miércoles, 20 de abril de 2016

RECORDANDO A LUIS MILLA

Se cumplen veinticinco años del debut oficial del turolense con el Real Madrid

El bado 20 de abril de 1991, el Real Madrid disputó en el Benito Villamarín de Sevilla su encuentro correspondiente a la trigésimo primera jornada de la Liga 1990-91. Ramón Mendoza acababa de ser reelegido presidente tras ganar las elecciones celebradas seis días atrás y Radomir Antic no llevaba aún ni un mes en el banquillo del equipo blanco. Aquel sábado el Madrid cuajó una buena actuación y se impuso 1-3 con dos goles de Fernando Hierro y uno de Butragueño. El equipo ganaba a domicilio después de once jornadas sin hacerlo...

Al margen del triunfo fuera de casa, la gran noticia de aquel partido fue el regreso de Luis Milla a los terrenos de juego. Nueve meses después de fichar por el Real Madrid, el jugador disputaba sus primeros minutos oficiales con la camiseta blanca. Sí. Tal día como hoy de hace veinticinco años, debutaba de manera oficial con su equipo.

Una gravísima lesión le había dejado en el dique seco durante un partido de pretemporada, sólo un par de semanas después de haber fichado por el Madrid procedente del Fútbol Club Barcelona en el verano de 1990. Una rotura del ligamento cruzado y menisco de su rodilla izquierda le tuvieron alejado del césped durante casi ocho meses, por lo que no volvió a tocar un balón en competición oficial hasta aquel partido jugado en Sevilla.

Aprovechando que hoy se cumple un cuarto de siglo de su debut oficial como madridista me gustaría echar la vista atrás para recordar a este centrocampista que vistió la camiseta merengue durante siete temporadas

Sus inicios

Luis Milla Aspas nació en Teruel el 12 de marzo de 1966. Tras captar el interés de clubes como Valencia y Barcelona realiza las pruebas para ingresar en las categorías inferiores del club catalán. Corría el año 1983. Al igual que muchos otros futbolistas de su generación, debutó en Primera División en la famosa segunda jornada de la Liga 1984-85, marcada por la huelga de jugadores profesionales, en la que los clubes tiraron de juveniles para disputar los partidos. No obstante, Milla siguió militando en las categorías inferiores del club azulgrana. Jugó con el Barcelona Atlético en las temporadas 1986-87 y 1987-88 pasando al primer equipo en la campaña 1988-89, con Johan Cruyff en el banquillo. 

A lo largo de las temporadas 1988-89 y 1989-90 el turolense se convirtió en uno de los futbolistas más destacados del equipo. Sin embargo, a finales del año 1989 empezaron a surgir diferencias entre jugador y técnico. Johan Cruyff, además de entrenador, llevaba por aquella época los asuntos relacionados con las renovaciones de contratos en condición de director técnico. El de Milla concluía en junio de 1991 y se estaba negociando su ampliación hasta 1992, pero no había unanimidad a la hora de cerrar las cantidades económicas. 

En el mes de marzo de 1990 seguía sin cerrarse la renovación. Milla había decidido aparcar el asunto de la renovación hasta finalizar la temporada (1989-90) o incluso hasta terminar su contrato un año más tarde (verano de 1991). Cruyff, en vistas de que el jugador no aceptaba las condiciones económicas que se le proponían al futbolista, empezó a dejar en el banquillo al futbolista. Milla sólo jugó dos partidos más de Liga hasta finalizar aquella campaña 1989-90. Estaba claro que su ausencia de los terrenos de juego no se debía a razones deportivas sino, más bien, de índole contractual. 

El jugador, además, había dejado de jugar cuando el Mundial de Italia de 1990 estaba a las puertas y sólo pocos meses después de haber alcanzado la Internacionalidad. Milla había debutado con la Selección el 15 de noviembre de 1989, en un partido de clasificación para el Mundial disputado en el Sánchez Pizjuán de Sevilla frente a Hungría. 4-0 ganó el equipo de Luis Suárez, que alineó a Milla los noventa minutos. Después de su bautismo con el combinado nacional el centrocampista disputó otros dos partidos más con España. Era uno de los posibles integrantes de la Selección que acudiría a Italia, pero dejar de jugar con su club seguramente no le ayudó en nada y le restó muchos puntos...

