martes, 25 de marzo de 2014

RECORDANDO A ROBERT PROSINECKI

El croata disputó sus mejores encuentros como madridista con Del Bosque

Recordaba hace poco el vigésimo aniversario del debut de Vicente del Bosque en los banquillos de la Primera División con el Real Madrid. Su primer partido fue en el Vicente Calderón, jugando nosotros como locales, frente al Rayo Vallecano. Se ganó 5-2 en un partido en el que el brilló Robert Prosinecki. Era su tercera temporada en el Real Madrid y hasta la recta final de aquella campaña 1993-94 no pudimos llegar a ver los destellos de lo que hubiésemos querido que hubiese sido, para el equipo, el astro balcánico. Me da pena que se le recuerde con una cierta imagen de jugador fracasado. Pero es que la mala suerte que arrastró el croata no fue ni medio normal.

Robert Prosinecki nació el 12 de enero de 1969 en Schwenningen, Alemania. Despuntó desde muy joven y fue la gran estrella del Mundial Juvenil de Chile de 1987 con la Selección de Yugoslavia. Aquel combinado, que fue campeón del torneo, estaba formado por un conjunto de jugadores espléndidos. Además del propio Prosinecki había nombres que nos sonarán un poco, como los de Suker o Mijatovic, y otros que, desde luego, no eran cojos, como Boban. Quién sabe lo que hubiera dado de sí aquella Selección de no haberse disgregado Yugoslavia en las guerras que asolaron los Balcanes durante la década de los noventa... Prosinecki fue una de las estrellas de Yugoslavia en el Mundial de Italia de 1990, donde fue elegido mejor jugador joven del torneo. Al año siguiente, lideró al Estrella Roja que ganó la Copa de Europa de 1991. Es de aquella competición de la que guardo mis primeros recuerdos nítidos de él. Tenía una técnica exquisita. Era un jugador extraordinariamente técnico, con un gran regate y con gol, pese a que actuaba como centrocampista. Creaba peligro en carrera, dirigiendo al equipo, a balón parado, lanzando faltas...

Aquel era el Robert Prosinecki que, con 22 años, llamaba la atención de toda la Europa futbolística y estaba llamado a ser uno de los jugadores más destacados de los años noventa. Cuando Ramón Mendoza se empeñó en traérselo al Real Madrid, nadie podía pensar que estuviésemos cometiendo un error. Era un grandísimo jugador. Sin embargo, las cosas empezaron a torcerse antes de empezar a jugar con la camiseta blanca. Su fichaje fue un tortuoso camino que se prolongó demasiado en el tiempo al negarse la Federación Yugoslava a tramitar el transfer del jugador. Aquello fue un verdadero culebrón, con Miljan Miljanic, que había sido entrenador del Real Madrid, negándose en redondo a permitir que el futbolista abandonara el fútbol yugoslavo. 

Prosinecki fue presentado el 24 de junio de 1991 en el Santiago Bernabéu, pero Miljanic insistió todo el verano en que no podría jugar como profesional en el Real Madrid al tener menos de 25 años. La verdad es que, a mi edad, aquella guerra burocrática no la terminaba de entender muy bien. Sin embargo, seguí a diario los acontecimientos leyendo los periódicos que compraba mi primo. En agosto, la FIFA le concedió un permiso temporal a Prosinecki para jugar en el Real Madrid, que le había inscrito para jugar la Copa de la UEFA 1991-92 mientras, desde Belgrado, Miljanic pedía al Estrella Roja que le inscribiera para la Copa de Europa. Todo esto, insisto, con el jugador ya presentado como futbolista del Real Madrid desde junio. El dichoso transfer definitivo llegó desde Belgrado el 30 de octubre de 1991. Para entonces, el equipo de Radomir Antic, curiosamente un yugoslavo, ya estaba inmerso en plena temporada... Y Prosinecki... trataba de competir.

Las lesiones

Sí. He dicho bien. "Trataba de competir". Desde que empezó a rodar el balón en el primer partido de la temporada 1991-92, Robert Prosinecki empezó a encadenar una lesión tras otra que le impedía rendir en plenitud. Empezó con una lesión muscular en su pierna izquierda y de ahí en adelante, todo fue de mal en peor. Jugó dos encuentros de Copa de la UEFA y tres partidos de Liga. En el tercero, en la sexta jornada frente al Barcelona, Prosinecki anotó un gran gol de falta. Cuatro días después, en Utrecht, el Real Madrid ganaba 1-3 y Prosinecki volvía a marcar. Fue su último gol y su último partido de la temporada 1991-92. Las lesiones le impidieron volver a jugar en lo que restó de campaña. Aún recuerda una portada de Marca. 'Prosinecki hizo CRACK'. Los rumores de reaparición eran constantes pero nunca llegaba su vuelta a los terrenos de juego. Empezó a fraguarse su leyenda de 'jugador de cristal' tan propenso a los percances físicos.

