El lateral vasco defendió la camiseta del Real Madrid durante seis temporadas
Rememoraba en mi última entrada de 'Historias del Real Madrid' el vigésimo aniversario del golazo de Mikel Lasa al Sevilla. El guipuzcoano era uno de esos jugadores que no levantaba pasiones pero que siempre cumplía. Uno de esos futbolistas que cualquier entrenador desea tener a su disposición. Quizás por ese motivo, fue un jugador al que tuve mucho cariño durante su etapa como madridista. Una etapa que, además, no fue corta. Por esa razón, me parece justo recordar su paso por el Santiago Bernabeu.
Mikel Lasa Goikoetxea nació en la localidad guipuzcoana de Legorreta el 9 de septiembre de 1971. Empejó a jugar al fútbol en las categorías inferiores de la Real Sociedad y debutó con 17 años en el primer equipo de los de San Sebastián. Era la temporada 1988-89.
En poco tiempo, Mikel Lasa se convirtió en uno de los futbolistas con más proyección de la Liga. Jugaba como defensa. De lateral, en concreto, por la banda izquierda. En la campaña 1989-90 disputa 32 partidos de Liga, 21 de ellos como titular, y en la siguiente, 1990-91, vuelve a jugar otros 32 encuentros del campeonato de la regularidad, 29 de ellos saliendo al campo de inicio. No había llegado todavía a los veinte años.
Sus buenas actuaciones y su juventud le convirtieron en una buena apuesta de futuro. Y el Real Madrid se cruzó en su camino de cara a la campaña 1991-92.
Su etapa blanca
Mikel Lasa llegó al Santiago Bernabéu para reforzar la banda izquierda. El gran Rafael Gordillo iba a cumplir su séptima campaña vistiendo de blanco, pero contaba con 34 años. Los mejores días de este extraordinario futbolista, por desgracia, ya habían pasado. Al de Almendralejo aún le quedaba cuerda, pero estaba claro que el Club tenía que ir pensando en un relevo.
La temporada 1990-91 había marcado el final de la gloriosa etapa de las cinco Ligas consecutivas. Francisco Javier Pérez Villarroya, que había llegado aquella temporada procedente del Zaragoza y que había disputado el Mundial de Italia con la Selección, no había ofrecido quizás el rendimiento esperado. En cualquier caso, la llegada de Mikel Lasa abría el abanico de combinaciones en una defensa en la que tampoco había cuajado otro mundialista que también había recalado en el club en el verano de 1990. Me refiero a Spasic.
Esa sensación de no haber acertado de pleno con los fichajes de la campaña anterior fue la que quizás propició la llegada de nuevos futbolistas de cara al ejercicio 1991-92. Sabia nueva. Junto a Mikel Lasa llegó otro joven futbolista que también venía de dar un gran rendimiento en el Sporting de Gijón. De nombre, Luis Enrique Martínez. Junto a ellos, el fichaje estrella de aquel verano de 1991, Robert Prosinecki, al que ya dediqué en su día una entrada aquí en 'Historias del Real Madrid' relatando lo azaroso que llegó a ser su fichaje por asuntos burocráticos. Y otro refuerzo para la zaga blanca, el brasileño Ricardo Rocha.
Los inicios de su etapa en el conjunto blanco fueron difíciles. Nada más llegar, Lasa sufrió una lesión de pubis que impidió al defensa realizar una pretemporada como la del resto de sus compañeros. Se recuperó, pero Antic ya tenía su once perfilado y el equipo cuajó un sensacional inicio de Liga. Villarroya era titular y el primer recambio era Gordillo. Lasa se quedó sin sitio. Debutó en partido oficial con el Real Madrid frente al Albacete de Benito Floro. Era la novena jornada de Liga, el domingo 10 de noviembre de 1991.
No volvió a jugar en Liga hasta la jornada 20, el 2 de febrero de 1992. Dirigía el equipo Leo Beenhakker, que había sustituido a Radomir Antic. Con el holandés, Mikel Lasa empezó a entrar en el equipo como titular. Incluso marcó su primer gol con la camiseta blanca. No se me olvidará jamás. Fue el domingo posterior a la muerte de Juanito. Y el rival era el Burgos, equipo del que había llegado el malogrado siete blanco. Ni que decir tiene que aquel partido estuvo cargado de emociones y homenajes al recién fallecido. Ganó 2-0 el Real Madrid y el primer tanto del encuentro lo anotó Mikel Lasa.