En abril de 1990 la situación deportiva de Milla empeoró. En vísperas de la Final de la Copa del Rey que Barcelona y Real Madrid disputaron en Valencia, Cruyff excluyó al jugador de la convocatoria. Las cosas no mejoraron en las siguientes semanas y toda la prensa de la época exponía sin tapujos que Cruyff no alineaba al jugador por no aceptar sus condiciones de renovación. Por delante, la posibilidad de pasarse en la grada el año que le quedaba de contrato... El futbolista empezó a barajar la posibilidad de buscar otro club para jugar y el propio Barcelona parecía hacerse a la idea de dejar marchar al jugador previo pago del correspondiente desembolso económico, claro. Valencia, Atlético de Madrid y Real Madrid empezaron a sonar como posibles destinos...

En julio el jugador y su representante empezaron a plantearse seriamente la posibilidad de comprar su carta de libertad para recalar en otro equipo. Inicialmente se había cifrado en 200 millones de pesetas el precio para que el jugador pudiera darse de baja, pero ante la posibilidad de que el club en el que recalara el jugador fuese el Real Madrid se elevó la petición a 250 aludiendo a una oferta realizada por Jesús Gil para llevarse al turolense al Atlético. El Real Madrid hizo público su interés por contratar a Luis Milla en el caso de que el jugador obtuviese la carta de libertad. Ante esa posibilidad, el Barcelona se negaba a desprenderse del jugador a no ser que éste hiciese efectiva la cláusula de rescisión de 300 millones.

El lunes 23 de julio el Barcelona presentaba ante los medios de comunicación la plantilla para la temporada 1990-91 y Luis Milla estuvo presente con sus todavía compañeros. Al día siguiente, sin embargo, el jugador confirmó que haría efectiva la cláusula de rescisión de su contrato para desvincularse del Barcelona y fichar por el Real Madrid. Un día después ultimaba los flecos de su nuevo contrato con el conjunto de Concha Espina. Antes de firmarse, claro está, había que desvincularse definitivamente del Barcelona, lo cual ocurrió el lunes 30 de julio de 1990.

Milla, jugador madridista

El lunes 30 de julio de 1990 el Real Madrid presentaba a su plantilla para la temporada 1990-91 y aquel mismo día Luis Milla posó por primera vez con la camiseta blanca sobre el césped del Santiago Bernabéu. Llegó a Madrid literalmente con el tiempo justo para presentarse con el equipo. Llegó, firmó y se vistió de corto para salir al césped con sus nuevos compañeros y recibir el calor de su nuevo público.

Luis Milla era una de las novedades para la nueva campaña junto a Pedro Jaro, portero que llegaba del Málaga, Villarroya, procedente del Zaragoza, el rumano Hagi y el yugoslavo Spasic. El Madrid también repescaba a sus canteranos Juanjo Maqueda y Santi Aragón después de un año de cesión en el Logroñés. 

Durante aquella presentación del equipo, el nombre de Luis Milla fue uno de los más ovacionados por el público que se congregó aquel día en las gradas del Bernabéu. "Era la presentación del equipo, no sólo la mía", afirmaba con humildad el futbolista en una entrevista que publicó la revista Don Balón en su número 773 correspondiente a la semana del 15 al 21 de agosto de 1990

En aquella entrevista a Don Balón, el nuevo jugador blanco analizaba los acontecimientos vividos durante los últimos meses. "Es duro ver cómo te cortan una trayectoria que venías teniendo con tu club o darse cuenta que, una vez que llegas a la selección y puedes ir a un Mundial, te lo impiden por un problema que no tiene nada que ver con lo deportivo. Por suerte, ahora ya puedo pensar en volver a trabajar con la ilusión de que voy a ser tenido en cuenta", explicaba el jugador. En la entrevista, realizada por el periodista Rodolfo Chisleanschi, se incidía en el papel que jugó Cruyff en el desenlace de aquella historia. "Él tiene sus ideas y las lleva al final. Ya una vez dije que, deportivamente, siempre reconoceré la ayuda que Cruyff me dio. Pero también es cierto que, si yo estoy hoy en el Madrid es porque me vi perjudicado por Cruyff, ya que fue él quien me llevó todo el tema de mi renovación con el Barcelona. Él propició un fichaje por el Madrid". De su respuesta se extrae el titular que Don Balón publicó en portada de aquel número: "Cruyff me envió al Real Madrid"

