lunes, 30 de junio de 2014

VEINTICINCO AÑOS DE LA COPA DEL REY DE 1989

Se cumple un cuarto de siglo del triplete que consumó el equipo de Leo Beenhakker

Fue tal día como hoy de hace veinticinco años ya. Lo recuerdo como si fuera ayer. El 30 de junio de 1989 era viernes. Aunque, bueno, eso de que fuese viernes ya me daba un poco igual, puesto que en el colegio ya me habían dado las vacaciones. Todo el verano de 1989 por delante para disfrutar con mis amigos jugando en la calle. Pero ese día, 30 de junio, había otros que también iban a jugar.

Sí. La temporada 1988-89 todavía no había acabado para el Real Madrid, que ese día disputaba la Final de la Copa del Rey frente al Valladolid en el Estadio Vicente Calderón de Madrid. El anterior triunfo madridista en el torneo copero se remontaba a 1982, frente al Sporting de Gijón, en un encuentro que se disputó en el estadio del equipo al que, curiosamente, nos enfrentamos en aquel partido de tal día como hoy hace un cuarto de siglo. Por razones de edad, no guardo ningún recuerdo de aquel choque del 82, por lo que la de 1989 fue mi primera Final de la Copa del Rey.

Aquella había sido la primera temporada del alemán Bernd Schuster en el Real Madrid y las cosas habían ido francamente bien. Ganamos la Supercopa al Barcelona al inicio de la campaña y en aquel mes de junio del 89 certificamos, con dos jornadas de antelación, nuestra cuarta Liga consecutiva. El equipo era una máquina a la que sólo se le resistía dar el 'último pasito' en Europa. El Milan nos había eliminado en semifinales.

Tras vivir los triunfos del Athletic Club de Bilbao y el Barcelona en Liga, el Real Madrid había pasado a dominar de manera aplastante el campeonato liguero. El equipo funcionaba de maravilla, con la Quinta del Buitre en pleno esplendor y con jugadores de la talla de Schuster y Hugo Sánchez en sus filas. Curiosamente, el mexicano no llegó a ser Pichichi de la Liga en 1989. El galardón se lo llevó el colchonero Baltazar. Bueno. Me daba igual. Seguro que en la siguiente temporada Hugo volvía a poner las cosas en su sitio.

Aquel 30 de junio yo era muy optimista. Con la inocencia y la sencillez de análisis de un niño, yo no albergaba dudas de que el triunfo sería para el Real Madrid. Más aún cuando, a los cinco minutos de partido, Gordillo adelantó al conjunto blanco en el marcador. Fue un balón por la izquierda que Gordillo, con la zurda, elevó ante la salida del meta vallisoletano para superarle y anotar el 1-0.

Formamos aquel día con Buyo, Chendo, Sanchís, Gallego, Solana, Michel, Schuster, Martín Vázquez, Gordillo, Butragueño y Hugo Sánchez. También jugó aquel partido Tendillo.

Para mi sorpresa, el de Gordillo acabaría siendo el único gol del partido. En cualquier caso, suficiente para que el equipo se alzara con la victoria y consiguiera la Copa del Rey.

Y es que aquel Valladolid de Vicente Cantatore era un buen equipo. La escuadra castellanoleonesa había concluido la Liga en sexta posición y se había conseguido colar en la Final de Copa. Puesto que el Madrid había ganado la Liga y jugaría la Copa de Europa de la temporada 1989-90, el Valladolid fue el representante español en la Recopa.

Ah, se me olvidaba, en las filas de aquel Valladolid militaba un joven malagueño que se llamaba... Fernando Hierro.

Aún recuerdo la alegría de los jugadores (y la mía, por supuesto) cuando alzaron la Copa. El Real Madrid había ganado todas las competiciones nacionales en las que participó aquella temporada. Sin duda, un broche de oro para dos jugadores del Real Madrid que decían adiós al fútbol aquel día.

Sí. José Antonio Camacho colgaba las botas al término de aquella campaña 1988-89. Y también abandonaba la práctica activa de manera definitiva Antonio Maceda, lastrado por la lesión de rodilla que le amargó sus últimas temporadas de profesional. A ellos dos les pienso dedicar unos artículos especiales los próximos días aquí en Historias del Real Madrid, con motivo de los veinticinco años que se cumplen de sus respectivas retiradas del fútbol.

También decía adiós al Real Madrid aquel 30 de junio el entrenador, Leo Beenhakker, que dejaba el banquillo después de tres temporadas en las que el equipo ganó tres Ligas y alcanzó tres semifinales consecutivas de la Copa de Europa. Pesó mucho la derrota en Milan a la hora de que Ramón Mendoza decidiese dar un cambio al banquillo madridista. El técnico holandés se despedía así del conjunto blanco, ganando un nuevo título y dejando atrás muchísimas tardes de gran fútbol que yo siempre recuerdo con mucho cariño.

domingo, 29 de junio de 2014

El REAL MADRID SE FUE DE COPAS

Valorando la campaña futbolística 2013-14 recién concluida

¿Por qué hoy? Por una simple cuestión de seguir la tradición. Mañana es 30 de junio y, de toda la vida, esa jornada servía para dar carpetazo final a la temporada de fútbol. Los contratos de los futbolistas solían y suelen expirar ese día en el que comenzaban las vacaciones y cesaban los entrenamientos de los equipos.

