Muchos entrenadores y poca paciencia
Observaba el listado que recogí ayer aquí en 'Historias del Real Madrid' con los nombres de los entrenadores que han pasado por el primer equipo blanco durante las tres últimas décadas y la palabra que a uno le viene a la cabeza es 'inestabilidad'. Demasiados entrenadores y ciclos muy cortos. Demasiados proyectos echados abajo en poco tiempo.
Desde que Luis Molowny decidió dejar de entrenar para pasar a la dirección técnica del club al término de la campaña 1985-86, es decir, en los últimos treinta años, el máximo tiempo que ha permanecido un entrenador en el Real Madrid de manera continua ha sido de tres temporadas. Tres años.
Bueno, en realidad tres años y medio. Vicente Del Bosque tomó el relevo del cesado John Toshack en noviembre de 1999 y concluyó la temporada ganando la Champions League. Después, siguió en el cargo y logró encadenar tres temporadas consecutivas hasta que expiró su contrato, al término de la campaña 2002-03. En lo que, personalmente, considero un grave error, el Real Madrid no renovó el contrato del técnico salmantino y volvimos a caer en lo que ha venido siendo una seña de identidad en el club desde hace demasiado tiempo. La falta de estabilidad en la dirección técnica del equipo.
Pero, vayamos por orden. Volvamos a 1986, año en el que, tras ganar la Liga y la Copa de la UEFA, Luis Molowny decide por decisión personal dejar de entrenar. Pasa a ser secretario técnico del club y su relevo en el banquillo es Leo Beenhakker. El holandés fue el primero en encadenar tres temporadas consecutivas al frente del equipo. Una época que recuerdo con mucho cariño y en la que siempre fuimos campeones de Liga. En la campaña 1988-89 ganamos todas las competiciones que disputamos a excepción de la Copa de Europa, torneo en el que caímos en semifinales. Tres semifinales consecutivas de Copa de Europa jugamos con Beenhakker. Siempre faltó el último paso. El último paso para la gloria...
Los madridistas estaban tan obsesionados con la Copa de Europa que quizás se perdió la calma y la cordura. Leo Beenhakker se marchó del Real Madrid en el verano de 1989 ganando Liga, Copa y Supercopa. Lo recordaba el verano pasado aquí en 'Historias del Real Madrid'. Ya ha pasado más de un cuarto de siglo... y no hemos vuelto a ver un triplete como aquel.
¿Por qué cambiamos de entrenador? ¿Por qué no se siguió apostando por un técnico que conocía ya al dedillo el club, la plantilla, los jugadores?
Quizás se murió de éxito.
Tras Beenhakker llegó John Benjamin Toshack, en su primera etapa. La campaña 1989-90. Toshack llegaba con la vitola de hombre 'látigo'. Un entrenador duro que debía meter en cintura a los jugadores. Un sargento. El objetivo era conseguir lo que no había conseguido Beenhakker en tres años. La Copa de Europa.
Pero, mira por donde, resulta que Toshack tampoco ganó la Copa de Europa. Ni siquiera llegamos a semifinales. Por aquella época, no había liguillas, ni fases de grupos como ahora... Sorteo puro y duro y eliminatorias a cara o cruz. Y a nosotros, aquella temporada 1989-90, nos tocó el Gordo de Navidad... en octubre. El Milan, otra vez. Pero ahora, en octavos de final. Perdimos 2-0 en Italia y ganamos a nuestros verdugos 1-0 en el Santiago Bernabéu. No bastó. Quedamos fuera.
Al menos, con Toshack siguió nuestro reinado liguero en España. Esta vez, además, con récord de goles incluido. 107 goles que tardaron 22 años en superarse. Pero no ganamos la Copa de Europa. ¿Para qué habíamos cambiado de entrenador, entonces?
En la segunda temporada de Toshack, ya metidos de lleno en los noventa, iniciamos una década en la que el banquillo del entrenador del Real Madrid parecía una puñetera silla eléctrica que se iba llevando por delante a quien se posara en ella.
Hace unos días relataba lo que pasó con Radomir Antic. Sí, al técnico al que se le cesó porque el equipo "no daba espectáculo". Al yugoslavo le sustituyó Leo Beenhakker, que hizo bueno el refrán cinematográfico ese que asevera que "nunca segundas partes fueron buenas".
Temporada y media
Año y medio. Es el máximo tiempo que llegó a disfrutar un entrenador al frente del Real Madrid en la década de los noventa. Los 'afortunados', por decirlo de alguna manera, fueron Benito Floro y Jorge Valdano. Ambos respondieron a las exigencias de éxito inmediato que pesan sobre las cabezas de los técnicos que se visten con el chándal del conjunto blanco. Floro, con todo en contra, logró ganar la Copa del Rey y estuvo a punto de ganar la Liga en su primera campaña. A la segunda, acabó en la calle utilizándose como excusa el incidente de la bronca en Lleida. Era la temporada 1993-94. Le sustituyó Vicente Del Bosque hasta finalizarse el ejercicio.
