El jueves 29 de octubre de 1987 entrenó por primera vez en la antigua Ciudad Deportiva un futbolista que recaló en el Real Madrid con la temporada ya comenzada. El protagonista del capítulo que hoy vamos a recordar en 'Historias del Real Madrid' fue un jugador que tuvo el enorme privilegio de defender durante unos meses el escudo del equipo del Santiago Bernabéu.
Llegó en calidad de cedido y su presencia en la plantilla de Leo Beenhakker sorprendió muchísimo por su perfil como jugador. No se contaba con él en su equipo de procedencia, el Valencia, y además se trataba de un futbolista modesto, dicho sea con el mayor respeto del mundo y sin el menor matiz peyorativo, de verdad. Pero todos los medios de comunicación de la época reaccionaron con sorpresa al informar de que Muñoz Pérez sería, hasta el final de la temporada 1987-88, nuevo jugador del Real Madrid.
Sus inicios
Francisco Enrique Muñoz Pérez, conocido futbolísticamente como Muñoz Pérez, nació en la localidad malagueña de Estepona el 18 de febrero de 1960. Actuaba como lateral izquierdo y carrilero llegando a jugar con la Selección en categoría juvenil. Estuvo presente en la II Copa Mundial de Fútbol Juvenil celebrada en Japón entre el 25 de agosto y el 7 de septiembre de aquel 1979 junto a otras promesas como Agustín o Tendillo. Muñoz Pérez, al que por aquella época se le conocía como 'Paquiqui', también llegó a ser Internacional con la Sub-21. De la misma quinta que José Antonio Salguero, con el que compartió vestuario en los albores de su carrera deportiva, debutó con el primer equipo del Málaga en la temporada 1978-79, en Segunda División. Un año más tarde, en la campaña 1979-80, debuta en Primera División con el equipo andaluz. Su debut en la máxima categoría, concretamente, se produce el 6 de enero de 1980 en un Málaga-Real Sociedad que concluye con el resultado inicial de 0-0. En total, en la campaña de su debut disputa ocho partidos de Liga.
Su eclosión llega en la temporada 1980-81. El Málaga estaba de
nuevo en Segunda División. Muñoz Pérez jugó 31 partidos de Liga, todos ellos
de titular y completos. A sus veinte años se convirtió en habitual en las
alineaciones del equipo de La Rosaleda. En la siguiente temporada 1981-82 se
incrementó aún más su participación. 35 partidos de Liga. Pese a
su juventud, Muñoz Pérez era fijo en los esquemas del equipo que dirigía Antonio
Fernández Benítez y que consiguió el ascenso a Primera División. A lo largo de
las temporadas 1982-83, 1983-84 y 1984-85 el defensa de Estepona sigue
acumulando partidos en la máxima categoría siendo un referente del equipo. El Málaga descendió a Segunda
División en el año 1985 pero Muñoz Pérez siguió en Primera División al recalar en el
Valencia para jugar la temporada 1985-86.
Con el conjunto ‘ché’ participó de manera asidua. Disputó 14 partidos de Liga y en la Copa de la Liga jugó 6 encuentros en los que incluso llegó a anotar un gol. Pero no corrieron buenos tiempos en el Luis Casanova aquel año y el equipo desciende a Segunda División. En el siguiente ejercicio, la temporada 1986-87, Muñoz Pérez sigue en Valencia, en Segunda División. El equipo, dirigido por Afredo Di Stéfano, es Campeón de la categoría 'de plata' y regresa a Primera. Muñoz Pérez arranca la temporada 1987-88 en Valencia, aunque no cuenta para Di Stéfano y no juega ni un minuto en Liga. Pero sorprendentemente…
Con el conjunto ‘ché’ participó de manera asidua. Disputó 14 partidos de Liga y en la Copa de la Liga jugó 6 encuentros en los que incluso llegó a anotar un gol. Pero no corrieron buenos tiempos en el Luis Casanova aquel año y el equipo desciende a Segunda División. En el siguiente ejercicio, la temporada 1986-87, Muñoz Pérez sigue en Valencia, en Segunda División. El equipo, dirigido por Afredo Di Stéfano, es Campeón de la categoría 'de plata' y regresa a Primera. Muñoz Pérez arranca la temporada 1987-88 en Valencia, aunque no cuenta para Di Stéfano y no juega ni un minuto en Liga. Pero sorprendentemente…
La noticia saltó a los medios a finales de mes. El lunes 26 de octubre de 1987 se cerró la llegada al Real Madrid de Muñoz Pérez en calidad de cedido por el Valencia hasta final de temporada. "¡La verdad es que esto es increíble!", titulaba el diario Marca la noticia del fichaje recogiendo palabras del propio jugador en su edición del miércoles 28 de octubre de 1987. "Me lo tengo que creer porque es verdad, pero desde luego, no es fácil de asimilar, sobre todo para la gente de fuera. Pero yo, por como mínimo, estoy sorprendido", reconocía un Muñoz Pérez que pasaba de estar sin jugar en el Valencia a formar parte de la plantilla del vigente Campeón de Liga. Amat Sapena informaba para Marca, desde Valencia, de los detalles de una operación que, según el periodista, se había gestado una semana atrás y que se llevó "con sigilo" para no dejar pistas que pudieran desbaratarla. "La semana pasada me llamaron del Valencia y me lo dijeron. Así, de golpe. Casi no me lo creí. Me dijeron que no hiciera comentarios, porque lo podía estropear todo, y el sábado me llamaron para que, al día siguiente, fuera a Madrid. El lunes por la mañana (26 de octubre) pasé el reconocimiento médico y, a partir de ahí, se formalizó todo", le contaba el jugador a Amat Sapena.
