Reflexiones sobre mis memorias en torno a Juanito en el Real Madrid
Cuando Juan Gómez 'Juanito' se comprometió con el Real Madrid, en noviembre de 1976, yo ni siquiera había nacido. De niño, cuando empecé a dar mis primeros pasos como aficionado del Real Madrid, me tocó vivir la etapa crepuscular de Juanito. De hecho, ni siquiera llegué a verle jugar con la Selección, de la que se despidió de manera prematura, muy a su pesar, en 1982.
Mis primeros recuerdos futbolísticos se remontan a la temporada 1983-84. Y precisamente aquella campaña el Pichichi de Primera División fue Juan Gómez 'Juanito'. Tanto él como el uruguayo del Valladolid Da Silva anotaron 17 goles. Seguramente aquello tuvo mucho que ver a la hora de que Juanito se convirtiese en uno de mis ídolos de infancia. Aunque a mí, curiosamente, me gustase más jugar como defensa. Qué ironía. En el patio del colegio me gustaba evocar a futbolistas como Chendo o Camacho. Aunque eso me costara dejarme las rodillas llenas de heridas con aquellos suelos de gravilla.
Pero a los niños, por lo general, les suele gustar más emular a los grandes goleadores y delanteros. Sobre todo a los de sus equipos. Y durante el 'curso' 1983-84, quien se encargó de poner el grueso de goles del equipo en el Real Madrid fue Juanito. Aquella fue su campaña más realizadora con la camiseta blanca. Fueron 17 en Liga, pero también 1 en Copa de la UEFA y 3 en Copa del Rey. En total, 21 goles. Fue su segunda mejor marca anotadora como madridista tras los 24 que materializó en la 1980-81. Sus goles, insisto, debieron influir mucho a la hora de convertirse en uno de los referentes futbolísticos más importantes de mi vida.
A Juanito se le suele recordar como ejemplo de aquel fútbol de casta y garra tan característico de los setenta y los ochenta. Lo que a nivel de Selección se venía a vincular con la famosa 'Furia'. Sin embargo, tengo la impresión de que ese estereotipo no se ajusta a lo que significó Juanito en el fútbol español. O, mejor dicho, se ajusta a medias. Es evidente que Juanito era todo casta y corazón a la hora de jugar al fútbol. Pero sobre todo, se trataba de un futbolista con una calidad asombrosa. Era un genio con el balón en los pies. Su repertorio de driblings, fintas, amagos, túneles, golpeos y toda clase de suertes técnicas era realmente impresionante.
Precisamente esa capacidad técnica que él tenía fue la que le posibilitó adaptarse a varios puestos en el ataque. Y también a otras posiciones del dibujo táctico empleado por técnicos como Di Stéfano, Amancio, Molowny o Leo Beenhakker. Y eso, de alguna forma, me permitió poder seguir viéndole jugar...
Yo viví la etapa del tramo final de Juanito en el Real Madrid, cuando ya se acercaba a la treintena y los chicos de la Quinta del Buitre pedían paso. Para jugadores como Santillana o Juanito, la llegada de futbolistas como Butragueño, Míchel, Martín Vázquez o Pardeza, de un perfil netamente ofensivo, suponía una competencia directa por un puesto en el once titular. Juanito supo readaptarse y aunque muchos le recuerdan siempre en la punta de ataque, con el 7 a la espalda, yo también le recuerdo jugando con otros dorsales como el número 6 y en posiciones más retrasadas. Juanito era tan bueno que no sólo sabía jugar como extremo o segundo delantero. También podía actuar como centrocampista y como organizador. Era capaz de hacerlo porque tenía técnica y visión de juego. De esa manera, cuando el físico empezó a pasar factura, Juanito pudo seguir sirviéndose de sus enormes cualidades técnicas para continuar entrando en los onces iniciales del Real Madrid de mediados de los años ochenta.
Maestro y compañero
Al respecto de la eclosión de la Quinta del Buitre, hay una cosa que siempre me llamó la atención para bien de los veteranos que había en el equipo en aquellos momentos. Gente como Camacho, Santillana o el propio Juanito acogieron a los nuevos con total naturalidad. Por supuesto que los veteranos también querrían jugar siempre. Pero nunca escuché ni encontré quejas ni declaraciones de los que perdían su puesto en contra de los recién llegados. También es cierto que el periodismo deportivo de antes no tiene nada que ver con el de ahora... En cualquier caso, los veteranos arroparon a los noveles, honrando los famosos versos del himno del Club, y juntos protagonizaron una de las épocas más gloriosas de la historia de la entidad.
De su última temporada en el Real Madrid, 1986-87, muchos suelen recordar... Pues lo clásico. El maldito pisotón a Matthäus que le terminó costando una durísima sanción por parte de la UEFA y su salida del Madrid. Yo era un crío, pero era consciente de que Juanito actuó mal. Se había equivocado.
Pero no, de lo que más me acuerdo de aquella temporada fue del día en el que el Real Madrid recibió el trofeo que le acreditaba como Campeón de Liga. Fue el domingo 21 de junio de 1987, al término del Real Madrid-Español que concluyó 2-2. Juanito, que aquel día no jugó pero se vistió de corto, como el resto de integrantes de la totalidad de la plantilla, fue levantado a hombros por sus compañeros. Aquellas fueron sus últimas imágenes como jugador del Real Madrid. Y me parecen un bonito recuerdo. Juanito, con la reproducción en miniatura del trofeo liguero en las manos, con una enorme sonrisa en la cara, siendo izado por el resto de futbolistas en el centro de un Santiago Bernabéu abarrotado de madridistas.
Por cierto, qué bien le quedaba a Juanito aquella camiseta Hummel de la temporada 1986-87. ¡Cómo la lucía! Quizás sea por eso que mi fotografía preferida de Juanito, pero con mucha diferencia, es la que he colocado al comienzo de la presente entrada. De hecho, la usé también en su día para configurar la cabecera de este blog. Es la imagen que suelen utilizar en la web oficial del Real Madrid para ilustrar noticias relacionadas con la figura de Juanito. Me encanta esa foto. Es una estampa icónica. Juanito radiante de felicidad celebrando un gol en el Santiago Bernabéu con la camiseta del Madrid. Con la camiseta Hummel y la publicidad de Parmalat. La camiseta de la Quinta del Buitre. Y ahí estaba Juanito dando guerra todavía. La foto corresponde al momento de la celebración del gol que el malagueño le marcó al Dinamo de Kiev en el Trofeo Santiago Bernabéu, el 27 de agosto de 1986.
Recuerdo lo mucho que me dolió su salida del Real Madrid en 1987. De niño, y eso me duró hasta siendo bastante mayorcito, me daba pena cuando un jugador abandonaba el Real Madrid. Pero si encima se trataba de uno de los grandes... Y además uno de tus ídolos...
Guardé los cromos repetidos del Real Madrid del álbum de la Liga de aquella temporada 1986-87. Y de todos ellos, el más importante era el de Juanito. Su último cromo con la camiseta del Real Madrid. Aún los conservo, a día de hoy, treinta años después. Treinta años. Recuerdos de una época maravillosa.
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