viernes, 5 de octubre de 2018

ENTREVISTA A EDUARDO VÍLCHEZ

Ex futbolista profesional y canterano del Real Madrid, jugó en el Castilla durante los años ochenta y entrenó con el primer equipo

"LOS AÑOS EN MADRID NO LOS CAMBIO POR NADA. ES CUANDO MEJOR ME HE SENTIDO COMO FUTBOLISTA"

Eduardo Vílchez Ortiz (Sabadell, 22-09-1967) pasó seis años en las categorías inferiores del Real Madrid y disputó varios partidos amistosos con el primer equipo, con el que entrenó durante la pretemporada del verano 1987 a las órdenes de Leo Beenhakker y durante la gira americana que realizó el Real Madrid en mayo de 1990 con John Toshack. Su estancia en la casa blanca le dejó mil Historias y anécdotas de todo tipo compartidas con una extraordinaria camada de jugadores que demostraron que la cantera blanca era un auténtico vivero de grandes futbolistas. "Aunque no nos quedásemos ahí es verdad que luego llenábamos los demás equipos", rememora el ex centrocampista, que jugó en Primera División con el Logroñés, Valladolid y Español.

A Vílchez no le gusta mucho recordar y echar la vista atrás. Admite que se vuelve un poco melancólico cuando lo hace. Por ese motivo tengo que agradecerle de corazón que terminara compartiendo conmigo tantos recuerdos y que hiciese frente a la nostalgia para hablar de su época en la antigua Ciudad Deportiva. Recuerda con muchísimo cariño el tiempo que pasó en las divisiones inferiores del Real Madrid.

Historias del Real Madrid: Remontémonos a tu infancia para empezar... ¿Cuáles son los primeros recuerdos que te vienen a la cabeza sobre el fútbol?

Eduardo Vílchez: Lo primero que me viene a la cabeza sobre el fútbol, ¿sabes lo que es? Mira, mi padre es muy del Madrid y cuando yo era muy jovencito se hizo acomodador del estadio Nova Creu Alta de Sabadell sólo para ver al Madrid de los 'ye-yé'. Aquel día vi a Amancio jugar y me quedé loco. Y es mi primer gran recuerdo sobre el fútbol. Luego empecé a jugar muy pronto con equipos del barrio. Con cuatro o cinco añitos ya jugaba. Después, cuando crecí un poco, de benjamín o alevín, me fui al Mercantil, que es un equipo muy importante de Sabadell que sólo tiene fútbol base, no tiene equipos superiores. Es como una academia y es un sitio de donde siempre han salido muy buenos futbolistas. A partir de ahí todo me fue muy bien y a los dieciséis años me fichó el Real Madrid.

HDRM: Te pensaba preguntar de qué equipo eras de pequeño. Pero, por lo que me cuentas, lo intuyo...

EV: ¿Te acuerdas de las frases que salían en el Marca, en la parte de atrás? Pues hay una mía muy buena que decía: "Si de pequeño llego a fichar por el Barça mi padre me hubiese echado de casa". (Risas) ¡Al día siguiente en la fábrica a mi padre le querían matar al pobre! Desde pequeño me quedaba con mi padre a escuchar los partidos del Real Madrid. Mi padre se tenía que levantar a las cinco de la mañana, pero nos quedábamos escuchando en el transistor los partidos de las noches del Derbi County, del Oporto... Mi madre le decía a mi padre que se marchara a dormir... ¡Y mi padre y yo saltando en la cama gritando los goles! Me acuerdo mucho del partido del Oporto, que marcó Goyo Benito en un córner al final del partido. ¡Fue un estallido de los dos en la cama, porque teníamos que ganar 1-0! Cuando ya fui a Madrid era un poco reticente a ir al estadio, pero después ya fui yendo y el día del Anderlecht fue impresionante. ¡6-1! Estaba con Juanma Coballes, un chico gallego que en aquellos momentos era un jugadorazo. Los dos veníamos de las selecciones territoriales. Nos había firmado el Madrid viéndonos en las selecciones territoriales, a él en la gallega y a mí en la catalana. Pues atento, el día del Anderlecht fuimos andando desde el Estadio a la residencia del Club que estaba en la Plaza Matute, al lado de la Plaza Santa Ana. Por la Puerta del Sol yendo hacia Atocha. ¡Fíjate si estábamos contentos que fuimos andando desde el Estadio saltando con la gente!

