jugaba como los ángeles, encadenaba títulos y llenaba los fines de semana de goles a través de la televisión o el transistor de mi padre.
Como aquella tarde de sábado de hace veinticinco años ya. Aquel 5 de mayo, frente al Oviedo, Parra, Aldana y Hugo Sánchez, con un 'hat trick', anotaron los tantos de un partido con el que se cerraba un lustro que recordaré toda mi vida con un enorme cariño.
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