El guardameta del Real Madrid fue el primer futbolista en alcanzar esa cifra de partidos jugados en Primera División
Recuerdo aquellos pequeños libros que regalaba As hace treinta años con la compra del correspondiente ejemplar diario. Seguro que muchos todavía los conservamos en casa. Uno de ellos estaba dedicado a Francisco Buyo. Firmado por Fernando Sotillo Oñoro, se trataba de una biografía del guardameta del Real Madrid que, aquella temporada 1994-95, estaba haciendo Historia en el fútbol español. De ahí el gráfico título del libro: "Buyo. 500 partidos". Y es que, efectivamente, el 19 de marzo de 1995, tal día como hoy de hace 30 años, Francisco Buyo disputaba su partido número 500 en Primera División. Era el primer jugador que conseguía alcanzar esa cifra.
El Real Madrid recibió aquel domingo al Espanyol, dirigido entonces por uno de nuestros ilustres, el gran José Antonio Camacho. Los blancos afrontaban el duelo con algunas bajas y novedades en el once inicial. No estaban ni Hierro ni tampoco Laudrup, dos fijos, así que Valdano alineó el siguiente equipo: Buyo, Quique, Alkorta, Sanchís, Lasa, Luis Enrique, Redondo, Martín Vázquez, Amavisca, Alfonso y Zamorano. "El Madrid salvó un serio obstáculo", fue el titular de la crónica de aquel encuentro en la Revista Real Madrid. Partido muy emocionante y muy igualado en el que los periquitos tuvieron sus oportunidades. De hecho, la primera fue para ellos nada más arrancar el duelo con un tiro de Roberto que salió desviado a la derecha de Buyo. El Madrid la tuvo también con una incorporación al ataque de Quique Flores que el olímpico Toni consiguió desbaratar. Aproximándose al descanso llegó una jugada clave. El visitante Roberto cabeceó a puerta pero Buyo realizó una espectacular estirada para sacar el balón. Los jugadores del Espanyol reclamaron gol y, de hecho, en la crónica de Don Balón afirmaban que el colegiado había "convertido en gol fantasma un gol legal". Sin embargo, recuerdo que en las imágenes de los resúmenes no se apreciaba con claridad que esto fuese así. Hay que recordar que el balón tiene que traspasar completamente la línea de gol y que, por supuesto, la tecnología brillaba por su ausencia hace treinta años. Imposible saberlo. Clarísimo ejemplo de lo que toda la vida conocimos como "gol fantasma". El caso es que muchos fotógrafos captaron aquel momento que quedó como una de las imágenes icónicas de Francisco Buyo, volando en el aire con unos reflejos felinos que parecían increíbles en un jugador de 37 años. Foto de portada en los periódicos. Y del posible 0-1 se pasó al psicológico 1-0 antes del minuto 45. Fue tras un gran pase de Alfonso al hueco que Zamorano aprovechó salvando la salida de Toni y empujando a la red. El chileno estaba viviendo su gran temporada. Aquel era su gol 21 en aquella Liga, peleando por el Pichichi que acabaría llevándose. En el segundo tiempo el Madrid trató de incrementar el marcador. Amavisca lanzó un balón desde la izquierda que Zamorano, cerca del poste derecho, no llegó a rematar en condiciones, acabando el esférico en córner. Raúl se incorporó al terreno de juego sustituyendo a Alfonso y el primer balón que tocó fue para meterle un pase a Zamorano que volvió a superar la salida de Toni y disparó ajustado al palo, sacando un defensa lo que hubiera sido el 2-0. En otra jugada de ataque fue el propio Iván el que se internó en el área y envió un pase atrás directo al centro del área, donde se incorporaba su 'socio' Amavisca. El cántabro, sin embargo, llegaba un poco trastabillado, aunque consiguió tirar a puerta como pudo, de forma poca ortodoxa. El caso es que casi fue gol. Toni salvó con el pie lo que parecía un tanto cantado... En definitiva, que pudieron haber sido más goles para el Madrid. Aunque sólo fue uno el que subió al marcador, el 1-0 de Zamorano con el que se terminó el choque.
