miércoles, 7 de enero de 2015

VEINTE AÑOS DEL 5-0 AL BARCELONA

Se cumplen dos décadas del partido estrella de la temporada 1994-95

El 7 de enero del año 1995 se jugó uno de esos partidos que ningún madridista olvidará en la vida. Tal día como hoy de hace veinte años, el Real Madrid doblegó al Fútbol Club Barcelona con un rotundo 5-0. La eterna pelea deportiva entre los dos clubes ha vivido episodios de todos los colores a lo largo de todo el tiempo transcurrido. Pero aquel encuentro que se jugó tal día como hoy de hace dos décadas fue especial por varios motivos.

Estoy seguro de que todos los madridistas que vivieron aquel partido lo recuerdan como si no hubieran transcurrido cuatro lustros. Dónde lo vieron, con quién lo vieron, cómo lo celebraron...

El partido se celebró 364 días después de que el Barcelona nos endosara el mismo marcador en el Nou Camp. El día 8 de enero de 1994, el conjunto azulgrana se impuso en el clásico correspondiente a la decimoctava jornada de la Liga 1993-94. El gesto de uno de los miembros del banquillo azulgrana tras anotarse aquel 5-0 puso en solfa la famosa mano con la que se asoció el marcador anotado. 

Un día antes de cumplirse el aniversario de aquella triste noche el Real Madrid se tomó cumplida venganza. El conjunto blanco devolvió la 'manita' a su rival.

Aquel sábado 7 de enero de 1995, la Liga se reanudaba despuñés del parón navideño al que nos habíamos marchado goleando 0-5 en Valladolid, como ya recordé aquí en 'Historias del Real Madrid'. Iván Zamorano había anotado el gol número 4.000 en Liga del Madrid y el equipo marchaba bien en el campeonato de la regularidad.

Recuerdo que, por primera vez en varios años, llegaba al duelo con el Barcelona con un espíritu optimista. Pese a las decepciones que nos habíamos llevado en los dos últimos enfrentamientos ligueros entre los dos equipos durante la anterior temporada 93-94, que se saldaron ambos con derrota, veía factible doblegar a los de Cruyff. Por supuesto, no pensaba en devolver el 5-0 del que estaba a punto de cumplirse un año. Pero sí veía a los de Valdano en disposición de vencer a los azulgranas.   

El partido de Zamorano

Fue, sin duda, el gran partido de Iván Zamorano. El chileno tardó cinco minutos en ver puerta y con su gol sentí que se confirmaba mi buen presagio para ese día. Balón en ataque del Real Madrid y el chileno recibió, entrando en el área por la izquierda, un balón que fusiló a la red sin que Busquets lograse detener el potente disparo. 

El inicio del partido estaba siendo fulgurante para los blancos, a los que se les veía con muchas ganas. La rabia y la alegría con la que corría Zamorano tras anotar el gol en dirección a la grada lateral era la misma que sentíamos los aficionados, tanto en las gradas abarrotadas del Santiago Bernabéu, como detrás de las pantallas de televisión.

En el minuto 21 llegó el segundo tanto de la noche y llevó la misma firma que el primero. José Emilio Amavisca envió un balón largo bombeado en dirección al área del Barcelona. Por el centro, y sin caer en posición antireglamentaria, Iván Zamorano recibe el esférico, y trata de acomodarse el balón para buscar el tiro mientras Abelardo se le echaba encima. Aún así, el ariete merengue consigue encontrar la forma de batir por bajo al cancerbero culé. Segundo gol para el Real Madrid y segundo en la cuenta particular del chileno.

