sábado, 27 de febrero de 2016

A TI ESOS NO TE DAN DE COMER

La frase de mi madre con la que crecí

Sábado 27 de febrero de 2016. El Real Madrid ha perdido. Otra vez. Hemos vuelto a perder en un derbi con el Atlético de Madrid. Otra vez. Definitivamente, los vecinos están viviendo lo que vivimos nosotros durante aquellos años, cada vez más lejanos, en los que cada partido frente a los colchoneros significaba la llegada de buenas noticias para los madridistas. Ahora es al revés. Vivimos tiempos oscuros.

Las decepciones empiezan a ser continuas. En caliente, ahora, tengo que contenerme para no saltar improperios de grueso calibre contra los integrantes de nuestro equipo. Me sigo tomando muy mal las derrotas del Real Madrid. Igual que cuando era un niño. Y eso me hace recordar todas aquellas frases con las que mi madre trataba de consolarme en la derrota. "A ti esos no te dan de comer". Esa era su frase estrella. ¿Cuántas veces la llegué a escuchar?

Sí. A mí esos no me dan de comer. Qué gran verdad. No me dan de comer. Pero disgustos sí que me dan. Y unos cuantos. Uno trata de restar importancia al asunto. Es sólo fútbol. Es un deporte. Es un juego. Es un entretenimiento. Soy consciente de que no tiene ningún sentido pasar un mal rato por el fútbol. No tiene sentido sufrir por algo que no está en tu mano remediar. Son los jugadores los que juegan al fútbol. No yo. 

Sin embargo, me afecta. Le tienes cariño al club, a la camiseta, al escudo, a los colores... No lo sé. Es algo irracional. Pero el caso es que sufres con el equipo y con sus derrotas. "Son ellos los que pierden", solía decirme mi madre. Sí. Ellos pierden. Pero yo lo sufro.  "Ellos son los que cobran, no tú. Que espabilen". Cuanta razón en el discurso de mi madre. 

Pero nada. Todas aquellas frases lapidarias, verdades como puños, no me consolaban en absoluto. Ese amor irracional por el Real Madrid ha hecho que después de tantos años me siga tomando el fútbol de esta manera tan visceral. Me gustaría que no fuese así, pero no puedo evitarlo. A mí esos no me dan de comer. Pero me sigo llevando unos disgustos...

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