Ayer cumplía 86 años Alfredo Di Stefano
Como es obvio, no vi jugar a Don Alfredo Di Stefano, pero escuché mucho hablar de él. Recuerdo a mi padre mencionar los nombres de los componentes de aquella clásica delantera del Real Madrid de finales de los años cincuenta: Kopa, Rial, Di Stefano, Puskas y Gento. Yo, que no tenía ni idea de quiénes eran aquellos señores, me aprendí de carrerilla los nombres de esos legendarios jugadores. Sobre todo porque me hacían gracia. En especial el de Puskas, que a mí me sonaba a nombre de gato. En cualquier caso, muy buenos tenían que haber sido con el balón aquellos cinco ases para que mi padre, culé empedernido, los estuviese mentando una vez tras otra.
El único que salía en los cromos era Di Stefano. Lógicamente, no como jugador. Era el técnico del Real Madrid. Pero a mí, por aquel entonces, los que de verdad me atraían era los futbolistas, no los preparadores. Después, con el tiempo, y según me iba interesando por la Historia del Club, ya fui entendiendo la dimensión y lo que significó para el Real Madrid la figura de Alfredo Di Stefano. El jugador más grande de todos los tiempos y la figura que lo cambió todo para la entidad junto con Don Santiago Bernabéu.
Felicidades, Don Alfredo.
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