La temporada 1992-93, con Benito Floro en el banquillo, fue una especie de 'volver a empezar' para el croata. De hecho, muchos le consideraban como un 'fichaje', dado que en la anterior campaña sólo llegó a jugar cinco partidos. Con Floro, que llegaba con un sistema de juego muy definido, Prosinecki vio limitada su libertad sobre el terreno de juego y, además, se veía obligado a retrasar más su posición, jugando como una especie de organizador o bien con Luis Milla o bien con Fernando Hierro, que era el centrocampista que más llegada tenía y que más goles aportaba desde el centro del campo.

Prosinecki no se sentía cómodo jugando así. Para empeorar las cosas, las lesiones musculares seguían apareciendo con regularidad perdiéndose partidos que le impedían asentarse de manera definitiva. Aun así, llegó a jugar 29 partidos de Liga y anotó tres goles. El primero de ellos, aún lo recuerdo, fue en el Bernabéu frente al Valencia. Tras el gol, Robert entró en la portería en la que acababa de marcar y, mirado a la grada, agarró las redes y empezó a moverlas con rabia. Fue su manera de explotar tras tantos meses sin anotar, bajo la presión y las críticas de quienes empezaban a cuestionar su valía. Fueron meses duros para el jugador, al que el programa de Canal Plus 'El Día Después' llegó a seleccionar como uno de los "jugadores más feos de la Liga". Vamos, para darle ánimos, supongo. Para enturbiar un poco más las cosas, unas imágenes del jugador fumando después de un partido le siguieron colocando en el centro de la polémica. No sé si fumar podía incidir en su estado muscular. Pero claro, ver a un deportista fumando, en aquella época, no parecía muy saludable, la verdad. Y si encima se estaba lesionando cada dos por tres... 'Lesionecki', le llamaban algunos. El 9 de mayo de 1993, frente al Rayo Vallecano, Robert Prosinecki volvió a lesionarse de gravedad. Ya no se sabía qué más le podía pasar. A duras penas pudo volver de cara a la última jornada de la Liga, en Tenerife, donde pasó lo que pasó, por segundo año consecutivo.

¿Y la temporada 1993-94? Pues no empezó muy bien, no. Las derrotas lastraron al equipo en el arranque de Liga y Prosinecki fue uno de los blancos de las críticas y pitos de la afición. El jugador, desde luego, acabó muy tocado moralmente. Incluso llegó a ser apartado del equipo y se especuló con su inminente salida del Real Madrid mediante una cesión, puesto que tenía contrato en vigor pero nadie se iba a lanzar a ficharle con el curriculum de lesiones que presentaba.

La resurrección

Quizás soy un poco exagerado con el título del ladillo. Pero es que Prosinecki lo había pasado realmente tan mal desde su llegada al Madrid que lo que vivió en el tramo final de la campaña 1993-94 sólo puede catalogarse de 'resurrección'. Y todo empezó con la llegada de Vicente Del Bosque al banquillo del Madrid tras la destitución de Floro.

En  aquel partido contra el Rayo Vallecano, en el Calderón, se pudo ver a otro Prosinecki. Un Prosinecki más suelto, más activo, más agresivo... Don Vicente le colocó como mediapunta y aquel día cuajó uno de sus mejores partidos. Recuerdo escucharlo por la radio. Marcó dos goles, el primero de ellos a los cinco minutos de penalti. Normalmente los tiraban Michel o Hierro, pero Prosinecki, en un alarde de confianza, pidió el lanzamiento y no falló. El Real Madrid ganó aquel día 5-2. Butragueño también marcó otro gol y Fernando Hierro otros dos. Recuerdo el vídeo que emitió 'El Día Después' sobre Prosinecki con imágenes de su actuación frente al Rayo al ritmo de la música del 'Right in the Night' del dúo alemán Jam & Spoon. Todavía debo tenerlo grabado en alguna de las decenas de cintas VHS que grababa en aquella época con todos los resúmenes y reportajes del Real Madrid.

Desde aquel día y hasta finalizar la campaña 1993-94, Prosinecki anotó cinco de los seis goles en Liga que consiguió ese año. Fue su mejor marca en España. Y aunque la temporada no terminó de acabar muy bien, Robert Prosinecki recuperó algo de crédito. Sin embargo, en el verano de 1994 llegaban aires renovados al Real Madrid. Jorge Valdano emprendió un nuevo proyecto con nuevos jugadores, nuevos fichajes e ilusiones renovadas. Y Prosinecki no entraba en los planes. Las sombras habían pesado más que las luces durante las tres anteriores temporadas y, pese a que el jugador quería seguir en el Real Madrid, probablemente animado por sus buenas sensaciones personales en el tramo final del anterior ejercicio, el club quería buscarle una salida.

Rumbo a Oviedo

Robert Prosinecki acabó cedido en el Real Oviedo. Allí, bajo el manto protector de Radomir Antic, Prosinecki pudo volver a saborear y disfrutar del fútbol. En Asturias cuajó una gran temporada en la que, estoy seguro, volvió a sentirse plenamente jugador. Los ovetenses concluyeron la Liga en una más que digna novena posición. El croata jugó treinta partidos, veintinueve de ellos de titular y marcó cinco goles.