Muñoz Pérez llegaba al Real Madrid con las ideas claras y siendo consciente de para qué se recurría a él. "Sé que voy de suplente, pero, aun así, a cuánta gente le gustaría estar ahora en mi situación. Es difícil, pero hablé con Beenhakker y él me dijo que la plantilla era muy corta, que había gente con mucha calidad y que, por tanto, no era fácil jugar. Pero que tenía que entrenarme y estar preparado por si, en cualquier momento, tengo que actuar y es lo que voy a hacer", contaba feliz el de Estepona. "La verdad es que es increíble. Cuánta gente juega todos los domingos y sueña con ir al Madrid y yo, que no lo hacía, allí que me voy. Se lo digo a alguien antes de firmar y se ríe de mí", admitía el nuevo jugador blanco.
El diario Marca también recogía declaraciones del entrenador Leo Beenhakker en las que justificaba la llegada del esteponero. "Había que equilibrar la plantilla", comentaba el míster en palabras recogidas por Roberto Palomar. "La plantilla no va a ser más numerosa, porque va a llegar un jugador, pero se va a marchar Pardeza. Hemos fichado a Muñoz Pérez, porque considero que reforzará la plantilla. En el centro del campo se le puede aprovechar bien. Actualmente, tenemos cinco jugadores que actúan en esa zona y, por lesiones, sólo pueden jugar tres. Sin embargo, las otras líneas del conjunto están bien nutridas. Teníamos que equilibrar la plantilla", argumentaba el técnico neerlandés. Y es que en el momento de recalar en el Bernabéu, el equipo contaba con la ausencia de Gallego, lesionado en el partido de vuelta frente al Nápoles, y con un Jankovic cuya rodilla derecha no estaba respondiendo a pleno rendimiento tras su operación. Maceda y Valdano seguían con su puesta a punto de sus respectivos problemas médicos. Y Miguel Pardeza sólo estaría disponible hasta el 4 de noviembre, cuando se haría efectiva su marcha al Zaragoza. Un refuerzo no le venía mal a la plantilla y Muñoz Pérez podía desenvolverse como defensa y como centrocampista. Pero Beenhakker, curiosamente, admitía que conocía poco a Muñoz Pérez. "Se le ha fichado siguiendo los informes de todos los técnicos. Viene con la aureola de ser un buen jugador y, cuando coja el ritmo de la competición, veremos qué tal responde", sentenciaba el preparador.
El míster también aclaraba que la llegada de Muñoz Pérez no significaba que no se contara con los futbolistas de la cantera. "El Castilla no lo hemos olvidado. Lo que ocurre es que ha tenido un comienzo difícil y hemos preferido dejar que levanten cabeza. Después de la eliminatoria contra el Oporto, tengo pensado incorporar algún jugador para que se entrene con el resto de la plantilla", puntualizaba. Y tenía razón. El arranque de Liga del equipo de Vicente Del Bosque en Segunda había sido nefasto. De los primeros cinco partidos el filial había empatado el primero y había perdido los cuatro siguientes de manera consecutiva llegando a ser colista tres jornadas. En el mes de octubre de 1987 el Castilla empezó a reaccionar y a escalar puestos. De hecho, el segundo equipo de la entidad terminó completando una buena campaña y finalizó en tercera posición. Pero sí que es cierto que en el momento de llegar Muñoz Pérez al Club parecía más sensato dejar que el filial se repusiera de su flojo inicio y pudiera seguir contando con futbolistas como Aldana, Aragón o Maqueda. Ya llegaría el momento de recurrir a los más jóvenes...
Dispuesto para jugar
Así las cosas, Muñoz Pérez se puso manos a la obra con sus nuevos compañeros. Se enfundó la ropa de Hummel y la camiseta de Parmalat con el número 15 y el jueves 29 de octubre de 1987 entrenó por primera vez en la Ciudad Deportiva con los Míchel, Butragueño, Hugo Sánchez y compañía... "Aquí es distinto hasta el agua de la ducha", titulaban en Marca con palabras del malagueño el viernes 30 de octubre. Nada más saltar al césped tuvo que atender a los reporteros gráficos que le aguardaban para tomar sus primeras fotografías con el uniforme del Real Madrid. Todos los periodistas estuvieron atentos al nuevo jugador merengue. Amalio Moratalla, en su texto para el diario Marca, incluía un minucioso análisis del primer entrenamiento de Muñoz Pérez como madridista. "Le hicimos un seguimiento especial, controlando todos sus movimientos del primer día, y podemos decir que superó la prueba. En el primer ejercicio no desentonó. Salvo en su primera acción que cuando iba a golpear el balón se escurrió, por lo demás lo hizo bien. Tocó once veces el balón de las cuales nueve lo devolvió bien y tan sólo dos se la dio al contrario. En los remates a puerta consiguió nueve goles, cuatro se los detuvo el portero y once se le fueron lejos de la portería. Y en el partidillo cumplió. Hizo un gol y la mayoría de sus acciones fueron acertadas", relataba Moratalla.
