sábado, 26 de julio de 2014

¡A POR LA QUINTA LIGA!

Hoy se cumplen veinticinco años de la presentación del Real Madrid 1989-90

Miércoles 26 de julio de 1989. Tal día como hoy de hace un cuarto de siglo se ponía en marcha el Real Madrid con una presentación oficial efectuada en el Santiago Bernabéu. Tras cuatro años de éxitos en el Campeonato Nacional, el equipo partía con el objetivo de redondear el palmarés con una nueva Liga, la última de la década de los ochenta. Esa quinta Liga y la tan ansiada Copa de Europa serían los grandes retos de una escuadra que venía de firmar una campaña en la que se había llevado todos los títulos nacionales, como recordé hace poco aquí en 'Historias del Real Madrid'.

La gran novedad de la temporada estaba en el banquillo. Después de tres campañas, el neerlandés Leo Beenhakker dejaba paso al galés John Benjamin Toshack, procedente de la Real Sociedad. Aunque yo era un crío todavía, recuerdo que asumí aquel cambio de entrenador con un poco de tristeza. Me había acostumbrado a ver a Beenhakker dirigiendo al equipo y no entendía por qué se cambiaba a un entrenador que venía de ganar tres Ligas.

Hago un pequeño inciso para volver a contar, una vez más, que de niño yo le daba más importancia a la Liga, que se jugaba semana a semana, que a la Copa de Europa, que yo percibía como una extraña competición que se jugaba entre semana, los días de colegio y de vez en cuando... Pero los partidos que se jugaban todos los fines de semana eran los de la Liga, que era lo que realmente me interesaba. Por ese motivo, y viendo que con el técnico holandés veníamos de ganar tres seguidas, no entendía mucho la necesidad de cambiar de entrenador. Años más tarde, cuando empecé a ser consciente de la relevancia y de la dificultad que entrañaba ganar una Copa de Europa, entonces ya rebautizada como Champions League, entendí a qué se debía aquel cambio de entrenador del año 1989. El equipo venía de alcanzar tres semifinales consecutivas. Faltaba dar el último paso para alcanzar la final. No era suficiente lo que se había hecho. Algunos, sobre todo en los medios de comunicación, tildaban además de "blando" a Beenhakker y quizás por eso se echó mano de Toshack, que tenía fama de una mayor mano dura.

Nuevos jugadores 

En el capítulo de jugadores, y visto que el equipo tenía potencial ofensivo más que suficiente con Hugo Sánchez, Butragueño, Michel, Schuster y Martín Vázquez, se reforzó la defensa con la llegada de Fernando Hierro, como explicaba ayer, y de Oscar Ruggeri. Se cubrían así las bajas de Camacho y Maceda, retirados de la práctica activa del fútbol. El argentino Ruggeri, procedente del Logroñés, venía de firmar una gran campaña con el conjunto riojano. El 'Cabezón', como se le apodaba al de Rosario, llegaba con 27 años. Se trataba de un central duro y expeditivo, con una trayectoria contrastada y su condición de haber sido Campeón del Mundo en México en el año 1986 junto Maradona, Valdano y compañía. La línea defensiva, además, era la que más críticas recibía. Siempre se acordaban de ella cada vez que había un tropiezo europeo. Y el último había sido muy duro. La goleada en San Siro frente al Milan parecía haber hecho mella en las perspectivas europeas de dirigentes, aficionados y críticos. Quizás sabia nueva atrás nos daría el empaque necesario para volver a afrontar, esta vez sí, un nuevo asalto a la Copa de Europa. Otra novedad, menos relevante al no tratarse expresamente de un fichaje, afectaba al puesto de tercer portero. Julen Lopetegui sustituía a Santiago Cañizares, que había sido el tercer guardameta del equipo durante la campaña 1988-89 por detrás de Buyo y de Agustín. El resto de jugadores, los mismos.

Durante la presentación del equipo aquel día, Ricardo Gallego ejerció de capitán. El brazalete le correspondía a él tras la retirada de Camacho. Sin embargo, poco más de dos semanas después, el capitán fue traspasado al Udinese italiano. Con 30 años, le llegó la oportunidad de jugar en el Calcio y el acuerdo fue satisfactorio para el Real Madrid y para el propio Ricardo Gallego. Así pues, hubo un cambio más en el equipo de cara a la temporada 1989-90 y Miguel Porlan Chendo, que ya había portado el brazalete en algunos partidos anteriormente, se quedó con la capitanía.

Como anécdota de la presentación, citar también que estrenábamos sponsor. Tras cuatro temporadas, Reny Picot sustituía a Parmalat en las camisetas del Real Madrid.

viernes, 25 de julio de 2014

FERNANDO HIERRO

Se cumple un cuarto de siglo de la llegada del malagueño al Real Madrid

Este verano se ha incorporado al cuerpo técnico del Real Madrid como segundo entrenador Fernando Hierro. El malagueño regresa al club once años después de concluir su etapa como jugador. Una extraordinaria etapa que se inició hace justo veinticinco años, cuando un joven defensa procedente del Valladolid aterrizó en el Santiago Bernabéu.

Fernando Ruiz Hierro, el menor de una saga de futbolistas, como ya expliqué en su día aquí en 'Historias del Real Madrid', nació en la localidad de Vélez-Málaga el 23 de marzo de 1968. Rechazado en su momento por el Málaga, recaló en las categorías inferiores del Valladolid, equipo en el que jugaba su hermano mayor Manolo Ruiz Hierro. Debutó en Primera División con los pucelanos en la campaña 1987-88, con 19 años, y con los castellanoleoneses jugó dos temporadas en las que mostró grandes cualidades y captó la atención de los grandes clubes españoles. Fernando jugó con el Valladolid la Final de la Copa del Rey frente al Real Madrid, precisamente. Fue aquella Final que hace unos días recordaba aquí en 'Historias del Real Madrid' al cumplirse su vigesimoquinto aniversario. Con motivo de aquel encuentro disputado en el estadio Vicente Calderón se iniciaron las conversaciones entre Ramón Mendoza y Miguel Angel Pérez Herranz, su homónimo vallisoletano. El Atlético de Madrid hubiera sido el destino del pequeño de los Hierro si el Madrid no hubiese mejorado la oferta económica por sus servicios. Además, el jugador manifestó sus preferencias por la entidad blanca.

Así las cosas, en aquel verano de 1989 Fernando Ruiz Hierro terminó cumpliendo su sueño de recalar en el Real Madrid. El equipo rejuvenecía así la línea defensiva después de la retirada de José Antonio Camacho y Antonio Maceda. Desde el primer día el malagueño se convirtió en pieza fundamental del equipo que aquella temporada 1989-90 entrenó el galés John Toshack. Su carrera estaba siendo meteórica y en su primera campaña de blanco sumó su primer título al adjudicarse el Real Madrid la Liga. Hierro, que aquella temporada llegó a estrenar la Internacionalidad, fue convocado por Luis Suárez como integrante de la Selección española que se desplazó a Italia en el verano de 1990 para jugar el Mundial. ¿Qué más se podía pedir?