El final de campaña fue bastante frustrante a nivel colectivo. Otro día me extenderé más en el tema. Sin embargo, una de las notas positivas fue constatar que aquel joven defensa de 20 años que habíamos fichado tenía sitio en el equipo. En aquel verano de 1992, Mikel Lasa formó parte como titular de la Selección Olímpica que ganó el Oro en los Juegos Olímpicos de 1992. Lasa se colgó la medalla junto a otros dos madridistas, Alfonso y Luis Enrique, y otros dos jugadores con los que coincidiría dos años después en el Real Madrid: Amavisca y Cañizares.
Recuerdo con mucho cariño aquellas Olimpiadas, aquellos partidos de la Selección de Vicente Miera... Y sí. Le terminé de coger un gran cariño a Mikel Lasa. Siempre me gustó ver en el Real Madrid a jugadores que, por unas razones u otras, lo pasaban mal pero no se venían abajo y terminaban triunfando. Lasa lo pasó mal al principio. Pero la recompensa llegó. Terminó jugando con el Madrid y se llevó una medalla de Oro en Barcelona.
Las cosas siguieron viento en popa durante la temporada 1992-93. Con Benito Floro, Mikel Lasa fue dueño y señor del lateral izquierdo. 34 partidos de Liga. 34 como titular y 31 de ellos completos. 6 encuentros de Copa de la UEFA y tres de Copa del Rey. 43 partidos oficiales en total.
El Madrid se volvió a dejar la Liga en el último partido, pero se impuso en la Copa del Rey al Zaragoza. Ganó 2-0 el Madrid y Mikel Lasa anotó el segundo gol del encuentro, en la recta final. Era el gol de la tranquilidad, el de la sentencia de un título que venía a cerrar dos años de sin sabores en los que sólo habíamos logrado llevar una Supercopa a las vitrinas. Aquella Copa del Rey tuvo un significado muy especial y Lasa siempre se ha sentido muy orgulloso de aquel gol. Más incluso que el tanto frente al Sevilla del que hace poco recordábamos su vigésimo aniversario.
La temporada 1993-94... Bueno, si alguien lee este blog sabe perfectamente cómo fueron las cosas aquel año. En cualquier caso, Mikel Lasa siguió siendo titular aquella campaña y volvió a marcar un gol en la Copa del Rey. Fue en la eliminatoria frente al Atlético de Madrid. No se me olvida la celebración de aquel 1-3 que anotó el lateral en el Vicente Calderón. Fernando Hierro agarró del brazo a Lasa y le tiró al suelo protagonizando unas imágenes a las que casi se le podían añadir los dos rombos aquellos que ponían en la televisión cuando éramos niños y daban 'cosas de mayores'.
Aquella temporada 1993-94 debutó en el primer equipo el canterano Alberto Marcos, lateral izquierdo que llegó con fuerza y le puso las cosas difíciles a Lasa en la recta final de campaña. Marcos jugó cuatro partidos completos de Liga, las jornadas 34, 35, 37 y 38.
Sin venirse abajo
¡Y tanto que se lo iba a poner difícil! En la temporada 1994-95, el nuevo entrenador, Jorge Valdano empezó la campaña con Luis Enrique y Marcos como primeras opciones para el lateral izquierdo. Lasa sólo disputó la segunda jornada de Liga frente al Logroñés. Marcos jugó tres partidos de titular en las jornadas 4, 5 y 6. El resto de partidos, Luis Enrique fue el que llevó el 3 a la espalda. Los dorsales personalizados no llegaron hasta la campaña siguiente. La verdad es que Luis Enrique era el comodín del equipo. Jugó de todo en el Real Madrid.
De nuevo, el equipo marchaba bien y Lasa estaba fuera del once titular. Otra vez le tocó ver el balón desde la barrera. Recuerdo que me daba pena no verle jugar. Pero él siguió trabajando duro, sin levantar la voz, a la espera de una nueva oportunidad. Y otra vez, la paciencia acabó recompensada. La lesión de Míchel en Anoeta, qué curioso, por cierto, acabaría provocando cambios de posiciones en el equipo que terminaron beneficiando al guipuzcoano. Luis Enrique pasó de lateral izquierdo a interior derecho y Lasa volvió a la titularidad en diciembre de 1994, en el último partido del año. Sí, el choque de Valladolid que recordé hace un par de meses aquí en 'Historias del Real Madrid'. El del gol 4.000 de Zamorano.
Mikel Lasa terminó 1994 como titular, ganando 0-5, y empezó 1995 de titular, ganando 5-0. Otra de las grandes alegrías que me llevé el día de la goleada al Barcelona fue la de ver que Lasa seguía ahí, al pie del cañón. Sin muchas florituras, sin grandes alardes técnicos. Pero peleando cada balón como siempre. Corriendo la banda izquierda con todas sus ganas. Marcando al adversario que atacaba por su banda como un perro de presa. Voluntad, entrega y eficacia. Y cumplidor. Cumplidor como el que más. Un obrero del fútbol. Los goles y los flashes los ponían sus compañeros. Él trabajaba para ellos.