Al término de la sesión de entrenamiento el nuevo futbolista blanco atendió a los medios de comunicación en la sala de prensa. Le preguntaron si estaba feliz. "No se me ve en la cara. Hoy, cuando salté al campo, comencé a creerme lo que me había pasado en menos de una semana. Pese a que ya había firmado mi compromiso y había pasado el reconocimiento médico, no me creí que estaba en el Madrid hasta que me he visto de corto junto al resto de jugadores de la plantilla", respondió. Una vez más, y se lo debieron de comentar mucho durante aquellos días, los periodistas le preguntaban al de Estepona si era consciente de que llegaba al Madrid para estar en el banquillo. "Eso no me preocupa, lo difícil es llegar aquí. Voy a trabajar duro para estar en condiciones de jugar si el entrenador decide contar conmigo. Intentaré aprovechar todas las oportunidades que me den", respondía Muñoz Pérez. En aquella rueda de prensa el jugador afirmaba estar en condiciones físicas para responder en caso de que Beenhakker contara con él y confesaba que el míster ya le había comunicado que le quería para el lado izquierdo. "A mí me da igual la demarcación, lo que quiero es jugar", aseveraba. El jugador se deshacía en elogios hacia su nuevo Club. "Siempre pensé que el Madrid era el mejor equipo del mundo, pero ahora que estoy dentro, mucho más", señalaba.
En esa rueda de prensa Muñoz Pérez también ofrecía detalles de índole personal que ayudaban a comprender la dimensión de lo que suponía para él estar en el Real Madrid, más allá de lo puramente deportivo. Le preguntaron cómo veía su futuro antes de aquel fichaje. Atentos a la respuesta. "Muy mal, mi preocupación estaba en Málaga que es donde está mi familia. Mi hermano tuvo un accidente mortal y mi familia me necesitaba a su lado. Estando en el Valencia el Castellón me hizo una oferta, pero no la consideré porque no estaba cerca de mi casa. Luego, un equipo de Segunda B, cercano a Málaga, me hizo una oferta, pero tampoco acepté y, por fin, llegó lo del Madrid", respondía. ¿Era aquel fichaje lo más importante de su vida? "Es muy importante. Dentro de lo que cabe, si es que eso se puede olvidar algún día, me va a ayudar a superar la muerte de mi hermano. Estoy tremendamente ilusionado por poderle ser útil a este gran club", finalizaba Muñoz Pérez.
Por lo pronto, en su primera semana en el equipo ya entraba en la convocatoria para viajar a Bilbao. El equipo se mediría en San Mamés al Athletic Club y Leo Beenhakker quería que su nuevo pupilo fuese entrando poco a poco en la dinámica de trabajo. "Quiero que el chico comience a estar con nosotros. Hay que tener en cuenta que el lunes nos vamos a Oporto y que él no va a viajar con nosotros. Es importante que comience a conocer a sus compañeros", explicaba el técnico.
Debut en Sestao
Muñoz Pérez viajó a Bilbao pero no se vistió de corto de cara a aquel encuentro que finalizó con empate a cero. Sin embargo, curiosamente, sería muy cerca de Bilbao donde el malagueño debutaría como madridista. El Real Madrid se volvió a desplazar a tierras vizcaínas el 11 de noviembre de 1987 para disputar la ida de su primera ronda de la Copa del Rey frente al Sestao. Todo parecía indicar que el de Estepona se estrenaría allí de manera oficial como jugador blanco. "Parece que va a ser mi oportunidad. En los últimos dos meses me han sucedido muchas cosas y ésta podría ser la más maravillosa. Ahora, no puedo decir qué sensación sentiré si me pongo por primera vez la camiseta del equipo. Al principio, tendré los lógicos nervios, pero, una vez comience a rodar el esférico, todo pasará", contaba el malagueño en la previa del duelo copero. El equipo llegaba a esa cita con las bajas de Tendillo, Gordillo y Jankovic, así que Beenhakker reconoció que Muñoz Pérez jugaría. "Sí, va a jugar. Es lógico que sea él quien ocupe la baja de Gordillo", anunciaba el míster.
Y efectivamente, Muñoz Pérez partió en el once inicial de aquel miércoles 11 de noviembre de 1987 compuesto por Buyo, Chendo, Mino, Sanchís, Camacho, Míchel, Solana, Martín Vázquez, Muñoz Pérez, Llorente y Hugo Sánchez. Jugó de centrocampista por banda izquierda y lució el dorsal número 10. Aquel Sestao-Real Madrid finalizó con empate a cero y siempre será recordado por el botellazo que recibió desde la grada Hugo.