Victoria por la mínima, lo que supuso que cobrara relevancia el papel de Buyo en la portería. La Revista Real Madrid, que en las crónicas de todos los partidos destacaba al mejor jugador blanco de cada encuentro, eligió en aquella ocasión al cancerbero. "Francisco Buyo demostró, una vez más, que a sus 37 años, o quizá por eso mismo, es el mejor portero de la actualidad en el panorama futbolístico español. Su prodigiosa parada a remate de cabeza de Roberto, con el empate en el marcador, evitó males mayores para nuestro equipo. Un prodigio de reflejos y seguridad que le llevan a ser el mejor de la jornada", señalaban en la publicación. Don Balón, por su parte, calificaba con un notable 7 al portero, aunque para el cronista Juan Carlos Casas el mejor del partido había sido Quique Sánchez Flores, que recibió un 8 y fue incluido en el lateral derecho del equipo de la jornada que confeccionaba la revista cada semana.
Portero de LeyendaEl triunfo fue un buen colofón para redondear la gesta de Buyo. El guardameta alcanzaba una cifra de partidos jugados que parecía mítica entonces. 500 partidos en Primera División. Lo que no había conseguido nadie. El guardameta de Betanzos había superado el récord de partidos aquella misma temporada cuando igualó y rebasó los 479 que había disputado Joaquín Alonso con el Sporting de Gijón. El azar y el destino quisieron que, además, los 479 los alcanzara en El Molinón frente al Sporting, lo que propició un amistoso encuentro entre los dos futbolistas, que posaron juntos para los medios gráficos dándose la mano y echando un simbólico pulso que apareció, por ejemplo, en la última página del Diario As, con foto de Macario Muñoz. "Buyo ya es historia en el fútbol español", titulaba Fernando Sotillo Oñoro. Los dos jugadores tenían buena sintonía y ya se conocían de los tiempos de su paso por la Selección Sub-21, la Sub-23 y la Selección olímpica que acudió a Moscú 80. "Lo de Joaquín tiene más mérito, porque fue un jugador de campo y éstos están más predispuestos a ser relevados, a no jugar de forma tan habitual como un portero e incluso a sufrir más lesiones", declaraba Buyo destacando los méritos del sportinguista, que se había retirado de los terrenos de juego al término de la temporada 1991-92. "Joaquín era un monstruo dentro y fuera del terreno de juego. La gente no valora en su justa medida lo que supone que un jugador de campo haya jugado 479 partidos en 15 temporadas", recalcaba Buyo, que concluía afirmando: "Estas marcas son más lógicas en los porteros". Por cierto, el Madrid, que jugó un buen partido, cayó esa jornada en El Molinón encajando su primera derrota en aquella Liga, 1-0, con gol de Velasco. Lo habitual con los 'ex', vaya. Fueron mucho mejor las cosas una semana más tarde, en la sexta jornada liguera disputada el 9 de octubre de 1994. En el Santiago Bernabéu, frente al Racing de Santander, los blancos ganaron 3-1. El marcador con el que concluyó el duelo pasó también a la historia porque el tercer tanto fue el último que marcó Emilio Butragueño en competición oficial con la camiseta del Madrid. Pero el gran protagonista de aquella fecha fue Francisco Buyo, que pudo celebrar con una victoria su partido número 480 quedándose en solitario al frente de la clasificación de futbolistas que más encuentros habían disputado en Primera División. Inolvidable aquella portada de Don Balón con el madridista vestido de portero de la época de Ricardo Zamora y el titular de "Buyo, un portero de leyenda".
