sábado, 16 de septiembre de 2017

EL PARTIDO DEL SILENCIO

La Copa de Europa de la temporada 1987-88 se inició con el Real Madrid-Nápoles a puerta vacía

Muchas veces he aprovechado para comentar en el blog que cuando era un crío no era consciente de la importancia que tenía para el Real Madrid la Copa de Europa. Tenía la sensación de que 'los mayores' eran muy pesados con la Copa de Europa. Todavía no terminaba de entender esa obsesión que tenían con aquel trofeo que se jugaba entre semana, los días de colegio. A ver... Que sí, que yo quería que ganase el Real Madrid, por supuesto. Quería que ganase siempre. Pero, no sé... A mí lo que realmente me gustaba era la Liga y los partidos de los fines de semana.

Y cómo había arrancado la Liga aquel año el Madrid... ¡Impresionante! Primera jornada, 0-4 en Cádiz. Segunda jornada, 7-0 al Sporting en el Bernabéu. Tercera jornada, 1-7 al Zaragoza en La Romareda con un marcador que durante 27 años sería la mayor goleada a domicilio en Liga para el Real Madrid. ¡Menuda gozada!

El Real Madrid se encontraba inmerso en plena etapa triunfal de la Quinta del Buitre. Era el segundo año de Leo Beenhakker en el banquillo y el equipo blanco funcionaba como un reloj. En su quinta campaña en el primer equipo los Butragueño, Míchel y compañía se habían afianzado como la columna vertebral de un equipo que jugaba de fábula. Aún seguían contando con el apoyo de veteranos como Camacho o Santillana, si bien es cierto que estos jugadores empezaban a ceder protagonismo de manera definitiva a los más jóvenes. El recién incorporado Miguel Tendillo se hizo con la titularidad desde el primer día y Solana pasó a tener un rol muy destacado en defensa liberando a Gordillo en tareas defensivas. Arriba Hugo era la gran referencia en ataque de un equipo con un bloque sólido y un esquema bastante definido. 

La temporada 1987-88 fue la cima, el momento cumbre para el Madrid de la Quinta. Lo demostró en Liga, por supuesto, cosechando su tercer título consecutivo. Y cómo lo disfrute. Aquel inicio arrollador del mes de septiembre de 1987 tuvo continuidad en juego y resultados para una escuadra con una regularidad arrolladora que se mantuvo de principio a fin. El Madrid agarró el liderato en la primera jornada y no lo soltó en toda la temporada. 38 jornadas en lo más alto. 38 semanas disfrutando de todo ello. El Real Madrid fue el equipo más realizador con 95 goles. El segundo equipo en esa faceta fue la Real Sociedad con 61 dianas, 34 menos que los de Beenhakker. El Madrid también fue el conjunto más seguro atrás encajando sólo 26 goles en toda la Liga. Contamos con el Pichichi de aquella campaña, Hugo Sánchez con 29 goles, y con el Zamora, Paco Buyo. No olvidaré jamás la satisfacción y el orgullo que me transmitió el equipo aquella temporada. Cómo lo disfrute, madre mía. Bendita infancia...

Pero no sólo en Liga. Aquella temporada también lo demostró en la Copa de Europa. Y eso que los rivales fueron de mucho nivel. Por aquella época sólo acudían los campeones de Liga. Esto también lo he recordado en varias ocasiones en 'Historias del Real Madrid', pero ya que estamos con el tema, no viene de más hacerlo de nuevo. Primera ronda, el Nápoles. Segunda ronda, el Oporto, en aquellos momentos vigente Campeón de Europa. Tercera ronda, el Bayern de Múnich, Subcampeón de Europa en aquella edición... Para que luego digan algunos que antes la Copa de Europa era más fácil de ganar. Claro, claro... La pena fue lo que pasó con el PSV Eindhoven en semifinales. Qué decepción... Después de habernos cargado a los equipos más difíciles fuimos a caer con el rival más accesible con el que nos cruzamos. Nos quedamos a las puertas de la gran Final. La gran oportunidad perdida. Aquella era la Copa de Europa de la Quinta del Buitre. La que más mereció. Y se perdió la oportunidad. Yo ni siquiera fui consciente de ello, no le daba tanta importancia a la Copa de Europa. Tardé unos años más en darme cuenta de lo que se nos escapó aquella temporada. Y sin embargo, pese a lo que pasaría con el PSV, yo, instalado en mi infantil inocencia, disfruté mucho de aquella edición europea de la campaña 1987-88. Y es que, salvando la eliminatoria con los neerlandeses, en la que por cierto no perdimos ninguno de los dos partidos, el papel del Real Madrid fue más que positivo tanto en juego como en resultados. 