La excepción a esta regla no escrita se produce los años en los que hay Mundial, como en este 2014, o Eurocopa. Cada dos años, el 'ejercicio' se prolonga hasta el final de esos campeonatos de selecciones.

Pero centrándonos en el fútbol de clubes, el balance hay que hacerlo a 30 de junio. Así que me adelanto un día y me dispongo a echar una mirada a la campaña que acabamos de dejar atrás. La temporada 2013-14.

El balance de la temporada ha sido muy bueno, es evidente, habiendo conquistado la tan ansiada Décima Copa de Europa. El triunfo en la Champions League acapara el principal logro del Real Madrid en la campaña 2013-14, que concluye además con doblete. A la Copa de Europa se suma la Copa del Rey conquistada, además, frente al Barcelona en Valencia, el pasado 16 de abril.

No ha sido mal botín el del primer año de Carlo Ancelotti en el Madrid. La pena ha sido, como ya expliqué en su día, la actuación en el Campeonato Nacional de Liga. Y no es que lo que hayamos conseguido me sepa a poco. Para nada. lo hubiera firmado con mi propia sangre si me lo llegan a poner delante por escrito antes de empezar la temporada. Pero es que ha estado tan, tan, tan a tiro, que se te queda una especie de sensación de haber desaprovechado la oportunidad de haberlo ganado todo.

Aunque, insisto, el balance es muy bueno.
Se puede decir que el Real Madrid, este año, se ha ido 'de copas'.

A los logros colectivos hay que sumar también las distinciones individuales, capitalizadas, una vez más, por la súper estrella del equipo. Cristiano Ronaldo se adjudicó en enero el Balón de Oro. Además, ha sido Pichichi de la Liga con 31 goles en 30 partidos y ha ganado la Bota de Oro. El portugués, además, se ha coronado como máximo goleador histórico en una sola edición de la Champions League con 17 goles, algo que no había conseguido nadie hasta ahora.

Sin lugar a dudas, las cosas han ido muy bien esta temporada 2013-14. Una temporada que ya es historia y que, como tal, queda aquí valorada, en 'Historias del Real Madrid'.

Mañana, será 30 de junio. Para mí, terminará oficialmente la temporada con el deseo de que los jugadores descansen todo lo que puedan. Y los que siguen en el Mundial de Brasil con sus selecciones, que tengan muchísima suerte y que, sobre todo, no vuelvan lesionados. En un abrir y cerrar de ojos llegará la pretemporada y habrá que prepararse para los nuevos retos de la campaña 2014-15. El fútbol no para y la próxima temporada la comenzaremos, además, con dos nuevos retos. Las Supercopas de Europa y España.

WALLPAPER DE HAGI

Fondo de escritorio del jugador rumano con la camiseta del Real Madrid

Fondo de pantalla que he realizado recordando a Georghe Hagi, el futbolista rumano que militó en el Real Madrid y cuya carrera recordaba ayer aquí.

sábado, 28 de junio de 2014

RECORDANDO A GEORGHE HAGI

El ya entonces ex jugador del Real Madrid fue una de las estrellas del Mundial de 1994 

Una de las grandes estrellas del Mundial de Estados Unidos fue el rumano Georghe Hagi, que había militado anteriormente en el Real Madrid. Conocido como el ‘Maradona de los Cárpatos’, el futbolista fue uno de mis jugadores favoritos durante los dos años que militó en el Madrid, motivo por el cual seguí con inusitado interés sus actuaciones en aquella cita mundialista de 1994. Para el recuerdo dejó aquel impresionante gol frente a Colombia, un lanzamiento lejano, desde la banda izquierda, que se coló por la escuadra tras una espectacular volea. Aquel gol contra Colombia no fue ninguna casualidad. A Hagi le gustaba lo de los lanzamientos lejanos y en cuanto veía a un portero adelantado no dudaba en intentar el disparo, logrando un buen puñado de dianas de bella factura. Sin ir más lejos, recuerdo un gol contra Osasuna en el Santiago Bernabéu, desde el centro del campo, que fue apoteósico. Fue en la temporada 1991-92. 

Georghe Hagi militó dos campañas en el Real Madrid. Llegó al club blanco procedente del Steaua de Bucarest, donde había ganado la Supercopa de Europa 1986-87 al Dynamo de Kiev precisamente gracias a un gol suyo. Con los de la capital rumana conquistó en cuatro temporadas tres Ligas y dos Copas. Anteriormente había militado en el Farul Constanta, equipo con el que debutó en Primera División, y en el Sportul Studentesc. El futbolista rumano tenía una técnica extraordinaria. Jugaba en el medio campo pero siempre con una clara tendencia ofensiva. Su fe ciega en su propia técnica le hacía, en ocasiones, pecar de individualista sobre el terreno de juego. Zurdo cerrado, su pierna izquierda era un guante y además tenía un potentísimo disparo. Pese a jugar de centrocampista tenía mucha llegada y mucho gol.

