lunes, 21 de abril de 2014

REFLEXIONES SOBRE LA COPA DEL REY

Apuntes relacionados con la participación del Real Madrid en el torneo

Ver al Real Madrid ganar dos Copas del Rey en tres años es algo nuevo para mí después de tres décadas siguiendo las andanzas del equipo. Las cosas como son, no es la competición en la que más ha destacado el Madrid a lo largo de la historia. Algunos dirán que es el trofeo menos importante de las competiciones que afronta el equipo cada temporada. Y sí. Tienen razón. Quizás sea el menos importante.

Pero una cosa es que sea el menos importante y otra que no tenga importancia. Y, por desgracia, tengo la sensación de que el Real Madrid, muchos años, directamente no le dio importancia a la Copa del Rey. 

Nunca he entendido esa forma de actuar de muchísimos entrenadores, por no decir la gran mayoría, que afrontan la competición directamente con suplentes o con jugadores de los llamados ‘poco habituales’. Por cierto, bonito eufemismo para citar a los futbolistas que no cuentan para un entrenador.

Y muchos entrenadores del Real Madrid han adoptado también esa postura de sacar a jugar alineaciones de lo más variopintas frente a rivales teóricamente inferiores. Pero es que esos rivales que se enfrentan al Real Madrid, van a ir a muerte con sus equipos de gala. Y son teóricamente inferiores frente a un equipo titular del Real Madrid. Pero claro, si empiezas a alinear 'onces' compuestos por suplentes, suplentes de suplentes y jugadores del Castilla que no han jugado previamente ni un partido con el primer equipo, pues la teórica superioridad la estás tirando por la borda. Estás igualando el partido, lo cual puede estar muy bien de cara a un espectador neutral o para el seguidor del equipo de Segunda B o de Segunda que se enfrenta al Madrid. Pero para mí, como aficionado madridista, eso siempre me ha parecido salir a jugar con grilletes al terreno de juego. 

¿El resultado? Pues sólo hace falta echar un vistazo al historial reciente del Real Madrid en la competición del K.O. Descalabros y eliminaciones a diestro y siniestro contra equipos que, con todos mis más sinceros respetos, eran inferiores.

Si te eliminaban un año o dos, podías pensar en accidentes. Pero cuando pasa un año, y otro, y otro más… Y otro más…

Guardo ingratos recuerdos de partidos de Copa contra rivales de cualquier categoría y procedencia geográfica. Entre la Final de Copa del Rey de la campaña 1992-93 y la de 2010-11 tropezamos con el Alavés, con el Toledo, con el Alcorcón y tantos otros, amén de pasarlas canutas, por no decir otra palabra, con escuadras de todo tipo

Si nos fijamos en las alineaciones de todos aquellos partidos de Copa, comprobaremos la gran cantidad de futbolistas que debutaron en aquellos choques y la gran cantidad de futbolistas del Castilla que jugaron su, normalmente, único encuentro oficial con el primer equipo del Real Madrid en una eliminatoria de Copa del Rey que, muchas veces, concluía en ‘tragedia’. 

Y ojo, que no digo que perder una eliminatoria de Copa sea una tragedia. El fútbol es eso, fútbol, un deporte. Y en el deporte, la posibilidad de perder siempre está ahí presente. Pero la prensa siempre se ha encargado de trasladar a su público la etiqueta de ‘tragedia’ a la hora de narrar una derrota en Copa. 

¿De qué le sirve a un jugador del filial debutar en el primer equipo para cosechar una derrota y no volver a aparecer más por él? ¿No resultará más fructífero que ese chaval entre en una ruleta de rotaciones realizadas en Liga, con cabeza y sentido común, y poco a poco?

Creo que tiene más sentido que ese chaval entre en un partido de Liga y que en otro partido de la competición de la regularidad se utilice a otra promesa, si el entrenador lo cree conveniente, que sacar a esos dos futbolistas, junto con otros cuatro compañeros del segundo equipo, el tercer portero, dos suplentes y uno que no entra nunca en las convocatorias en un partido de Copa. ¿Cuántas veces habrán jugado juntos esos futbolistas en un partido de competición oficial? Seguramente ninguno.

