sábado, 3 de junio de 2017

FINAL EN CARDIFF

Faltan unas pocas horas para jugar la Final que coronará al nuevo Campeón de Europa

Aquí estamos otra vez. Otra fecha señalada en el calendario de los madridistas. A las 20.45 horas echará a rodar el balón en el Millennium Stadium de Cardiff, donde Juventus y Real Madrid juegan la Final de la Champions League.

Y aquí estoy, una vez más, redactando estas líneas a pocas horas de dar comienzo la cita. Hace un par de meses se cumplieron cinco años del día que abrí el presente blog, 'Historias del Real Madrid'. Y esta es la tercera Final de Champions League que vivo, así que un poco de experiencia ya hay, ya...

Para mi generación esta es la sexta Final que presenciamos en la máxima competición continental. Y es la primera vez que vemos a nuestro equipo encadenar dos finales consecutivas. No suele ser habitual. Siempre me gusta recordar que es tremendamente difícil acceder a una Final de Champions League y mucho más ganarla. Hoy estamos en el gran partido, pero no puedo dejar de acordarme de tantos sinsabores y de tantas veces que nos hemos quedado por el camino... Por eso hay que disfrutar de días como los de hoy y por eso hay que valorar la importancia de haber llegado a una Final como esta...

Este año llegamos a la cita sin la presión agobiante de anteriores ocasiones, lo cual no sé hasta qué punto es bueno o malo... Llegamos como vigentes Campeones y habiendo ganado dos títulos en las tres últimas ediciones, lo cual quiere decir que no tenemos esa urgencia histórica o esa necesidad acuciante de tener que ganar sí o sí, casi por obligación. Pero, al mismo tiempo, tenemos la posibilidad de ganar dos Champions consecutivas, lo cual es también todo un reto...

Lo que está claro es que, una vez que se ha llegado a este punto, la gran Final, los aficionados de los equipos queremos que los nuestros levanten el trofeo, como es lógico. Pero esto es fútbol. Esto es deporte. Y, como siempre recalco en estos casos, uno gana y el otro pierde. Existe la posibilidad de perder y eso hay que tenerlo en cuenta. No es falsa modestia. No se trata de ponerse la venda antes de la herida. No. Simplemente es aceptar la realidad y ser conscientes de lo que puede pasar.

Pase lo que pase esta noche, mañana nos tocará seguir adelante con nuestras vidas. Tocará afrontar problemas y retos mucho más importantes, qué duda cabe... Al fin y al cabo, esto es sólo fútbol. El fútbol no nos da de comer... Pero gracias al fútbol, quizás mañana seamos un poco más felices o nos levantaremos con una sonrisa de satisfacción en la cara. Quién sabe...

En cualquier caso, poco podemos hacer nosotros salvo sentarnos delante de las pantallas y animar con todas nuestras fuerzas. También tendrán que animar con todo su alma todos los afortunados que podrán presenciar el partido en Cardiff. O los que lo verán en las pantallas gigantes del Santiago Bernabéu. O los que lo escucharán por la radio... Tendrán que animar con todas sus fuerzas incluso los que, por cualquier razón o motivo, no puedan seguir el encuentro en directo. Todos los madridistas tendremos que empujar al equipo al unísono. El resto queda en los pies de nuestros jugadores...
 
Los pensamientos que tengo ahora en la cabeza son los mismos que tuve hace tres años, el día de la Final de Lisboa. O el año pasado con la Final de Milán. Así que no puedo ser muy original y no me queda más remedio que expresar casi las mismas reflexiones. Insisto, sé que sólo es un partido de fútbol. Pero hoy vuelvo a estar nervioso, como el año pasado frente al Atlético. O como hace hace tres años en la capital portuguesa. Hoy, de nuevo, vuelvo a sentir las mismas sensaciones que hace quince años en Glasgow, la misma
incertidumbre que hace diecisiete años en París, la misma ilusión que hace diecinueve años en Ámsterdam...

Ojalá las cosas terminen igual de bien que entonces y los madridistas podamos celebrar la Duodécima Copa de Europa. Ojalá.

Mucha suerte al equipo. ¡Y Hala Madrid!

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