Recuerdo con cariño aquel verano de 1990. Las noticias de su fichaje por el Real Madrid las seguí a través de mi padre, y no sé por qué pero me ilusioné mucho con su llegada al Madrid. "¿Es bueno Hagi?", le preguntaba a mi padre. “Sí. Le llaman el Maradona del Este, me respondía mi progenitor. Si mi padre, que era acérrimo del Barça, decía que era bueno, tenía que serlo por narices. Después, ya de vacaciones en el pueblo, seguí sus primeros pasos en el Madrid a través del Marca, que mi primo compraba a diario. Recuerdo una portada en la que Hagi hacía alusión a las ganas de revancha con el Milan, que por aquel entonces era el equipo a batir en toda Europa y había eliminado al Madrid en las dos últimas ediciones de la Copa de Europa. Tiempo después, entendí que aquellas palabras del astro estaban derivadas de la derrota con su anterior equipo, el Steaua, frente al Milan en la final de la Copa de Europa de 1989 en la que los italianos se impusieron a los rumanos por un rotundo 4-0.

Repasando un poco mi archivo personal, compuesto por toneladas de recortes archivados cronológicamente y alfabéticamente jugador por jugador, he comprobado que los comienzos en el Madrid no fueron nada fáciles. Hagi acusó el fuerte calor de la capital española durante aquel verano de 1990 y le costó superar la barrera idiomática que le transmitió una cierta sensación de aislamiento durante sus primeros meses en Madrid. La aclimatación deportiva tampoco resultó nada sencilla toda vez que las cosas se torcieron para el Real Madrid aquella temporada 1990-91. El equipo sufrió las bajas de Schuster y de Martín Vázquez, Spasic no mejoró el rendimiento que había ofrecido Oscar Ruggeri… Llegaron las derrotas en Liga para un Madrid que había dominado de manera aplastante la competición regular durante los anteriores cinco años… El lustro de las cinco Ligas dio paso a una época de inestabilidad. Los malos resultados propiciaron el cese de John Benjamin Toshack en el mes de noviembre de 1990. Le sustituyó Don Alfredo Di Stéfano, que llegó al equipo con José Antonio Camacho de ayudante. El Madrid pareció recuperar el pulso e incluso doblegó al Barcelona en la Supercopa en diciembre, ganando 0-1 en el Nou Camp y goleando al cuadro azulgrana 4-1 en el Bernabéu, el día del famoso golazo de Santi Aragón. Hagi sólo jugó los minutos finales del encuentro de ida en Barcelona. Y es que, una de las decisiones de Di Stéfano nada más tomar las riendas del equipo fue la de sacar al rumano del equipo titular.

Aun así, Hagi llegó a disputar 29 partidos de Liga en su primera temporada con el Real Madrid y anotó cuatro goles, dos de ellos en el tramo final de campaña, ya con Radomir Antic en el banquillo madridista. La llegada del técnico serbio coincidió con la mejora en el juego del futbolista rumano. Pero su mejor nivel, sin ninguna duda, llegó al año siguiente. Georghe Hagi sacó el tarro de las esencias en aquella temporada 1991-92. Sus críticos seguían acusándole de individualista, lo que en España llamamos un ‘chupón’, pero lo cierto es que se erigió en la estrella del equipo. 

