El inicio de la edición de la Champions League de la temporada 1997-98
Una de las cosas que con más satisfacción recuerdo de mi época de estudiante son aquellos largos veranos y aquellas vacaciones que, aunque a mí siempre me parecían cortas, realmente cundían. Cundían mucho. En el instituto y en la universidad, además, los días de descanso eran aún mayores que en el colegio. Durante la EGB había que volver a clase durante los primeros días del mes de septiembre. Pero ya siendo algo más mayor no había que regresar a las aulas hasta finales del noveno mes, lo que nos proporcionaba dos o tres semanas extra de descanso antes de comenzar el nuevo curso lectivo.
El 17 de septiembre de 1997. Fue tal día como hoy de hace ya veinte años. Y recuerdo ese día como si fuese ayer. Hasta tal punto llegó a ser tan fuerte mi afición al fútbol, en general, y al Real Madrid, en particular, que muchísimas fechas han quedado grabadas en mi memoria por razones puramente balompédicas. El día que jugamos tal partido, el día de tal jugada, el día de tal gol, el día de tal final, el día de tal título... Y recuerdo perfectamente qué es lo que hice ese día, cómo transcurrieron las horas previas, dónde vi el partido, con quién lo vi...
Fue un día con un tiempo espléndido. El miércoles 17 de septiembre de 1997 estuve en la playa con un grupo de amigos. Pegaba
el sol pero la sensación era agradable. No era el calor típico de
agosto. El verano expiraba dando sus últimos coletazos. Sol agradable
del mes de septiembre, tumbado en la toalla y con unos cuantos días libres todavía por delante... Paradisíaco todo. Resulta que uno de mis amigos de la cuadrilla se encontró con una compañera de su clase y se sentó con nosotros. Lo que no sé es de qué manera surgió la cosa... El caso es que yo comenté que no me pensaba quedar toda la tarde porque quería ver el partido de las 20:45 horas. Sí. Ese día jugaba el Real Madrid. Resulta que esta chica también era madridista y ahí que nos lanzamos en amena tertulia a analizar la situación del equipo y las posibilidades que teníamos en la nueva competición que se iniciaba ese día.
Aquel 17 de septiembre de 1997 arrancaba la Champions League para el Real Madrid. La Champions League de la temporada 1997-98. Y claro... Ya sabemos todos cómo acabó aquella edición, no hace falta decirlo...
Ese miércoles pasaba por el Santiago Bernabéu el Rosenborg BK noruego. No era un rival de los que podríamos denominar 'fuertes'. Pero claro, hay que contextualizar mucho todo. Estábamos en la década de los noventa y yo seguía padeciendo el Síndrome del Transworld Sport. Como cada año, además, tocaba empezar con la misma cantinela de siempre. Juro que acabé aborreciendo la 'tradición'... Sí, los medios de comunicación se encargaron, como cada año, de recordarnos que el equipo no ganaba la puñetera Copa de Europa desde 1966. Y claro, de aquello habían pasado ya 31 años. Y 31 años eran muchos. Por el medio, unas cuantas decepciones, sí... Algunas,
como la del PSV Eindhoven, las llegué a vivir aunque sin darme cuenta
de lo que se nos había escapado realmente en ocasiones como la del año 1988. Ya en los noventa fui consciente de la gran oportunidad perdida. En los noventa los 'palos' fueron constantes en las competiciones europeas y siguiendo los efectos del condicionamiento clásico y el 'perro de Pavlov' cada vez que escuchaba el nombre de cualquier equipo europeo al que se enfrentara el Real Madrid me temblaban las piernas. Todos me parecían difíciles. Nos enfrentáramos a quien nos enfrentáramos, terminaríamos fracasando en la competición. Copa de Europa, Copa de la UEFA o Recopa. Daba igual. Yo estaba convencido de que no llegaría a ver nunca al Real Madrid levantar una Champions League.
¿Nunca? Bueno... Igual había sido demasiado pesimista.
