El miércoles 20 de marzo de 1996, tal día como hoy de hace 25 años, el Real Madrid perdía en Turín 2-0 con la Juventus y quedaba apeado de Europa cerrándose así su primera participación en la nueva Champions League. Terminó siendo una decepción, otras más, de aquella temporada 1995-96 que resultó ser una tortura de principio a fin. La pena fue que afrontamos el partido de vuelta con un teórico buen marcador tras el gran partido de la ida y todo se fue al traste demasiado rápido. Era la única competición en la que seguíamos vivos y además la clasificación para Europa no estaba nada clara por lo mal que nos iba en la Liga. Aquella eliminación europea certificaba que la campaña terminaría sin títulos y resultaba ser la puntilla para un equipo que necesitaba una urgente remodelación. Aunque faltaban un par de meses para cerrar la campaña Turín era el final de un ciclo en la Historia del Real Madrid.
La temporada 1995-96 fue la de nuestro estreno en la Champions League. La última participación en la máxima competición continental se remontaba a la temporada 1990-91, cuando el Spartak nos dejó fuera de la antigua Copa de Europa. Cinco años después el formato de competición había cambiado y el Real Madrid afrontaba ese nuevo asalto europeo con un equipo que acababa de ganar la Liga 1994-95 con Valdano, teóricamente con futbolistas importantes, pero que desde que había echado a rodar el balón a finales de agosto casi no daba pie con bola y tropezaba cada dos por tres. Sin ir más lejos, el estreno europeo de aquella campaña fue una derrota 1-0 con el Ajax, vigente Campeón de la competición. Posteriormente ganamos 2-0 al Grasshopper suizo y goleamos 6-1 al Ferencvaros la noche en la que Raúl marcó sus primeros goles europeos con un 'hat trick'. En el quinto partido de la fase de grupos nos llevamos una bofetada de realidad con la derrota 0-2 en el Bernabéu frente a un Ajax que hizo lo que quiso con nosotros en un partido horroroso. Pocas veces he pasado tanta vergüenza como aquella noche. No se trataba de un problema de actitud, lo que pasaba era que ellos eran infinitamente mejores que nosotros. La superioridad de aquel Ajax era brutal y la sensación era la de que no teníamos nivel para competir de verdad en Europa. En el último partido de la liguilla ganamos 0-2 al Grasshopper y el Real Madrid se clasificó para los cuartos de final como segundo de grupo con 10 puntos (3 victorias, 1 empate y 2 derrotas) por detrás del Ajax, lógico. El problema, insisto, eran las sensaciones. Sensaciones de que no llegaríamos lejos por lo mal que marchaba la temporada y por la superioridad de los rivales. Y encima, resultó que el rival para cuartos de final sería la Juventus...
Había otro problema para el Real Madrid: la presión histórica. Desde 1966 no ganaba la Copa de Europa. La sombra de esa Copa de Europa que no llegaba pesaba desde hacía 30 años y parecía que nunca llegaría... Cuántas decepciones y decepciones para generaciones enteras de aficionados madridistas. Cuántos grandes entrenadores y cuántos grandes jugadores lo habían intentado una y otra vez sin conseguirlo. Un año, otro, otro, otro y otro... De hecho, lo he comentado en el blog muchas veces, yo estaba convencido de que nunca vería al Real Madrid ganar una Copa de Europa. Eran los tiempos del 'Síndrome del Transworld Sport', así que no resulta difícil imaginarse cómo veía a aquella Juventus que contaba con futbolistas como Peruzzi, Del Piero, Ravanelli, Vialli... Llevábamos tantos tropiezos en Europa en los últimos años que había un cierto complejo que nos llevaba a pensar a muchos que los jugadores rivales siempre eran mejores que los nuestros. Además, el fútbol italiano daba miedo por aquellos tiempos. El Calcio. Pues resulta que contra aquellos titanes nos teníamos que jugar el pase a semifinales...