Los años noventa 

Ya he contado varias veces que la llegada de la década de los noventa no le sentó muy bien al Real Madrid. Tras cinco campeonatos de Liga consecutivos se inició un periodo de 'vacas flacas' salpicado de títulos aislados como la Supercopa de la temporada 1990-91. Nuestro añorado Alfredo Di Stefano había relevado a Toshack en el banquillo merengue, pero Don Alfredo no llegó a terminar la temporada. Aquel ejercicio 1990-91 lo concluyó un técnico creo que clave en la carrera de Fernando Hierro. Me refiero al entonces yugoslavo Radomir Antic.

Antic fue el entrenador que tomó una decisión táctica que terminó de consagrar al jugador. Le sacó de la defensa y lo colocó en el centro del campo aprovechando una de las grandes cualidades del malagueño. Su llegada. Las cifras goleadoras de Hierro se incrementaron ostensiblemente con el técnico balcánico hasta el punto de que en la campaña 1991-92 llegó a marcar, atención..., ¡21 goles en Liga! Fue algo increíble. Llegó a pelear por el Pichichi, en cuya tabla finalizó como segundo máximo anotador de la Liga por detrás del ariete colchonero Manolo. A ello contribuyeron actuaciones como la del 19 de abril de 1992. La noche anterior, recuerdo que el Barcelona había ganado 7-1 al Albacete. En la Liga, que tras la nefasta destitución de Antic se había igualado, los goles podían pesar en el desenlace por cuestiones relacionadas con el golaveraje y aquel domingo el Real Madrid salió con toda la presión a jugar frente al Español de Javier Clemente. Sin embargo, el equipo respondió con un contundente 7-0, incrementando el coeficiente favorable al Madrid. Y Fernando Hierro contribuyó... ¡con cuatro goles! Aquel día el malagueño lució a la espalda el dorsal 9 de Hugo Sánchez.

Fernando Hierro había pasado de ser pieza fundamental en el equipo a ser indispensable. Pese a su juventud, recordemos que tenía 24 años recién cumplidos, era el alma del equipo, el líder, y me atrevería a decir que hasta su estrella. El malagueño veía puerta con una facilidad pasmosa. Derrochaba fuerza y entrega, distribuía bien y frenaba a los rivales con sus condiciones innatas como defensa. Era un defensor que jugaba por delante de la zaga pero que además se sumaba a las labores ofensivas. Iba bien de cabeza y además era un buen lanzador en las jugadas a balón parado. Lo tenía todo y estaba en plena forma. No exagero nada si digo que para mí ha sido uno de los futbolistas más completos que he visto en mi vida. Y, sin ninguna duda, uno de los tres mejores futbolistas españoles de la década de los noventa.

Benito Floro le siguió manteniendo en el centro del campo y Fernando Hierro siguió ofreciendo unos resultados espectaculares. El público y los seguidores lo veíamos, así que nos tocó seguir con incertidumbre la renovación del futbolista cuando se acercó el final de su contrato. Era la campaña 1992-93. Parecía que no se llegaba a una solución para la prolongación de su estancia en el Real Madrid entre el club y su representante, que si no me falla la memoria creo que era Zoran Vekic. Aparecieron rumores que aseguraban que el Barcelona se haría con los servicios de Hierro de cara a la siguiente campaña. Aún me acuerdo de unas imágenes del programa de Canal Plus, en su famosa sección 'Lo que el ojo no ve', captadas en el Carlos Tartiere de Oviedo. En la grada, había una chica, obviamente admiradora de Hierro, que pedía a gritos la continuidad del futbolista. "Mendoza, cabrón, Hierro renovación", gritaba aquella joven. Por cierto, aquel día el Real Madrid ganó 0-4 y el segundo gol lo marcó Hierro, para delirio de aquella chica de Oviedo.

Aquella Liga, por desgracia, se nos volvió a escapar en Tenerife. Pero por lo menos cerramos la temporada ganando la Copa del Rey. Era el último partido de la campaña 1992-93 y aún estaba pendiente el asunto de la renovación de Fernando. Se llegó a decir que podía ser el último partido de Hierro con el Real Madrid y que lo tenía ya todo cerrado con el Barcelona. Tras ganar al Zaragoza 2-1 en la Final, recuerdo leer al día siguiente unas declaraciones de Michel en las que aseguraba que, tras ver la felicidad de Hierro durante la celebración de la Copa recién conquistada, estaba seguro de su continuidad en el Real Madrid. Y así fue. Afortunadamente pasó lo que tenía que pasar. Hubo acuerdo y Fernando Hierro, en aquel momento estandarte y jugador más en forma del equipo junto con Buyo y Michel, siguió en el Santiago Bernabéu.

Durante la etapa de Benito Floro en el banquillo, a la Copa 1992-93 se sumó la Supercopa 1993-94. Pero las cosas no marchaban bien en el equipo y, como conté la semana pasada, hace veinte años se coció una profunda renovación en un equipo que tuvo muchas caras nuevas en la temporada 1994-95.

Vuelta a la defensa

Jorge Valdano llegó al banquillo del Real Madrid y retrasó la posición en el campo de Fernando Hierro. Vuelta a los orígenes del malagueño, que jugaría el resto de su carrera deportiva en el Real Madrid como defensa y alternaba esa posición con la de centrocampista en la Selección española, ubicación en la que le colocaba Javier Clemente. Su vuelta a la defensa no impidió que Fernando Hierro siguiera marcando goles. Su físico portentoso le permitía subir al ataque como una locomotora. Igual que en aquel anuncio de la firma deportiva Adidas que protagonizó en su día. Con la Selección llegó a superar el récord de goles que durante años mantuvo Emilio Butragueño con 26 dianas. Hierro marcó 29 con la elástica roja y llegó a ser máximo goleador de su historia hasta que Raúl González le superó.

Fernando Hierro siempre contó con el apoyo de todos y cada uno de los entrenadores que pasaron por el Real Madrid a lo largo de su carrera. Tras Jorge Valdano, Arsenio Iglesias, Fabio Capello, Guus Hiddink, John Toshack, en su segunda etapa, y Vicente Del Bosque, confiaron en las garantías que ofrecía el malagueño.

El futbolista, que había llegado al Real Madrid de la Quinta del Buitre, fue uno de los pilares del equipo que conquistó la ansiada Séptima Copa de Europa para el club. Titular en el partido de Ámsterdam frente a la Juventus, 'vengó' junto con Chendo y Sanchís a todos los compañeros que a mediados y finales de los ochenta se habían quedado a las puertas del éxito en la máxima competición continental. Más aún. Fernando Hierro fue junto con Raúl González, Morientes, Roberto Carlos, Guti y Karanka uno de los privilegiados que encadenó las tres Champions League que sumó el club entre 1998 y 2002. Ganó la Séptima, la Octava y la Novena.

