Recordando a un empleado ilustre que dedicó varias décadas de trabajo al Club blanco
No metió goles, ni puso centros al área, ni realizó ninguna parada salvadora... Sin embargo su trabajo resultó fundamental para que otros lo hiciesen y el Real Madrid pudiese ganar muchos partidos, levantar trofeos y adjudicarse muchos títulos. Luis Velerda es uno de esos personajes de la Historia del Real Madrid que están un poco eclipsados a la sombra de los grandes futbolistas que han vestido nuestra camiseta. Pero muchos de esos legendarios astros dieron lo mejor de sí mismos gracias a que en la banda estaba él preparado con su maletín para atender cualquier tipo de lesión o percance. Empleado de enorme trayectoria, los aficionados más veteranos seguro que le recuerdan corriendo por el césped cada vez que un jugador del Real Madrid caía lesionado o sufría cualquier contratiempo en el transcurso de un partido. Para el que todavía no le ponga cara o no sepa quién era, él es el primer empleado que saluda a Juan Gómez 'Juanito' cuando, saltando de alegría, consigue llegar a la banda del Bernabéu y se abraza a Martín Vázquez en el famoso cambio del día de la remontada frente al Borussia Monchengladbach. Luis Velerda aparecía también en los posters oficiales del equipo que realizaba Raúl Cancio. Y es que él era un componente más del Real Madrid.
Revisando entrevistas y reportajes publicados en su momento podemos construir, a grandes rasgos, una pequeña biografía suya. Sí que hay que advertir que algunas fechas bailan y no concuerdan, problema más común de lo que se piensa cuando los entrevistados tiran de memoria para repasar sus propias vidas. De todos modos, quiero intentarlo. Sirva esta pequeña aproximación a su figura como un sentido homenaje a "Luisito" Velerda, como le llamaban cariñosamente quienes compartieron su tiempo con él.
Sus inicios
Aunque no he encontrado el dato concreto, se deduce que Luis Velerda Ruiz de Galarreta nació en el año 1933. Sobre sus inicios en el mundillo de los masajistas deportivos habló en el reportaje que le dedicó en su día el coleccionable 'Historia viva del Real Madrid' de ABC. "Yo solía ir asiduamente al local social del Real Madrid en el frontón Fiesta Alegre. Ahí empezó lo que después se convertiría en mi profesión. Me unía una gran amistad con Manuel Benedicto, el masajista del equipo en aquellos años, y fue él quien me animó a decidirme y me introdujo en este trabajo. Con 18 años inicié la carrera de ayudante técnico sanitario y me titulé como practicante y masajista", contaba Velerda a los autores de la obra de ABC. El propio Luis continúa su relato contando que los primeros masajes los practicó a los jugadores de los equipos inferiores y que en 1966 le ascendieron al primer equipo. "Esto representó una gran alegría para mí. Era maravilloso poder trabajar con futbolistas como Di Stéfano o Santamaría. Ahora no me llama tanto la atención, pero en aquellos años era como un sueño", contaba Velerda.
El anterior testimonio nos da pie a pensar que Luis Velerda inició su aprendizaje como masajista entorno al año 1951. Tal y como veremos luego, su ingreso en el Real Madrid debió de producirse poco después, a mediados de los años cincuenta, para atender diversos empleos dentro del Club blanco. A finales de la década de los cincuenta, posteriormente veremos cómo en una entrevista sitúa la fecha concreta en 1958, empieza a ejercer con las categorías inferiores del fútbol antes de dar el salto al primer equipo. Sobre su llegada a la primera plantilla, que él sitúa en 1966, hay que puntualizar que Santamaría deja el equipo ese mismo año y que Di Stéfano había abandonado la disciplina del equipo blanco en 1964. En cualquier caso se puede interpretar que Velerda atendió a estos jugadores una vez retirados, ya fuese coincidiendo con ellos en partidos de veteranos o porque acudían a la Ciudad Deportiva tras haber colgado las botas. Antiguamente debía ser bastante habitual ver a las antiguas leyendas jugando partidillos por allí.
