domingo, 18 de julio de 2021

ENTREVISTA A FERNANDO LAURA

Fotógrafo deportivo profesional y editor de la Revista Real Madrid entre los años 1991 y 2001

"LA REVISTA REAL MADRID ESTABA HECHA PARA LA GENTE. SU CALIDAD ERA UNA SEÑAL DE AGRADECIMIENTO AL MADRIDISMO"

Aprovechando la efeméride de los 20 años de la llegada a los kioscos del último número de la Revista Real Madrid, en julio de 2001, me dirijo a una de las figuras clave de aquella publicación que los aficionados madridistas seguimos mes a mes durante la década de los noventa. El prestigioso y reconocido fotógrafo Fernando Laura Guzmán (Valparaíso, Chile, 17-08-1959) fue su responsable durante un largo decenio. Muy vinculado al mundo del baloncesto, junto a su gran amigo y compañero de fatigas Sixto Miguel Serrano sacó al mercado la emblemática revista Gigantes, así como otra serie de publicaciones deportivas relacionadas con el mundo de la canasta. En 1989, por mediación de Mariano Jaquotot, aterrizó en la recién creada Revista Real Madrid, sucesora del antiguo Boletín Oficial del Club. Poco a poco, los cometidos de Fernando en la revista se fueron ampliando hasta que en la temporada 1991-92 llegó a convertirse en editor de la misma. Su mano y su buen hacer se reflejaron en el resultado final de una publicación de muchísima calidad que dejó huella entre los lectores madridistas. Gracias a la mediación de Javier Balmaseda, Fernando Laura ha tenido a bien charlar conmigo de aquella etapa de su vida y de aquella revista para conocer los entresijos y detalles de todo el gran trabajo que realizó su redacción. Con gran amabilidad y un trato exquisito, Fernando recuerda y comparte vivencias e historias sobre aquella publicación. Anécdotas las hay de todo tipo. Incluso alguna sorpresa que, quien escribe, sospechó durante muchos años. ¿Recordáis que en la Revista Real Madrid trabajó una fotógrafa que se llamaba Laura Zuñiga?

Historias del Real Madrid: Cuando te he preguntado por tu segundo apellido estaba convencido de que me ibas a responder "Zuñiga" y no "Guzmán". Durante años pensé que las fotografías de Laura Zuñiga eran tuyas y que lo que hacías era firmarlas con tus dos apellidos, puesto que tú ya aparecías reflejado en la mancheta de la revista como editor.

Fernando Laura: Es el tercer apellido. Las fotos eran mías, sí. Quedaba como raro porque estaba editando, haciendo otras labores y además haciendo fotos. Así que fue como una coña.

HDRM: Entonces... Estaba en lo cierto ¡Tú eras Laura Zuñiga!

FL: Era yo, era yo. Nos pasó varias anécdotas con eso porque hubo gente incluso en el Club que bajaba y preguntaba: "Oye, a ver la fotógrafa esa nueva. Quiero conocerla". Y decíamos: "No, hoy no ha venido. Cuando venga, te aviso". La gente se interesaba por la fotógrafa. Mantuvimos la coña un tiempo largo. (Risas). Era una broma que teníamos en la redacción y dentro del Club. Se murió solo, no dijimos nunca nada. No lo aclaramos ni nada. Dejamos que se muriera solo.

HDRM: ¿Cómo fue tu llegada a la revista Real Madrid? ¿Habías trabajado o colaborado con el anterior Boletín? 

FL: No, yo entré directamente en la revista. Yo llego allí por Mariano Jaquotot, por circunstancias de la vida. Yo estaba colaborando con el diario Marca y entonces el Real Madrid saca un primer número y ese primer número es malo. Era una editorial que se llamaba Ediciones Blancas. Ahí el Real Madrid no queda satisfecho con el primer producto porque el primer número que sacan como Revista Real Madrid es malo desde el punto de vista gráfico y de maquetación. Era antiguo, ¿sabes? Si quieres hacer el ejercicio de revisar ese primer número, la foto de portada ya es horrorosa. El diseño no era bueno... El Club se da cuenta de que no quedó bien aquello y no están contentos. Entonces Mariano Jaquotot, que nos conocíamos y teníamos muy buena relación, me dice: "Oye, Fernando, necesitamos ayuda. Esto no va bien. Tenemos un contrato con una editorial pero no va bien. Necesitamos a alguien de confianza que nos eche una mano". Llego yo allí y empecé a trabajar desde el primer momento. El director era un escritor ilustre que es Juancho Armas Marcelo. Hice muy buena relación con Juancho, lo que pasa es que él era un escritor y aquella vorágine del día a día de una revista le pilló un poco retirado. Yo tenía ya mi experiencia y todo mi bagaje con la revista Gigantes y todas las revistas que montamos mi querido hermano Sixto y yo, así que utilicé todo eso para cambiar la revista poco a poco e ir moldeándola. 

HDRM: ¿Cuál era tu cometido en la revista? ¿Eras fotógrafo? 

