miércoles, 29 de octubre de 2014

VEINTE AÑOS CON RAÚL

Hoy se cumplen dos décadas del debut del mítico delantero del Real Madrid

No nos pilló por sorpresa. Jorge Valdano ya había adelantado antes de que el equipo viajara a Zaragoza que el joven Raúl González jugaría como titular en La Romareda. El sábado 29 de octubre de 1994, es decir, tal día como hoy de hace veinte años, jugó su primer partido oficial un futbolista que se acabaría convirtiendo en santo y seña del madridismo durante más de una década y media antes de pasar a ser uno de los mitos legendarios del Real Madrid.

Estaba claro que Emilio Butragueño estaba viviendo la etapa final de su carrera deportiva en el Santiago Bernabéu. Costaba imaginarse un Real Madrid sin Butragueño. Sobre todo a mí, que había seguido todo su trayectoria deportiva. El Buitre empezó a jugar en el Madrid justo cuando yo me aficioné, de niño, al fútbol. El Buitre me había acompañado desde entonces. Toda una vida, podría decirse. Pero era consciente de que algún día tendría que llegar el final. Y por aquel entonces, en 1994, todos pensábamos que el testigo de Butragueño pasaría a las manos de Alfonso, que había sido designado por la prensa durante las anteriores temporadas como el sucesor natural del líder de la Quinta.

Sin embargo, las lesiones se lo estaban poniendo muy difícil al de Getafe. Como ya he llegado a contar en 'Historias del Real Madrid', Alfonso sufrió una gravísima lesión de rodilla en enero de 1994, cuando atravesaba su mejor momento y ya parecía haberse hecho un hueco titular en el equipo entrenado, entonces, por Benito Floro. Hablo de la campaña 1993-94. Se recuperó para iniciar la campaña 1994-95 como titular y como titular jugó el primer partido de Liga en Sevilla, en el que una dura entrada le volvió a dejar en el dique seco. Su ausencia fue aprovechada por José Emilio Amavisca, que se convirtió en uno de los destacados del inicio de campaña actuando en punta junto a Iván Zamorano.

No lo tendría fácil Alfonso para volver a jugar con asiduidad en una plantilla en la que, además de seguir Butragueño, no lo olvidemos, estaban Dani García Lara, canterano que había debutado junto a José Luis Morales durante la anterior campaña 1993-94 y Peter Dubovsky (QEPD).

Sin embargo, iba a irrumpir en escena otro canterano que les iba a quitar el puesto de titular a todos ellos. Raúl González Blanco, de 17 años de edad, estaba cuajando grandes actuaciones con el Real Madrid C y ya había marcado dos goles en dos encuentros amistosos disputados con el primer equipo. Jorge Valdano apostó por él y no se equivocó.

Debut en Zaragoza

Aquel sábado de finales de octubre, Rafael Martín Vázquez era baja por lesión. Valdano decidió suplir su ausencia colocando a José Emilio Amavisca en el centro del campo por la izquierda. Quedaba el hueco de la delantera. El acompañante de Zamorano en punta, vaya. Recordemos que una semana antes Fernando Redondo había vuelto al equipo tras su lesión de dos meses, por lo que el eslovaco Peter Dubovsky se quedaba fuera. Redondo, Laudrup y Zamorano eran los tres extranjeros titulares. Siendo así las cosas, Valdano decide dar la alternativa al canterano Raúl.

El propio Jorge Valdano ha contado muchas veces como, ante la inminencia del debut, y en pleno viaje a Zaragoza, decidió ir a hablar con Raúl para ver cómo se encontraba y qué tal llevaba los nervios lógicos de quien va a jugar su primer partido oficial con el Real Madrid. Al técnico le surgió cierta inquietud de última hora. Quizás era demasiada responsabilidad para un chico de 17 años. Sin embargo, al llegar al asiento de Raúl, el madrileño se encontraba durmiendo como  un bebé. Y en ese instante, al preparador argentino se le disiparon las pocas dudas que le quedaban: Raúl jugaría de titular.