Real Madrid-Nápoles 

Pues eso. Que aquella Copa de Europa arrancó el 16 de septiembre de 1987 con un Real Madrid-Nápoles del que ya se hablaba desde el verano. Pasaría por el Santiago Bernabéu el equipo de Diego Armando Maradona, jugador 'número uno' del mundo en aquellos momentos. El Pelusa, que había llevado a Argentina a ganar el Mundial de México-86 un año antes, era el emblema del equipo napolitano, al que había recalado en 1984 tras dos temporadas en el Barcelona. Sinceramente, tengo que reconocer que casi no me acuerdo del paso de Maradona por el fútbol español. Me pilló muy pequeño. Casi diría que de lo poco que me acuerdo es de verle repartiendo a diestro y siniestro al término de la Final de Copa del Rey con el Athletic Club que acabó como una película de Bud Spencer y Terence Hill. Pero, siendo honestos, hay que admitir que se trataba de la gran estrella del fútbol de los ochenta. Con Maradona como principal referente el Nápoles llegó a dar un salto cualitativo pasando a pelear por los títulos del fútbol italiano. Durante aquella década el club ganó dos Scudettos (los dos únicos con los que cuenta), una Copa de Italia, una Supercopa de Italia y una Copa de la UEFA, además de otros tres subcampeonatos. Contó con futbolistas como Giordano, Garella o Careca, sí, pero todos sabían que el salto cualitativo se había dado gracias a Diego Armando Maradona.

El Nápoles ganó el Scudetto y la Copa de Italia en la temporada 1986-87 y en calidad de Campeón de la Serie A fue el representante del Calcio en la Copa de Europa 1987-88. Y el bombo dijo que en primera ronda, a eliminatoria de ida y vuelta, se enfrentarían los campeones de España e Italia.

Hay varios detalles por  los que este partido pasó a la historia, pero sin duda alguna el principal fue el de la ausencia de público. Sí. El partido se disputó en un Santiago Bernabéu con las gradas vacías. La UEFA sancionó al Real Madrid con dos partidos a puerta cerrada por los incidentes registrados en el estadio durante el encuentro de vuelta de las semifinales de la Copa de Europa 1986-87 frente al Bayern de Múnich. Fue una eliminatoria muy desagradable, la del episodio de Juanito y Matthäus. Los ánimos estaban caldeados y en Madrid hubo bengalas, lanzamiento de objetos al terreno de juego, interrupciones... Los organismos europeos correspondientes no se andaban con chiquitas en estos temas y al Madrid le cayó el 'palo' de los dos partidos. La sanción finalmente se redujo a un partido a puerta cerrada y otro disputado lejos del Bernabéu. Ese segundo partido sería el que jugaría el Real Madrid frente al Oporto en Valencia, en el estadio Luis Casanova, en octubre de 1987.

Pues sí. Tocó jugar sin público. Así es como pasó a la historia este partido y así es como siempre se ha recordado este enfrentamiento con el Nápoles. El partido del silencio. Así que siento haber sido tan poco original a la hora de titular la entrada del blog.

Las imágenes que quedaron para el recuerdo de aquel día son históricas. Llaman muchísimo la atención. Acostumbrados como estaban en el Bernabéu a las grandes noches europeas, con el estadio a reventar de gente, chocaba ver las gradas vacías. La UEFA fue muy estricta a la hora de fijar las normas para regular la asistencia al estadio el día del partido. Se exigía el mínimo posible de personal. Lo justo para disputar el partido. Se limitaba el número de periodistas y reporteros gráficos a la vez que se exigía que la presencia de medios acreditados se acotara a un número razonable. También se exigió que el número de personas que debían componer la delegación de cada club no excediera de setenta personas entre futbolistas, técnicos y directivos. Así mismo, se limitaba la asistencia de todo tipo de personal del Club o incluso de la Cruz Roja. Todo esto llevó a que durante el Real Madrid-Nápoles sólo llegara a haber setecientas personas en todo el Santiago Bernabéu.

Además, no estuvo nada clara la retransmisión del partido. La idea inicial del Real Madrid era que el partido se jugase el día 16 de septiembre a las 18.00 horas para que pudiera ser televisado. La Federación no veía con buenos ojos la posible retransmisión puesto que ese mismo día se disputaban 32 partidos de Copa del Rey, con lo que la emisión de un partido del nivel del Real Madrid-Nápoles podría restar afluencia de público a los campos. También se esgrimía un supuesto agravio comparativo con los otros tres clubes españoles que participaban en competición europea. El Real Madrid hizo todo lo posible para que el encuentro pudiera verse por televisión. Se habló de adelantarlo o retrasarlo, algo a lo que el Nápoles no accedió. El Madrid contaba con ofertas de cadenas de televisión italianas que querían ofrecer las imágenes del partido, por lo que hubo que contar con la mediación y participación de TVE basándose en las normas internacionales de la Unión Europea de Radiodifusión. La televisión estatal RAI sería finalmente quien emitiera el partido en Italia. Por otra parte, el Real Madrid recibiría unos ingresos adicionales de sesenta millones de pesetas por parte de su sponsor Parmalat por la emisión de los dos partidos de la eliminatoria. Para la firma italiana de productos lácteos era una ocasión perfecta para promocionar su marca en toda Europa

