Reflexiones sobre aquellos dos títulos europeos de los ochenta
Hoy, 11 de mayo de 2016, se cumplen cincuenta años de la consecución de la Sexta Copa de Europa. En el año 1966, con goles de Amancio y Serena, el Madrid se adjudicaba su sexto título continental al doblegar en la Final al Partizan de Belgrado. Hubo que esperar a 1998 para volver a ver al Real Madrid levantar la Copa de Europa. Curiosamente fue Manolo Sanchís, en calidad de capitán, el encargado de alzar en Amsterdam un trofeo que se había ganado por última vez... ¡siendo su padre jugador! Nada más y nada menos que 32 años tuvieron que transcurrir para ver al Madrid ganar la Séptima.
En el periodo que transcurrió entre la Sexta y la Séptima, sin embargo, también hubo otros dos éxitos europeos que, desde mi modesto punto de vista, tuvieron más importancia de la que creo que se les ha terminado concediendo. Me refiero, claro está, a los triunfos en las dos Copas de la UEFA de los que se acaban de cumplir treinta años.
El año 1986
Recuerdo muy bien el año 1986. Lo recuerdo tan bien que me resulta casi increíble tener que aceptar que hayan pasado treinta años. Me acuerdo perfectamente de todos mis compañeros de clase de aquel curso, de mis amigos del barrio, de nuestros juegos y juguetes... También me acuerdo de los programas que veía en televisión, de la música que sonaba aquel año... No me olvido de los acontecimientos que se vivieron y que llegaron a mis ojos a través del Telediario, cita obligada con el televisor estando mi padre en casa. La tragedia del Challenger, el accidente de Chernobil, el Cometa Halley...
Por supuesto, muchos de los recuerdos más gratos del año 1986 están directamente relacionados con el fútbol. Celebré mi primera Liga como madridista y volvimos a ganar la Copa de la UEFA por segundo año consecutivo.
Futbolísticamente fue un año muy relevante. Sobre todo a nivel internacional. Se disputaba el Mundial en México y los equipos españoles llegaron lejos en las competiciones europeas. El viernes 2 de mayo de 1986 el Atlético de Madrid jugó la Final de la Recopa de Europa con el Dinamo de Kiev. El conjunto colchonero cayó 3-0 con los soviéticos. Cuatro días más tarde, el martes 6 de mayo de 1986, el Real Madrid remataba la faena en el partido de vuelta de la Final de la Copa de la UEFA con el Colonia y se adjudicaba el título. Al día siguiente, miércoles 7 de mayo, mi padre vivió uno de sus mayores disgustos deportivos de su vida. El Barcelona, que jugaba la Final de la Copa de Europa en Sevilla con el Steaua de Bucarest, perdía el título en una tanda de penaltis que permitió pasar a la historia al guardameta rumano Helmuth Duckadam. ¡Paró todos los lanzamientos de los azulgranas!
En definitiva, el Real Madrid fue el único de los tres que salió vencedor en su compromiso europeo. He de reconocer, sin embargo, que todavía no era muy consciente de la relevancia de aquellos títulos europeos. Aún no entendía muy bien qué diferencias había entre la Copa de Europa y la Recopa, si era más importante la Copa de la UEFA o la Recopa... ¿Por qué los equipos españoles jugaban en competiciones diferentes? Muy raro todo para mí. Aquello era cosa de 'los mayores'. En fin. A mí me daba igual. Yo lo que quería era que el Real Madrid ganara. Y en aquel año 1986 el Real Madrid ganó la Copa de la UEFA... y la Liga.
Ya he dejado constancia muchas veces aquí en 'Historias del Real Madrid' que yo, cuando era niño, le daba muchísimo más valor a la Liga que a cualquier otro torneo. Se trataba de la competición que se jugaba todas las semanas, todos los fines de semana. Lo de Europa era una 'cosa' un poco rara que se jugaba entre semana, los días de colegio... Sí, la Liga "molaba" más. Además, a partir de aquella temporada 1985-86 viviríamos campañas extraordinarias en el campeonato nacional. Al año siguiente volvimos a ganar la Liga. Y al siguiente. ¡Y al siguiente! ¡Y al otro!
¡Qué maravilla! ¡La Liga se ganaba todos los años! ¡El Real Madrid siempre ganaba! Lo de Munich, Eindhoven, Milan... ¿Qué más daba? Ya se ganaría la Copa de Europa al año siguiente. ¡Qué pesados eran los mayores con la dichosa Copa de Europa! ¿No se accedía a la Copa de Europa ganando la Liga? Pues ya competiríamos por la 'orejona' al año siguiente. ¡Total, la Liga la íbamos a ganar seguro...!
Qué equivocado estaba.
Cuando llegaron los años noventa y los títulos empezaron a escasear y a espaciarse empecé a comprender lo difícil que era ganar en el fútbol. Cuando llegaron los palos y los disgustos fue cuando de verdad empecé a valorar los años de bonanza que habíamos vivido... Y las oportunidades que se nos habían escapado en una competición que tenía muchísima más importancia de la que yo le había dado de niño. Fue entonces cuando entendí lo que se nos había escapado en Eindhoven en el año 1988.