Tras su estreno oficial como madridista en Las Llanas, el diario Marca habló con Muñoz Pérez de cara a una entrevista publicada el sábado 14 de noviembre de 1987. "No me conformo sólo con estos partidos", titulaba el periódico. El jugador reconocía que el debut suponía "un gran paso". Roberto Palomar le preguntaba por los cambios que apreciaba como nuevo jugador del Madrid. "En el campo, en el hotel, en los vestuarios. Todo es distinto. La presión, los nervios y la concentración no tienen nada que ver con otros equipos. El ambiente es algo especial. Hay mucha responsabilidad", relataba el esteponero. El jugador también habló sobre su actuación en Sestao. "En algún momento, reconozco que me pesaron los nervios pero, luego, conforme iba pasando el tiempo, actué mejor. No hice un gran partido, pero creo que cumplí como el resto", indicaba. Era lógico, teniendo en cuenta que se trataba de un recién llegado que notaría la falta de acoplamiento y su propia inactividad. "Eso, sin duda, es lo que más acusé. Hay que tener en cuenta que llevo casi cuatro meses sin disputar un encuentro entero y eso se nota mucho. Me falta ritmo pero con los enfrentamientos y los partidos todo llegará", argumentaba. "Mi obligación es entrenarme y estar preparado para cuando el técnico necesite de mi participación. Ignoro si seguiré o no en el equipo. Lo que está claro es que no me conformo sólo con esta clase de partidos. Quiero aspirar a todo. De todas maneras, no creo que Beenhakker establezca cambios con respecto a los que vienen jugando habitualmente". Muñoz Pérez también habló sobre el puesto que ocupó en su primer partido de blanco. "Jugué en el centro del campo, por la parte izquierda. La verdad es que es una demarcación en la que me desenvuelvo con comodidad y en la que me gusta actuar. Prefiero ese puesto al de defensa, pero me adaptaré al lugar que quiera el entrenador", concluía el futbolista.
Sí. Lo importante era jugar. Fuese en el puesto que fuese. El 22 de noviembre el Real Madrid jugó en el campo del Sabadell, al que ganó por 0-2, y Muñoz Pérez disputó los últimos minutos de partido sustituyendo a Gordillo en lo que fue su estreno en Liga con la camiseta del Real Madrid. Nuestro protagonista incluso dispuso de una ocasión de gol, aunque no llegó a acertar con el marco rival. Tres días después, el miércoles 25 de noviembre, se disputó la vuelta del partido de Copa del Rey frente al Sestao. Muñoz Pérez, que empezó en el banquillo, volvió a jugar. Jesús Solana sufrió ese día una rotura parcial del ligamento de la rodilla izquierda que le apartaría del equipo durante un par de meses. Tuvo que ser retirado en camilla y su puesto lo ocupó Muñoz Pérez en su tercera presencia con la escuadra blanca. El Madrid ganó 3-0 y pasó de ronda en la competición.
Titular en Liga
El domingo 6 de diciembre de 1987 fue un día especial para él. Muñoz Pérez jugó su primer partido de Liga como titular con el Madrid. Fue en Las Gaunas, ante el Logroñés. Fue su único partido de Liga completo. El equipo acudía con bajas a la cita. Con Gallego y Solana en la enfermería, las ausencias de Sanchís por un problema ocular y de Míchel por sanción obligaron al técnico a mover el banquillo. Maqueda y Aragón fueron convocados. Mino y Muñoz Pérez, por su parte, apuntaban a titulares. "Por lo que se ha ido perfilando, supongo que estaré en el equipo desde el principio", contaba el malagueño en la previa del encuentro que realizó el diario Marca. Roberto Palomar le preguntaba si esperaba jugar tan pronto siendo un recién llegado al club. "Si tengo que ser sincero, le diré que no. La verdad es que no lo esperaba", respondía un Muñoz Pérez que era consciente de que jugaba por las circunstancias. "Aquí todos sabemos cuál es el equipo titular. Tengo plena conciencia de que las tarjetas y las sanciones son las que me van a hacer jugar este partido. Cuando todo se normalice, lo lógico es que actúen los mismos que vienen haciéndolo habitualmente", respondía con criterio el jugador.
Ese día el Madrid ganó 1-3. Muñoz Pérez, por supuesto, fue titular y disputó los noventa minutos dejando buenas sensaciones. E incluso fue protagonista directo del segundo gol de los blancos, el 1-2. El de Estepona fue objeto de penalti cuando trataba de realizar un regate dentro del área. Hugo Sánchez se encargó de transformar la pena máxima. Muñoz Pérez fue calificado con un 2 en la crónica de Marca del lunes 7 de diciembre. "Estoy muy contento. Muy satisfecho por mi actuación y también por la victoria del equipo", declaró el jugador tras el encuentro. Sobre el penalti que le hicieron fue tajante. "Para mí no hay duda. Ha sido clarísimo. Cuando me di la vuelta para rematar noté que me habían dado una patada. No sé quién ha sido, pero el penalti ha existido", argumentaba convencido Muñoz Pérez.
El miércoles 16 de diciembre el malagueño volvió a ser titular, esta vez en Copa del Rey, en un Cádiz-Real Madrid. Era el encuentro de ida de los octavos de final. El duelo concluyó 1-1 y Muñoz Pérez jugó los noventa minutos. Realizó una buena actuación y José Vicente Hernáez, en su crónica para el diario Marca, calificó al jugador con otro 2. El Madrid se impuso en la vuelta 4-2 accediendo a la ronda de cuartos de final, donde el equipo de Beenhakker se cruzó con el Sabadell. El miércoles 13 de enero de 1988 se jugó la ida en el Nova Creu Alta. Muñoz Pérez volvió a ser titular y jugó, otra vez, los noventa minutos de un partido en el que el Madrid se llegó a poner 0-2 con un golazo de chilena de Hugo Sánchez y otro tanto de Martín Vázquez pero que acabó perdiendo 3-2 tras remontar los anfitriones. Los madridistas darían la vuelta a la eliminatoria en el Santiago Bernabéu con un 2-0 para acceder a las semifinales, donde la Real Sociedad, que terminaría ganando aquella Copa del Rey, eliminó a los madridistas.