En mayo de 1966 el Boletín Oficial del Real Madrid publicó una famosa fotografía de toda la plantilla de la temporada 1965-66 posando en las inmediaciones del Santiago Bernabéu. Con todos los jugadores aparecen retratados Miguel Muñoz, su segundo Moleiro y los masajistas Legido y Benedicto. No aparece todavía con ellos Velerda. En cualquier caso sí que hay documentos gráficos y fotografías que nos permiten identificar a Luis Velerda con el Real Madrid a finales de los sesenta. Concretamente en la temporada 1967-68 el masajista Luis Velerda ya aparece posando con la primera plantilla en una de las fotografías oficiales del Club. Así que sí parece factible que Velerda pudiese llegar al primer equipo en el año 1966.
Desde entonces pasa a ser un componente más del grupo de trabajo de un cuerpo técnico que dirigen Miguel Muñoz y su segundo Moleiro. El trabajo de Luis Velerda era crucial en aquel fútbol tan vigoroso de los sesenta y los setenta en el que los cuidados relacionados con el aspecto físico cada vez se profesionalizaban más. A lo largo de los años y de las temporadas se encargó de atender torceduras, lesiones, calmar el dolor de los jugadores con su 'agua milagrosa'... Velerda atendió todo tipo de contusiones y vería de todo sobre un terreno de juego. Él era uno más junto al resto de componentes del equipo, trabajando codo con codo con todas las leyendas madridistas de la época: Gento, Amancio, Grosso, De Felipe, Velázquez, Zoco, Pirri, Benito, Miguel Ángel, José Luis, Santillana, Netzer, Breitner, Del Bosque, Camacho, Roberto Martínez, Sol, Jensen, Stielike, Juanito... Y tantos y tantos otros grandes profesionales que pasaron por sus manos, literalmente. Con Miguel Muñoz, con Molowny, con Miljanic, con Boskov... Todos los técnicos que dirigieron al Real Madrid de la época compartieron banquillo con Luis Velerda, siempre dispuesto a saltar al césped con todos sus utensilios cada vez que se producía un contratiempo o algún jugador requería de sus servicios. Partido tras partido, campaña tras campaña, título tras título... Luis Velerda llegó a la década de los ochenta en primera línea y con más de un decenio de experiencia a sus espaldas como masajista del Real Madrid.
En abril de 1982, el número 383 del Boletín oficial del Real Madrid dedicaba un par de páginas al veterano empleado. "Treinta años de masajista", titulaba la publicación. "En el Real Madrid llevo diecisiete años como trabajador en plantilla, pero ya llevaba catorce años cuando se produjo mi ingreso en nómina. Era el encargado de algunas secciones del club, como el beisbol o la piscina. Entre unas cosas y otras, la verdad es que llevo más de treinta años en el Club. Siempre de masajista; aquí ha transcurrido toda mi carrera profesional", explicaba nuestro protagonista a la publicación oficial del Club. El redactor le preguntaba cuándo se produjo su ingreso en la sección de fútbol, a lo que Velerda respondía: "Justo en el momento que entré en nómina, es decir, hace diecisiete años. Entonces estaban Benedicto y Legido. Pasaron dos años y Legido se quedó de responsable y yo, su ayudante. Luego, me llegó mi turno y ya llevo nueve años con el primer equipo. Desde ese momento, no me he perdido ni un sólo partido, bien fuera de Liga, de Copa o de competiciones internacionales. Y, por supuesto, los amistosos. ¿Día libre? Uno está a expensas de las necesidades del equipo. La verdad es que trabajo todos los días de la semana y ya estoy acostumbrado".