Aquella edición de la Champions League fue muy especial. No sé... Se notó desde el principio. La temporada anterior, 1996-97, el Real Madrid no jugó competiciones europeas. Supongo que en parte motivados por ese detalle yo creo que los aficionados esperábamos ansiosos el comienzo de aquella edición de la máxima competición continental. Quizás enfrentarnos al Rosenborg BK me hubiese causado desasosiego temporadas atrás... Pero, mira por dónde, aquella temporada 1997-98 algo parecía estar cambiando. Por primera vez salíamos a Europa con una plantilla que, la verdad, daba muy buenas sensaciones. Había mucha calidad y nombres propios de esos que causaban respeto y admiración en el extranjero. El salto cualitativo que había dado el Real Madrid en la temporada 1996-97 con Capello fue más que evidente. Los Suker, Mijatovic, Seedorf, Roberto Carlos, Panucci y compañía junto a Raúl, Redondo y Hierro, entre otros, nos permitían salir a Europa con otra actitud. Ya no se trataba de que nos tuviesen respeto porque el Real Madrid fuese el Club con más títulos en la competición. No. Ahora se nos tenía que tener respeto porque realmente teníamos un muy buen equipo y no teníamos que envidiar nada a nadie. Podíamos ser firmes candidatos a levantar la 'orejona'.
Veníamos de ganar la Liga y hacía pocas semanas le habíamos ganado la Supercopa de España al Barcelona, con goleada en el Bernabéu (4-1) incluida. La Liga también había empezado bien... No sé... Parecía que las cosas podían ir por buen camino... ¿Y si resulta que aquel podía ser nuestro año?
El Real Madrid goleó al Rosenborg BK. Panucci abrió el marcador en los primeros de minutos de juego. Los noruegos empataron. Pero no, el Madrid no se dejaría sorprender. Zé Roberto volvió a adelantar a los blancos y poco antes del descanso Raúl encarrilaba de manera definitiva el triunfo. 3-1 al descanso. En el segundo periodo el Madrid siguió dominando y en las postrimerías Fernando Morientes, que saltó al terreno de juego sustituyendo a Suker, establecía el definitivo 4-1 para los de Jupp Heynckes. Menudo comienzo de temporada tuvo el 'Moro'. Llegó sin hacer ruido al Real Madrid. Yo incluso pensaba que no iba a tener casi oportunidades y sin embargo, mira por dónde, había empezado a tener minutos y a responder cara a portería. Ya teníamos a otra nueva incipiente estrella aportando goles a la causa madridista. ¡Otro fichaje que nos salía bien!
Vale, quizás la entidad del rival no permitió que el partido pasara a los anales de la historia. Pero, para mí, aquel 4-1 fue importantísimo. Importantísimo. La Champions League se empezó a ganar aquel miércoles 17 de septiembre de 1997. Recuerdo que vi el partido con enorme satisfacción. Después de varios años y varias temporadas en las que ver un partido de competición europea suponía sufrir y padecer un suplicio, aquel día disfruté viendo al Real Madrid. Fue una especie de reafirmación. Una reafirmación de lo que sospechaba. Que teníamos un muy buen equipo. Que teníamos mucha calidad. Y que, por fin, iban a tener que ser los demás los que sufrieran para ganarnos. Ya fuese el Rosenborg BK o cualquiera que tuviésemos delante. Aquella noche comenzaba a hacerse realidad, poco a poco, el sueño del que había estado hablando esa misma tarde con aquella chica en la playa... ¿Y si resulta que podíamos ganar la Champions?
REAL MADRID: Cañizares, Panucci, Karanka, Hierro, Roberto Carlos, Seedorf, Sanchís, Zé Roberto (Víctor, 74'), Raúl, Suker (Morientes, 58') y Mijatovic (Redondo, 58').
ROSENBORG BK: Jamtfall, Bergdolmo, Bragstad, Hoftun, Strand, Berg, Skammelsrud, Mini Jakovsen (Mayer, 74'), Rushfeldt (Boateng, 58') y Brattbakk.
GOLES
1-0 min. 7 Panucci
1-1 min. 22 Jakovsen
2-1 min. 38 Zé Roberto
3-1 min. 44 Raúl
4-1 min. 83 Morientes
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