Francisco Muñoz Pérez participó en la mitad de los partidos que disputó aquella temporada el Real Madrid en la Copa del Rey. Cuatro de ocho. En Liga sus presencias fueron más esporádicas, aunque sí que entró en bastantes convocatorias para sentarse en el banquillo a disposición de Beenhakker. El domingo 31 de enero de 1988 volvió a disfrutar de minutos al sustituir a Martín Vázquez en el triunfo por 4-0 frente al Cádiz de la jornada 20. El sábado 12 de marzo participó en el triunfo por 5-0 frente al Athletic Club de Bilbao sustituyendo a Rafa Gordillo. Y el sábado 14 de mayo, en la penúltima jornada de Liga, volvió a sustituir a Martín Vázquez en las postrimerías del Real Sociedad-Real Madrid que concluyó con el marcador de 2-2. Fueron sus últimos minutos en competición oficial con el Real Madrid.
En total actuó en cinco partidos de aquella Liga 1987-88 en la que los blancos se proclamaron Campeones con total autoridad. Francisco Muñoz Pérez tuvo la satisfacción de incluir un título de Liga en su currículum como deportista. "Mi aportación ha sido muy pequeñita y en partidos casi todos ellos de guanta blanco, pero estar saboreando el ambiente del mejor club del mundo durante casi una temporada es ya todo un premio para toda mi vida", manifestó el jugador de Estepona en declaraciones recogidas por la revista oficial del Real Madrid al finalizar la campaña. La alegría, eso sí, se mezclaba con la pena por la finalización de su etapa en Chamartín. "Me siento bastante triste porque mi cesión llega a su fin y tendré que abandonar el Club. Sinceramente nunca olvidaré esta experiencia ni a ninguno de mis compañeros que se han portado conmigo estupendamente", puntualizaba muy agradecido Muñoz Pérez.
Muñoz Pérez llegaba al Real Madrid con las ideas claras y siendo consciente de para qué se recurría a él. "Sé que voy de suplente, pero, aun así, a cuánta gente le gustaría estar ahora en mi situación. Es difícil, pero hablé con Beenhakker y él me dijo que la plantilla era muy corta, que había gente con mucha calidad y que, por tanto, no era fácil jugar. Pero que tenía que entrenarme y estar preparado por si, en cualquier momento, tengo que actuar y es lo que voy a hacer", contaba feliz el de Estepona. "La verdad es que es increíble. Cuánta gente juega todos los domingos y sueña con ir al Madrid y yo, que no lo hacía, allí que me voy. Se lo digo a alguien antes de firmar y se ríe de mí", admitía el nuevo jugador blanco.
El diario Marca también recogía declaraciones del entrenador Leo Beenhakker en las que justificaba la llegada del esteponero. "Había que equilibrar la plantilla", comentaba el míster en palabras recogidas por Roberto Palomar. "La plantilla no va a ser más numerosa, porque va a llegar un jugador, pero se va a marchar Pardeza. Hemos fichado a Muñoz Pérez, porque considero que reforzará la plantilla. En el centro del campo se le puede aprovechar bien. Actualmente, tenemos cinco jugadores que actúan en esa zona y, por lesiones, sólo pueden jugar tres. Sin embargo, las otras líneas del conjunto están bien nutridas. Teníamos que equilibrar la plantilla", argumentaba el técnico neerlandés. Y es que en el momento de recalar en el Bernabéu, el equipo contaba con la ausencia de Gallego, lesionado en el partido de vuelta frente al Nápoles, y con un Jankovic cuya rodilla derecha no estaba respondiendo a pleno rendimiento tras su operación. Maceda y Valdano seguían con su puesta a punto de sus respectivos problemas médicos. Y Miguel Pardeza sólo estaría disponible hasta el 4 de noviembre, cuando se haría efectiva su marcha al Zaragoza. Un refuerzo no le venía mal a la plantilla y Muñoz Pérez podía desenvolverse como defensa y como centrocampista. Pero Beenhakker, curiosamente, admitía que conocía poco a Muñoz Pérez. "Se le ha fichado siguiendo los informes de todos los técnicos. Viene con la aureola de ser un buen jugador y, cuando coja el ritmo de la competición, veremos qué tal responde", sentenciaba el preparador.
El míster también aclaraba que la llegada de Muñoz Pérez no significaba que no se contara con los futbolistas de la cantera. "El Castilla no lo hemos olvidado. Lo que ocurre es que ha tenido un comienzo difícil y hemos preferido dejar que levanten cabeza. Después de la eliminatoria contra el Oporto, tengo pensado incorporar algún jugador para que se entrene con el resto de la plantilla", puntualizaba. Y tenía razón. El arranque de Liga del equipo de Vicente Del Bosque en Segunda había sido nefasto. De los primeros cinco partidos el filial había empatado el primero y había perdido los cuatro siguientes de manera consecutiva llegando a ser colista tres jornadas. En el mes de octubre de 1987 el Castilla empezó a reaccionar y a escalar puestos. De hecho, el segundo equipo de la entidad terminó completando una buena campaña y finalizó en tercera posición. Pero sí que es cierto que en el momento de llegar Muñoz Pérez al Club parecía más sensato dejar que el filial se repusiera de su flojo inicio y pudiera seguir contando con futbolistas como Aldana, Aragón o Maqueda. Ya llegaría el momento de recurrir a los más jóvenes...
