Histórico pívot español del equipo de Baloncesto del Real Madrid en los años setenta y ochenta, vistió la camiseta blanca durante 18 temporadas
Este domingo 4 de mayo hemos conocido la triste noticia del fallecimiento de Rafael Rullán a los 73 años tras una larga enfermedad. Nombre propio del baloncesto español con un palmarés impresionante, vistió la camiseta del Real Madrid durante 18 temporadas, además de seguir ligado al Club tras su retirada y haber dedicado la mayor parte de su vida a nuestra entidad. Nos deja un jugador histórico. Un hombre de la casa. Desde 'Leyendas Blancas', la asociación de veteranos del básquet del Real Madrid, han hecho público su dolor por la desaparición de una de las mayores leyendas que han pasado por el conjunto blanco. "Desolados por el fallecimiento de nuestro Rafael Rullán, 18 años como jugador del primer equipo, toda una vida al servicio del club y nuestro presidente ocho años. Nos deja una Leyenda en lo deportivo y lo humano. Nuestro apoyo a familiares y amigos. DEP", escribían en su cuenta de X. Por supuesto, el propio Club también ha emitido un comunicado oficial en su memoria. "El Real Madrid C. F., su presidente y su Junta Directiva lamentan profundamente el fallecimiento de Rafael Rullán, una de las grandes leyendas del Real Madrid y del baloncesto europeo", dice la nota. "El Real Madrid quiere expresar sus condolencias y su cariño a sus familiares, a sus compañeros y a todos sus seres queridos", añaden antes de realizar un repaso al palmarés y los logros conseguidos con nuestra camiseta. "El Real Madrid hace extensivas sus condolencias a todo el madridismo".
Pívot de altura
Rafael Rullán Ribera nació en Palma de Mallorca el 8 de enero de 1952 y sus 2,07 de altura tuvieron algo que ver con su llegada al mundo de la canasta. El propio Rullán contaba cómo fueron sus inicios entre las páginas 866 y 867 de la emblemática obra 'Historia viva del Real Madrid' editada por ABC. "Mi iniciación en el baloncesto se debió a que me lo recomendaron los médicos para mejorar mi coordinación de movimientos como consecuencia de mi crecimiento. Comencé a jugar a los trece años en Palma de Mallorca y, tras una 'operación altura' en Segovia, acabé en el Real Madrid tras el visto bueno de Ferrándiz. En el equipo juvenil tuve como entrenador a Alfredo Calleja", relataba Rafa. "A los dieciocho años pasé al primer equipo al mismo tiempo que jugaba con los júniors que dirigía Lolo Sainz. Heredé el número 12 de Miles Aiken y desde entonces han pasado diecisiete años de los que me enorgullezco por haber pertenecido a un club como el Real Madrid", añadía Rullán en 1986, ya cerca del final de su etapa como jugador blanco. "Mi formación como hombre la he tenido en este club y hay que tener en cuenta que he pasado más de la mitad de mi vida en él. la disciplina que siempre ha caracterizado al club me forjó y me ayudó a madurar como persona. Raimundo Saporta fue como mi segundo padre y, por ejemplo, cuando decidí casarme al primero que se lo comuniqué fue a él", confesaba Rullán.
Para describirle como jugador no hay nada mejor que recurrir a alguien que jugó con él, que compartió muchos años de vestuario y que le conoció a fondo. Juan Antonio Corbalán, en su libro autobiográfico 'El Baloncesto y la Vida. Recuerdos para el futuro', publicado por Ediciones JC en octubre de 2014, escribía lo siguiente sobre Rullán en la página 227: "Rafa Rullán ha sido, para mí, el mejor pívot español hasta la aparición de Pau Gasol. No tenía la fuerza de Fernando Martín ni la descomunal altura de Romay, pero atesoraba un juego de pies magnífico trabajado desde su edad de júnior, jugaba perfectamente con las dos manos en las bandejas debajo del aro, algo que nunca hicieron los anteriores, podía buscarse sus propias canastas con un tiro a la media vuelta letal y además fue adquiriendo un gran tiro, tanto de cerca como de lejos. Tenía mucha clase. No era un pívot de choque, pero fue una gran suerte tener en nuestro equipo un poste bajo con tanta clase ofensiva y que a la vez fuera un gran taponador. Sabía pasar y lanzaba como un maestro el contraataque. Me conocía perfectamente, casi nos criamos juntos, y sabía buscarme y ponerme el balón en las mejores situaciones de ventaja para salir corriendo. Realmente fue un privilegio para mí compartir equipo con un jugador como él".
