Lo hizo un poco tarde, sí. Pero fue por fuerza mayor, como ahora recordaré. El caso es que el domingo 23 de octubre de 1994, es decir, tal día como hoy de hace veinte años, debutaba oficialmente con la camiseta del Real Madrid uno de los grandes de la historia del Club: Fernando Carlos Redondo Neri.
El Real Madrid jugaba en el Santiago Bernabeu frente al Compostela el encuentro correspondiente a la octava jornada de Liga. Llevábamos camino de los dos meses de competición y el argentino Redondo, uno de los fichajes estrella de la campaña para los madridistas, no había jugado en competición oficial. Estaba en el dique seco por una grave lesión de rodilla desde la pretemporada.
Nos remontamos dos meses atrás y nos situamos en Bilbao, el 21 de agosto de aquel 1994. El Real Madrid participaba en la primera edición del Trofeo Euskadi, un triangular veraniego que disputaron Athletic Club, Real Sociedad y Real Madrid durante los años 1994, 1995 y 1996 y que el Madrid se adjudicó en sus tres ediciones. Aquel día, Fernando Redondo recibió una dura y desproporcionada entrada del rojiblanco Ricardo Mendiguren. El resultado, rotura parcial del ligamento interno de la rodilla izquierda. Aún me viene a la cabeza el titular de Marca que rezaba, si mal no recuerdo, “Fernando cayó Redondo”. Hay que reconocer que en ocasiones los titulares periodísticos son ingeniosos. Aunque, la verdad, ni pizca de gracia que me hizo aquello entonces.
El argentino ya me había ganado para su causa cuando jugaba en el Tenerife. Era un jugador extraordinario y al Real Madrid le venía como anillo al dedo un jugador de su calidad, su técnica y su garra para apuntalar el centro del campo en la nueva etapa que se había iniciado con la llegada de Jorge Valdano. Yo tenía una fe ciega en Redondo y estaba seguro de que su participación en el equipo sería clave para iniciar la reconquista del título de Liga que se nos había resistido a lo largo de los anteriores cuatro años.
Durante la pretemporada de aquel verano de 1994 Fernando Redondo ya confirmó el acierto de su fichaje por el Real Madrid. El futbolista, que había sido titular con la Selección de Argentina en el entonces aún reciente Mundial de Estados Unidos, estaba siendo uno de los destacados del equipo que tan buenos resultados estaba cosechando en los diferentes torneos que disputaba. El Trofeo Ciudad de Tenerife, el Teresa Herrera… Yo disfrutaba viendo al argentino dirigir la orquesta y aún me acuerdo de los elogios que salían de la boca de mi padre, atención, seguidor del Barcelona, y de mi tío, seguidor del Atlético (menuda familia la mía, ¿eh?).
El caso es que cuando la pretemporada empezaba a dar sus últimos coletazos y se acercaba el momento de la verdad, es decir, el del comienzo de la competición oficial, llegó la fatídica lesión de San Mamés.
Fernando Redondo esquivó el quirófano, pero la lesión le tendría apartado de los terrenos de juego dos meses. Con las ganas que yo tenía de verle jugar en los partidos ‘de verdad’... Pero el fútbol era y es así. La lesión nos privó de ver jugar a Redondo pero permitió lucirse a uno que ya estaba. El turolense Luis Milla, que iniciaba su quinta campaña en el Real Madrid, fue el encargado de llevar la batuta del juego durante los primeros compases de la campaña 1994-95. Y lo hizo a la perfección, es justo reconocerlo. Tan bien lo hizo que incluso se generó cierta polémica en los medios de comunicación sobre si era justo o no que la vuelta de Redondo relegase a Milla al banquillo. “Milla lo hace Redondo”, señalaba otro titular que me acaba de venir a la memoria en relación al buen hacer del de Teruel. Titular de Don Balón, creo recordar.