HDRM: ¡Está claro que eras madridista!

EV: Es que es algo de familia. Ahí no hay ninguna duda. Es algo de cuna.

HDRM: Sí, he leído mucho sobre la influencia que tuvo tu padre a la hora de que ficharas por el Real Madrid...

EV: Sí, sí. Nosotros hemos sido siempre del Madrid. Y mira, hemos tenido suerte, porque somos dos hermanos y tenemos tres cuñados y los tres son del Madrid. Aquí en Cataluña hay muchos madridistas. Te voy a decir una cosa, en mi época del colegio, en todas las clases había más madridistas que barcelonistas. ¡No te puedes ni imaginar la cantidad de peñas que hay! Cuando fui a jugar al Español no sabes la de peñas del Madrid que me llamaban para ver partidos de competiciones europeas. ¡Era increíble! El año pasado me llamaron de una peña madridista de El Morell y estuve con ellos varios días. Me hicieron socio de honor, tengo el carnet, pusieron fotos mías por todos los lados...

HDRM: ¿En qué temporada llegas a las categorías inferiores del Real Madrid?

EV: Llego en la temporada 1983-84. En el Juvenil B. Me pusieron con los de mi edad, los de 1967. Me encuentro con una gente encantadora, extraordinaria. Coballes, Cascudo, López Martín... Tuve mucha suerte porque en ese equipo estaba de entrenador Sebastián Fleitas, jugador paraguayo del Real Madrid, yerno de Fernando Rey. Era muy amigo de Toni Grande. Al llegar allí Fleitas me acogió, se quedaba conmigo a chutar, me enseñaba la 'folha seca'... Yo le pegaba bien al balón, pero cuando vi a Fleitas me quedé... ¿Pero esto qué es? Buahhh, impresionante... Con quien mejor jugué fue con Fleitas y con Grande. El año siguiente con Alonso, en el Castilla Juvenil A, que fue cuando debuté con el Castilla por el tema de la huelga, creo que fue mi año más irregular. Pero al siguiente verano, que me coge Grande... El primer día que llego me dice Toni Grande que Fleitas le había dicho que yo era un fenómeno. Ese año la rompí. Tal y como jugaba al fútbol por esa época, Grande me dio una confianza impresionante. Él fue el que a mí me dijo "tú puedes, tú puedes, tú puedes". Toni Grande fue el que me pegó el empujón y para mí fue un fenómeno. Primero Fleitas y luego Grande.

HDRM: Estamos hablando ya de la temporada 1985-86 con el Juvenil A. Es con Toni Grande cuando coincidís una serie de jugadores que son los que os catalogan como la 'Quinta del Sabio'...

EV: Pero es que lo de la 'Quinta del Sabio' fue al año siguiente, en la 1986-87. En el primero con Grande, 1985-86, todavía no estaba la Liga nacional de juveniles. Se jugaban varias Ligas territoriales... Pero al año siguiente, 1986-87, hicieron una de juveniles que fue la primera vez que se llamó División de Honor de Juveniles y en la que dejaban entrar en los equipos a cuatro Sub-19. Ese año estuve entre el Castilla y el Juvenil, igual que Santi Aragón, Caminero... 

HDRM: Que sois los jugadores que aparecéis en el famoso reportaje de 'Historia viva del Real Madrid' que publica ABC. Y ahí ya hablan de la Quinta del Sabio...