En aquella entrevista Velerda hablaba de sus funciones. "Yo estoy a las órdenes de los doctores. Doy masajes, pongo inyecciones... En realidad, las mismas funciones que desempeña cualquier otro ATS, que por lo visto es como se nos llama ahora", explicaba el masajista, que también detallaba los pormenores de su trabajo. Luis contaba que dedicaba "seis o siete minutos" a cada jugador antes de jugar y que había un día a la semana destinado a baño y masaje. Su instrumento de trabajo, lógicamente, eran sus propios dedos. "Hay quien utiliza vaselina, jabón o polvos de talco para que se deslicen mejor los dedos, pero la herramienta fundamental son tus propias manos", aseguraba un Velerda que, por aquellos tiempos, entendía que la técnica de los masajistas no había cambiado mucho con el paso de los años. "Si acaso, ahora hay algunas medicinas que antes no existían. Como el Cloretilo, esto es, hielo en spray para aliviar el dolor. Si la lesión es grave, para eso está el doctor, que también salta al terreno de juego cuando se produce un percance de este tipo", opinaba Velerda. Entrevistando al masajista del equipo no podía faltar la pregunta sobre "la leyenda del agua milagrosa", tan famosa entre los aficionados al fútbol. Obviamente, el ATS madridista respondía con sentido común: "Pues eso, que es una leyenda. Cuando a una persona le echas agua fría después de un golpe, en seguida reacciona. Eso es lo que pasaba con el agua milagrosa, que no tenía absolutamente nada, pues los jugadores la bebían y eso era señal de que era simplemente agua".
El reportaje del boletín incluía tres fotografías en blanco y negro, seguramente de aquella misma temporada 1981-82, en las que podemos ver a Luis Velerda atendiendo la pierna de un jugador tumbado en el suelo, posando sonriente en la banda del Santiago Bernabéu en otra y ayudando a caminar a un dolorido Pineda en el transcurso de un partido. En el tramo final del reportaje Luis Velerda cuenta que en algunas ocasiones tuvo que atender a colegiados o que la lesión más aparatosa que había visto fue a Jensen durante un 4-0 al Barcelona. "Con los tacos de la bota le abrieron toda la pierna, llegando hasta el hueso", rememoraba el veterano masajista, que también señalaba la lesión de Camacho, se entiende que la de 1978, como la más grave que había visto. Mencionaba también la de García Remón en Salamanca un año antes, en abril de 1981. "Pero vamos, las fracturas de huesos, salidas de hombros y demás están a la orden del día. Llevo tantos años que, como comprenderás, he visto de todo", sentenciaba Velerda. Obviamente, con tantos años en contacto permanente con los jugadores las anécdotas tenían que dar para un libro. Él contaba una que le había sucedido con los suplentes que jugaban entre semana y que tenía como protagonista a Morollón, jugador fichado del Valladolid, y al que en una ocasión supuestamente se le había salido el abdomen. "Lo estuve mirando durante varios minutos y no encontraba solución alguna. Tampoco podía avisar al médico, porque en aquel desplazamiento no había venido ninguno. Al final, algunos compañeros empezaron a reírse y me explicaron que Morollón podía sacarse el abdomen a voluntad. El susto que me di fue de muerte", rememoraba un Luis Velerda que remataba la entrevista negando que los futbolistas tuviesen manías más allá de que alguno protestara si se saltaban el turno para recibir masaje.
Recuerdos de Velerda
"Luis Velerda, 'Luisito', era el segundo de Legido, que fue luchador. Era encantador. Calvito, muy rico, muy rico... Yo le quería mucho", señala con todo sentimiento el fotógrafo Raúl Cancio. Trabajando para el diario Pueblo, para El País y para el propio Real Madrid realizando las fotografías oficiales, Cancio compartió muchísimas horas con los integrantes del Real Madrid de los setenta y ochenta, por lo que conoció muy bien a Luis Velerda, del que habla maravillas. Las anécdotas eran muchas, pero a Raúl el primer recuerdo de él que le ha venido a la cabeza está relacionado con los partidos que transcurrían en días de lluvia. "Recuerdo cuando llovía y me daba las toallas. 'Dame una toalla, Luis, por Dios', le decía. Le pedía una toalla porque estaba empapado y además tenía la máquina de fotos. Y Luis me la tiraba. "Toma, toma, toma", me decía... Qué tiempos aquellos, Dios mío de mi vida... Luis era muy buena persona, muy buena gente. Era un hombre bueno, un hombre muy bueno", repite una y otra vez el prestigioso fotógrafo.