FL: Era editor gráfico y le ayudaba mucho a Armas Marcelo. En general, el editor gráfico tiene que ver con temas fotográficos, pero yo tenía un poco más de mando en plaza, digamos. Entonces tenía que ver con la longitud de los textos, la elección de temas, un poco más de todo eso...

HDRM: Más o menos como una especie de mano derecha del director. 

FL: Sí, exacto. Parecía exactamente eso. Prácticamente yo estaba haciendo de director de la revista. Por eso luego el club me lo ofrece a mí y me dice "oye, qué te parece llevar esto y tal". Tomo la decisión de aceptar y me fue muy bien, la verdad.

HDRM: Juancho Armas Marcelo aparece como director hasta marzo de 1990. Y, efectivamente, al final acabas llevando tú la revista.

FL: Sí. Dos años después de empezar la revista esa editorial, Ediciones Blancas, desaparece. No le interesa seguir con la revista porque tenía gastos, tenía cosas... Ellos, realmente, tenían una editorial de revistas como de moda y cosas así. La revista estuvo a punto de cerrar. Entonces el Real Madrid me dice: "Oye, ¿ves alguna solución? ¿Qué podemos hacer?". Yo les digo: "Hombre, esta revista es muy viable. La podemos sacar adelante sin problemas y que sea un éxito". Entonces nos cambiamos y de dónde estábamos nos vamos al Bernabéu, nos dan una oficina allí y empezamos a hacer la revista desde dentro. Yo apuesto tanto por el proyecto que la primera opción era que entráramos todos allí, a prensa del Madrid, y que fuéramos parte del club. Pero claro, como yo ya venía con dos años de experiencia me di cuenta de que en el Real Madrid una revista no cotizaba. Imagínate, comprar papel, el día a día de una revista, las máquinas, la distribución... Cuando allí lo que realmente importaba, en aquellos tiempos, era si había goles o no, si ganábamos el fin de semana o no. Entonces llego a un acuerdo con el Club por el cual me convierto en una empresa, una SL, que se llama RM Ediciones. Es una SL que tiene un contrato con el Club. El Club nos da toda la cobertura necesaria de oficina, teléfono, los fax... A cambio, nosotros hacemos la revista y yo soy un colaborador externo. Luego esta idea que, honestamente, fue brillante por mi parte, perdona que lo diga así, me hizo que yo no ganara un sueldo sino que fuera propietario de la revista, con todo lo que arrastra el nombre Real Madrid. Hubo luego otros profesionales que siguieron esa pauta, gente que no era directamente deportista, futbolista o baloncestista sino que hacían otro tipo de trabajo y que hicieron la misma jugada, ejercer como trabajadores externos mediante un contrato con una sociedad. 

HDRM: Esto es a partir de la temporada 1991-92, ¿verdad?

FL: Sí, 1991-92. Ahí es cuando empiezo a aparecer como editor, sí. 

HDRM: ¿Tu trabajo como editor desde 1991 es similar al de un director?

FL: Sí. Hago de editor y de director. Luego nombro a López Soto como director para estructurar un poco la revista, nombro un redactor jefe nuevo, Palomino. Llegan dos o tres fotógrafos más y va entrando gente, gente con calidad periodística. Aparece por allí Navacerrada... La revista despega, empieza a tener éxito, éxito, éxito...

HDRM: Y al mismo tiempo tú sigues como fotógrafo, no dejas la cámara fotográfica.

FL: Al principio sí, hacía las dos cosas. Pero luego ya me doy cuenta de que es un lío. Llevar una revista de ese tipo, sobre todo allí en el Real Madrid, es complicado porque el Madrid todavía no estaba modernizado. Me llevaba mucho tiempo. Muchísimo tiempo. Estaba allí prácticamente doce horas diarias en el Club, para arriba, para abajo... Fui dejando la fotografía y me quedo haciendo de editor. Luego, entre medias, claro, mi amistad con Mariano Jaquotot hace que le ayude mucho en el tema del baloncesto. Me pide Mariano ayuda y yo pasaba mucho tiempo con él para arriba y para abajo... Recuerdo una anécdota con Sabonis. Un día me dice: "Tengo a Sabonis". Yo le digo: "Mariano, tengo información de que está cojo, que no es el jugador que creemos". Y Mariano: "No me digas eso, no me digas eso...". Entonces Mariano habla con Alfonso Del Corral y Alfonso lo examina, lo examina bien y nos dice que para adelante, que estaba muy bien operado, que no era el chaval aquel que vimos en su día pero que adelante... Y mira las alegrías que nos dio. Siempre he hecho coñas con esto y digo que, como asesor, yo soy "el que no quería a Sabonis" (Risas).

HDRM: ¿Qué recuerdo te queda de Mariano Jaquotot en lo personal y en lo profesional? ¿Cómo le definirías?