EV: Mira, todo viene de un partido que jugamos en el Miniestadi. Ganamos 0-4. Fue el año de la División de Honor. Juntaron todas las ligas para hacer una superior en la que estaban el Español, Barcelona, Athletic Club de Bilbao, Real Sociedad, Real Madrid, Cádiz, Betis, Sevilla... Como si fuese Primera División pero en juveniles. Y aquella primera Liga la ganó el Real Madrid. La ganamos con un montón de jugadores que eran de primer año y cuatro Sub-19. Aquel año Vallejo metió un montón de goles. Toledano, Maqueda, Cañizares... Había un montón de gente acojonante. El día del 0-4 al descanso íbamos 0-0. El entrenador de ellos era Charly Resach, que había sido entrenador mío en la selección catalana infantil y me conocía. La segunda parte la jugamos fenomenal. En el descanso me dijo Don Luis Molowny, que en paz descanse: "Chavalín, creo que ahora te quitan a tu marcador, pero no se equivoque usted y juegue para el equipo". Es que yo, cuando me cabreaba mucho, hacía jugadas individuales... Ganamos 0-4 y entonces una chica de El Mundo Deportivo escribió lo de la Quinta del Sabio. Estábamos Cañizares, Caminero, Maqueda, Aragón y yo. Éramos cinco o seis y éramos todos de la misma edad. Luego el ABC enlaza un poco el tema con lo de la Quinta del Sabio y mete a más gente del Castilla como Mandía, y a César Gómez, que había estado con nosotros en juveniles y también estaba en el Castilla.

HDRM: Sí. En ese reportaje de ABC también se refieren a vosotros como la "Quinta del Sabio"...

EV: Por cierto, no me gusta nada el nombre de lo de la "Quinta del Sabio". Era un nombre que no venía a cuento.

HDRM: Pero... ¿De dónde venía lo de "El Sabio"?

EV: ¡No tengo ni idea! Y no me gusta nada. No me gusta nada... Cuando eres jugador y tu público te llama algo... Pues bueno. Es tu público. Pero es que esto se lo inventó una chica que no me conocía de nada, que no conocía a los jugadores. Mira, a mí esto del nombre... No me hizo bien. ¿Qué sabio ni qué sabio? ¿Qué sabio?

HDRM: ¡Entonces no viene de ningún lado!

EV: No, no, no hay explicación. Se lo inventaron ese día del 0-4. "Ha nacido una nueva quinta, la llaman la quinta de El Sabio". ¡Se lo habían inventado en ese momento! A mí no me hizo bien... Yo tenía un carácter muy abierto y extrovertido con la gente. A lo mejor uno iba en plan bien y luego lo tomaban a mal lo que decía...

HDRM: ¿Cuándo haces el Servicio Militar?

EV: Ese año. El último año de Sub-19 en el Castilla y en el Juvenil lo juego haciendo la 'mili' voluntario. Me dijeron si quería ir fuera. La gente me decía que me podía venir bien... Pero yo me quería quedar en Madrid. Entonces me dijeron que fuera voluntario y la instrucción la hice en Cuatro Vientos, en el Ejército del Aire. Luego me mandaron para el MACOM, que estaba al lado del campo del Atlético de Madrid. Ahí, muy bien, porque me busqué la vida como pude y en cuanto me encontré con uno que mandaba le dije: "Oiga, si usted quiere ver los partidos de la Copa de Europa del Madrid me tiene que ayudar, que yo cada día entreno...". Fui a las oficinas del Club y le dije a Don Miguel Malbo que ya lo tenía arreglado. Malbo era el jefe del fútbol base, una pasada de hombre. "A ver, ¿qué nos va a costar?", me preguntó. "Las entradas de la Copa de Europa". Y me dice: ¿Sólo? ¿Sólo las entradas de la Copa de Europa? ¡Dile que sí! ¡Pero dile que sí ya! ¡Dile que sí ya! Él se pensaba que alguno querría un abono o ser socio... Y en la Copa de Europa se jugaban muchos menos partidos. Entonces después ya le pude decir a Don Miguel que ya estaba todo arreglado y que podría seguir acudiendo a entrenar. Hacía la instrucción y me dejaban salir a partir de las dos de la tarde. Entrenaba por las tardes con Vorgic, hacía físico y luego me ponían con un equipo, con el juvenil o con el Castilla si entrenaba aquella tarde allí.

HDRM: ¿La Quinta del Buitre era un ejemplo a seguir para los que estabais en la cantera? ¿Sus jugadores eran referentes para vosotros?

EV: ¡Totalmente! Totalmente. Miraba a El Buitre y a Pardeza continuamente. De la Quinta del Buitre yo me fijaba mucho en el Buitre porque era mi forma de jugar, por el último desmarque y tal... Luego me fui echando más para atrás de centrocampista. Pero al principio yo siempre jugaba en punta. Era el goleador del equipo. En el Madrid siempre jugué arriba. Pero el que más me gustaba era Martín Vázquez. A mí Rafa me parecía tremendo... Tremendo. Tremendo, macho. Era tremendo...