Luis Velerda era uno más de la familia madridista. Roberto Gómez Mira acudía de niño con su padre Juan Gómez 'Juanito' a las instalaciones del Real Madrid y conoció al masajista. "Yo me acuerdo de él de pequeño. Ellos tenían en el vestuario de la antigua Ciudad Deportiva una especie de bidón enorme, tumbado, con un grifo, donde echaban Redoxon o algo así... Era como naranja. Mi hermano y yo bebimos alguna vez de él. Y quiero recordar que lo echaría él, seguro. Me acuerdo de él, pero vagamente porque yo era muy pequeño", apunta Roberto. El hijo de Juanito menciona las reuniones que realizaban los futbolistas de la época en la Ciudad Deportiva. "Al final, eran solo futbolistas, no tenían compromisos fuera, así que era normal que fuesen una piña. Eran una familia. Cuando no estaban en la Ciudad Deportiva estaban en el Lancaster, es decir, tenían mucho contacto fuera de lo profesional. De vez en cuando se quedaban a comer dentro del vestuario. Supongo que serían celebraciones o algo así. Y seguro que Luis estaría con ellos. Seguro, seguro. El utillero y los masajistas pueden ser más o menos conocidos de cara al público, pero los jugadores les tratan como uno más. No dejan de ser parte del equipo. Aunque desde fuera la gente no lo vea, la plantilla es la plantilla y los masajistas y utilleros forman parte de ella. Siempre ha sido así", argumenta convencido. "Yo no tengo edad para acordarme de Luis pero, a lo mejor, como lo viví desde dentro, sí que tengo ese recuerdo vago de él. Es algo que se me ha quedado de siempre, que Luis Velerda era del equipo. Pero yo creo que la gente que tiene siete, ocho o diez años más que nosotros conoce y se acuerda de Luis Velerda", afirma convencido Roberto Gómez Mira, que conserva fotografías de Luis atendiendo a su padre que amablemente me ha cedido para la elaboración de este artículo.
En la temporada 1986-87 el coleccionable de ABC para la obra 'Historia viva del Real Madrid' también recogió una pequeña pieza sobre el ya veterano masajista del equipo, como ya hemos visto antes. Concretamente fue en el fascículo número 25, páginas 398 y 399. "El hombre del agua milagrosa", como se le calificaba en el encabezamiento del reportaje, aparece en dos fotografías tomadas en la antigua Ciudad Deportiva portando un maletín de Hummel y enseñando sus utensilios de trabajo. Nuestro protagonista también revelaba unos cuantos datos biográficos. El problema es que algunos de ellos no terminan de encajar con los que él mismo había facilitado en su entrevista de abril de 1982. "Tengo cincuenta y tres años y llevo casi treinta como masajista del Real Madrid. Empecé en las categorías inferiores, cuando tenía 25 años, concretamente en 1958. Desde 1966 soy el masajista del primer equipo y debo reconocer que es un orgullo para mí poder decir que he dado masajes a futbolistas como Di Stéfano, Evaristo, Pirri o, en la actualidad, Butragueño", señalaba el propio Velerda.
