El centrocampista, que ya había salido del Real Madrid en 1990, volvió a salir de manera definitiva en 1995
Lo recuerdo con tristeza. Fue uno de los asuntos que, en relación con la actualidad del Real Madrid, le dieron vida a los periódicos durante la temporada 1994-95. La renovación de Rafael Martín Vázquez. El hijo pródigo que había regresado de Italia con la campaña 1992-93 ya empezada afrontaba en 1995 la finalización de su contrato. Otra vez, como había sucedido cinco años antes, hubo un tira y afloja entre Club y futbolista, es decir, Ramón Mendoza y Rafa Martín Vázquez cara a cara con la continuidad del centrocampista en el aire. Las negociaciones duraron lo suyo y creo recordar que en algún momento las posturas estuvieron muy cerca y se llegó a dar por hecho que Rafa seguiría en el Madrid. Pero no, no fue así. No hubo renovación y Martín Vázquez se volvió a marchar del Real Madrid.
Era un futbolista buenísimo. Para mí, lo he dicho muchas veces, fue el mejor de la Quinta del Buitre desde el punto de vista técnico. Pero siempre le faltó algo... Algo más de carisma, el aprecio del público, conectar con una grada con la que no llegó a tener el favor que sí que tuvieron claramente Butragueño y Míchel... Rafa fue, de alguna manera, el 'patito feo' de la Quinta del Buitre a pesar de ser un futbolista colosal. Cuando hace 35 años, en la temporada 1989-90, explotó de aquella manera jugando la mejor campaña de su vida, pidió lo que no se le daba y no se le dio. Y se marchó al Calcio. Perdió el Club y perdió el jugador. Aquella unión nunca se debió de romper. Fue un error por las dos partes. El Real Madrid dejó de contar con un centrocampista maravilloso de 25 años que se encontraba en su mejor momento y notó muchísimo su marcha en la temporada 1990-91. Y a Martín Vázquez le costó adaptarse al fútbol italiano en una aventura que quiero pensar que le resultó satisfactoria en lo personal... Aunque no tengo nada claro que profesionalmente le aportara más que vestir la camiseta blanca. Se hizo raro verle con el Torino y su paso por Marsella fue efímero. Tarde, quizás, pero dos años largos después las dos partes se sentaron de nuevo a la mesa y comprendieron que aquello no tenía que haber pasado. Afortunadamente, el centrocampista madrileño volvió a casa...
Sin embargo, la segunda etapa de Martín Vázquez en el Bernabéu no resultó ser tan buena como quizás todos esperábamos. Aportó mucho, sí, porque, insisto, era muy bueno. El Madrid de Benito Floro mejoró muchísimo con su incorporación en la 1992-93... Pero las lesiones le frenaron bastante, sobre todo en la siguiente temporada 1993-94. Y en la 1994-95, su protagonismo fue de más a menos. El estado de gracia de Amavisca llevó al cántabro a ocupar la posición de centrocampista por la izquierda cuando irrumpió Raúl para ocupar el puesto de 7. Alfonso, tras volver de su lesión, y Martín Vázquez quedaron en cierta manera relegados por el buen momento de forma de sus compañeros. Rafael seguía siendo un activo importante del equipo tal y como demuestra el hecho de que Valdano le pusiese de titular el día del partido con el Deportivo, cuando nos jugamos la Liga para ser Campeones... Pero ya no era titular indiscutible. Cumplía 30 años en el mes de septiembre, con lo que significaba para un futbolista, en aquellos tiempos, alcanzar la treintena. Supongo que trató de asegurarse un buen contrato de cara al último tramo de su carrera deportiva. Pero volvió a chocar con Mendoza. Y aunque en esta ocasión todo fue más civilizado y más cordial que cinco años atrás, el desenlace fue el mismo. No hubo renovación.
Rafael Martín Vázquez siguió en el fútbol español tras salir del Bernabéu. Ficho por el Deportivo, donde entiendo que Lendoiro le pagaría lo que jugador consideraba justo y donde, además, volvería a estar a las órdenes de John Benjamin Toshack, el entrenador con el que mejor había rendido en el Real Madrid. El galés fue el que consiguió obtener la mejor versión de un centrocampista técnicamente maravilloso y que hacía goles con tremenda facilidad. Sus incorporaciones y sus potentes disparos desde fuera del área contribuyeron a la obtención de aquel récord de los 107 goles de la temporada 1989-90. Muchos pensábamos que con Toshack volveríamos a ver al Martín Vázquez de cinco años atrás en un equipo que, no lo olvidemos, fue subcampeón de Liga y Campeón de Copa con Arsenio Iglesias. Y, ojo, que con Toshack nos ganó la Supercopa de España 1995-96. Aquel Deportivo tenía un equipazo y Martín Vázquez iba a estar muy bien rodeado... Pero se rompió. Una gravísima lesión acabó prácticamente con su carrera deportiva. Se recuperó, sí, pero tardó y ya nunca volvió a ser el mismo. Y aquí es donde uno empieza a plantearse hipótesis y hacer cábalas... ¿Hubiese tenido esa lesión de haber seguido en el Madrid? ¿Cómo hubiesen sido sus últimos años sin lesión y en plenitud de facultades?
Pero se marchó
Recuerdo que de niño me daba mucha pena cuando un futbolista dejaba de pertenecer a la plantilla del Real Madrid. Tanto si era una retirada (sobre todo en esos casos), como si se trataba de una venta o la finalización de un contrato que no se renovaba, no me gustaba que un jugador se marchara. Les cogía tanto aprecio a todos los que llevaban la camiseta blanca que después me dolía verles marchar a otros equipos. Para mí, por supuesto, lo primero era siempre el Real Madrid. Pero también prestaba atención a lo que hacían nuestros ex jugadores en otros clubes. Y, siempre que no perjudicara nuestros intereses, me alegraba de que las cosas les marcharan bien en otros sitios. Salguero en el Sevilla, Pardeza en el Zaragoza... Bueno, lo del Zaragoza llegó a ser como una especie de segundo equipo para mí con tantos de nuestros 'ex' allí (Solana, Esteban, Aragón, Juanmi, Esnáider y algunos más que seguro que me olvido). Con los extranjeros me pasaba lo mismo. Me dolió mucho la marcha de Ruggeri. Y lo de Hagi y Rocha en su momento fue durísimo para mí.
El tema de Martín Vázquez me pilló ya algo más mayorcito y fue un punto de inflexión. Yo quería que siguiese, que se le renovase. Para mí era uno de los nuestros. Esperé hasta el último momento que Rafa renovara. Pero cuando se hizo oficial que no seguía, recuerdo que lo acepté con cierta resignación. Fue la primera vez que me pasó. Un año después, cuando también se marchó Luis Enrique, entendí ya de manera definitiva que el fútbol es un deporte profesional y que, como profesionales que son, los futbolistas vienen y se van. Se trata de que cumplan con esfuerzo y honradez cuando defienden la camiseta que llevan puesta. Después, estarán los que sientan más o menos los colores, eso es otro asunto. A mí me hubiese gustado que Martín Vázquez hubiese desarrollado una carrera completa como futbolista del Real Madrid. Tenía calidad para haberlo hecho, para haberse retirado con una trayectoria de 13 o 14 años seguidos de blanco. Le sobró aquella salida de 1990. De haberse quedado estoy seguro de que las cosas hubieran ido de otra manera. Pero resultó que en 1995, hace ahora 30 años, volvió a repetirse un escenario con algunas similitudes. Y Martín Vázquez se volvió a marchar...