jueves, 19 de mayo de 2016

MÍCHEL SE DESPIDE DEL BERNABÉU

Se cumplen veinte años de su último partido oficial en el Santiago Bernabéu

El 19 de mayo de 1996 fue un día muy especial en la carrera de José Miguel González Míchel. Y yo me acuerdo de aquel domingo como si fuera ayer mismo. El Mérida visitaba el Santiago Bernabéu para disputar el encuentro correspondiente a la cuadragésimo primera jornada de Liga. Sí, sí. Cuadragésimo primera. Recordemos que la temporada 1995-96 fue la de las 42 jornadas. Aquel partido era el último de la campaña que el equipo de Arsenio Iglesias disputaba como local. La última jornada se jugaría en Zaragoza. El encuentro pasó a la historia por ser el último que Míchel jugó como futbolista del Real Madrid en el Santiago Bernabéu. Aquel 19 de mayo de 1996 tuve sensaciones muy encontradas. Sentí una tristeza inmensa porque se despedía uno de mis ídolos de infancia. Por otra parte, sentí mucha alegría porque la despedida fue muy emotiva y el guion de aquel día salió a pedir de boca. 

Para empezar, el Real Madrid ganó aquel encuentro 4-0. Pero lo mejor de todo es que Míchel se pudo despedir a lo grande marcando dos goles. El segundo, además, siendo un golazo, un impresionante disparo con la diestra desde fuera del área tras controlar un balón que había sido botado de córner en el minuto 72. El propio Míchel había sido el encargado de inaugurar el marcador de penalti en el primer tiempo. Raúl e Iván Pérez, que anotó aquel día frente al Mérida su primer gol en Primera División, completaron un marcador que al descanso ya reflejaba un 3-0 favorable a los blancos.

El momento cumbre de aquel día llegó cuando, en el minuto 83, Arsenio retiraba del campo a Míchel para recibir el homenaje y el cariño del público. Todo el estadio puesto en pie aplaudiendo al número 8, que recibía los abrazos de todos los compañeros que estaban sobre el terreno de juego. Y allí, en el centro del campo, una imagen inolvidable, la de Míchel arrodillándose y besando el césped del Santiago Bernabéu. Le sustituía su gran amigo Rafa Alkorta, con el que se fundió en un abrazo antes de levantar las manos para decir adiós, entre lágrimas, al público que le despedía. En el banquillo se abrazó también uno a uno con todos los presentes. Zoco, Antonio Acedo, Mariano García Remón, Arsenio Iglesias, Pirri, García Calvo, Ruiz, Buyo, Javier Miñano, Raúl... Viví todo aquello con un nudo en el estómago, lo juro. Tocó escucharlo por la radio, en la mesa del escritorio entre libros y apuntes por la proximidad de los exámenes. Y sentía que se acababa algo.

Un año antes se había marchado Emilio Butragueño del Real Madrid. Y el siguiente era Míchel. No eran las primeras despedidas de jugadores emblemáticos que yo vivía. Recuerdo perfectamente la marcha de Santillana o de Camacho, por ejemplo. Pero Santillana y Camacho ya jugaban en el Real Madrid mucho antes de que yo naciese. Los casos de Butragueño y de Míchel eran diferentes. Fueron los primeros jugadores que se marchaban tras haber podido seguir sus trayectorias completas. Habían sido auténticos ídolos de infancia. Se terminaba una época maravillosa e inolvidable. Martín Vázquez también se había ido en el año 1995 y con el adiós de Míchel la Quinta del Buitre sólo mantenía a uno de sus integrantes en el Real Madrid: Manolo Sanchís. Recuerdo que mientras escuchaba por la radio la narración de la salida del campo de Míchel empecé a sentir una nostalgia terrible. No se me quitaba de la cabeza que había seguido a aquel jugador durante doce años. Doce años... Aquello parecía toda una vida. En realidad, casi lo era para mí... Se acababa una etapa de mi vida. Empezaba a sentir la sensación de que me estaba 'haciendo mayor'. Reconozco que ahora, veinte años después, suena demasiado exagerado, pero yo entonces lo viví así. 

Aún conservo el ejemplar del diario Marca del día siguiente, 20 de mayo, con Míchel en portada a través de una gran fotografía cargada de sentimiento y de madridismo. Otra instantánea de aquel momento de la salida del campo sirvió como imagen principal del póster que regaló la revista Real Madrid correspondiente al mes de junio de 1996. Un póster que fue directo a la cabecera de la cama y en el que, a modo de collage, aparecían varios lances del encuentro frente al Mérida con Míchel como protagonista.


La temporada 1995-96 fue muy dura para los madridistas, como ya recordé hace unos meses aquí en 'Historias del Real Madrid'. Fue una campaña muy complicada y con numerosos resultados adversos. En la recta final de la temporada ya se estaba preparando una profunda renovación en el equipo. Iban a llegar muchos nuevos jugadores... Y, claro, para que unos llegaran otros iban a tener que salir. Varios jugadores terminaban contrato y Míchel era uno de ellos. Se me iba a hacer muy raro ver a un Real Madrid sin Míchel. Personalmente siempre creí que Míchel se había ido demasiado pronto del Madrid. Pienso que aún le quedaba fútbol en sus botas. Aunque no hubiese sido titular, creo que aún hubiese podido aportar algo más como veterano durante, al menos, otro par de años. Igual que Juanito y Santillana durante sus últimas campañas como futbolistas blancos. Por otra parte, también es verdad que la despedida de Míchel fue grandiosa. Se marchó por la puerta grande, jugando de titular, marcando dos goles, ganando el partido, recibiendo el caluroso y sentido homenaje del público... ¿Qué más se podía pedir? Un adiós inolvidable. El propio Míchel lo recordaba esta misma mañana a través de su cuenta de Twitter. Y eso que ya han pasado veinte años...

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