HDRM: En cierto modo eran jugadores que os cerraban el paso al primer equipo. ¿Eso creaba algún tipo de rechazo o envidia?

EV: ¡Qué va, qué va! Para nada. Si no era cerrar...

HDRM: César Gómez me decía lo mismo...

EV: No, no. Es que no era cerrar. Es que era algo natural. Es que a ellos les salía el fútbol natural. Era tremendo cómo jugaban. Porque eran muy buenos. Era todo natural, ahí no había ni rencillas ni nada. ¡En absoluto! Allí lo único que había era naturalidad. Veías cómo remataba Hugo, cómo las ponía Gallego, Rafa, Míchel... O Sanchís, que era un jabato y un fenómeno. ¿Entiendes? El Madrid ha tenido siempre los mejores jugadores. Y esa gente jugó de una forma muy natural. ¡Eso era un placer verlos jugar!

HDRM: ¿Qué otros jugadores admirabas de aquel Real Madrid?

EV: Me gustaba mucho Juanito. Tuve la suerte de vivir en su casa en Plaza Castilla, donde tenía un apartamento pequeño. Cuando Aragón llegó allí, como es de Málaga, le trató muy bien. Estuve unos meses viviendo con Santi en la casa de Juanito y tuvimos una buena relación con él. Juanito ya era ídolo total. Luego, cuando iba a ver los partidos importantes me encantaba cómo jugaba Ricardo Gallego. Para mucha gente ha pasado desapercibido ese jugador, pero a mí me parecía un centrocampista... Buahhh. Tuve mucha suerte cuando hice la pretemporada con ellos porque Gallego se portó conmigo de forma impresionante. Me llevé muy bien con él y era un grandísimo jugador. 

HDRM: Háblame de esa pretemporada 1987-88 que tú la haces con el primer equipo. Supongo que tuvo que ser la leche entrenar con ellos, ¿no?

EV: ¡Imagínate! Lo que pasa es que estando en el Juvenil A... A ver, es feo que te lo diga yo, pero es que jugué muy bien con el Juvenil A, con Toni Grande. Entonces ya iba a entrenar con ellos muchas veces, en los partidos de los jueves... Siendo como fue una sorpresa súper agradable, algo que lo veía como la bomba, también era como algo natural. En la temporada 1986-87 yo jugaba partidos con el Castilla pero sobre todo también con el Juvenil A estando entre los cuatro Sub-19. Me parecía una cosa impresionante, pero estando en el Real Madrid me podía pasar lo que luego le pasó a Aragón o a Aldana, porque jugábamos bastante bien.

HDRM: ¿Cómo os recibían a los jóvenes de la cantera?

EV: Muy bien. Y la gente era encantadora, la gente mayor como Camacho o Santillana, impresionantes. Me acuerdo de convivir con ellos en los días libres, que íbamos a cenar o algún sitio y te decían: "No, tú no cobras, no pagas". Santillana me levantaba para que le centrase balones. Era impresionante... Me tocaba a la puerta y me decía: "Edu, te espero en media hora en el campo de entrenamiento". A mí me encantaba lo de ponerle balones... Me acordaba de él y de Juanito, cómo le centraba Juanito para que rematara Santillana. Y me ponía ahí a centrarle balones... Y venga voleas, venga remates de cabeza... Aquello era un espectáculo, tío. Era un espectáculo...

HDRM: Me imagino que las anécdotas de aquella pretemporada serán muchísimas...