Al concluir la temporada 2002-03, con el título de Liga recién conquistado, el club decidió no renovar los contratos de Vicente Del Bosque y Fernando Hierro. Recuerdo todo aquello con mucha tristeza, puesto que estaba seguro de que cometíamos un grave error, como se puso de manifiesto en las siguientes temporadas. Concluía en aquel verano de 2003 la carrera deportiva de Fernando Hierro en el Real Madrid. En total, catorce temporadas de blanco al máximo nivel en las que el de Vélez-Málaga jugó un total de 601 partidos oficiales con el Real Madrid y anotó 128 goles.

Ganó un total de cinco Ligas, una Copa del Rey, cuatro Supercopas de España, tres Copas de Europa, dos Copas Intercontinentales y una Supercopa de España.

Final de carrera

Tras su salida del Real Madrid, Fernando Hierro jugó un año en la liga de Catar en las filas del Al-Rayyan durante la campaña 2003-04. Un año después regresó al fútbol europeo para jugar en el Bolton inglés, donde coincidió con su ex compañero en el Madrid Iván Campo, que hizo carrera en ese equipo británico. Al término de la temporada 2004-05 y pese a contar con una propuesta del Bolton para seguir jugando, Fernando Hierro decidió colgar las botas. Era el punto final a su carrera en activo. Una carrera impresionante que había arrancado casi dos décadas antes en Valladolid. Atrás quedaron tantos partidos, tantos goles, tantos títulos con el Real Madrid, su presencia en cuatro Mundiales, dos Eurocopas, 89 partidos con la Selección... Se retiraba un jugador legendario en la historia del fútbol español y del Real Madrid.

Tras dejar de jugar desempeñó los cargos de director deportivo de la RFEF entre 2007 y 2011 y de manager general del Málaga, el club de su tierra, entre 2011 y 2012.

Ahora, veinticinco años después de su primera llegada al Real Madrid, Fernando Hierro ha vuelto al Bernabéu para vestirse otra vez la ropa deportiva y tomar contacto de nuevo con los terrenos de juego... pero desde el banquillo, claro está. Recoge el testigo de Zinedine Zidane como segundo entrenador de la primera plantilla y compartirá banquillo junto a Carlo Ancelotti, al que se enfrentó como jugador en aquella eliminatoria de Copa de Europa de la temporada 1989-90, su primera campaña como madridista. Ojalá su estancia en el club se prolongue tanto como la de su etapa de jugador. O más. Bienvenido de nuevo a casa, Fernando.

sábado, 19 de julio de 2014

GENERANDO ILUSIÓN

Se cumplen veinte años de la multitudinaria presentación del Real Madrid 1994-95 

Tal día como hoy, 19 de julio, del año 1994, se presentaba el Real Madrid en el Santiago Bernabéu frente a 55.000 personas. Ahora pueden parecer hasta pocas, pero hace dos décadas aquello supuso todo un récord que ilustra la ilusión que se había generado en el madridismo. Tras cuatro años de continuas decepciones en el campeonato de Liga, el Madrid había conformado una plantilla de ensueño que había devuelto la alegría a los aficionados.

Fueron varias las novedades que presentó aquel día el equipo, pero sin duda, había dos nombres por encima del resto: Michael Laudrup y Fernando Redondo. Sobre ellos habíamos depositado las esperanzas de regeneración de un equipo que partía con el claro objetivo de recuperar el cetro futbolístico nacional.

En la actualidad ya no se hacen presentaciones como aquellas. Recuerdo que durante los años ochenta y casi toda la década de los noventa eran habituales estos actos con los que se abría el telón de las pretemporadas. Los equipos fichaban lo que necesitaban antes de empezar a trabajar. A mediados del mes de julio, aproximadamente, hacían una puesta en escena en el estadio para la que se convocaba a los medios de comunicación. Así, se hacía la foto de familia de la nueva plantilla, se obtenían las primeras imágenes y fotos de los nuevos fichajes, y se escuchaban las primeras declaraciones del presidente, del entrenador y del capitán. Eran discursos protocolarios y breves en los que se prometía generalmente “trabajo” y el esfuerzo necesario para alcanzar los objetivos marcados.

La temporada 1993-94 no fue para tirar cohetes. Ya lo he explicado varias veces aquí en ‘Historias del Real Madrid’. Al margen de la Supercopa, el equipo cayó en las principales competiciones frente a sus particulares bestias negras de la época. El cese de Benito Floro y la llegada temporal de Vicente Del Bosque no evitaron que el equipo cayera a la cuarta plaza de la clasificación en el último partido de Liga. En la Recopa nos eliminó, por segundo año consecutivo, el PSG. Y en Copa del Rey el encargado de echarnos a la calle fue el Tenerife de Jorge Valdano.

El conjunto dirigido por el ex jugador madridista ya nos había dejado sin dos Ligas y nos apeaba de la Copa el 1 de febrero de 1994. Jorge Valdano llegó a decir aquello de que esperaba devolverle algún día al Madrid lo que le había quitado. Y precisamente en aquel mismo año recibió la llamada para hacerlo. En la recta final de aquella temporada 1993-94, se iniciaron los contactos para que Jorge Valdano volviese al Bernabéu como entrenador. 

Pensando en el futuro 

Allá por los meses de marzo y abril de 1994 ya era casi un secreto a voces que Valdano sería el entrenador del Real Madrid. La temporada avanzaba a trompicones para el Madrid y a los aficionados, entre tantas críticas al equipo desde los medios de comunicación, que hacían siempre leña del árbol caído con cada derrota inesperada, cada empate o cada eliminación, no nos quedó más consuelo que desear acabar la campaña de la mejor manera posible y pensar en la siguiente. Los posibles refuerzos del equipo sonaban muy pero que muy bien...

A la más que posible llegada de Valdano se unía la posibilidad de que el argentino viniese acompañado desde Tenerife del jugador estrella del conjunto chicharrero, su compatriota Fernando Redondo. Se trataba de uno de los futbolistas estrella de la Liga española y el Madrid necesitaba jugadores de ese calibre en una plantilla que, por desgracia, no parecía sobrada de calidad.

Pero, sin duda, el rumor que realmente nos ponía los dientes largos, provenía de Barcelona. El danés Michael Laudrup finalizaba su contrato con la entidad blaugrana y no parecía nada satisfecho con su situación personal. La llegada del brasileño Romario le había convertido en el cuarto extranjero del equipo y había pasado a visitar el banquillo con más asiduidad de lo que le hubiese gustado. Su relación con Cruyff se deterioró y empezó a rumorearse la posibilidad de que el futbolista cogiese el puente aéreo para jugar en el Real Madrid.