La temporada 1991-92

Echando la vista atrás, como estoy haciendo, guardo sensaciones muy contradictorias de aquella temporada. Tras el paréntesis de la 1990-91, el Real Madrid volvió por la senda de los triunfos y arrasó durante la primera mitad de la campaña. Encadenó goleadas y se hizo con el título honorífico de Campeón de Invierno. Curiosamente, dos hombres se encargaron de producir el grueso de goles del equipo, Fernando Hierro y Georghe Hagi.
Sin embargo, desde un sector de la prensa se aseguraba que el equipo no jugaba bien. Incomprensiblemente, Ramón Mendoza tomó la decisión más absurda de su mandato como presidente del Real Madrid y cesó a Radomir Antic cuando el equipo era líder y el técnico contaba con el respaldo de todos sus jugadores. El holandés Leo Beenhakker volvió a sentarse en el banquillo del Santiago Bernabéu con la promesa de devolver la “alegría” y el “espectáculo” al juego del equipo. Pero aquello no funcionó. Con Antic, el Madrid sólo había perdido dos partidos de Liga. Con Beenhakker cayó en seis partidos, el último de ellos en Tenerife, jugándonos la Liga. Sí. Porque, pese a desperdiciar el colchón de puntos de ventaja que habíamos adquirido en el primer tramo de campeonato, llegamos al último encuentro con opciones de ganar la Liga. Y llegamos a ir ganando 0-2 aquel partido. Hierro adelantó al Madrid y Hagi puso el 0-2 con un lanzamiento de falta que dejaba la Liga encarrilada. Pero no. La temporada se había torcido y el equipo acabó hincando la rodilla para ceder el título.
Aquel fue un palo muy duro para el equipo. Líderes desde la séptima jornada para perder la Liga el último día. Juanito había muerto en accidente de automóvil el mes de abril y aquello fue otro palo para una plantilla en la que aún había muchos futbolistas que habían compartido vestuario con el malagueño. A penas dos semanas después, el equipo fue eliminado en semifinales de la Copa de la UEFA por el Torino de Rafa Martín Vázquez. Demasiadas malas noticias en un equipo que tenía muy reciente la época en la que los títulos de Liga caían año sí y año también. No sé hasta qué punto aquel aciago final de Liga afectó a la plantilla madridista de cara a la Final de la Copa del Rey que se disputó en el Santiago Bernabéu el 27 de junio de 1992. Pero que afectó está claro. Perdimos 2-0 con el Atlético de Madrid en el que acabó siendo el último partido de Hagi con el Real Madrid. Sólo pudo jugar 12 minutos. Cayó lesionado y tuvo que ser sustituido por Alfonso.

La temporada, como acabo de relatar, terminó sin títulos. Sin embargo, en lo individual, Georghe Hagi había rayado a gran altura. El rumano jugó 49 partidos oficiales y marcó 16 goles, 12 de ellos en Liga, tres en Copa de la UEFA y uno en Copa del Rey. Algunos de ellos auténticos golazos, como el ya mencionado tanto frente a Osasuna. Firmó, además, un espectacular ‘hat trick’ frente al Athletic Club de Bilbao. Su segunda temporada, para mí, fue brillante. Siempre con el dorsal 10 a la espalda, Hagi fue uno de los grandes ídolos que tuve en aquella época. Aún recuerdo cuando formaba pareja en el futbolín con un antiguo compañero de clase, también madridista, y abusábamos de nuestros contrincantes. Yo me hacía llamar ‘Hagi’ y mi compañero ‘Prosinecki’. Qué recuerdos del curso lectivo 1991-92, ¿verdad?

En total, Hagi disputó 83 partidos oficiales con el Real Madrid y el centrocampista anotó veinte goles.

Nunca entendí cómo pudimos dejar marchar a aquel jugador en el verano de 1992. Pero aún entendía menos cómo fue posible que un jugador de la talla de Hagi acabara militando en una escuadra como el Brescia italiano, un club de los que en España denominaríamos “equipo ascensor”. El Brescia acaba de ascender a la Serie A, pero no logró la permanencia y en la campaña 1993-94 Hagi jugó con los italianos… ¡en la Serie B! Lograron el ascenso a la Serie A. Pero no era capaz de entender cómo era posible que un futbolista de su calidad estuviera jugando el equivalente a nuestra Segunda División.

Por suerte para Hagi, 1994 fue año mundialista y en Estados Unidos el rumano volvió a demostrar al mundo la calidad que atesoraba en su pierna izquierda. El Barcelona repescó al rumano para el fútbol de élite de clubes. Me alegré por él en lo personal, aunque, como es lógico, me dejó muy desconcertado que uno de los futbolistas que más admiraba terminara militando en el eterno rival. Habían pasado dos años y yo seguía sin entender cómo habíamos podido dejar escapar a un futbolista de su calidad.

Para mi sorpresa, Hagi no terminó de cuajar tampoco en el Fútbol Club Barcelona. Curiosamente, sus dos llegadas a España coincidieron con dos periodos de ‘vacas flacas’ para los dos clubes en los que militó. Llegó en 1990 al Real Madrid en el declive de la Quinta del Buitre y fichó por el Barcelona en 1994 coincidiendo con la cuesta abajo de la época Cruyff. En total, jugó cuatro temporadas en nuestro país. Su palmarés en el fútbol español se saldó con dos Supercopas, una con el Madrid y otra con el Barcelona.

Tras su salida de España, en el verano de 1996, recaló en el Galatasaray turco. Hagi tenía 31 años y allí jugó el resto de su carrera deportiva hasta retirarse en el año 2001. Aquellas cinco temporadas le valieron para convertirse en una leyenda en el club turco, con el que se adjudicó la Copa de la UEFA 1999-00 y la Superocpa 2000-01. Por cierto, frente al Real Madrid. También ganó cuatro Ligas turcas y dos Copas.

Georghe Hagi está considerado el mejor futbolista rumano de la historia. El centrocampista fue internacional con su país en 125 ocasiones y anotó 35 goles. Jugó tres Eurocopas, (Francia 1984, Inglaterra 1996 y Holanda Bélgica 2000) y tres Mundiales (Italia 1990, Estados Unidos 1994 y Francia 1998).

