Reflexiones sobre cosas que no me gustan y cosas que echo de menos del fútbol de antes
Posiblemente sea porque sigo afectado por el bajón anímico
que me entró anoche con el empate frente al Atlético de Madrid. Empate con
sabor a derrota y sentimientos de decepción. El caso es que llevo un día dándole muchas vueltas a tantas y tantas cosas que han cambiado en el fútbol de los últimos años. Y siento mucha nostalgia…
Echo de menos aquellas jornadas de Liga de los domingos a las
17.00 horas, con todos los partidos jugándose a la vez. Ahora la jornada
empieza el viernes y a veces termina el lunes. Lo siento, pero así es imposible
seguir la competición. Antes sabía semana a semana cómo estaba configurada la
clasificación y sabía en qué puesto estaba cada equipo. Ahora, sólo veo los
partidos del Real Madrid y del resto de escuadras a duras penas puedo ubicarlas
en su puesto correspondiente de la tabla.
Ya sé que la televisión es la que manda y la que pone el
dinero. Pero, sinceramente, tengo muchas dudas sobre si los operadores
realmente incrementan sus beneficios por dispersar los encuentros de cada
jornada liguera en horarios de lo más variopintos y bien separados unos de
otros. Ellos sabrán lo que hacen.
No soporto el actual panorama periodístico deportivo plagado
de tertulias deleznables. La barra de bar llevada a la televisión con
periodistas que no parecen periodistas y que pasan a ser personajes. A cada
cual más ridículo, por cierto. Bastante nos peleamos ya los aficionados en
bares y oficinas para que vengan unos cuantos 'maestros' de la comunicación a
azuzarnos más y más cuando estamos sentados en el sillón de casa.
Detesto el tono maleducado y barriobajero de ese tipo de
espacios que acercan cada vez más los contenidos deportivos a los de los pseudo
programas del cotilleo y del marujeo de las tardes televisivas de cierto canal
que todo el mundo sabe.
No aguanto las polémicas. La mayoría artificiales, por
cierto. Cada vez menos. Debates absurdos sobre si el entrenador de turno debía de haber
cambiado a tal o cual jugador. ¡Qué más da! Y no aguanto los programas informativos que en vez de informar se dedican a generar polémica y a buscar tres pies al gato en asuntos de lo más irrelevantes una vez que han terminado los partidos. Y en los que la pareja de presentadores son más importantes que los protagonistas de las noticias.
Echo de menos la Copa de Europa de antes. La de verdad. La que jugaban los campeones de Liga con eliminatorias directas desde la primera ronda. Aquella en la que te podías quedar en la cuneta en octubre.
Y echo de menos la antigua Copa de la UEFA, con equipos europeos de primerísimo nivel enfrentándose también a cara de perro en eliminatorias directas. Los mejores de cada liga, sin contar los campeones, en duelos de lo más atractivos. Ahora, todos esos equipos están en la Champions League, competición que por su actual formato ha dejado a la Europa League en una competición similar pero de menor enjundia. Y, por favor, todo esto lo digo con el mayor de los respetos a todos los equipos que compiten en ella, por supuesto. Pero no es como antes.
Echo de menos los carruseles radiofónicos con todos los
equipos jugando, con las rondas informativas y las señales acústicas de gol
acumulándose de golpe…
Echo de menos el antiguo Estudio Estadio. Ver los resúmenes
de los partidos sin tener que escuchar un gallinero de voces de fondo. Recuerdo
con cariño aquellos resúmenes de cuando era niño, con aquellos silencios con los que
podías sumergirte en la jugada. El narrador de turno realizaba lacónicos
comentarios sobre las acciones de los futbolistas, a veces sólo recitaban los nombres de los
jugadores. No hacía falta más. Ya estábamos viendo nosotros mismos las jugadas. No hacía falta que nos las narraran, que no estábamos ciegos. Y se escuchaba el sonido de fondo de los estadios captado con
micrófonos ambiente…
Echo de menos aquel ‘Solo Goles’ de mediados de los noventa,
con Matías Prats. El título no podía ser más descriptivo: Sólo goles. Y punto. Sin
rodeos. Los resúmenes de la jornada y a correr. Como debería ser.
Y echo de menos el antiguo ‘El Día Después’. El original, el
pionero, el de Nacho Lewin. Por supuesto, también echo de menos a Nacho Lewin. Y
a Matías Prats, a Lourdes García Campos y a Marta Solano. Y también añoro las retransmisiones de José Ángel de la Casa. Con ellos, el fútbol
en la televisión era más agradable.
También echo de menos los cromos de cartón de Este, sin
reverso adhesivo. Los que había que colocar en el álbum con pegamento y mucha
paciencia. Echo de menos los pósters de Don Balón. Y el Adidas Etrusco de mi vecino que reventábamos a patadas en la calle emulando a nuestros ídolos.
También echo de menos las paradas de Buyo, los centros de
Míchel, las pausas de Butragueño dentro del área, las genialidades de Juanito y los remates de cabeza de Santillana. O
los de Zamorano. Siento nostalgia cuando me acuerdo de las volteretas de Hugo,
de las medias caídas de Gordillo, de la rodillera de Chendo y de la camiseta
por fuera del pantalón de Sanchís. Echo de menos las carreras de Roberto
Carlos. Y echo de menos a Redondo y a Zidane.
Echo de menos tantas cosas del fútbol de antes...
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