lunes, 15 de junio de 2015

EL HOMENAJE A BUTRAGUEÑO

Se cumplen veinte años del partido con el que se rindió tributo al Buitre

El 15 de junio de 1995 era jueves y yo andaba agobiado con los exámenes. Pero a la noche hice una pausa en los estudios para ver el partido homenaje que se organizó para rendir tributo a uno de los grandes de nuestra historia. Emilio Butragueño Santos dejaba el Madrid. Y se despedía de su público del Santiago Bernabéu a lo grande, con un partido homenaje en el que pudo sentir el cariño y el aprecio del público para el que jugó durante las doce temporadas que permaneció en el primer equipo blanco.

El Real Madrid y la Roma fueron los dos equipos que se enfrentaron tal día como hoy de hace veinte años en un encuentro en el que ganaron los blancos 4-0. Butragueño, protagonista absoluto de aquella noche, participó en las cuatro dianas dando tres pases de gol y anotando el último gol desde el punto de penalti.

Para la cita el equipo se 'reforzó' con dos ilustres de lujo. Hugo Sánchez, por expreso deseo de Butragueño, volvió a enfundarse la camiseta blanca para jugar junto al futbolista con el que mejor se entendió en la delantera de aquel mítico Madrid de los ochenta. Y otro grande de aquella época también fue repescado para el homenaje: Rafael Gordillo. El de Almendralejo, que apuraba su segunda etapa como jugador del Betis, también volvió a ponerse la elástica blanca para rememorar viejos tiempos. En el once inicial de aquel partido coincidieron, por tanto, varios de los integrantes de aquel equipo que había enamorado a los madridistas encadenando cinco títulos de Liga: Buyo, Chendo, Sanchís, Martín Vázquez, los citados Hugo y Gordillo y el homenajeado Butragueño. Lástima que Míchel aún no estuviese recuperado del todo de su grave lesión. 

Desde que saltó al terreno de juego para calentar, el público se volcó con un Butragueño que había jugado su último encuentro oficial con el Madrid el 22 de enero de 1995, en la decimoctava jornada de Liga, en un encuentro que se ganó 4-0 frente al Celta de Vigo. Su último gol como profesional blanco lo había anotado el 9 de octubre de 1994 frente al Racing de Santander. Durante los últimos meses de la competición había dejado de jugar. Fue su amigo Jorge Valdano, con el que había coincidido como jugador, el que tomó la dolorosa decisión de dejar de contar con el Buitre. El argentino había hecho debutar a Raúl, un joven de 17 años que llegó para quedarse y hacer carrera en el equipo. Ley de vida. Le tocaba echarse a un lado al jugador que una década antes desplazó de la titularidad a otros mitos como Santillana o Juanito.

El partido

El encuentro, pitado por el colegiado asturiano Díaz Vega, arrancó tras el saque de honor efectuado por el padre de Emilio, madridista que siguió con orgullo la carrera de su hijo en el Real Madrid. Aquel día estuvieron presentes en el Bernabéu amigos y compañeros de equipo del Buitre, que invitó a los entrenadores que le habían dirigido a lo largo de su carrera. No faltaron a la cita numerosos ex compañeros de vestuario que quisieron honrar con su presencia a uno de los jugadores más importantes que han pasado por el Madrid. Del partido, obviamente, no hubo mucho que destacar futbolísticamente hablando. Se jugó en un clima festivo en el que el público jaleó cada acción de Butragueño, al que se le agasajó con todo tipo de cánticos de apoyo y cuyo nombre fue coreado a pleno pulmón por los espectadores presentes.