Quizás no tuvo mucha suerte, pero es uno de los jugadores del Real Madrid que recuerdo con más cariño y desde aquí, desde ‘Historias del Real Madrid’ quería rendirle mi pequeño homenaje.

miércoles, 18 de junio de 2014

EL MUNDIAL DURÓ SEIS DÍAS

España, eliminada de Brasil 2014 en el segundo partido 

Pues sí que hemos durado poco, sí. Segundo partido, segunda derrota y para casa. Esto es el fútbol y esto es un Mundial. Aquí los errores se pagan caro y ni el Campeón del Mundo se libra.
Hemos hecho dos partidos horribles, sólo se puede salvar la primera parte frente a Holanda, y los errores, el bajo estado de forma de muchos futbolistas y el buen hacer de nuestros rivales nos condenan a tener que hacer las maletas. Bueno, no. Aún no. Queda un totalmente intrascendente encuentro frente a Australia que se jugará el próximo lunes y que no sirve ya para nada. Para prolongar la agonía.
Poco más que decir ahora mismo.
"Fútbol es fútbol", como bien decía el recientemente desaparecido Vujadin Boškov.

ESPAÑA EN EL MUNDIAL DE ESTADOS UNIDOS

Repaso a la trayectoria de la Selección en USA 94

Mencionaba ayer en ‘Historias del Real Madrid’ el comienzodel Mundial de Estados Unidos, hace ya veinte años, y el estreno de España frente a Corea del Sur. Pero no mencioné cómo quedaron. Fue un empate 2-2 al término de un partido disputado de madrugada.

Recuerdo que aquel viernes quedé por la tarde con los compañeros de clase y después cenamos en una pizzería para cerrar y dar carpetazo al curso lectivo que ese mismo día había concluido. Después de la cena, estuvimos tomando algo por los bares y ya pasada la medianoche tocaba volver a casa para ver el arranque de España en el Mundial. Al llegar a casa, mi padre estaba ya en el sillón esperando a que el encuentro diera comienzo.

El primer tiempo concluyó con el empate a cero con el que había arrancado el choque. En los primeros compases de la segunda mitad llegaron los goles para España. Julio Salinas y Goikoetxea ponían el encuentro de cara para la Selección. Parecía que todo estaba hecho, pero no. En las postrimerías los surcoreanos recortaron distancias y en el minuto 90 establecieron el definitivo 2-2. Que te empaten en el último minuto no te deja un buen sabor de boca y la sensación fue más bien agridulce.

Si contra Corea del Sur habíamos empatado, ¿qué pasaría frente a Alemania? Sí, los germanos eran nuestros siguientes contrincantes. Habían ganado 1-0 a Bolivia en el partido inaugural con un gol de Klinsmann, la estrella alemana, que dos años atrás había sonado para jugar en el Real Madrid. El caso es que no tenía yo buenas sensaciones de cara al partido frente a la entonces vigente Campeona del Mundo. Sin embargo, para mi sorpresa, nos pusimos por delante. Jon Andoni Goikoetxea marcó el gol de su vida, un extraño lanzamiento sin ángulo desde la banda derecha y en forma de arco que Illgner no acertó a detener. ¿Centro? ¿Disparo a puerta? Ni idea. Pero fue gol. Nos fuimos al descanso por delante, pero nada más arrancar el segundo periodo Klinsmann hizo el 1-1 con el que acabó el partido. Segundo partido y segundo empate para España.

El siguiente choque, con el que se cerraba la fase de aquel Grupo C, se disputó frente a la Bolivia de un viejo conocido de la afición española. Xabier Azkargorta dirigía a los sudamericanos.

Por cierto, años después, en 2003, el técnico vasco ejerció como como embajador del Real Madrid en América y fue director de las escuelas deportivas internacionales del club blanco.

En aquel choque frente a los bolivianos, el que despuntó sobre todos los jugadores que estaban en el campo fue José Luis Pérez Caminero, ex jugador del Castilla formado en el Madrid y que en aquella temporada 1993-94 había llegado al Atlético de Madrid tras pasar por el Valladolid. España se impuso 1-3 con dos goles suyos que sellaban el pase de España a los octavos de final como segundo de grupo.

En los octavos de final nos esperaba Suiza, a la que nos medimos el día 2 de julio de 1994. En aquel partido, los primeros goles de España llegaron de las botas de futbolistas del Real Madrid. Fernando Hierro abrió el marcador al cumplirse el cuarto de hora en una jugada individual que inició desde el centro del campo. Avanzó con el esférico y ante la imposibilidad de dar el pase a un compañero siguió con el balón, superó la línea de defensa rival y se quedó solo delante del portero para batirle por bajo.

El 2-0 lo anotó Luis Enrique en el minuto 74. Aún me acuerdo de su celebración, colocándose la camiseta sobre la cabeza mientras saltaba de alegría.

El choque se cerró de manera definitiva con el 3-0 de penalti, ejecutado por Beguiristain, en las postrimerías. España seguía adelante y se plantaba en los cuartos de final. Los fatídicos cuartos de final que tantos quebraderos nos daban antaño.