Si los rumores no iban mal encaminados, tenía buena pinta esa especie de revolución que se estaba cocinando en el Real Madrid. Ramón Mendoza estaba haciendo todo lo posible por reforzar el equipo con el mayor número posible de estrellas.

Refuerzo en la portería 

Santiago Cañizares, portero del Celta de Vigo, era otro de los nombres propios del momento. Canterano madridista, había sido tercer guardameta de la primera plantilla durante la temporada 1988-89. Tras una nueva campaña en el Castilla, jugó en el Elche y en el Mérida, donde tuvo de entrenador a Juan Gómez 'Juanito'. En 1992 fichó por el conjunto gallego proclamándose Zamora de la temporada 1992-93 junto con el deportivista Liaño.

En la temporada 1993-94 le había llegado la internacionalidad. Fue en el célebre partido de clasificación para el Mundial de Estados Unidos frente a Dinamarca. Aquel 17 de noviembre de 1993, Cañizares había sido convocado por Clemente ante la ausencia de Lopetegui. El azar quiso que Zubizarreta viese la tarjeta roja a los diez minutos de partido y tuviese que entrar a jugar el joven Cañizares, con su dorsal 13 a la espalda. Era su debut en la Selección, pero firmó una actuación sobresaliente. Hierro marcó el gol que clasificaba a España para el Mundial, pero junto a él, el otro héroe del partido fue Santiago Cañizares, que salió del choque absolutamente consagrado. Lógicamente, Cañizares era otro de los nombres que empezaron a sonar con fuerza para el futuro Madrid 94-95. Poco a poco, los aficionados íbamos imaginando cómo encajaban las fichas sobre el tablero. Sonaban refuerzos para todas las líneas...

Los medios de comunicación aprovecharon la situación para empezar a satisfacer nuestro ansia de ver el equipo que se estaba fraguando para la siguiente temporada. Nunca olvidaré un reportaje de Don Balón que firmó Ferrán Correas allá por el mes de mayo de 1994. A dos páginas, y sobre una bonita foto panorámica del Santiago Bernabéu, aparecían las fichas de los jugadores que, presumiblemente, compondrían la plantilla del Real Madrid de la temporada 1994-95. Aparecían los montajes fotográficos, con la camiseta del Real Madrid, de Laudrup, Redondo y Quique Flores. El lateral derecho del Valencia finalizaba su contrato con el conjunto che y su llegada al Santiago Bernabéu estaba casi cantada.

Aquello generaba ilusión, aunque en el reportaje hay algunos ‘lanzamientos a la piscina’ que luego quedaron en nada. Se apunta, por ejemplo, que el canterano Cano sería el tercer portero del equipo por detrás de Buyo y Cañizares. Sin embargo, Carlos David Cano entró en la operación Cañizares y jugó en el Celta de Vigo la temporada 1994-95. Había algunas ausencias en el centro del campo de aquel ‘collage’ a doble página. Pero lo más llamativo era la delantera. Junto con Alfonso, Butragueño y el canterano Dani, aparecían dos ‘fichajes fantasma’. Uno era el sportinguista Juanele, que había adquirido cierta notoriedad con el equipo de Gijón y que acabó siendo uno de los 22 convocados por la Selección para el Mundial de Estados Unidos. Sobre el otro jugador quiero extenderme un poco más. Era Rubén Sosa.

El uruguayo Rubén Sosa, que había jugado en el Zaragoza de mediados de los ochenta, tenía 28 años y militaba en el Inter de Milán. Entre mayo y junio de 1994 sonó con muchísima fuerza como refuerzo del Real Madrid. El chileno Iván Zamorano encadenó una mala racha de diecisiete jornadas de Liga sin marcar gol. Pese a que su primera temporada en el Madrid había sido muy buena, Zamorano fue señalado como uno de los principales culpables de la mala situación del Madrid. Se pidió su cabeza y el club le buscó sustituto. Jorge Valdano no contaba con él. Todo parecía indicar que Rubén Sosa sería el nuevo delantero del Real Madrid. En la portada de la revista del Real Madrid de julio-agosto de 1994 aparece el uruguayo del Inter sosteniendo en sus manos la elástica del Real Madrid. 

Los fichajes van llegando 

El 18 de mayo de 1994 el Milan ganaba en Atenas su quinta Copa de Europa al golear al Barcelona 4-0. Michael Laudrup no jugó aquel partido. Cuatro días antes, el sábado 14 de mayo, Djukic fallaba el penalti más famoso de la historia del Deportivo de La Coruña. Al día siguiente, domingo, finalizaba el campeonato de Liga. Aquel 15 de mayo, el Madrid perdía en La Romareda 4-1 con el Zaragoza. Nos caíamos del pódium de la clasificación. Se acabó una temporada que dejó mal sabor de boca. Realmente el equipo pedía a gritos un buen lavado de cara. La siguiente cita futbolística era el Mundial que, como ya recordé aquí en Historias del Real Madrid, arrancó el 17 de junio en Estados Unidos.

Con las competiciones de clubes ya terminadas, llegó el momento de que los fichajes que con tanta fuerza habían sonado durante las anteriores semanas, se fueran oficializando. Antes de acudir con la Selección de Argentina, Fernando Redondo estampó su firma con el Real Madrid. Jorge Valdano ya tenía el 'cerebro' para el Real Madrid 1994-95.

Con los argentinos llegaron el resto de refuerzos. No hubo sorpresas. Michael Laudrup fichó por el Real Madrid siendo quizás la llegada que más me ilusionó. Junto a ellos, Santiago Cañizares, Quique Sánchez Flores y un joven procedente del Valladolid al que no le habíamos prestado casi atención pero que daría mucho que hablar. Según aseguraban los medios, José Emilio Amavisca sería incluido en alguna operación de canje con otro jugador o sería cedido. 

El que no terminaba de llegar era Rubén Sosa. Las negociaciones no iban tan bien como se suponía y además estaba el problema de encontrarle una salida a Iván Zamorano. Problema para los que querían su marcha, claro. Recuerdo que yo estaba absolutamente convencido de que el chileno era muy válido para el equipo. Además, el jugador tenía contrato con el Madrid y quería quedarse en el equipo.

Y así fue pasando el mes de junio de 1994. Cargado de ilusión, comencé a disfrutar de mis vacaciones viéndome todos los partidos de fútbol del Mundial y pensando en el futuro inmediato del Real Madrid. ¡Menudo equipazo! Entre Laudrup, Redondo y lo que había ya en casa, como Fernando Hierro, Luis Enrique, Alfonso, Míchel… Y Valdano en el banquillo. Un técnico que se había ganado el respeto con el fútbol que había practicado el Tenerife durante los anteriores ejercicios. Sí. Aquello prometía... 