En el Castilla
El reportaje de ABC para 'Historia viva del Real Madrid' es significativo porque, curiosamente, aquella temporada 1986-87 fue su última campaña como masajista del primer equipo blanco. Con el inicio de la temporada 1987-88 hubo un intercambio de empleados entre el primer equipo del Real Madrid y su filial. Antonio Acedo, hasta ese momento masajista del Castilla, pasó a trabajar con el primer equipo en lugar de Velerda, que se hizo cargo del puesto de masajista del Castilla. Con el segundo equipo madridista el veterano empleado sigue ejerciendo con total profesionalidad y atiende con cuidado y esmero a las jóvenes promesas blancas. Luis aterriza en el filial que dirige Vicente Del Bosque y en el que están presentes los futbolistas de la conocida como "Quinta del Sabio".
Jugadores castillistas de la época como Santi Aragón le recuerdan con cariño. "Yo coincido con él en el Castilla, lo que pasa es que era una persona que llevaba muchísimos años en el primer equipo. Era el masajista de toda la vida del Madrid, siempre con su toalla al cuello. Era de los típicos masajistas, siempre pendiente de ti y calentándote con aceite... Lo recuerdo como una persona muy cariñosa que estaba siempre pendiente de nosotros. Era el que nos contaba en el autobús para saber si estábamos todos. Alguna vez, en alguna broma de estas que hacíamos, les decíamos a los compañeros que se escondieran para que no les contara y empezara a volverse loco. Entonces nos escondíamos... (Risas) La anécdota del autobús era muy famosa porque siempre le pedían que nos contara para saber si estábamos todos y como le faltara alguno se volvía loco. Estas cosas que hacíamos cuando éramos jóvenes. Pero él encajaba bien las bromas y era uno más del grupo. Por eso también le respetábamos", recuerda Aragón con afecto.
Pero si hay un jugador de aquel equipo que le conoció muy bien fue Eduardo Vílchez, que coincidió con él dos temporadas: 1987-88 y 1988-89. Por aquellos tiempos el centrocampista del Castilla se encargaba de llevar en su coche a casa a Luis Velerda cuando volvían de viaje con el equipo, así que se puede decir que llegó a ejercer como 'chófer' de su masajista. Alguna vez incluso llegó a llevar en su coche, un pequeño Austin Rover, al propio entrenador, Vicente Del Bosque. El retrato de Luis Velerda que realiza Eduardo Vílchez es tremendamente afectivo. Le describe como una persona tímida, que no hablaba mal de nadie, muy respetuosa y muy agradecida. "Cuando le dejaba en el coche, si no me decía 'muchas gracias' veinte veces, no me lo decía ninguna", recuerda el ex jugador. "Yo tengo muy buena relación con él desde el principio porque se ofrecía a ayudarme con cualquier cosa cuando subía a entrenar con el primer equipo. Cuando él ya estaba en el Castilla, como yo vivía solo, iba a buscarle y le llevaba al autobús. Luego, cuando volvíamos de viaje del autobús le cogía y le llevaba a su casa. Eso fue así durante el tiempo que coincidimos en el equipo. Yo tenía muy buena relación con él. Era una persona encantadora", señala Vílchez, que se deshace en elogios hacia Velerda. "He conocido a muy pocas personas más prudentes. Era increíble. Era el típico hombre que trabajaba en el Madrid sin levantar la voz, siendo completamente fiel al Club. Como Herrerín, otra persona encantadora. Había unos trabajadores en el Club increíbles... Y Luis Velerda era así. Le podías pedir todo lo que quisieras, todo. Un masaje el día de partido, antes, por la noche... Y te recordaba todo, era un auténtico despertador. Le decías, "Luis, ¿me puedes despertar a tal hora? Mira, que voy a echar la siesta". Y él te respondía: "Sí, sí, no te preocupes. No te preocupes que yo voy y te toco". En los hoteles salía para recordarte que dentro de un cuarto de hora era la cena... Ese tipo de cosas. Y hacía todo encantado. Era increíble, no te lo puedes ni imaginar. Yo ahora lo que echo de menos es tratar con gente así", rememora Eduardo Vílchez.