FL: Es difícil en una palabra, porque además era mi amigo. Hombre, yo creo que cuando murió Mariano murió el futuro presidente del Real Madrid. Era el tipo perfecto para sustituir a Ramón Mendoza. Era un tipo brillante, acostumbrado al éxito, un tipo que lo veía venir muy bien, muy trabajador... Reunía muchas cosas que, honestamente, es difícil encontrarlas en una sola persona. Y Mariano lo tenía todo. Hablaba inglés perfectamente, hablaba francés, estaba muy ilustrado, vestía muy bien... Honestamente, era el futuro presidente del Madrid. Además de un buen tipo, un tipo excelente.

HDRM: Además, con la vinculación que tú tienes con el baloncesto esa relación sería más intensa. Tanto con él como, entiendo, con los jugadores de esa época en el Real Madrid.

FL: Bufff, imagínate, imagínate... Hace poco fue mi aniversario de boda e invité a unos cuantos amigos a cenar a casa y entre ellos estaba Romay, uno de mis amigos del alma. Estuvo en mi boda y ahora que he cumplido 30 años de casado...

HDRM: Oye, aprovecho la ocasión para felicitarte. ¡Enhorabuena por los 30 años!

FL: ¡Muchas gracias! (Risas). Luego, con Chechu Biriukov, con Alfonso Del Corral... Hace nada estuve hablando con él. Alfonso y yo compartimos el 'Marianismo'. El 'Jaquotismo'. (Risas). Alfonso era  muy amigo también de Mariano y también colaboraba mucho con él y le ayudaba. Teníamos muchas conversaciones los tres respecto a la Sección de Baloncesto del Real Madrid. Era una época muy divertida. La relación era muy estrecha con todos ellos. Ya te digo que yo entraba y salía del vestuario. Ahí sí que era como mi casa, ¿sabes? Y estaban todos ellos de bromas, de risas... Y yo, como tenía esa doble función de llevar la revista y ayudar a Mariano, entraba y salía. Para arriba y para abajo. Había risas continuas. Algunos dramas y algunas cosas serias también... La verdad es que fue una experiencia brutal. Brutal. Yo tenía la oferta de Mariano de entrar a formar parte del Club como empleado. Pero yo no quería porque me iba muy bien como editor de la revista. Piensa que luego empezamos a hacer también el programa oficial del estadio. 

HDRM: Los programas oficiales... Y también en los noventa empezasteis a hacer las postales oficiales de los jugadores. Vamos, entiendo que hacíais muchas más cosas a la vez, al margen de la revista.

FL: Para comprender un poco cómo era todo, es difícil entender si lo analizas todo desde un punto de vista muy rígido, ¿no? Me preguntas ¿tú eras el editor? ¿Tú eras el fotógrafo? Mira, la gracia de todo esto es que yo era un poco de todo. Entonces, empecé haciendo fotos, luego era el editor, luego ayudaba a Mariano Jaquotot dentro del baloncesto... De hecho, por ejemplo, Mariano y yo ayudamos en la creación de 'Los Ojos del Tigre', el grupo de animación. Hablamos con uno de los chavales que lo montaron. Si miras mi época en el Real Madrid de una forma rígida, como que no te cuadran cosas... Pero, ¿qué hacía? Yo hacía mucho más de lo que aparece en la revista. Por eso te digo que eran horas y horas ahí. 

HDRM: Sí. En la práctica era como ser un empleado del Club, ¿no?

FL: Sí, sí. Sin la menor duda. Pero nunca llegué a serlo. Con la empresa que tenía, con RM Ediciones, hacía muchas cosas de estas. Y, claro, ¿qué hacíamos? Que la calidad que dábamos era tan distinta a todo lo que había que por eso las fotografías, por ejemplo, fue una innovación hacerlas en un estudio, con un foco, con un fondo... Eran completamente distintas a lo que había habido antes. Fuimos innovando cosas. Yo de baloncesto conozco a mucha gente y había mucho que hacer y Mariano necesitaba mucha ayuda. Y lo íbamos haciendo. Incluso editamos unos dosieres de prensa para una Copa del Rey, tipo americano, muy americano, con fotos, con textos, con esto y con lo otro... La gente estaba encantada.

HDRM: ¿Cubríais vosotros todos los partidos o teníais fotógrafos externos?

FL: No, no. Todo lo hacíamos nosotros. Luego incrustamos ahí un fotógrafo. Durante un tiempo era yo, después ya fue otro, Jorge Iglesias. Eso era una trabajera tremenda porque había que viajar con el equipo a todos los lados. Íbamos con la expedición, teníamos ahí nuestro asiento reservado en el avión... Excepto en el bus del equipo. Pero teníamos espacio para todo. 

HDRM: Era una forma de vivir el día a día con el equipo y con los jugadores. Me imagino que las anécdotas serán muchísimas con todos ellos.