La presentación 

Y por fin llegó el día de la presentación del equipo. El Mundial acabó el domingo 17 de julio con el triunfo de Brasil. Dos días más tarde, el martes 19 de julio de 1994, es decir, tal día como hoy de hace veinte años, el nuevo Real Madrid se puso en marcha bajo una tremenda expectación. La ilusión que se había generado durante el anterior trimestre hizo que algo más de 55.000 personas se acercaran al Santiago Bernabéu para ver a sus nuevos ídolos.

Aún conservo el ejemplar del diario Marca del día siguiente, 20 de julio, en el que se recoge la información de aquel acto multitudinario. En portada, el titular, '55.000 amores’. “Nunca en la historia la presentación de un equipo convocó a tanta gente”, apuntaba el diario, que decoraba su primera página con un acróstico con la palabra REAL.

Aquel día el Real Madrid estrenaba equipación. La firma española Kelme era el nuevo proveedor de material deportivo del club. Recuerdo que, para no dañar el césped, que acababa de ser remodelado, los jugadores y el cuerpo técnico saltaron al verde sin botas de jugar. En su lugar utilizaron calzado deportivo sin tacos.

El diario, en su doble página central, incluía una especie de póster en el que analizaba uno por uno a todos los jugadores de la plantilla. “Con este Real Madrid si se puede soñar”, rezaba el titular de esa doble página. Y tanto que se podía soñar. Yo lo llevaba haciendo durante los anteriores tres meses... Y, por fin, se había hecho realidad. Allí estaban juntos mis ídolos de la Quinta del Buitre junto con los nuevos fichajes. 

Los internacionales españoles que estuvieron en Estados Unidos, Hierro, Alkorta, Cañizares y Luis Enrique fueron inmortalizados en una curiosa fotografía en la que el asturiano aún mostraba los estragos del codazo de Tassotti. Su tabique nasal había sido operado y el jugador lucía en el acto una férula en la cara. Secuelas del Mundial que acababa de finalizar. Otro curioso detalle de la presentación de aquel día fue el de la fotografía de los recién llegados. Junto a Valdano, Laudrup, Redondo, Cañizares, Quique Flores y Amavisca posó Ismael Urzaiz. El jugador navarro, canterano del Real Madrid, había regresado de su cesión al Rayo Vallecano y a la espera de un nuevo destino se presentó con la primera plantilla. Urzaiz jugó la temporada 1994-95 con el Salamanca, con el que logró el ascenso a Primera División. 

Sí. Tal día como hoy de hace veinte años se presentaba el equipo. Y tras la presentación, llegaba la hora de ponerse a trabajar. El Real Madrid se desplazó a Nyon, Suiza, para iniciar una pretemporada en la que seguirían generando ilusión. Pero eso ya es otra Historia.

jueves, 17 de julio de 2014

HUMMEL, LA CAMISETA DE LA QUINTA DEL BUITRE

Repasamos, dos décadas después, los modelos de la prestigiosa firma danesa para el Real Madrid

Hace veinte años, en 1994, finalizó el contrato que unió al Real Madrid con Hummel durante ocho  temporadas. Entre los ejercicios 1986-87 y 1993-94, la empresa danesa de ropa deportiva equipó a todas las secciones del Real Madrid.

Esas ocho campañas coincidieron de pleno con los años dorados de la Quinta del Buitre. De hecho, cada vez que recuerdo a cualquiera de los integrantes de aquel plantel de jugadores me lo imagino vistiendo una de aquellas preciosas equipaciones. Para mí, el logotipo de Hummel es un icono generacional de aquella etapa del Real Madrid con Butragueño, Míchel, Sanchís, Martín Vázquez

Cuando era niño, me cautivó aquella hermosa camiseta. Obviamente, con el dinero de la paga semanal, no llegaba para comprarme una. Muchos años después, imbuido por un espíritu curioso y coleccionista, conseguí por fin hacerme con unos cuantos ejemplares a través de internet.

Tengo todas las camisetas del Real Madrid desde el año 1982, temporada por temporada, y puedo decir, categóricamente, que las de la marca Hummel son las más bonitas que ha llevado el equipo durante las tres últimas décadas.

Los diseños y los acabados son de gran calidad y tanto visual como estéticamente son preciosas. El paso del tiempo no les ha hecho mella. Cuando tienes aquellas camisetas en las manos, tienes la sensación de que se podría seguir jugando con ellas perfectamente.

Hoy, en ‘Historias del Real Madrid’, quiero hacer un pequeño repaso al periplo de unión entre el Real Madrid y Hummel, empresa danesa de material deportivo que se fundó, sin embargo, en Alemania, en el año 1923.
Temporada 1986-87
La primera camiseta de Hummel que vistió el Real Madrid fue la de la campaña 1986-87. Se puede decir que es la más clásica, la que siempre se recuerda, con su inolvidable publicidad de Parmalat en el pecho y los clásicos chevrones de la marca ocupando toda la manga de la prenda. Esos chevrones o puntas de flecha, para que nos entendamos, hacían juego con los del pantalón. La camiseta estaba fabricada con una tela de color blanco, obviamente, estampada con el anagrama de la marca.
El escudo estaba fabricado aparte y estaba cosido a la prenda.
Durante la temporada 1987-88 se siguió utilizando la misma camiseta pero con una pequeña diferencia: la marca escrita ‘hummel’ desaparecía y sólo lucía el abejorro, el logotipo de la empresa. Y es que, por si alguien no lo sabe, la palabra alemana ‘hummel’ se traduce, literalmente, como 'abejorro'.
Es cierto que repasando fotografías y partidos de aquella temporada 1987-88 he visto que en algunas ocasiones se utilizaron camisetas exactamente iguales a las del año anterior, 1986-87, con la palabra 'hummel' debajo del abejorro. La única explicación que le encuentro es que debían de tratarse de restos de la anterior campaña que quedasen en el almacén de material deportivo del equipo. Al fin y al cabo, la camiseta era la misma y el sponsor del club seguía siendo el mismo, Parmalat. Por todo ello, no había ningún problema a la hora de aprovechar camisetas del anterior ejercicio.

Para la campaña 1988-89 sí que hubo novedades en el diseño. Aunque a ojo de muchos la camiseta seguía siendo la misma, no lo era. Los dos ribetes morados que llevaba la prenda en el pecho cambiaron de posición haciéndose más verticales.
Reapareció la palabra ‘hummel’ junto al logotipo del abejorro, pero en horizontal, no en vertical como en la de la temporada 1986-87.

Parmalat seguía siendo el sponsor publicitario, pero aparece más centrado en la camiseta, unos milímetros más abajo que durante las anteriores dos campañas.
El escudo, por su parte, deja de ser cosido y por primera vez está adherido directamente a la camiseta.