EV: ¡Sí, bufffff! Mira, el primer día de entreno en Venlo, en Holanda, había dos rondos. A uno le llamaban el "Grupo Empresas" y a otro "La NBA". Yo cojo y como había gente más joven, que acabábamos de llegar, como Julio, Paco Llorente y algunos más, me voy yendo para el grupo ese. Y del otro grupo, del de "La NBA", me llaman y me dicen: "No, no, no. Ven aquí tú, pajarito, ven, ven, que necesitamos a gente para ponerse en el medio". (Risas) Y cada vez que había una que era un poco dudosita me decían: "Niño. Para dentro". (Risas) Me tocó allí con Camacho, con Santillana, con Gallego... ¡Era un grupo aquel que no veas! Y no veas el rondo cómo era... Y antes de los entrenos siempre me decían: "No, no. Tú para aquí. Vente para aquí, majete, que necesitamos a gente para que se ponga en el medio". Y estaba todo el rato en el medio. ¡Todo el rato en el medio! No había forma de descansar. (Risas) Te tenían todo el rato en el medio. Primero porque yo era peor que ellos y las perdía. Y segundo porque si había alguna duda me decían: "Tú, para dentro". Muy bueno era aquello...

HDRM: Aquel equipo estaba plagado de estrellas y de ídolos del madridismo. ¿Erais realmente conscientes los canteranos de lo difícil que resultaba poder jugar ahí?

EV: En esa pretemporada que hice con el primer equipo en Holanda luego fuimos a jugar partidos amistosos a Italia. En una cena Miguel Pardeza me dijo que quería hablar conmigo. Al final de la cena, cuando ya se habían ido todos, me dijo: "Oye Edu, hay que irse de aquí". Yo le decía que cómo nos íbamos a ir. Tenía 19 años y me acababan de regalar un reloj. ¿Te acuerdas que llevábamos Parmalat? Pues en Parma jugamos un partido amistoso con el Parma, que lo llevaba Arrigo Sacchi. Esa noche firmó Berlusconi a Sacchi. Me acababan de regalar un reloj y estaba en el Madrid... Pero Miguel me decía que no íbamos a jugar ni un partido porque una cosa era luchar contra hombres, "pero otra cosa luchar contra mitos". Y esos jugadores eran mitos vivientes. ¡Y tenía razón! Yo en aquel momento no lo veía. Pero tenía razón... En aquella época yo jugaba de punta. ¿Qué iban a quitar, al Buitre o a Hugo para ponerme a mí? Era muy difícil, muy difícil... Pero la gente se cree que es porque no me cuidé o porque... Pues no. Yo hasta los 21 años no salí de la residencia del Real Madrid. No podía salir, a las nueve y media de la noche teníamos que estar en la residencia porque si no al día siguiente, Don Miguel Malbo tú no sabes la que te liaba... La gente no se cree el desfile de futbolistas impresionantes que había en mi época. Yo le digo a la gente que no podía jugar allí, pero no se lo creen. En 1985 llegaron Gordillo, Hugo Sánchez y Maceda. Pero es que además estaban Míchel, Butragueño, Pardeza, que era un fenómeno... Pardeza era un monstruo impresionante. Y llegaron los otros monstruos y no le dejaron sitio... 

HDRM: En la temporada 1987-88 tienes a Vicente Del Bosque de entrenador en el Castilla.

EV: Con Vicente estuve dos años, en la temporada 1987-88 y en la 1988-89. Y el año anterior, en la 1986-87, le tuve de segundo con Santisteban y después con García Remón. Con Vicente, muy bien. Él en cuanto a fútbol era un hombre de pocas palabras, era el típico hombre de fútbol de antes en el Real Madrid. Hablaba claro y te decía las cosas de una vez y ya está. Pero muy bien. A mí me trató fenomenal. Fenomenal.

HDRM: Y además en el primer equipo te tenían en cuenta...

EV: En aquella época al que yo le gustaba mucho era a Leo Beenhakker, porque nada más aterrizar Beenhakker en el Madrid, tras firmar, el primer partido que ve es un Real Madrid Sevilla de juveniles en la Ciudad Deportiva. Ganábamos 3-0 en el descanso y había metido los tres goles, uno de falta, otro desde el medio campo, me parece, y otro con el exterior. Él, en una conversación que tuvo conmigo en Venlo, en Holanda, me dijo que en el Castilla tenía que apretar y que él también estaba apretando para que me pusieran porque gustaban otros jugadores más que yo. Sé que a Santisteban le gustaba mucho. Vicente me ponía aunque muchas veces, sobre el minuto 50 o 60, me cambiaba. Seguramente porque yo jugaba mal. Pero eso son cuestión de gustos de los entrenadores y ahí no entro. 

HDRM: Seguiste en la temporada 1988-89...