Hasta el mismo martes 15 de septiembre no se resolvió el asunto de la retransmisión del partido. Pero al final, después de duras gestiones, hubo televisión, sí. El choque fue retransmitido por el segundo canal de TVE, lo que por aquel entonces todavía se seguía denominando UHF. Eso sí, el partido se pudo ver en toda España menos en Asturias, Cataluña y País Vasco donde se oscurecería la señal por razones de carácter técnico. 

El partido 

Por parte del Nápoles no jugó Careca, aunque en el Real Madrid también había bajas. Hugo Sánchez arrastraba sanción desde la edición europea de la anterior campaña 1986-87, por lo que no pudo ser alineado. "Lo lógico sería que, al comenzar una nueva temporada, no sólo yo, sino todos los jugadores pudieran empezar limpios, sin tarjetas. Es injusto que los grandes equipos europeos, los conjuntos punteros que disputan cinco o seis eliminatorias, tengan el mismo riesgo de acumular tarjetas que un equipo que sólo juega una ronda. A nosotros se nos van cargando las eliminatorias y ahí está el resultado", se quejaba Hugo en declaraciones recogidas por el diario Marca el día del choque. "Espero que no se sienta mi baja. Que el equipo se encargue de ello realizando un buen encuentro", apostillaba el Pichichi blanco. En sustitución del mexicano saltaría al terreno de juego como delantero centro Carlos Alonso Santillana. El veterano ariete cántabro disputó aquel día su último partido de competición europea como titular. Con el brazalete de capitán salió en 'cabeza' del equipo, nunca mejor dicho, desde los vestuarios.

El Real Madrid-Nápoles se recuerda por la estampa de las gradas vacías. Pero también hubo un nombre propio aquel día: Miguel Porlán Noguera. Es el partido que le viene a la cabeza a todo el mundo cuando se recuerda a Chendo. Mucho se habló de Maradona, pero lo cierto es que el 16 de septiembre de 1986 el argentino no tocó bola. Y eso fue gracias al inconmensurable trabajo realizado por el bravo lateral derecho. Me gusta mucho eso de que los secundarios también tengan su cuota de reconocimiento y en aquel partido Chendo tuvo su gran día de gloria. Todo el mundo destacó su actuación incluso por encima de los ases habituales como Butragueño, Míchel... El defensa firmó un marcaje al hombre de sobresaliente. Pero es que eso no es todo... En el minuto 11 de partido... ¡Chendo le tiró un caño a Maradona! Siempre he leído que fue el momento en el que Valdano comentó aquello de que "los pájaros dispararon a las escopetas"... No recuerdo hasta dónde hay de cierto en ese comentario, si realmente existió o si se trata de una leyenda... Pero sí que recuerdo perfectamente la jugada, con Chendo en ataque junto al banderín de córner y Maradona cubriéndole. El lateral le hizo el túnel pero tras pasar el balón entre las piernas del argentino la jugada se embarulló con los dos futbolistas pujando por un esférico que terminó fuera de banda. El linier dio balón para el Nápoles. Pero el detalle técnico de Chendo quedaría ya para el recuerdo... ¡Cómo me alegré por él! Sólo cuatro días antes, en la goleada 1-7 en Zaragoza, había marcado su primer gol como jugador del Real Madrid. Estaba atravesando un momento dulce y se lo merecía después del terrible episodio personal que desgraciadamente padeció en julio de 1986.

Uno puede imaginarse cómo se sentiría el público viendo aquel partido desde sus casas... Durante la retransmisión se podían escuchar perfectamente los gritos de los jugadores y del banquillo, con Camacho pegando voces para animar a sus compañeros. El sonido de los pelotazos, los golpeos de balón... Algo realmente fuera de lo normal y que no tenía nada que ver con lo que se suele contemplar en un encuentro de fútbol. ¡Y encima tratándose de un encuentro de la Copa de Europa! Pero... ¿y para los jugadores? Acostumbrados a jugar en un estadio repleto de gente tuvo que resultarles tremendamente extraño disputar aquel partido. Ya no es que se anulara el factor campo privándote de contar con el apoyo del público... No, no era eso... ¡Es que jugaron un partido de competición europea y no había nadie! Sólo prensa, delegados UEFA y el personal mínimo imprescindible para, por lo menos, jugar el partido... Los directivos del Club incluso evitaron el palco y se bajaron a sentar a las gradas para estar más cerca del terreno de juego y de los futbolistas. Un poco de calor en la grada para un partido que, tal y como transcurrió, transmitía la misma sensación ambiental de un entrenamiento sin público. ¿Qué más apoyos había? Bueno... Había pancartas. Muchas pancartas colgadas de las vallas. "Ahora más que nunca: Hala Madrid", rezaba una de ellas.