Por primera vez, también, la tela blanca está estampada o serigrafiada con la palabra  ‘hummel’ por toda la elástica. Ojo, esto sólo se puede comprobar con la camiseta en la mano, en las fotografías no se puede apreciar.

La temporada 1989-90 presenta como una de las principales novedades el cambio de sponsor publicitario. Reny Picot pasa a ocupar el pecho de una camiseta prácticamente igual a la de la temporada anterior. Sin embargo, el escudo pasa a ser, de nuevo, fabricado al margen de la camiseta y cosido sobre la prenda.
Nuevamente, sin embargo, he descubierto documentos gráficos en los que se ve que en algunos partidos se utilizó una versión de la camiseta con el escudo adherido directamente en la elástica. Es decir, se trataba de camisetas de la temporada 1988-89 pero con la publicidad de Reny Picot. Sin embargo, son partidos puntuales y excepciones. Aquella temporada 1989-90 el escudo iba cosido como en las campañas 1986-87 y 1987-88. Y, de nuevo, la explicación que le encuentro es la de que posiblemente se trataba de aprovechar restos de camisetas del almacén de material del club a las que simplemente había que añadir la estampación de la publicidad de aquella temporada 1989-90.

No quiero obviar en este punto una curiosidad. A lo largo de esas tres primeras campañas de Hummel con el Real Madrid, la camiseta tenía cuello de tipo camisero. Bueno, pues, casi siempre, el ariete Hugo Sánchez tenía la costumbre de doblar ese cuello hacia dentro de la prenda, de tal manera que parecía que su camiseta no llevaba cuello como las de sus compañeros. Desconozco si se trataba de algún tipo de ritual futbolístico o era un simple tema de comodidad. 

Los años noventa 

Con el cambio de la década y la llegada de los años noventa, la camiseta Hummel del Real Madrid sufre una completa remodelación. Los cambios son significativos y notorios. Por un lado desaparece el cuello camisero de la elástica, que pasa a ser de cuello redondo. Supongo que así Hugo se ahorró trabajo. Ahora entendéis por qué reflejaba la anécdota anterior sobre el ariete mexicano, ¿verdad?
Otra notoria desaparición es la de la ristra de chevrones de las mangas. Aunque la camiseta seguía siendo bonita, yo eché de menos aquellos clásicos “triangulitos”, como los llamaba la gente, que habían sido seña de identidad de la camiseta desde 1986. La manga, eso sí, no pasó a estar completamente blanca. Lo que se hizo fue reducir los chevrones a sólo dos, y de un tamaño superior.
El escudo seguía siendo cosido a la izquierda del pecho y el nombre de la marca 'hummel' lucía a la derecha. El ‘abejorro’ del logotipo se centró trasladándolo al acabado en pico del ribete morado que decoraba el cuello redondo.
La publicidad pasó a ser Otaysa. La red de concesionarios patrocinó al Real Madrid durante dos temporadas y, curiosamente, durante esas dos campañas, 1990-91 y 1991-92, la camiseta de Hummel fue idéntica. 

En 1992 llega un nuevo diseño para la camiseta. Hummel recupera el cuello para la elástica, pero no se trata de uno tradicional, se trata de un novedoso cuello de marinero con un color azul marino muy fuerte y oscuro, casi rozando el negro. Por primera vez, el cuello se podía ajustar con un botón a presión o de cierre automático.
El escudo cambia de nuevo y deja de estar cosido para ser un parche plástico adherido directamente en la prenda, como en la temporada 1988-89. De hecho, son prácticamente idénticos. El sponsor del club pasa a ser la empresa de muebles de cocina Teka.
La última camiseta
La temporada 1993-94 fue la última campaña que unió al Real Madrid con la firma de material deportivo danesa. La última camiseta Hummel fue un modelo curioso y llamativo que, sin embargo, siempre suele confundirse con el de la anterior campaña 1992-93. De hecho, siempre que algún libro o publicación le dedica un apartado a la evolución de los uniformes que ha vestido el Real Madrid a lo largo de su historia, suelen obviar el modelo de la camiseta de la temporada 1993-94 argumentando que se trataba del mismo de la 92-93. Pese a que en varias ocasiones me he puesto en contacto con medios y autores para advertirles del error, este suele repetirse.

Y la verdad es que no lo entiendo porque, a simple vista, la camiseta Hummel de la campaña 1993-94 es muy peculiar. El cuello de ‘marinero’ evoluciona a uno de solapa con forma de pico de color morado. Nuevamente repite el botón a presión. Quizás este detalle es el motivo por el que se confunde esta camiseta con la de la anterior temporada. No lo sé.

Aunque repite también Teka como patrocinador en el pecho de la elástica, la camiseta resulta estéticamente diferente en colores, cuello y ribetes de manga.

Por primera vez desde que Hummel vestía al Real Madrid, el escudo estaba bordado con hilo directamente en la camiseta. Entiéndase la novedad: no se trataba de un escudo fabricado al margen y cosido sobre la camiseta como en las campañas 1986-87, 1987-88, 1989-90, 1990-91 y 1991-92. No. El escudo, en esta ocasión, se bordó directamente en la tela de la prenda.

Por otra parte, durante aquel ejercicio 1993-94, la segunda equipación pasó a ser morada. Se desterró el color azul que se había utilizado en las camisetas reservas desde 1986.

El último servicio que ofreció aquella camiseta al club fue el de las presentaciones de algunos de los jugadores que formarían parte de la plantilla del Real Madrid para la temporada 1994-95, como Fernando Redondo y Michael Laudrup. Pero ellos ya no jugaron con Hummel. En aquel verano de 1994, justo ahora se cumplen veinte años, finalizó la unión entre el Real Madrid y la firma danesa.

Dos décadas después, las prendas de Hummel siguen estando entre mis favoritas y en mi armario siempre hay espacio para ellas. Sin duda, un claro ejemplo de la rentabilidad que supone para una empresa invertir en el patrocinio de equipos deportivos.
Cada vez que veo sus inconfundibles chevrones, me vienen a la cabeza inolvidables recuerdos de aquel equipo que, durante mi infancia, encadenó triunfos ligueros y desplegó un fútbol de una calidad pocas veces vista sobre los terrenos de juego españoles.
Para mí, Hummel siempre será la camiseta de la Quinta del Buitre.