FL: Bufff. Imagínate. Imagínate... Yo aún guardo muy buena relación con Míchel. Míchel, para mí, es uno de los mejores tipos que he conocido. También con Butragueño, con Sanchís, con Hugo Sánchez... Luego, cuando vino Zamorano, como yo había nacido en Chile tenía un rollo con él muy divertido porque sabía lo que él decía cuando decía tacos (Risas). Entonces yo se lo decía a Míchel, digamos que le traducía los tacos, y Míchel le contestaba cosas que yo le decía. Hasta que ya nos pilló y le dijo "a ti alguien te está traduciendo". Y era yo, claro. También hice una amistad magnífica con Iván. Los jugadores se portaban muy bien con nosotros. Ramón Mendoza y Lorenzo Sanz muy bien, también. Nos daban una importancia. Ellos también sabían lo que hacíamos y lo bien que lo hacíamos. Nos sentíamos muy queridos. Fernández Trigo, el gerente, era otro tío que si te cerraba la puerta, ya te podías ir, ¿eh? Pero con nosotros y conmigo siempre se portó fenomenal. Luego, cuando vino Jorge Valdano, también. La relación fue muy buena, excelente. Y con Emilio Butragueño, que a mí me parece un cachondo nato. Ya sé que esto te va a sorprender...

HDRM: Pues sí. No tiene esa imagen, ¿eh?

FL: Tiene un sentido del humor... Es un cachondo nato, con sentido del humor. No estoy hablando de alguien chabacano. No, no, no... Con sentido del humor fino y mucha ironía. Te lo digo de verdad, es de los tipos con los que más me he reído. Sí, sí, sí. Hay mucha gente que te sorprendería.

HDRM: La relación con los jugadores, por lo que cuentas, era extraordinaria. 

FL: ¡Excelente! Te lo repito, Míchel es un diez total. De los mejores tipos que he conocido. De los mejores. Yo incluso iba a su casa. Bueno, Míchel estuvo también en mi boda. Buena persona, honesto, cercano, siempre preocupado de la gente, de los madridistas, siempre preocupado por los demás, de no poner mala cara cuando le pedían algo... Pero, en general, todos los futbolistas. No había ninguno, ni baloncestero, ni futbolero, que nos diera la espalda.

HDRM: La revista tenía una calidad tremenda por aquellos años.

FL: Mira, sería del género tonto no darse cuenta de que ahí lo que vendía era la cabecera Real Madrid, ¿no? Nosotros hacíamos un buen producto. Creo, y lo creo de verdad, que hacíamos el producto que se merecía el Real Madrid y que se merecía la gente que sigue al Real Madrid. Entonces, dentro de que éramos la revista oficial, huimos del forofismo y nos fuimos a la calidad. Los textos tenían calidad, las fotografías también... Sabíamos que hacíamos una revista mensual y yo me empeñé en que la revista tenía que tener fecha de salida porque cuando llegamos ahí salía un mes el 15, otro mes el 8, otro el 1... Yo lo primero que hice fue decir: "Esta revista va a salir todos los días 28. Los días 28 tiene que estar en la calle". Y eso era a rajatabla. El 28 del mes anterior a la cabecera. Entonces eso lo profesionalicé de tal manera que la gente sabía cuándo podía ir al kiosco. Y luego un empeño personal era humanizar al jugador. Recuerdo que teníamos ahí una sección que se llamaba "24 horas con". Esa era mi favorita porque les convencíamos de ir al mercado, de dejar al hijo, a esto y a lo otro... Mi empeño era un poco humanizarles, porque todo el mundo siempre tenía la sensación de que el jugador de fútbol es un divo que está por encima del bien y del mal, un poco lo que pasa ahora, ¿no?  En cambio, para mí era importante esa parte de humanizar. Por eso siempre buscaba fotos con la familia, con la mujer, con los hijos, en su casa... Eso era lo que a la gente tanto le gustaba, que entrábamos a la casa de los jugadores, con la familia.

HDRM: Te lo pensaba preguntar. ¿Cómo eran ese tipo de entrevistas en las casas de los jugadores? Se hacían cosas muy bonitas. Recuerdo fotografías como las de Gordillo con todos sus hijos, Míchel con su hijo Adrián en brazos... Me imagino que hacer esos reportajes tenía que ser una cosa chula para vosotros.

FL: Sí, claro que lo era, hombre... Además con mucho respeto con los jugadores, porque ellos, ya que estábamos allí, también nos pedían hacer alguna foto concreta o particular. "Pero ésta no la publiques", nos decían. Y jamás publicamos una foto, jamás, sin su consentimiento. Y yo entraba al vestuario, ¿eh? Yo era de esos pocos privilegiados que entraban al vestuario. He estado en el vestuario del Bernabéu varias veces y en el vestuario de la Ciudad Deportiva muchísimas. Y tengo anécdotas que alucinarías, cosas que he vivido. Pero forman parte, precisamente, de eso, del respeto que me llevo yo. Cuando salí del Real Madrid tuve una oferta para ir a trabajar a un periódico deportivo y dije que no porque... ¿Cómo cruzo yo ahora de acera? ¿Cómo paso de saber tantas cosas a mirarlas desde enfrente? Tarde o temprano algo iba a salir. Para mí el respeto al madridismo pasaba porque yo me dedicara a otra cosa. No era justo ni honesto que contara cosas que no debía.

