Se cumple un cuarto de siglo del debut de Vicente Del Bosque en el banquillo del Real Madrid
Seis días después de la derrota en Lleida y de la famosa bronca de Benito Floro, el Real Madrid se enfrentaba al Rayo Vallecano como local. Aunque lo hacía, por circunstancias, en el Vicente Calderón. Allí sería donde se estrenaría Vicente Del Bosque como entrenador de Primera División. Floro fue destituido el lunes 7 de marzo y su sustituto al frente del equipo fue Del Bosque, coordinador de las categorías inferiores para las que trabajaba desde su retirada como jugador al término de la temporada 1983-84. El salmantino había entrenado en la cantera y dirigió al Castilla en las campañas 1987-88, 1988-89 y 1989-90. Después tomó el relevó a Luis Molowny en la dirección del fútbol de la antigua Ciudad Deportiva. Aunque no entraba en sus planes entrenar al primer equipo las circunstancias mandaban y el Club recurrió a él para dirigir al Real Madrid en lo que restaba de campaña. Le acompañaría en el banquillo un joven Rafa Benítez.
Había mucha expectación sobre lo que haría Del Bosque al frente del equipo. ¿Habría muchos cambios respecto a los nombres y esquemas que manejaba Benito Floro? El primer once inicial del nuevo técnico estaba compuesto por Buyo, Velasco, Alkorta, Sanchís, Lasa, Hierro, Míchel, Martín Vázquez, Prosinecki, Butragueño y Zamorano. Alguna de las novedades eran obligadas. Chendo se encontraba lesionado y Luis Enrique sancionado, por lo que el puesto de lateral derecho lo ocupó el joven Velasco, futbolista que había debutado en un partido de Copa con Floro la temporada anterior pero que se estrenaba en Primera División con el equipo blanco. Muy comentada también fue la vuelta de Butragueño y de Martín Vázquez a la alineación inicial. No corrían los mejores tiempos para la Quinta del Buitre.
Pero, sobre todo, lo que más dio que hablar en la previa de aquel partido de Liga con el Rayo Vallecano fue lo que sucedería con Robert Prosinecki. A los extranjeros se les miraba con lupa y se suponía que siempre ocupaban papeles relevantes en los equipos de fútbol de la época. En su tercera campaña como madridista el croata seguía sin recordarnos al Robert Prosinecki de sus buenos tiempos en el Estrella Roja. Calidad tenía, y muchísima, pero las lesiones le habían restado protagonismo y regularidad. Se llegó a comentar mucho que Prosinecki era un jugador que no encajaba en el sistema de Benito Floro. Supuestamente se trataba de un futbolista que tenía más opciones de brillar dotándole de una mayor libertad sobre el terreno de juego, no encajonado en la posición de centrocampista en la que le llevábamos viendo hasta entonces. Y, por lo visto, Vicente Del Bosque estaba dispuesto a recuperar al jugador y, efectivamente, otorgarle una mayor libertad de movimientos ejerciendo como una especie de mediapunta... En otras palabras, adelantar un poco más su posición en el campo y permitirle participar un poco más en el juego ofensivo del equipo. Y, lo cierto es que, casualidad o no, los mejores partidos de Prosinecki con la camiseta del Real Madrid llegaron de la mano de Vicente Del Bosque en aquella recta final de la temporada 1993-94.
Lo demostró desde bien pronto aquel sábado 12 de marzo de 1994. El partido comenzó a las 17:30 horas de la tarde y tocó escucharlo por la radio desde el salón de casa, me acuerdo como si hubiese sido ayer a pesar de haber transcurrido ya un cuarto de siglo... Nada más arrancar el encuentro el Madrid dispuso de un lanzamiento de penalti y, sorprendente por aquella época, el lanzador no fue Míchel, habitual en esos menesteres, sino Robert Prosinecki. El croata se animó a ejecutar la pena máxima y acertó desde los once metros subiendo el 1-0 al marcador. Apareció en todas las jugadas y al día siguiente las crónicas, resúmenes y reportajes televisivos destacaron su buen papel, su 'resurrección'. Se le vio con muchas ganas en el que fue, posiblemente, su mejor partido con la camiseta del Real Madrid. Quizás era lo que necesitaba, confianza. Soltarse. Sacar su fútbol. Sentirse valorado...