Dispuesto para jugar
Así las cosas, Muñoz Pérez se puso manos a la obra con sus nuevos compañeros. Se enfundó la ropa de Hummel y la camiseta de Parmalat con el número 15 y el jueves 29 de octubre de 1987 entrenó por primera vez en la Ciudad Deportiva con los Míchel, Butragueño, Hugo Sánchez y compañía... "Aquí es distinto hasta el agua de la ducha", titulaban en Marca con palabras del malagueño el viernes 30 de octubre. Nada más saltar al césped tuvo que atender a los reporteros gráficos que le aguardaban para tomar sus primeras fotografías con el uniforme del Real Madrid. Todos los periodistas estuvieron atentos al nuevo jugador merengue. Amalio Moratalla, en su texto para el diario Marca, incluía un minucioso análisis del primer entrenamiento de Muñoz Pérez como madridista. "Le hicimos un seguimiento especial, controlando todos sus movimientos del primer día, y podemos decir que superó la prueba. En el primer ejercicio no desentonó. Salvo en su primera acción que cuando iba a golpear el balón se escurrió, por lo demás lo hizo bien. Tocó once veces el balón de las cuales nueve lo devolvió bien y tan sólo dos se la dio al contrario. En los remates a puerta consiguió nueve goles, cuatro se los detuvo el portero y once se le fueron lejos de la portería. Y en el partidillo cumplió. Hizo un gol y la mayoría de sus acciones fueron acertadas", relataba Moratalla.
Al término de la sesión de entrenamiento el nuevo futbolista blanco atendió a los medios de comunicación en la sala de prensa. Le preguntaron si estaba feliz. "No se me ve en la cara. Hoy, cuando salté al campo, comencé a creerme lo que me había pasado en menos de una semana. Pese a que ya había firmado mi compromiso y había pasado el reconocimiento médico, no me creí que estaba en el Madrid hasta que me he visto de corto junto al resto de jugadores de la plantilla", respondió. Una vez más, y se lo debieron de comentar mucho durante aquellos días, los periodistas le preguntaban al de Estepona si era consciente de que llegaba al Madrid para estar en el banquillo. "Eso no me preocupa, lo difícil es llegar aquí. Voy a trabajar duro para estar en condiciones de jugar si el entrenador decide contar conmigo. Intentaré aprovechar todas las oportunidades que me den", respondía Muñoz Pérez. En aquella rueda de prensa el jugador afirmaba estar en condiciones físicas para responder en caso de que Beenhakker contara con él y confesaba que el míster ya le había comunicado que le quería para el lado izquierdo. "A mí me da igual la demarcación, lo que quiero es jugar", aseveraba. El jugador se deshacía en elogios hacia su nuevo Club. "Siempre pensé que el Madrid era el mejor equipo del mundo, pero ahora que estoy dentro, mucho más", señalaba.
En esa rueda de prensa Muñoz Pérez también ofrecía detalles de índole personal que ayudaban a comprender la dimensión de lo que suponía para él estar en el Real Madrid, más allá de lo puramente deportivo. Le preguntaron cómo veía su futuro antes de aquel fichaje. Atentos a la respuesta. "Muy mal, mi preocupación estaba en Málaga que es donde está mi familia. Mi hermano tuvo un accidente mortal y mi familia me necesitaba a su lado. Estando en el Valencia el Castellón me hizo una oferta, pero no la consideré porque no estaba cerca de mi casa. Luego, un equipo de Segunda B, cercano a Málaga, me hizo una oferta, pero tampoco acepté y, por fin, llegó lo del Madrid", respondía. ¿Era aquel fichaje lo más importante de su vida? "Es muy importante. Dentro de lo que cabe, si es que eso se puede olvidar algún día, me va a ayudar a superar la muerte de mi hermano. Estoy tremendamente ilusionado por poderle ser útil a este gran club", finalizaba Muñoz Pérez.
Por lo pronto, en su primera semana en el equipo ya entraba en la convocatoria para viajar a Bilbao. El equipo se mediría en San Mamés al Athletic Club y Leo Beenhakker quería que su nuevo pupilo fuese entrando poco a poco en la dinámica de trabajo. "Quiero que el chico comience a estar con nosotros. Hay que tener en cuenta que el lunes nos vamos a Oporto y que él no va a viajar con nosotros. Es importante que comience a conocer a sus compañeros", explicaba el técnico.
Debut en Sestao
Muñoz Pérez viajó a Bilbao pero no se vistió de corto de cara a aquel encuentro que finalizó con empate a cero. Sin embargo, curiosamente, sería muy cerca de Bilbao donde el malagueño debutaría como madridista. El Real Madrid se volvió a desplazar a tierras vizcaínas el 11 de noviembre de 1987 para disputar la ida de su primera ronda de la Copa del Rey frente al Sestao. Todo parecía indicar que el de Estepona se estrenaría allí de manera oficial como jugador blanco. "Parece que va a ser mi oportunidad. En los últimos dos meses me han sucedido muchas cosas y ésta podría ser la más maravillosa. Ahora, no puedo decir qué sensación sentiré si me pongo por primera vez la camiseta del equipo. Al principio, tendré los lógicos nervios, pero, una vez comience a rodar el esférico, todo pasará", contaba el malagueño en la previa del duelo copero. El equipo llegaba a esa cita con las bajas de Tendillo, Gordillo y Jankovic, así que Beenhakker reconoció que Muñoz Pérez jugaría. "Sí, va a jugar. Es lógico que sea él quien ocupe la baja de Gordillo", anunciaba el míster.