HDRM: ¿Todas aquellas fotografías pertenecen al archivo del Real Madrid o conservas tú los negativos?

FL: Los tienen ellos, sí. Llegamos a un acuerdo cuando yo me fui para vendérselos. Es patrimonio del Club. 

HDRM: ¿De cuantas fotografías estaríamos hablando?

FL: Miles, muchas, muchas. Muchísimas... Entonces se hacía en diapositivas. Una habitación llena de cajas de diapositivas, diapositivas y diapositivas... Ya te digo, una habitación grande llena hasta el techo de cajas. Eso era el archivo.

HDRM: Hasta 1991 los posters en la revista eran ocasionales. En la temporada 1991-92 sí que pasaron a ser más frecuentes. Y a partir del número 60, en septiembre de 1994, todos los meses hubo un póster en la revista. Y a los chavales nos encantaban.

FL: Esas fotografías las hacía sobre todo Jorge Iglesias. Luego, yo también quería hacer unos 'collage', aunque nunca me atreví, con cosas de los jugadores en casa, haciendo cosas cotidianas. Esa era mi gran obsesión porque todos veíamos a los jugadores vestidos de futbolistas y jugando. Pero al final nunca me atreví por aquello de no traspasar esa línea de privacidad. Pero los posters sí que tenían un éxito brutal. De verdad, todo era una sensación de que lo que hacíamos gustaba. Y era porque es el Real Madrid, vuelvo a repetir, no era porque nosotros fuésemos unos genios. Era porque con el esfuerzo y con ese apellido, "Real Madrid", cualquier cosa que hagas con dignidad arrasa o se vende mucho. Ya te digo que la revista era agotar, agotar, agotar números... Era una cosa tremenda.

HDRM: ¿Recuerdas las cifras que manejabais? ¿La tirada total cuál era?

FL: Digamos que la media podía andar en unos 50.000 ejemplares mensuales. Y se agotaba muchas veces. Muchas. Había muy poca devolución. Era un éxito total. Y, vuelvo a repetir, aquello tenía que ver con que nosotros nos esforzábamos porque nos sabíamos leídos, sabíamos que la gente lo estaba esperando, tú entre ellos, y lo disfrutabais. Entonces, ¿cómo no aprovechar esa situación para hacerlo bien y no defraudar? Y luego, una cosa muy importante para mí siempre es que ponía "Real Madrid". Éramos la representación del Club. Y el Club es la gente, ¿sabes? No hay que olvidarse nunca de eso. El Club es la gente. La que está en Australia, en Bilbao, en Málaga, los que aman el Club, que se compran la camiseta y hacen socios a sus hijos... Yo creía que era muy importante hacerlo bien.

HDRM: Lo hacíais muy bien. Todos los aficionados recordamos la revista con cariño por su calidad y por el buen producto que hacíais.

FL: Me consta, ¿eh? Porque ya te digo que yo en esos tiempos lo notaba. Yo me leía las cartas, ¿sabes? A veces me quedaba solo en la redacción y me leía cartas de gente que escribía. Y todos los días aparecían cuatro o cinco personas que venían a vernos. En esos tiempos todavía no estaba ni el tour ni el museo y simplemente venían a conocernos. Claro, teníamos que tener un trato especial con ellos porque venían de todos los lados. Tú veías en la mirada que había cariño, que había afecto, porque la gente notaba que esa revista estaba hecha con todo el respeto y todo el cariño del mundo hacia ellos, hacia la gente. Vuelvo a repetir que era el Real Madrid. Nosotros representábamos al Real Madrid. Tú, cuando comprabas la revista, metías en tu casa al Real Madrid. Entonces, nosotros no podíamos fallar. 

HDRM: A partir del año 1994 empiezo a notar que la revista llega a casi todos los kioscos...

 FL: Crecer, era simplemente ir creciendo. Creciendo con orden. Por esas fechas nos cambiamos a un distribuidor profesional para llegar a dos o tres kioscos, por lo menos, en cada ciudad. No llegar a todos los kioscos de España, porque eso era muy difícil, pero sí que en cada ciudad y en ciudades grandes estuviera en dos o tres kioscos. Íbamos creciendo, nos dábamos cuenta de ello. Y claro, había que ir profesionalizándolo todo cada vez más. Lo primero, todo el mundo contratado, con su nómina y tal. Y gente de calidad. Había ya una estructura dentro de la revista, una estructura importante. Llegamos a ser diez o doce en la redacción. En maquetación, por ejemplo, había dos o tres, había dos fotógrafos, cuatro o cinco periodistas, además de un director, de un corrector... ¡Éramos una banda!

HDRM: Creo que la revista servía de nexo de unión para muchos madridistas y el hecho de aumentar la tirada y distribución era la manera de llegar a más aficionados y dar a conocer toda la información del Club. Los lectores nos acercábamos al Club. ¿Erais conscientes de esa labor tan importante que hacíais con la revista?