Menos un día. El 5 de febrero de 1995, como recordaba en mi anterior entrada, Mikel Lasa fue protagonista. Ese día, él puso el gol... perdón, el GOL. El GOLAZO. Aquel día, los aplausos y los flashes se los llevó él. Mikel Lasa pobló las gradas del Santiago Bernabéu de pañuelos blancos. El gol al Sevilla desde 58 metros le permitió escribir su particular página más grande en la historia del Real Madrid. Aquel día, él fue el protagonista absoluto del capítulo. Y yo me alegré muchísimo por él. Y estoy seguro de que muchos más también.
La temporada 1994-95 la volvió a terminar como titular indiscutible. Ganó su primera Liga y siguió acumulando minutos y partidos con la camiseta del Real Madrid.
De cara a la campaña 1995-96, el Real Madrid fichó al catalán Miquel Soler. Un auténtico trotamundos del fútbol. Había jugado en el Barcelona y en el Atlético de Madrid. Un veterano al que todavía le quedaban muchos kilómetros por correr. Soler alternó la titularidad con Lasa en el lateral izquierdo, aunque Lasa terminó jugando más partidos. Anotó además un gol en Liga. Fue en Valladolid y recuerdo escucharlo por la radio, estando con la cuadrilla de amigos en la calle. Lasa anotó el 0-1 de un partido que acabamos ganando 0-3 en la recta final. El lateral fue el encargado de 'abrir la lata', como suele decirse en el fútbol.
La recta final
En el verano de 1996 llegó nuevo técnico al Real Madrid. El italiano Fabio Capello tomaba las riendas del equipo en la primera de las dos etapas en las que se ha sentado en el banquillo del Santiago Bernabéu. Junto a él llegaron nuevos jugadores. Y fichamos a otro lateral izquierdo. Otra vez, competencia para Mikel Lasa. Se trataba de un brasileño que llegaba del Inter de Milan. Su nombre, Roberto Carlos. No hace falta decir nada más.
Sí. Roberto Carlos fue quien puso fin a la estancia de Mikel Lasa en el Real Madrid. Al menos, desde un punto de vista sentimental para mí, me quedó el consuelo de que Lasa se marchó porque en su posición jugaba... el mejor lateral izquierdo de la historia del fútbol. Es una opinión personal. Respeto a quien tenga otra al respecto. Pero para mí ha sido el mejor y punto.
Con Roberto Carlos inamovible en esa banda izquierda por la que corría como un cohete, a Mikel Lasa no le quedó más remedio que adelantar su posición. Fabio Capello le utilizó durante los primeros meses de la temporada como uno de los cambios habituales del equipo. Casi siempre para jugar de centrocampista, sí, de centrocampista por la izquierda... ¡Y sustituyendo casi siempre a Suker! Era uno de los movimientos fijos del italiano. Cambio en el Real Madrid. Entra Lasa... y se marcha Suker. Los dos jugadores se cruzaron muchas veces en la banda aquella temporada 1996-97.
Lasa disputó quince partidos oficiales aquella temporada. Trece en Liga y dos en Copa, que fueron sus dos únicos partidos completos. En Liga, sólo fue titular dos veces, una de ellas, curiosamente, en San Sebastián. Donde había empezado a jugar.
El 22 de junio de 1997, Mikel Lasa Goikoetxea disputó sus últimos 36 minutos oficiales con la camiseta del Real Madrid. Puso así fin a una trayectoria de seis temporadas con la camiseta blanca.
Su siguiente destino fue Bilbao, a donde llegó junto a Rafa Alkorta, que volvía a casa después de cuatro campañas defendiendo la elástica del Real Madrid. En San Mamés, Lasa permaneció cuatro temporadas, en las que su participación fue de más a menos.
En la campaña 2001-02, cerca de cumplir los 30 años, recaló en el Murcia, en Segunda División. Allí jugó dos temporadas, la segunda de ellas como pieza básica del equipo que logró el ascenso a Primera División. Parecía que Lasa volvería a jugar en Primera con 32 años, quince temporadas después de haber debutado. Sin embargo, no llegó a renovar y se quedó en Murcia para jugar en el otro equipo de la localidad, el Ciudad de Murcia, también en Segunda División. Al término de aquella campaña 2003-04, Mikel Lasa colgó las botas y se retiró poniendo fin a su carrera deportiva.
Balance como madridista
En total, Mikel Lasa disputó seis temporadas con el Real Madrid en las que ganó dos Ligas, una Copa del Rey y una Supercopa. Disputó un total de 178 partidos oficiales con la camiseta blanca: 139 de Liga, 18 de Copa, 3 de Supercopa, 4 de Champions League, 4 de la Recopa y 10 de Copa de la UEFA. Como madridista, anotó 5 goles, 3 en Liga y dos en Copa del Rey.