Luis Velerda vive en el filial la llegada de una nueva década, la cuarta trabajando para el Club. En la temporada 1990-91 el Castilla pasa a denominarse Real Madrid Deportivo y un año después, en la temporada 1991-92, Real Madrid B. Cambian los nombres pero no lo hacen ni el trabajo ni la finalidad del mismo. A las órdenes de Vicente Del Bosque, Mariano García Remón, Rafael Benítez, Francisco García Hernández o Sergio Egea, las promesas de la cantera de la Ciudad Deportiva siguen formándose para tratar de llegar al primer equipo. Urzaiz, Alfonso, Toril, Ramis, Esnáider, Velasco, Sandro, Dani, Morales, Fernando Sanz, Víctor, Álvaro, Guti, Raúl... Todos ellos son atendidos por un masajista que años atrás puso a punto las piernas de los astros más grandes y de los mitos más legendarios del Real Madrid de medio siglo atrás. Y ahí estaba con ellos... Velerda sigue posando sonriente con las jóvenes plantillas del filial del primer lustro de los años noventa. Chavales que son conscientes de que quien les atiende es toda una institución en el Club.
La última referencia escrita que encuentro sobre Luis Velerda es de diciembre de 1996 cuando la Revista Real Madrid, en su número 85, publicó un extenso reportaje de Javier Palomino titulado "Los recuperadores de las estrellas" en el que habla de los fisioterapeutas, ATS, recuperadores y masajistas de aquel Real Madrid de la temporada 1996-97. El autor menciona a Luis Velerda, que en aquellos momentos contaba con 63 años, al que presenta como "la institución del Madrid" y apunta que llevaba "la friolera de 32 años" trabajando en el Club. Palomino repasa su trayectoria explicando que en ese tiempo había hecho de todo, "categorías inferiores, piscinas" y que llegó al primer equipo junto a Legido y Benedicto. Detalla que permaneció 22 años en el primer equipo, otros 6 en el Castilla y que en aquellos momentos, a falta de dos años "para su merecida jubilación", se encontraba a cargo de la farmacia del Club: "Es el encargado de controlar todos los medicamentos de que dispone el Centro Médico". La publicación recoge declaraciones del propio Luis Velerda. "Todo ha evolucionado para mejor. Aquí siempre se trabajó con los mejores medios, pero ahora se cuida hasta el más mínimo detalle. El trabajo es mayor, antes se entrenaba mucho menos; en cuanto al trato, sigue siendo el mismo. Los jugadores terminan siendo amigos, a veces incluso como hermanos, como me pasa con gente como Puskas o Di Stéfano. Hemos vivido muchas cosas juntos", declaraba el veterano empleado del Real Madrid.
En esa etapa final suya en el Club, además de su trabajo con la farmacia, Luis Velerda siguió dando masajes en las categorías inferiores. De hecho, el técnico Miguel Ángel Portugal le recuerda junto a él en su primera etapa como entrenador del Castilla, por aquellos tiempos Real Madrid B, en las temporadas 1997-98 y 1998-99. Portugal, que ya le conocía de su etapa como jugador del Real Madrid a finales de los setenta y comienzos de los ochenta, reconoce que siempre le tuvo mucho cariño al masajista. Las palabras de Miguel Ángel Portugal recordando a Luis Velerda son perfectas para cerrar este artículo porque resumen a la perfección la imagen que dejó entre todos los que coincidieron con él en un vestuario del Real Madrid:
"Luisito, como siempre le llamábamos, era un fenómeno. Autodidacta en su oficio a base de practicar porque en aquellos tiempos la fisioterapia estaba abriéndose paso. Lo que él nos imprimía con sus masajes era más que el calentamiento muscular una energía positiva para competir por su sencillez y sus palabras de ánimo. Humilde, con la sonrisa en los labios siempre, era también nuestro guardián que estaba pendiente de todo dentro de los horarios de los entrenamientos y fuera de ellos. Servicial y enamorado de su Real Madrid al máximo. Luisito está en la memoria de los que pudimos disfrutar de él con letras de oro".
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