Hace doce años, el Real Madrid también se adjudicó los tres títulos internacionales
La reciente consecución del Mundial de Clubes por parte del Real Madrid ha supuesto la culminación de un grandísimo año para las vitrinas de la entidad. En este 2014 que ahora estamos finalizando, hemos ganado la Champions League, la Supercopa de Europa y el citado Mundial. Afortunadamente, no es la primera vez que conseguimos reunir estos tres trofeos. En el año 2002, el del Centenario del Club, también conseguimos imponernos en las tres competiciones.
El 15 de mayo de 2002, el Real Madrid se impuso 2-1 al Bayer Leverkusen en la Final de la Champions League. El encuentro, celebrado en el Hampdem Park de Glasgow, será siempre recordado por la impresionante volea de Zinedine Zidane en las postrimerías del primer tiempo. Sin ninguna duda, es el mejor gol que he visto tanto por la belleza de su factura como por la importancia que tuvo en el desenlace del encuentro.
Raúl había adelantado al Real Madrid en el marcador en el minuto 8 pero, poco antes de alcanzarse el cuarto de hora, los germanos lograron establecer el empate con un tanto de Lucio. Y justo antes de alcanzarse el ecuador de la contienda, llegó aquel glorioso gol que ninguno de los madridistas que lo vivimos, en vivo, por radio o por televisión, olvidaremos nunca. Balón de Solari a Roberto Carlos por la izquierda. El lateral, presionado por un rival, lanza un envío por lo alto en forma de globo. El balón cae del cielo y Zidane firma una auténtica genialidad. Volea según le viene. Sin dejar botar el balón, y a la primera, el francés suelta un latigazo metiendo el balón por toda la escuadra. ¡Vaya golazo! Me emociono cada vez que lo recuerdo.
Nos marchamos al descanso con ventaja en el marcador. Un 2-1 que no se movió en el segundo tiempo en parte gracias a las paradas finales de Iker Casillas, que tuvo que saltar al terreno de juego en sustitución de César, que no pudo concluir el encuentro por una lesión. El Real Madrid era Campeón de Europa, otra vez. ¡La Novena era nuestra!
Supercopa de Europa
La consecución de la Champions permitía al Real Madrid disputar, por tercera vez, la Supercopa de Europa, que aún no se había logrado ganar. Lástima que este trofeo se disputase por primera vez en el año 1973. Si Don Alfredo, Puskas, Gento y compañía la hubiesen disputado en los tiempos en los que el Real Madrid dominaba la Copa de Europa con mano de hierro, seguro que hubiésemos acumulado ya más de una y más de dos.
Tras perder las finales de 1998 frente al Chelsea y 2000 frente al Galatasaray, el Real Madrid se enfrentó al Feyenoord holandés. Fue el viernes 30 de agosto de 2002 en el Stade Louis II de Mónaco. Aquel día, el Real Madrid vencía 3-1 en un partido que controlamos en todo momento. Aunque, después de las dos decepciones que había vivido el equipo, las confianzas sobraban.
En el minuto 14 de partido, tras una larga jugada en la que toca el balón casi medio equipo blanco, Roberto Carlos se introduce como un tiro en el área y recibe un balón de Esteban Cambiasso y el brasileño lanza por bajo un pase que un holandés desvía a su propia portería. Esos goles también valen. 1-0 para el Real Madrid, que poco después, en el minuto 21, anotaba el segundo gol del partido. De nuevo Roberto Carlos de protagonista, aunque esta vez sin colaboración del rival. Jugada de toque y triangulaciones de los jugadores blancos y el lateral brasileño, con su pierna izquierda, por supuesto, anota un bonito gol para encarrilar el encuentro.
En el segundo tiempo, el Feyenoord recortó diferencias con un magistral lanzamiento de falta por la escuadra. El 2-1, sin embargo, le duró muy poco a los holandeses. Cuatro minutos después, el Madrid volvía a perforar la portería de su contrincante. Esta vez, el gol llegó por banda derecha en un centro de Luis Figo y un remate de cabeza de Guti. El canterano madridista establecía así el 3-1 con el que concluiría el choque y el Real Madrid se adjudicaba, por primera vez en su historia, la Supercopa de Europa.
Copa Intercontinental
El triunfo en la Supercopa de Europa suponía el pistoletazo de salida a la temporada oficial 2002-03. El mismo día en el que el Madrid se adjudicaba el trofeo, el club seguía trabajando para atar la contratación de Ronaldo. El brasileño, se entiende. Ronaldo Nazario. Hago este apunte porque el ariete, procedente del Inter de Milan, fue la estrella del encuentro que sirvió para que el Real Madrid sumase su tercer título internacional del año 2002. La Copa Intercontinental.
Hace doce años, este trofeo aún se disputaba en tierras japonesas. Estos partidos celebrados en el lejano oriente hacían que tocara ver fútbol en horarios... más que poco habituales.
El Real Madrid se enfrentó al Club Olimpia de Asunción, Paraguay, el 3 de diciembre de 2002. En el minuto 14, Ronaldo, que jugó un gran encuentro aquel día, marcó el 1-0 para el Madrid. El equipo de Vicente Del Bosque era técnicamente muy superior a su rival y gozó de ocasiones suficientes para haber cosechado un marcador más holgado a su favor. Sin embargo, llegamos a la recta final con aquel 1-0. El Olimpia le puso mucho corazón al envite, aunque no parecía muy fino en los metros finales.
Para cerrar cualquier atisbo de duda, a cinco minutos del final llegó la sentencia con el 2-0. Volvió a marcar Guti en una final. El número 14 del Real Madrid, que no llegó a jugar ninguna de las tres finales de la Champions League que el Madrid disputó estando él en la plantilla, dejó su nombre en las tablas de goleadores de los otros dos títulos internacionales del 2002. Marcó en la Supercopa de Europa y en la Copa Intercontinental.
De aquel partido de diciembre de 2002, un recuerdo que tengo grabado en la memoria es el del sonido del público japonés del Estadio Yokohama de Tokio cada vez que los jugadores del Real Madrid realizaban alguna acción espectacular con el balón.
No olvidaré nunca una jugada, en concreto, en la que Zidane controló una pelota de la forma que sólo él hacía. Se trataba de un balón aéreo que caía en barrena del cielo. El francés, en medio del campo, no dejó ni que botara. Elevó la pierna y amortiguó la caída del esférico como si lo estuviera recogiendo con un guante de seda. Un control maravilloso. El "ooooooooooooh" de los espectadores fue nítidamente captado por los micrófonos ambiente de la retransmisión televisiva. Acciones como aquella convertían en una delicia poder ver jugar al fútbol a Zinedine Zidane.
Sí. Fue un gran año el 2002. Celebrar el Centenario del Club ganando los tres títulos internacionales resultó ser una gran satisfacción. Fue la primera vez que el Real Madrid lograba sumar en un mismo año estos tres trofeos, lo que entonces se denominó la Triple Corona, término que en realidad procedía de otras modalidades deportivas como la hípica.
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