FL: Por supuesto, sin duda. Para nosotros era el leitmotiv. Date cuenta de que teníamos una sección que era "Cartas al Director" que tenía cuatro o cinco páginas. Empezó con una y al final acabó con cuatro o cinco páginas y cientos de cartas. ¡Cientos de cartas!

HDRM: Llegasteis a tener una subsección titulada "Pequeños museos madridistas" donde la gente enviaba fotos de sus casas, con las habitaciones empapeladas de posters. Los lectores también enviaban fotografías posando con sus camisetas, con jugadores...

FL: Era increíble. Lo único que yo no quería publicar era animales vestidos del Real Madrid. Me parecía un maltrato, porque llegaban cosas, macho... A ver, lo de los niños, vale. ¿Pero un perro vestido con camiseta y pantalón? ¡Veías que el pobre animal estaba sufriendo! Y lo sigo pensado. Te digo un perro que es lo más fácil, pero había loros y hasta peces, macho. ¡Algo tremendo! Recuerdo una fotografía de uno con un pez en la mano envuelto del Real Madrid. Y yo decía que no, que animales no sacábamos.

HDRM: En los últimos años incluso hubo una sección de correspondencia entre madridistas.

FL: Sí. La gente se ponía en contacto unos con otros. Había mucho madridista, sobre todo de fuera. Piensa que no había la tecnología que hay hoy, así que había que ayudarles. Gente que estaba en Suiza, en Austria, en Australia, Latinoamérica... Entonces les dábamos direcciones de gente y la gente se conocía. Era muy bonito hacer eso, muy bonito.

HDRM: En el fondo los lectores eran protagonistas, ¿verdad?

FL: Esa revista estaba hecha para la gente. Desde mi punto de vista no podíamos hacer una revista de espaldas a la gente, en plan "vosotros sólo la compráis". No, no, no. Tenían que ser protagonistas de esta historia. Mucha gente se casaba y la novia iba con una bufanda y el novio se abría la camisa y llevaba la camiseta del Real Madrid. Esas fotografías de la boda las publicábamos encantados. Nos llegaban cientos, pero cientos... Recuerdo que hacíamos, por ejemplo, un especial de bodas y poníamos como veinte o treinta bodas. Especial comuniones, y poníamos la fotografía del abuelo que le regalaba al nieto la camiseta del Real Madrid. Especial bebes... Bueno, bueno, bueno, era una cosa... Pero es que esa era la gente que nos compraba la revista.

HDRM: Lectores y madridistas que estábamos por todos los lados.

FL: Mira, te voy a contar una anécdota que tiene cierta gracia. Un día, yo aún estaba soltero, fíjate cómo era el tema, íbamos por Sevilla. Yo no tenía carnet de conducir, estuve un tiempo conduciendo sin carnet. Iba con la que hoy es mi mujer, pero en aquellos tiempos todavía no lo era. Y nos para la Guardia Civil. Mi mujer: "Madre mía, verás ahora, sin carnet". Entonces, me dice el guardia: "Buenas tardes. Deme usted su carnet de conducir". Y yo le digo: "Sí, un segundo... Es que lo tengo aquí detrás". Le pregunto si puedo bajar y el guardia: "Sí, claro, baje". Bajo, saco una cartera donde llevaba varias tarjetas que ponían "Fernando Laura, editor Revista Real Madrid", con el logo del Real Madrid. Entonces hago para que me las vea y le digo: "Perdone, es que hemos venido aquí a una cosa del Real Madrid". Y, entonces, ya veo que le cambia la cara al guardiacivil. Me pregunta si trabajaba en el Real Madrid y yo le contesto que sí. Me pregunta que dónde y yo le explico que en la Revista Real Madrid. "¡No me diga! ¿Es usted de la Revista Real Madrid? ¡Hombre, pero si esa revista yo la compro! Se la compro a mi sobrino". Y yo le digo: "Pues mire, no la compre más. A partir de este mes le va a llegar todos los meses gratis a su casa. Deme la dirección donde quiere que llegue". El guardia me da la de su sobrino y de paso me pregunta si me puede dar la suya también para mandársela a él también. Yo le digo que claro que sí, por supuesto. Total que me da las dos direcciones y me empieza a hablar y a contar unas cosas. Entonces le digo: "Bueno, pues me tengo que marchar". Y el guardiacivil me dice: "Oiga, oiga... ¿Tendrá usted carnet, no?" (Risas). Yo me quedo mirándole y pienso: "Jo, no le puedo mentir, macho, porque ya hemos hecho amistad, ¿no? El tío se ha portado de p... madre". Entonces, sin abrir la boca, hago un gesto con los ojos y los brazos, como diciendo algo pero sin decir ni media palabra, porque no quería mentirle. Y entonces él dice: "Ah, bueno, sí, sí... ¡Por supuesto! Desde luego que tendrá carnet" (Risas). ¡No le mentí! Lo que no quería era mentirle porque me parecía una falta de respeto después de que él me hubiese dado su dirección y tal. Y ojo, que en cuanto llegué a Madrid le empezó a llegar la revista todos los meses. Un suscriptor gratuito. 