martes, 15 de julio de 2014

25 AÑOS SIN LAURIE CUNNINGHAM

Se cumple un cuarto de siglo de la muerte del jugador británico

Hoy, 15 de julio de 2014, se cumplen veinticinco años de la muerte de nuestro ex jugador Laurie Cunningham. Desde Historias del Real Madrid, quiero tener un recuerdo para este jugador que nos dejó de forma prematura en accidente de tráfico.
No le vi jugar. Por desgracia, supe de su existencia aquel 15 de julio de 1989. Cuando las noticias hablaban del fallecimiento del entonces jugador del Rayo Vallecano, se mencionó que había llegado a España para jugar en el Real Madrid. Fue la primera vez que escuché su nombre. El Rayo Vallecano acababa de subir a Primera División para disputar la temporada 1989-90 junto a los grandes del fútbol español. Desconozco si Laurie, que contaba entonces con 33 años, hubiese seguido con los franjirrojos en Primera. Su contrato con los de Vallecas había concluido y por lo que leo en crónicas de la época, su continuidad no estaba clara.
La carretera impidió conocer el desenlace de la historia. El vehículo que conducía tal día como hoy de hace veinticinco años se salió de la calzada en la carretera de La Coruña e impactó contra una farola para después volcar. El jugador no llevaba puesto el cinturón de seguridad y salió despedido del coche.
Cuando eres pequeño, este tipo de noticias te impactan. Los jugadores de fútbol son ídolos que parecen superhéroes. Pero en realidad son seres humanos y las desgracias no hacen distinciones, como comprobé menos de tres años después, cuando la carretera se llevó por delante a otro ex madridista que, curiosamente, había jugado con Cunningham: Juanito.
Tiempo después, cuando durante mi adolescencia empecé a coleccionar todo el material posible sobre la historia del Real Madrid y sus futbolistas, cayó en mis manos un póster de Don Balón de la temporada 1980-81 con una alineación del equipo de aquella campaña. Aún conservo ese póster. Agachados, de izquierda a derecha, aparecen juntos Cunningham y Juanito. Cada vez que veo la imagen no puedo evitar pensar en la cruel ironía de que los dos aparezcan juntos en la foto.
En aquellos tiempos de la era pre internet, conseguir información no era tan sencillo como ahora. A base de paciencia y esfuerzo, fui consiguiendo recortes de periódicos, revistas antiguas, libros… con los que poco a poco pude obtener datos para conocer un poco más la biografía de aquel futbolista de color del Rayo Vallecano que murió en el verano del 89 y que había jugado en el Real Madrid.
Efectivamente. Laurie Cunningham llegó al Real Madrid una década antes de su trágica muerte, en el año 1979.
Su carrera deportiva
Nacido el 8 de marzo de 1956 en Londres, Laurence Paul Cunningham comenzó su carrera futbolística en el Leyton Orient de su ciudad natal. De padres jamaicanos, las crónicas de la época le describen como un portento físico con una extraordinaria habilidad para jugar al fútbol. Era delantero y jugaba ya en el West Bromwich Albion cuando, durante una eliminatoria europea frente al Valencia, llamó la atención del Real Madrid.
El conjunto blanco se hizo con los servicios de Cunningham, que se convirtió en el primer jugador inglés que vistió la camiseta del Real Madrid. Tenía 23 años y firmó por cinco temporadas.
Es más que obvio que no le vi jugar con el Madrid. Pero repasando vídeos suyos es más que evidente que se trataba de todo un jugadorazo. Actuó más como extremo izquierdo que como ariete con la camiseta merengue. Sin embargo, el futbolista sufrió un rosario de lesiones a lo largo de su trayectoria en España que impidieron ver su mejor versión.
Aun así, en su primera campaña con el Madrid, 1979-80, logra jugar un total de 41 partidos oficiales entre Liga, Copa y Copa de Europa y ve puerta en las tres competiciones, firmando 12 dianas. El equipo hizo doblete al adjudicarse el título de Liga e imponerse en la Final de la Copa del Rey al Castilla.
Fue en aquella primera temporada de blanco cuando jugó el célebre partido en Barcelona por el que siempre se le recuerda. El 10 de febrero de 1980 el Real Madrid se impuso 0-2 al Barça con goles de García Hernández y Santillana. Pero la figura indiscutible del encuentro fue Cunningham, que firmó una actuación memorable y fue ovacionado por el público del Nou Camp, algo que, lógicamente no se ha vuelto a repetir.
Comienzan los problemas
Su segunda temporada en el Madrid, la campaña 1980-81, estuvo marcada por una lesión en el dedo gordo del pie derecho, tras recibir un pisotón del bético Bizcocho en el Benito Villamarín el 16 de noviembre de 1980. Tuvo que ser operado en diciembre de 1980 y la recuperación transcurrió con serias complicaciones que derivaron en una segunda intervención quirúrgica.
A duras penas, Cunningham pudo regresar al equipo al finalizar la campaña de cara a jugar la Final de la Copa de Europa en París. Reapareció en el partido de homenaje a Pirri el 15 de mayo de 1981 en un encuentro entre el Real Madrid y la Selección española disputado en el Santiago Bernabéu. El choque concluyó con empate a uno y el gol madridista, el del empate, lo anoto… Laurie Cunningham.
El 27 de mayo, el Real Madrid cae en el parisino Parque de los Príncipes por 1-0 con el Liverpool. Un equipo inglés, precisamente, es el que priva a Cunningham de convertirse en Campeón de Europa.
Se cerró la campaña 1980-81 sin títulos. El dedo de su pie le causó muchos problemas al jugador británico. Pero las cosas se complicaron mucho más justo antes de empezar la siguiente temporada, la 1981-82. Ahora era la rodilla izquierda la que le daba problemas con una rotura completa del ligamento interno. Tras ser intervenido se inició un proceso de recuperación durante el cual el futbolista no terminaba de encontrarse cómodo. Temía que había algo que no marchaba bien en la articulación. Y estaba en lo cierto. La rodilla requirió una segunda operación, esta vez del menisco exterior de la misma pierna izquierda.
La mala suerte que arrastraba Cunningham con las lesiones no era ni medio normal, sobre todo teniendo en cuenta que a lo largo de su carrera no había sufrido ningún percance. De mala manera consiguió actuar en algún partido en marzo de 1982. Pero era evidente que no estaba apto para rendir en plenas facultades. Total, ocho partidos oficiales y un gol. Entre los encuentros disputados, eso sí, el de la Final de la Copa del Rey en Valladolid frente al Sporting. Fue el 13 de abril de 1982. Se impuso el Real Madrid 2-1 y, al menos, Cunningham pudo añadir un nuevo título a su palmarés.
Las lesiones impidieron a Cunningham actuar con regularidad en el Madrid y le privaron de poder estar presente en el Mundial de 1982 que se celebró en España. La rodilla izquierda seguía sin estar recuperada del todo y a los problemas físicos, por si no eran pocos, se añadió un terrorífico drama familiar en julio de aquel año 1982. La esposa del hermano del jugador y dos de sus hijas murieron en terribles circunstancias que prefiero obviar aquí. Pero no es difícil imaginarse el calvario por el que pasó el deportista.
Tras dos operaciones en el dedo pulgar de su pie derecho y otras dos en la rodilla izquierda, Cunningham se pasa dos años sin apenas tocar el balón. A finales de la campaña 1982-83, el futbolista regresa a las Islas para jugar en calidad de cedido con el Manchester United.
En la temporada 1983-84, Cunningham juega en el Sporting de Gijón cedido por el Real Madrid. Era el último año de su contrato con la entidad del Santiago Bernabéu. En El Molinón, Laurie juega a las órdenes de su ex entrenador en el Madrid, Bujadin Boskov. Con los números en la mano, el jugador pudo volver a sentirse plenamente futbolista. Superó la treintena de partidos con los asturianos y fue titular toda la temporada.
Con el Sporting concluyó el periplo de Laurie Cunningham en la Primera División española. En la temporada 1984-85 jugó en Francia con el Olympique de Marsella, en la 1985-86 en el Leicester City y en la 1986-87, con treinta años, volvió a España para jugar con el Rayo Vallecano en Segunda División. La siguiente campaña, 1987-88, la reparte Cunningham entre el Charleroi belga y el Wimbledon. Con los ingleses, además, gana el último título de su carrera al adjudicarse la FA Cup. Doblegaron en la final al Liverpool. Tenía 32 años.
Su siguiente capítulo futbolístico, el último, desgraciadamente, fue la ya mencionada temporada 1988-89 con el Rayo Vallecano. Su segunda etapa con el Rayo Vallecano, de  nuevo en Segunda División. Aquella temporada, Cunningham marcó un gol en Liga. Se lo hizo, curiosamente, al Castilla, filial del Real Madrid, que dirigía su ex compañero de vestuario Vicente Del Bosque.