En el minuto 40 llegó el segundo gol del Real Madrid. Míchel botó una falta desde la derecha y Fernando Hierro cabeceó a la red. Con el malagueño no había dudas, daba igual quién fuese el entrenador... Hierro seguía siendo uno de los futbolistas más en forma del Real Madrid de inicios de los noventa y seguía marcando goles con la facilidad que lo hacía desde que llegó al Club, especialmente desde que Antic apostó por adelantar su posición. En las filas rayistas, aquel día, teníamos en frente a un viejo conocido. Hugo Sánchez también ejecutó un lanzamiento de falta y su compañero Onésimo anotó gol recortando distancias justo antes del descanso, al que se llegó con el 2-1 en el marcador. Y en los primeros compases tras la reanudación volvió a aparecer Prosinecki que, tras una gran acción en la que se deshizo de tres rivales, puso un balón perfecto para que Emilio Butragueño, de cabeza, anotara el 3-1 para el Real Madrid. La Quinta al completo seguía gozando de protagonismo. Martín Vázquez y, sobre todo, Míchel, manejaron como quisieron al equipo en el segundo tiempo. Un segundo tiempo que se cerró con todo un carrusel de goles. En el minuto 86 el Rayo redujo de nuevo diferencias por mediación de Onésimo, que puso un balón en la misma escuadra. Pero no hubo lugar para los nervios y apareció de nuevo la estrella de aquella tarde. Robert Prosinecki aprovechó un error del guardameta Wilfred (QEPD) y sólo tuvo que empujar a puerta vacía para marcar el 4-2. Era su segundo gol del partido. Y sólo un par de minutos después, antes de alcanzarse el noventa reglamentario, Fernando Hierro puso la guinda del 5-2 con un auténtico golazo. Desde línea de fondo, por la derecha, Míchel soltó un centro templado y Fernando remató, según le vino y de la mejor forma que pudo... ¡De espuela y a la escuadra! Impresionante...
La temporada 1993-94 no estaba siendo nada buena, pero como siempre suelo decir incluso de aquellas campañas tan duras de la década de los noventa quedan algunos buenos recuerdos. Este, por ejemplo, fue uno de ellos. El día en el que Robert Prosinecki nos ofreció un destello de lo que pudo ser y no fue... El día en el que los cronistas alabaron a un jugador que lo pasó realmente mal durante aquellos años. Marcó dos goles, algo que no había conseguido desde que llegó al Real Madrid. De hecho, aquel doblete fue el único que consiguió durante su estancia en el Club. Lo dicho, seguramente su mejor actuación con nuestra camiseta. Y también el día del primer partido de Vicente Del Bosque como entrenador en Primera División. Acabaría aquella campaña al frente del equipo y posteriormente se sentaría en el banquillo madridista una jornada en la temporada 1995-96 y volvería años más tardes para una tercera etapa mucho más longeva y exitosa entre los años 1999 y 2003. Pero su debut en la élite futbolística como entrenador fue en aquel partido frente al Rayo Vallecano. Me apetecía recordarlo. Todo aquello sucedió el 12 de marzo de 1994, tal día como hoy de hace 25 años...
REAL MADRID: Buyo, Velasco, Alkorta, Sanchís, Lasa, Hierro, Míchel, Martín Vázquez, Prosinecki, Butragueño (Morales, 61') y Zamorano (Ramis, 81').
RAYO VALLECANO: Wilfred, Cota, Momparlet, Miguel, Lema, Josete (Palacios, 29'), Orejuela (Visnjic, 57'), Pablo, Calderón, Onésimo y Hugo Sánchez.
GOLES
1-0 min. 5 Prosinecki (penalti)
2-0 min. 40 Hierro
2-1 min. 44 Onésimo
3-1 min. 49 Butragueño
3-2 min. 86 Onésimo
4-2 min. 87 Prosinecki
5-2 min. 89 Hierro
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