Se cumple un cuarto de siglo del comienzo de una cita mundialista muy entrañable para los nostálgicos del fútbol
El viernes 17 de junio de 1994, tal día como hoy de hace 25 años, arrancó el Mundial de Estados Unidos. Lo hizo con un encuentro inaugural que enfrentó a la vigente campeona Alemania y a Bolivia, unas horas antes de que en el mismo grupo España se midiese a Corea del Sur... Se iniciaba un mes de fútbol que dejó una huella tremenda con actuaciones emblemáticas, jugadores legendarios y todas las anécdotas y recuerdos que deja siempre un evento de esta envergadura.
Tengo la impresión de que aquel Mundial es uno de los más valorados por los nostálgicos del fútbol 'retro'. Pero creo que, en realidad, se trata de un torneo que dejó una profunda huella entre los que lo disfrutamos en plenitud. Es decir, los que formamos la generación que vivió USA 94 siendo críos o adolescentes, porque a esas edades es cuando uno está realmente fascinado por el fútbol y más por una competición que no se juega cada año como las competiciones de clubes. Los Mundiales se juegan cada cuatro años y eso les otorga una singularidad especial que hace que se vivan con más intensidad. Por ejemplo, en mi caso, era mi cuarto Mundial pero el primero que pude disfrutar de verdad. El caso es que todos los que nos movemos en una determinada franja de edad recordamos la cita de 1994 como la más especial. Seguramente si preguntamos a quienes son más mayores que nosotros se remontarán a Mundiales previos y los más jóvenes mencionarán campeonatos como el de Francia 1998 o Corea-Japón 2002. Para algunos será Sudáfrica 2010 por motivos más que obvios. Pero para los que andamos entre la treintena y los cuarenta y tantos el Mundial de Estados Unidos siempre será el más especial.
En clave personal y madridista tengo que reflejar que la temporada 1993-94 había sido un desastre para el Real Madrid y que sufrí muchísimo con el fútbol aquel año. Sin embargo en el tramo final de la campaña, allá por los meses de marzo, abril y mayo, los aficionados blancos estábamos volviéndonos a ilusionar con las noticias de los nuevos fichajes que iban a llegar al Real Madrid aquel verano. El nuevo entrenador, Jorge Valdano, y los fichajes de jugadores como Laudrup, Redondo, Quique Sánchez Flores, Cañizares y compañía hacían presagiar buenos tiempos en el Real Madrid. Esa tremenda ilusión me hizo volver a emocionarme con el fútbol. Me sabía de memoria la guía que publicó Don Balón sobre USA 94 y disfruté como nunca con aquel Mundial que empezaba justo el día en el que me daban las vacaciones y aparcaba los libros con todas las asignaturas aprobadas con buena nota. Mejor, imposible. En Estados Unidos, además, vería en acción a jugadores del Real Madrid como Hierro, Luis Enrique o Alkorta, a los recién fichados Fernando Redondo y Santiago Cañizares, y a ex madridistas a los que recordaba con cariño como Hugo Sánchez, Ricardo Rocha y, sobre todo, mi admirado Gheorghe Hagi.
Pero el de Estados Unidos fue un Mundial en el que hubo un montón de nombres propios: Romario, Bebeto, Baggio, Salenko... El último Mundial de Maradona y la celebración de su gol frente Grecia acercándose a la cámara de televisión, su posterior dopaje, la celebración de Bebeto acunando a un bebé, el estreno de las nuevas camillas motorizadas para retirar a los lesionados, la mascota Striker, el récord del camerunés Roger Milla marcando un gol a los 42 años, el golazo de Hagi a Colombia, las concentraciones de Bulgaria, el fútbol de Bergkamp, los goles de Klinsmann, los partidos a las tantas de la madrugada, el buen papel de los anfitriones pese a tratarse de un país sin tradición futbolística, las pintas de Alexi Lalas, la actuación de equipos como Rumanía o Suecia, las fotografías de los jugadores suecos en los cromos del álbum de Panini, las camisetas del guardameta mexicano Jorge Campos, los dorsales con nombres personalizados en las espaldas de los jugadores... ¿Por parte de España? Las broncas con Clemente y la guerra de medios que había alrededor de nuestra Selección, las perillas que lucieron varios de nuestros jugadores, los comentarios en TVE de José Ángel de la Casa, Míchel y José Luis Garci... Y, cómo no, el partido de cuartos frente a Italia, el gol fallado por Salinas y el inolvidable tabique de Luis Enrique sangrando tras el codazo de Tassotti. Imágenes que han quedado imborrables en nuestra memoria de un Mundial que recordamos con nostalgia y del que ahora se cumplen 25 años...
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