"Yo no me veía en ningún sitio, lo único que quería era jugar en el equipo que me diera una oportunidad para hacerlo. Me la dio el Madrid y realmente le estoy muy agradecido, y espero aprovecharla", señalaba el jugador. "Para mí es un honor poder vestir la clásica del Madrid", añadía un Luis Milla que sólo tenía palabras de agradecimiento para todos los integrantes de su nuevo hogar futbolístico. "Estoy muy contento por la manera en que me han recibido todos: los compañeros, el entrenador y los directivos. Y espero que todo siga siempre así", apuntaba el jugador.

Por desgracia, el comienzo de la trayectoria de Luis Milla como jugador blanco quedó ensombrecido por culpa de una lesión. El destino le iba a jugar una mala pasada...

La lesión

El domingo 12 de agosto de 1990 el Madrid jugaba su tercer partido de la pretemporada. Luis Milla había disputado sus primeros minutos de blanco en los dos anteriores amistosos, un partido frente al Hércules en el Trofeo Ciudad de Alicante y otro encuentro frente al Peñarol de Montevideo en las semifinales del Trofeo Ciudad de la Línea. En la final de aquel trofeo, que se jugó frente al Lazio italiano, Milla salió en el once titular por primera vez. Pero nada más arrancar la segunda parte, en el minuto 50, el turolense caía lesionado... Caía lesionado de gravedad, además. Una acción sin aparentes consecuencias derivó en un chasquido en la rodilla izquierda. Allí, sobre el mismo césped del Estadio Municipal de La Línea de la Concepción, ya se presagiaban los peores augurios. Y éstos se confirmaron. El diagnóstico no podía ser más descorazonador. Rotura del ligamento cruzado anterior y del menisco interno de la rodilla izquierda. 

El martes 14 de agosto de 1990 el jugador pasó por el quirófano. Se le extrajo el menisco interno y se le reparó el ligamento roto con un tendón siguiendo los patrones técnicos de la época para este tipo de lesiones. La operación, realizada en la clínica Santa Elena de Madrid, concluyó con éxito. Pero por delante, quedaba una larga recuperación que, en el mejor de los casos, se prolongaría durante al menos unos seis meses...

"Fue una jugada tonta en la que, de repente, notas un "clac" y... En fin, son cosas que pasan y ahora sólo pienso en recuperarme lo antes posible". Esas eran las primeras palabras de Milla que recogía la revista Real Madrid en una entrevista con el jugador para su número correspondiente al mes de octubre de 1990. El jugador se había trasladado a su Teruel natal para pasar el largo periodo de reposo y allí le visitaron Juan Manuel Merino, autor del reportaje, y Fernando Laura, fotógrafo de la revista. A lo largo de seis páginas podemos leer las impresiones de Luis Milla y vemos imágenes del futbolista en muletas y con un aparatoso vendaje que cubría toda su pierna izquierda.

En aquella entrevista el futbolista no podía ser más claro a la hora de expresar lo que sentía ante su situación. "Impotencia, mucha impotencia. Mira que a veces te dan patadas, sufres encontronazos y, en la jugada más tonta, mira, un chasquido...", explicaba en referencia al momento de la lesión. "La he visto muchas veces en televisión y te das cuenta de la mala fortuna que puedes tener en un momento dado. Lo que sucede también es que había pasado unos días muy complicados, de mucha tensión, y todo esto se acumula. Intentas hacer las cosas lo mejor posible sin estar al cien por cien y surgen estos problemas", detallaba el turolense.

Luis Milla valoraba el comportamiento de sus compañeros durante aquel duro trance que estaba pasando. "Me dan muchos ánimos, me gastan bromas... Se están portando francamente bien. Es importante sentir el calor de los demás, saber que la gente no se ha olvidado de ti ", comentaba al respecto. También reconocía sentirse integrado en su nueva ciudad, Madrid. "Creo que en este sentido ha influido también lo bien que he sido recibido por la totalidad del vestuario del Real Madrid. Aquí el ambiente es fenomenal, tus propios compañeros te van llevando nada más llegar. Creo que este ambiente es una de las bases para que el equipo funcione tan bien y haya ganado las últimas cinco Ligas", explicaba Milla.