Y efectivamente, Muñoz Pérez partió en el once inicial de aquel miércoles 11 de noviembre de 1987 compuesto por Buyo, Chendo, Mino, Sanchís, Camacho, Míchel, Solana, Martín Vázquez, Muñoz Pérez, Llorente y Hugo Sánchez. Jugó de centrocampista por banda izquierda y lució el dorsal número 10. Aquel Sestao-Real Madrid finalizó con empate a cero y siempre será recordado por el botellazo que recibió desde la grada Hugo.
Tras su estreno oficial como madridista en Las Llanas, el diario Marca habló con Muñoz Pérez de cara a una entrevista publicada el sábado 14 de noviembre de 1987. "No me conformo sólo con estos partidos", titulaba el periódico. El jugador reconocía que el debut suponía "un gran paso". Roberto Palomar le preguntaba por los cambios que apreciaba como nuevo jugador del Madrid. "En el campo, en el hotel, en los vestuarios. Todo es distinto. La presión, los nervios y la concentración no tienen nada que ver con otros equipos. El ambiente es algo especial. Hay mucha responsabilidad", relataba el esteponero. El jugador también habló sobre su actuación en Sestao. "En algún momento, reconozco que me pesaron los nervios pero, luego, conforme iba pasando el tiempo, actué mejor. No hice un gran partido, pero creo que cumplí como el resto", indicaba. Era lógico, teniendo en cuenta que se trataba de un recién llegado que notaría la falta de acoplamiento y su propia inactividad. "Eso, sin duda, es lo que más acusé. Hay que tener en cuenta que llevo casi cuatro meses sin disputar un encuentro entero y eso se nota mucho. Me falta ritmo pero con los enfrentamientos y los partidos todo llegará", argumentaba. "Mi obligación es entrenarme y estar preparado para cuando el técnico necesite de mi participación. Ignoro si seguiré o no en el equipo. Lo que está claro es que no me conformo sólo con esta clase de partidos. Quiero aspirar a todo. De todas maneras, no creo que Beenhakker establezca cambios con respecto a los que vienen jugando habitualmente". Muñoz Pérez también habló sobre el puesto que ocupó en su primer partido de blanco. "Jugué en el centro del campo, por la parte izquierda. La verdad es que es una demarcación en la que me desenvuelvo con comodidad y en la que me gusta actuar. Prefiero ese puesto al de defensa, pero me adaptaré al lugar que quiera el entrenador", concluía el futbolista.
Sí. Lo importante era jugar. Fuese en el puesto que fuese. El 22 de noviembre el Real Madrid jugó en el campo del Sabadell, al que ganó por 0-2, y Muñoz Pérez disputó los últimos minutos de partido sustituyendo a Gordillo en lo que fue su estreno en Liga con la camiseta del Real Madrid. Nuestro protagonista incluso dispuso de una ocasión de gol, aunque no llegó a acertar con el marco rival. Tres días después, el miércoles 25 de noviembre, se disputó la vuelta del partido de Copa del Rey frente al Sestao. Muñoz Pérez, que empezó en el banquillo, volvió a jugar. Jesús Solana sufrió ese día una rotura parcial del ligamento de la rodilla izquierda que le apartaría del equipo durante un par de meses. Tuvo que ser retirado en camilla y su puesto lo ocupó Muñoz Pérez en su tercera presencia con la escuadra blanca. El Madrid ganó 3-0 y pasó de ronda en la competición.
Titular en Liga
El domingo 6 de diciembre de 1987 fue un día especial para él. Muñoz Pérez jugó su primer partido de Liga como titular con el Madrid. Fue en Las Gaunas, ante el Logroñés. Fue su único partido de Liga completo. El equipo acudía con bajas a la cita. Con Gallego y Solana en la enfermería, las ausencias de Sanchís por un problema ocular y de Míchel por sanción obligaron al técnico a mover el banquillo. Maqueda y Aragón fueron convocados. Mino y Muñoz Pérez, por su parte, apuntaban a titulares. "Por lo que se ha ido perfilando, supongo que estaré en el equipo desde el principio", contaba el malagueño en la previa del encuentro que realizó el diario Marca. Roberto Palomar le preguntaba si esperaba jugar tan pronto siendo un recién llegado al club. "Si tengo que ser sincero, le diré que no. La verdad es que no lo esperaba", respondía un Muñoz Pérez que era consciente de que jugaba por las circunstancias. "Aquí todos sabemos cuál es el equipo titular. Tengo plena conciencia de que las tarjetas y las sanciones son las que me van a hacer jugar este partido. Cuando todo se normalice, lo lógico es que actúen los mismos que vienen haciéndolo habitualmente", respondía con criterio el jugador.
Ese día el Madrid ganó 1-3. Muñoz Pérez, por supuesto, fue titular y disputó los noventa minutos dejando buenas sensaciones. E incluso fue protagonista directo del segundo gol de los blancos, el 1-2. El de Estepona fue objeto de penalti cuando trataba de realizar un regate dentro del área. Hugo Sánchez se encargó de transformar la pena máxima. Muñoz Pérez fue calificado con un 2 en la crónica de Marca del lunes 7 de diciembre. "Estoy muy contento. Muy satisfecho por mi actuación y también por la victoria del equipo", declaró el jugador tras el encuentro. Sobre el penalti que le hicieron fue tajante. "Para mí no hay duda. Ha sido clarísimo. Cuando me di la vuelta para rematar noté que me habían dado una patada. No sé quién ha sido, pero el penalti ha existido", argumentaba convencido Muñoz Pérez.