HDRM: Me acuerdo de aquella sección de la votación del mejor jugador de cada temporada con las postales de los aficionados. Casi siempre ganaba Míchel y, años después, ya Raúl. La participación de los lectores debía de ser muy alta.

FL: ¡Brutal! Mira, te digo una cosa, había un momento del año que para mí era muy especial. Era el momento en el que a uno de los suscriptores le decíamos que comía con el jugador que quisiera en el Txistu. Cuando le llamabas y se lo decías, macho, de verdad que era emocionante. La gente pegaba gritos. Al principio la mayoría no se lo creía. "No me vaciles y tal"... "No, no, que es verdad. Lo hemos sorteado y te ha tocado". Y venía gente de todos los lados. Nosotros no pagábamos el viaje, sólo pagábamos la comida con el jugador. "Bueno, si no puede usted venir...". Y te respondían: "¿Cómo que no voy a ir? ¿Cómo que no voy a ir? ¡Vamos que voy!". (Risas).

HDRM: Y los sorteos, cada mes, de un balón con las firmas de los jugadores. Todos pendientes, a ver si nos había tocado. Qué recuerdos...

FL: ¿Te das cuenta de cómo era todo muy humano? Muy cercano todo. Con eso, ¿qué conseguías? Pues que la gente fuera madridista como si el Club fuera el de su casa, el de su barrio, el de su calle. Y que los futbolistas no fuesen unos divos sino unos tíos casi de la familia. Tú lo sientes así, como los ves por la tele, te crees que les conoces... 

HDRM: Entiendo que el trabajo que hacíais con la revista era distribuir madridismo entre toda la gente que seguíamos al Club y que estábamos desperdigados hasta en los lugares más insospechados. 

FL: Mira, otra anécdota. Un día fuimos al Nou Camp. Entonces yo llegué un poco tarde porque había una reunión de cosas que nos iban a decir y tal. Los del Real Madrid íbamos a ir todos juntos. Yo, por circunstancias, llegué tarde. Y entonces llego a la puerta y les explico que venía a esa reunión. "Ah, ¿usted también es del Real Madrid? Espere un momentito que le van a traer un bedel". No me trataron mal, de ninguna manera, pero sí que el trato era un poco frío. Distante. Entonces viene un señor con una gorra con el escudo del Barça, con su chaqueta y su ropa. Me dicen que ese señor me iba a acompañar. Entonces me empieza a meter por pasillos de allí del Nou Camp. Por allí, para acá... Yo, para evitar cualquier problema, me pongo como un pasito detrás del señor. El señor tenía cara como de bastante mala leche. Me miró con cara rara. Así que para evitar cualquier cosa, mejor me ponía detrás. Y cuando vamos por mitad de un pasillo, que no había nadie, el tío se para. De pronto, me mira. Mira alrededor, ve que no hay nadie, y me dice: "¿Usted me ve aquí con esto del Barça, no?". Yo pensé: "Ahora me va a dar una leche". Entonces coge, se da la vuelta a la solapa, y saca un escudo del Real Madrid (Risas). Lo llevaba pegado por detrás de la solapa de la chaqueta. Y me dice: "Yo soy más blanco que Bernabéu" (Risas). ¡Me quedé a cuadros, macho, no sabía ni qué decir! Pensé que igual era una broma. Le pregunté cuánto tiempo llevaba trabajando allí y me dijo que veintitantos años. Le pregunté también que cómo hacía para aguantar. "Bueno, hay que trabajar. Pero aquí nadie ni se lo intuye". Le dije lo mismo que al guardiacivil, que si quería que le llegase la revista. "Sí, sí, por supuesto. Pero le voy a dar la dirección de mi nieto". Yo le dije: "No, se la voy a mandar a su nieto y a usted. Que usted se la merece mucho más por estar trabajando aquí". Había madridistas por todos los lados. ¡Por todos los lados! De ahí la sensación de hacer algo bien porque lo que llevábamos ahí y lo que representábamos era muy grande. 

HDRM: La revista os permite cubrir en primera línea los éxitos del equipo de aquella época. Por ponerte un ejemplo, la Final de La Séptima en Ámsterdam.

FL: ¡Sí, claro! ¡Por supuesto! Luego, por la noche, hasta las 6 de la mañana en un garito que conocía Seedorf, celebrándolo todos, la cena de después... Fue un momento inolvidable, de esas cosas que no se te olvidan jamás. Cómo estaba de feliz Lorenzo, cómo se lo había ganado... Íbamos allí de víctimas propiciatorias, macho. La Juve estaba ya vendiendo la camiseta de Campeones por todos los lados, y nosotros íbamos allí como si fuéramos unos maulas. Y se equivocaron. Se equivocaron. Lo viví en primera persona, ya lo creo. Y luego, París.

HDRM: Cierto. De La Séptima y La Octava hicisteis dos números extraordinarios, al margen de la revista mensual. También lo habíais hecho con las Ligas de las temporadas 1994-95 y 1996-97. En total, fueron cuatro números extraordinarios, de coleccionismo.