Juan Manuel Merino terminaba su entrevista preguntándole al jugador cuando se le volvería a ver en los estadios. "En este sentido prefiero no fijar ninguna fecha. Mi obsesión es robar el máximo tiempo a mi recuperación, pero sin obsesionarme. Ahora todos los pasos que dé son muy importantes. Todo dependerá de cómo evolucione la rodilla", respondía Milla.

Final del calvario

En el momento de la lesión se llegó a especular con la posibilidad de que Milla se perdiese toda la temporada. Afortunadamente no fue así. Tras la operación los doctores fueron más optimistas. "Los médicos me dijeron que tendría para siete meses cantados y así ha sido; llevo siete meses y medio y cada día me encuentro mejor. Además, hasta ahora no ha aparecido ninguna complicación y esto  es lo más importante para una lesión de estas características", comentaba el centrocampista a la revista del club poco antes de su reaparición. En abril de 1991, ocho meses después del fatídico percance de rodilla, Luis Milla estaba por fin a disposición del cuerpo técnico.

La recuperación había finalizado con éxito y por fin, el bado 20 de abril de 1991 llegó el gran día. Aquel partido frente al Betis del que hoy se cumplen 25 años. En el minuto 76, con el Madrid ganando 0-3, Radomir Antic dio entrada a Luis Milla que pisó el campo en sustitución de su compañero Hagi

"En el plano personal, para mí ha sido una alegría volver  a los terrenos de juego, después de ocho meses sin estar en activo. Soy una persona muy feliz, ya que por fin he pisado el césped de un campo luciendo la camiseta del Real Madrid en competición oficial. Al final deseaba que no acabase el partido, ya que me estaba divirtiendo", declaró Milla para la revista oficial del club. 

En total, durante los dos últimos meses de competición de la temporada 1990-91 Luis Milla jugó seis partidos de Liga que se saldaron con cinco victorias y un empate. Tras el partido en Sevilla frente al Betis volvió a jugar en Tenerife. Y en la jornada 34, el sábado 11 de mayo de 1991, Luis Milla jugaba su primer partido oficial como titular en el Santiago Bernabéu. Aquel día el Madrid ganó 4-1 al Athletic de Bilbao con dos tantos de Butragueño, uno de Míchel y otro de Hierro. Volvió a ser titular una semana después en Pamplona frente a Osasuna, jugó cuarenta y cinco minutos de la penúltima jornada de Liga, que se saldó con victoria 0-3 en el Calderón, y volvió a ser titular de nuevo en el Bernabéu en la última jornada. Fue aquel un partido especial porque Milla se enfrentaba por primera vez a sus ex compañeros del Barcelona en un terreno de juego. Ganó el Madrid 1-0 con gol de Adolfo Aldana.

Temporada 1991-92 

Aunque el ejercicio 1990-91 no había salido como le hubiera gustado, ni mucho menos, Luis Milla tuvo la satisfacción de superar aquella gravísima lesión y terminar la campaña jugando. La temporada 1991-92 sería la de su consolidación como jugador madridista. Fue en la que más partidos jugó coronándose como un futbolista imprescindible en los esquemas de los dos entrenadores que dirigieron aquel ejercicio al equipo, Radomir Antic y Leo Beenhakker. Luis Milla demostró que el Real Madrid se había hecho con los servicios de un futbolista de lo más útil para jugar en el medio centro del equipo. Situado por delante de la defensa, Milla destruía el juego del rival y al tiempo organizaba el de su escuadra con una gran efectividad. Su capacidad de distribución y de robar balones eran sus mejores cualidades.

Luis Milla jugó un total de 49 partidos oficiales aquella temporada 1991-92. Lo jugó prácticamente todo y casi siempre de titular. Sólo faltaron los títulos para culminar lo que hubiera sido una gran temporada... Pero el Real Madrid perdió la Liga en la última jornada en el fatídico encuentro de Tenerife y en la Final de la Copa del Rey cayó con el Atlético de Madrid.