En lo estrictamente futbolístico contar que el Real Madrid fue mucho mejor que el Nápoles. Los italianos jugaron a lo suyo. Al 'catenaccio' característico del fútbol de los transalpinos, tan denostado por algunos a pesar de los resultados que les ha dado a lo largo de la historia. En cualquier caso, el balón fue casi monopolizado por el cuadro de Leo Beenhakker. A los dieciocho minutos llegó la jugada que desencadenaría el primer gol. Era tal la superioridad de los blancos que los defensas subieron con bastante alegría al ataque. Una internada de Sanchís en el área concluyó con el visitante Renica zancadilleándole al lado de la línea de fondo de manera clarísima. Luego, al final del partido, Ottavio Bianchi, técnico del Nápoles, dijo que no había sido penalti. Qué cachondo, el hombre. No, en serio, penalti clarísimo. Míchel se encargó de ejecutar la pena máxima y no falló desde los once metros. 1-0 para el Real Madrid.

Tras el gol los blancos siguieron buscando el marco contrario. La superioridad en campo contrario era evidente hasta el punto de que, como digo, los defensas subían como querían. Solana parecía un centrocampista más. Y si los defensas subían, los centrocampistas lo hacían más arriba. Míchel llevo peligro de manera constante. Era otro de los futbolistas que atravesaba un momento de forma espectacular. Martín Vázquez también llegó peligro a la puerta visitante. Quizás lucieron más aquel día los jugadores de la media que los delanteros. A Butragueño le marcaron con determinación. Ferrara estuvo encima de él todo el encuentro. Algo parecido a lo de Chendo con Maradona. Y Santillana se dejó la piel, aunque le faltó acierto en alguna ocasión que tuvo.

El segundo tanto llegó en el minuto 76, tras botar Míchel un saque de esquina desde la derecha. Miguel Tendillo, que jugaba su primer partido de Copa de Europa, cazó un balón rechazado por la defensa napolitana y lanzó un disparo que, con un poco de fortuna y tras pegar en algún rival, terminó en gol superando por alto a Garella. En cualquier caso, gol y 2-0 para el Real Madrid. Se hacía justicia a lo que se estaba viendo sobre el césped. En la recta final del choque Milan Janković salió a jugar sustituyendo a Solana. El centrocampista se había lesionado durante la pretemporada y había sido operado el 13 de agosto. Al tratarse de uno de los foráneos del equipo se había especulado con la posibilidad de contratar a otro jugador extranjero de cara, precisamente, a la eliminatoria con el Nápoles. Bueno, al final resultó que Janković llegó. Por los pelos, pero llegó. Había reaparecido unos pocos días antes en el partido de Liga con el Zaragoza y finalmente disputó unos minutos frente a los italianos. Otro de los que jugó aquel día fue Paco Llorente, que sustituyó a Santillana en las postrimerías debutando en competición europea con la camiseta del Madrid.

En resumidas cuentas, los blancos dominaron, jugaron y apretaron todo lo que pudieron. Los italianos fueron bastante expeditivos y desplegaron poco fútbol. Con su gran estrella anulada por el bueno de Chendo no se pisó mucho las inmediaciones del área de Paco Buyo. Todo lo contrario de lo que pasó con la de Garella, que fue de los mejores en el equipo italiano. El guardameta rival desbarató varias ocasiones de los blancos a lo largo del partido evitando que el equipo madridista consiguiese un marcador más abultado.

En cualquier caso, el 2-0 era un muy buen resultado de cara a la vuelta. Dos goles de ventaja y nuestra portería a cero. En caso de marcar algún gol en Italia el pase estaría más que encarrilado. Pero claro, todavía había que jugar el partido en el campo de los italianosSan Paolo prometía ser un infierno. Pero eso es otra de las 'Historias del Real Madrid'. 

REAL MADRID: Buyo, Chendo, Tendillo, Sanchís, Solana (Jankovic, 79'), Míchel, Gallego, Martín Vázquez, Gordillo, Butragueño y Santillana (Paco Llorente, 83').

NAPOLES: Garella, Bruscoloti, Ferrara, Bagni, Ferraro, Renica, Sola (Bigliardi, 72'), De Napoli, Maradona, Giordano (Baiano, 79') y Romano.

GOLES
1-0 min. 18 Míchel
2-0 min. 76 Tendillo

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