Recuerdo perfectamente aquella tarde noche de sábado. El partido no se televisó y tuve que seguir el encuentro por la radio. Allí estaba yo, en la vieja silla de madera 'del fútbol'. La misma silla sobre la que me senté de niño viendo mi primer partido, el España-Malta del 12-1. Allí me sentaba casi todos los sábados y domingos que había partido del Real Madrid y no se televisaba, con la radio en las manos y los auriculares puestos. 

No. Como señalo al principio, no nos pilló por sorpresa. Raúl formó parte del once titular del equipo que, en aquel encuentro, por su condición de visitante, el Real Madrid disputó con la equipación morada de Kelme.

Estaba claro que era la noche de los canteranos madridistas. Precisamente uno de los que jugaba en las filas locales, Juan Eduardo Esnáider, adelantaba a los maños a los siete minutos de partido. El ex madridista firmó el 1-0 con el que se llegó al descanso y, para complicar más las cosas a su antiguo conjunto, anotó el 2-0 para los de Víctor Fernández otra vez a los siete minutos de reanudarse el encuentro tras el descanso. El 2-0 me puso muy nervioso. Veníamos de empatar con el Compostela en casa y ya me temía que el Real Madrid volviera por las andadas de los últimos años y empezara a darme disgustos semana sí y semana también.

Sin embargo, los dos futbolistas más en forma de la plantilla en aquellos momentos, la pareja de moda, encarriló las cosas. Iván Zamorano recortó distancias metiendo de nuevo al Madrid en el partido y Amavisca, en el minuto 78, empataba el encuentro con el 2-2. Después de ir perdiendo 2-0, el empate sabía a gloria y no me hubiera importado que el choque hubiera acabado así. Por desgracia, no fue así. Cuando alcanzábamos las postrimerías, Gustavo Poyet marcaba el 3-2 para el conjunto aragonés, resultado con el que concluiría el duelo.

¿Qué tal Raúl?

Pese a la derrota, los cronistas hablaron bien del debutante. Raúl jugó todo el partido y, pese a ser su primer encuentro oficial, no se arrugó. Puso en apuros a la defensa del Zaragoza y protagonizó acciones de peligro. Falló, curiosamente, en su acción más recordada de aquel encuentro. En un alarde técnico se llegó a deshacer de manera magistral del guardameta Andoni Cedrún, con un regate, y cuando había hecho lo más difícil, el balón se le marchó al lateral en el disparo a puerta. Pudo haber sido su primer gol en Primera División.

Quizás otro jugador se hubiera venido abajo o los errores le hubieran pesado. Pero ni de lejos fue el caso de Raúl. Aquel 29 de octubre de 1994, pese a perder, el Real Madrid había ganado para su causa a un grandísimo jugador. Aquel sólo fue su primer partido. El primero de una grandiosa trayectoria regada de éxitos y goles que acabaron convirtiendo a aquel chaval procedente de la Colonia Marconi en uno de los grandes nombres de la Historia del Real Madrid.

Además, había debutado frente a Andoni Cedrún, como Emilio Butragueño. El guardameta vasco fue quien defendió la portería del Cádiz, cedido por el Athletic Club, el 5 de febrero de 1984, una década antes. Y frente a Cedrún debutó también Alfonso, el 24 de febrero de 1991, en un Real Madrid 2-Zaragoza 0. Sí, es sólo una anécdota, pero parecía que el hijo de Carmelo Cedrún bendecía a los canteranos blancos que debutan frente a él. Aquel sábado de tal día como hoy hace veinte años, el portero le ganó la partida al delantero. Pero daba igual. A aquel muchacho, de nombre Raúl, con el número siete a la espalda, se le veían hechuras de gran delantero.

Y vaya si lo demostró.
Veinte años ya de todo aquello... Y parece que fue ayer.

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