En la temporada 1992-93, con Benito Floro como entrenador, la participación de Milla se redujo respecto al anterior ejercicio. Aun así, seguía siendo una pieza importante de la plantilla y disputó 34 partidos oficiales. En una entrevista para la revista Don Balón, se le preguntaba al jugador si se arrepentía de haber dejado el Barcelona. "No. Después de llevar ya un tiempo en el Real, al valorar lo que he dado de sí en el Barcelona y en Madrid, quizá tenga que reconocer que me iba más la forma de juego que se hacía en el Barça. Pero el Real es un club que se está portando muy bien conmigo, y esta temporada estoy trabajando muy bien. Creo que no estoy defraudando al entrenador cuando me da oportunidades", señalaba Luis Milla.

Se da la curiosa circunstancia de que aquella temporada 1992-93 el turolense anotó tres goles en Liga, algo extraño teniendo en cuenta que su posición en el campo era más bien retrasada. Esos tres goles fueron los únicos que anotó durante toda su etapa como futbolista merengue. Y hay que destacar que fueron tres goles muy importantes. De los que reportan puntos al equipo.

Luis Milla vio portería con la camiseta merengue por primera vez el 21 de noviembre de 1992 en el Ramón de Carranza. Era la undécima jornada de Liga. El Cádiz se adelantó en el marcador frente a un Madrid que estaba con diez por expulsión de Ricardo Rocha. Cuando peor estaban las cosas, Floro dio entrada a Luis Enrique y a Milla retirando del campo a Butragueño y Sanchís. Y fueron los dos suplentes los que protagonizaron la jugada del gol del empate con una internada del asturiano que propició el pase de la muerte para que Milla anotase el 1-1 con el que acabaría el encuentro. Un punto salvó aquel día el Madrid con aquel gol.

El segundo gol de Milla con el Real Madrid llegó a la semana siguiente, en el Santiago Bernabéu. Visitaba Chamartín el Oviedo en la duodécima jornada de Liga. Los asturianos se adelantaron en el marcador pero el cuadro local remontó con dos goles de Hierro y Martín Vázquez. En el minuto 66 el cuadro ovetense volvía a ver puerta colocando el 2-2 en el marcador. Afortunadamente, en el minuto 76 un centro de Robert Prosinecki fue enviado de cabeza a la red por Luis Milla. Otro punto que se salvaba gracias a un gol del turolense.

Su tercer gol tardó ya un poco más en llegar. En concreto, hubo que esperar al sábado 5 de junio de 1993. El verano estaba a la vuelta de la esquina pero aquella noche cayó un auténtico diluvio sobre Madrid. El partido se jugó además en un horario poco habitual, a las 22.30 horas. Era la jornada 36 y el Real Madrid se estaba jugando la Liga con el Barcelona y el Deportivo de Arsenio Iglesias. El Barcelona había ganado 2-1 al Sevilla remontando el 0-1 con el que los hispalenses se habían ido al descanso. El resultado obligaba al Madrid a ganar para seguir en cabeza de la clasificación. Pero la Real Sociedad se hizo fuerte en un Bernabéu que de no ser por el buen drenaje del campo se hubiese convertido en una piscina por el agua que caía. Al descanso el resultado era de 0-0. Y en el segundo periodo fue Luis Milla el que desatascó la situación con un gol que encarrilaba el triunfo para los blancos. La sentencia llegó en el minuto 90 con el 2-0 obra de Míchel. Pero fue Milla el que abrió el camino de un triunfo que servía para que el conjunto de Benito Floro siguiera en lo más alto de la clasificación a falta de dos jornadas para el final del campeonato.

Por desgracia, la historia se volvió a repetir un año después. El Real Madrid volvió a perder la Liga en el último partido tras caer otra vez en Tenerife. Al menos, la temporada 1992-93 se pudo cerrar, esta vez sí, con un buen sabor de boca. El equipo había vuelto a meterse por segundo año consecutivo en la Final de la Copa del Rey y, esta vez sí, el conjunto madridista pudo celebrar el título. Fue el 26 de junio de 1993 en el Luis Casanova de Valencia. Ganó el Madrid 2-0 al Real Zaragoza. Luis Milla, que jugó de titular, pudo disfrutar en persona de su primer título como futbolista merengue, puesto que la lesión de rodilla le había privado de celebrar la Supercopa de la temporada 1990-91.