Abrió el marcador Luis Enrique a pase de Butragueño en el minuto 20. Pero lo que realmente me emocionó fue el segundo gol. Pase del Buitre al centro del área para que Hugo Sánchez anotara a placer el segundo de la noche. ¿Cuántas veces había visto yo aquella jugada de niño? Cuántos goles le había dado Emilio al mexicano... En realidad, era justo que en un día tan emotivo los dos jugadores repitieran los roles que les llevaron a formar aquella dupla de ataque letal. Aquel gol sí que fue todo un homenaje a la época de las cinco Ligas. ¡Con voltereta de celebración, por supuesto! En el minuto 37 Gordillo y Hugo Sánchez se retiraron del terreno de juego y antes de abandonar el césped su fundieron en un emotivo abrazo con Butragueño, el único futbolista del equipo que jugó los noventa minutos. En la segunda parte siguió el carrusel de cambios y el Madrid amplió el marcador con el 3-0 obra de Rafa Alkorta. El bilbaíno subió con el balón e hizo una pared con Butragueño, que le devolvió el esférico mientras el central avanzaba y se quedaba solo delante del guardameta visitante. El defensa vasco recortó ante el guardameta a la altura del punto de penalti y, aunque escorado, quedó en disposición de lanzar a puerta vacía para anotar el tercero de la noche. Era el minuto 77. Tres goles y en los tres había participado el homenajeado. Pero claro, yo lo que quería era que el Buitre marcase su gol. El cronómetro corría y recuerdo que yo esperaba ansioso que el 'siete' tuviese su oportunidad. ¿La tendría?

Fin de fiesta

Pues sí. Sí que la tuvo. En el minuto 89 llegó la ocasión... pero iba a ser desde el punto de penalti, algo que me puso muy nervioso. ¿Por qué? ¡Porque tenía miedo de que lo fallara! La noche estaba siendo tan memorable que me hubiese disgustado mucho que el último recuerdo de aquel partido fuese el de Butragueño fallando un gol. Pero el público, como no podía ser de otro modo, pidió al unísono que fuese el Buitre el que ejecutase la pena máxima. Qué nervios pasé durante aquellos segundos... Butragueño cogió carrerilla y lanzó ajustado al palo derecho. El guardameta Lorieri se tiró bien, pero no llegó a detener el disparo y el balón entró como una exhalación. ¡Menos mal! Suspiré mientras levantaba los brazos para celebrar el gol de uno de mis grandes ídolos de infancia. Noche perfecta coronada con un gol de Emilio. Mejor, imposible. La celebración del gol pasó a la historia. Todos sus compañeros corrieron a celebrarlo con él. Amavisca y Dubovsky, los primeros en llegar junto a él, le elevaron a hombros junto a la grada, de cara al público, para que Butragueño celebrase aquel último gol con la gente. Emilio, siempre tan discreto, enseguida pidió a sus compañeros que le bajaran al suelo. La verdad es que Emilio nunca fue demasiado efusivo en las celebraciones. Pero es que aquella era su noche...

Nada más acabar el encuentro, los focos se centraron en el gran protagonista. Y esto no es una metáfora. Fue así literalmente. El Santiago Bernabéu se quedó a oscuras, con las luces apagadas. Dos fotografías de Butragueño fueron proyectadas sobre el césped mientras la gente coreaba y ovacionaba a Emilio. A continuación, una estrella luminosa enfocó a Butragueño, que dio la vuelta al campo. Continuamente hacía gestos al resto de jugadores para que le acompañaran. Pero ellos, con buen criterio, iban por detrás, guardando la distancia, para ceder todo protagonismo al homenajeado. Finalmente, Butragueño fue manteado dejando otra de las inolvidables escenas del homenaje.

Aún conservo la grabación con la emisión original a través de TVE de aquel partido. Recuerdo con mucho cariño aquella noche de junio de 1995. Se marchaba alguien que había formado parte de mi infancia y me sentía triste. Pero, al mismo tiempo, sentía alegría por el homenaje que se le tributaba y por verle salir de aquella manera. Por la puerta grande. Nacía un mito. Y fue tal día como hoy de hace justo veinte años

REAL MADRID: Buyo (Cañizares, 45'), Chendo (Quique, 45'), Gordillo (Lasa, 37'), Hierro (Nando, 45'), Sanchis (Alkorta, 45'), Redondo (Milla, 45'), Luis Enrique (Alfonso, 45'), M. Vázquez  (Dubovsky, 45'), Hugo Sánchez [(Raúl, 37', Amavisca, 66')],  Laudrup (Sandro 45') y Butragueño. 

AS ROMA: Lorieri, Aldair (Cappioli, 33'), Lanna  (Annoni, 82'), Statuto  (Benedetti, 66'), Petruzzi (Colonnese, 75'), Carboni (Borsa, 85'),  Moriero, Piacentini, Giannini, Totti y Fonseca.

GOLES
1-0 min. 20 Luis Enrique
2-0 min. 29 Hugo Sánchez
3-0 min. 77 Alkorta
4-0 min. 89 Butragueño (penalti)

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