“¡Pero si el rival es de Segunda!”, exclamará alguno. Claro. Como si los equipos de Segunda B o de Segunda estuvieran integrados por cojos. ¡Que también son once y saben correr! 

Recuerdo que una de las excepciones en aquella travesía por el desierto de la Copa del Rey entre 1993 y 2011 fue la de la temporada 2001-02. El año del Centenario del Real Madrid, la Final de Copa se disputó en el Santiago Bernabéu el mismo día que el Club cumplía los cien años. Aquella campaña, la Copa del Rey se fijó como una de las prioridades y el equipo se concedió pocas licencias en las eliminatorias previas. Recuerdo partidos  como uno en Lanzarote con Figo y Zidane sobre el terreno de juego. Aquellas eliminatorias se superaron muchas veces con la artillería pesada sobre el campo o a pie de banquillo preparada para salir a disparar en cuanto la cosa se ponía fea. ¿Consecuencia? Pues que llegamos a la Final. 

Luego, nos ganó el Deportivo de la Coruña. Sí. Pero es que las finales se pueden ganar o se pueden perder. Pero para optar a ganarlas hay que llegar a ellas. Y durante muchos años, no hemos puesto todos los medios necesarios ni la intensidad requerida para llegar a ellas. Es mi opinión. Puedo estar equivocado, pero yo así lo siento. 

El caso es que, recientemente, parece que nos hemos vuelto a dar cuenta de que ganar la Copa del Rey no está tan mal y que no hay por qué despreciar de inicio la competición. Ganamos la edición de 2011, fuimos finalistas el año pasado, 2013, y hemos vuelto a ganarla en 2014. 

No guardo recuerdos futbolísticos del año 1982 que no estén relacionados con Naranjito y el Mundial de España. Es de lo único que me acuerdo. Era muy pequeño y, por tanto, no pude saborear el triunfo de la Final de Copa frente al Sporting en el Nuevo  Zorrilla de Valladolid. Eso supone que los únicos triunfos en Copa que vivimos los madridistas de mi generación durante más de un cuarto de siglo fueron el de la temporada 1988-89 frente al Valladolid y el de la 1992-93 frente al Zaragoza. Dos Copas del Rey. 

Curiosamente, el mismo número de trofeos que hemos visto en los últimos tres años.

2 comentarios:

  1. Hola!
    Totalmente de acuerdo, ya era hora de empezar a dar importancia a la Copa, que al fin y al cabo es un título, el más antiguo de España, y a todos nos hace ilusión que el Madrid lo gane.

    Desde el partido en Alcorcón, el cual a mi juicio es el partido más humillante en la historia del Real Madrid, parece que el club vuelve a priorizar en llegar lejos en la Copa, o al menos en no tirarla, algo que yo tampoco lograba entender años atrás.

    Esperemos que continúe así porque alegrías como la de la semana pasada bien merece la pena, o al menos luchar hasta el final por conseguirla, porque lo de años atrás era inadmisible. Un saludo.

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  2. Hola Isaac!
    Pues sí, lo de Alcorcón fue muy doloroso, pero por desgracia he sentido sensaciones similares muchos años seguidos en la Copa del Rey.

    No digo que sea una competición que haya que ganar siempre, pero por lo menos hay que luchar en ella con dignidad y otorgarle a este título la importancia que se merece. Luchar por ella.
    Luego, el balón y el marcador dirán.

    ¿Es el título menos importante? Sí. Prefiero ganar la Champions o la Liga, en eso estaremos todos de acuerdo. Pero también es un logro y un éxito ganar la Copa.

    ¿O acaso no nos alegramos cuando la ganamos?
    ¿Verdad que sí?

    Un saludo!!!

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