Jorge Valdano ganó la Liga en su primer año al frente del equipo. Pero, en el segundo, los resultados fueron adversos y también fue destituido. Vicente Del Bosque, de manera testimonial, le sustituyó un partido en el banquillo mientras el club se hacía con un sustituto para el argentino. Arsenio Iglesias, que se había retirado al término de la temporada 1994-95 tras hacer grande al Deportivo. Tras recibir la llamada del Real Madrid, aparcó su jubilación durante unos meses... para vivir un calvario. Francamente, la temporada 1995-96 fue horrible. Una pesadilla.
Un año aguantaron dos técnicos de categoría posteriormente. En el caso de Fabio Capello, que ganó una Liga en su primera temporada con nosotros, hay que decir que fue el propio técnico italiano quien decidió no seguir en el club al concluir la temporada 1996-97.
Jupp Heynckes aún no sé cómo acabó la temporada 1997-98 sin ser destituido. Lo que sufrió ese hombre en el banquillo del Madrid tuvo que ser indescriptible. La presión mediática que hubo ese año fue terrible. Los resultados en Liga, que no fueron muy buenos, tampoco ayudaron en nada, está claro. Dados los antecedentes que habíamos visto aquellos años en el Madrid, recuerdo que yo estaba convencido de que Lorenzo Sanz se lo cargaba una semana u otra. Pero no. Fuese cual fuese el motivo, el técnico germano acabó la temporada... ¡y ganó la Séptima! La Champions League más recordada por los madridistas.
¿Casualidad que se ganase sin haber echado al entrenador a mitad de temporada?
Pero aquello fue una excepción. Después, volvimos a las andadas echando entrenadores a las primeras de cambio en cuanto se torcían las cosas un poco. Guus Hiddink no acabó la temporada 1998-99. Le sustituyó John Benjamin Toshack, al que habíamos cesado ocho años antes. La segunda etapa de Toshack tampoco acabó bien. Destituido mediada la temporada 1999-00. Bueno, mediada, mediada... Como ya he apuntado antes, Vicente Del Bosque le relevó en noviembre de 1999.
Del Bosque protagonizó uno de los pocos casos, el único, mejor dicho, en el que el cambio de inquilino en el banquillo salió bien. El de Salamanca ganó la Octava Copa de Europa.
Y Del Bosque, inició, además, el segundo periodo de relativa calma que se ha vivido en el banquillo del Real Madrid durante los últimos treinta años. Tres temporadas completas consecutivas logró encadenar. Tres años en los que fuimos campeones de Liga dos veces, ganamos otra Champions League, otra Intercontinental, la Supercopa de Europa, dos Supercopas de España...
Pero todos aquellos éxitos no sirvieron para seguir en el Madrid. En lo que, sin duda, fue otra de las grandes meteduras de pata de nuestros dirigentes, se decidió cambiar de entrenador. Del Bosque acabó contrato y no fue renovado. Con lo que nos había costado encontrar a alguien capaz de aguantar en el banquillo... Y encima de la casa.
Quizás se murió de éxito.
Como cuando se prescindió de Beenhakker en 1989.
Así que, en la campaña 2003-04 volvimos a las andadas. Carlos Queiroz, el sustituto de Vicente Del Bosque, duró un año. Lo de la temporada 2004-05 fue peor. Camacho dimitió tras su tercer partido. Su recambio, Mariano García Remón, tampoco acabó la temporada. Vanderlei Luxemburgo llegó para apagar el fuego. Y empezó la siguiente temporada 2005-06. Luxemburgo no tenía experiencia en Europa. Y aquello pesó mucho entre sus detractores. Aún no entiendo por qué se le recibió tan mal y el por qué de aquellas críticas tan duras que recibió por parte de la prensa. Hubo ocasiones en las que, directamente, se le trataba de ridiculizar.
A Luxemburgo se le echó... después de un partido en el que se ganó. No se me olvida. Ganamos 1-0 al Getafe con gol de Ronaldo (Nazario). Pero aquel día hubo pitos. El juego no gustaba. Y es que, como supe desde lo de Antic, ganar no es suficiente. Hay que dar "espectáculo".
A Luxemburgo le sustituyó el entrenador del filial, Juan Ramón López Caro. Títulos no hubo aquella temporada 2005-06. Y es que, por muchos cambios que se hagan en el banquillo, al final, los que meten los goles son los que están sobre el verde del césped.
Otra segunda ocasión
De cara a la campaña 2006-07 y de la mano del recién elegido en las urnas Ramón Calderón volvió un viejo conocido. Diez años después, Fabio Capello volvía a dirigir al Real Madrid. Lo hizo en medio de un clima de presión tremendo. Llevábamos dos años sin ganar ningún título. Y eso, en algunos sectores de la prensa, parecía algo inconcebible y vergonzoso. Como si hubiera que disolver a la entidad... Madre mía...