Guardo un muy buen recuerdo de su paso por el Real Madrid. Hace dos años, tuve la inmensa fortuna de coincidir con él en persona. Le llevé una fotografía del día de su presentación con el Real Madrid y se llevó una grata sorpresa. Verse tan joven con aquella camiseta... Pude constatar personalmente el cariño con el que recuerda su etapa en el Real Madrid. Al fin y al cabo, fueron seis años en los que experimentó todo lo grande que puede llegar a ser jugar como profesional. Marcó goles, celebró títulos, llegó a ser Internacional...
Pero sobre todo, fue un jugador de esos que siempre hacen falta en los equipos. De los que sudan la camiseta. De los que se esfuerzan. De los que aceptan su rol y están ahí para sumar, no para restar. De los que no se quejan cuando no son titulares y siguen trabajando a pleno rendimiento a la espera de que llegue una oportunidad. De los que aprovechan esa oportunidad y se sacrifican por el equipo. Desde 'Historias del Real Madrid' quiero tener este pequeño recuerdo, a modo de homenaje, hacia Mikel Lasa. Aquel jugador que hace veinte años levantó de los asientos a todo el Santiago Bernabéu anotando aquel golazo inolvidable.
Hola! Soy un madridista igual que tu, solo que desde hace menos tiempo por la edad, pero también tengo mis recuerdos como madridista. Y por eso me gusta tu blog. Me gustan los posts que he leído, y me gusta saber del pasado del Real Madrid que por la edad no pude conocer.
ResponderEliminarHe visto que has hablado sobre algunas épocas de las que has vivido como madridista, y veo además que has hablado largo y tendido sobre la temporada 94/95. Y ahora en esta semana en la que hemos sufrido para pasar a cuartos, se ha recordado un precedente de esa misma temporada, en UEFA, contra el Odense, partido que el Real Madrid perdió en el Bernabéu tras ganar la ida. ¿Qué recuerdos tienes de ese partido? ¿Cómo lo viviste? ¿Afectó al optimismo y a la confianza que se tenía en la plantila?
Bueno, saludos de un madridista, muchas gracias y a seguir con este fantástico blog.
Juan Carlos.
http://www.marca.com/2015/03/10/futbol/equipos/real_madrid/1426027947.html
En primer lugar, muchísimas gracias por tu comentario, Juan Carlos. Y te pido disculpas por haber tardado en contestar. Asuntos laborales me han impedido prestar atención al blog. Lo siento.
ResponderEliminarDel partido con el Odense guardo un recuerdo horroroso. Y recuerdo ese partido como si fuera ayer mismo. Fue el 6 de diciembre de 1994. El equipo había ganado en Dinamarca y el pase de ronda se daba por hecho.
En aquel partido recuerdo que tuvimos ocasiones de sobra para ganar. Pero fue uno de esos partidos en los que no salen las cosas como uno quiere.
No ayudó nada el hecho de aquel día Jorge Valdano realizó varias rotaciones y jugaron varios componentes de la plantilla que no estaban disputando muchos minutos. Fue una alineación un poco rara. Pero con jugadores de renombre, por supuesto.
Recuerdo el 0-1 de los daneses. Faltaban diez minutos o un cuarto de hora para el final. Pese a perder el partido, seguíamos pasando de ronda por el 2-3 de la ida. Estaba convencido de que otro gol no nos podían meter... No podía ser...
Bueno. Pues lo metieron. En el minuto 90, el Odense marcó el 0-2. Te aseguro que fue durísimo para mí. Recuerdo que me entró un dolor de barriga tremendo. Para mí, fue un palo similar a lo de las Ligas perdidas en Tenerife. De hecho, todavía tenía muy frescos los recuerdos de Tenerife. Sólo había pasado un año y medio del segundo tropiezo en Tenerife, en el que habíamos vuelto a perder la Liga el último día.
A nivel personal, fue un palo durísimo.
Me preguntas también si afectó al optimismo y la confianza de la plantilla.
Bueno...
Evidentemente, fue un palo muy duro.
Pero el equipo se recompuso. Debes tener en cuenta que justo un mes después, concretamente un mes y un día después, el 7 de enero de 1995, le ganamos 5-0 al Barcelona. Y eso levanta el ánimo a cualquiera!
La verdad es que el partido del Odense fue el peor recuerdo de una campaña que, por lo demás, recuerdo con mucho cariño. Volvimos a ganar la Liga después de cuatro años sin hacerlo, disputamos un fútbol vistoso y atractivo... La verdad es que fue un gran año aquel.
Un cordial saludo, Juan Carlos!