Se cumplen 30 años de la goleada que recibió el Real Madrid en San Siro
El 19 de abril de 1989 es una de las fechas negras en la Historia del Real Madrid. Aquella noche el equipo blanco, jugando de azul, encajó una de sus derrotas más dolorosas que le dejaba en la cuneta, un año más, en su camino para conquistar la Copa de Europa. Por tercer año consecutivo el conjunto de Leo Beenhakker se quedaba fuera a un paso de la gran final.
Aquel miércoles el Real Madrid afrontaba el partido de vuelta de las semifinales por detrás en la eliminatoria. Un par de semanas antes el resultado de la ida había sido 1-1, lo que ponía a los italianos por delante gracias al valor doble del gol de Van Basten en el Santiago Bernabéu. El encuentro fue considerado como una especie de Final anticipada en la que se enfrentaban los dos mejores equipos de Europa en aquellos momentos. El Real Madrid tenía un equipazo y había merecido aquella Copa de Europa que se le escapó unos meses antes en Eindhoven. El Milán, por su parte, había formado otro auténtico equipazo que causaría sensación y que llevaría a los transalpinos a convertirse en todo un referente a finales de los ochenta y principios de los noventa, primero con Arrigo Sacchi en el banquillo y luego con Fabio Capello. Baresi, Maldini, Rijkaard, Gullit, Van Basten...
Tenían un equipazo y punto. Y aquello se constató en aquel partido de vuelta con el Real Madrid. Nos pasaron por encima. Fue una de esas derrotas de las que no se puede decir absolutamente nada. Fueron mejores y lo demostraron, un partido de los que cuando se acaba sólo queda felicitar al contrario, darte la vuelta y a otra cosa... Se adelantaron los Rossoneri a los dieciocho minutos con un disparo lejano de Carlo Ancelotti que superó por alto a Buyo. En el minuto 25 Rijkaard, de cabeza tras un centro desde la derecha, marcaba el segundo. Ya en el descuento del primer tiempo otro cabezazo, esta vez de Gullit, suponía el 3-0 con el que el Milán se marchaba al descanso. El Madrid lo tenía negro, necesitaba marcar tres goles en la segunda parte si quería seguir adelante en la competición. Y, la verdad, no daba la sensación de ser factible... Todo lo contrario. Al poco de reanudarse el juego llegó el 4-0 por mediación de Van Basten, que fusiló dentro del área. Aquello era ya imposible. La puntilla la puso Donadoni con un disparo desde el vértice del área que se coló pegado al primer palo. Era el 5-0, un marcador que dolió muchísimo.
Sí, un marcador que dolió muchísimo a todos los madridistas... Aunque recuerdo que yo me lo tomé con una deportividad que me cuesta entender ahora, treinta años después. Me dolió ver perder a mi equipo por 5-0, algo a lo que no estaba acostumbrado. De hecho, seguramente era la primera vez en mi vida que veía en directo una derrota del Madrid por tantos goles. Pero daba igual... Era Europa. Esa competición que se jugaba entre semana. A mí lo que me interesaba era la Liga, lo que se jugaba los fines de semana. No entendía por qué los mayores le daban tanta importancia a esos partidos que se jugaban contra equipos extranjeros... Minutos después de terminar el partido, que se retransmitió en directo por el segundo canal de TVE, dentro de aquel espacio contenedor que se llamaba 'Europa en juego', yo ya me había olvidado del naufragio que acababa de contemplar y le pedía a mi padre que cambiara de canal para poner la primera cadena y poder ver el capítulo de 'Canción Triste de Hill Street' que estaba a punto de empezar.