El partido de idaMiércoles 6 de marzo de 1996. El encuentro arrancó a las 20.30 horas y se emitió en directo por Televisión Española. Y, mira por dónde, resultó que nos terminó saliendo uno de los mejores partidos de la temporada. Tanto miedo, tanto miedo y, al final, hicimos una de nuestras mejores actuaciones de esa nefasta campaña. Se cumplía esa especie de leyenda que dice que, le vayan bien o mal las cosas, el Real Madrid siempre se transforma en Europa para ofrecer su mejor cara. Y aquella noche sucedió eso. En competiciones nacionales sufríamos y tropezábamos de un partido a otro. Pero aquel 6 de marzo el equipo blanco fue el de las grandes ocasiones. Todos dieron su mejor versión. Sin ir más lejos, siempre suelo recordar que ese encuentro de ida con la Juventus fue el mejor partido de Rafa Alkorta con la camiseta del Real Madrid. En aquella poblada defensa que utilizaba Arsenio Iglesias el bilbaíno fue un auténtico muro y a su lado no desentonó en absoluto García Calvo. Redondo estuvo imperial en el centro del campo y Laudrup recordó su mejor versión, la de la temporada anterior. Y Raúl, cómo no... El mejor futbolista del Madrid aquella temporada. A sus 18 años ya era la principal referencia del equipo y marcó gol a los veinte minutos. Jugada por la izquierda del ataque madridista y balón de Zamorano a Laudrup que, dentro del área, cede a la derecha viendo la incorporación del joven delantero madridista. Raúl fusiló con la zurda ajustando al palo derecho de la portería de Peruzzi. Además del gol, Raúl dejó aquella noche una de las imágenes icónicas de su carrera deportiva cuando no se arrugó a la hora de enfrentarse, en un lance del partido, con el veterano Pietro Vierchowod que, con 36 años, le doblaba en edad. La imagen fue captada por varios reporteros gráficos y fue publicada por la Revista Real Madrid, aunque la versión más conocida es la que tomó el fotógrafo Raúl Cancio para el diario El País. Raúl, ceño fruncido, cara a cara con su rival.
El público que abarrotaba el Santiago Bernabéu aquella noche vibró con su equipo. Además del gol el conjunto blanco dispuso de varias ocasiones muy claras. Incluso el propio Alkorta llegó a realizar un peligrosísimo disparo a puerta que perfectamente pudo haber sido el segundo. Redondo también rozó el gol. Y, sobre todo, Zamorano, que no estuvo afortunado de cara a portería y desperdició un par de ocasiones muy claras, una solo ante Peruzzi. El primer tiempo había sido increíblemente bueno. En el segundo periodo se bajó un poco el listón, sobre todo a raíz del cambio de Laudrup por Míchel a falta de media hora para el final. El danés lo estaba haciendo muy bien y su marcha la notó el equipo y le dio un poco más de aire a la Juve. No hubo más goles y el resultado final fue de 1-0. Partíamos con ventaja para la vuelta y no habíamos encajado gol en casa. A priori, se puede decir que era un resultado que todos hubiésemos firmado antes de empezar. El propio Arsenio Iglesias había dicho en rueda de prensa que se conformaba con ganar "medio gol a cero". Bueno, pues ganamos 1-0 y ofreciendo una muy buena imagen. Pero, claro, después del buen partido que habíamos hecho la sensación era que se nos había escapado una grandísima oportunidad de haber logrado una renta mucho mayor o de, por qué no, haber dejado la eliminatoria medio resuelta. Y no había sido así. ¿Sería suficiente con el 1-0?
REAL MADRID: Buyo, Chendo, Alkorta, García Calvo, Luis Enrique, Soler (Quique Flores, 27'), Hierro, Redondo, Laudrup (Míchel, 60'), Raúl y Zamorano.
JUVENTUS: Peruzzi, Ferrara, Torricelli, Carrera (Pessotto, 75'), Vierchowod, Sousa (Jugovic, 60'), Conte, Deschamps, Lombardo (Padovano, 45'), Del Piero y Ravanelli.
GOL
1-0 min. 20 Raúl
El partido de vuelta
Había motivos para estar, digamos, intranquilos. Tras el buen partido con la Juventus volvimos a la rutina de la Liga y lo hicimos con una derrota 3-0 en Tenerife, nuestra isla favorita por aquellos tiempos... Aquella era la realidad. Después vino el partido del Bernabéu con el Albacete en el que, como recordé hace cuatro días, ganamos 2-0 pero perdimos a varios futbolistas. Se lesionaron Buyo y Fernando Redondo y acabó tocado Iván Zamorano. El chileno hizo un esfuerzo y estuvo a punto de jugar en Turín, pero el mismo día del partido un percance de última hora le apeó de la alineación. Soler no estaba disponible desde el encuentro de ida. Sanchís y Amavisca tampoco tenían el alta médica y Fernando Hierro estaba sancionado... Nos tocaría jugarnos la temporada a todo o nada con un equipo de circunstancias, sin algunos de nuestros mejores jugadores y a domicilio, en Italia.