Llegados a este punto, y antes de entrar a recordar aquel fatídico encuentro frente a  Italia, me gustaría recordar el clima que se respiraba aquellos días en torno a la Selección. Javier Clemente tenía sus defensores y detractores, como suele ser habitual con cualquier entrenador. Pero en el caso del seleccionador, polémico como pocos, había una guerra declarada entre medios de comunicación que, desde mi modesto punto de vista, no le venía nada bien al combinado nacional. Desde la Cadena SER, con José Ramón De la Morena al frente, las críticas, muchas veces feroces, eran constantes. Había algo personal entre técnico y periodista que acabó incrementando los niveles de enfrentamiento. En la otra trinchera, para José María García, entonces en la Cadena COPE, la visión era totalmente opuesta. García, amigo íntimo de Clemente, como ya apunté en mi entrada de ayer, dedicaba todo tipo de loas al Seleccionador.

Esa guerra entre radios se extendió entre los medios de comunicación afines a cada uno de los bandos. Y claro, los oyentes, telespectadores y lectores de diarios deportivos terminaban contagiándose de aquel clima de tensión para posicionarse a favor de uno u otro bando. Me quedó la sensación de que, por encima de la Selección, lo que primaba era el éxito o el fracaso de… Javier Clemente.

Italia en cuartos
Hecho este inciso, que me parece importante, vuelvo a volcarme en lo puramente futbolístico para centrarme de nuevo en el partido de cuartos de final disputado el 9 de julio de 1994. ¿Rival? Italia. La Italia de Roberto Baggio, Maldini, Baresi y compañía. Los transalpinos habían llegado a la cita con ciertas dificultades. Fueron de menos a más.

Pero en el minuto 25 Dino Baggio marcó un golazo. Qué se le va a hacer. Se complicaban las cosas. Sin embargo, recuerdo que España no reaccionó mal al gol. La verdad es que no. Llegamos al descanso perdiendo 1-0, pero tras la reanudación los nuestros siguieron apretando… Hasta que llegó el empate. Caminero, uno de los nombres propios de aquella Selección y de aquel Mundial, puso las tablas con otro gran gol al cazar un balón que se quedaba muerto nada más pisar área. 1-1, eliminatoria igualada y vuelta a empezar. Corría el minuto 58.

Y cuando mejor lo estaba haciendo España, llegó el momento más recordado de aquel Mundial. Bueno, perdón, uno de los momentos más recordados. El otro, el principal, viene luego. Ahora estoy hablando del fallo de Julio Salinas. Sí, en sus botas tuvimos el pase a Semifinales. Un balón largo de Nadal a Salinas que deja al delantero solo, absolutamente solo, ante el meta italiano Pagliuca. Era gol. Todos cantábamos gol… Era el 1-2

Pero no. Salinas hizo gala de una de los sambenitos que le acompañaron a lo largo de su carrera deportiva. Marcaba lo imposible… y fallaba lo más fácil. Y en efecto, ante Pagliuca se aturulló, no supo qué hacer… y se la tiró a las piernas al portero. Dios santo… Menudo fallo.

Y lo peor no fue aquello, no. Qué va. Lo peor fue que del posible 1-2 pasamos al 2-1. Roberto Baggio superó a Zubizarreta mediante un regate y, casi sin ángulo, pero con la meta vacía, disparó a puerta. Abelardo casi llega  para salvar bajo palos, pero el esférico entró e Italia se ponía por delante de nuevo.

Y el momento inolvidable de aquel Mundial, ahora sí, fue el del famoso codazo de Tassotti a Luis Enrique. Un penalti en toda regla que se tragó el colegiado Sandor Puhl y que hubiese supuesto la posibilidad de empatar desde los once metros para irnos a la prórroga. Pero no nos fuimos a la prórroga. Nos fuimos a la m… bueno, para casa. 

Era ya el tiempo de prolongación. España aquel día vestía de blanco y Luis Enrique, con la nariz rota y sangrando, nos dejó una de esas estampas icónicas que los aficionados al fútbol recordaremos siempre. A mí, cada vez que pienso en el Mundial de Estados Unidos 94, la primera imagen que me viene a la cabeza es la de Luis Enrique llorando de rabia, con la elástica manchada de sangre, señalándose la nariz… Rabia, impotencia, desesperación, enfado… Todos sufrimos aquel día con aquel codazo.

Recuerdo que semanas después, el día de la presentación del Real Madrid para el curso 1994-95, Luis Enrique aún sufría las secuelas de aquel codazo en la cara y lucía una férula en su maltrecho tabique, que requirió ser operado.