Sus números
En total, Laurie Cunningham disputó 66 partidos oficiales con el Real Madrid y anotó veinte goles con la camiseta blanca. Ganó una Liga y dos Copas del Rey.

Fue Internacional Sub-21 en seis ocasiones e Internacional absoluto en otras seis. De hecho, Cunningham fue uno de los primeros futbolistas de raza negra que representaron a Inglaterra, junto con Benjamin Odeje y Vivian Alexander Anderson. Ellos abrieron el paso a la selección, a finales de los años setenta, a los jugadores de minorías étnicas. Todo un ejemplo de integración que merece ser destacado en su biografía, sin ninguna duda.
En el momento de su muerte, Laurie Cunningham dejó mujer e hijo en España.
Hoy, cuando se cumplen veinticinco años de su desaparición, quiero tener un recuerdo, con todo mi cariño, hacia su figura.
Estoy seguro de que descansa en paz y de que, a pesar de que las cosas no le salieran del todo bien, se siente orgulloso de haber pasado por el Real Madrid. Yo, desde luego, estoy orgulloso de que un futbolista de su categoría vistiese la camiseta de nuestro equipo. ¡Muchas gracias Laurie!

lunes, 14 de julio de 2014

ALEMANIA GANA EL MUNDIAL DE BRASIL 2014

El madridista Sami Khedira, Campeón del Mundo

Se acabó el Mundial. Uno más que ya es historia. Alemania venció en la final al combinado de Argentina. Una lesión durante el calentamiento impidió a nuestro jugador Khedira defender a su selección. Sí que lo hizo el ex jugador blanco Mesut Özil. Así que toca felicitar a un madridista, a un ex madridista y, quizás, a un posible futuro madridista. Supongo que está claro a quién me refiero, pero yo, hasta que el club no lo anuncie de forma oficial, no quiero dar ningún nombre. Sé perfectamente cómo funciona la prensa deportiva por estas fechas.

Por los germanos no pudo jugar Khedira y por los argentinos no se pudo alinear Ángel Di María. Sí que lo hizo Gonzalo Higuaín, que se va a acordar de la ocasión que falló delante del portero durante mucho tiempo. También saltó al terreno de juego, en la recta final, otro de nuestros ex futbolistas, Fernando Gago.

Ganó el mejor, Alemania. El mejor a lo largo del torneo, porque ayer, la verdad, es que no hicieron mucho. Fue un partido bastante aburrido para mi gusto. Los argentinos bien cerrados atrás y tratando de sorprender al contragolpe y los alemanes tratando de llegar hasta la cocina con toques... pero con la salvedad de que no eran capaces de dar tres seguidos sin equivocarse. El 0-0 al final del tiempo reglamentario dio paso a la prórroga y no se llegó a los penaltis porque Götze acertó con un soberbio gol, todo hay que decirlo.

Menciono lo de los penaltis porque se han visto unos cuantos este año. Brasil 2014 ha sido un Mundial bastante igualado. A falta de fútbol, ha habido emoción. Pero he de reconocer que me he aburrido bastante.

Para el recuerdo quedará la desastrosa actuación de la Selección Española. De Campeona del Mundo a caer en primera fase con goleada incluida frente a Holanda. Ya que cito a los de naranja, mencionar que Robben ha cuajado un campeonato excepcional. No me cansaré de decirlo: nunca debió de salir del Real Madrid.

El mejor partido, sin duda, la exhibición alemana frente a Brasil. Los anfitriones, a los que todos daban por seguros finalistas antes de empezar el Mundial, cayeron en semifinales con un... ¡1-7! Paliza histórica que no se olvidará nunca. Y ahí sí que estuvo nuestro Sami Khedira. Lo siento mucho por Marcelo, pero la verdad es que el resultado es de los que duelen. Los cariocas quedaron fuera de la final y, para colmo, también cayeron en la otra final, la que nadie quiere jugar, la de consolación. Al final, diez goles en contra en dos partidos, cuartos  clasificados y gracias. Otra vez será.

Tampoco tuvo mucha suerte nuestro astro Cristiano Ronaldo. Seguí los partidos de Portugal con bastante preocupación puesto que el luso no está recuperado. Me preocupa la rodilla de nuestro 7. Se le veía renqueante y forzando. No se quería perder el Mundial y ahí estuvo dando el callo con sus compañeros. Pero forzar para no estar al 100% y poner en peligro la rodilla... No pasaron de primera ronda. Lo siento, pero mejor así. No vaya a ser que se rompa más y al final el perjudicado sea el Real Madrid, que es lo que a mí me interesa. A casa y a descansar, que se lo merece después del 'temporadón' que ha hecho.

Y hablando de lesiones y rodillas, la de Varane parece que no ha dado problemas con Francia. Toquemos madera. Confío mucho en el chaval y me preocupa el estado de su articulación.

En fin. Brasil 2014 ya es historia. Paso página a la cita con la que, ahora ya sí, se cierra para mí la temporada futbolística 2013-14. Todos nuestros futbolistas internacionales están ya de vacaciones. Y los que no han acudido a Brasil han pasado hoy las pruebas médicas con el Real Madrid.

Toca reponer fuerzas y, en breve, volver al tajo pensando en la próxima campaña. Hay muchos retos por delante y muchas historias que protagonizar. 'Historias del Real Madrid', por supuesto.