Su estado de forma era espectacular. Con 37 años seguía siendo un guardameta con unos reflejos increíbles. Peleaba por la titularidad de la portería con Cañizares, fichado aquella misma temporada cuando el canterano había dado sobradas muestras de su valía en Vigo y había acudido al Mundial de Estados Unidos. Pero Buyo parecía eterno y un año más, el noveno desde que había llegado al Bernabéu en 1986, fue el gallego el que defendió la meta blanca. Parecía estar viviendo una segunda juventud. Llevaba ya varias campañas estando entre los mejores del equipo. La veteranía le había sentado de lujo. Alejado de polémicas se convirtió en un baluarte para el Madrid de los noventa y aquella temporada 1994-95 superó el récord de imbatibilidad en el Real Madrid que ostentaba el 'gato' Miguel Ángel (QEPD) desde la temporada 1984-85. Precisamente en marzo de 1995 la Revista Real Madrid publicó un entrañable reportaje en el que juntó a estas dos leyendas madridistas, una ya retirada y la otra en activo. "Miguel Ángel y Buyo: unidos por un récord", titulaba la publicación oficial del Club. Una curiosidad que pone de manifiesto que las estadísticas no eran una cosa que quitara el sueño a los futbolistas de antaño es que el propio Miguel Ángel reconocía en aquel encuentro que desconocía que él tuviera en su poder ese récord de imbatibilidad en el Madrid. "Lo cierto es que ni sabía que tenía esta marca hasta que Paco tuvo la posibilidad de batirla y me lo leí en la prensa; entonces estaba deseando que la batiera, porque, además de que se lo merece, supondría muchas cosas buenas para el Real Madrid. Y estoy deseando que la siga batiendo por muchos minutos más", declaraba nuestro querido 'gato'. El récord de Miguel Ángel, situado en 596 minutos, en realidad había quedado ya registrado en el momento de la publicación del reportaje. Fueron 631 minutos los que permaneció Buyo sin encajar gol pasando a ostentar el récord de imbatibilidad como portero del Real Madrid desde febrero de 1995. La siguiente marca a batir fue la de los 500 partidos que hoy estamos recordando, meta alcanzada en el duelo con el Espanyol del 19 de marzo de 1995.
En su número 1014 correspondiente a la semana del 20 al 26 de marzo de 1995 la revista Don Balón le dedicó un nuevo reportaje con motivo de aquel logro deportivo. "500 veces Buyo", titulaba la publicación semanal, que destacaba al portero madridista en su sumario. "El guardameta de Betanzos ha batido el récord de la longevidad en el fútbol español: 500 partidos. Son 750 horas de fútbol, 31 días y seis horas y siempre con equipo blanco. Buyo defendió en 199 encuentros el portal del Sevilla y el domingo, ante el Español, jugó su partido 301 en el del Real Madrid. Pletórico de forma, a sus 37 años, sigue en la brecha", contaba la revista, que resaltaba el hecho de que en siete días había cumplido 300 partidos con el Real Madrid y 500 de Liga en Primera División. "El 'yo, sigo' fue una coletilla que puso de moda un humorista televisivo llamado Joe Rigoli, y que ha hecho suya en nuestro fútbol Francisco Buyo", escribía Juan Carlos Casas para Don Balón, que también ofrecía el dato de que el gallego también poseía "el récord de minutos jugados en Primera" con 44.873. "Mi gran récord es poder vestir la camiseta del Real Madrid una semana tras otra; de esto sí que estoy orgulloso", declaraba un Buyo que aseguraba que todavía le quedaban "cuatro o cinco años al máximo nivel". En aquel reportaje Don Balón incluía a Buyo "en la galería de los grandes porteros blancos" e incluía unas pequeñas biografías de Ricardo Zamora, José Bañón, Juan Alonso, Rogelio Domínguez, José Araquistáin, José Vicente Traín, Antonio Betancort, Mariano García Remón y Miguel Ángel. Por aquellos tiempos casi todos seguían con vida y precisamente uno de ellos, José Vicente Traín, cerraba aquel reportaje a cinco páginas con una columna de opinión en la que ensalzaba la figura de Buyo. "El más perfecto", afirmaba nuestro veterano, que aseguraba que Buyo estaba completando un "ciclo pletórico" en el Real Madrid que según él empezó en la temporada 1992-93. Estoy de acuerdo, pero a mi entender esa etapa tan determinante empezó un año antes, en la 1991-92, en la que además consiguió ganar el Zamora.