Vuelve Redondo
El caso es que Redondo volvió. Dos meses después, clavando los cálculos de los servicios médicos del Club, Fernando Redondo volvió a pisar el césped para jugar. Vuelvo a situarme en el domingo 23 de octubre de 1994, en el Bernabéu, en el día en el que nos enfrentábamos al Compostela de Fernando Castro Santos. A los cuatro minutos de juego, José Emilio Amavisca, que ya se había desatado como una de las revelaciones de la campaña, adelantó al Real Madrid. Se trataba de un partido, a priori, accesible, con todos mis respetos. El tanto madrugador del cántabro presagiaba una posible cómoda victoria. El Compostela acaba de ascender y era debutante en Primera División.
Sin embargo, los compostelanos aguantaron las acometidas del Madrid y se llegó al descanso con el 1-0. En los primeros compases del segundo tiempo, saltó la sorpresa. El nigeriano Ohen, ex jugador del Castilla, por cierto, estableció el empate a uno. Bueno. Había tiempo por delante… Pero el tiempo empezó a pasar muy rápido y el Madrid no era capaz de volver a taladrar la portería del guardameta Iru. Y entonces, se produjo la anécdota del encuentro...
En el minuto 83, viendo que el partido agonizaba y que el Madrid no se imponía, Jorge Valdano realiza un cambio ofensivo. Había que echar toda la carne en el asador. Sale Luis Enrique, lateral izquierdo aquel día, y entra Dubovsky, delantero. El eslovaco Dubovsky, que se suma al ataque junto al chileno Zamorano, esperando algún pase del danés Michael Laudrup, que trata de servir balones desde un centro del campo dirigido por… el argentino Fernando Redondo…
Un eslovaco, junto a un chileno, un danés… y un argentino.
Sí. Estamos en 1994. Todavía no sabíamos quién era Jean-Marc Bosman y, efectivamente, sólo podían jugar tres extranjeros por equipo.
En el banquillo madridista se dan cuenta del error casi en el mismo momento en el que Dubovsky ha pisado el césped. En menos de un minuto, Valdano y su cuerpo técnico hacen retirarse al eslovaco del terreno de juego y el Madrid afronta la recta final del partido con diez jugadores. “Es el primer cambio en la historia que me hace jugar con uno menos”, llegó a señalar Valdano después del encuentro reconociendo, asumiendo y responsabilizándose del error cometido.
Pese a que el Real Madrid salió perjudicado con el error, al concluir el encuentro con uno menos, y pese al deportivo gesto del cuerpo técnico madridista, que fue quien se percató del fallo y por propia iniciativa retiró al extranjero que acaba de sacar a jugar, se levantó una buena polémica por parte de quienes pedían una sanción ejemplar contra Jorge Valdano. Desde el Comité de Competición se llegó a castigar con la inhabilitación al técnico, lo que en la práctica suponía que ni siquiera podía ejercer su trabajo durante los entrenamientos. La corriente de apoyos que recabó el argentino de todos los estamentos del fútbol, así como los evidentes gestos atenuantes, hicieron que las aguas volvieran a su cauce y al final el Comité de Apelación redujo la sanción al mínimo. Una multa económica para el entrenador y otra para el Real Madrid.
Hay que ver la que se montó tal día como hoy de hace ya dos décadas… Y todo en el día del debut oficial de Fernando Redondo. La ausencia del argentino había hecho que nos olvidáramos de que teníamos cuatro extranjeros en la plantilla y de que sólo podían actuar al mismo tiempo tres.
El Compostela nos sacó un punto del Santiago Bernabéu, el primero que se escapaba aquella temporada de nuestro estadio. El primer partido oficial de Redondo con el Madrid no concluyó de la mejor manera posible.
Pero aquello sólo fue una anécdota. Con Fernando Redondo sobre el campo, el Real Madrid vivió muchas tardes y muchas noches de gloria. El centrocampista fue todo un referente del equipo durante seis largas campañas en las que dejó una profunda huella. Tal y como yo preveía en el verano de 1994, el argentino triunfó por todo lo alto y protagonizó muchas ‘Historias del Real Madrid’.
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