EV: En aquel segundo año en el Castilla  me quería ya algún equipo como el Betis... En esa temporada me quedo otra vez en el Castilla... Y creo que ahí no tenía que haberme quedado, me parece que me tenía que haber ido. Pero me quedé en el Castilla... Habíamos hecho una buena Copa del Rey el año anterior, habíamos eliminado al Athletic, Mallorca, habíamos jugado partidos muy buenos. Había buen rollo. Pero luego se fueron algunos jugadores bastante importantes e hicimos una Liga un poco... El año anterior, el primer año de Vicente, quedamos terceros. Una locura de juego y todo. Fue la explosión de Aldana. Lo pasé muy bien ese año y me quedé. Pero creo que en la 1988-89 tenía que haber salido.

HDRM: ¿Hay un momento en el que os dais cuenta en la cantera de que ya no vais a poder tener sitio en el primer equipo? ¿Lo vais asumiendo?

EV: Sí, sí, sí. Yo ese verano de 1988 me doy cuenta de que ya no tengo nada que hacer. Ya no tengo nada que hacer. Había perdido físico también, había perdido confianza, ya no era un jugador tan explosivo, tan de regate y tiro. Me había venido un poco más atrás y había perdido mucha confianza. Yo ahí ya me di cuenta... Luego volví a coger confianza dos o tres años después en Valladolid con Pacho Maturana de entrenador. Ahí sí que vuelvo a coger confianza y jugué un montón de partidos. Llegué a mitad de septiembre pero entre Liga y Copa jugué muchos partidos.

HDRM: Antes de eso, en la temporada 1989-90 sales de Madrid a Logroño.

EV: Sí. Al año siguiente ya me mandan cedido. Me fui cedido el primer año al Logroñés porque el Madrid fichó a Ruggeri y del Castilla fuimos cinco para allá. En aquel momento tuve muy mala suerte en el Logroñés porque resultó que cuando llegué estaban Quique Setién y Manu Sarabia en mi posición. Eran monstruos también, veteranos. ¿Me quiero excusar? No. Es que eran muy buenos jugadores. ¿Y a quién iban a poner, al chico joven que estaba cedido o al que tenía contrato, era mayor y tenía experiencia? Si lo veo normal, lo veo normal...

HDRM: Después de la cesión al Logroñés vuelves al Real Madrid para jugar la gira americana de 1990 con el primer equipo.

EV: Exacto. Eso fue una pasada también. Lo que pasa es que me vino muy mal la altura. Nos vino muy mal a Gordillo y a mí, porque yo soy de coger pulsaciones muy rápidas. Luego las bajaba súper rápido también. Era un jugador explosivo por eso. Y me tuvieron que poner oxígeno un día con Gordillo. Fue muy gracioso, muy gracioso... En el campo del Toluca, me parece que era. Aquello fue con John Toshack de entrenador, un fenómeno. Muy bien con él. ¡Era un cachondo mental! Se portó muy bien conmigo. Luego, cuando terminamos la gira fui a donde él y le comenté que yo ya no tenía nada que hacer, que estaba más claro que el agua. Le pedí que intentara, por favor, que el Madrid me vendiera porque ya no tenía nada que hacer. Él me dijo que si podía me ayudaba para que hubiese un traspaso. 

HDRM: Pero no hubo traspaso. Hubo una segunda cesión, esta vez al Valladolid de cara a la temporada 1990-91...

EV: Sí. Al año siguiente el Madrid me cedió al Valladolid. Y ahí acerté. Con Maturana jugué todos los partidos. El fútbol cambió mucho aquel año con el Mundial de Italia... Con quien más he aprendido del fútbol fue con Maturana. Ese hombre me enseñó a colocarme, a correr para defender y a correr para atacar... ¡Y me encontré otra vez con César Gómez!

HDRM: El traspaso no llegó hasta la temporada 1991-92, después del año cedido en Valladolid. Vas al Español, pero el Real Madrid te pone una cláusula. ¿No querían desprenderse de ti?