Zamorano logró un hat trick ese día. El tercero, además, fue un gol que fue toda una metáfora del cambio de tendencia que iba a vivir la Liga ese año. Michael Laudrup, que había llegado ese año al Madrid procedente del Barcelona, presionó a su ex compañero José Mari Bakero dentro del área del Barcelona. El danés le robó la cartera al capitán azulgrana y giró rápidamente para ver portería y buscar un compañero al que pasar el balón. ¿Y quién apareció? Pues el héroe de la noche: Iván Zamorano. El 'nueve' entró como un cohete y recibió el pase de Laudrup para empujar a gol y anotar el 3-0 con el que llegaríamos al descanso. El chileno, que acabó dentro de la portería tras anotar, recibió de rodillas la felicitación del joven Raúl, que disputaba su primer clásico. Ambos aguardaron la llegada del resto de futbolistas del Madrid para celebrar la consecución del tercer tanto del encuentro en una imagen que ya forma parte de la historia del club. 

Antes de alcanzarse el descanso, y con 3-0 a favor del Madrid, Hristo Stoichkov realizó una dura y fea entrada sobre la pierna del lateral Quique Sánchez Flores. Por supuesto, el búlgaro recibió la tarjeta roja directa.

La manita

El 3-0 al descanso era un resultado extraordinario. Desde el 4-1 de la Supercopa de la campaña 1990-91 no había visto al Madrid disfrutar de una ventaja tan contundente en el marcador en un choque con el Barcelona. Aún así, he de reconocer que seguía sin pensar en la devolución del 5-0. Si me hubiesen propuesto firmar un 3-0 antes del partido lo hubiera aceptado sin ninguna duda.

Pero quedaban cuarenta y cinco minutos por delante. Y había que jugarlos, claro que sí.

En el minuto 69 llegó el 4-0 y ahí ya sí que tuve que empezar a creer que devolver el 5-0 era posible. El gol llegó tras una recuperación de Luis Milla, que combinó con Quique Flores. El lateral pasó a Luis Enrique y el asturiano, ya en ataque, envía para Martín Vázquez, que se hace un precioso autopase para entrar en el área del Barcelona. El madrileño envía al centro del área y allí está de nuevo, con la caña preparada, Zamorano que... ¡envía al palo! Luis Enrique, que había acompañado en la jugada entrando también en el área avanza y recoge el balón rechazado por el poste para, esta vez sí, anotar el cuarto gol

¡Cómo celebró el cuarto gol Luis Enrique! Eran otros tiempos, por supuesto. El hoy entrenador del Fútbol Club Barcelona corrió sacándose la camiseta blanca con la publicidad de Teka y gritó un sentido '¡Toma!' que fue perfectamente captado por las cámaras de televisión.

Recuerdo que la posibilidad de alcanzarse un 5-0 en el marcador me puso muy nervioso. Como a todos los madridistas, el 5-0 del año anterior me había dolido. Ahora que la victoria era más que seguro, lo único que deseaba era otro gol. 

Quedaban algo más de veinte minutos por delante. Pero no hubo que esperar tanto. Casi a renglón seguido del cuarto llegó el quinto. La pareja de moda del equipo protagonizó ese gol tan especial. Zamorano recibió un pase en profundidad por la derecha y el chileno envió al centro para que José Emilio Amavisca firmase el 5-0. El cántabro celebró el gol hincando la rodilla, como él hacía, y levantando el dedo.

En aquellos momentos, tras la consecución del quinto gol, recuerdo que me entraron unas ganas terribles de ver una sexta diana blanca. El equipo lo estaba haciendo tan bien que parecía posible. Y quedaba tiempo. No llegó, y quizás eso fue mejor. Se había hecho tanta burla desde Barcelona con el marcador del clásico de enero del 94 que devolver idéntico resultado fue muy simbólico. ¡Y además, justo un día antes de cumplirse el aniversario de aquella derrota en el Nou Camp!  

Resulta difícil expresar la tremenda alegría que viví aquella noche. El verdadero regalo de Reyes Magos de aquellas Navidades 1994-95 llegó con un día de retraso. ¡Pero mereció la pena!

2 comentarios:

  1. Acabo de descubrir este blog, y me parece fabuloso. Pienso leer todo lo que aquí se escriba. Gracias, y enhorabuena.

    PD: Cómo sufrí yo también en aquella liga 91-92...

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    1. Muchísimas gracias por tus palabras, Ismael. Espero que te traiga algún que otro buen recuerdo. Un saludo!

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