FL: Sobre todo porque había que dar salida al material fotográfico. Y sobre todo pensando, otra vez, en la gente. Íbamos y vivíamos unas circunstancias que la mayoría no se imaginaba. Las cenas, las celebraciones... Cosas a las que los periódicos tampoco tenían acceso. Entonces eran números de coleccionista, como tú dices, para guardar y disfrutarlos mucho tiempo.

HDRM: Y a finales de los noventa llega internet...

FL: Mi redacción fue la que puso en órbita la página web del Madrid. Eso fue una experiencia brutal porque era lo primero que se hizo como digital y cuando la pusimos en el aire se cayeron los servidores. Nosotros hicimos los contenidos con un trabajazo brutal. Fue sacarla y los servidores al suelo. Y aquí vuelvo a repetir que sería de necios pensar que eso era por el trabajo que hacíamos nosotros. Eso era el Real Madrid, la grandeza del Real Madrid. Imagínate la primera web del Club lo que significó para tanta gente en tantos lugares del mundo.

HDRM: La etapa final es la que empezáis a compatibilizar el trabajo de la revista con el de la web del Real Madrid. ¿Erais una especie de departamento de prensa del Real Madrid en la práctica, por así decirlo?

FL: Bueno, más que de prensa, de publicaciones. Para no herir sentimientos ahí, porque el Real Madrid tenía su jefe de prensa y su gente. Nosotros hacíamos las publicaciones. Hacíamos otra revista de peñas, una revista sólo para las peñas. Era al margen de la revista mensual y también la hacíamos nosotros. Total, que hacíamos la revista de peñas, el programa oficial, llevábamos la web y sus contenidos y la revista. Trabajábamos mucho. Una época de esplendor absoluto.

HDRM: Tal y como está la comunicación, el periodismo, internet o las redes sociales... ¿Sería viable en la actualidad hacer una revista similar?

FL: Yo, dudas sobre si sería viable o no, no tengo ninguna. Más que viable es necesario. Sería muy necesario aún hoy esa misma revista, ¿sabes? Porque los chavales siguen teniendo ratos de ocio. La gente no lee porque no ve cosas absolutamente interesantes para leer, en general. Se acostumbran a leer cortito, cosas pequeñas. Pero si les dieras calidad de la gente que les interesa, por ejemplo, los futbolistas o los deportistas en general, no tengo duda de que la gente lo leería. Pero bien trabajado. Bien trabajado, no una cutrez. Bien trabajado. Yo hablo con chavales que me llaman para hacer el trabajo de fin de grado y esas cosas y les digo: "Qué difícil lo tenéis porque ninguno ha reinventado el periodismo". Todo el mundo hace sota, caballo y rey. Por eso ahora los deportistas se van a hablar con Ibai, ¿no? ¿Por qué? Pues porque la juventud no ha acabado de ver cómo hacer esto nuevo, este nuevo periodismo. Esa calidad tiene que valer para las redes sociales y para el papel. Para leer rápido y para ver en corto, pero que las redes sociales te manden a un sitio a desarrollar eso... No sé. Yo no me lo he planteado porque tengo 62 años y ya tengo todo el pescado vendido, pero si fuera joven estaría dándole vueltas a cómo reinventar la profesión de periodista. Creo que hace falta, sin duda. 

HDRM: Entonces, ¿ves factible que se hiciese ahora un producto similar a la revista que hacíais vosotros entonces?

FL: No tengo duda. Pero desde el Club, ¿eh? Desde el Club. Porque lo que sería inviable ahora sería hacerlo desde fuera. ¿Has visto el poco acceso que dan los deportistas a los periodistas? Ahora hay como un muro en medio. ¿Y eso quién lo paga? Pues lo pagan los aficionados. Hay que humanizar a los jugadores. Acercarlos y que haya vínculo, que es la palabra clave, "vínculo" entre los deportistas y la afición. Y eso se crea humanizándolos. Tanto a los jovencitos como a los veteranos. 

HDRM: Era lo que hacíais vosotros con aquella revista. Todos los recuerdos de aquella publicación tienen que ser buenos y positivos.

FL: Sí, fueron diez años haciendo esa revista y yo te puedo decir que fue un auténtico lujo y un verdadero honor hacerlo, porque yo además soy madridista. Sobre todo la sensación de estar en primera línea con el madridismo, saber que te dirigías a la gente que no cenaba el día que perdía el Real Madrid. La calidad de la revista estaba hecha como una señal de agradecimiento, ¿no? Yo lo entendía de esa manera. A la gente hay que tratarla con respeto y demostrarle que te esfuerzas por hacerlo mejor. Para mí ese ha sido mi leitmotiv toda mi vida. Incluso hoy. "Cuida a quien te cuida". Eso es lo que hacíamos.

1 comentario:

  1. La de la Champions del 2000 la compré en Vitoria (donde Vivía, claro jaja)

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