Temporada 1993-94

Luis Milla vivió los primeros partidos de la temporada 1993-94 como suplente. Sin embargo, el equipo no tuvo un buen arranque de campeonato y el de Teruel pronto vuelve a entrar en las alineaciones quedando demostrado que su concurso era esencial para el buen funcionamiento del equipo.  

"El Real Madrid ha resucitado de su caótico inicio de Liga, y para ello Ramón Mendoza y su junta directiva no necesitaron tomar medidas drásticas. Pasadas unas semanas, ha quedado al descubierto que el antídoto contra la crisis estaba en casa, y no existía otro secreto que dar confianza y continuidad a Luis Milla", escribía Juan Carlos Casas para la revista Don Balón. En aquel reportaje publicado por el semanario a finales de noviembre de 1993, se ensalzaba la "labor oscura pero efectiva" del centrocampista. "Sus propios compañeros alaban las condiciones de Milla. Con él sobre el sped, la circulación del balón es mucho más segura y fluida a la hora de ganar metros al rival y, además, en las tareas defensivas. Milla es en realidad el primer zaguero del equipo, algo que queda comprobado revisando en las estadísticas el número de faltas que comete el turolense en el centro del campo. Su labor de contención es muy eficaz para el centro de la defensa merengue, donde Alkorta y Sanchís juegan más protegidos y confiados viendo la espalda de Milla unos metros por delante de ellos", analizaba Don Balón.

En diciembre de 1993 el Real Madrid disputó la Supercopa de España a doble partido con el Barcelona. En el primer encuentro, disputado en Madrid, se impusieron los blancos 3-1. En el de vuelta, en la Ciudad Condal, el resultado fue de 1-1. Luis Milla jugó los dos partidos completos y pudo celebrar la consecución del título sobre el césped del Nou Camp. "Por fin he podido saborear el triunfo con el Real Madrid. La Copa del Rey y la Supercopa me han sabido a gloria", declaró el centrocampista. 

En febrero de 1994, la revista Real Madrid en su número 54 llevaba a Luis Milla a su portada y ofrecía una extensa entrevista en la que el jugador repasaba la actualidad futbolística del equipo y ofrecía impresiones personales sobre su estancia en el equipo blanco. "Yo ahora estoy muy contento con la plantilla, con mis compañeros, con el entrenador, con la gente, porque al tener una continuidad en el juego mi estado anímico es perfecto. Por otra parte, llevo cuatro años viviendo en Madrid y me he adaptado perfectamente a la ciudad, a su gente, con lo que me considero un madrileño más", declaraba Milla. Le preguntaban si dudaría en el caso de que le propusiesen quedarse al finalizar la temporada. "Ni un momento, porque para cualquier profesional jugar en el Real Madrid es lo máximo. Yo vine aquí sabiendo de las dificultades que iba a encontrar, precisamente por la grandeza del Club. Sabiendo que me podían ocurrir cosas como las que han ocurrido, pero también me pude lesionar en el Barcelona. En cualquier caso, como profesional que soy, sé que las cosas pueden ser así y ya está", respondía el turolense.

En aquella entrevista Luis Milla dejaba bien claro que no se arrepentía de haber fichado por el Real Madrid. "Nunca. El Club tiene una historia excepcional y aquí se trabaja para que el presente y el futuro sea tan próspero. Así que ni arrepentido ni decepcionado, tan sólo deseoso de que el trabajo dé sus frutos y podamos saborear los triunfos", apuntaba el futbolista, que sólo tenía buenas palabras para la entidad. "Ya por el simple hecho de jugar en el Real Madrid somos unos privilegiados por estar en un Club con una afición tan importante en número y al mismo tiempo tan exigente", aseveraba. 

Aquella cuarta temporada en el Bernabéu era la última que tenía firmada en su contrato, por lo que en el tramo final de la entrevista le volvían a incidir en el asunto de una posible renovación. "Ya he comentado que me gustaría seguir, pero eso depende de los técnicos de la entidad. Marisa, mi mujer, y yo nos hemos integrado perfectamente en Madrid. Nos hemos casado viviendo aquí y aquí hemos instalado nuestro hogar. Aquí hemos iniciado nuestras vidas, una vida tranquila en cuanto al ocio y muy intensa en la actividad profesional, que, en definitiva, es en este momento lo más importante", explicaba Milla. 