El episodio de 'Hill Street Blues' lo tuve que ver empezado porque mi padre era reacio a cambiar de cadena. Él quería ver el postpartido porque estaba loco de contento. Y creo que fue aquella noche cuando empecé a darme cuenta de la existencia del 'antimadridismo'. El Real Madrid estaba atravesando una época tan buena que muchos nos veían con opciones más que reales de ser Campeones de Europa. Por ese motivo celebraron tanto aquella goleada del Milán que nos dejaba fuera de la Final. Ojo, que se jugaba en el Nou Camp. Quizás de ahí venía la euforia desatada de los aficionados azulgranas como mi padre... Al día siguiente un compañero de colegio, Óscar, se tiró todo el día cantando "Milán, Milán, Milán...". No lo entendía, la verdad... ¿Se había hecho fan de un equipo extranjero? ¿Cuántos partidos había visto del Milán hasta aquel momento?
Es curioso pero, pese al resultado tan adverso de aquella noche, no conservo un recuerdo traumático de aquella derrota. Lo he comentado muchas veces aquí en 'Historias del Real Madrid', para mí no fueron nada traumáticas aquellas derrotas europeas de la Quinta del Buitre en Europa. Ni lo había sido la noche de Eindhoven ni lo fue la de Milán... La clave era que yo, afortunadamente, todavía no era consciente de la importancia que tenía la Copa de Europa. Sobre todo en un Club que llevaba desde 1966 sin levantar el máximo trofeo continental. Años después, cuando ya empecé a entender la magnitud y lo que representa la Copa de Europa, fue cuando comprendí lo que se nos había escapado en Eindhoven en la temporada 1987-88 y por qué a muchos les dolió tanto la derrota con el Milán de la temporada 1988-89.
En la actualidad son muchos los que evocan la goleada 5-0 con el Milán como su peor recuerdo como madridistas. Afortunadamente no es mi caso. Evidentemente entiendo a los que rememoran este capítulo de nuestra Historia con tristeza. Es normal. Era una eliminación europea y además con una goleada contundente. Sin embargo, sigo pensando que todavía fue más duro aquel empate a cero en Eindhoven porque aquella sí que era nuestra Copa de Europa. Aquella era la Copa de Europa de la Quinta del Buitre, la Copa de Europa que merecimos por juego, por el nivel que demostró el equipo y por los rivales que eliminamos. Y se nos escapó de la manera más cruel... Aquel empate a cero fue mucho peor que los cinco goles encajados en San Siro. Aquellos cinco goles dolieron muchísimo, sí. Pero el Milán era un equipazo y lo demostró. Fueron mejores y no hubo nada que hacer. Ellos aprovecharon su oportunidad. A nosotros se nos escapó cuando la tuvimos en las manos la temporada anterior. Fue una pena.
El 5-0 en Milán no me dejó huella. Por eso siempre digo que mi peor recuerdo como madridista es el de la primera Liga que perdimos en Tenerife. Aquello sí que me ha dejado traumatizado. Pero la goleada de San Siro, pese a ser dura, no me dejó tan dolido. La inocencia de ser un crío fue lo que me salvó de llevarme un disgusto terrible aquella noche del 19 de abril de 1989. Hoy, por desgracia, no me lo tomaría igual. Pero por aquellos tiempos yo era feliz viendo al Real Madrid arrasar los fines de semana. Nos habían eliminado de Europa, sí, pero daba igual. ¡Ya lo intentaríamos al año siguiente! Seguramente el Real Madrid volvería a ganar la Liga y estábamos camino de ganar la cuarta seguida... Bendita inocencia y bendita infancia.
MILAN: Galli, Tassotti, Rijkaard, Baresi, Maldini, Colombo (Filippo Galli, 66'), Donadoni, Ancelotti, Costacurta, Gullit (Virdis, 58') y Van Basten.
REAL MADRID: Buyo, Chendo, Gallego, Sanchís, Gordillo, Míchel, Schuster, Martín Vázquez, Paco Llorente, Butragueño y Hugo Sánchez.
GOLES
1-0 min. 18 Ancelotti
2-0 min. 25 Rijkaard
3-0 min. 45 Gullit
4-0 min. 49 Van Basten
5-0 min. 61 Donadoni
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