1984 fue un año de transición en el Real Madrid. No tengo casi recuerdos del Madrid ni de sus partidos. Recuerdo los cromos de aquella temporada y poco más. Tampoco fue un año para tirar cohetes. El equipo de fútbol no consiguió ganar ningún título pese a que comenzó el nuevo año como líder de Primera División y resultó ser el Campeón de Invierno. Se avecinaban muchos cambios en el Club. Luis de Carlos afrontaba la recta final de su presidencia. Alfredo Di Stéfano acabaría su segunda campaña en el banquillo. Era el equipo de los veteranos que venían de hacer cinco subcampeonatos un año atrás, aquella plantilla que aparecía en la foto oficial que publicaba el Boletín del Club en la portada de su número correspondiente al mes de enero de 1984. Curiosamente en aquella primera página los Santillana, Camacho, Juanito y compañía compartían protagonismo con los chicos del Castilla, que atravesaban un gran momento. La Quinta del Buitre estaba dando mucho de qué hablar y algunos de ellos ya asomaban la cabeza en el Madrid. Hubo muchas anécdotas que hacían referencia a la gran cantidad de futbolistas que Di Stéfano reunía en los entrenamientos entre los componentes de pleno derecho de la primera plantilla y los jóvenes del filial que subían para trabajar con los mayores. Y fueron esos muchachos los grandes triunfadores de aquel 1984. El filial blanco, dirigido por Amancio Amaro, practicó un excelente fútbol que atraía a numerosos espectadores en los partidos que se jugaban en el Santiago Bernabéu. Precisamente ese Castilla de la Quinta del Buitre sería el equipo que terminaría ganando la Liga 1983-84 en Segunda División. Es la única vez que ha sucedido algo así. Nunca un equipo filial había conseguido ser Campeón de la categoría de plata del fútbol español.
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