El miércoles 20 de marzo de 1996 el Real Madrid saltó al terreno de juego de Delle Alpi con el siguiente equipo: Cañizares, Quique Flores, Chendo, García Calvo, Alkorta, Lasa, Míchel, Milla, Laudrup, Raúl y Luis Enrique. El partido arrancó a las 20.30 horas, de nuevo televisado en directo por Televisión Española. Un cuarto de hora aguantamos sin encajar. Alessandro Del Piero ejecutó un lanzamiento de falta en las inmediaciones de la media luna, el balón consiguió pasar la barrera entre García Calvo y Luis Enrique, botó en el área pequeña sin que Cañizares consiguiera atraparlo y entró a gol. 1-0 para los de Marcello Lippi. Nuestra ventaja quedaba anulada y faltaba todavía casi todo el partido. Poco después de reanudarse el segundo tiempo llegó el mazazo que más nos temíamos. En jugada de ataque local, Padovano recibió a la izquierda y cruzó el balón ante la salida de Cañizares. Alkorta, en carrera hacia la línea de gol, no llegó a tiempo para evitar el tanto y el esférico besó las mallas subiendo el 2-0 al marcador. Ya no había posibilidad de prórroga. El Madrid necesitaba marcar un gol como fuera para seguir adelante. En el minuto 69 se complicaron más las cosas al ver Alkorta la tarjeta roja que nos dejaba con diez, aunque poco después, en el 76, Torricelli también recibía la roja y le tocaba encarar los vestuarios quedando el último cuarto de hora con un diez para diez. Este dato de las rojas también refleja la tensión y la intensidad con la que se afrontó el partido por parte de los dos equipos. Lo que pasa es que, claro, éramos nosotros los que estábamos contra las cuerdas en busca del gol. Míchel había dejado su sitio en el campo a Juan Eduardo Esnáider en un intento de Arsenio de acumular efectivos de ataque cerca del área. Con el argentino, la verdad, pareció mejorar un poco el cuadro madridista, que aquella noche jugó con la equipación morada de Kelme. Y casi al final, cuando el partido agonizaba, tuvimos la última gran oportunidad. Una falta en las inmediaciones del área local. Michael Laudrup tocó el balón para Esnáider y el delantero envió el esférico a Luis Milla. El turolense disparó a puerta con un tiro raso que se marchó a centímetros del palo derecho de la portería de la Juve. Ahí estaba... Ese gol lo hubiese cambiado todo. Todo. Con ese gol hubiese seguido adelante el Real Madrid. Lo habíamos tenido bien cerca, tan cerca que a falta de tres minutos para el noventa tuvimos en nuestras manos el pase a semifinales. No pudo ser. El resultado no varió y el choque concluyó con el 2-0 para los italianos. El Real Madrid, eliminado.
La sensación fue muy extraña. Una sensación de que, a pesar de lo mal que marchaban las cosas en el equipo, habíamos tenido la posibilidad de pasar la eliminatoria. Lo habíamos tenido en la mano y la Juventus no había sido nada del otro mundo. Cuánto lamentamos no haber marcado más goles en el partido de ida, con las ocasiones que habíamos tenido. Se nos habían escapado vivos. Y cuánto nos acordaríamos de aquella ocasión de Luis Milla en las postrimerías del partido de vuelta. Qué verdadera lástima. La Juventus siguió adelante y se enfrentó en semifinales al Nantes francés, al que también eliminó para plantarse en la Final. Por el otro lado del cuadro el Ajax se deshizo del Panathinaikos para acceder también al partido definitivo, que se jugó el 22 de mayo de 1996 en el Estadio Olímpico de Roma. El encuentro concluyó con el resultado de 1-1 y tras una prórroga sin goles el título se decidió en los penaltis venciendo los italianos desde los once metros. Sentí mucha envidia aquella noche de la Final y me dolió mucho pensar que el Real Madrid podía haber estado ahí. Habíamos tenido contra las cuerdas al equipo que terminó ganando la Champions League de 1996.
Decía al principio de la entrada que Turín fue el final de un ciclo en la Historia del Real Madrid. Y es que era así. Varios de los jugadores que actuaron en Turín (Quique Flores, Míchel, Laudrup, Luis Enrique, Rincón y Esnáider) ya no estarían en el equipo en la siguiente campaña. Lorenzo Sanz ya estaba trabajando en un nuevo proyecto. El presidente tenía que acertar a la hora de dotar al Real Madrid de un cuerpo técnico y de unos jugadores que elevaran el nivel de calidad del equipo. Lo consiguió. Dos años más tarde, en 1998, el Real Madrid se vengaría de la Juventus al conseguir La Séptima en Ámsterdam frente a los italianos. Al final, resultó que el Real Madrid sí que ganó la Champions League. Pero, para ello, hubo que construir un nuevo equipo con jugadores extraordinarios que nos devolvieron a la élite europea. Un nuevo proyecto que arrancó para tratar de dejar atrás capítulos como el de aquella eliminación del 20 de marzo de 1996, hace hoy un cuarto de siglo.
JUVENTUS: Peruzzi, Torricelli, Vierchowod, Pesotto, Porrini, Jugovic (Di Livio, 46'), Deschamps, Conte, Del Piero (Marocchi, 90'), Vialli y Padovano (Lombardo, 75').
REAL MADRID: Cañizares, Quique Flores (Rincón, 56'), Chendo, García Calvo, Alkorta, Lasa, Míchel (Esnaider, 66'), Milla, Laudrup, Raúl y Luis Enrique.
GOLES
1-0 min. 15 Del Piero
2-0 min. 52 Padovano
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