Todos los apuntes biográficos le describen como "un pívot moderno para la época que cambió el baloncesto español". En el primer equipo blanco desde 1969, Rafa Rullán desarrolló su carrera en dos etapas en las que coincidió con muchísimos de los grandes nombres que han pasado por la Sección de Baloncesto. Estuvo primero a las órdenes de Pedro Ferrándiz jugando con maestros como Emiliano Rodríguez, Vicente Ramos, Clifford Luyk, Cristóbal Rodríguez, Vicente Paniagua... Acabó en la etapa de Lolo Sáinz compartiendo equipo con Juan Antonio Corbalán, Fernando Romay, Juanma López Iturriaga, Chechu Biriukov, Alfonso del Corral... Por el camino, durante casi dos décadas completas, coincidió con auténticos emblemas de la canasta como Carmelo Cabrera, Walter Szczerbiak, José Luis Llorente, Fernando Martín, Mirza Delibasic, Brian Jackson, Wayne Robinson, Antonio Martín, Linton Townes y tantos otros... Terminó siendo capitán y dio muestras de su profesionalidad y disposición a las necesidades del Club cuando, por poner un ejemplo, en la temporada 1984-85 cedió su plaza para que pudiera jugar Chechu Biriukov tras formalizarse, por fin, los trámites burocráticos de su nacionalización para debutar como jugador español. Rullán, en lo que restó de aquella campaña, sólo disputó la Copa de Europa con el Real Madrid. Rafa regresaría a las competiciones nacionales en la temporada siguiente, 1985-86.
Prolongó su etapa como jugador blanco hasta 1987. Fueron 18 temporadas consecutivas en el equipo de Baloncesto del Real Madrid, un récord que se mantuvo hasta ser superado recientemente por Sergio Llull, que en el presente ejercicio está cumpliendo su campaña número diecinueve como madridista. El balance de Rullán como jugador del Real Madrid dejó unos números apabullantes. En sus 18 años de blanco ganó 14 Ligas, 9 Copas, 3 Copas de Europa, 1 Recopa, 4 Intercontinentales y 1 Supercopa de España. Mito. Leyenda absoluta. Fue Internacional con la Selección española en 161 ocasiones y se colgó la Medalla de Plata en el Campeonato de Europa celebrado en Barcelona en 1973.
En la temporada 1987-88 vistió la camiseta del Bancobao Villalba estirando así un poco más su carrera deportiva como jugador profesional. Fue aquella una campaña dura en la que las lesiones le impidieron ayudar a su escuadra todo lo que le hubiese gustado. Incluso tuvo que ser operado de una hernia discal. Todo aquello precipitó la retirada definitiva. Pero antes tuvo la satisfacción de poder despedirse en un partido homenaje entre la Selección y un combinado de jugadores americanos. Fue, además, en su tierra natal, Palma de Mallorca, delante de todos los suyos, y retirándose junto a su ex compañero Carmelo Cabrera. Siguió vinculado al Bancobao como relaciones públicas y atendió algunos negocios. Pero sus lazos con el Real Madrid seguían siendo muy estrechos y tenía las puertas del Club abiertas para volver...
Vuelta a casa
Regresó al Real Madrid, por supuesto, y en el Club de su vida desempeñó diferentes responsabilidades y facetas. Durante la década de los noventa ejerció como delegado del primer equipo, concretamente entre 1991-92 y 1998-99. Posteriormente ha sido director de las escuelas deportivas de la Fundación Real Madrid y también fue un elemento activo de todas las actividades de la Asociación de Veteranos.
Estaba enfermo desde hacía un tiempo. Ya me lo habían dicho. Una enfermedad que le ha ido consumiendo poco a poco hasta el fatal desenlace de hoy. "Llevaba tiempo queriendo decirnos adiós pero su Belén que tanto le cuidaba, no sólo en Navidad, no lo dejaba. Una nueva complicación contra la que ya no le quedaban fuerzas para seguir luchando nos lo ha arrebatado. Estuvo intentando meterle otro gancho más a la vida pero llegó fuera de tiempo. Grande de tamaño, más grande como jugador y mucho más como persona", escribe hoy Cristóbal Rodríguez, presidente de la Asociación de Jugadores de Baloncesto del Real Madrid. Muy emotivo también el texto que acabo de leerle a otro de nuestros ex jugadores, Juanma López Iturriaga, en El País. "Es un día triste, pero me queda la esperanza al menos de que su fallecimiento obligará a repasar su figura y palmarés. Espero entonces que mucha gente caiga en la cuenta de que estamos hablando de una figura descomunal, un talento superlativo, un adelantado a su época. Alguien que no ha sido reconocido como desde luego se merece. Aunque sea un poco tarde, es hora de subsanar ese injusto error. Y a ti Rafita, gracias por todo, que fue mucho", concluye el bilbaíno.
Con su muerte desaparece un referente, un pívot esencial en la Historia del Real Madrid de los setenta y de los ochenta. Revisando fotografías de su carrera me he detenido unos segundos en la foto de plantilla que sacó Raúl Cancio en la temporada 1982-83 y me ha dado pena comprobar que ya faltan cuatro jugadores de aquel grupo. A Fernando Martín y Mirza Delibasic se le unieron este año Drazen Dalipagic y ahora Rafa Rullán. Todos antes de tiempo, por accidente o enfermedad. Una absoluta pena. Coincidí con él personalmente varias veces, la última en el año 2018, cuando me acerqué un día a las oficinas de la Fundación para que me firmara unas fotografías. Siempre amable y atento, como muy bien dice todo el mundo. Desde 'Historias del Real Madrid' quiero expresar mi más sentido pésame a toda su familia, amigos y compañeros. Sirvan estas pocas líneas a modo de pequeño homenaje. Descanse en paz, Rafael Rullán Ribera.
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