Y así fue como España puso fin a su participación en USA 94. El Mundial del que ahora se cumplen veinte años. El Mundial en el que muchos de los jugadores españoles se dejaron perilla… El Mundial del codazo de Tassotti... Qué recuerdos de aquel caluroso verano de 1994.

martes, 17 de junio de 2014

RECORDANDO USA 94

Hoy se cumplen dos décadas del inicio del Mundial de Estados Unidos

Hoy es  17 de junio de 2014. Exactamente tal día como hoy de hace veinte años, daba comienzo el Mundial de Estados Unidos. Alemania y Bolivia abrían la competición en el partido inaugural y después, encuadrado en el mismo grupo, llegaba el duelo entre España y Corea del Sur.

Era viernes. En lo personal, recuerdo aquel día como si fuera ayer. Último día de clase, nos entregaban las notas y arrancaba un largo verano de vacaciones. Sí. Cuando las vacaciones eran de algo más de tres meses. Qué tiempos aquellos. Todo el tiempo del mundo por delante para descansar, reponer fuerzas, distraerse y divertirse. Y deporte, por supuesto. Mucho deporte. Para practicarlo y para verlo. En unas semanas arrancaría el Tour de Francia, con Indurain en pleno reinado.
En lo futbolístico, con la Liga acabada afortunadamente para el Real Madrid (al final nos caímos del pódium y en la última jornada perdimos con el Zaragoza cayendo a la cuarta posición) las esperanzas estaban puestas en los fichajes que se estaban cociendo para la nueva campaña 1994-95. Pero de eso hablaré más extensamente otro día y con una entrada propia.
Sí. Porque, para dar carpetazo a la campaña 1993-94, llegaba el Mundial de USA 94.
Guardo un grato recuerdo de aquel campeonato. Quizás porque fue el que más disfruté. No recuerdo absolutamente nada de España 82 por razones de edad. De México 86 recuerdo que los partidos eran por la noche y mis padres no me dejaron quedarme a verlos. Los resultados me los daba mi madre a la mañana siguiente cuando me iba a despertar a la cama. Italia 90 ya fue otra cosa. Aquel fue realmente mi primer Mundial. Pero USA 94 me llegó en el momento justo. Aquel lo disfruté ya de lleno. También había partidos de noche y de madrugada, pero ya tenía edad para quedarme despierto viendo fútbol. Me tragué entera aquella Copa del Mundo.
En clave madridista, tres fueron los jugadores del Madrid convocados por el entonces seleccionador Javier Clemente. Fernando Hierro, Luis Enrique y Rafa Alkorta. Alfonso Pérez Muñoz tenía todas las papeletas para acudir al evento, pero su grave lesión de rodilla en Barcelona supuso el final de la temporada para él.
Hablando de ausencias, cabe recordar la polémica que generó la decisión de Clemente de no llevar al combinado nacional a determinados futbolistas del Real Madrid. En especial, los casos de Buyo y de Míchel, que se encontraban en el mejor momento deportivo de sus carreras. Finalmente, Míchel estuvo en Estados Unidos aquel verano... Pero no para jugar. Fue uno de los dos comentaristas que acompañaron en las retransmisiones a José Ángel de la Casa para TVE. El otro era el director de cine y reconocido aficionado futbolístico José Luis Garci. Y la verdad es que me agradó mucho la labor que realizaron.
Recuerdo que, en su momento, me molestó mucho la no inclusión de Míchel. Como a todos los madridistas. Javier Clemente prescindió de la Quinta del Buitre por su bajo rendimiento en la Selección a lo largo de los dos años anteriores. Ayudó bastante, yo diría que mucho, el resentimiento y el odio que el periodista radiofónico José María García sentía por los componentes de la Quinta. Javier Clemente y García son íntimos amigos.
En cualquier caso, con el tiempo y sin los sentimientos forofos de mi adolescencia, he de reconocer que el Seleccionador estaba en todo su derecho de convocar a quien considerara oportuno.
No voy a valorar si los jugadores que fueron a USA 94 eran o no eran los más adecuados para la cita. La decisión correspondía a una persona, el seleccionador nacional. Él era el encargado de hacer las listas y lo hacía con la mejor de sus intenciones y siempre pensando en ganar. Luego, los aficionados tendríamos nuestras preferencias sobre unos u otros jugadores. Vamos, lo que ocurre siempre en estos casos. No tenemos más que ver lo que ha pasado con la convocatoria de la Selección para el actual Mundial de Brasil. Cada seguidor tendrá sus criterios y preferencias para hacer un combinado diferente.
Con pasado blanco
En aquel Mundial también participaron futbolistas que habían militado en el Real Madrid como Hugo Sánchez con México, Georghe Hagi con Rumania y Ricardo Rocha con Brasil. ¡Faltaba Prosinecki para completar el cuarteto de extranjeros blancos de la campaña 1991-92! Con Argentina acudió un ex Campeón del Mundo, Óscar Ruggeri, que había vestido la elástica blanca en la campaña 1989-90. Con la Selección española también fue convocado Julen Lopetegui como tercer portero, que venía de hacer una gran temporada con el Logroñés. Jugador de la cantera, el guardameta militó en el primer equipo del Real Madrid las temporadas 1989-90 y 1990-91 antes de ser traspasado al conjunto riojano.
Otro guardameta de la cantera madridista, Santiago Cañizares, había sido seleccionado y llegó a jugar el primer partido contra Corea del Sur. Cañizares, que había sido Zamora con el Celta de Vigo, regresó aquel mismo verano al Real Madrid. Meses antes, había sido el héroe de la clasificación de España para el Mundial. Fue en aquel partido frente a Dinamarca en el que tuvo que saltar al campo por la madrugadora expulsión de Zubizarreta. Cañizares cuajó aquel día una actuación memorable frente al equipo de los hermanos Laudrup. Aquel 17 de noviembre de 1993, España selló su pase al Mundial con el famoso gol de cabeza de Fernando Hierro.
Siguiendo con los futuribles jugadores blancos, otro que estaba ya a punto de llegar al Madrid era Fernando Redondo, que jugó con Argentina su primer y único Mundial en Estados Unidos. También estuvo allí, con la Selección de Colombia, Freddy Rincón, que llegó al Madrid un año más tarde, en 1995, para disputar una campaña con la camiseta merengue. En 1996 fichamos a Bodo Illgner, guardameta germano, Campeón del Mundo en Italia 1990 y que en Estados Unidos volvió a ser titular con el combinado de Alemania.
Y allí en Estados Unidos también estuvo un muchacho brasileño de 17 años que no llegó a jugar ni un minuto pero que daría mucho que hablar en el futuro. Se trataba de un tal Ronaldo Luís Nazário de Lima, que en aquel 1994 daría el salto a Europa para jugar en el PSV holandés.