Por supuesto, el Real Madrid le ofrec renovar por dos temporadas más y el jugador aceptó encantado. Luis Milla seguiría ligado a la entidad.

Milla y Redondo

Como en cada verano, llegaban caras nuevas al Real Madrid. Para la temporada 1994-95 aterrizó en el Santiago Bernabéu el danés Michael Laudrup, compañero de Milla durante su última temporada en el Barcelona, Santi Cañizares, Quique Sánchez Flores, José Emilio Amavisca y Fernando Redondo. El argentino, procedente del Tenerife al igual que los nuevos técnicos Jorge Valdano y Ángel Cappa, llegaba para ser el nuevo mediocentro del Real Madrid. Competencia directa para el turolense

Sin embargo, la presencia de Luis Milla en la plantilla del equipo iba a resultar de crucial importancia. En un partido de pretemporada disputado en San Mamés el 21 de agosto de 1994, Fernando Redondo recibió una dura entrada y cayó lesionado de la rodilla. A las puertas de iniciarse la competición oficial Luis Milla fue el encargado de tomar la batuta del centro del campo del Real Madrid. Y lo hizo con éxito. Las cosas empezaron a funcionar pronto y las actuaciones de Milla eran tan satisfactorias que cuando Redondo se recuperó y estaba en disposición de volver a jugar surgió un debate en prensa y aficionados sobre si era conveniente sustituir o no a Milla en el equipo titular. "Milla lo hace Redondo", tituló Don Balón en uno de sus reportajes.

Durante la campaña 1994-95 Milla participó en todas las competiciones que disputó el equipo y jugó un total de 24 partidos. Alguno de ellos muy recordado. Por ejemplo, fue titular y disputó los noventa minutos el día del 5-0 frente al Barcelona. "Ganarle al rival de siempre por 5-0 es el mejor recuerdo posible. Tuve la suerte de jugar y mi actuación sonó como nunca. Todo el que juega un día de éstos se beneficia. Mi labor suele pasar más inadvertida, pero ese día se vio más de la cuenta. Ese día sí se valoró mi trabajo", recordaba el turolense al finalizar la temporada en declaraciones al diario El País.

La temporada concluyó con el Real Madrid siendo Campeón de Liga. La primera Liga como madridista en su palmarés particular. Durante aquella gran campaña, además, vivió un momento muy feliz en el plano personal. El 7 de octubre de 1994 nació en Madrid su primer hijo, Luis Milla Manzanares.

Temporada 1995-96 

La campaña 1995-96 no fue de grato recuerdo para los madridistas, como ya recordé en su momento aquí en 'Historias del Real Madrid'. Fue una campaña convulsa con cambios en la presidencia, en el banquillo, demasiadas derrotas... 

En lo particular, Luis Milla volvió a ser, un año más, uno de los pilares del equipo. "Siempre, desde que comencé mi carrera profesional, nunca se ha contado conmigo desde el principio. Luego he jugado una media de entre 25 ó 30 partidos. Eso es señal de que las cosas no me han ido mal, de que han valorado mi trabajo. Con estos antecedentes, mi planteamiento es trabajar y trabajar, para que sigan contando con mi concurso", relataba el jugador a la revista oficial del Club

Tanto Jorge Valdano como Arsenio Iglesias contaron con el mediocentro, que terminó jugando 38 partidos oficiales ese ejercicio. De hecho concluyó la campaña como titular indiscutible. Con los números en la mano, no es de extrañar, por tanto, que el Real Madrid le volviese a ofrecer la renovación de su contrato por otras dos temporadas. "Es una confianza que me halaga, qué duda cabe, que el Club y sus técnicos opinen que eres útil para el equipo. Y además, es importante para el propio jugador de cara a hacer las cosas bien", explicaba Milla agradecido. Aquella temporada 1995-96 muchos jugadores del equipo finalizaban sus contratos y Luis Milla fue de los pocos a los que se les ofreció prolongar su relación contractual con el Club.  