El miércoles 16 de diciembre el malagueño volvió a ser titular, esta vez en Copa del Rey, en un Cádiz-Real Madrid. Era el encuentro de ida de los octavos de final. El duelo concluyó 1-1 y Muñoz Pérez jugó los noventa minutos. Realizó una buena actuación y José Vicente Hernáez, en su crónica para el diario Marca, calificó al jugador con otro 2. El Madrid se impuso en la vuelta 4-2 accediendo a la ronda de cuartos de final, donde el equipo de Beenhakker se cruzó con el Sabadell. El miércoles 13 de enero de 1988 se jugó la ida en el Nova Creu Alta. Muñoz Pérez volvió a ser titular y jugó, otra vez, los noventa minutos de un partido en el que el Madrid se llegó a poner 0-2 con un golazo de chilena de Hugo Sánchez y otro tanto de Martín Vázquez pero que acabó perdiendo 3-2 tras remontar los anfitriones. Los madridistas darían la vuelta a la eliminatoria en el Santiago Bernabéu con un 2-0 para acceder a las semifinales, donde la Real Sociedad, que terminaría ganando aquella Copa del Rey, eliminó a los madridistas.
Francisco Muñoz Pérez participó en la mitad de los partidos que disputó aquella temporada el Real Madrid en la Copa del Rey. Cuatro de ocho. En Liga sus presencias fueron más esporádicas, aunque sí que entró en bastantes convocatorias para sentarse en el banquillo a disposición de Beenhakker. El domingo 31 de enero de 1988 volvió a disfrutar de minutos al sustituir a Martín Vázquez en el triunfo por 4-0 frente al Cádiz de la jornada 20. El sábado 12 de marzo participó en el triunfo por 5-0 frente al Athletic Club de Bilbao sustituyendo a Rafa Gordillo. Y el sábado 14 de mayo, en la penúltima jornada de Liga, volvió a sustituir a Martín Vázquez en las postrimerías del Real Sociedad-Real Madrid que concluyó con el marcador de 2-2. Fueron sus últimos minutos en competición oficial con el Real Madrid.
En total actuó en cinco partidos de aquella Liga 1987-88 en la que los blancos se proclamaron Campeones con total autoridad. Francisco Muñoz Pérez tuvo la satisfacción de incluir un título de Liga en su currículum como deportista. "Mi aportación ha sido muy pequeñita y en partidos casi todos ellos de guanta blanco, pero estar saboreando el ambiente del mejor club del mundo durante casi una temporada es ya todo un premio para toda mi vida", manifestó el jugador de Estepona en declaraciones recogidas por la revista oficial del Real Madrid al finalizar la campaña. La alegría, eso sí, se mezclaba con la pena por la finalización de su etapa en Chamartín. "Me siento bastante triste porque mi cesión llega a su fin y tendré que abandonar el Club. Sinceramente nunca olvidaré esta experiencia ni a ninguno de mis compañeros que se han portado conmigo estupendamente", puntualizaba muy agradecido Muñoz Pérez.
Tras el Madrid
Efectivamente, al término de la temporada 1987-88 el defensa abandonó la disciplina del Real Madrid una vez concluido su periodo de cesión. Siempre me sorprendió que un futbolista que acababa de ganar una Liga con el Real Madrid no encontrara acomodo en algún otro equipo de Primera División. En Valencia, por lo visto, no tenía sitio y en los primeros compases del ejercicio 1988-89 se quedó sin jugar. Insisto, algo muy sorprendente. Mediada la campaña recaló en el Ceuta, en Segunda División B, equipo con el que finalizó aquella temporada 1988-89. Con 29 años, el jugador regresó a su tierra natal para enrolarse en el CD Estepona, también en Segunda División B. Allí juega cinco campañas hasta la temporada 1993-94. Con 34 años puso punto y final a su trayectoria como deportista en activo.
Tras su retirada como futbolista, y según los datos que he podido encontrar por internet, Francisco Muñoz Pérez ha ejercido de funcionario de la delegación de deportes del Ayuntamiento de Estepona. Cabe reseñar también, por cierto, que el campo en el que juega actualmente la Unión Estepona Club de Fútbol lleva su nombre. El Estadio Municipal Francisco Muñoz Pérez.
Una historia realmente curiosa la de este jugador. La de un futbolista que, cuando menos se lo esperaba, tuvo el enorme privilegio de que el Real Madrid llamase a su puerta. En un momento muy duro para él, además, por razones de índole personal. Se puede decir que vivió un auténtico sueño que le permitió codearse durante unos meses con algunos de los mejores jugadores de la época. En total, disputó 9 encuentros oficiales con la camiseta del Real Madrid. Seguramente toda una experiencia "y un premio" para toda su vida, como él mismo bien dijo. Francisco Enrique Muñoz Pérez llegó en un momento puntual para ayudar al equipo. Y eso fue lo que hizo. Desde 'Historias del Real Madrid', sirva esta entrada a modo de recuerdo justo treinta años después.
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