viernes, 13 de junio de 2014

ARRANCA EL MUNDIAL DE BRASIL 2014

El Real Madrid aporta doce jugadores a la competición

Comenzó el Mundial de Brasil. Bueno, en realidad lo hizo ayer jueves con la inauguración y el primer partido entre Brasil y Croacia. Allí estaban dos madridistas, Marcelo y Modric. Y no son los únicos jugadores blanco. Serán doce los futbolistas del Real Madrid que disputarán la Copa del Mundo con sus respectivas selecciones nacionales.

España y Portugal contarán con tres merengues en sus filas. Ramos, Casillas y Xabi Alonso están a las órdenes de Vicente del Bosque. Para los lusos jugarán Cristiano Ronaldo, Coentrao y Pepe. Benzema y Varane han sido seleccionados por Francia, Di María por Argentina y Khedira por Alemania.

En total, siete de las treinta y dos selecciones que participan en Brasil cuentan con representación madridista en sus plantillas.

No había hablado aún del Mundial porque había decidido esperar a que concluyera el primer encuentro de España para realizar esta entrada. Craso error. Después de la derrota con goleada frente a Holanda poco hay que comentar. La segunda parte ha sido un auténtico horror y los 'tulipanes' se han exhibido.

Colosal el ex madridista Arjen Robben, una de mis debilidades. Un jugador que nunca debió irse del Real Madrid. Pero eso es otra 'Historia' de la que, quizás, algún día hable en alguna entrada.

jueves, 12 de junio de 2014

LIBROS DE LA DÉCIMA

Ya están disponibles las primeras obras sobre el triunfo en la Champions League

Ni una semana. Exactamente seis días después de que el Real Madrid se adjudicara la Copa de Europa, se presentaba en el Santiago Bernabéu el libro  'La Décima. Reyes de Europa 1956-2014'. Se trata de una obra del periodista Enrique Ortego que la editorial Everest lleva a las librerías.

Ayer mismo lo compré. Bueno, mejor dicho, los compré. Sí. Porque resulta que en el stand de libros deportivos descubrí que ya había salido una nueva obra. 'La Décima' es el título de este otro libro que firma Ulises Sánchez-Flor. Publicado por la editorial Al poste, el ejemplar trae encartado un póster del Real Madrid con el recién logrado trofeo continental.

Obviamente, todavía no he tenido tiempo de leerlos.

miércoles, 11 de junio de 2014

LA LETRA DEL NUEVO HIMNO

La canción de moda del madridismo

HALA MADRID Y NADA MÁS

"Historia que tu hiciste, historia por hacer
por qué nadie resiste, tus ganas de vencer

Ya salen la estrellas, mi viejo Chamartín
de lejos y de cerca, nos traen hasta aquí

Llevo tu camiseta, pegada al corazón,
los días que tu juegas, soy todo lo que soy

Ya corre la Saeta, ya ataca mi Madrid,
soy lucha, soy belleza, el grito que aprendí

Madrid, Madrid, Madrid, ¡Hala Madrid!
y nada más, y nada más, ¡Hala Madrid!

Historia que tu hiciste, historia por hacer
por qué nadie resiste, tus ganas de vencer.

Ya salen las estrellas, mi viejo Chamartín,
de lejos y de cerca, nos traen hasta aquí

Madrid, Madrid, Madrid, ¡Hala Madrid!
y nada más, y nada más, ¡Hala Madrid!"