Este asunto de la renovación es más importante de lo que parece puesto que refleja el peso que llegó a tener el jugador en el equipo. Milla acababa de cumplir 30 años y se avecinaban muchas novedades de cara a la siguiente temporada. Los malos resultados deportivos auguraban profundos cambios y en el tramo final de campaña la prensa publicaba los nombres de fichajes inminentes. Nombres de mucho peso, además. Pero el Club contaba con Milla. "En principio es el comienzo de una historia nueva, con nuevo entrenador, con nuevos jugadores que vienen y otros que se van. En fin, lo importante es que a principios de temporada habrá una ilusión colectiva, tanto en los jugadores como en los aficionados, y nuestra obligación será la de mantener esa ilusión durante toda la temporada", señalaba el de Teruel con vistas al siguiente ejercicio.

Efectivamente, en la temporada 1996-97 llegaron numerosos refuerzos de peso a la plantilla. Suker, Mijatovic, Roberto Carlos, Seedorf, Illgner... Casi todos ellos para jugar de titulares. Fabio Capello llegó al banquillo de un equipo que dio un enorme salto de calidad respecto a la anterior campaña. Jugar se puso muy difícil para todos. Aun así, Luis Milla disputó 23 partidos, 19 de Liga y 4 de Copa del Rey. Hay que recordar que aquel año el Madrid había quedado fuera de las competiciones europeas. 

Las cosas marcharon bien en lo colectivo. La temporada se saldó con la consecución del título de Liga. Sin duda, para Milla aquel nuevo título fue un broche de oro para poner fin a su etapa en el Real Madrid. Aunque le quedaba un año de contrato por delante, llegó el momento de iniciar una nueva etapa en su vida. Jorge Valdano, entrenador del Valencia, le reclamó para su equipo. El argentino sabía perfectamente lo útil que podía resultar el centrocampista turolense para cualquier equipo. Con 31 años cumplidos, Valencia parecía ser un buen destino para la recta final de su carrera deportiva.

Final de trayectoria

Efectivamente, Luis Milla fichó por el Valencia, equipo con el que siguió jugando en la élite durante cuatro temporadas más. Con el conjunto 'ché' conquistó una Copa del Rey, una Supercopa de España y una Copa Intertoto, además de proclamarse dos veces subcampeón de Europa al jugar el Valencia las finales de la Champions League de las temporadas 1999-00 y 2000-01. Al término de la temporada 2000-01 el jugador, con 35 años, colgaba las botas.

Tras retirarse, Luis Milla ha sido analista y comentarista deportivo y también ha seguido ligado al mundo del fútbol como entrenador. Empezó su carrera en los banquillos en la Unión Deportiva Puzol y a nivel de clubes ha trabajado también en el Getafe, como segundo de su ex compañero Michael Laudrup, Al-Jazira Sporting Club de Abu Dabi y Lugo. También ha entrenado en las categorías inferiores de la Real Federación Española de Fútbol. Con él como seleccionador, el combinado de España Sub-21 se proclamó campeón de la Eurocopa de 2011 celebrada en Dinamarca.

Epílogo

Luis Milla es uno de esos jugadores que recuerdo con mucho cariño. Fue todo un clásico del fútbol de los años noventa. Un futbolista muy valioso que, sin hacer mucho ruido, se hacía imprescindible en el equipo. Un jugador sacrificado que se encargaba de cumplir con las labores quizás menos vistosas del fútbol pero que siempre son necesarias para el buen funcionamiento de un equipo. Quizás no fuese espectacular pero creo que fue un futbolista muy noble, sacrificado y muy trabajador. 

Durante su paso por el Real Madrid hizo gala de una gran regularidad siendo un futbolista con el que contaron todos los técnicos que le tuvieron bajo sus órdenes. En total, Luis Milla jugó 214 partidos oficiales con la camiseta del Real Madrid. Anotó tres goles, los tres en Liga, durante la campaña 1992-93. A lo largo de las siete temporadas que militó en el equipo blanco conquistó dos Ligas, una Copa del Rey y dos Supercopas de España. 

Hoy, justo en el día en el que se cumplen 25 años de su primer partido oficial con el Real Madrid, quería recordar su figura a modo de homenaje.

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