domingo, 30 de diciembre de 2018

LA ECLOSIÓN DE ALFONSO

El canterano, considerado sucesor natural de Butragueño, vivió sus mejores días como madridista hace ahora 25 años

La temporada 1993-94 fue bastante convulsa para el Real Madrid. Fue una temporada bastante complicada y con bastantes sinsabores. Nos pasó de todo, la verdad... Pero también hubo buenos momentos y cosas que celebrar. Una de ellas, por ejemplo, fue la explosión de una de nuestras promesas, Alfonso, que se convirtió en uno de los jugadores más en forma del fútbol español confirmando todas las expectivas que le rodeaban desde que formaba parte de la cantera en la antigua Ciudad Deportiva.

Alfonso Pérez Muñoz nació en la localidad de Getafe el 26 de septiembre de 1972. Ingresó en las categorías inferiores del Real Madrid y fue escalando peldaños. Debutó con el primer equipo jugando de titular frente al Zaragoza el 24 de febrero de 1991, en un encuentro que finalizó 2-0 a favor de los blancos. Don Alfredo Di Stéfano fue el técnico que le dio la alternativa en la máxima categoría, igual que hizo siete años antes con Emilio Butragueño. Curioso dato puesto que desde antes de que asomara la cabeza con el primer equipo ya se hablaba de Alfonso como el sucesor natural de Butragueño. Y lo cierto es que había motivos para la comparación. En total, aquella temporada 1990-91 el canterano disputó 10 partidos oficiales.

Alfonso ascendió definitivamente a la primera plantilla del Real Madrid en la temporada 1991-92. Aún tenía 18 años aquel verano en el que entrenó a las órdenes de Radomir Antic. Butragueño tenía 28 y acababa de ser Pichichi de la Liga española. Era titular indiscutible en el equipo blanco, así que Alfonso no lo tendría fácil para jugar. Pero era toda una oportunidad entrenar junto a Butragueño y disponer de minutos con el Real Madrid. Aquella temporada ejerció de revulsivo. Disputó 26 partidos oficiales y marcó 5 goles, sus primeros tantos con la camiseta merengue. En la siguiente campaña, temporada 1992-93, el getafense volvió a ejercer de revulsivo en el ataque del equipo de Benito Floro. Alfonso, que en verano se había colgado la Medalla de Oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona, jugó en aquel ejercicio 39 partidos oficiales y marcó 6 goles. Curiosamente consiguió anotar en las tres competiciones en las que participó el Real Madrid, Liga, Copa del Rey y Copa de la UEFA. Además, en ausencia de Zamorano, jugó de titular en el último partido de aquella temporada, la Final de la Copa del Rey.

La temporada 1993-94

A punto de cumplir 21 años nuestro protagonista ya no era una promesa, era toda una realidad. Afrontaba su cuarta campaña como madridista, la tercera como integrante de la primera plantilla del Real Madrid. Ya era Internacional con la Selección y el siguiente paso era el de acceder a la titularidad en el Real Madrid. No ejercer de revulsivo partiendo del banquillo, no, jugar de titular. De hecho muchas voces clamaban ya por darle mayor protagonismo al joven canterano. Emilio Butragueño acababa de cumplir 30 años y empezaba a mostrar signos de que sus mejores días habían pasado.

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