En el verano de 1995, Robert Prosinecki estuvo a punto de volver a Madrid, pero para jugar en el Atlético, club por el que estuvo muy cerca de fichar. Sin embargo, recaló en el Fútbol Club Barcelona. Allí coincidió con su ex compañero en el Madrid Hagi. El croata llegó al Real Madrid en un periodo de transición y recaló en el Barcelona en otro periodo de 'vacas flacas', en ese caso para los azulgranas. Allí, en la Ciudad Condal, Prosinecki jugó 19 partidos de Liga marcando dos goles. La temporada 1996-97 la inició en el Barcelona pero no entraba en los planes de Bobby Robson y, sin haber debutado aún, recaló en el Sevilla, que pagó su traspaso, en el mercado invernal. Con los hispalenses jugó veinte partidos de Liga y marcó cuatro goles, pero no pudo evitar el descenso de categoría. Con el Sevilla en Segunda División, concluía la etapa de Robert Prosinecki en España

El futbolista tenía 28 años y regresó a Croacia para enrolarse en las filas del Dinamo de Zagreb, donde jugó hasta el año 2000. Posteriormente militó en el Standard Lieja, en el Portsmouth inglés, en el Olimpija Ljubljana y en el NK Zagreb, equipo en el que colgó las botas al término de la campaña 2003-04. Durante aquel periodo, fuera de España, Robert Prosinecki tuvo tiempo de jugar con la Selección de Croacia el Mundial de Francia 98, en el que los croatas acabaron en un espectacular tercer puesto, y el de Corea y Japón 2002.

Tras su retirada como jugador, Prosinecki ha sido entrenador del Estrella Roja entre 2010 y 2012. También dirigió al Kayserispor turco durante la campaña 2012-13.

Desde 'Historias del Real Madrid' quiero tener un recuerdo para Robert Prosinecki. Es evidente que no triunfó, pero quiero quedarme con los buenos recuerdos de aquel partido de hace veinte años, frente al Rayo Vallecano. Aquel día, se vio lo que pudo ser... y por desgracia no fue. Aquellas innumerables lesiones le impidieron rendir y mostrar toda la clase que atesoraban sus botas y que le habían convertido, en 1991, en el futbolista más prometedor del momento.

2 comentarios:

  1. El Prosinecki que ganó la Copa de Europa con el Estrella Roja era un jugador impresionante, rapidísimo en carrera, con un potente disparo, visión de juego y una técnica realmente exquisita. Hay vídeos de su actuación en las semifinales contra el Bayern de Munich donde se ve la clase de jugador que era. En el verano de 1991 cualquier grande de Europa ansiaba contar con los servicios del rubio jugador, y fue el Madrid el que le ganó la partida a clubes como el Milan por ejemplo.

    Sin embargo como bien apuntas, en el Madrid sufrió todo un calvario de lesiones musculares que hizo imposible ver ni siquiera una pequeña parte del jugador que maravilló en Belgrado. Cualquier parecido entre el Prosinecki que vimos aquí y el que asombró a toda la Europa futbolística era pura coincidencia.

    Mi sensación es que jugó siempre con miedo a romperse otra vez, viéndose superado por la presión de los acontecimientos, los pitos de la grada cada vez que perdía un balón que le llevaron a una alarmante perdida de confianza en su juego.

    Es cierto que en la recta final de la campaña 93-94 con la llegada de Del Bosque se liberó de la rigidez táctica que le sometía el sistema de Floro y con mayor libertad y perdida de presión, el Madrid estaba ya lejos de ser una opción real de ser campeón, se vió a un Robert más mejorado. Aun así ya era tarde, y la llegada de nuevos extranjeros para la siguiente temporada como Redondo o Laudrup, hizo que evidentemente se quedara sin sitio en el equipo.

    En fin, un buen artículo amigo, recordándonos a un jugador verdaderamente singular. Me viene a la mente ahora otro par de jugadores que además compartieron vestuario con él, que vinieron con gran bombo pero no colmaron las expectativas. Me refiero a Dubovsky y a Hagi. Aunque de todos ellos el que mejor rendimiento dio fue el rumano, sobre todo en su segunda campaña, pero en global lejos del nivel que tenía el 'Maradona de los Cárpatos'. Un saludo!

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    1. Hola Isaac!
      En primer lugar, muchísimas gracias por tu comentario. Estoy totalmente de acuerdo con todo lo que expones.

      Yo también creo que fue un jugador que sufrió mucho psicológicamente por el miedo a volverse a lesionar. No olvidemos que su primera campaña, 1991-92, se le pasa casi entera sin jugar.

      Una verdadera lástima, porque era un jugador realmente muy prometedor.

      Por cierto, el siguiente artículo será de Dubovsky. A ver si saco tiempo para hacerlo!

      Y de Hagi también haré alguno, que era uno de mis jugadores favoritos.

      Un saludo y muchas gracias!

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