Se cumplen cinco años de la consecución de la Champions League de la temporada 2013-14
Sábado 24 de mayo de 2014. Una fecha histórica para los aficionados del Real Madrid. Hoy se cumplen cinco años de ese día tan especial. El de la consecución de La Décima, esa Champions League que se hizo tanto de rogar... El cabezazo de Sergio Ramos, la prórroga, el gol de Bale, las celebraciones en Lisboa, la rueda de prensa de Ancelotti, las celebraciones de madrugada en Cibeles...
Me imagino que para los aficionados más jóvenes el gol de Sergio Ramos es el equivalente al gol de Mijatovic para la generación que vivimos La Séptima. Para nosotros, los que ya vamos siendo más mayores, el tanto de Mijatovic será el gol más importante y La Séptima la mayor alegría deportiva de nuestras vidas. Eso será siempre así. Pero tendremos que reconocer que lo de La Décima será también por siempre uno de los momentos más emotivos que habremos vivido como aficionados del Real Madrid. No al nivel de la Champions League 1997-98, pero muy cerca y con sensaciones bastante similares. Grandísima alegría, en cualquier caso. Estos triunfos, estos días tan gloriosos y emotivos, se quedarán ahí para siempre. Los recordaremos hasta el día en el que nos vayamos. Y siempre recordaremos perfectamente dónde los vimos, con quién los vimos y cómo los vivimos. Yo me acuerdo perfectamente de los días previos, del día de la Final, del texto que estaba escribiendo aquí en 'Historias del Real Madrid' unas pocas horas antes de que echara el balón a rodar en Lisboa... Hoy, cinco años después, quiero contar una confidencia. Cómo viví y qué se me pasó por la cabeza durante aquel partido.
Si alguien se ha pasado alguna vez por el blog sabrá que siempre he sido muy pesimista con esto del fútbol. Quedé marcado por el trauma de Tenerife y desarrollé el Síndrome del Transworld Sport. El fútbol es un deporte y tengo grabado a fuego que la derrota es una posibilidad cada vez que el equipo salta al terreno de juego. Teniendo en cuenta esta premisa lo más lógico sería pensar que sufrí horrores durante la Final de Lisboa viendo cómo el reloj corría y el Madrid perdía 0-1 con el Atlético... Pues nada de eso. Todo lo contrario.
No sé por qué pero resulta que esa ha sido una de las Finales que más tranquilo he visto, sin contar la de La Octava, de la que, por cierto, hoy también estamos de aniversario. La verdad es que no lo entiendo porque me pongo siempre muy nervioso con los partidos del Real Madrid. Pero resulta que aquel día no. Aquel día, jugándonos una Copa de Europa con el Atlético de Madrid, resultó que vi el partido con tranquilidad y una fe ciega en la victoria. Puede parecer soberbia y chulería, sí, pero juro que no tenía nada que ver con eso. Simplemente que, no sé por qué, estaba convencido de que aquella Champions League iba a ser para el Real Madrid. Es la única vez que me ha pasado. Es como si hubiese vuelto a ver el fútbol con los ojos de cuando era niño, sin presiones y nervios, simplemente disfrutando del fútbol. El cronómetro avanzaba y yo no dejaba de repetirme por mis adentros un "no vamos a perder, no podemos perder". Así una y otra vez. La primera parte había sido complicada pero en el segundo tiempo el Real Madrid fue de menos a más hasta llegar a dominar con claridad. Perdíamos 0-1 pero yo estaba seguro de que marcaríamos. No sólo eso. Estaba seguro de que marcaríamos y que ganaríamos la Final. Estaba convencido de que el gol del empate acabaría llegando. Pasaban las jugadas y yo me iba diciendo "ahora marcamos, ahora viene el gol". Se acababa el tiempo pero yo seguía igual. "Ahora viene el gol. Ahora marcamos".
Sí que tengo que reconocer que llegué a titubear un poco allá por el minuto 88, más o menos... "Ostras... ¿Vamos a perder la Final? Casi es el minuto 90". Pero automáticamente volví a pensar que no perdíamos la Final. Cuando en el tiempo de prolongación llegaron aquellos dos lanzamientos de saque de esquina yo volvía a estar convencidísimo de que llegaría el gol que forzaría la prórroga. Sacamos el primero, la pelota volvió a acabar en córner y cuando Modric se dispuso a botar de nuevo el esférico yo me decía "ahora, ahora viene el gol. Ahora viene el gol". Y, efectivamente, llegó el gol de Sergio Ramos. Y la locura. Ese gol es Historia. Y tras el gol, ya sí, el convencimiento de que nos llevábamos La Décima era total. El equipo había llegado al tramo final del partido como un cohete y el subidón de moral que supuso forzar la prórroga hacía que aquello no se pudiese escapar. Y así fue. El gol de Bale, el gol de Marcelo, el gol de Cristiano Ronaldo... 4-1. Campeones.
Pero hay otra cosa, otra imagen que no olvidaré jamás de esa Final de la Champions League. Mi hermana no vivió el partido con la misma tranquilidad que yo y cuando Sergio Ramos cabeceó el balón a la red rompió a llorar de emoción y de alegría. Sentir ese momento de felicidad y ver a mi hermana viviendo ese momento con tanta intensidad fue algo increíble. Menudo estallido de felicidad. Qué cosas nos hace vivir el fútbol y el Real Madrid, parece increíble. Esa imagen de las lágrimas de mi hermana me acompañará siempre como uno de los momentos más emotivos y bonitos que he vivido como seguidor del Real Madrid. Aquello era alegría. No olvidaré nunca ese sábado 24 de mayo de 2014. Cinco años ya...
Siempre tendre en la memoria ese gol, estaba en la oficina y tuve ke parar para ver con un sufrimiento intenso como se nos iba la copa, pero cuando ramos marco ese cabezaso imperial, simplemente me desplome en el piso como un niño, llorando de felicidad y diciendome a mi mismo que jamas hay que darse por vencido en la vida, que sergio ramos me demostro ke vale la pena luchar hasta el ultimo suspiro, eso me cambio la vida , mi manera de pensar, gracias a sergio ramos levanto de una crisis personal donde yo estaba al limite y darme por vencido . talvez no pueda leer esto sergio ramos, pero gracias Capitan Europa!!!!
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