miércoles, 22 de junio de 2016

LA SANGRE DE LA FURIA

El icono de la casta y la garra de la Selección en México 86

Durante muchos años se vinculó el espíritu de la Selección española con el de 'la furia'. El concepto nació en la década de los años veinte y tuvo su máxima expresión en aquella frase de José María Belauste durante los Juegos Olímpicos de Amberes que terminó pasando a la historia, la del ¡Sabino; a mí el pelotón, que los arrollo! Desde entonces, la garra y la casta han servido para designar el estilo del que hizo gala la Selección a lo largo de su historia. La furia siempre estuvo ahí. "Asturias con la furia", rezaba una pancarta situada detrás de la portería de Dinamarca sobre la que Butragueño anotó el 1-1 el día del famoso 5-1 de Querétaro.

Si hay un jugador que representaba como nadie aquel concepto de "la furia", era Camacho. Seguramente para los aficionados más veteranos habrá también otros muchos jugadores que han encarnado esos valores de entrega y pundonor. Pero, para mi generación, "la furia" tenía el rostro de José Antonio Camacho. Y la primera imagen que me viene a la cabeza de él con la camiseta de la Selección es la de la famosa fotografía del defensa en pleno partido jugando con un aparatoso vendaje en la cabeza.

Pasé de puntillas por ese capítulo el otro día, cuando recordaba la trayectoria de la Selección española por México en el Mundial de 1986. Pero hoy quiero recordar con más detalle este pasaje que ilustra a la perfección cómo era la mentalidad de los futbolistas de antaño y el carácter del que hacía gala nuestro gran capitán de la década de los ochenta

Irlanda del Norte-España

El partido se disputó el 7 de junio de 1986 en el Estadio Tres de Marzo frente a Irlanda del Norte. España venció 1-2 gracias a los tantos de Emilio Butragueño y de Julio Salinas. Con 0-2 para España, los norirlandeses recortaron distancias con un tanto de verdadera mala fortuna para los españoles. Zubizarreta salió a despejar un balón pero la pelota le botó y con el golpeo le salió disparada hacia arriba con un efecto rarísimo. Cuando el balón vuelve a caer, y sin dejar que botara en el césped, Ricardo Gallego golpeó de cabeza para enviárselo a su guardameta, pero en ese momento Zubizarreta resbaló y el delantero Colin Clarke cabeceó casi sin oposición para alojar el esférico en la portería. Un gol de chiste, la verdad sea dicha... Afortunadamente, el marcador no se movió ya más y el encuentro concluyó con victoria española.

Sí, el triunfo fue para España. Pero costó lo suyo, costó... Sobre todo por la 'leña' que dio el rival. El seleccionador Miguel Muñoz se quejó de la, a su juicio, excesiva dureza con la que se emplearon los jugadores rivales. "Da rabia porque el árbitro ha permitido demasiada dureza a los norirlandeses", señaló Muñoz, que calificó el encuentro de "pequeña batalla".

No era para menos. En aquel encuentro Gordillo tuvo que ser sustituido en el minuto 54 con una lesión de peroné y no volvió a jugar más en lo que quedaba de Mundial. Ojo, recordemos que Antonio Maceda había tenido que volverse a España también lesionado tras el primer partido frente a Brasil. La situación no era como para seguir perdiendo jugadores. En el partido frente a Irlanda del Norte otro defensa, Goikoetxea, se llevó otro buen golpe en el labio. Y otro de los damnificados, y aquí es a donde quería yo llegar, fue José Antonio Camacho

A José Antonio Camacho le abrieron la cabeza. Así, literalmente. De ahí el vendaje sobre la testa que luce en algunas fotografías del partido frente a Irlanda del Norte. El propio jugador recordaba aquel pasaje en un reportaje publicado por el diario As del que también se hizo eco la web oficial de la Selección. "Ganábamos por 2-0 y el partido estaba bravo. Poco antes del descanso fui a por un balón que controlaba un irlandés junto a la línea de banda. Se lo quité y él me clavó los tacos en la cabeza; yo ya estaba en el suelo... Sangré al instante, claro. Pero como entonces no te obligaban a abandonar el partido si eso sucedía (fue años más tarde, cuando apareció el temible sida) acabé el primer tiempo y el doctor Jorge Guillén me cosió en el descanso. El problema fue que al estar la brecha en la frente, con apenas carne para meter la aguja, se le rompió dos veces", le contaba José Antonio Camacho a Tomás Guasch.

En el libro 'Cuando éramos los mejores' se recogen las palabras del masajista del equipo, Ángel Mur, recordando aquel episodio. "Le tuvimos que coser la cabeza sobre el campo, tres o cuatro puntos, pero él repetía: Va, Ángel, va, que esto no es ná".

Pese a la herida, el capitán resistió el resto del partido sobre el césped. "Entre los balonazos y el sudor no había manera de conseguir que se detuviera la pequeña hemorragia. Había que aguantar. Habíamos perdido injustamente con Brasil el primer partido, pues no nos dieron aquel gol legal de Míchel, y el envite con Irlanda, el segundo, había que ganarlo", añadía Camacho para el diario As.

El partido frente a Irlanda del Norte se disputó la víspera de su cumpleaños. Camacho soplaba velas al día siguiente, 8 de junio. Cumpl31 años allí en México. El veterano futbolista demostró que encarnaba como nadie aquello de 'la furia'. Frente a Argelia, en el siguiente partido, Camacho jugó de titular y seguía llevando la cabeza vendada.

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