En mayo de 1995, en su número 68, la Revista Real Madrid también dedicó otro reportaje al portero del momento. "Paco Buyo, la leyenda más 'joven' del fútbol español", titulaba Javier De la Calle repasando la trayectoria del portero durante aquella campaña y haciendo hincapié en la meta de los "500 partidos inolvidables" que había alcanzado el de Betanzos. "Fue ante el Español, en casa. El marcador electrónico se iluminó con un número, '500', y un nombre, 'Paco Buyo'. Y más de cien mil gargantas homenajearon a su ídolo gallego coreando su nombre", describía el autor en aquel trabajo ilustrado con las habituales fotografías de Jorge Iglesias. "Fue un momento emocionante, uno de los más bonitos de mi vida", declaraba el protagonista, que se encontraba tan en forma que no titubeaba a la hora de señalar que quería jugar "otros 200 partidos, como mínimo". No bromeaba. Buyo siempre manifestó en multitud de entrevistas que su deseo era llegar a los 40 años jugando. Y es que con 37, insisto, estaba en su mejor momento. De momento, tal y como recordaba la revista, el portero había renovado su contrato con el Madrid por una temporada más con opción a otra. "Mi deseo es seguir en esta entidad y terminar mi carrera deportiva en este gran club, mi equipo de toda la vida", contaba el gallego. Y tras romper la barrera de los 500 partidos peleó hasta el último encuentro de Liga por el Trofeo Zamora. Estuvo cerca de conseguirlo aunque, precisamente, en el cierre de campaña contra el Betis, con la Liga ya ganada, el Madrid perdió 0-2 con los verdiblancos y fue el bético Jaro el que se llevó el honorífico galardón al portero menos goleado. Sí, nuestro Jaro, que había estado cuatro años con nosotros y había sido tantas veces suplente de Buyo, fue quien ganó el Zamora justo en su primer año tras dejar la camiseta blanca. Una pena por Buyo, aunque me alegré de que al menos fuera un ex madridista quien consiguió ese trofeo. Con Zamora o sin él, en cualquier caso, la temporada de Francisco Buyo resultó ser magnífica. Magnífica...
Fueron 542 partidos
Buyo siguió jugando más y más partidos... Y en la siguiente temporada, la nefasta 1995-96, siguió incrementando la cifra hasta el día de la lesión con el Albacete, cuando jugó su último partido de blanco. Nos pasó de todo aquella temporada 1995-96. Hasta se nos lesionó Buyo. Y ya no volvió a jugar. Ninguno lo sabíamos, pero resultó que en el momento de la lesión se acabó un ciclo. Su última campaña en el Real Madrid, la 1996-97, se la pasó en blanco. Capello no contó con él y no volvió a jugar más partidos oficiales antes de retirarse con 39 añazos. ¿En cuanto dejó el récord de partidos en Primera División? Pues 542. Una barbaridad. El caso es que tenía por detrás a otro guardameta, Andoni Zubizarreta, y como los porteros suelen contar con carreras longevas, el vasco tenía todas las papeletas para superar a Buyo. Y lo hizo, claro...
Con el paso de los años han sido unos cuantos los futbolistas que cruzaron la barrera de los 500 partidos en Primera. Concretamente, quince. Treinta años después, Buyo sigue estando en el TOP-10 que encabeza Zubizarreta con 622 partidos. Los mismos que el bético Joaquín Sánchez, que cuando se retiró, hace un par de años, se quedó a un partido de ostentar el récord en solitario. Detrás, en tercera posición, Raúl García con 609, cuarto nuestro Raúl González con 550, quinto Eusebio Sacristán con 543 y sexto Francisco Buyo con uno menos, sus 542 partidos. Detrás están Sergio Ramos, Manuel Sanchís, Antoine Griezmann, Dani Parejo (estos dos últimos en activo y escalando posiciones, ojo), Lionel Messi, Jesús Navas, Iker Casillas, Xavi Hernández y Miquel Soler. A un pasito de los 500 se nos quedó Fernando Hierro, que jugó 497 partidos antes de concluir su carrera deportiva en el extranjero. El caso es que, insisto, Buyo sigue entre los diez primeros después de tres décadas. Y además tuvo el enorme privilegio de ser el primero en inaugurar el 'club de los 500'. Francisco Buyo. Leyenda. 30 años ya de todo aquello...
REAL MADRID:
Buyo, Quique Flores, Alkorta, Sanchís, Lasa, Luis Enrique, Redondo, Martín Vázquez, Amavisca, Alfonso (Raúl, 67') y Zamorano.
C. D. ESPAÑOL: Toni, Mendiondo (Ayúcar, 59'), Pochettino, Herrera, Torres Mestre, Francisco (Lluis, 75'), Roberto, Arteaga, Brnovic, Lardín y Raducioiu.
GOL
1-0 min. 44 Zamorano