Con Capello volvimos a ganar la Liga, realizando una gran remontada en la clasificación en el tramo final de campaña. Pero no. Aquello no servía. Las críticas contra Capello, que tenía el sambenito de "entrenador defensivo", eran tremendas. Recuerdo que en el programa 'El Rondo' de TVE, los palos que le caían a Fabio Capello semana tras semana eran tremendos. Algunos periodistas como Paco García Caridad pedían a gritos, literalmente, la destitución de Capello. Jornada tras jornada. De nuevo, una vez más, yo asistía atónito como aficionado y espectador a la difusión de la máxima de que lo más importante era "el espectáculo" y "jugar bien".
Hago especial hincapié en el asunto de los periodistas y la presión mediática porque, tras ganar la Liga... a Fabio Capello se le echa. Otro cese más. Otro más. Un año en el banquillo y... largo. La presión surtió efecto. Al contrario que en 1997, en 2007 Capello quería seguir entrenando al Real Madrid. Pero la presión fue tan brutal... que una vez más cambiamos de entrenador.
Bernd Schuster, ex jugador del Real Madrid entre 1988 y 1990, se encargó de darle el relevo a Capello de cara a la temporada 2007-08.
Bueno. Sobre Schuster me gustaría recordar una cosa... Se llegó a especular su destitución... ¡en pretemporada! Sí. En pretemporada. Sin llegar a empezar la Liga. Los partidos de preparación de aquel verano de 2007 no salieron todo lo bien que se esperaban y hubo varios tropiezos. Pese a no haber empezado la competición oficial, se llegó a rumorear en los periódicos que Schuster quizás no era el técnico idóneo para el Madrid. Me acuerdo de que yo llegué a temer realmente que se cargasen a Schuster antes de empezar el fútbol 'de verdad'.
Afortunadamente, todo se quedó en eso. Rumores. Rumores típicos de la temporada estival. Con el inicio de la Liga, el equipo carburó y en su primera campaña con el alemán en el banquillo el Real Madrid volvió a ganar la Liga.
Schuster inició su segunda campaña en el Madrid ganando la Supercopa. Pero cuando en Liga las cosas empezaron a torcerse un poco... ¿Qué decisión se tomó? ¡Bingo! Destitución. ¿Paciencia? ¿Qué es eso? Otro entrenador más. Juande Ramos.
Estamos en el año 2009. Florentino Pérez regresa a la presidencia del Real Madrid y con él vuelve Jorge Valdano a los despachos. Empezamos otra vez de cero. Nuevos fichajes y nuevo técnico. Esta vez, el elegido es un entrenador que encaja en el perfil de técnico ofensivo y abanderado del juego 'bonito'. Manuel Pellegrini llegaba respaldado por sus buenos años al frente del Villarreal.
A mí, francamente, a estas alturas, ya me daba igual lo de las etiquetas de 'fútbol ofensivo' y 'fútbol defensivo'. Me daba igual. Lo único que quería era estabilidad. Apostar por un entrenador y seguir con él hasta el final. Iniciar un ciclo. Algo que se prolongase durante varias temporadas... Pero no. Tampoco. Esta vez tampoco. Un año estuvo el chileno con nosotros. Críticas feroces, tropiezos y eliminaciones deportivas se llevaron por delante al míster... una vez más.
Mourinho, tres años
En las tres décadas que llevo siguiendo al Real Madrid (bueno, ya un poco más de tres décadas, cómo pasa el tiempo de rápido...), Jose Mourinho es el tercer entrenador que más tiempo ha logrado estar en el banquillo del equipo. Tres temporadas. Tampoco es que sean muchas, pero visto lo visto, es lo que podemos ofrecer.
¡Y pensar que Don Miguel Muñoz llegó a estar catorce temporadas consecutivas dirigiendo al Real Madrid!
Mourinho dirigió al Madrid las temporadas 2010-11, 2011-12 y 2012-13. Coincidió en el tiempo con los mejores años de nuestro gran rival, el Barcelona, pero aún así, logró aguantar el tipo y sumar títulos a las vitrinas del Club. Sus enfrentamientos con la prensa y con algunos de los cabecillas del vestuario, sin embargo, derivaron en un clima de tensión que le acabó costando el puesto. Al menos, logró acabar tres años consecutivos.
Desde 2013, Carlo Ancelotti es nuestro entrenador. En poco más de año y medio ya nos ha dado cuatro títulos. Incluyendo la Décima Copa de Europa.
Sin embargo, y como escribía aquí hace pocos días, ahora que las cosas van mal, vuelve a aparecer en el horizonte la posibilidad de llevarnos por delante al entrenador. Otra vez. Me imagino cómo va a acabar esta historia. Sí. Porque esta película creo que la he visto ya demasiadas veces. Y sé cómo acaba. Llevamos treinta años viendo cómo acaba esto.
Sólo espero que, por lo menos, le dejen acabar la temporada al italiano. Personalmente, creo que se lo ha ganado.
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