EV: El Madrid me vendió al Español con opción de recompra puesto que el Barcelona se metió por el medio. Estaba la posibilidad aquella al estar Charly Rexach en el Barcelona. Y el Madrid lo sabía. El último día, estaba de vacaciones en Menorca con mi mujer y me hicieron venir a Madrid. Mendoza me dijo que fuese al Español, que ganase un poco menos de dinero pero que así me tenían controlado y si lo hacía bien me volvían a traer al Madrid. Yo le decía que eso no pasaba nunca y que era muy difícil volver al Madrid... A los tres meses me rompí la rodilla. Y antes, cuando te rompías, no es como ahora. Ahora los médicos hacen locuras. Antes te metían el taladro y te quedabas ya medio cojo... El equipo empezó mal. Luego, menos mal, vino Clemente y nos salvó. A partir de ahí ya me fui a Palamós a Segunda División. Estuve mucho tiempo en Segunda División, jugué bien, me fui a Elche un año...

HDRM: Echando la vista atrás y recordando tu carrera deportiva... ¿Qué balance haces de tu paso por la cantera del Real Madrid?

EV: Eso es lo mejor que me queda. Es lo mejor que me queda porque además es cuando mejor me he sentido como futbolista. A mí lo que me enseñó el Madrid es que hay que salir a ganar cada partido. Sufrir con el compañero, ayudar al compañero y no hacerte de más. Los años en Madrid no los cambio por nada... 

HDRM: Los amigos que hicisteis allí me imagino que os llevabais muy bien y que todos esos recuerdos tienen que ser muy bonitos en lo personal.

EV: Recuerdo lo que me ayudó la gente. En la residencia estábamos todos los jugadores y nos lo pasábamos genial. Íbamos siempre juntos, había compañerismo a muerte. Y no había tantas tonturas como hay ahora. Yo no he tenido ningún problema en Madrid nunca. Había alguna broma de 'polaco' y tal. José María, del Castilla, siempre me llamaba 'polaco', pero era en plan bien. José María es un fenómeno como persona. Nunca tuve ningún problema, al contrario. Cuando llegué era increíble el ambiente con los padres. Los domingos eran el único día que nos dejaban comer fuera y era increíble, se peleaban para que los que estábamos en la residencia fuésemos a comer con ellos a sus casas. Era impresionante. He ido a comer con la familia de Cascudo, con la de López Martín, con la de César Gómez... Con la de todos. Era impresionante. 

HDRM: Sí, eso también me lo ha contado César Gómez.

EV: Nosotros jugábamos a las 12.00 en la antigua Ciudad Deportiva, en el campo aquel donde entrenaba el primer equipo, que había una pista de atletismo. Terminábamos los partidos sobre las dos de la tarde o las dos y media mientras te duchabas y salías. Y ya, directamente, nos cogía uno de los padres y nos llevaba a su casa a pasar el día. Un día, por ejemplo, tocaba Alcorcón, pues nada, con el Bolín a Alcorcón. O con López Martín, que vivían allí. Luego pasábamos la tarde con ellos y después nos bajaban en coche a la residencia. Era un espectáculo. Después, cuando ya fui siendo profesional, muy bien también. Es que Madrid y jugar en el Castilla fue la bomba...

HDRM: ¿Queda una espina clavada por no llegar al primer equipo?

EV: Al final siempre estuve donde tenía que estar. No podía estar en el primer equipo jugando porque era imposible. Incluso en el banquillo... ¡Si a veces estaban Rafa Martín Vázquez o Gordillo! ¿Cómo les iba a quitar el sitio? Pero bueno, estoy contento. Fueron diez partidos amistosos los que jugué con el Real Madrid, hice una pretemporada, luego también estuve en la gira americana en el verano de 1990 con Hugo Sánchez, Schuster, Toshack...

HDRM: ¿Mereció la pena la experiencia?

EV: Siempre les digo a mis hijos, aprovechad. Si os sale una oportunidad de estar en una de estas casas grandes, hay que ir. El 'no' siempre lo tienes tú. Y cuando a mí me dijeron que 'no', pues me tuve que ir a casa. Pero mientras estuve allí, genial. Lo que viví en Madrid... Es que además tuve suerte porque también estuve con el primer equipo. Vale que no debuté oficialmente, pero estuve ahí metido en la rueda. Entrené con ellos y eso fue la bomba. A mí me queda un recuerdo impresionante. Si te contara las vivencias que tuve con todos...

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