Sí. Qué duros fueron los noventa. Qué duros fueron los años de las Ligas perdidas en Tenerife y la ausencia de la Copa de Europa. Años de sequía que acabaron derivando en lo que yo bauticé como el Síndrome del Transworld Sport. Los años pasaban y una generación extraordinaria de futbolistas se iba a quedar sin levantar aquella Copa de Europa que rozaron con los dedos y que se terminó llevando el PSV.
Fue por aquella época también cuando empecé a darme cuenta del valor que tenían las dos Copas de la UEFA que el Real Madrid se había adjudicado en las temporadas 1984-85 y 1985-86. En aquellos dos títulos habían jugado un papel importantísimo los integrantes de la Quinta del Buitre. Junto a la vieja guardia de los Santillana, Camacho o Juanito, los Míchel, Butragueño y compañía habían conseguido llevar al Real Madrid al éxito en Europa. Un éxito que se resistía desde que en 1966 se consiguiese la Sexta Copa de Europa. No es casualidad que el 23 de mayo de 1985, al día siguiente de adjudicarse su primera Copa de la UEFA, el diario Marca titulase en portada ¡Y van siete! El rotativo especificaba en su antetítulo que seis eran de Europa y una de la UEFA. Pero, en cualquier caso, aquella primera Copa de la UEFA era la séptima copa europea que conquistaba el Real Madrid.
No voy a ser tan temerario de equiparar la Copa de la UEFA a la antigua Copa de Europa. Mucho menos cuando soy un firme defensor de que la antigua Copa de Europa era más difícil de ganar antes que ahora. Sobre todo por el simple hecho de que en la antigua Copa de Europa sólo se podía jugar habiendo ganado la Liga o siendo el vigente campeón de la anterior edición, lo que dificultaba mucho más su acceso a la misma. Aquello convertía a la Copa de Europa en un torneo de lo más elitista. Sólo lo jugaban los mejores.
Con el actual sistema de la Champions League hasta el cuarto clasificado de nuestra Liga tiene billete para jugar la máxima competición continental. Es decir, el campeón de Liga y tres equipos más. Antes, sólo lo podía hacer el campeón. Los otros tres equipos se clasificaban para la Copa de la UEFA.
Y aquí es a donde yo quería llegar. A que el nivel de la antigua Copa de la UEFA era mucho mayor del que tiene actualmente. Los equipos que antes jugaban la Copa de la UEFA eran los que actualmente participarían en la Champions League. Sin contar a los campeones de Liga, claro.
Y es ahí donde adquieren relevancia los títulos europeos que se adjudicó el Real Madrid en los años ochenta. Entre todos los participantes de la Copa de la UEFA se encontraban los mejores equipos del continente a excepción de los campeones de Liga. Allí estaban compitiendo el Ajax, el Tottenham, Inter de Milan, Colonia, Anderlecht, Milan...
Las dos Copas de la UEFA fueron un bálsamo para los jugadores que habían perdido la Final de la Copa de Europa de 1981 frente al Liverpool y la de la Recopa de 1983 frente al Aberdeen.
Al mismo tiempo, con el paso de los años terminaron resultando ser el mayor éxito en Europa para jugadores como Butragueño, Míchel o Martín Vázquez, que alcanzaron tres semifinales consecutivas en la Copa de Europa pero finalmente se quedaron sin levantar el anhelado título...
En el año 1998, algunos de sus compañeros de vestuario como Chendo, Hierro y Sanchís se desquitaron con la consecución de la Séptima. La Séptima Copa de Europa. Manolo Sanchís, el único miembro de la Quinta del Buitre que ganó la Copa de Europa, le dedicó aquel título a sus compañeros de generación. Un bonito gesto con aquellos que no habían podido saborear aquel triunfo que se había resistido tantos y tantos años...
Sí. La Séptima Copa de Europa llegó en 1998. Pero la séptima copa europea había llegado mucho antes. En 1985. Y un año después llegó la octava. No tenía el mismo valor que tendría después la Octava, que se ganaría en el año 2000. Pero merece la pena valorar y, sobre todo, contextualizar aquellos dos triunfos en la Copa de la UEFA.
Recuerdo con mucho cariño los dos títulos de la Copa de la UEFA. De hecho, la primera Copa de la UEFA, la de la temporada 1984-85, fue el primer título que disfruté como madridista. La siguiente, la de la campaña 1985-86, llegó además acompañada de la Liga. Definitivamente se abría un periodo de éxitos que se iba a prolongar durante todo un lustro inolvidable. Sí. La temporada 1985-86 fue extraordinaria. Se cumplen ahora treinta años de aquellos triunfos y creo que es justo recordarlos y otorgarles el mérito que realmente tuvieron.
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